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Trujillo, La Libertad, Peru
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jueves, 31 de octubre de 2024

PIURA, 2024 (CRÓNICA DE VIAJE PIURA)

 



Miércoles 16 de octubre: una visita fugaz a Piura. En este furtivo viaje iba a sacarme el clavo de las frustradas visitas a dos lugares en esta ciudad que en mi viaje de diciembre del 2022 no los pude visitar. Gracias a la invitación de la Alianza Francesa para participar en la Inauguración de las actividades de Ver/Voir (https://aftrujillo.org.pe/ver-voir-2024/) en su tercera versión, ahora en la cálida Piura. Salí el día anterior en bus ITTSA en un viaje de casi 7 horas. Por el dolor de mi pierna izquierda, no pude dormir mucho. Eso me permitió ver el buen sistema vial que tiene esta ciudad a diferencia de otras ciudades como Trujillo, por ejemplo. Lo malo es ser recibido con el paisaje general en todas las ciudades de nuestro país: basura plástica. Y un montón. Ya es usual ver los árboles y los arbustos pelados llenos de bolsas de plástico que reemplazan a las flores. ¿Algún día cambiaremos ese mal hábito? Llegamos casi a las 6:30 am a la ciudad y tomamos un taxi para ir a nuestros respectivos hoteles con Laura, la directora de la Alianza Francesa de Trujillo. Iba a estar hospedado en el hotel Paraíso, muy cerca del malecón del río Piura (https://paraiso.hotelesenpiura.com/es/) y del corazón del viejo Piura. Había planificado ir a dos lugares que, tal como comenté anteriormente, no estaban abiertos en mi visita anterior. Laura me mandó un mensaje para decirme que había un invitado francés que quería ir de visita también: Eric Cez. Él vino a Piura como parte de los invitados extranjeros que iban a participar en las actividades de este encuentro internacional. Luego de un buen duchazo, preparé mis cosas para ir hacia la Plaza de Armas de Piura, donde habíamos quedado encontrarnos. Cabe recalcar que las calles del centro viejo están como las de Trujillo: el asfalto destrozado, muestra de la corrupción de la anterior gestión edil. Con Eric, la idea era encontrarnos frente a la catedral, un  punto en común. Al reconocernos, lo primero que hicimos fue ir a una farmacia en la misma plaza para comprar algunas cosas que ambos necesitábamos. De ahí nos dirigimos al Museo del Banco Central de Reserva, sucursal Piura. 

Este banco ha creado tres museos fuera del que existe en Lima, el cual tiene una interesante pinacoteca de maestros peruanos del siglo XIX. Recientemente, los museos han tenido una serie de remodelaciones como la que se tuvo en Trujillo, el cual reabrió sus puertas en septiembre con el préstamo de la pintura La capitulación de Ayacucho de Daniel Hernández que estará unos meses en la ciudad primaveral. Aquí mis reflexiones de esa reapertura: https://sites.google.com/view/paginaeldetectorwebdetrujillo/columnistas/cultura/gerardo-cailloma-mucen). El MUCEN ofrece en cada ciudad donde se encuentra un interesante patrimonio de la zona en la que se ubica y en Piura lo que vemos es una interesante muestra de la cultura Vicús (https://mucen.bcrp.gob.pe/mucen/agendacultural). 




