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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 12 de marzo de 2023

DESASTRES HUMANOS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 12 DE MARZO)

 


¿Qué habremos hecho los peruanos como sociedad que nos merecemos los desastres físicos y sociales que estamos padeciendo? Como sociedad vemos eternos déjà-vu, esos que causan destrozos en nuestra propiedad y credibilidad, así como la rampante corrupción que existe en todos los estamentos del aparato público, coludidos con varias empresas y personas privadas obviamente.

Cuando escribo este artículo, estamos a la espera de una segunda riada de agua tan fuerte como la que sufrimos el viernes por la noche. Espero que no sea así. Ojalá. Pero también es posible que sea más fuerte y que, incluso, la información sea solamente virtual vía videos de Tik Tok que pueblan las redes sociales, pues afecte a la distribución de diarios en soporte papel. Hay muchas cosas que pueden decirse sobre las desgracias que nos están pasando, muchas de ellas ya reiterativas. Corrupción, ineptitud, estafa electoral, demagogia, escasa sensibilidad social; lo mismo. Pero hay puntos que sí deben de tomarse en cuenta, elementos que han cambiado la fisonomía de nuestra sociedad. Comencemos por aceptar que el cambio climático ya es un hecho poderoso con el cual tenemos que convivir. Los negacionistas deberían de explicar a la ciudadanía por qué un fenómeno (ciclón) visto en aguas adentro o en países de Oceanía o Lejano Oriente (tifón) aparece frente a nuestras costas: ¿es casual o ya va a ser un elemento regular que debemos de tener en cuenta con el otro fenómeno irregular, a estas alturas, como lo es El Niño? De ser así, ¿movemos nuestras ciudades como en la antigüedad o hacemos sacrificios humanos para “aplacar su ira”? El sistema de alcantarillado ya es una obligación, no un lujo. Desde el Niño del 97/98 se pedía uno. Este gobierno regional debe ir creando un plan que abarque el mayor número de ciudades de la Región; lo de Pacasmayo y Chepén ha sido contundente. El otro tema tabú en Trujillo es el molón de Salaverry. Desde que vivo aquí, todos reconocen que el cambio de dirección de la corriente marina es causa de este y seguirá golpeando a Las Delicias, Buenos Aires y Huanchaco. No hay voluntad política de quitarlo: es un asunto económico. Pero este factor es el que ha exigido que, como parte de la protección costera, se haya construido un sistema de enrocado que fue todo un gran problema en el Niño costero del 2017. El cauce “natural” de casi todos los huaicos de esa hecatombe es hacia el océano y no pudieron desembocar al mar por el enrocado, generándose una desgracia triple para los residentes: lluvia, huaicos y empozamiento de agua (inundación). ¿Sabrán los residentes propietarios de esa zona cuánto ya han perdido por la degradación de su patrimonio inmueble? ¿Ha surgido alguna demanda legal por esto?

Este nuevo escenario debe de ser esclarecido por las personas y organismos pertinentes para ver el futuro de nuestra ciudad. ¿Veremos los consabidos parches en las novísimas calles y avenidas recientemente asfaltadas para la foto? Academia y sensatez para Trujillo.


domingo, 20 de marzo de 2022

MARZO ¿MES NEFASTO? (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 20 DE MARZO)

 


Este mes parece signado por grandes desgracias colectivas. En el 2017 una fuerte lluvia dio el inicio de una semana de pesadilla que sumió a la ciudad entera en el caos y la desesperación; en el 2020, el gobierno nos mandó a un aislamiento radical a causa del COVID-19 por crisis sanitaria. 15 de marzo, un deslizamiento de tierra en Retamas, Pataz, la sierra liberteña pone una raya más en la lista de infortunios. Todo en el marco de un conflicto bélico que tiene fuertes repercusiones económicas en nuestra sociedad y el desatino de un TC que abre nuevas heridas sociales en una convulsionada ciudadanía.

