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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 8 de julio de 2018

A MERCED DEL FUEGO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DOMINGO 08 DE JULIO) DOS GRANDES INCENDIOS EN LO QUE VA DEL AÑO


Trujillo sufrió un nuevo siniestro realmente dantesco. En enero de este año, tuvimos un incendio en la urbanización Palermo en una zona densamente comercial en la que la informalidad y la temeridad actuaron juntas para que diez tiendas se calcinaran por completo. Ahora fueron pasto de las llamas varios restaurantes, un hotel, farmacias y ópticas, y la bella casa republicana que los acogía.
En otras latitudes, los incendios pueden tener un origen natural: sin ir muy lejos, hace dos años, diversas zonas de bosques en la sierra peruana (como Laquipampa en Lambayeque) se vieron afectadas por fuegos forestales debido al intenso calor y una leve sequía que permitieron que los fuegos se extendiesen sin control rápidamente. Estos fenómenos catastróficos se tornan fácilmente en mortales como sucede con los devastadores incendios en California (prácticamente cada año) o el acaecido en Portugal el año pasado cuando ráfagas de viento caliente y llamas (tormenta ígnea) “envolvieron” una carretera (Nacional-236) calcinando muchos vehículos con sus ocupantes. La cifra de muertos ascendió a 69. En los países que sufren estos fenómenos climáticos tienen una alta cultura de la prevención, pues un incendio forestal se vuelve generalmente incontrolable. Sin embargo, se ha visto que muchos de estos incendios son provocados por agricultores (como sucedió en los alrededores de Machu Picchu); por traficantes de tierras (Pomac u otros bosques secos); lastimosamente, por pirómanos; o por turistas descuidados que hacen fogatas que se tornan en la destrucción de bellas zonas como acaeció en Torres del Paine del lado chileno. El factor humano se vuelve decisivo.
Y es el factor humano el que ha causado los siniestros que los trujillanos hemos tenido en lo que va del año. Instalaciones deficientes, construcciones inadecuadas, uso incorrecto de material inflamable, robo de elementos de seguridad (cables u otros utensilios); e, incluso, basura acumulada. Todos estos factores pueden propiciar un incendio. Basta ver las tomas que emitía un dron durante el incendio en las que se podía ver los techos aledaños, algunos con todo tipo de basura de naturaleza inflamable (cartones, madera, plástico). El incendio desatado en Palermo se originó en un espacio que no tenía medida alguna de seguridad. A raíz de este incidente, se procedió a aplicar medidas drásticas con ciertos locales y edificaciones de alto riesgo. Pero por nuestra actitud populachera y por la contemplación impropia que nos tenemos como sociedad, reaccionamos inadecuadamente ante las acciones correctivas necesarias. Pensamos que son draconianas; luego, durante y después del desastre solo nos queda la lamentación de los porqués de nuestra mala suerte. Una mala suerte propiciada por nuestra falsa ignorancia o nuestra dejadez intencional. Un incendio que nos está desnudando como sociedad. Una sociedad que prepara más incendios por venir.

