Las aguas no están para nada
quietas. A río revuelto, ganancia de “pescadores”. Y qué pescadores. En el hemiciclo
que reúne una variopinta cantidad de personajes con problemas judiciales, los
congresistas siguen en su fanfarria como si lo sucedido hace una semana no
hubiera nunca ocurrido. Mientras miles de ciudadanos de todas las edades, sobre
todo jóvenes, salen a las calles a protestar hastiados de la política y del
nada prestigioso privilegio de haber tenido tres presidentes en menos de una
semana; nuestra casta política hace diversos contubernios amañados sin ningún
tipo de escrúpulos buscando cómo ganar réditos a como dé lugar. Las reuniones
del actual presidente Sagasti con personajes arteros como Keiko Fujimori o
César Acuña genera mucho escepticismo en la sociedad, pese a los drásticos
cambios necesarios en una cúpula de la PNP cuestionada por muchos actos de corrupción
durante la pandemia (recordemos los casos del material sobrevaluado o de pésima
calidad) y, peor aún, por los acontecimientos represivos y luctuosos en las
últimas protestas callejeras con la suma de dos muertos, ciudadanos heridos e,
incluso, secuestrados. Las humillantes declaraciones de un cínico Manuel Merino
colmaron la paciencia de muchas personas y, en un arranque de populismo, los
congresistas decidieron levantar la pensión vitalicia de los numerosos
expresidentes vivos (prófugo, con arresto domiciliario, golpista, con sentencia
suspendida). Pero nuestros parlamentarios olvidaron un reclamo pendiente: la
inmunidad. De pronto, nos viene una sorpresa: el lanzamiento de Martín Vizcarra
al Congreso por el partido Somos Perú. El apoyo masivo (no sé si le quedará
este hasta las elecciones en abril del 2021), sin duda, cambia todo el panorama
electoral. Muchos de los actuales candidatos cuyos partidos participaron en la
asonada de hace dos semanas ven con mucho temor esta candidatura. Muchos han
salido mal parados como golpistas, mentirosos y traicioneros. Personajes como
KFF o Acuña Peralta enfrentan el dilema de promover la vacancia para evitar el
posible acaparamiento de curules por parte de Somos Perú, o se hacen
literalmente los locos con el posible riesgo de que varias agrupaciones
desaparezcan del mapa electoral. La primera posibilidad nos hace recordar la
pesadilla que experimentamos con una mayoría parlamentaria confrontacional
plagada de fujimoristas aviesos que tumbaron a PPK y volvieron ingobernable al
país. Vizcarra, como candidato, pone a los políticos contra las cuerdas. A todas luces, es la cerecita de la torta.
¿Somos el país de las maravillas?, ¿qué hacer? Pues informarnos. Saber qué nos van a ofrecer los numerosos partidos que, de hecho, vienen con posibles delincuentes como candidatos. Nuestro voto es clave para seguir poniendo límites a la corrupción. Es momento de construir ideas, argumentos para desarticular cuanto payaso populista se ponga delante de un estrado o cámaras. Ahí está nuestro poder.