Los famosos “castigos divinos” no son más que la evidencia de la incompetencia, corrupción o desidia, tanto de autoridades como de la ciudadanía en general. Aún recuerdo el Niño del 82-83, del 97-98 y el reciente Niño costero del 2017, los que tuvieron los famosos huaicos que asolaron casi los mismos espacios, calles y avenidas de la ciudad. Para el último Niño el gobierno había asignado fondos para la prevención de zonas que iban a ser abatidas. Tras las riadas de esa semana, la famosa prevención quedó en nada. El fenómeno esperado en noviembre del 2016 nos sacudió en marzo del año siguiente. Las zonas asoladas, ya identificadas como zonas de riesgo, volvieron a ser ocupadas y reconstruidas; ya hay pistas, agua y desagüe, sistema eléctrico. Algunos planes de reconstrucción son cuestionables. ¿A esperar que se los lleve el agua otra vez? El COVID derrumbó el sueño de un país pujante por décadas. Dos pilares de su supuesta pujanza fueron bastante relegados: salud y educación. Las brechas abiertas nos desencajaron en todos los aspectos mostrando buenos, pero también viles gestos sociales que vieron en la desgracia una excelente oportunidad de negocio. ¿Habrá cambios para la prevención de una posible nueva catástrofe sanitaria? Lo de Retamas ya linda con la tozudez más precaria: erosión, falta de prevención, informalidad y mucho de criminalidad que también se ha visto en las otras desgracias. Inescrupulosos traficantes de terrenos tienen mucho que ver en el asunto y se coluden con el populismo de autoridades quienes terminan transformando titulaciones en votos. Muchos problemas podrían evitarse si es que el accionar humano fuese el correcto y no confundiéramos perspectivas. La mujer que sobrevivió a una riada de lodo y piedras en Punta Hermosa en el 2017 ocupaba ilegalmente terrenos. Prevención y planificación son palabras postergadas ante la galopante corrupción, populismo, angurria o desprecio por la persona que vemos a diestra y siniestra, no importando el tinte político o el estrato socioeconómico. Así podemos entender el porqué de un accidente en un parque de diversiones, un accidente mortal en una cadena de comida rápida, más de 60 casas dañadas y víctimas mortales en Pataz, los sobrecostos de algunas clínicas o los precios inflados por los balones de oxígeno. Y, por supuesto, “la ira divina nos seguirá castigando, porque así lo dicta el destino”.


domingo, 17 de octubre de 2021

CONVIVIENDO CON MONSTRUOS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 17 DE OCTUBRE)


El miércoles 13 fue el Día de la Reducción de los Desastres Naturales. Ese mismo día a las 4 am aproximadamente un sismo remeció varias ciudades costeras, incluida la nuestra. Irónico. Sin embargo, es una latente realidad.

Nuestra ciudad está expuesta a una serie de desastres naturales, súbitos o paulatinos, que ponen en riesgo la vida y la propiedad de sus habitantes. Terremotos y fenómenos de El Niño han dado cuenta de vidas y patrimonios de muchos ciudadanos a lo largo de la historia de este valle en el que se halla ubicado Trujillo. Ahora se van a agregando nuevas amenazas como la erosión costera y la humedad, fuera de un estrés hídrico que ya afecta otras ciudades costeras como Lima; y tenemos no sólo un virus mortal, sino varios (dengue, por ejemplo) que circulan entre los ciudadanos. Algunos de estos monstruos son inevitables: un terremoto puede acaecer en cualquier momento y aún no se logra su predictibilidad: pero muchas consecuencias de estos son provocadas por una serie de condiciones propiciadas por nosotros; desde construir en zonas riesgosas hasta las formas de construcción empleadas que ponen en riesgo a sus habitantes. La adopción de la quincha y el adobe, ya usado en tiempos prehispánicos, fueron una respuesta a los terremotos vividos en nuestras ciudades durante la colonia. Los Niños también nos muestran los errores humanos al edificar en lechos de ríos secos o al deforestar las quebradas cuyos nombres nos causan temor tras una lluvia fuerte. Errores que vamos pagando caro como lo que vivimos en 2017. Aunque felizmente no hubo fallecidos, los daños fueron cuantiosos y nos muestran que no hemos aprendido nada. Las aguas discurrieron por los mismos lugares que atravesaron la ciudad en el Niño de 1997-98, aguas que provinieron del embalse de Mampuesto, ahora usado como cementerio. Esto también es narrado por Don Miguel de Feijóo en relación con el Niño de 1728, cuyas aguas casi se llevan las murallas que rodeaban al Trujillo de ese entonces. Como si nada hubiera cambiado. El terremoto del 70 golpeó duramente a la ciudad y su reconstrucción fue lenta. Muchas iglesias y casas estuvieron en estado ruinoso por décadas; algunas iglesias fueron restauradas por la visita papal de 1985. Tenemos un silencio sísmico por décadas, mientras la ciudad yergue edificios que esperemos estén en la capacidad de poder resistir un movimiento de envergadura; sino tendremos muchos muertos qué lamentar.

Hay dos cambios intencionales que están causando daños, quizás, irreversibles en la ciudad: la erosión costera y la humedad. La primera está muy ligada al molón de Salaverry. La segunda se ha acentuado con la presencia de Chavimochic, generando una suerte de tropicalización que genera cada vez más lluvias. Los intereses económicos son muy fuertes en ambos casos: algunas propuestas han tratado de atenuar los cambios generados con poca suerte. ¿Cómo estamos ante el crecimiento de estos monstruos?