Fuera de esto, hay también un par de pinturas de dos maestros piuranos: Ignacio Merino y Felipe Cossío del Pilar. La cultura Vicús desarrolló un interesante trabajo en cerámica y metalurgia. Hemos sido deslumbrados por las culturas como la Moche y Nasca, pero me parece que lo que tenemos delante de nosotros es una muestra de lo avanzado que fue este espacio cultural ubicado en la región Piura (https://historiaperuana.pe/periodo-autoctono/cultura-vicus). El museo cuenta con un buen número de ceramios de buena factura y algunas piezas de oro y otros metales, pero lo que íbamos a ver más tarde fue mucho mejor. Luego de las dos pinturas que vimos es una pequeña muestra de estos dos grandes maestros. Ignacio Merino fue un pintor nacido en Piura, pero que hizo todos sus estudios artísticos en París, Francia. (https://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/merino_ignacio.htm). Es de admirar muchas de sus pinturas que están en Piura y los que vemos en el MALI (Museo de Arte de Lima) (https://publicacioneslima.pe/munilibro-9-ignacio-merino-pintor-de-historia-200-anos/). Ojalá algún día se pueda hacer una gran exposición de obras de este gran pintor, así como Luis Montero, autor del inmenso cuadro Los funerales de Atahualpa, que se encuentra en el MALI (https://historias.pe/obras/detalle/29). El segundo pintor es Felipe Cossío del Pomar tiene una fama interesante a nivel internacional desarrollando su obra en México (https://www.centrolombardo.edu.mx/felipe-cossio-del-pomar-1888-1981/, https://americanistes.hypotheses.org/1219). Para cerrar la corta exposición, entramos a una sala numismática y que rinde homenaje a Miguel Grau. Al salir, dos chicas muy amables me hicieron una entrevista sobre nuestro país. A mi parecer, el banco tiene mucho más para ofrecer, pero no sé si el espacio en esta bonita casa (construida por un arquitecto francés) dé para ocupar otras salas. De ahí tomamos un taxi para ir rápidamente a nuestro segundo objetivo: nos hubiera gustado ir a pie, pero el calor y el dolor de mi pierna izquierda me exigieron irnos en movilidad. Llegamos al Museo Municipal Vicús. Por fin. Tras el chasco de la última visita, en esta oportunidad el museo estaba abierto (https://museos.cultura.pe/museos/sala-de-oro-del-museo-municipal-vic%C3%BAs).






La entrada es gratuita y el único espacio en que se pagaba era la Sala del Oro. Se ingresa a dos salas en la que hay exposiciones itinerantes de pintores regionales contemporáneos. En el patio techado central hay una gran escultura del artista piurano Víctor Delfín, del cual tenemos otras obras que podemos fácilmente ver en la parte exterior; así como los peces que se encuentran en la entrada del muelle de Huanchaco. En el extraordinario tesoro que tienen hay algunas piezas valiosas: una de ellas es la famosa estatuilla de la Venus de Frías (https://todosobrelahistoriadelperu.blogspot.com/2011/07/la-estatuilla-de-frias-cultura-vicus.html), la que estuvo un buen tiempo en el Museo Brüning de Lambayeque donde la vi por primera vez hace décadas. Esta estatuilla tiene movilidad y sus ojos son todo un misterio. Pero, hay otros tesoros en esta sala como un ajuar funerario encontrado en la Necrópolis Vicús de Yecalá. Luego se hace la visita de una manera ascendente para ir viendo la evolución de este espacio geográfico a través de la historia desde lo preinca hasta la actualidad. Vemos la presencia inca y colonial en esta extensión geográfica equivalente a Bélgica y Luxemburgo juntos. El museo podría tener una mejor museografía con el fin de poner en más valor todo el patrimonio con el que cuenta. Con todos los ceramios, restos metalúrgicos y otros restos más, se podría tener una mejor visita. Al salir y ya con hambre, nos fuimos a almorzar al restaurante El caracol azul para un buen cebiche y un arroz con marisco. Eric ya había estado en Chiclayo y conocía las bondades de la culinaria norteña con pescados y mariscos; hay una especialidad de cebiche, cebiche Caracol Azul, en el que viene de todo, incluido un trozo de langosta. Muy bueno (https://www.mimenu.pe/listing/caracol-azul-bar-restaurant/). 

Para tomar un café nos fuimos a la pastelería Capuccino Baguette para un espresso y un postrecito (https://www.bakerias.com/PE/Piura/287192958395479/Pasteler%C3%ADa-Capuccino-Baguette). Una vez terminados nuestros cafés, nos fuimos a nuestros hoteles, pues nos teníamos que preparar para la inauguración del encuentro en la Alianza Francesa de Piura por la noche, que terminó en una simpática velada y luego una cena en el Alba Rooftop (https://es.restaurantguru.com/Alba-Rooftop-Piura#google_vignette). Este está en el último piso de un edificio. El lugar es muy simpático y ha de ser muy fresco en verano. El único problema es que demoran mucho en servir los platos. Así cerramos la noche. 




