Cerrando el año 2023, año de
varios viajes. En realidad, este viaje no lo había previsto, pues estoy en
gestiones de vender mi casa y preparándome para recibir el primer año de
fallecimiento de mi madre (02 de enero, 2023). Sin embargo, Maria me
entusiasmaba para pasar las fiestas en Europa y, a ello, se unió Carmen Ortega,
con quien habíamos estado en Cajamarca en agosto. Consulté los itinerarios para
poder viajar y decidí salir el lunes 18 de diciembre. El día anterior, domingo
17, habíamos ido a desayunar opíparamente un desayuno a la usanza trujillana
con tamalitos, panes, pescado frito, chicharrones de chancho, para celebrar las
navidades y el año nuevo en el restaurante de Renzo Vinatea. Una despedida
opípara. Por la noche Maria viajó por ITTSA, pues ella llevaba muchas maletas
puesto que iba a permanecer un buen tiempo en Europa (tanto en Lisboa como
Bruselas).
Lunes 18: fui al aeropuerto en
taxi con mi maleta y mi mochila con las cámaras. Llegué a Lima un poco antes de
las 13 horas. Ya habíamos coordinado con Maria para vernos en el aeropuerto.
Ambos teníamos que hacer nuestros respectivos chequeos para nuestros equipajes
y reservas de sitios. Como había comprado el trayecto Trujillo-Lima-Trujillo
por separado, no se pudo enviar el equipaje directo hasta Lisboa. Lo complicado
es que Maria había comprado su boleto en IBERIA, casi todos mis trayectos eran
con LAN, salvo el trayecto Madrid- Lisboa – Madrid que lo tomé en IBERIA. Ya
en el aeropuerto, almorzamos algo ligero mientras esperábamos los turnos para
dejar nuestros equipajes en nuestros respectivos puestos. LAN tiene la ventaja
de tener a Lima como su nudo de conexión, por lo que cuenta con rápidos
procesos para dejar tu equipaje, no así las otras empresas: en IBERIA la cola
era impresionante. Uno de los factores que hicieron pesado el viaje fue las
fiestas de fin de año; el aeropuerto era un hormiguero de gente, maletas,
carretillas, paquetes. Terrible. Lo mismo iba a ver en Barajas, el aeropuerto
de Madrid y en el de Lisboa, pero menos caótico que Lima. Personalmente, Jorge
Chávez no me parece un buen terminal aéreo, muchos servicios todavía son precarios
y, con el desorden que solemos generar con nuestro comportamiento, hacen penosa
la estadía en este terminal. Esperemos que el nuevo sea mucho mejor. Salimos
puntualmente, iba sentado al lado de la ventana y la distribución de los
aviones de largo trayecto es de 2-5-2 asientos; en cambio IBERIA es 3-3-3. La
oferta de entretenimiento es bastante variada (filmes y música, incluso
juegos). No fue tan penoso el trayecto como me lo había imaginado. Ya había
hecho otro viaje desde Lima hasta Ámsterdam, que tomaba casi el mismo
tiempo. En el trayecto descubrí varios cantantes de música brasileña muy buenos:
Numanice (https://www.youtube.com/watch?v=hAw6QFzXjOU),
la cantante Marília Mendoça (https://www.youtube.com/watch?v=tI55Zu9uZEM)
y Maria Rita (https://www.youtube.com/watch?v=n6kF8UYpKrs).
Vi algunos filmes, pero aproveché dormir y caminar de vez en cuando, pues 13
horas sentado no es nada beneficioso.
Martes 19: Ya casi llegando a
Madrid comencé a conversar con mi “compañero” de viaje (durmió plácidamente
casi todo el viaje), quien era un español que residía en Lima ya hace 8 años.
Llevaba para su familia, sobre todo a su hermano, mucha fruta que es oriunda de
aquí como la lúcuma y la chirimoya entre otras cosas más. Aterrizamos a la hora
prevista. Iba a estar dos horas y media en Barajas, tiempo suficiente para buscar
la conexión, sellar el ingreso en mi pasaporte, ir a las oficinas de Iberia
para tener mi boleto de abordaje y ver qué asiento me tocaba, pasar el control
(bastante exigentes) y tomar el tren para la terminal de la cual partía mi
avión a Lisboa. El vuelo salió casi puntual a las 6 pm. Había hablado con Maria
quien me comentó que no podía recogerme, pues el tránsito era una pesadilla. Y
era cierto. Recogí mi maleta y fui a los servicios donde olvidé mi celular. Al
salir me di cuenta de ello y regresé rápidamente, y Maria me había mandado por
WhatsApp la dirección de su casa. Había llevado una buena cantidad de euros en billetes y los iba a
usar ahí. El tramo es corto en cuanto a distancia, pero pensé que la ropa
caliente que había llevado iba a ser la suficiente para aguantar el frío; sin
embargo, la realidad iba a ser otra. Maria tiene su departamento en Benfica,
exactamente en la Estrada de este barrio muy simpático, cuna de un
tradicional equipo de fútbol (https://www.eldia.com/nota/2019-5-19-4-25-31-benfica-el-barrio-en-el-que-convergen-la-vida-lisboeta-con-el-patrimonio-cultural-turismo).
