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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 12 de marzo de 2017

PATRIMONIO, ESE DESCONOCIDO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DE TRUJILLO 12 DE MARZO)

En las últimas semanas he tenido la oportunidad de conversar y compartir ideas sobre el tema patrimonial, bastante interesante y harto desconocido por la población en general; recurso valioso y múltiple con el que cuentan los ciudadanos trujillanos y liberteños, pero que, lastimosamente, por desconocimiento u otros intereses, no ven en este el potencial múltiple que yace delante de nosotros.
El patrimonio, como palabra simple, es el “conjunto de bienes propios de una persona o de una institución, susceptibles de estimación económica”. La última frase, tan sensible al ciudadano en general, no ha sido comprendida en toda su dimensión. La Unesco identificó el “patrimonio cultural” definiéndolo como “la herencia cultural propia del pasado de una comunidad, mantenida hasta la actualidad y transmitida a las generaciones presentes y futuras”. Existe un celo que hace que ese patrimonio cultural tenga un vínculo accidentado con lo económico, sea por tristes experiencias vistas con ciertas manifestaciones artísticas que se convierten en formas de lucro personal más que de bienestar armónico con una sociedad; o por celos al convertir un inmueble o un sitio arqueológico en un lugar intocable, inaccesible y lejano para el común mortal.
Desde que los peruanos, en general, y trujillanos, en especial, han comenzado a descubrir su ingente patrimonio (no el oficial), se han aplicado diversas estrategias con el fin de acercarnos a estos recursos naturales o humanos que esperan nuestro interés, estudio y protección. Sin embargo, faltan elementos vinculantes atractivos entre el patrimonio material e inmaterial de una comunidad y los ciudadanos con este. El sistema educativo en general aún no incorpora asertivamente esta riqueza; otras ramas como los comunicadores, turismo y todos sus afines, así como profesionales de algunas artes y ciencias reunidos en colegios profesionales o universidades no han hallado espacios para reunirse con el fin de tratar este tema interdisciplinariamente y generar propuestas viables. Ejemplos positivos hay, pero la difusión de estos buenos ejemplos no han alcanzado a ojos y oídos de personas que podrían ayudar a lograr esta labor.

El patrimonio natural y monumental peruano está en constante riesgo, sea por la inclemencias naturales (las lluvias recientes son una clara demostración de ello); o por la más grave que es la acción del hombre, sea inconsciente o conscientemente. Este resulta ser más dañino que un sismo o una inundación. Varias casas del centro histórico se caen no por la inclemencia de las lluvias o los temblores, se caen por la acción desesperada de sus dueños por poseer “un inmueble inútil, un lastre”, pues no tienen alternativas claras de un uso positivo del mismo. Es el mismo problema con el Cerro Campana, aún gran desconocido.
Este gran recurso puede permitir a Trujillo y la Región convertirlos en un polo de atracción turístico, cultural y educativo que estamos desperdiciando.

