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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 14 de julio de 2019

ALBI, TOULOUSE-LAUTREC, SANTA CECILIA





Miércoles 23 de enero. Un día particularmente frío. Cayó nieve toda la noche anterior. Habíamos ido a casa de Dominique a cenar y había recibido de herencia un buen número de estampillas que su hijo había coleccionado y estaban un poco olvidadas; al llegar a casa las había tratado de arreglar, pero eran muchas. Tuve que tratar de mandarlas por correo, lo cual hice el jueves cuando mandé una caja con libros, revistas, folletos y estampillas. Isabelle salió al hospital a ver algunas pruebas que se hace mensualmente. Tomé desayuno con calma. Esperé a Isabelle para desayunar e ir al centro de La Primaube para ver algunos asuntos y pude preguntar sobre el envío a Perú de libros. A causa de la nieve teníamos que tomar precauciones; íbamos en el auto de Dominique con mucha cautela, pues hay un sector que teníamos que cruzar, Baraqueville, en el cual cae mucha nieve y tras ella queda mucho hielo por el cual muchos autos patinan, se deslizan peligrosamente. Isabelle teme ese tramo. Hicimos la trayectoria para visitar primero a un amigo de Isabelle al cual también se le iba a llevar unos libros y donde íbamos a almorzar. La casa de su amigo Pierre es antigua e inmensa, está prácticamente en el campo. Posee fotos familiares muy antiguas, con antepasados que pelearon en la Primera Guerra Mundial. Tuvimos una buena charla y larga sobremesa. Al llegar, nos recibió un buen sol para esos días de frío que azotaba la zona. En realidad, después de nevar el sol sale radiante y se aprovecha para calentarse un poco.
Retornamos hacia Albi. Llegamos a tiempo para entrar al Museo Toulouse Lautrec. La primera vez que estuve aquí fue en 2010. Hicimos un largo periplo que incluía Cordes-sur-Ciel y Albi. Llegamos a ver la catedral, pero no pudimos ver más que una parte mínima del Museo. Aquí está parte de la crónica que escribí recordando ese viaje (https://elrincondeschultz.blogspot.com/2010/03/viaje-las-profundidades-de-francia-1.html). Esta vez nuestra intención era visitar los dos lugares más relevantes: el museo y visitar nuevamente la Iglesia de Santa Cecilia de Albi. El museo ha tenido cambios a aquel que visité hace nueve años. Pero la colección estaba ahí, así como los diversos elementos de este gran palacio, El de Berbie. O sea, no solo se ven las obras de este gran pintor (carboncillos, pinturas, afiches, bocetos), sino todo el poder que centró la iglesia en esta zona, no solo construyendo este impresionante palacio, sino la portentosa iglesia de Santa Cecilia, que luego visitaríamos. Ambas grandes edificaciones están hechas en ladrillo. Para entrar al museo, se accede por el principal patio que tiene el conjunto. El lugar es sobrio y las personas son muy amables. El palacio alberga esta colección que fue abierta en 1922. Imagino que en sus inicios no se presentaron tantos detalles del interesante edificio que fue evolucionando a través de los siglos. Las obras son acogidas en diversas salas, las cuales tienen su propia historia también. Y hay espacios que son toda una belleza. Además, algunas salas te permiten ver detalles internos y externos, sea hacia los jardines que rodean al edificio o vistas hacia el río Tarn que divide a la ciudad. El conjunto monumental está casi a orillas de dicho río.  Hay una galería que se llama D´Amboise con un techo interesante en su propuesta de trabajo. En la planta superior había una exposición itinerante. Por los pasillos del segundo piso puedes ver restos de la construcción monumental en sus diversos periodos. Es una buena visita para hacer en esta pequeña ciudad que no pasa de los 50 mil habitantes. He aquí un par de enlaces para motivar a cualquiera a la visita del lugar: (http://musee-toulouse-lautrec.com/collection-toulouse-lautrec) que es la página del museo y (https://www.albi-tourisme.fr/es/museo-toulouse-lautrec) de la oficina de turismo.





