¡24 candidatos a la presidencia con sus respectivas planchas! Otras tantas listas para el Congreso de la República. Si una persona mirara a la distancia esta contienda política, diría que nuestro país resuma democracia. Tanto, así como pensar que somos la sociedad mejor preparada académicamente por la copiosa cantidad de universidades que tenemos en cada región y ciudad. En el mundo de las apariencias somos una sociedad con un alto sentido de participación ciudadana electoral y con una formación académica generalizada. Nada tan lejos de la verdad.
Por décadas, el desprestigio
del Congreso vino acompañado del deterioro de las agrupaciones políticas. A la
mente me vienen viejos partidos que sostenían líneas ideológicas y formaban
cuadros partidarios con personas entrenadas para el mundo político formal. Cada
uno de ellos ha ido perdiendo el sentido de su razón de ser para quedar como un
simple conjunto de personas que se reúnen para alcanzar el poder a como
dé lugar. Un torcido sentido práctico los guía. Sus intenciones son
descaradamente evidentes y esta es la forma cómo ahora entendemos el quehacer
proselitista. En su desenfrenado camino por el poder se ha buscado, moda de
antaño, artilugios y leguleyadas con el fin de llevar “agua para su molino”,
sea partidario, sea de interés personal. De hace un buen tiempo, hay
estrategias diversas como las de recurrir a personajes mediáticos con el fin de
ganar votos de personas con escasa madurez electoral. No es nuevo. Recordemos
el polémico paso por el hemiciclo de la vedette Susy Díaz, quien hizo una
campaña desopilante mostrando, en su nalga derecha, el número 13 con el
postulaba al Congreso en la lista de uno de los usuales desaparecidos partidos “express” Movimiento
Independiente Agrario (MIA); debemos de tomar en cuenta de que ella tomó
“prestada” la táctica que había utilizado la actriz porno italiana Cicciolina
que le permitió entrar al parlamento de su país. Por el número de leyes
aprobadas, Susy Díaz fue más prolífera que muchos congresistas reelectos; sin
embargo, la corrupción la envolvió. El mundo de la televisión, de la farándula
y el deporte es tentado por líderes partidarios interesados en captar el voto
de ese electorado díscolo o desinformado. Recordemos el boom de las
voleibolistas que llevó al congreso a Leila Chihuán y Gaby Pérez del Solar por
Fuerza Popular; Cecilia Tait por Perú Posible; y Cenaida Uribe por Gana Perú.
Leila y Cenaida no salieron bien paradas.
Así también, y contradiciendo
la mala fama de muchos estos personajes públicos, tenemos el interesante
prospecto político de un Salvador del Solar que muchos lo querían en el sillón
presidencial. No postulará, pues se sabe que lo que se viene en los años
siguientes será una dura prueba de fuego de la cual pocos sobrevivirán
políticamente a la cólera de una nación cansada de estos partidos políticos
demagogos, los cuales parecen velar solo por sus intereses, tal como lo
evidencian.
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