domingo, 14 de enero de 2018

VISITA DEL PAPA (ARTÍCULO PARCIALMENTE REPRODUCIDO EN LA INDUSTRIA) DOMINGO 14 ENERO

Entre el 18 y 21 de enero el papa Francisco estará visitando nuestro país. En esta tercera oportunidad de la visita de un máximo jerarca de la iglesia católica, Francisco estará en solo tres ciudades peruanas, siendo una de ellas, Trujillo. Su llegada coincide con un ambiente social y político bastante movido en el país, en general, y en nuestra ciudad, en particular. En medio de un indulto otorgado por el Presidente, que ha polarizado al país, el Papa se va a encontrar con un panorama no muy armónico que digamos, pese a que el Gobierno ha designado a este año como el del Diálogo y Reconciliación.
Este viaje a Sudamérica (visitará Chile también) fue bastante esperado; ha visitado, en nuestro continente, Brasil, Bolivia, Paraguay, Ecuador, Cuba, Estados Unidos y México. Siendo esta parte del mundo una de las canteras más fuertes del catolicismo, este viaje era bastante anunciado y anhelado por la grey católica. Hubo una serie de especulaciones por las cuales el papa Francisco no ha incluido a nuestro país en visitas anteriores, siendo la más fuerte la de las posiciones divergentes de nuestro actual cardenal y la del Romano Pontífice. Luego de 33 años (casi como los años que la Selección Peruana no participaba en un Mundial de Fútbol), nuestro país será visitado por un pontífice en un contexto totalmente diferente, aunque en esencia los móviles son casi los mismos: conflictos sociales y culturales.
La forma cómo se abordaron estos agudos temas por el papa Juan Pablo II fue bastante moderada y hasta conservadora. Aunque el mundo aún no era consciente del daño que como especie estamos infligiendo al planeta debido a nuestro estilo y al modelo económico que impera por todas partes, en la actualidad esas repercusiones sí están afectando zonas de alto riesgo, entre ellas la franja costera del Pacífico sur; en otras palabras, Ecuador, Perú y Chile. Francisco I se preocupa por esta grave situación, que pareciera irreversible. El reciente Fenómeno del Niño costero golpeó duramente el Norte peruano y nuestra ciudad fue atravesada de este a oeste por siete huaicos. Para cualquier persona informada nuestra frágil costa es una zona en permanente amenaza y el factor climático (de manera externa o interna) nos pasa una fuerte factura. No creo que, salvo para los consabidos especuladores e inescrupulosos de todo tipo, lo vivido en marzo del año pasado vaya a ser de feliz recordación para el grueso de la población. Me parece que la buena voluntad de Francisco va a chocar con los intereses económicos de muchas empresas y personas inescrupulosas (de todo tipo) que permanentemente están atentando contra el planeta y contra la integridad física (es nuestro hábitat natural). Hay que ver lo que hacen la minería ilegal, las industrias de extracción (como la pesca), el uso de aguas, un largo etcétera que ojalá entre en reflexión. Además, llega en los preámbulos de una pronta campaña política en la que los candidatos electorales se presentarán como salvadores y hombres probos que velarán por el bienestar social. Muchos quizá se cuelguen de su imagen, es cuestión de ver qué sucede en esos días para ver quiénes se “suben al carro” para “bendecir su candidatura”.
Desde los inicios de su investidura, Francisco ha querido arreglar, enmendar algunos entuertos de una vasta institución en la que han sucedido una serie de irregularidades y crímenes que han atentado contra la integridad física de muchos feligreses. Algunas gestiones económicas no han sido nada transparentes y la sombra del Banco Ambrosiano, cuyos tentáculos llegaron hasta Argentina y nuestro país, permanece hasta nuestros días. Otra es la gran mácula de la pederastia, algunos de cuyos graves incidentes sucedieron en nuestro país y las víctimas fueron niños o adolescentes de toda condición social. Los nombres de Luis Fernando Figari y Sodalicio aún están latentes entre muchos varones de clase alta que sufrieron abusos sexuales, por los cuales la misma institución decidió separarlo. Sin embargo, por razones ilógicas de la ley (prescripción, también claramente utilizados por cuestionados líderes políticos), Figari no ha sido tocado; peor aún, en febrero del año pasado (2017) la Santa Sede declaró que sus actos no fueron crímenes. Lo ha mandado a una suerte de exilio dorado para que en silencio reflexione por sus actos.  (Cuando envié este artículo aún Francisco no había pedido la intervención del Sodalicio).
Mientras, recientemente un hombre acusado de haber violado a su sobrina menor de edad lo enviaron a cadena perpetua, Figari sale libre de polvo y paja. Desproporción que la sociedad no puede aceptar si ellos predican la justicia y el respeto de la integridad física.

Por otro lado, es un gusto ver que la ciudad se organice para recibir a tan alta autoridad; es ejemplo debería de ser permanente para tener una ciudad más limpia (no solo depende de las autoridades, sino del ciudadano de a pie) y contribuir con el buen funcionamiento de los procesos de la visita. Sin embargo, la paralización y obstrucción de muchos sectores de la ciudad implican algunos riesgos. Individuales, al posible entorpecimiento del libre tránsito de vehículos particulares (esperamos que haya incidentes como partos, enfermedades súbitas u otras emergencias) o colectivas: fui testigo de pequeño de una turbamulta originada en una procesión a raíz de una quemada de pelo; muchos niños quedaron sofocados o mal heridos (con fracturas) producto del pánico originado. Cualquier incidente originado puede acarrear desgracias mayores, habida cuenta que muchas familias llevan a sus menores hijos e, incluso, niños lactantes que van a estar expuestos a rayos solares (deshidratación) y un calor veraniego. Detalles que debemos de tener muy en cuenta para hacer de esta visita un buen recuerdo para los habitantes y visitantes de nuestra ciudad.