De ahí nos fuimos, en el poco tiempo que quedaba, a ver la Iglesia de Santa Cecilia que es parte del gran monumento arquitectónico hecho por los obispos de la ciudad. Esta es una catedral impresionante y es el edificio más grande hecho de ladrillos en el mundo. Se comenzó a edificar en 1282 y tomó casi dos siglos en terminarla. La iglesia sufrió daños durante la Revolución Francesa, pues muchas de sus estatuas fueron dañadas y perdidas irremediablemente (casi 80). Está muy ligada a los tristes acontecimientos de la cruzada contra los albigenses, en otras palabras: los cátaros. Esta zona era cátara y esa cruzada contra los “herejes” devastó esta rica tierra, muchos más culta y explotada que la zona norte. Fue la forma cómo también París logró anexarse este territorio que, pese a los siglos transcurridos, no olvida aquellos sucesos que significó su intento de destruir su identidad histórica y lingüística. Esta es la razón por la cual también visité Carcasona, una bella ciudad medieval que fue también asediada y sus habitantes masacrados durante la cruzada entre cristianos. Era una verdadera guerra civil. Volvamos al edificio en cuestión. Por afuera, esta catedral es austera, paredes anchas para resistir asedios frecuentes en esa época. El interior difiere del exterior por el primoroso trabajo que se hizo, con su gran mural del juicio final o el inmenso coro, una verdadera obra de arte. El conjunto posee una sala del tesoro y una gran cripta bajo el coro. Es importante acompañar con un texto la lectura tanto de las imágenes como las pinturas y murales. Esta iglesia quiso reunir el mayor número de reliquias, esto es, restos de santos y santas, entre sus muros. En el salón del tesoro ves varias de estas, siendo la más interesante el cráneo de Santa Cecilia. Era costumbre de la antigüedad que cada iglesia o convento tenga reliquias para poder generar un culto masivo e, incluso, un peregrinaje que beneficiase al centro religioso con donativos y otras avituallas. Ahí tenemos el caso de Santiago de Compostela, que adquirió un carácter de marca de identidad para luchar contra el islam. En el Perú, el caso más famoso es el del cuerpo de Santa Fortunata que se encuentra en la catedral de Moquegua. Santa Cecilia es una construcción impresionante, la iglesia descuella en la ciudad y permite ser vista desde muchos lugares. Es una marca de la ciudad y de la región. He aquí más detalles de esta bella e imponente iglesia (https://www.ecured.cu/Catedral_de_Santa_Cecilia_de_Albi) (https://www.monestirs.cat/monst/annex/fran/migdp/cscecil.htm). 







Una vez concluida las visitas, nos fuimos a hacer algunas compras en el supermercado que está sobre el estacionamiento subterráneo del lugar y regresamos a Rodez.






domingo, 2 de junio de 2019

CARCASONA, AL ENCUENTRO DE LOS CÁTAROS.