Al día siguiente, íbamos a pasar una jornada en la Alianza Francesa de actividades y exposiciones. Retorné por la noche a Trujillo.





domingo, 25 de diciembre de 2022

PIURA, 2022 (VIAJE A LAS PLAYAS, SOSTENIDOS Y BEMOLES)




Tras varios meses de no haber cultivado mi espíritu viajero desde el año pasado, logré, por fin, hacer un breve viaje por tres días a Piura, lugar en el que siempre hay secretos por conocer, repetir algunos buenos lugares, comer delicioso; así como también experimentar algunas decepciones y tensiones que todo viaje, siempre te ofrece. Como María está trabajando en la UPAO de Piura de jueves a sábado, decidimos aprovechar los dos días feriados (jueves 08 y viernes 09) y coincidir con nuestro amigo César Alva, con el fin de recorrer algunas zonas de la costa piurana. 

Jueves 08: habíamos viajado en ITTSA el día previo. Como era un fin de semana largo, las empresas de buses al Norte iban repletos. La región Piura es una zona atractiva, con mucho potencial; sin embargo, tiene aún grandes vacíos por cubrir para hacerla más atractiva a viajeros de toda índole: los culturales (arqueología, cultura viva, cultura religiosa), los laxos (playas escondidas, paisajes atractivos, gastronomía variada y deliciosa) y los que buscan el dolce far niente (sierras relajadas y amables, desiertos apacibles y rumor de olas en balnearios al alcance de todo bolsillo). Por diversas razones, el planificado viaje fue modificando por una u otra razón. Por ejemplo, en principio íbamos a ser 6 personas y quedamos 4; por esa razón tuve que hacer cambios con las dimensiones de la camioneta que íbamos a alquilar. A última hora, la universidad cambió el boleto de María, quien partió 40 minutos más tarde (aunque llegamos al mismo tiempo a Piura). Un inicio un poco accidentado. Al llegar a la ciudad, Maria se desplazó rápido para poder irnos al hotel al cual ella asiste todas las semanas para sus clases los viernes y los sábados en la UPAO sede Piura. Ya en el hotel instalados, nos dimos con la sorpresa de que el baño tenía pequeñas dimensiones por lo que se hizo la gestión para el cambio. Sin embargo, pudimos ver varias ardillas que caminan y saltan por los numerosos cables aéreos y algunos jardines de las avenidas de la ciudad. Ya duchados, nos fuimos a la plaza de armas de la ciudad para ir al restaurante El Chalán, el cual ha decaído lamentablemente. Felizmente llegamos temprano al lugar, el cual se iba llenando rápidamente pues en la catedral había una ceremonia de comunión por lo que iban llegando jovencitos y sus familias, y entraban todos a tomar desayuno. El lugar se llenó rápidamente de gente, el servicio se hizo lento y la calidad de lo servido no estaba bueno, fuera de la cantidad de moscas que pululan entre los platos y las personas. César y su amigo se tardaron por lo que nos tuvimos que ir a otro lugar a tomar desayuno más cerca: restaurante El Parcero, más grande y limpio que El Chalán. Una vez terminados los desayunos, nos fuimos caminando primero a hacer una rápida visita al antiguo puente San Miguel (antes Puente Viejo), restaurado e inaugurado en el 2014. (https://www.perutoptours.com/index19pi_puente_san_miguel.html). Este puente se derrumbó en 1981 cuando un chofer de camión trató de hacer pasar su unidad haciendo colapsar su estructura, y luego en el fenómeno de El Niño de 1998, cuando las aguas rebasaron su altura. (https://www.udep.edu.pe/hoy/2014/02/nuevo-puente-san-miguel/). Tras la visita, nos fuimos  a recoger la camioneta separada. El primer día iba a ser un recorrido por las costas centrales del departamento: Cangrejos, Yacila, Paita, Colán para retornar a Piura. Al día siguiente íbamos a tentar el Sur, pero habría cambios rigurosos. 