domingo, 4 de junio de 2017

VISITA A LAS QUEBRADAS DE LA AMENAZA


El día sábado 27 de mayo un grupo de amigos, liderados por Jorge Saito, se decidió dar un paso importante para la idea que está rondando a todo los integrantes que nos une el fuerte interés de ayudar a Trujillo con un sólido plan de reconstrucción dentro del marco de una prevención lógica y coherente, y que sea abordada desde diversas perspectivas profesionales. La idea de visitar los lugares donde habían sucedido las más graves riadas de agua en el mes de marzo por fin se logró concretar y para ello, Silvia Ponce logró contactar con una movilidad con la que se iba a hacer el recorrido a tres quebradas que habían asolado la ciudad con siete huaycos. Nos reunimos en la Universidad Privada del Norte, punto de encuentro de las 10 personas que íbamos a ir en una Van de la empresa Emtrafesa. A las 9 de la mañana salimos hacia nuestro primer destino: Quebrada de San Idelfonso. Esta ha sido la que más ha afectado a la ciudad, acumuló más agua y es la que se encuentra más poblada de todas las demás. Es la que acoge el famoso cementerio de Mampuesto, el que en 1998 se hizo famoso alrededor del mundo cuando el embalse rebasó los frágiles muros de contención así como la fuga que se había hecho, para desbocarse con lodo, piedras, ataúdes y cadáveres por las calles de la ciudad. Aún tengo el recuerdo de ese huayco, pues con mi auto pisé un cadáver atascado cerca de las puertas del entonces ITN en la calle Borgoño. El haber ido casi dos meses después fue una buena decisión: primero porque la población aledaña está menos tensa que cuando sucedieron estos tristes eventos, la población estaba enardecida y temerosa de perder objetos; segundo, ya más calmada, la población da información sobre lo sucedido sin sentirse objeto de curiosidad por parte de muchas personas que, de manera impertinente, no respetan su incomodidad, frustración o privacidad. Llegar al cementerio para ver el entorno es preocupante, pues muchos de los vecinos ya están en proceso de reconstruir sus viviendas en esta zona que, ante una nueva versión de lluvias, será nuevamente declarada zona de desastre. Hay sí muchas casas colapsadas y abandonadas. De ver en la actualidad la magnitud de la situación, me imaginé cómo fue la zona en el mes de marzo. Las huellas de la evacuación de las aguas son visibles. Tal como lo fue en 1998, casi 20 años después. Lo interesante es el que afectado cementerio ha sido dado en concesión a la entidad que regenta el otro cementerio de la zona. Según datos históricos, Mampuesto ha sido testigo de muchos Niños desastrosos que asolaron la ciudad y sus alrededores. En 1897, todo el Norte peruano sufrió un mega Niño y Trujillo recibió dos meses de lluvias, desde febrero a abril, que dejaron maltrecha a la ciudad. Es interesante ver que en el Niño de ese año y el del 1728, como relata Don Miguel de Feijóo, Mampuesto tuvo una activa “participación” al ser el lugar donde se acumulaban las aguas pluviales que luego se desembalsarían sobre la ciudad. El breve artículo de Arturo Rocha Felices tiene datos interesantes al respecto en las páginas 9 y 10 (http://www.apiperu.com.pe/Presentaciones/articulos%20y%20libros/meganino1891.pdf). Del mismo autor, encontramos un texto virtual que habla sobre el mega Niño de 1728 y sus daños en la costa Norte del Perú (http://ponce.sdsu.edu/el_meganino_de_1728.html). Pero mejor es ir a las fuentes de Feijóo, cuya obra Relación descriptiva de la ciudad, y provincia de Truxillo del Perú fue reeditada en 1981 por el entonces Banco Industrial. En la página 159 del capítulo XII se habla de Mampuesto, el origen y las terribles consecuencias de su desborde. Feijóo lo llama Marapuesto y lo denomina como terraplén hecho por los indios gentiles que “[..] cerraba un gran espacio de una quebrada entre dos cerros, de lo que resultó se hiciese una profunda laguna; y humedecidas sus vasas, y cimientos, derrumbándose por lo más débil, precipitada la multitud de agua que se había recogido, corrió por los campos mediatos[..]”. Para suerte de Trujillo en ese entonces, las aguas no se dirigieron sobre la ciudad donde “[..] hubiera desbaratado parte de sus murallas[..]”, sino que se dirigieron al río Moche. La historia repite el mismo fenómeno. El hombre no aprende. Y la naturaleza no olvida.




Decidimos seguir con nuestra visita y enrumbamos hacia las alturas de Río Seco. A nuestro paso veíamos algunas calles o avenidas que se habían vuelto el cauce natural de las aguas que descendían a toda velocidad hacia el mar. Las huellas de la altura del cauce creado eran evidentes en varias casas, algunas de las cuales ya estaban deshabitadas. Decidimos bajar para ver la quebrada en una zona de Río Seco. Las personas estaban lotizando la zona, la cual en una próxima temporada de lluvia terminará por ser arrasada. Nos comenzamos a sentir como verdaderos intrusos en la zona, por lo que decidimos ir hacia nuestro segundo objetivo: quebrada del Cerro Cabras.