Viernes 18 de enero. Un detalle que no había tomado en cuenta al comprar mi pasaje en Perú: Portugal tiene una hora de adelanto. Por tal motivo, ese día tuve que confiar en que la conexión vía Madrid, empezando desde Lisboa todo iba a marchar bien. Había comprado el pasaje a Lisboa vía TAP, la cual no tiene vínculo con IBERIA por lo que tenía que recoger mi equipaje en Madrid y de ahí enviarlo vía AIR NOSTRUM, una línea de vuelos regionales manejada por IBERIA, puesto que mi vuelo era para la parte sur de Francia, a Toulouse. Ya desde Trujillo había coordinado con todas mis amigas y esposa.
El día anterior me había desecho de cajas de DVD, de CD y había envuelto todo este material con bolsas de burbujas para aislarlos. También dejé para donación ropa que ya estaba un poco maltrecha y que no iba a usar más durante el viaje o mi retorno a Trujillo. Mi maleta pesaba, pese a los libros y regalos, 19,5 kilos. Una hazaña. El día anterior cenamos una verdadera orgía de mariscos en un restaurante cercano a casa de nosotros. A modo de despedida, Soraia nos había invitado a cenar a este restaurante en el que habíamos estado hacía dos días previos. Maria tuvo que levantarse temprano para poder dejarme en el aeropuerto. Cuando compré el pasaje, la idea era poder en un vuelo con poca diferencia de horas, pero el suyo era por la noche. Ni modo. Tomamos un desayuno ligero y nos fuimos al aeropuerto. Como estos vuelos se realizan en Europa, son considerados regionales. En realidad, estaba con el tiempo un poco ajustado. Una demora podría significar perder el avión. Salimos con una media hora de retraso aproximadamente. El vuelo es un poco más de una hora. Llegamos a Barajas y de ahí a buscar mi equipaje. He viajado ligero en este viaje, pese a los libros, discos y música. Luego me fui al counter de IBERIA para despachar mi equipaje. Para ingresar mi equipaje hice una cola, pero confusión salí de ella para realizar el envío por otro medio. Confusión, retorné a la cola otra vez. Era larga, pues había un vuelo hacia Japón, cargado de turistas. Felizmente pasó rápido y me registré mi equipaje, tuve que pagar casi 50 dólares por este. Al retorno felizmente no sucedió lo mismo. Una vez ingresado, me dirigí a la Sala de embarque. En realidad, los aviones son bastante pequeños, no más de 80 pasajeros con una cabina estrecha y un techo que incomodaba a los más altos. Debido a la estrechez de la cabina, nuestro equipaje de mano tuvo que ir en la cabina inferior. El vuelo duró casi hora y media. Al llegar al aeropuerto de Toulouse, al descender tuvimos que recoger nuestro equipaje de mano. Puesto que esa cabina no estaba del todo presurizada, mi mochila tenía bastante escarcha en torno a ella. Felizmente no había puesto nada que pudiera ser dañado en esta. Pasé todos los controles necesarios, recogí mi maleta y ya en la zona de estar me esperaba Melissa, tan tierna y loca como siempre. Ya era pasado mediodía. Ella me tenía una sorpresa: nos íbamos a Carcasona. Y, con la coordinación de Olivier, íbamos a visitar el castillo de esta ciudad, la cual siempre soñé visitar desde la primera vez que pisé Francia en el 2010. En esa época visité muchos lugares como Albi, Cordes, el mismo Toulouse y Conques, además que haber estado en otras zonas más de la denominada región cátara. Muchos amigos ya me habían hablado de esta bella ciudad y, por fin, tuve oportunidad de conocerla. Carcasona es un bello castillo fortaleza reconstruido en el siglo pasado, luego de siglos de abandono. He aquí su historia (https://www.carcassonne.es/historia/). Es necesario conocer más sobre el mundo cátaro y la vergonzosa cruzada contra ellos que significó su exterminio y la expansión de Francia hacia esta zona sureña rica y culta, que contrastaba con la norteña hosca, inculta y violenta. Los cátaros fueron condenados por herejía y su último refugio, Montsegur, fue testigo de una gran pira donde quemaron a muchos cátaros (hombres, mujeres y niños). La tercera cruzada fue contra ellos. Aquí hay más datos https://www.loscataros.com/historia-de-los-cataros/ ) (https://www.youtube.com/watch?v=3GXbftC_NJM). Otro documento visual muy rico (https://www.youtube.com/watch?v=NqroTQv0rQo).