Recogimos la camioneta y salimos a nuestros destinos. Íbamos a hacer una verdadera odisea. Una de las cosas impresionantes de Piura es la de contar con una red vial de calidad. La autopista de Piura a Paita causa envidia frente al miserable sistema vial liberteño. Los nuevos intercambios viales de las entradas/salidas de la ciudad hacia el Oeste o al Norte, o el mantenimiento de las calles y la nueva avenida Sánchez Cerro dejan a Trujillo como una simple ciudad de segundo nivel. Hay dos cosas que entorpecen a esta impresionante red vial: las mototaxis, vehículos con choferes temerarios e irresponsables; y la basura plástica, esa plaga que ensucia las bermas y el paisaje costeño (también lo tiene La Libertad). La falta de una política clara y drástica con el mal uso de este material nocivo y la carencia de un verdadero sistema de reciclaje en nuestras ciudades hacen que la basura de todo tipo sea parte de nuestro paisaje urbano e, incluso, fuera de las ciudades; ya es de rigor identificar la proximidad de una ciudad (grande o pequeña) por la presencia de bolsas de plástico flotando u otro tipo de residuos que pueblan las bermas de las carreteras. ¡Cuánto nos falta en este proceso de educación de todo tipo: ecológica, urbana, cívica, histórica, salud...! Sigamos con nuestro itinerario. Tomamos la autopista a Paita. Por una razón, equivocamos el acceso de Cangrejos. Ese acceso correspondía a otro lugar al que luego iríamos, pero a través de otro acceso, un lugar totalmente nuevo para nosotros. Salimos de este acceso y retomamos la autopista; poco antes de llegar a la entrada a Paita hay un desvío a Yacila y Cangrejos. El acceso que habíamos tomado en 2015 cuando vinimos con Orietta estaba despoblado; ahora está lleno de casas construidas de manera desordenada que rodean la carretera (como pasa en todo el país). Luego de dejar el desorden de mototaxis y combis, de reparaciones y desvíos, llegamos a la entrada de Cangrejos. Es un desvío en la ruta a Yacila, un balneario al cual fuimos en el 2015 también. Cangrejos se está poblando paulatinamente, pero las construcciones iniciales están casi abandonadas, pues estas sufren el embate del viento y la arena; muchas de las casas están casi cubiertas de arena; las nuevas construcciones y el pueblo que están creciendo aprovechan el abrigo de una colina de rocas sobre la cual se están asentando. Ingresamos al pequeño pueblo y dejamos la camioneta cerca de las casas semiabandonadas; esa playa es una abierta ensenada en cuyas “puntas” se encuentran las construcciones; por eso, tras esos bloques (cuadras) de casas semicubiertas vemos otro conjunto de edificaciones entre el cual hay un hotel. Maria se quedó a tomar fotos de las casas, mientras nosotros decidimos caminar por el litoral. Cangrejos es una pequeña playa bonita, con un azul extraordinario. Aquí hay datos para esta simpática visita: https://turismoi.pe/playas/playas-del-norte/cangrejos.htm.  La caminata fue relajante, pero teníamos que seguir nuestro periplo. El siguiente objetivo: Yacila. 




Una vez en la camioneta, nos dirigimos a Yacila. Es un balneario más grande y desde la última visita que hicimos, este ha crecido y se ha poblado de más casas y edificios residenciales. Es un balneario por el cual te das cuenta que en el mar la vida sí es más sabrosa. A diferencia de Cangrejos, Yacila tiene un puerto para la pesca artesanal. Ya el calor iba apretando. En esta oportunidad, nos adentramos por las estrechas calles que han crecido de manera desordenada en este balneario. Hay un lugar amplio de estacionamiento cerca de una de las grandes rocas que forman parte del paisaje de este lugar. Esta roca es visitada por los veraneantes y parejas que buscan un lugar para ellos. Forma una playa de piedras y frente a esta se ven pequeñas islas y los inmensos paredones que van hacia Paita. Caminamos por estos senderos y, luego, decidí ascender a una pequeña colina desde la cual se veía toda la pequeña bahía; esta colina estaba coronada por una cruz. Una buena vista del lugar: https://viasatelital.com/mapas/yacila.htm (https://www.somosperu.org.pe/viaja-y-conoce-playa-yacila-en-piura/