Fuimos hacia Wichanzao en el distrito La Esperanza a ver lo que había pasado en la zona. Pese a que sí hubo un cierto caudal, los estragos en la zona fueron pocos frente a la magnitud de lo anteriormente visto. Lo que es interesante es cómo en la zona ha prevalecido cierta forma de construcción similar a la andenería: las pirqas o pircas. Esta técnica permite nivelar y ganar terreno en las faldas de los cerros. El problema para la población que se asienta en las laderas de los cerros es crear buenas bases para evitar deslizamientos y tragedias que lamentar. El Cerro Cabras se está poblando así. Nuestra Región no ha experimentado un fuerte sismo desde 1970 y esa situación sí debería de preocupar a toda la ciudadanía. Una lluvia no causa estragos tan fuertes y extensos como un sismo. Las pequeñas casas que vimos en esta visita pasarán quizá su primera y última experiencia de tener un sismo de igual magnitud como el vivido en mayo del 70. El plan de reconstrucción que se quiere hacer en la zona Norte debe de ir pensando en eso. Trepamos el cerro Cabras hasta una mediana altura y pudimos contemplar la ciudad. Es un observatorio natural de la ciudad. A lo lejos contemplamos nuestro siguiente objetivo: quebrada del León.




Nuevamente ya en nuestra movilidad, nos enrumbamos hacia nuestra última visita. Antes de llegar  a la quebrada vimos un sector nivelado recientemente sobre el cual se han construido varias casas prefabricadas que acogerán a los damnificados de la zona del León. Además vimos el edificio del COER (Centro de Operaciones de Emergencia de Región La Libertad), el cual irónicamente está ubicado en un lecho de esta quebrada. Se ha pedido a muchos pobladores desalojar esta zona de alto riesgo, pero no se predica con el ejemplo. Lo que vimos fue más interesante aún. Las autoridades del Gobierno Regional y del distrito de Huanchaco estaban utilizando maquinaria pesada para limpiar el cauce de esta suerte de río seco. Pero dos detalles eran de película: cuatro o cinco personas trabajaban y por cada uno de los que trabajaban verdaderamente había casi 6 personas cuya única razón de estar ahí es inspeccionar, creo. No sé por qué había tanta gente en chalecos que los identificaban y no tenían función específica alguna. Horas extras que sirven para sangrar el presupuesto de cualquier gobierno municipal o regional. El segundo era la limpieza de este cauce natural que amplía su luz y posible caudal y el espacio de paso bajo un puente que conecta este canal natural. El diámetro de estos espacios era ridículamente estrecho y ante una primera lluvia estos estarán destinados a obstruirse. Cambiar mocos por babas. A toda luz, estamos siendo testigos de una obra cuya utilidad se asemeja a la de un cenicero en una moto. Y la presencia de todo ese personal sí rayaba con lo ridículo. Lástima que no hubo periodistas en funciones para informar sobre esta situación bastante irregular. Y mortificante, pues es dinero público, dinero nuestro.



Ya en nuestro retorno a la ciudad, hicimos un nuevo alto, ahora en el sector asignado para estas casas reconstruidas. Son pequeñas que alojan una suerte de tres habitaciones. Son bastante calurosas y tienen unas pequeñas ventanas para que ingrese aire. Los policías que custodian el lugar nos permitieron acceder a sus instalaciones. Debe de entenderse que son provisionales; pero conociendo nuestra capacidad de adaptación y conformismo se han de volver en viviendas “fijas”. Esperemos que no.

Fin de nuestra visita de casi tres horas.



miércoles, 22 de marzo de 2017

BREVE CRÓNICA DE UNA CIUDAD ABATIDA (TRUJILLO Y SUS HUAICOS NATURALES Y SOCIALES)

Miércoles 22 de marzo. Luego de una semana de lluvias y huaycos (riadas de lodo y piedra), salí a ver cómo estaban mis amigos y una parte de la ciudad: el centro histórico de Trujillo. Premunido de una máscara, gorro, agua y una cámara fotográfica me enfilé hacia la Av. América Norte, ubicada a dos cuadras de mi casa. Mi caminata fue un poco accidentada, pues se habían colocado bolsas de arena en lugares que entorpecían el paso o lo obstaculizaba del todo. Además se veían muchas calles con el acceso a ellas totalmente cerrado. Ojalá que alguno de sus residentes no vaya a pasar alguna urgencia, pues la posibilidad de llegar a cualquier domicilio en esa calle es nula. Agreguémosle la cantidad de tranqueras que se han colocado en varios barrios para que uno imagine el caos que hay en la ciudad. Y muchos vecinos han sacado sus bolsas de basura para depositarlas en las calles a las cuales, tal como están las cosas, dudo que llegue el camión de recojo. En varios aspectos, los ciudadanos, más que ser parte de la solución, somos parte del gran problema en situaciones como estas. En realidad, tenemos de nota en Civismo: 0.