Dejamos las cosas y nos fuimos al centro comercial Colombo, al cual fuimos a
pie (https://www.colombo.pt/lojas/).
Es un centro comercial (mall) que tiene una gran cantidad surtida de tiendas,
incluido el FNAC, mi lugar favorito, un espacio de libros, música y cine;
compramos algo de ropa y un par de pantuflas, pues el frío estaba arreciando.
Fuimos a FNAC (https://www.fnac.es/) para
comprar algunos cómics, CD y B-Ray. Lo último ya no había más en tiendas. Pena.
Pero sí compré unos CD de música de cantantes portugueses: Ana Moura (https://www.youtube.com/watch?v=TZurR7xGk4c);
Mariza (ya tenía más música de ella, https://www.youtube.com/watch?v=y2g03OkoMiQ); Nuno da Camara Pereira (https://www.youtube.com/watch?v=MvacX23T4ww);
y el descubrimiento de la cantante Dulce Pontes, una de cuyas canciones se ha
internacionalizado con un viejo fado (lo cantaba Amalia Rodrigues), Canção do
mar (https://www.youtube.com/watch?v=v_2fyB4dj4U),
canción para un pueblo que vive con el mar. Salimos en dirección a la casa para
luego ir a cenar en O Solar de Benfica. Una verdadera cena pantagruélica:
después de meses pude tomar vino, en este caso vino verde para acompañar el
bacalao. Ya estaba en Portugal (https://es.restaurantguru.com/Solar-de-Benfica-Lisbon-2).
Lo bueno del barrio es que cuenta con todo tipo de servicios como veremos
posteriormente. En casa habían llegado varios números de Visão História, por lo
que tenía varias revistas para leer. Además, algo de televisión para ver. Hicimos
algunas compras en la tienda que está en la primera planta para el desayuno de
mañana. Al día siguiente iríamos a dejar el auto de Maria, quien ya le había
cambiado la batería, al servicio mecánico para su mantenimiento, pues tenía que
pasar revisión técnica.




Miércoles 20: salimos temprano,
luego de un buen desayuno. Maria y yo fuimos a dejar su auto en Norauto
Alfragide; iba a tomar todo el día. Hoy íbamos a tener un día un poco
accidentado. Dejamos el auto para recogerlo más tarde y fuimos en busca del
auto de Soraia, su hija, para ir al castillo de Palmela, donde nos pasaría la
primera aventura. Maria no se sentía muy segura con el auto de su hija, el cual
también iba a tener una revisión total, pues con este se irían ambas hasta
Bruselas el 26 de diciembre. Al llegar al lugar, se podía ver en la cima el
castillo en el que funciona también un hotel de 5 estrellas. Tuvimos un
percance al querer pagar un peaje, pero se solucionó rápidamente. Comenzó el
ascenso al lugar; Maria quiso subir a lo más alto para dejar el auto, pero este
no respondía ni en primera; me pidió que manejara, pero también fue
infructuoso. En el cambio para asumir el timón, sentí que mi celular había
caído, pero no tenía la certeza. Llevé el auto en retroceso hasta el
estacionamiento y me percaté que no tenía el dichoso celular; eso nos generó
una angustia que nos iba a impedir disfrutar tan interesante lugar: un castillo
de los caballeros de la Orden de Santiago. La iglesia del conjunto fue
destruida en el terremoto de 1755 y actualmente vemos sus ruinas. Como toda la
península ibérica, esta zona fue arrasada y refundada por los árabes hasta que
esta zona fue recuperada por los cristianos. La visita la hicimos rápido, pues
nos dedicamos más a preguntar si habían encontrado el celular y viendo
soluciones para este caso. Felizmente el celular estaba refundido en el piso
del auto que tiene tapiz negro. A ambos nos volvió el alma al cuerpo y nos
propusimos regresar al lugar luego de almorzar en Setúbal con la hermana de
Maria y su simpático esposo. Aquí información de este interesante lugar: https://www.turismoenportugal.org/castillo-de-palmela,
https://www.ecured.cu/Castillo_de_Palmela.
El mundo medieval portugués me estaba rondando, pero tendría oportunidad de ver
más de este en mis últimos días en Lisboa. Con el fin de no hacer esperar más
el almuerzo, nos fuimos hacia Setúbal. Dejar estacionado un auto en Europa es
toda una odisea: lo vimos en Lisboa y los lugares cercanos; y lo vería más
dramáticamente en España. Setúbal es una joya que no pude disfrutar como vemos
en la información que aquí alcanzo: https://viajeconpablo.com/que-ver-en-setubal-guia-viaje/,
https://viajeros30.com/2019/10/23/que-ver-en-setubal-playas/.
