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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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lunes, 18 de mayo de 2009

MUSEO DE ARTE DE VIENA (2)





17 de abril, 1990. Llegaba a Viena, luego de un periplo inolvidable por Budapest y Praga. En Perú había habido elecciones generales para la presidencia para reemplazar al catastrófico Alan García y, recuerdo claramente, en un café de Viena, durante mi primera visita, había visto a los dos candidatos que iban a pasar a la segunda vuelta: Vargas Llosa y un desconocido por mí, Alberto Fujimori.

Volvamos a lo nuestro, desde Praga tomé un tren nocturno para Viena. Había hecho un buen ahorro en ambos países (Hungría y la ex Checoslovaquia), esto me ayudó a solucionar el problema que se iba a presentar: llegué a la pensión en la que me había hospedado previamente por 3 días y me dirigí hacia ella tal como había pactado con la dueña; parece ser que un alzheimer galopante o una suerte de demencia senil, hizo que la propietaria desistiera de todo compromiso previamente pactado y me invitara a otra pensión u hotel; tomé mis cosas y caminé una calle (sólo dos cuadras) hasta hallar otro hotel simpático: el Tempora. Un buen baño (rito del cuerpo que uno debe darse con frecuencia), una cama mullida hizo que mi equilibrio emocional y corporal volviese a mí. Era lo necesario para emprender lo que iba a hacer esa mañana en Viena: visitar el Museo Histórico de Arte (Kunst Historisches Museum). Había estado una semana previa visitando a su hermano (el de Historia Natural) e iba ahora a darme el gusto para el ojo. En Praga había estado en la Narodny Galerie y había visto la extraordinaria colección de pinturas que tienen de la escuela veneciana, sobre todo Crivelli. En Budapest estuve en el Museo de Arte y vi una pintura de la escuela española con la imagen de Santa Rosa. Anécdotas. Pero lo que iba a ver en este museo iba a estar más allá de mis expectativas: me iba a encontrar con la más grande colección de pintura española del barroco fuera de España.


Este museo es producto de ese espíritu que cundió por Europa de mecenazgo con los artistas con el fin de tener una imagen de poder y culto. Además la familia Hansburgo detectó el poder de la casa española por siglos, siendo sus máximos representantes Carlos V (de Austria) y I de España (si la reina de España muriera, Carlos V quisiera reinar; correría la sangre española, como corren las olas del mar, así es la copla de este canto popular antiguo); así como Felipe II quien tuvo la mala fortuna de enfrentarse Isabel I y perder su gran flota en las costas inglesas. Pese a estos tristes acontecimientos, los vínculos de ambas casas reales se ven aún en Austria. Queda como huella de ello la famosa escuela española de equitación (con un ballet equino supremo) y este museo que tiene soberbias muestras de esa época. Velásquez, Murillo, Sánchez Coello (genial retratista que pocos conocen) adornan sus paredes: hay tantos Velásquez que uno se cree en España. Pero también tiene una muestra de arte flamenco impresionante (no hay que olvidar que España tenía Bramante y la actual Bélgica en su poder); ves a Brueghel el viejo presente con bellos cuadros de gran factura y uno queda impresionado ante LA TORRE DE BABEL y LA LUCHA ENTRE EL CARNAVAL Y EL AYUNO. De Velásquez hay tantos retratos de meninas siendo la más impresionante EL RETRATO DE LA INFANTA MARGARITA EN TRAJE AZUL. Tiene una impresionante colección de arte germánico, pero lo que había visto en el museo ALBERTINA una semana antes me abrumó con Durero. Personalmente, lo que vi de arte germánico no estaba a la altura de la otra colección.
El museo es inmenso, tiene de todo: una significativa colección de arte egipcio, así como unos gabinetes de numismática impresionantes (no en vano fue la capital de un gran imperio, el Austro-Húngaro).
Unas salas dignas de mencionar son las de las artes decorativas; vasos, joyas, camafeos, candiles, botellas, primorosamente trabajados y que llevan el distingo aristocrático de su origen. Me hizo recordar al RijksMuseum de Amsterdam.