domingo, 5 de febrero de 2017

DESNUDEZ TOTAL (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 05 FEBRERO 2017)

Lo sucedido el último jueves 02 en Trujillo desnudó totalmente a toda una ciudad de casi un millón de habitantes que teóricamente debería haber tenido una capacidad de respuesta más efectiva ante este fenómeno pluvial ocurrido, puesto que hasta hace menos de un año la ciudad y la Región entera estuvieron ejecutando diversas obras de prevención ante un fuerte fenómeno del Niño ampliamente voceado durante el 2015, tanto así que diversas actividades fueron elevadas a alerta amarilla, como sucedió con el año escolar en todo el Norte peruano. El fenómeno en sí se manifestó levemente y no tuvo el temido impacto que iba a golpear toda actividad humana en el Norte y específicamente nuestra Región y ciudad. Los efectos se vivieron en otras regiones del planeta. Uno al leer los diarios  de esos meses puede obtener información que da cuenta de las obras planificadas (algunas quedaron inconclusas, parece ser) e informes de monitoreo que iban y venían sobre las medidas preventivas que se hacían para el agro y sistema vial departamental, así como las que se iban tomando en una urbe que guarda en sus recuerdos los daños infligidos sobre sus habitantes en 1982 y 1998. Las autoridades de entonces estuvieron alerta hasta declararse oficialmente culminado en el mes de mayo del año pasado. Ergo, todo el país mantuvo, en teoría, su atención y precaución ante una grave ocurrencia hasta hace ocho meses.
Sin embargo, casi medio año después, lluvias de regular intensidad (no son las que un mega Niño trae) han mostrado de manera abrupta que todas aquellas voceadas prevenciones no han cumplido con su objetivo. El Estado había destinado una buena partida presupuestaria para ser ejecutada por el Estado mismo, los Gobiernos regionales y locales. El Gobierno de ese entonces había destinado presupuestos para medidas preventivas durante el 2015 y para reconstrucción en el 2016. El dinero estaba destinado a limpiar y mejorar de cauces de ríos, construcción de muros de contención, sistema vial, entre otros. Los resultados no pueden ser tan buenos si hemos tenido esta situación casi desastrosa que estamos viviendo y que tiende a agravarse. La pregunta es qué se hizo.
Lo de Trujillo como ciudad sí es lamentable. Las lluvias desnudan una gran verdad: nuestro sistema vial va camino al colapso. Entre rompemuelles y la carencia de drenes, la ciudad se convierte en un gran charco que incrementa la molestia por la lenta evaporación de las aguas estancadas y el peligro latente de un rebrote de las no pocas enfermedades endémicas de la Región, como el dengue. Pero además están los ciudadanos que somos poco conscientes de cómo actuar en estas situaciones: el caos generado en el tráfico casi rayano al salvajismo es una muestra de lo poco preparados, en general, que estamos. Los trujillanos nos convertimos, a la larga, en una gran parte del problema. Vayamos a cambios necesarios de estructuras sociales y mentales.

