Qué semana. Domingo, 5 de
julio. Entre tirios y troyanos, diversos congresistas de la Comisión de Constitución
proponen un bodrio que levanta una polvareda en la opinión pública peruana. El
despropósito de un grupo destemplado propone un proyecto amorfo con el prurito
de molestar al Gobierno actual tras haberles corregido la enmienda del inicial
propósito: levantar la inmunidad parlamentaria congresal, que se ha convirtió
en un blindaje escandaloso de delincuentes de toda catadura para acceder a un
escaño. Esta protección ha permitido que se hayan encubierto a mañosos, cutreros,
estafadores, mentirosos, sospechosos de narcotráfico. Un gran etcétera. La
colectividad reaccionó y empezó con el desbande del Comité Consultivo de dicha
Comisión en rechazo a ese soberano engendro que nació con una intención
malévola de que, al final de cuentas, este proyecto sea rechazado por ser
inconstitucional. Pues sí, todo apunta a
que ese Frankenstein no pase la aprobación y vuelvan a las mismas aguas,
quedando toda esa estela delincuencial en las mismas condiciones. Impunidad.
Astutamente hicieron esta maniobra cuando la sociedad peruana atraviesa los
momentos más graves de la pandemia que la merma en todo sentido: social,
económico, cultural y, por supuesto, político.
Miércoles 08 de julio. El
actual presidente, Martín Vizcarra, convoca formalmente a Elecciones Generales
para el domingo 11 de abril del 2021 y una posible segunda vuelta de haber
mayoría para presidente el 06 de junio. Esta convocatoria va en respuesta
contra la famosa Comisión que venía estudiando la posibilidad de aplazar dichas
elecciones hasta mayo del mismo año. Un verdadero contraataque que cambia
muchos escenarios y, debido a los plazos, comienzan a moverse otros hilos que
aparecerán dentro del próximo ambiente electoral en el marco de esta atroz
epidemia. El COVID-19 ha desnudado muchos errores acumulados por décadas,
fomentados por los diversos partidos políticos y sus líderes al aferrarse a un
modelo que aparece, frente a esta realidad, como el causante de muchos males
acentuados en los últimos 30 años: se lo ha visto en salud, en educación, en el
manejo de los fondos de pensiones, en el sistema bancario, en la lucha contra
la corrupción, en el crecimiento de la informalidad. Estas serán las promesas
electorales de enmienda de los 24 partidos que quedan para la contienda. Por
eso no es nada raro que resuciten personajes con relatos electorales que
apuntan hacia una sociedad devastada con muchas necesidades. Esos serán los
caballitos de batalla para estas nuevas elecciones.
Pero, los últimos sucesos
debilitaron a casi todos los partidos políticos por el accionar de sus
congresistas. APP y AP han protagonizado escándalos que les pasarán la factura
por sus abstenciones y propuestas, así como la persistencia de FP de defender
un sistema injusto moverá el sentimiento electoral. Ahora, ¿qué nos irán a
prometer? Los electores debemos escuchar.
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