Esta joya la visitaré en mi próximo viaje. Pero sí comimos rico. Portugal es un
país marítimo. Su mayor extensión no está en el continente, sino en el océano
de prosperar un plan que ha generado ciertas polémicas en muchas partes de Europa
y Norteamérica. Portugal ha estado muy vinculado a sus colonias, las que le
dieron riqueza y poderío: https://www.youtube.com/watch?v=sxuif358eF4.
Esa historia y sus territorios isleños le pueden permitir ampliar su actual extensión,
hasta duplicarlo como vemos en los siguientes videos: https://www.youtube.com/watch?v=Yio7veTYP_M,
https://www.youtube.com/watch?v=YQ2FJJcd9go.
Sin embargo, el mar también les puede jugar en contra de su litoral y la
población que lo habita. Algunas construcciones han sido contraproducentes,
como algunas construcciones de espigones y diques, y se asemeja al triste caso
del litoral trujillano con el caso del molón de Salaverry (https://www.youtube.com/watch?v=XetJfZmEzos).
El mar está presente en el arte portugués, como lo podemos oír en su fado (como
el que he puesto anteriormente cantado por Dulce Pontes). Aquí un sencillo y breve documental sobre el
tema con algunos buenos cantantes: https://www.youtube.com/watch?v=l4LMRkD1fRw.
Este documental es más extenso, pero muy bueno en el que se entrevista a una de
las mejores cantantes actuales de esta música: Mariza (https://www.youtube.com/watch?v=a5O6E59dV8Y).
Setúbal está considerado como un lugar
de excelentes playas; pero también donde puedes comer una de las bondades de su
espacio marítimo: el calamar (choco). Para eso nos fuimos a la Casa Santiago, o
rei do choco frito (https://es.restaurantguru.com/Rei-Do-Choco-Frito-Setubal-Municipality/menu).
Había una cola relativamente grande para entrar, lo cual indica que el lugar es
bastante famoso; felizmente, Cremilda (hermana de Maria) y su esposo, Rogerio,
habían ido más temprano por lo que ya habían separado una mesa para los cuatro;
ellos ya habían empezado, pues era un poco tarde ya. El vino verde roció
nuestra comida. Tras un contundente postre, salimos para ir a los autos y
tratar de volver a visitar Palmela. Antes fuimos a ver una estatua simpática
que hicieron los propietarios que emula a Fernando Pessoa como un calamar. Tal
es la cultura del mar en esta zona, que la rotonda que se halla frente al restaurante
tiene un conjunto de estatuas y el lugar se llama Rotunda das Sardinhas (rotonda
de las sardinas). La avenida que acoge todo esto se llama Luísa Todi, de la
cual hablaremos después. En nuestro fallido camino a Palmela, nos equivocamos de ruta. Tuvimos que recorrer un extenso tramo para retornar al punto inicial. Palmela será visitado en otra oportunidad. Nos fuimos hacia Lisboa; habíamos atravesado el Tajo
por el puente Vasco da Gama y regresamos por el 25 de abril. Dejamos el auto de
Soraia y fuimos a recoger el auto para pasar la revisión técnica obligatoria
(estaba atrasada). Dejamos el auto ya arreglado en casa y nos fuimos en metro a
la tienda del Corte Inglés, puesto que una de las estaciones da exactamente a
esta tienda y puedes ingresar directamente a sus instalaciones (https://www.elcorteingles.es/centroscomerciales/es/eci/centros/centro-comercial-estella).
Aquí aproveché para comprar unos guantes sencillos y una boina (por fin), la cual iba a usar durante todo el viaje para evitar el frío (sobre todo en
España). Nuevamente tomamos el metro para irnos a la Plaza Rossio o de Pedro IV
en la Baixa (https://www.lisboa.es/que-ver/plaza-de-rossio/).



En esta plaza, siendo fiestas navideñas, había una bonita feria popular
promovida por la municipalidad, con quioscos ordenados y señalizados; me hace
recordar el desorden provocada por las autoridades ediles trujillanas con sus
propuestas populistas que generan caos y suciedad en la plaza principal. Aquí
no, todo ordenado; vendían de todo, así pude comprar los regalos que tenía que traer
a Trujillo: cerámica muy bonita y unos polos que identifican a Lisboa y Portugal
(www.truska.pt). Ya el hambre apretaba por
lo que nos fuimos a buscar un lugar para cenar: nos quedamos en el restaurante
A Lota (https://www.tripadvisor.com.mx/Restaurant_Review-g189158-d2392183-Reviews-or40-A_Lota-Lisbon_Lisbon_District_Central_Portugal.html).
Lastimosamente Maria tuvo una langosta no muy fresca. Salimos del restaurante
rumbo a casa. Nos fuimos a ver televisión. Aunque estábamos muy cansados, vino el
filme Barbie. Muy graciosa. Así cerramos nuestros primeros dos días de esta
buena visita.