Al descender decidimos partir hacia Paita. Ya sentados en la camioneta, de pronto César iba en su Google Map buscando otras opciones de visita. Encuentra uno que nos llama la atención: La Islilla. La ruta para este lugar sí fue toda una odisea. Buscamos la entrada para este lugar y eso sí que fue bastante adrenalínico. La ruta estaba cerrada por diversos tramos y teníamos que salir de la carretera (que la están asfaltando) para buscar otra forma de ingresar nuevamente a la vía. Hubo tramos en los que se van a construir puentes, pero tuvimos que cruzar estos desvíos saltando montículos de tierra o arena. Alucinante. Pasamos algo más de 15 minutos sin ver persona alguna hasta que nos topamos con maquinaria y personas encargadas en la construcción de la ruta: nos volvió el alma al cuerpo. Al llegar a la pequeña ciudad, comenzamos a ver motos, combis, autos que iban y venían de este lugar; eso me causó sorpresa, pues vimos un tráfico fluido. Obviamente habíamos tomado una ruta que se está edificando. Sin embargo, todo apunta a que esta carretera va a ser una más del buen sistema vial que tiene esta región. Volvamos a la zona: La Islilla. Esta es una caleta de pescadores que tiene cerca de sus playas a una pequeña isla que le da el nombre a la zona. Un detalle relevante es que en esta zona aún se usan naves balsas para la pesca y que los jóvenes también lo usan como diversión (https://seturismo.pe/piura-islilla/) Hicimos una breve caminata; quisimos dar una vuelta por la isla, pero la cantidad que nos querían cobrar un suma exorbitante. Había una agencia de turismo, pero se veía muy informal. La zona puede ofrecer varias ofertas interesantes (https://eltiempo.pe/la-islilla-cuna-tradiciones-ancestrales-de-pesca-ac/). Grave problema de la región y del país. Íbamos a ver en otros casos esa crisis en la que hay que trabajar. 




Regresamos a la camioneta para ir a almorzar a Paita, pues ya casi eran las 2 de la tarde. Llegamos a Paita y buscamos el restaurante del Club Liberal. Aquí fuimos con Orietta y Maria en el 2015. 7 años después vimos la decadencia de este lugar. Una pena que este espacio que tiene tan interesante edificio haya caído en la desgracia. Recuerdo cuando fui a comer en los 90 con varios amigos, la carta era mil veces mejor y la calidad de la comida era notable. La comida es copiosa, pero ya no ofrece algo de calidad, fuera de la cantidad de moscas que pululan por nuestros platos. Ahora hay que sacarlo, pues, de la lista de visitas obligadas. De ahí, hicimos una pequeña caminata hacia la antigua iglesia La Merced y ver el bonito, pero derruido, edificio de la Aduana. Paita tiene joyas arquitectónicas que muestran su esplendoroso pasado. Ni modo. Voluntad política y cívica. 


Regresamos a la camioneta para partir hacia Colán para ver su antigua iglesia. Aquí en Paita hay una iglesia muy interesante, la Basílica de la Virgen de las Mercedes, (reemplaza a la anterior que se ubica al costado de la Aduana y que Maria había fotografiado) que hay que visitar por los interesantes vitrales de Winternitz, artista que fue docente en la PUCP (https://www.arzobispadodepiura.org/nuestra-senora-de-las-mercedes-de-paita-patrona-de-la-arquidiocesis-de-piura/). En la próxima estancia a Piura debo incluir una visita de rigor a este lugar. Salimos de Paita un poco decepcionados y nos enrumbamos a Colán. 

Colán es siempre un lugar atractivo. El balneario por excelencia de los piuranos, tiene un monumento histórico de alta relevancia en nuestra historia: la iglesia de San Lucas. Es la primera iglesia edificada en el Pacífico sur. Edificado sobre una huaca o templo tallán, es una construcción hecha por los dominicos en su proceso de cristianización y extirpación de idolatrías en nuestro continente. Es pequeña, pero cargada de mucha historia (https://www.turismoreligioso.travel/patrimonio/iglesia-san-lucas-de-colan-historia/). La iglesia ha sido reconstruida, pero se ve abigarrada por tener una serie de imágenes y andas que se encuentran en el interior de la iglesia por lo que se ve un poco desordenada. La iglesia estaba abierta y había acceso libre para ver sus altares (el principal en pan de oro) e imaginería en las que se mezclan estatuas antiguas con recientes, así como un decorado floral variopinto. Aquí un artículo especializado sobre la historia y arquitectura de la misma. Una buena visita de todas maneras.  (https://revistas.pucp.edu.pe/index.php/boletindearqueologia/article/view/19336/19459).