martes, 13 de enero de 2015

SANTUARIO DE CARHUAC, JOYA DE HUAYLILLAS

Sábado 11 de octubre. El día de la sorpresa. Este era nuestro último día en este lugar y para tal ocasión, nos habían dejado el plato de fondo: el santuario de Carhuac. La noche anterior había llovido intensamente y temíamos que esa mañana íbamos a tener un nuevo aguacero. Hicimos una previa visita al colegio para ver que todo quedase en calma y organizado para la mañana deportiva y para el almuerzo. Habían conseguido muchas truchas para que podamos comer luego del paseo. De ahí comenzamos a subir al cerro Ventana para llegar al santuario. Por el camino de ascenso ves el paisaje que rodea a Huaylillas. Premunidos de un poco de agua, comenzamos a subir pausadamente, nos acompañaban dos profesores y el sacerdote, joven él de Piura, para mostrarnos este bello tesoro. Antecede a la llegada al convento, el cementerio del pueblo. En sus muros de protección y demarcación vemos algunas cruces. Según nuestro guía, corresponde a vecinos que se pelearon con varios de los habitantes del lugar y su idea es la observarlos diariamente para ver las fechorías que cometían y descubrir la verdadera persona que se oculta atrás de ese hombre o mujer ideal. Simpática anécdota. Lo interesante es que hay de más de cuatro tumbas que corresponde a cada cruz.
Vimos los alrededores de este santuario, creado por los jesuitas a mediados del siglo XVI (1650 aprox.) y manejados por ellos hasta su expulsión de las tierras españolas cuando la compañía fue disuelta en 1773;  luego pasó a manos de los franciscanos. Era una zona estratégica para la evangelización (ceja de montaña o selva alta). Los datos para este santuario son pocos, aunque un docente se ha preocupado en hacer una investigación detallada. Sería bueno ver la posibilidad de cumplir con su posible publicación y tener acceso a archivos. Antes de ingresar a la iglesia, fuimos al patio del claustro que nos da una idea de lo importante que fueron estas instalaciones para el proceso de evangelización de la selva norte peruano.

Si ubicamos este lugar en el espacio colonial, correspondía a la Intendencia de Trujillo y, si trazamos una línea recta imaginaria de penetración hacia el oriente, Huaylillas se comunicaría con la actual Tocache en la Región San Martín. Algunas de las construcciones en el claustro son empleadas, como el que correspondía a la gran cocina que es en la actualidad un gran depósito.  Ingresamos a la iglesia por la puerta lateral para encontrarnos con una de las muestras más bellas y bastante conservada de arte barroco indígena. Su altar mayor está bastante conservado, cuenta con 10 hornacinas (dos sin imágenes), un sagrario de madera pintada y cuatro espacios de pinturas (los evangelistas), dos de ellas lamentablemente borradas. Las hornacinas han sido talladas en la piedra caliza, la cual ha sido pintada dándole una apariencia de mármol. Las imágenes corresponden a periodos diferentes. El tratamiento pictórico se asemeja al altar de la iglesia de Lucma, imaginería de ángeles, vegetación y frutas. Algunos altorrelieves han sido destacados con pintura dorada y se ubican en las hornacinas centrales. Es obvio que las imágenes actuales no les corresponden por las dimensiones de las mismas. La imagen de Dios creador de la parte superior está muy dañada y ya no tiene, por ejemplo, el rostro. Una buena restauración nos daría a conocer los procesos y todas las capas que han de encerrar tanto imágenes como las paredes.


Aunque recargada en detalles, el conjunto es esplendoroso, es un interesante ejemplo de los artistas que adecuaron las ideas evangelizadores a su propia realidad. Siendo un mundo agrario, este se ve en todas partes graficado y evocado. Hay otros dos altares en yeso laterales, no tan próximos al altar mayor. Estos son casi totalmente blancos, pero tienen varias partes polícromas; parece que anteriormente estaban profusamente pintados como el altar principal. Un estudio de la iconografía también nos permitiría ubicar todas las imágenes de manera temporal. No sé si algunas corresponden al periodo jesuita, esto es, el periodo inicial. Mención aparte merece el púlpito. Está hecha de madera polícroma tallada y presenta también a los evangelistas. Hay escenas de la Biblia en algunos de los marcos que hay enchapados. Urge una restauración antes que todo el monumento ingrese el periodo de escasa recuperación. Un detalle interesante es el viejo techo del templo: hay vigas para sostener el peso del techo de dos aguas: cada viga es un obsequio de algún vecino del lugar. Como la famosa contribución en adobes que se hacía en tiempos prehispánicos en el norte peruano.