El recorrer sus tres pisos te demanda horas, quizá un par de días. Creo que al estar en este fantástico lugar toqué lo más bello y signficativo del mismo. Pero nunca es suficiente.
Les alcanzo un par de cortos videos de los maestros españoles del barroco, sobre todo Velásquez


sábado, 16 de mayo de 2009

MUSEOS DE ARTE Y DE HISTORIA NATURAL DE VIENA (1)


Viena, abril de 1990. Ya hace 19 años. En abril de ese año, tomé unas vacaciones que me permitieran visitar algunos lugares de Europa que alguna vez hube soñado: Praga y Budapest. Hice las gestiones para ir a ambas ciudades, ya que la permanencia en una de ellas, Budapest, prácticamente me la obsequió Dan Levy, el gran organizador del proyecto Alonei Itzhack en Israel. Como él era de origen húngaro, hizo las gestiones para ir a su tierra de origen para que viera la joya que era Budapest. Y lo era, y es.

Pero ir a Budapest vía Malev (línea húngara) era una odisea desde Tel Aviv. La única opción: Austrian Airlines, vía Viena. No estaba en mis planes, pero fue una gratísima sorpresa. Mis referencias por esta bella ciudad imperial era, precisamente, lo que había leído y visto de su periodo imperial (y sí hicieron a esta ciudad digna capital de un imperio) y lo que este mecenazgo de la realeza austríaca logró con los artistas, sobre todo los músicos. Había oído, leído (y visto en el film AMADEUS) lo que fue este intenso periodo de la aristocracia ilustrada, convirtiendo a Viena en la capital de la música. Pero los Hansburgo no eran de una familia signada por la frivolidad, sino por un intenso interés por el arte y la herramienta que puede ser este como imagen de poder.

El recorrido de Viena es ver su Hoffburg, sus palacios (increíbles Belvedere y Schönbrunn), sus iglesias (sobre todo San Esteban); pero dos joyas me hicieron enamorarme de esta maravillosa ciudad: sus museos de Historia de Arte y Naturaleza, uno frente al otro: impresionantes edificios que fueron construidos para contener la colección que la familia real tuvo. Estos dos edificaciones, exprofesamente hechas para tener exhibiciones fijas se construyeron desde 1871 y terminaron en 1891. Fueron diseñados por Karl Hasenauer y Gofffried von Semper. El primero que visité fue el de Historia Natural, y se ve en él todo lo que la tierra en sus 3 grandes reinos conocidos ha dado a la humanidad (ojalá supiera cuidarla). En sus salas tienes de todo y ves cosas esplendorosas como el extinto pez Celacanto (nunca soñé verlo, siempre me limité a narraciones o dibujos). O los impresionantes esqueletos de los antiguos dinosaurios y los antiguos mamíferos (vi una impresionante imagen de un inmenso auric en Dinamarca, ya no existen)

El museo está dividido en secciones representadas por una o más salas. Todo el mundo natural es impresionante, pero debo decir, que pese a una buena taxidermia, no hay como verlos en vida. El continente más representado en estas salas fue América y África, obviamente. Pero las salas que en realidad me impresionaron mucho eran las de Minerología. Las muestras son impresionantes y uno se da cuenta que la naturaleza es una maestra esculpiendo cosas; algo que sí me impresionó y me enorgulleció (a la vez, te hace ver las potencialidades y peligros que tienes delante de ti) es la cantidad de muestras de minerales diversos extraídos muchos de Perú, luego de Bolivia, Brasil y Colombia. Piedras preciosas, semipreciosas, formaciones metálicas y rocosas caprichosas. Una sinfonía de formas y colores.

Otras de las salas en las que uno queda impresionado es en las de la Prehistoria. Ahí pude ver la impresionante VENUS DE WILLENDORF hecha hace ...20 mil años. Uno puede ver antiguos amigdaloides y restos del Paleolítico y del Neolítico. Luego las salas que muestran las edades de los metales y los impresionantes trabajos hallados (me hizo recordar a los que luego vería en el Museo Real de Dinamarca). Las salas de Entomología son impresionantes y uno queda fascinados con la cantidad de artrópodos, escarabajos (cientos de toda forma, color y tamaño), a veces pienso que algunos por sus colores son más atractivos que las mariposas (que también se halla en cantidad impresionante).

Con esta visita que hice un 09 de abril de ese año (90), cerré mi primera estancia en Viena y al día siguiente salí a Budapest por tren; días después volvería para ver el otro museo. Eso lo cuento después.
Ahí les va un corto video de la Venus de Willendorf