Hacía tiempo que tenía planeado visitar Amotape. Es un pequeño poblado cargado de historia, pues aquí se encontraba la tumba de Simón Rodríguez, maestro y benefactor de Simón Bolívar. Piura tiene dos personajes relevantes en la historia de nuestra independencia: Manuelita Sáenz, compañera sentimental de Simón Bolívar, y Simón Rodríguez. No sé si todos los piuranos saben estos datos. La Sáenz vivió un buen tiempo en Paita, tuvo visitas como las de Melville (Moby Dick) y el patriota italiano Garibaldi (tuvo la nacionalidad peruana); murió a causa de una epidemia de difteria y enterrada en fosa común (https://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/saenz_de_thorne.htm) (https://fundacionbbva.pe/opinion/manuela-saenz-la-silenciosa-libertadora/). Y el otro personaje es Simón Rodríguez, venerado en Venezuela y Colombia. Murió en Amotape (https://www.biografiasyvidas.com/biografia/r/rodriguez_simon.htm). La historia es un buen móvil que te invita a buscar esos rincones donde pasaron o quedaron personas que construyeron nuestro pasado. Una vez, caminando por las calles de Paita en 2014, estaba hablando con unas amigas sobre estos dos personajes y un transeúnte, desconocido, se detuvo y me comenzó a hablar de ellos. Me causó sorpresa y esperanza de que reconozcamos ese patrimonio humano que está en nuestro país. Esta experiencia quedó impregnada en mí hasta que en este viaje me saqué el clavo de conocer Amotape. No hay que confundir con un parque ecológico: Cerros de Amotape que se encuentran cerca de Máncora y en Tumbes. Este es un pequeño pueblo (también integra este parque) al cual se llega también por ruta asfaltada; sin embargo, no fue fácil acceder. Primero nos dirigimos hacia el Pueblo Nuevo de Colán y desde ahí empezó  la aventura que nos hizo ir por canales que en algún momento se interrumpieron y tuvimos que dar marcha atrás. Ya iba haciéndose tarde. Llegamos a Amotape cerca de las 6 pm. Vimos su iglesia por fuera, aquí estuvo enterrado Simón Rodríguez (https://www.iperu.org/distrito-de-amotape-provincia-de-paita). 



Terminada nuestra excursión, decidimos regresar y esto se iba a poner peliagudo. Teníamos que regresar por el pueblo de Tamarindo y la carretera estaba en construcción. De noche todos los gatos son pardos y los huecos, escondidos. Decidimos seguir a una combi que la vimos subir por un muro; así de loco era este trayecto. Cruzamos una planta de etanol, Caña Brava, la cual tiene numerosas quejas por contaminación. Por fin salimos hacia la Panamericana, pero esta solo tiene una vía por cada sentido por lo que el retorno se volvió un poco penoso hasta llegar a la excelente autopista que conecta Sullana y Piura. Una cosa sí es de cuidar: los mototaxis que van por la autopista. Total imprudencia y también la torpe conducción de muchos camioneros que prefieren ir a la izquierda, entorpeciendo la fluidez vial. Llegamos a Piura cerca de las 8 pm. Nos fuimos a pegar un duchazo y de ahí a cenar al hotel Casa Andina, cerca de nuestro hotel. Para el día siguiente iríamos a un patio de comidas que sería la envidia de Trujillo. Genial. (https://infomercado.pe/tao-restobar-abre-sus-puertas-es-posible-mantener-un-restaurante-en-azul-con-aforo-reducido/). De ahí nos fuimos a dormir. Fin de primer día.



jueves, 9 de septiembre de 2021

PIURA NUEVAMENTE (CRÓNICA DE VIAJE)




Sábado 28 de agosto. Tras un viaje tranquilo desde Trujillo vía ITTSA, llegamos a Piura muy temprano. Habíamos viajado durmiendo en sus cómodos bus cama. Al llegar pude apreciar el interesante sistema vial que tiene la ciudad con numerosas vías a desnivel, algo aún impensado para Trujillo. Había llamado a mi amiga Vania Távara donde íbamos a pasar la primera noche para ordenar nuestras cosas y medir tiempos. Al grupo inicial se nos unía la directora de la Alianza Francesa de Chiclayo en esta nueva aventura que nos iba a llevar a la sierra de Piura: Ayabaca. En el año 1986 estuve en Canchaque y el 2000 fui a Huancabamba para hacer el viaje ritual a las lagunas de las Huaringas, viaje que quedará siempre en mi memoria. Era, pues, un tercer viaje a la sierra piurana, lugar que encierra novedades y bellezas. En el 2005 estuve en Poechos, pero eso no puede ser considerado sierra propiamente dicho. Piura es un departamento o región rico, poblado, con marcados contrastes, dos ríos generosos y peligrosos a la vez (el Piura y el Chira, este último con caudal todo el año), con una pujanza increíble pese al abrasador calor. Por otro lado, tiene el problema de la basura y los desechos que malogran sus ciudades, campos y carreteras; y un desorden urbano que caracteriza mucho a las ciudades costeras.