Salimos para dar una caminata por la verdura que rodea a este bello distrito; así íbamos identificando frutos y plantas medicinales que hay de manera generosa en la zona. Un edén. A medida que avanzábamos, el cielo se iba oscureciendo, amenaza de lluvia. Pero esta esperó a que llegásemos a las puertas de Huaylillas para ver la caída de las primeras gotas. Un poco antes de llegar a las primeras casas del poblado, nuestro guía había comprado bastante pan, calentito, delicioso. Así nos dirigimos a almorzar trucha y luego prepararnos para la clausura del evento, puesto que algunas instituciones ya regresaban a sus lugares de destino. El evento fue muy simpático, lo bonito era ver la cara de alegría de estudiantes y profesores que veían el esfuerzo suyo recompensado por su trabajo conjunto. Incluso se premió al equipo que ganó en las olimpiadas que se habían realizado entre los estudiantes, mientras visitábamos el bello claustro por la mañana. Así cerrábamos nuestra visita a este lugar paradisíaco.

El domingo 12 de octubre, iniciamos nuestro poco accidentado retorno a Trujillo. 




sábado, 10 de enero de 2015

HACIA HUAYLILLAS

Miércoles 08 de octubre. Feriado. Gracias a la invitación del profesor Jesús Ágreda, docente de lengua y Presidente del Consejo Directivo de la Asociación para el Desarrollo Intercultural, fui a la pequeña ciudad de Huaylillas en la provincia de Pataz de la Región La libertad. La forma de acceso más segura a esta zona no es precisamente por la misma Región, sino por Áncash. Esta tiene una infraestructura vial más conservada y más extensa que la nuestra. Y esta deficiencia también se ve cuando una vez que llegas a la frontera que traza el Marañón, las diferencias saltan a la vista. Éramos tres los viajeros al evento: María Ramos, César Alva y yo, invitados para ser jurados en el Décimo Octavo Encuentro de Líderes Juveniles. El viaje toma aproximadamente 18 a 20 horas y vamos por la carretera a Sihuas. Había estado allí en el 2013, cuando fui a Tayabamba como parte del programa de Beca 18. Ir en verano a la sierra tiene sus riesgos, ya que llueve con intensidad y hay varios derrumbes, como así me pasó en ese entonces. Esta vez pude ver el hermoso paisaje que había atravesado con anterioridad bajo una densa niebla. Para este viaje, íbamos con una movilidad especial que había destinado Jesús a todo el grupo viajero. Nos acompañaba también otro bus más pequeño que llevaba a un grupo de estudiantes y docentes que habían “bajado” a Trujillo desde Otuzco para ir por la vía de Áncash. Tratamos de salir lo más temprano posible. Ya había varios jóvenes líderes que ayudan en este interesante proyecto, que habían pernoctado en casa de Jesús. No salimos a las 6 a.m, pues hubo varios retrasos entre los viajeros que no llegaron a tiempo. Salimos de Trujillo y comenzamos a dormir. Nos despertó el sol que ya salí en el horizonte y nos daba de lleno. Además, la carretera pavimentada se convirtió en una carretera de trocha que corresponde al proyecto Chavimochic. Es un tramo que pensé que iba a ser más breve, pero no lo era tanto. Además terminas medio molido por la condición de la carretera. Logramos retomar el tramo asfaltado que corresponde a esta carretera de penetración que se dirige, sea para el Callejón de Huaylas, sea para Sihuas. La carretera está asfaltada hasta cerca del poblado de Chuquicara y luego ya es una camino bastante bien tenido. Antes de llegar a Yuracmarca, el lugar de los cruces, atraviesas una serie de túneles que identifican a esta carretera. Antes de seguir camino, realizamos un breve pascana para ver un poco este lugar, punto neurálgico de comunicaciones.
La primera vez no pude ver el intenso movimiento que tiene este sitio. De ahí comienza un alucinante ascenso para cruzar el primer tramo de nuestra accidentada orografía andina: la cadena occidental. A medida que el bus iba subiendo, veíamos a través de las ventanas el caudaloso río Santa que se iba empequeñeciendo. En sitios como estos, ves la fuerza de la naturaleza, así como la voluntad del hombre por querer dominarla. El viaje es bastante lento, puesto que la carretera no es muy ancha y vamos bordeando cerros. Hubo momentos en los cuales el silencio era general, no solo por el temor, sino por la belleza del paisaje que estábamos viendo. Incluso en un tramo tuvimos la visita de unos loros, muy frecuentes y populares en la zona, a tal grado que hasta una danza típica tiene (como vimos en Huaylillas). Cruzar los Andes y llegar a las zonas cálidas en una experiencia interesante. Cerca de Sihuas, se halla el punto más alto de la travesía y el frío caló nuestros huesos; desde ahí se inicia el descenso no solo hasta Sihuas, capital de la provincia del mismo nombre, sino a nuestro objetivo final.
Sihuas tiene una población de unos seis mil habitantes dedicada al comercio, agricultura y ganadería. Cerca de esta pequeña ciudad hay un centro minero (oro). Espero que esto no convierta la zona en un lugar potencial de minería informal y todos los problemas que esto conlleva.

En Sihuas nos detuvimos a almorzar. El mejor para hacerlo: el mercado. El lugar es limpio y los platos son prodigiosos. Antes de hacerlo, me fui a dar una vuelta por algunas calles con María y César, y nos topamos con algunos chicos que estaban viendo el busto de José Carlos Mariátegui. Un hecho insólito, pero Jesús me contó que el distrito tuvo un alcalde de izquierda y, en homenaje a este pensador, mandó a hacer este pequeño busto. Luego, ya con el hambre encima nos fuimos a comer. Estaba un poco indispuesto, pero la conversación con los chicos me hizo pasar el mal momento. Conocer a Olinda, Amanda, Luis Ángel, Dennis y el loco Gustavo Rojas fue muy simpático, son jóvenes que estudian en diversas universidades y diversas profesiones; jóvenes que están muy comprometidos con el proyecto y se dan de lleno como lo pude comprobar todos estos días que compartimos la experiencia. Durante la conversación, Gustavo hizo un movimiento que terminó con la rotura de un vaso de vidrio. Lo terrible fue que un niño de unos tres años caminaba jugando cerca al grupo y vio un pedazo de este vidrio, y lo quiso agarrar.  En ese momento, todos saltamos, ya que el niño no era consciente del peligro que estaba pasando. Aunque lo tomó con sus manitas, felizmente no tuvo ningún corte. Fue increíble. Algunos prácticamente se quedaron sin aliento. La adrenalina de todos se puso al tope. Pedimos una escoba para limpiar hasta la última astilla que hubiera en el piso. La gente fue un poco descuidada, puesto que no hubo interés por parte de los dueños de limpiar los restos.

Subimos al bus nuevamente, ya para enrumbarnos a un lugar que nos iba a encantar: el río Marañón.  El encuentro con este río supone también que pocos kilómetros más hacia el sur, cuando lo cruzamos por un puente estemos en la confluencia de tres fronteras regionales: Áncash, Huánuco y La Libertad. Hicimos un breve alto en el puente para las fotos recordatorias. De ahí, ya estábamos en territorio liberteño. En tramo hasta Huancaspata está regularmente preservado. Huancaspata es la primera población grande con la uno se encuentra en la provincia de Pataz. Este distrito se ganó cierta fama a raíz de que en las elecciones municipales y regionales las ánforas fueron quemadas. El distrito además fue destacado como una posible zona roja en potencia a causa del narcotráfico, debido al abandono de las autoridades políticas en que se halla. Bueno, para contactarse con la capital de su Región, Trujillo, el viaje puede llegar, en tiempos de lluvia, a tomar más de un día.
Las paradas nos fueron “robando” tiempo, por lo que nuestra llegada al primer distrito de la provincia fue ya con la caída del sol. Y de noche, todos los gatos son pardos. Tal es así que cuando salimos de Huancaspata en dirección a Tayabamba, no se podía reconocer la ruta. Señalización no hay y todo era un albur.
El tramo hasta la capital de la provincia es de 67 kilómetros y nos tomó casi tres horas y media. Inaudito. Íbamos con la atención “en punta”, puesto que tomar un camino equivocado nos hubiera alejado de nuestro destino final. Hicimos llamadas permanentes con las personas que nos esperaban en Huaylillas. Llegamos a Tayabamba ya bien entrada la noche. Desde aquí nos faltaban otros 19 kilómetros para llegar a nuestro destino final. Entre datos más, datos menos, hallamos el camino hacia el distrito. La lluvia dificultaba el camino (¡qué mal tenidas están nuestras vías en La Libertad!) y en la marcha vislumbramos los primeros destellos de nuestra meta. De pronto, en una curva estos desaparecían. Nuestro chofer, ya bastante molesto y cansado, decía que la ciudad caminaba o desaparecía. Por fin llegamos al lugar, pasada la media noche. La gente nos estaba esperando; hay una suerte de comprensión del destino que no compartimos mucho en la costa. Los profesores comenzaron a emplazar a los chicos del colegio que iba en el bus que nos acompañaban. Luego de esto, con los jóvenes guías, Jesús y su equipo, y nosotros nos instalamos en casas de vecinos ubicadas a una cuadra de la plaza de armas. Estábamos tan casados que lo único que queríamos era dormir. Habíamos viajado casi todo el día.  Así empezábamos nuestra actividad de cuatro días.








martes, 31 de diciembre de 2013

CRÓNICAS DE VIAJE 2013: LUCMA

Este fue uno de los viajes relámpagos más interesantes del 2013. La fecha señalada: 06 de octubre. Gracias a las gestiones realizadas por Armando Plasencia, dueño de Restobar de Cascas, y Bárbara Wong, entrañable amiga y directora de ZoomTravel, pudimos visitar algunos lugares de interés con potencial turístico cercana a la pequeña ciudad de Cascas.  En esta oportunidad, el más interesado en mostrar la zona fue el actual alcalde de Lucma, Díber Pérez, ya que nos proporcionó una camioneta y envió a su principal asesor, Joel Díaz, para poder hacer una visita a los lugares de interés: Baños Chimú y Lucma. El viaje de Trujillo a Cascas fue bastante bueno, puesto que ya se cuenta con una ruta asfaltada que permite llegar a esta zona vitivinícola sin tanto problema. En la ruta veíamos grupos de motociclista que hacían el viaje para ir a disfrutar este cálido valle rodeado de viñedos, el cual había visitado con cierta regularidad en 1992 y que tuve una visita de dos días en el 2011. Ahora ya se cuenta con una carretera que hace más placentero el viaje, carretera que corre paralela al río Chicama. Espero que la temporada de lluvias de enero a marzo no la afecte para poder seguir visitando este simpático lugar. Pero el objetivo era visitar varias zonas de la provincia de Gran Chimú, de formación bastante reciente, que tiene por capital a Cascas y cuenta con varios distritos. El distrito que nos llamó la atención era Lucma. Gracias a una foto que colgué sobre la vieja iglesia de Cascas cuando mostraba su bello altar barroco indígena (que ha sido malamente restaurado y maltratado), Armando Plasencia nos propuso poner en valor otra joya arquitectónica del barroco indígena, la que acoge al Sr. De la Misericordia. Luego de tomar un consistente desayuno en su restaurante, Joel, Bárbara y María Ramos, una arquitecta especialista en restauración, partimos hacia nuestros objetivos.
El primer lugar para visitar era Baños Chimú. Evoco mucho este nombre, puesto que algunos clientes de mi padre (cuando tenía su negocio) solían hacer compras y daban sus datos. Esto ya hace muchos años. Algunos referían de lo bello de la zona y las fuentes termales con las que contaba. Pasaron los años, el negocio se cerró, pero el nombre siempre queda en el recuerdo. Muchas personas refieren que esta zona tenía unos excelentes servicios para baños medicinales, pero la falta de una buena carretera, los problemas del terrorismo en los 80 y los fenómenos del Niño que asolaron la zona han dejado su triste huella de abandono. El último Niño del 98 provocó una suerte de avalancha que se llevó una gran parte de las instalaciones y ahora lo que se ve son cosas muy precarias, difícil para sostener un turismo que exige ciertas condiciones para su uso. El viaje de Cascas al lugar es muy interesante; pasamos al lado de recodos amplios en los cuales se podrían instalar miradores que podrían tener por vista el cauce del río Chicama (seco en esta parte del año) y, al frente, un alucinante bosque de cactus, una maravilla que enmarca el paisaje. Un poco antes de llegar a nuestro primer objetivo, vimos una mina de carbón abandonada, a unos 50 metros del lugar, lo que le da unas características muy especiales, casi un ambiente del lejano oeste norteamericano. El lugar luce descuidado, con instalaciones dañadas y con una barrera de piedras colocada para evitar la erosión sistemática del río de lo que queda de las instalaciones. El lugar, en su conjunto, podría ameritar una interesante puesta en valor, pero se necesita un estudio de suelos para construir sobre algo seguro. Joel nos contaba que alguna vez un grupo de japoneses quiso hacer una suerte de balneario en el lugar con todas las implementaciones de nivel internacional; pero muchas cosas eran necesarias de ser articuladas y una de ellas compete al gobierno regional o nacional: una adecuada vía de comunicación. La fuente sí es de origen volcánico, como lo demuestra el número de metales registrados en su muestra: hierro, azufre, calcio. Todo esto sale de la montaña a través de diversos riachuelos e incluso presenta una suerte de ojo de montaña del cual caen gotas calientes ferruginosas. Unas buenas instalaciones harían un perfecto circuito que comprendería Cascas y Lucma. Y de poder hacer una conexión efectiva, complementarla con Coina, se podría organizar un circuito turístico de la salud.
Nuestro siguiente objetivo, y el plato fuerte, fue Lucma. Retornamos un tramo del camino andado y luego llegamos a una bifurcación (urgente señalización de la zona), tomamos el camino hacia la izquierda para comenzar el ascenso hacia nuestra meta. En el ascenso veíamos el impresionante paisaje del valle hasta llegar a Chascón, de ahí iniciamos un leve descenso hacia la zona de Lucma, teniendo por primera visión un pequeño cañón y luego una hacienda, la cual fue el lugar de nacimiento del famoso Martín Rivas, del grupo Colina. Como anécdota, muchas personas, sobre todo señoras, nos iban a hablar brevemente de él. Llegamos a Lucma y ya nos esperaba un almuerzo con productos de la zona. Lucma debe mejorar su infraestructura de servicios. Cuenta con alumbrado, hay de señal de televisión; pero urge de servicios de agua y desagüe; tengo entendido que se van a focalizar en esto. Los SS.HH. son necesarios para dar la imagen de un lugar con alta salubridad, servicios que apreciará cualquier ciudadano que quiera visitar este simpático rincón de La Libertad. Una vez concluido el almuerzo, nos fuimos a ver la iglesia que nos interesaba: la del Sr. De la Misericordia. El monumento ha sido declarado en emergencia
para evitar que el techo colapse (espero que estas lluvias se apiaden de esta iglesia); pero, como nos comentaba María, es un edificio que debe ser completamente intervenido. Vimos el techo bastante deteriorado, pero lo que nos dio mucha más pena fueron sus altares, algunos ya colapsando. Aquí está la belleza de este monumento que atraería a muchos turistas ávidos de hallar joyitas religiosas de carácter popular. Las yeserías muestran toda la imaginería popular, una interesante combinación cromática que da no un aspecto lúgubre, sino de alegría de pueblo que honra a su santo (aunque tengo entendido que Santiago es el patrón y la antigua iglesia ya está clausurada y que podría ser recuperada para hacer un pequeño museo temático de la zona). Las restauraciones anteriores también han afectado la estructura de la iglesia. Un buen proyecto pondría el valor este bello monumento, pero debe ir acompañado del mejoramiento de la zona. Este año tuve la oportunidad de visitar un pequeño pueblo en Aragón, España; se llama Ansó y han hecho una reconstrucción de todo el pueblo, respetando sus formas originales, preservando su plaza e iglesia hermosa, y ha involucrado a todos los vecinos como principales actores de servicios y actividades para los turistas. El pueblo sigue siendo agrario, pero ha encontrado en el turismo una fuente de ingresos importante y ha traído calidad de vida a los pobladores. Este principio es el que debe regir para poder hacer de Lucma una zona potencial de turismo. Hay que hacer, aparte de infraestructura, una fuerte campaña de sensibilización para que conozcan las posibilidades que se abren en este campo, ¿por qué no?