Luego de seis riadas, el Centro Histórico ha sido uno de los barrios más castigados de la urbe. El Porvenir y Buenos Aires, ambos equidistantes, son también los que más graves consecuencias han tenido. Estos barrios han sido construidos sobre varios lechos de ríos secos que se activan en temporadas pluviales como esta. Recuerdo una visita que hice por el sur de Israel, zona generalmente desértica, en la cual hay lluvias esporádicas pero violentas. Las autoridades habían planificado estos lugares llamados Wadi (un poco como los lechos de ríos secos) para que nada se construyese sobre ellos y que haya advertencias para cualquier visitante, fuera de refugios por su hubiera una furtiva riada de agua. Me tocó la experiencia de vivir una tormenta sorprendente con rayos que iluminaban la noche y que retumbaban sobre las cabañas en las que estábamos hospedados; al día siguiente, hubo una fuerte lluvia y vi cómo esos lechos secos se cargaban de agua que formaban una fuerte corriente y que arrastraba con todo. Buen susto, pero todo bien previsto. Aquí varios de estos lechos son zonas urbanizadas e incluso lotizadas “legalmente”, producto de invasiones, traficantes de tierras y de políticos inescrupulosos para obtener votos futuros. A mi parecer, hay zonas en las cuales la intervención de un proyecto de canalización de aguas significará forzosamente la expropiación de casas e incluso cuadras para construir un gran canal dren para la ciudad. Esperemos que haya ese líder que se faje esta impopular medida, pero necesaria si la ciudad en su conjunto quiere seguir existiendo. Las medidas hechas en Ecuador para su sistema de drenaje han sido extraordinarias, un verdadero ejemplo para el de nosotros, el país que lideraba la economía del continente y no ha sido capaz de crear verdaderos proyectos de impacto social como sí lo ha hecho Ecuador. 19 años perdidos desde el Fujimorato con el Niño del 98 y 34 años desde el Niño 82-83 desde el segundo gobierno de Belaunde. Tiempo perdido.
Sigamos con el lamentable periplo. Entré por la Avenida Manuel Vera Enríquez para encontrarme con un tráfico endemoniado y que levantaba un polvo bastante dañino. Esta tierra llegó del famoso camposanto de Mampuesto, un ex reservorio chimú ahora un cementerio. Huelgan las palabras para preguntar cómo es que este reservorio natural terminó de cementerio que colapsa por ¡segunda vez! Imagino que en la era Chimú, muchos canales se servían de estas aguas cuando había lluvias cuyas aguas alimentaban este reservorio natural. Ahora no existen esas fugas o las mismas se han convertido en calles, avenidas o manzanas de casas. Al llegar a la esquina entre la avenida mencionada y la 8 de Octubre me hallé con un microbús atascado en un hoyo abierto por la corrosión de la capa asfáltica. La presencia de varios policías de tránsito como algunos voluntarios controló el tráfico de gente desesperada de salir como sea de ese tráfago. La gente acataba las reglas, pero no faltaba algún abusivo en camionetas 4x4 que generaban desorden: increíble, no era el transporte público, sino energúmenos al volante que se creen con todo el derecho del mundo a avanzar sin respetar a los demás; incluso algunos parecían tener la intención de arrollar peatones. Subí un par de cuadras la avenida 8 de Octubre y la situación era caótica. Muchas calles estaban bloqueadas u otras llenas de lodo de la riada del domingo 19 (la que fue más fuerte). Me dirigí nuevamente a la Avenida Manuel Vera y tomé la dirección de Av. España. Era un caos total, los policías indicaban a los choferes de no tomar la Vera Enríquez por la cantidad de barro acumulado. Crucé hacia la calle Junín. Un triste panorama; sin embargo, ya había maquinaria removiendo el barro para que haya un tránsito fluido. Tres cuadras de Junín, cercanas a la calle San Martín, estaban llenas de lodo y basura. Y así sucedió con todas las transversales a San Martín, la que ha soportado todas las riadas y, quizá, las que vengan aún. Cuando escribo esto, ya están anunciando otra.