Una vez instalados, nos fuimos a tomar un opíparo desayuno al estilo piurano y a recoger la camioneta de alquiler que usaríamos por 3 días completos. Ya todos instalados en nuestra “casa rodante”, nos fuimos a Narihualá, nuestro primer objetivo. Retorno a este lugar luego de casi quince años. La primera vez había almorzado con un grupo de amigos en Catacaos y en un mototaxi nos fuimos a este lugar. Ya había el museo de sitio, pero el lugar estaba muy descuidado. Aquí están mis impresiones de entonces (https://elrincondeschultz.blogspot.com/2008/08/narihual.html). El sitio ha mejorado en cuanto a servicios y hubo varias personas visitando el lugar. El pequeño poblado ha mejorado en torno al monumento: hay un pequeño mercado de venta de recuerdos y miel, más otros productos que ofrecen a los turistas. Lo que sí no ha desaparecido es la mendicidad que vimos en la primera visita; siempre están los niños guías que se ofrecen para darte explicaciones del lugar. En el museo de sitio hay una interesante exposición de fotos antiguas reproducidas que muestran el lugar en los años 20 y 30, y diversas escenas que muestran cómo hilaban, cómo hacían la chicha, entre otras. En el edificio se ve una grieta causada por el último sismo que afectó a la zona (30 de julio); la museografía ha mejorado, pero un poco más de cartografía actual, maquetas o versiones en 3D serían ideales para poder tener una idea del lugar que está muy afectado por ser un conjunto de barro. Además, una página virtual sería ideal (no la hay, sólo información de horarios y entradas, pero no contenido específico). Entre los terribles Niños de siglos pasados (imagino qué daños habrá causado el del 2017), la destrucción humana (las personas usaban sus adobes para construir sus casas) y la expansión agrícola, más la erosión eólica, todo esto se ha confabulado contra este sitio arqueológico; pero ahí están las ruinas como mudos testigos de su esplendor. Luego iniciamos la visita al espacio en sí: hay una señalética más atractiva y el espacio ha sido cubierto para protegerlo de las lluvias y la inclemencia del sol abrasador que también juega su papel en la erosión. El conjunto es un grupo de terrazas, siendo la mayor la que tiene una capilla en la parte superior como una muestra de ¿extirpación de idolatrías? Ingresamos inicialmente a una explanada o patio ceremonial y, luego, hacemos el ascenso en dirección a la capilla. La vista desde esta parte superior es extraordinaria: tienes una vista del valle del río Piura en este sector. Imaginar cómo habrá sido este en tiempos prehispánicos con otros cultivos, otro idioma, otra cultura. La visita es rápida, pues las investigaciones no han avanzado mucho en descubrir más partes del conjunto. Lo que sí hay que resaltar es la cantidad de lechuzas que hay en el lugar, así como las dañinas palomas que con sus heces van dañando el lugar: otra forma de erosión. Aquí datos históricos del lugar: https://arqa.com/actualidad/colaboraciones/narihuala-principal-asentamiento-arquitectonico-de-la-cultura-tallan.html. Otro más:  https://turismoi.pe/arqueologia/sitio-arqueologico/fortaleza-de-narihuala.htm






Salimos del lugar para dirigirnos a Sechura, nuestra siguiente meta.

