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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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sábado, 24 de diciembre de 2011

SEGUNDO DÍA CARIOCA: JARDIM BOTÂNICO



Lunes 28 de noviembre. Las actividades de la Alianza empezaban recién esa noche. Iba a ser la final del Concurso de la Canción Francesa entre todas las sedes de las Alianzas de Brasil y prometía ser una noche memorable. Por la mañana, luego de nuestro suculento desayuno, fuimos al local central y de ahí nos fuimos a caminar un poco. Caminamos para cambiar dinero, ya que aún no tenía la moneda local (el día anterior una persona nos había prestado) y necesitábamos hacer cambio urgente. Además, el dólar no circula tan libremente y muchas tiendas rechazan los billetes, por lo que era urgente hacer el cambio. Había intentado sacar dinero con tarjeta, pero parecía que la cuota diaria había sido ya cubierta con los pagos que había hecho el día anterior. Y casas de cambio no había tan disponibles por lo que hallar dinero se volvió casi un suplicio para varios de nosotros. Nos dijeron ir a la Avenida Rio Branco y eso es lo que hicimos. Hallamos una y, ya con más comodidad, comenzamos a hacer planes para la tarde. Almorzamos en un restaurante que había sido el punto de reunión de muchos creadores del movimiento que creó el Bossa Nôva, y muchas fotos del local lo demostraban. El Bossa Nova fue un movimiento no solamente musical, pues hubo toda una movida política alrededor . Aquí más datos: file:///D:/ARTE/Dialnet-RioDeJaneiroCuerpoYLatidoDeUnaCiudad-3626077.pdf.  Un buen almuerzo rociado con una buena cerveza para ir de visita al famoso Jardín Botánico de esta ciudad. De la misma Rio Branco, cerca de la Biblioteca Nacional tomamos un taxi las cuatro personas que tuvimos el tiempo y la voluntad de hacerlo. El trayecto nos mostraba una ciudad con un tráfico intenso, con autovías por todas partes y nuevos túneles para poder comunicar diversas partes de la ciudad a las cuales se llegaba por un largo periplo. Pese a todo, tomamos un buen tiempo y tuvimos que rodear la laguna Rodrigo de Freitas (la llaman Lagoa) para poder llegar a nuestro destino. Vimos que en medio del lago estaban armando un inmenso árbol que, a estas alturas, debe estar en todo su esplendor. Es uno de lo más grandes de Rio. Llegamos a este bello Jardín, el cual tiene más de 200 años y fue creado por D. João. Ocupa 137 hectáreas, por lo que recorrerlo toma su buen tiempo. Tiene zonas que muestran densa vegetación que se pierden con el paisaje natural que rodea a la ciudad. Además hay cientos de aves que anidan en sus numerosos árboles; así pudimos ver una bandada de tucanes que se movían libremente. Accedimos por la entrada principal y nos recibe una avenida de bellas palmeras, alineadas y majestuosas (Aléia Barbosa Rodrigues) y nos dirigimos hasta la Fuente de las Musas (Chafariz das Musas), que representa muchas alegorías. El lugar es utilizado también para sesiones fotográficas y vimos una pareja vestidos de novios tomándose fotos, quizá, para una revista de la ciudad. Luego nos dirigimos a un pequeño lago artificial construido por la acción de uno de sus directores, Fray Leandro, cuyo busto se encuentra cerca del mismo. El lugar es un verdadero remanso y caminas con toda tranquilidad. A pesar de estar parcialmente nublado, la lluvia no llegó a caer por lo que hicimos una buena caminata por los diversos lugares que nos permitió el tiempo: vimos plantas insectívoras, el árbol de la canela, diversos tipos de bambú. Llegamos a un museo muy interesante: la casa de pilões, lugar que fue utilizado como depósito de pólvora (antes, desde sus orígenes en el siglo XVI, había sido un molino) durante el periodo en que Rio de Janeiro se había convertido en la capital del Imperio Portugués. La información es profusa y con buena museografía. Tras esta interesante visita, y ya un poco apretados de tiempo, fuimos a ver los lugares que nos interesaban: un gran centro de orquídeas, un centro de bromelias y un interesante lugar de cactus. En verdad, para nosotros, los peruanos, que compartimos una selva prodigiosa (espero que no la arrasen como lo está haciendo un poco Brasil) y la riqueza de nuestra sierra, nos permite ver mucha flora que nuestros ojos no lo suelen prestar atención debida. Aquí en Trujillo, gracias a la visión de un buen hombre como el desaparecido Dr. Hernán Miranda, se creó un jardín botánico, pequeño, sencillo y con muchos problemas de rechazo de constructoras (¡cuándo no!) y vecinos. Pero un jardín botánico es un patrimonio tangible que toda gran ciudad debe tener. Y este gran pulmón está protegido por la UNESCO como Reserva de Biósfera.  Aquí hay más datos de tan interesante lugar: http://www.jbrj.gov.br/. Otro más para obtener detalles diversos para los amantes de parques, de fauna, flora y ecología: https://imaginariodejaneiro.com/que-visitar-en-rio-de-janeiro/areas-verdes/jardin-botanico/. Viéndolo bien, después de estas intensas discusiones que nuestra sociedad ha vivido en las últimas semanas a raíz de la minería como la salvación de nuestra economía, no se ha visto las posibilidades en el mundo agrícola como en el mundo del turismo que puede atraer bellos lugares naturales que amenazan ser destruidos por la angurria de los hombres y su fácil solución. Durante los días de nuestra visita a Brasil se había abierto la fuerte discusión sobre la ley de la Amazonía, la cual había movilizado a mucha gente por algunas polémicas decisiones de no incluir ciertos territorios para beneficiar a otras grandes empresas, así como los criterios empleados para la reforestación. Lo interesante es que la televisión brasileña tenía las “puertas” abiertas a todas las posiciones y las discusiones eran serias, todas televisadas, en las que se exponían los riesgos de las propuestas alcanzadas por el Parlamento. Como siempre, había gente que quería las sabidas soluciones rápidas. Pero, grandes soluciones de ahora, inmensos problemas del mañana. Rio de Janeiro está apostando por su vida natural y le saca provecho a eso. La ciudad se ha vuelto un importante centro de convenciones y ofrece al visitante su mejor esplendor: su naturaleza. Un ejemplo lo vimos con un compañero, los días que estuvimos era temporada baja y los hoteles estaban llenos por las semana siguiente, nuestro compañero pasó aprietos para conseguir hospedaje por ese par de días.

Nuestra visita la terminamos tomando una buena infusión acompañando una deliciosa torta de manzana. Nos quedaba poco tiempo para prepararnos para la noche de gala, así que nos enrumbamos en un taxi hacia nuestro hotel. Y logramos ver lo terrible que puede ser el tráfico en la famosa hora punta. Una experiencia para no repetir.