Entrar a San Martín es sentirse desolado. Imagino la pesadilla que habrán vivido residentes y comercios que se hallan en esta calle. Aún discurría agua cerca de las bermas. Me acerqué a la Alianza Francesa a ver el edificio. No había nadie, pero luego hablé con el Director y me comentó que habían previsto varias medidas: cubrir objetos y elevarlos, igual libros y otros materiales, asegurar ventanas y puertas. En el 98, el entonces Director vio pasar flotando un gran conteiner de basura desde la avenida Miraflores. No sé qué habrán visto esta vez. Me acerqué al restaurante de unos amigos, el Patio Rojo: daños considerables. Espero que los bancos tengan una política de préstamos blandos a muchos pequeños y medianos empresarios que han sufrido pérdidas parciales o totales de sus medios de trabajo: es lo mínimo que pueden hacer, ya que ahora te prestan dinero a por doquier. Solo espero que no sea una política de usura total que es la esencia, en cierta manera, de un banco.
Seguí caminando por San Martín y vi las tres casas que amenazan desplomarse. Creo que se haría una acción de emergencia, ya que la gente pasa al costado de ellas sin medir el peligro de la caída parcial o completa de una de estas casas. Lamentable. Esta vez me dirigí hacia el Club Libertad. Hablé con el Sr. Anticona, guardián del lugar; me contó aterrado cómo el agua y el lodo ingresaron en el local inundando parte de las canchas de básquet y la entrada. De ahí me dirigí hacia la calle Almagro. Antes di una mano a un señor gasfitero que iba a hacer unos arreglos a una casa, el señor es discapacitado físico y no podía subir los montículos creados con los sacos de arena. Vi otros casos más; si la ciudad en sí es poco amable con los discapacitados físicos, por estos días el panorama es peor. De Almagro fui hacia la Plaza de Armas que yacía aún con polvo, pero ya no como la vi fotografiada el domingo. Subí por Pizarro y en el camino te encuentras con vendedores improvisados de venta de mascarillas. Fui a una farmacia a comprar una medicina que sí había, aparte pregunté por mascarillas: agotadas. Todas estas están en las calles sobrevaloradas. Imagino que el índice de inflación por estos días debe de estar llegando más allá del 40 %. Seguí por Pizarro, quise tomar un jugo y no tenía vuelto: el billete de 10 o 20 soles era raro. Me abstuve y me dirigí hacia la Casa de Emancipación: cerrada. Luego Club Central: cerrado. Doblé por Junín para ver Santa Clara: cerrada. Tomé la calle Independencia hasta España en cruce con Av. Del Ejército. Crucé la avenida, ya no tan caótica para dirigirme hacia la Av. Miraflores. Aquí ya es otro el panorama y el caos volvía a cundir. 




La Av. Miraflores ha sido el cauce “natural” de estas riadas. El asfalto se ha hundido por muchas partes, pero no se ven dichos huecos por la presencia de agua. El caos se iba acentuando a medida que uno se acerca a la Av. Túpac Amaru. La calle está cerrada y a lo largo de la avenida en dirección hacia la Av. América Este las calles trasversales están todas cerradas con barreras de sacos o tranqueras. Es la locura total. En algunos casos, la gente ha hecho una suerte de fortines que a la llegada del agua la derivan hacia el vecino afectándolo. Los trujillanos se quejan del molón de Salaverry y ellos han hecho réplicas del mismo sin importarles a quiénes afectan. Nuevamente, 0 civismo.
Pasé frente al Cementerio de Miraflores. No vi mucho, pero creo que los vivos se han preocupado más por sus vidas que por los muertos. Seguí hasta llegar a Borgoño, doblé para ver cómo estaba la Universidad Privada del Norte, mi ex centro de trabajo, poco afectado. Luego me dirigí hasta Daniel Hoyle para visitar a María. Estaba tranquila felizmente. Pero problemas de agua y organización son los que carcomen la paciencia de la gente. En su casa hice una buena pascana. Como reflexión es la necesidad de organizarnos para exigir a las autoridades presentes y venideras en embarcarse en proyectos globales urbanos que consideren drenes, canales, parques, una urbanización ordenada de la ciudad.




Tomé el camino hacia 8 de Octubre, luego de mi pascana. También en un estado lamentable. Hay algunos sectores que han llegado a situaciones extremas: han construido un muro rápido de ladrillos y cemento.

Trujillo tiene que pensar que ya somos una ciudad tropical y que esta experiencia sea el punto de partida de una ciudad mejor. No queda otra. Porque Trujillo sigue siendo un  lugar bonito para vivir y lo haremos.



domingo, 13 de diciembre de 2009

KØBENHAVEN, LA INTRANSIGENCIA Y EL PESIMISMO FUTURO


Hace un par de meses colgué en mi blog un tema que se ha vuelto una pequeña punta de un iceberg muy profundo y que tiene muchas repercusiones en la realidad mundial y ecológica. El aborto era parte de una cerrada campaña para mantener la idea de un mundo con cierto statu quo y que ha comenzado a eclosionar por una serie de acciones que nos está pasando una fuerte y riesgosa factura.

La Cumbre de Copenhague ha estado plagada de propuestas que implican un cierto compromiso de países ricos para remediar su error histórico, dizque ayudando a los países pobres a mejorar su calidad de vida que conlleva a mejorar el medio ambiente. Pero el tema debe abordar no sólo la arista ecológica por ella misma, sino ir sobre las entelequias humanas para generar un verdadero cambio y no hacer de estas propuestas una mera declaración  lírica a la "nada"