lunes, 1 de marzo de 2010

PENA Y APRENDIZAJE

Hablar sobre lo sucedido en Chile ya es casi redundante. Lo de este último sábado, sin embargo, ha mostrado las partes más brillantes de las personas así como sus sentimientos y emociones más oscuras. En algunos casos, las intenciones de ayudar pueden, en vez de ayudar, generar más caos y confusión. Veía en la televisión chilena a algunos reporteros que, quizá, en un acto de solidaridad pedían ayuda inmediata en tal o cual lugar cuando todavía no se había conocido la dimensión de la tragedia; algunas veces, estas situaciones pueden generar falsas expectativas a personas cuyas posibilidades de recibir ayuda son un poco remotas viendo la dantesca situación en la cual otras son más apremiantes y urgentes. Esta tragedia ha rebalsado todos los límites. Quizá Chile haya estado preparado para un sismo, pero no para el de la magnitud y calamidad como el que los ha azotado este último 27 de febrero.
El día de hoy en el comedor hablaba con los miembros de mi familia sobre las ubicaciones de las cosas útiles y urgentes que deberíamos tener a mano: qué poco preparados estamos. Una linterna, un botiquín. ¿Agua? No se ha previsto. ¿Alimentos no perecibles? Tampoco.
Este terrible y penoso acontecimiento debe invitarnos a cada uno a la reflexión en todo lugar y levantar la mirada a tu entorno. Trujillo no sobreviviría a un desastre así. Zonas como El Golf, de un suelo de alta licuefacción sería una zona de catástrofe; me parece que los edificios construidos en esa zona no cuentan con zapatas, así que la posibilidad de hundirse son altas, así como le pasó a casas de dos o tres pisos en el terremoto de Chimbote del 70. Nuestro centro histórico quedaría en ruinas y muchas de las casas semiderruidas serían trampa mortal de la gente que vive ahí. Cerca de la Alianza Francesa, tenemos 4 casas tugurizadas las cuales caerían sin remedio.
Las rutas de fuga de muchas zonas de la ciudad se convertirían en trampas mortales, ahora que se han dedicado a cerrar muchas de las calles con trancas. Es obvio que en caso de sismo pocas personas se preocuparían en levantarlas y permitir el fluido de autos, sobre todo, los vehículos de emergencia como bomberos y ambulancias,..¿o los vecinos se preocuparían? .
Es cierto los comentarios que he leído y oído en estos días: la falta de seriedad para hacer un simulacro. Los he visto en el colegio y en la universidad, centros en los que trabajé y trabajo, y la actitud de las personas (no digo los jóvenes, ellos imitan el ejemplo) es indolente, pusilánime y vergonzosa; mas el día en que se ven en aprietos, son generalmente estos incoscientes (hombres y mujeres) quienes más generan daños y desastres personales. Me pareció muy interesante las reacciones que tuvieron muchas personas a raíz de la alerta de tsunami en nuestras costas. Parece ser que algo hemos aprendido; no falta por ahí algún estúpido que se crea el hombre que puede todo y desafían los fenómenos naturales. Si fuéramos sensatos, dejaríamos a esos imbéciles a su suerte; lastimosamente, el hecho de crear esta situación moviliza a gente de apoyo y auxilio que debería estar ayudando a aquellos que los accidentes o la catástrofe afecta. Así es la imbecilidad humana.
Se ha empezado las clases. Más de ocho millones de niños y jóvenes han retornado a aulas, muchas de ellas, precarias. Espero, para el bien de todos y de la sensatez que el momento reclama, se tome esta tragedia como un tema de discusión y reflexión en todas las aulas, incluidas las universidades (más aún ahí, la casa del saber y la ciencia). Los fenómenos naturales son más grandes que la humanidad y tenemos que saber convivir con ellos, aprender a ser honestos con nuestras limitaciones y velar por el bien de todos. Sinceramente, no cabe duda de que si hubiera un sismo como el acaecido en Chile, muchas construcciones modernas caerían con sus habitantes adentro, ¿quién se hace responsable de ello?
La cultura de la prevención debe estar en todo. Empezar por los medios de comunicación: diferenciar accidente de irresponsabilidad, por ejemplo. Las dos tristes irresponsabilidades acaecidas en nuestras carreteras no son accidentes. Son fruto de la irresponsabilidad. Si un edificio cae en un terreno sobre el cual no debió construirse no es infortunio, ni castigo de dios; es irresponsabilidad.
Quizá esperemos, como las lluvias recientes, que nos suceda una catástrofe como la que ha asolado a nuestros amigos chilenos para recién descubrir cuántas irresponsabilidades pudimos haber evitado. Ojalá que tanto Usted que lee este artículo como yo que lo escribo, podamos sobrevivir a una tragedia parecida para podar constatar lo que pienso.
Desde aquí, un abrazo sincero y solidario a Sergio y Elena, Patricio y Eliana, a Marisol por lo sucedido en su patria. Fuerza.

sábado, 28 de noviembre de 2009

PARA REFLEXIÓN: LA SEGURIDAD INTERNA Y LOS INTERESES

Luego de un buen silencio, abrumado por el trabajo y las sandeces que te rodean, además el hecho de que muchas personas han callado en todos los idiomas esta situación, este texto de Humberto Campodónico nos debe inivtar a la reflexión  sobre una posición clara en este mundo del mercado, pero ¿escucharán las autoridades al respecto? Sigo en mi silencio escéptico.


El capital sí tiene patria


Por: Humberto Campodónico

Son dos los problemas centrales del Art. 63 de la Constitución de 1993 que dice: “La inversión nacional y la extranjera se sujetan a las mismas condiciones”. El primero tiene que ver con el enfoque de desarrollo, pues se plantea, de acuerdo con el modelo neoliberal, que no debe existir preeminencia del capital nacional sobre el extranjero.


Esta premisa es falsa y no es aceptada por la enorme mayoría de países en desarrollo (PED) que consideran clave el derecho soberano de otorgar tratamiento diferenciado a sus empresas. Por eso, en la Ronda Doha de la OMC ,los PED acordaron excluir de la agenda a la inversión extranjera (Cancún, 2003), pues consideraron que ello es materia de negociación entre los países (repitámoslo, de negociación) y que no era conveniente incluirla ahora.

Pero Fujimori lo incluyó en la Constitución de manera unilateral y “graciosa”, cediendo el mercado nacional a cambio de nada. Esto no figura en la Constitución de EEUU, de ningún país europeo y, tampoco, de América Latina.

Por eso, el Art. 63 se debe derogar ya para volver al pensamiento mundial mayoritario, que está en la Constitución de 1979 de Haya de la Torre: “Por causa de interés social o seguridad nacional, la ley puede reservar para el Estado actividades productivas o de servicios. Por iguales causas puede también el Estado establecer reservas de dichas actividades en favor de los peruanos” (Art. 114). Así de simple.

Lo segundo es que para el neoliberalismo no hay sectores estratégicos, donde el Estado debe cumplir un papel central, ya sea en una función reguladora o con actividad empresarial directa. Eso sucede en EEUU, donde no se permitió a Dubai Ports (de Emiratos Árabes) adquirir el puerto de Nueva York, ni que la estatal china CNOOC compre la petrolera Unocal. Hay muchos ejemplos más, como por ejemplo que todo el servicio de cabotaje doméstico tiene que ser realizado por empresas norteamericanas.

Así, cada país define “su” sector estratégico y actúa en consecuencia. Pero aquí no. El petróleo y el gas es todo extranjero (Petroperú agoniza), así como todas las minas. Lo mismo va a suceder con los puertos y aeropuertos. Pero en Chile la estatal ENAP es dueña de las dos únicas refinerías de petróleo, y la minera estatal de cobre Codelco es la primera del mundo (además le da un canon del 10% de las exportaciones a sus FFAA).

Lo negativo del “trato nacional” se eleva exponencialmente cuando los gobiernos neoliberales permiten que empresas de países vecinos controlen sectores estratégicos, como el espacio aéreo, el transporte naviero y los servicios de carga, así como la distribución nacional de combustibles (Primax es 50% de ENAP y 50% del Grupo Romero). Más grave aún: con Chile tenemos un diferendo marítimo.

Por lo expuesto, la derogatoria del Art. 63 no tiene nada que ver con el “cambio del modelo económico”. Lo único que hace es volver a igualarnos con las leyes mundiales (incluida la chilena), que se reservan el derecho de otorgar trato diferenciado a sus empresas y ejercer soberanía nacional sobre los sectores estratégicos.

La aparición del “espía peruano” debiera hacer reflexionar a toda la clase política y empresarial sobre la absoluta necesidad de devolver al Estado los roles ya señalados. Pero no. Alan García se llena la boca de adjetivos bravucones (muchos fuera de lugar), pero no mueve un dedo para derogar el Art. 63 ni para definir sectores estratégicos ni, menos, tomar medidas que permitan revertir la actual situación, como la revisión del actual TLC con Chile.

El problema de fondo es que “el capital sí tiene patria” (incluso en la globalización) y sí existen sectores estratégicos. Eso lo saben todos los políticos del mundo (incluidas la derechas nacionalistas), menos los gobiernos peruanos, que siguen abrazando el fundamentalismo neoliberal de la Constitución de 1993. Su lema es “no cambiar nada, para que nada cambie”. Mientras siga el inmovilismo, nuestros problemas se agravarán.