Llegamos luego de un viaje de casi una hora desde Toulouse, durante el cual vimos varios tramos del famoso Canal de Midi, el cual se oferta como un sitio turístico simpático; para la próxima vez será (https://www.la-provenza.es/ruta-por-el-canal-del-midi) (https://riosdelplaneta.com/canal-de-midi/). En la carretera escuchamos algunas noticias que nos preocuparon: la posibilidad de que el ingreso a la ciudad esté bloqueado por los chalecos amarillos (Gilles Jaunes). Hicimos una pausa para leer con más tranquilidad el mapa rutero (tan común en los vehículos) y preguntar a otra pareja que iba en su auto. Todo parecía una falsa alarma. Llegamos a nuestro objetivo. Teníamos que buscar el lugar para dejar el auto. Una vez que lo logramos, nos dirigimos hacia las murallas sólidas de la ciudadela. Melissa llamó a la amiga de Olivier para ubicarla, mientras veía extasiado este magnífico monumento. Nos encontramos con ella, quien nos permitió ingresar al museo y la ciudadela interna. La museografía y el material audiovisual es de calidad y te da una idea de este bello espacio y su evolución. Carcasona fue rescatada del olvido, de su estado ruinoso y, tras su puesta en valor, es reconocida como Patrimonio de la humanidad. Pese al frío, la visita fue agradable, sorprendente y doloroso por saber todo el triste fin de esta comunidad rechazada por la iglesia católica. En nuestra caminata buscábamos la oficina de turismo. Nos topamos con una pareja a la cual le preguntamos si hablaban francés; ellos respondieron que poco y les preguntamos sobre su origen; ellos respondieron que eran de Cataluña, les pregunté en español y ellos me respondieron en catalán. Un tema espinoso por entonces. Caminamos por las paredes anchas de la muralla, vimos un espacio adaptado para espectáculos y la iglesia de Saint Nazaire, una verdadera joyita. Esta es la belleza a la que hay que visitar (https://sobrehistoria.com/carcasona-sus-origenes-y-leyendas/) (https://viajes.nationalgeographic.com.es/a/paseo-por-carcasona-maravillosa-ciudad-medieval-sur-francia_11743/1). 




Al salir, nos fuimos ya hacia la ciudad para ir al hotel que Melissa había separado, el hotel Ibis, cómodo, bien ubicado y de buen precio. Por la noche salimos a caminar por la ciudad para conocer esta ciudad medieval y comer la cassoulet. Hallamos el Blasco y en el cual cenamos muy bien. Hicimos una buena caminata para ver las murallas brillantes por la iluminación. Nos fuimos a descansar para poder partir temprano a Montpellier a visitar a Olivier…








domingo, 21 de marzo de 2010

VIAJE AL MUNDO CÁTARO (2)

Tras una interesante visita a Cordes y Albi, la segunda jornada iba a darme más sorpresas. Con Isabel, decidimos hacer un viaje sin muchas interrupciones (comer en un restaurante, por ejemplo) para poder aprovechar el máximo de tiempo posible, ya que por la noche los amigos de Isabel iban a ir a su casa a compartir platos de la región y beber vino como Dios manda (no en vano se llama la sangre de los dioses). Premunidos de salchichas, panes, quesos, agua, jugos y fruta, salimos en dirección de Villefranche-de-Rouergue y luego hacia el sur oeste, en una zona en la que se asentaron los hugonotes, protestantes franceses, en el siglo XVII: Caylus. Villefranche es una ciudad creada por los resultados de la cruzada contra los albigenses, los luego llamados cátaros. Y fue creada por Alfonso de Poitiers, hermano del rey Luis IX, llamado San Luis. Fue la culminación de la cruzada ya mencionada,  iniciada por Felipe Augusto en la que se masacra a los herejes perfectos y es causa de la derrota del Conde deToulouse (les recomiendo que lean la saga de la realeza francesa de Maurice Druon, cuya trabajo empieza precisamente con estos "nobles" personajes).
La principal joya de este lugar es la iglesia Nuestra Señora de Villefranche, una inmensa iglesia que demoró 300 años en construirse y fue concluida en el siglo XV. El edificio es descomunal y descuella por sobre todas las construcciones de la pequeña ciudad que aún preserva la estructura feudal de un poblado del siglo XII ó XIII. El frío era bastante acentuado en esta zona, quizá por su ubicación, pese a que había caído nieve por la zona. Estas inmensas catedrales de piedra son muy frías en su interior y me imagino cómo hayan pasado las fiestas religiosas entre cirios y teas para poder iluminarlas así como calentarlas para acoger a un grupo de fieles en dichas festividades (sobre todo navidad). El arte románico y gótico era descomunal para mostrar el poderío divino y el marcado carácter teocrático de la iglesia de entonces. Sus estrechas calles se ven opacadas por los muros anchos y altos de dichas construcciones religiosas y el sol difícilmente llega a muchas de estas calles, salvo al mediodía. Esa sensación de frío se acentúa por esa carencia solar y me imagino cómo habrá sido en  tiempos en los cuales las ropas térmicas tal como las concebimos hoy no existían. Una vez culminada la visita a la gran iglesia y caminar por las retorcidas calles de la ciudad vieja, fuimos al auto de Isabel por una buena merienda; los quesos con salchichas y los panes eran devorados sea por el hambre y el frío. Pensé que iba a regresar con sobrepeso, pero sucedió lo mismo que en mi periodo de mi residencia invernal en Dinamarca: el frío te consume paulatinamente, así devores toneladas de pan, chocolate o grasas diversas.

