

A raíz de los últimos luctuosos sucesos en la selva de nuestro país, y tras lectura de muchas informaciones, opiniones y verdades a medias oídas, me vino a la memoria mi experiencia becaria en Dinamarca en los años 94 y 95, durante el invierno europeo. Además la lectura de un texto tan aberrante como el del señor Andrés Bedoya me provoca escribir esta reflexión que viene a pelo con el contenido de su torcida y aviesa opinión.
Me tocó ganar una beca muy interesante para Dinamarca en 1994 ( beca que debería ser difundida como proyecto educativo entre todos los países y todas las comunidades de un país como el nuestro). Me convertí en un profesor visitante gracias a DANKS AFS, la generadora del proyecto. Un profesor de un país de Sudamérica permanecía, por el espacio de dos meses, en un colegio en el cual habían adaptado su currículo escolar en diversas materias para que el profesor visitante (en este caso, yo) pudiera ir enseñando diversos temas de Perú y este material enseñado iba a ser materia de debate e investigación del colegio mencionado. El colegio al cual fui enviado fue KLEMENSKER SKOLA, en una pequeña ciudad del mismo nombre (Klemensker) en medio de una isla: BORNHOLM.
Salí en octubre de 1994 cargado de material, ideas y miles de preguntas sobre mi desempeño. Ellos tienen una vasta experiencia con docentes venidos de África y mi caso iba a ser el primero. Cuando llegué, mi proceso de adaptación a la sociedad danesa era por un lado rápido y, por otro, lento. Lo práctico debe ser así; pero las relaciones sociales y la mentalidad toma su tiempo.
Al preparar mis clases (fui con libros, música, transparencias, diapositivas) me iba dando cuenta que muchas cosas que daba por sabidas en Perú, las tenía que replantear. Pero lo más interesante es lo que iba aprendiendo de esta singular sociedad en la que cada uno es responsable de sus proyectos y compromisos, así como una interesante percepción de las cosas. Pude compartir también los cambios drásticos que vivían en ese entonces entre las generaciones (ahora, quiza, sean más acentuadas); los mayores están más imbuidos en lo social y el respeto por la persona; pero, los jóvenes viven mucho la influencia de la sociedad de consumo e individualismo; recuerdo mucho que la frase que más me decían, por el castellano, era "Hasta la vista, baby", tomada directamente del film TERMINATOR, que era una suerte de paradigma para muchos jóvenes y niños que tuve la oportunidad de enseñar no sólo en Klemenskar, sino en Nyggard y Copenhague. La forma cómo trataban a todas las personas que llegaban a sus sociedades era muy interesante y es, en cierta forma, cómo es que entre ellos se tratan; una vez hice una broma, muy usual entre nosotros en Perú, sobre ciertas características físicas. La broma fue pésimamente recibida. Una sociedad que basa sus relaciones en diferencias y, que de estas genere escarnios, es una sociedad que va hacia el conflicto. Dinamarca recibió y recibe (así como a mí) a miles de personas por diversas razones; mi aporte a esa sociedad fue hacia la educación y vi mi aporte realizado cuando en el mes de enero regresé para despedirme de todos mis alumnos y colegas en una inmensa feria que habían hecho sobre Sudamérica. Y como no lograron hacer espacio en el colegio, lo hicieron ¡en el súper mercado! Fue algo impresionante ver cómo habían trabajado con mucho interés, pasión y responsabilidad ese proyecto: diversas embajadas habían enviado material de difusión, buscaron alimentos (les enseñé algunos platos de comida típica, eso era parte del proyecto, genial) para hacer platos típicos de varios países; y como había gran cantidad de chicos sudamericanos de AFS en Dinamarca, los invitaron a esta fiesta nuestra (la hicieron para nosotros y para que nos conozcan más). Todo estaba basado en el respeto y en el deseo de conocer al otro, muy inspirados en la educación de GRUNDTVIG, hombre que marcó la pauta educativa de estos países. Países con mayor índice de educación holística, integradora, basada en palabras con sentido (que muchos llaman valores, término tan manido).

En el tiempo que estuve conocí fuera de daneses (obviamente), a sudafricanos, islandeses, bengalíes, keniatas y de otras nacionalidades que ya no recuerdo a estas alturas. Pero sí recuerdo que la forma de querer mejorar su espacio, su sociedad y su mundo es conociendo al otro y respetarlo tal como es. Y eso es lo que todos los que estuvimos en ese hermoso proyecto sentimos.
Si Bagua no es desconocido es porque adolecemos de las herramientas necesarias para acercarnos a ellos. Quizá el rubro educativo tenga en esta propuesta una buena solución a largo plazo. Este proyecto se lo presenté a León Trahtenberg, un buen amigo y consejero, y me dijo que era bueno. Lastimosamente, y gran error mío, este modelo lo postergué. Quizá de haber comenzado este proyecto en el 95, algunos buenos frutos hubiéramos logrado, conocernos más; no ir de visita a un lugar para estar encerrados en un hotel y querer vivir en discotecas como suelen hacerlo nuestros chicos en sus viajes. No. Hay que llevar a la sociedad a casa y esté engarzado en un proyecto mayor, globalizador.
Algo que vi con pena es que esa cultura del individualismo crece rápidamente. Para embrutecer a la sociedad, para poder controlarla más y matar la solidaridad; así tenemos la reacción de muchas personas, sobre todo, jóvenes no comprometerse en estas causas, ya que "no es tu problema".
Hay que persistir en la educación hacia la integración, la tolerancia y conocer al otro. Así, creo yo, las ideas abyectas de un tipo como Bedoya caerían en saco roto. Ojalá.
Les agrego este enlace que me parece muy interesante: