Dina Boluarte visitó Trujillo. Un viernes que la
ciudad trata de ordenar sus actividades entre calles y avenidas destrozadas o
polvorientas, y con un calor insoportable dado por las altas temperaturas que
agravan la sensación térmica. La ciudad muestra aún las secuelas del reciente
paso del ciclón Yaku con vías que algunas de ellas habían sido recientemente
asfaltadas y que ahora están nuevamente plagada de huecos lo que hace penoso el
tráfico un día de semana laboral. Además, la ciudad se remecía por el asesinato
de un abogado a plena luz del día y los transeúntes, tan acostumbrados a la
cultura Tik Tok, se dedicaban a filmar o tomar fotografías tan sangrienta
escena para reventar de likes el material subido en sus redes. Espero que no
haya habido desatinados que se hayan tomado fotos de ellos mismos en primer
plano y la dantesca escena como fondo de las mismas. Puede ocurrir. La visita
de Boluarte desencadenó fuertes críticas en redes al haberse decidido cerrar el
tráfico en varios sectores del Centro Histórico con todas las molestias y
temores en el escenario previamente descrito.
El actual gobierno tiene una existencia complicada, sostenido por un Congreso que cada día se esfuerza en caer peor a la ciudadanía por sus disparates y groserías. El exhibicionismo mostrado durante las desgraciadas ocurridas la semana pasada ha tenido por respuesta el repudio de muchas personas, sea de manera presencial (Ayacucho, Lima, Arequipa, etc..) o por las redes, ese repudio poco expuesto en la mayoría de medios de comunicación que les están lavando la cara a todos los poderes del Estado, judicial incluido. Internacionalmente, el gobierno está venido a menos, tras los informes de organismos internacionales sobre los asesinatos de varios ciudadanos en Juliaca y Puno; el ahogamiento de varios soldados en Puno podría haber sido utilizado como justificación frente al comportamiento social, pero a medida que se iban conociendo las circunstancias han preferido “echarle tierrita”. Los momentos de emergencia climática han sido un respiro, pero el enfado de muchas personas ante la indolencia y corrupción de gobiernos centrales y regionales está llegando a su límite. Es inaudito oír a César Acuña y gente de APP quienes han estado en el poder por casi dos décadas digan sueltos de huesos que los gobiernos anteriores son los culpables de lo que sufrimos hoy los trujillanos por tragedia repetida. APP está apoyando decididamente a este gobierno, pues está construyendo una red que desplace a Fuerza Popular en el país. Sin embargo, para nadie es un secreto que la única preocupación de los congresistas es ver cómo ganar más plata y asegurar su futuro y el de su entorno familiar. Todo parece indicar que Boluarte y Otárola terminaron su “luna de miel”. Hay que ver qué discurso se va a crear para la comunidad, siempre bajo la mirada atenta de sus aliados en todos los poderes para ver cómo se pueden fagocitar recíprocamente.