Uno de los temas que se ha hablado, pero que no se quiere abordar abiertamente es el de la explosión demográfica y el control de la natalidad. De esto último venía a colación lo del aborto. Había leído en un ensayo que la población humana no debería exceder de los 2 mil millones de individuos sobre el globo terráqueo; era una propuesta que permitía un equilibrio en lo que generamos en nuestra vida a lo largo de ella (comestibles, consumo y desechos) y el planeta con el fin de no crear las situaciones críticas que ya han aparecido (no por voluntad divina, sino por acción del hombre) como sequías, hambres extremas y las prontas guerras por apropiación de recursos naturales como el agua y la energía (un tema sensible en el Perú). Este tema es muy espinoso y muchas personas han reaccionado ante mi observación,  en algunos casos, de manera agresiva. La distorsión de los procesos naturales por parte de los humanos ha permitido la longevidad, así como cierto boom natalicio, corroborado por varios principios religiosos, algunos de los cuales terminan por ser una orden extremadamente tiránica. El control de la natalidad es aún, precisamente, un tabú sobre todo en las sociedades con más problemas económicos. Recuerdo un amigo de mi padre, muy humilde él, le contaba, orgulloso, que iba a nacer su hijo décimo segundo (12). Además, acotó algo inverosímil: "cada hijo viene con el pan bajo su brazo". Además, imagino, venía con sus tarros de leche, sus pañales desechables, sus medicinas, sus biberones y otras avituallas de un recién nacido. Creo que quería decir que venía también con una cuenta en un banco o algo así, ojalá.
El sistema actual le interesa que haya más gente para convertimos en el número que uno tiene para ingresar en él: desde tu nacimiento entras en el engranaje del consumo que se ha sofisticado mucho más; pero eso ha tenido, desde los 70, consecuencias nefastas La supuesta comodidad para el consumidor ha generado profundos cambios en la conducta humana, apuntado directamente a la idea del consumo. Ahora somos más de 6 mil millones que generan una presión de toda índole sobre varios grupos sociales y que han generado mecanismos de poder increíblemente poderosos y sutiles (por ejemplo, las todopoderosas Corporaciones), y que no tienen mucho interés por cambiar. Hay cientos de ejemplos al respecto: desplazar el consumo de energía fósil ha sido el sueño de varias décadas, pero siempre hay algún incoveniente por ahí. Las corporaciones sí tienen un peso político importante, eso nadie lo puede negar (hay que ver el papel activo de las "hermanas petroleras" en los últimos conflictos de Medio Oriente).
La competencia comercial va a ser otro de los grandes escollos que son esgrimidos por los países grandes para no pasar a reducir su fuerte emisión de gases tóxicos al medio ambiente. ¿Querrán cambiar su política industrial y pensar, además, en reducir su producción y sus mercados consumistas? Para una corporación esto significaría guerras encarnizadas entre ellas, ya que el mercado se vería reducido de todas las formas posibles; además cambiar los hábitos de comsumo sería otro golpe certero al que habría que ver cómo hacerse a la idea. Usar energía solar, libre y limpia es posible, pero raramente la tecnología es aún cara, ¿por qué? Las respuestas económicas las sabemos todas, esperemos otras respuestas que sean más válidas que la económica (sabemos que lo económico se sujeta a las decisiones que se tome)

Al volver con el problema poblacional, no dejo de recordar a todos aquellos que dicen  defender la vida, no importando si al hacerlo entramos en conflicto con la calidad de vida de los demás. El bienestar pasa a un segundo plano cuando incitas, obligas, exiges a la gente a tener hijos, incluso sin haberlos planificado o estés en riesgo personal siguiendo tu embarazo. He oído respuestas espeluznantes que no hace sino ver que si mi propuesta pareciera fascistas, las de estas personas no distan en nada de serlo. La lógica es terrible y muchas se cubren con una justificación de instituciones cuyos fundamentos y procesos contradicen lo que proclaman, sobre todo las religiosas.

Hay, pues, muchos intereses que entran a tallar en esta cumbre; me parece que el fracaso de la misma ya está dado, puesto que, de tomar decisiones de reducción y otros, implicaría un cambio político que debe reflejarse en lo económico, y apuntar sobre lo educativo y cultural (cambiar hábitos sociales).

Cuando veamos que la temperatura ya haya subido 2 grados más, nos estaremos viendos las caras para lamentarnos. Dicen que nuestro país es uno de los más sensibles frente a este situación. Ahora podemos empezar a vivirlo con el Niño que se viene. Triste realidad de una de las formas más evidentes de la globalización.

domingo, 27 de septiembre de 2009

COPENHAGUE Y DOE RUN: PUNTOS EN COMÚN


Sorprendente. Esto es lo único que queda decir ante la actitud de AGP y su gobierno frente a intereses en común. Dos eventos recientes terminan por pintar de cuerpo entero el tipo de estadista que lastimosamente nos dirige.
El conflicto de Doe Run no puedo desligarlo al problema que tuvimos en abril en Bagua y la no asistencia de AGP a Nueva York para ver el asunto del Cambio Climático. Si vemos los tres eventos unidos por un verdadero hilo conductor, entendemos el porqué de ciertas actitudes y acciones hechas por diversas partes del gobierno (todo controlado por el mismo partido) hacia este espinoso tema, el cual a AGP y su gente no quieren abordar.