Habíamos quedado con Olivier en vernos en una ciudad cercana a Villefranche, Caylus. Esta zona  tuvo una historia interesante; por el siglo XIII fue dominio inglés, aportó una lucha fiel a favor de la institucionalidad católica, luchó al lado del papado contra la gente del Conde de Toulouse y siglos después se va a oponer al calvinismo protestante. No así sucedió con el pueblo vecino, St. Antonin-Noble-Val, pequeño poblado en el cual nos encontramos con Olivier. La ciudad era hugonote y se mantiene fiel hasta nuestros días. La ciudad está a orillas del río Averon y su puente es una pequeña belleza de siglos. Una costumbre curiosa es en estos pueblos lo que es el lunes: es prácticamente un día domingo. Negocios cerrados, algunos servicios privados abiertos. Bastante peculiar la situación. Uno venido de un país en el cual tenemos una mala concepción del trabajo siempre tienes tiendas abiertas, farmacias, etc. Pero eso es por nuestra mala concepción del trabajo, así pues hay exceso de servicios en nuestros países por la sobre explotación laboral, con horarios que en Europa serían imposibles, ya que nuestras leyes no protegen a los trabajadores, sea por los malos sueldos o por la amenaza de tener mayor oferta laboral que demanda.
Luego de esta reflexión de nuestra sociedad, con terribles defectos, los europeos han ganado una serie de derechos (unos llaman privilegios, pero son derechos) que últimamente se ven amenazados por una serie de circunstancias, sea por el liberalismo económico, sea por la migración.

Nos dirigimos los tres hacia Caylus con sólo media hora de diferencia y caminamos por sus calles, en las cuales había muchos gatos. Muy interesante. Mientras en nuestras calles ves perros sueltos, abandonados o vagabundos, en Francia vi cantidades de gatos, gordos ellos por sus amos, que deambulan por las calles. Los perros van con sus amos, atados a un collar. Es una suerte de paraíso para los gatos.
Cerramos nuestra sesión comiendo deliciosos pasteles y aún había en las pastelerías tortas de navidad. nos despedimos de Olivier y retornamos a Rodez. Nos esperaba una gran comilona por la noche con los divertidos amigos (muchos de ellos de origen español) en casa de Isabel. Punto final para mi segundo día en la Francia profunda.

domingo, 14 de marzo de 2010

VIAJE A LAS PROFUNDIDADES DE FRANCIA (1)