Piura tiene un interesante sistema vial en la costa. Tomé una ruta alternativa para llegar a la ciudad, siempre con un paisaje feraz, agricultura diversa y pequeños poblados agrícolas. Desde La Unión ingresamos por la ruta a Bellavista, La Rinconada y Llicuar hasta Sechura. Llegamos a nuestra meta para almorzar: el hambre apretaba. Pedimos información para ir a un buen lugar y nos metimos en calles estrechas, algunas difíciles de pasar: pero las chicas eran de armas tomar y movimos todo lo que se ponía en nuestro camino, ante el asombro y apatía de algunos lugareños (pena). Nos dieron el dato de un lugar: Los sabores de mi tierra. Buena elección. Un almuerzo como se debe. Habíamos dejado la camioneta cerca y decidimos dar un paseo en la plaza cuando me acerqué a la iglesia San Martín de Tours (con torres impresionantes). Y para sorpresa nuestra, ¡nos dejaron entrar! Es una iglesia con tanta historia, vinculada a Martínez de Compagnon y el Norte peruano (https://rpp.pe/peru/actualidad/piura-iglesia-san-martin-de-tours-es-parte-de-la-historia-de-sechura-noticia-542719?ref=rpp). La primera vez que fui a esta iglesia fue en 1984. Recuerdo que tomé un colectivo desde una Piura dañada por el Fenómeno del Niño del 82-83 y logré visitar su interior. Luego en 2008, regresé a la misma y logramos subir hasta el campanario. En el 2014, poco después de un sismo, con un grupo de amigos llegamos, pero el edificio estaba cerrado. Habían caído muchas partes de las cornisas y una de las torres estaba afectada. En esta oportunidad, todo el conjunto está siendo restaurado por una empresa minera (https://repositorio.cultura.gob.pe/bitstream/handle/CULTURA/695/RESTAURACI%c3%93N%20INGLESIA%20SAN%20MART%c3%8dN.pdf?sequence=1&isAllowed=y). Estuve tomando fotos a la portada y nos permitieron acceder al interior y vimos la restauración de altares (el altar mayor ya está acabado y el acceso a la sacristía muestra su belleza pictórica; además hay un conjunto de cuadros que representan el Vía Crucis con motivos de la zona: pobladores, formas de casas, paisajes (como se ve en la iglesia de Huanchaco también). Pero uno de los secretos que nos mostraron fueron las catacumbas en las que se han hallado túneles que conectan con diversos lugares estratégicos. No pudimos subir al campanario, pero la visita nos satisfizo un montón. Aquí datos de los túneles: http://gonzalo-elobservador.blogspot.com/2012/04/hallazgo-en-obra-municipal.html.







Salimos hacia la plaza principal en la que había una feria de productos del lugar. Pero queríamos a ver la playa cercana que la visité por primera vez en 2008: Chulliyache. Piura tiene un litoral fascinante. Ensenadas, bahías, algunas islas, playas extensas, aguas cálidas, deltas de ríos como el Chira o el Piura.  Algunas lagunas se formaron con el último mega Niño del 1997-98. Además, Sechura es el desierto más grande de Perú y es una gran depresión en algunas partes que encierran alturas por debajo del nivel del mar (Depresión de Sechura que está a -34 metros b.n.m.). Tiene varios manglares, no tan grandes como los de Tumbes, pero sí los últimos que se verán hasta llegar a las zonas verdes de Chile. La primera vez que fuimos a este lugar cruzamos unas lagunas que ahora son de oxidación (lástima) y que llevan carteles advirtiendo el peligro de estas aguas. Hace 15 años, las aguas eran transparentes y había muchas aves que buscaban peces o pequeños gusanos. Nos fuimos por el camino de trocha y cruzamos la entrada a los manglares del lugar (imagino que estarán contaminados con las aguas servidas). Así llegamos a Chulliyache, también conocida como Sechura la vieja, un pueblo fantasma que se sigue usando como balneario (https://rpp.pe/peru/actualidad/piura-chulliyachi-la-ciudad-fantasmapero-que-se-resiste-a-morir-noticia-557123?ref=rpp). Había varias personas en la playa; dejamos la camioneta y nos fuimos a caminar, disfrutar la arena, la brisa marina cargada de yodo y ver cómo se iba poniendo el sol. 





Pero no podíamos quedarnos mucho tiempo ahí, pues las chicas querían hacer sus compras en Catacaos: joyas o carteras. Retornamos por la “vía oficial” y llegamos cerca de las 7:00 a nuestro destino. La visita fue a la Calle Comercio, por obvias razones. Al final, fueron carteras de cuero lo que compraron las chicas. Felices. Regresamos a Piura y dejamos a las chicas en el Hotel Mango Verde (http://www.mangoverde.com.pe/) donde pasaron la única noche, pues al día siguiente nos íbamos a Ayabaca. Fuimos a casa de Vania a ducharnos y de ahí salimos a cenar todos al Tao. La noche piurana era increíble: un montón de gente que iba y venía a diversos lugares. Mucha crisis no se veía. Cenamos bien unos makis deliciosos y sangría de vino blanco para la noche fresca piurana. De ahí a dormir, pues salíamos temprano a nuestro nuevo destino.