Lo de Doe Run es una muestra de un gobierno que se quiere mostrar débil, maniatado, humillado ante la opinión pública. Su capacidad de negociación es baja (o quiere serlo), puesto que el pueblo de La Oroya se levantó contra la inercia del gobierno por tomar decisiones. Quien tiene todo claro es el dueño de Doe Run, quien nuevamente ha salido ganando, gracias a la política que practica este gobierno (espero que no se vuelva de estado). Desde Pittsburgh, sus principales inversionistas duermen tranquilos. Desde junio del 2006, la Corte Superior demandó al gobierno actuar para que en 30 días se declarara La Oroya como zona de alta contaminación, por lo tanto en emergencia. Según la Constitución, el Estado debe velar por la salud de cada uno de nosotros, los ciudadanos peruanos. Eso reza la Constitución. Reza. Desde que Doe Run opera esta zona (1997) poco se ha hecho por mejorar este problema y este ha sido el principal problema de la extracción minera. El alto riesgo de contaminación es una realidad y es una actividad depredativa, pese a todos los avances que hay. Es algo que transforma el entorno ambiental y eso no se puede negar. Algunas mineras han logrado disminuir el impacto, pero sólo eso. Tratamientos de suelos, agua (importante) y aire son acciones costosas que no se cumplen a cabalidad. Va en contra de los intereses económicos, la rentabilidad y los ingresos netos. Es sorprendente cómo nuestras ricas zonas mineras tienen aún altos índices de desnutrición, analfabetismo y bajas esperanzas de vida. Nuestro boom minero ya va más allá de 18 años; las construcciones de malls u otras cosas por el estilo no significan mejora de calidad de vida. La Oroya además tiene en su haber notables récords para el Guinness; por mucho tiempo tuvo la chimenea más grande del mundo, la cual veías (impresionante) desde la carretera central como una marca de desolación en esa yerma zona. La otra es ser la 4ta ciudad más contaminada del mundo. Gran honor. La desidia de nuestros gobiernos en cuanto al cumplimiento de la Constitución fue, es y será permanente, porque, de aplicarse, chocaría con una serie de "compromisos" adquiridos por los gobiernos sucesivos desde entonces. Los intereses de las empresas están por encima de los ciudadanos. Vox populi.

Sería muy interesante si se leyese los informes de Rocío Meza Suárez, uno titulado LA BRUTALIDAD DEL PODER (Die Brutalität der Macht) y EL MANDATO JUDICIAL Y LA PROTECCIÓN DEL DERECHO A LA SALUD Y AL MEDIO AMBIENTE. UN CASO PERUANO (Judicial Enforcement and protection to the right to health and the environment. A peruvian case).

Las decisiones del gobierno actual (quien al recibir el poder traicionó las expectativas de la población al no actuar con coerción con las empresas mineras) han permitido que hayan surgido graves conflictos sociales: uno de ellos es Bagua, conflicto que ha quedado pendiente. Irónicamente la ley de derogación de leyes ha quedado suspendida, está en el limbo. Interesante.
El otro es el de La Oroya y Doe Run. Quizá el rol pasivo del gobierno ha logrado captar muchos adeptos, puesto que el papel de víctima a AGP y su partidocracia les cae a pelo. Es una estrategia que parece le está funcionando. La opinión pública está de su lado. Pese a toda la parafernalia demostrada y aún con acusasiones judiciales, Doe Run ha salido con la suya.

La otra sí es más sorprendente y que ha pasado desapercibida por la prensa complaciente (casi toda): la no participación de AGP en el encuentro sobre Cambio Climático en Nueva York. Ironías de la vida, el tercer país con más alto riesgo para sufrir desastres naturales por el calentamiento global rehúsa asistir. Más interesante para él es hacer declaraciones floridas sobre la carrera armamentista (que sabe va a ser un gesto lírico contra sus pares) y no asumir como estadista lo que es su deber: representarnos a todos y velar por nuestros derechos como ciudadanos y como personas. Sabe AGP que este asunto sí es más fuerte a la larga e implica tomar ciertas decisiones que están por encima de la mecánica del mercado. Frenar proyectos que sólo benefician a unos es ir contra la lógica que ha impreso desde que ocupa el sillón de Pizarro: la libre empresa brutal nos está pasando factura hace un buen tiempo y las personas que nos rigen no quieren mover un dedo al respecto.

La Cumbre de Copenhague va a ser el espacio en el que la humanidad debe a comenzar a corregir sus errores. Si esta, la humanidad, es inteligente, se podrá dar el cambio y comenzaremos escuchar menos a banqueros (grandes protagonistas del último desastre del planeta) y oiremos más a científicos. Pero si tenemos gente como Berlusconi o nuestro consciente presidente, entonces la Cumbre de Copenhague será como nuestro Ministerio del Ambiente: la carabina de Ambrosio.