Cierto es que uno asocia Francia con París. Automáticamente en nuestro imaginario simplista y práctico, nuestra recordación hace un viaje corto a la memoria para buscar las imágenes de un lugar denominado, una palabra nombrada, una pregunta hecha. Lastimosamente para Francia (lo mismo como Perú con Lima), todo un bello y apasionante país, se focaliza en una sola ciudad. Las políticas centralistas en nuestros países rindieron su fruto en prejuicio de las demás zonas de nuestras respectivas naciones.
Pese a lo anterior, la mayoría de mis amigos franceses y los no franceses que viven en Francia no viven  precisamente en la urbe; viven en la provincia (como yo en Trujillo, no en Lima) y a pedido de mis amigos, me fui al sur, me fui al AVEYRON. Con Olivier, quien es del sur, de GARONNE, nos fuimos a TOULOUSE, la ciudad más importante de la zona. Este viaje iba a ser un notable descubrimiento para mí; iba a ir a la tierra de los cátaros y los templarios, a una de las rutas del camino a Santiago de Compostela, un viaje al Medioveo y las catedrales románicas y góticas del lugar, a la buena comida y los excelentes quesos, y un viaje a ver grandes personas y grandes amigos.
Salimos de París en TGV, por la mañana; con toda la calma que un tren a gran velocidad te puede llevar, cruzamos la extensa llanura hacia Orléans y luego a Bordeaux. Llegamos a Bordeaux casi a mediodía y mucha gente dejó el tren; un poco más  de una hora más tarde íbamos a llegar a Toulouse donde ya nos esperaba Isabel,  quien había venido desde Rodez para recogerme. Se acercó a nosotros para darnos la sorpresa cuando salíamos de la estación. Decidimos esperar a la mamá de Olivier mientras comíamos algo: el hambre apretaba. Con Isabel salimos rápidamente de Toulouse, ya que el trayecto es más o menos largo; las autopistas francesas te llevan a tu destino a toda comodidad y no estaba abarrotadas de autos como era el caso de París. Mi llegada fue un sábado, tranquilo, reposado 30 de enero. Isabel me iba a recibir con quesos, panes y un poco de vino. Es increíble cómo se las arregla para poder seguir su vida, pese a la diabetes que la molesta. Me tenía separada una sorpresa: esa noche me iba a llevar a un baile de un club, en el cual la gente practica mucho el baile. Y así fue, una gran comilona de platos de la región (pollo a la cacerola, fantástico, relleno), con postres y rociado de vino; y luego el baile. Hicieron una presentación a lo medio oeste, vestidos a la usanza, todos bien cronometrados; luego la fiesta en sí. Una amiga de Isabel, muy entusiasta, pidió al hombre-orquesta que convocara a la gente de la fiesta a bailar la danza de la zona: la bourée. Se armaron grupos de 2, 4 hasta 6 parejas. Se lo tomaron a pecho. La gente aquí es muy orgullosa de su pasado; aunque ya en las ciudades no se habla occitano, aún hay palabras que se cuelan en el hablar y muchos sí dominan el dialecto. Es el peso de la historia. Bailamos, bailamos hasta la una de la mañana, a salir el frío helado nos cortaba la cara y tuvimos que limpiar el parabrisas congelado con una caja de plástica. La necesidad es madre de la inventiva.

El último día de enero, Isabel me había preparado una sorpresa. Me iba a llevar a ese impresionante mundo de los cátaros, los odiados y poco entendidos renegados de la Iglesia de esos siglos: los herejes albigenses (de la zona de Albi), además vistos por los inquisidores como heréticos por haber tenido toda una organización dogmática poco comprendida. El peso de este pasado casi anatematizado se ve en raros mensajes como el que se lee en el folleto que compré en la magnífica iglesia de Santa Cecilia en Albi.


Con Isabel nos dirigimos hacia Albi en camino a una maravilla histórica: Cordes- sur -ciel. Desde
la carretera en lo alto de una elevada colina el viajero puede distinguir Cordes, toda amurallada. Como no era verano, el mar de turistas no nos iba a acompañar, por lo que nuestra visita fue tranquila y pudimos ver la pequeña ciudad (convertida en una zona para artistas) construida en el siglo XIII para ver sus palacios, sus grandes casas, las almenaras desde sus murallas y la quietud de estar en un sitio que carga mucha historia. La ciudad vio su esplendor , pero fue amenazada por la haberla identificado como un centro de artesanos herejes o cátaros. En el lugar hay un pozo muy profundo (113 metros, pones una moneda de un euro para iluminar todo lo largo del pozo) en el cual se dice que se arrojó a 3 inquisidores. Según me contaba Isabel, aún hay gente que habla occitano, el nombre de esta pequeña ciudad en esa lengua es Còrdas. Aquí más datos: https://www.lonelyplanet.es/blog/cordes-sur-ciel-el-pueblo-preferido-por-los-franceses. 
El almorzar fue toda una odisea: siendo domingo y en invierno, casi no hay movimiento turístico; al descender nos dimos con la triste realidad que ya no había lugar para almorzar. Compramos fruta y unas pequeñas galletas, más el queso que teníamos para engañar el hambre. Pese a todo, se puede decir que Cordes es uno de los pueblos  más bellos de Francia ( https://www.nuevatribuna.es/articulo/sociedad/viajes-sur-francia-cordes-sur-ciel/20190102164758158850.html). Premunidos de energía nos fuimos hacia la otra meta de ese día: Albi.


Esta ciudad resultó toda una sorpresa: la catedral que tiene, Santa Cecilia, es un monumento eclesiástico que tiene trazos de todos los movimientos arquitectónicos de la zona. Románico, gótico, renacentista. La inmensa construcción empezó en 1282 y casi concluye en 1515; sufrió embates de la revolución francesa y su última gran restauración fue en el siglo XIX. Al exterior, la iglesia tiene toda la fachada románica, inmensas paredes con columnas adosadas. Es un monumento fácilmente perceptible a la distancia. Tiene un inmenso y bello coro, pero lo más interesante es el inmenso mural del Juicio Final en el que se ve una zona reservada a los cátaros. La guía que compré para tener una información exacta habla que esta iglesia se construyó para salvar la fe de las herejías. Lo interesante de la guía es que no tiene un autor identificable, dice.. "los sacerdotes de la parroquia". Una de las cosas más impresionantes de esta visita fue recordar cómo la fe católica se construye, como toda religión, por mitos y percepciones. La iglesia cuenta con un pequeño tesoro en el cual se halla algunos restos óseos de santos y santas, hay una urna que tiene los huesos de un brazo de un santo. Cuestión de fe. Leía que este edificio es el más grande del mundo hecho en ladrillo. Es una inmensa y apabullante construcción. Otro dato interesante que leí al lado de la imagen de Sta. Cecilia es el hecho que por un error de mala interpretación de un texto, esta santa se convirtió en la protectora de la música. Ella no cantaba, ni tocaba un instrumento, ni mucho menos. Fue una caprichosa lectura de un texto en su honor que se creyó entender que ella cantaba a Dios; parece ser que sólo oraba.
Ya apretados por la hora, salimos con Isabel para ver el museo de Toulouse-Lautrec, quien (no nos olvidemos) era de origen noble y cerca, muy cerca a la catedral está un museo con gran parte de su obra. Había visto algo en el Museo D´Orsay, pero lo que hay aquí es impresionante. Mas el tiempo no nos permitió ver mucho, vimos sus grabados y algunas pinturas mayores, en el sótano había mucho más y vimos unos cuantos afiches, técnica en la que fue todo un maestro.
Un poco desconsolados,. salimos a comer algo; antes fuimos a unos jardines que quedaban a orillas del río Tarn, que se encuentran a las espaldas de la gran iglesia. Bello paseo con sus puentes a la distancia.
La cocina francesa no tiene pierde. Lo que mis ojos no pudieron disfrutar , mi boca lo hizo. Francia es un paraíso para eso.
Isabel me estaba guardando más sorpresas para los días siguientes.