Una vez concluida nuestra visita, regresamos a la ciudad de Trujillo bastante raudos, ya que Joel tenía que casar a unas personas. Cosas de la vida.

domingo, 24 de marzo de 2013

VIAJE A TAYABAMBA. ILUSIONES Y VENTANAS AL FUTURO


La primera semana del mes de febrero tuve la oportunidad de participar directamente en el  proyecto educativo BECA 18, que el Gobierno peruano realiza en diversas regiones de nuestro país con el fin de favorecer a las clases sociales más desfavorecidas en uno de los diversos programas de inclusión social. Por esos días, viajamos a la capital de la provincia de Pataz,  pudimos tomar el examen a 77 candidatos de la zona e hicimos un viaje de retorno bastante accidentado y largo. Gracias a diversas gestiones institucionales y personales, se gestó este viaje, postergado por una serie de acontecimientos que pusieron en riesgo la vida de las personas involucradas. Hubo diversas adversidades infraestructurales y climatológicas que pude constatar personalmente. Situaciones inauditas como que para ir a esta Región perteneciente a La Libertad uno debe ir por Áncash, puesto que tiene un sistema vial mejor conservado que la que debería corresponder a nuestra Región; o que las lluvias condicionen toda la vida de estas zonas, su economía, su comunicación, su vida diaria.















El día martes 05 salimos hacia la ciudad de Tayabamba con una persona de la oficina de Admisión de la Universidad en la que trabajo, responsable de la parte logística de la evaluación; y el chofer de la camioneta, ducho en la materia y viajero frecuente por la zona. Hora de partida: 6 am. Gracias a la información de colegas de trabajo, el mejor camino para ir era por las provincias serranas norteñas del Dpto. de Áncash. Ya a esa hora, el tráfico por la Panamericana rumbo a Chimbote es penoso. Ya he comentado lo peligroso que es este tramo, una vía de solo dos carriles y con un tráfico pesado que va y viene  hacia los valles que conforman el proyecto Chavimochic. A tempranas horas van llegando muchos buses desde Lima y todos hacen una alocada carrera para llegar rápidamente a sus destinos. El viaje se realizó con algunos sobresaltos hasta Puerto Santa, cerca de Coishco. Desde ahí iniciamos nuestro ascenso para cruzar los Andes en tres oportunidades. Por una pista bien asfaltada llegamos a Chuquicara, un pequeño poblado en el que ya uno puede sentir el aire de la sierra. Aquí la gente puede proveerse de algunas cosas para el camino. Desde que se ingresa por esta carretera de penetración uno va, prácticamente, en paralelo al río Santa; en el camino hicimos un alto para ver algunas pequeñas represas que marcan el inicio del proyecto Chinecas. Chuquicara es el inicio de una serie de poblados de esta vía de penetración así como el final de la vía pavimentada; ingresamos a una carretera bastante bien tenida (relativamente) hasta Sihuas.  Pero como era temporada de lluvias, los rumores eran variados y algunos de ellos fueron ciertos: puentes caídos, derrumbes. Algo podía pasar. Es un viaje de adrenalina en cualquier época del año, por la contundencia de la naturaleza como tu principal rival. Nos jugó varias “bromas”; por ejemplo, hubo un pequeño puente que está sobre un lecho de riachuelo seco de una pequeña vertiente, el cual estaba en reparación a causa del desgaste de su piso metálico (una suerte de puente Bayly) por lo que hicimos un alto de una media hora más o menos; así comenzaban algunas complicaciones. No es un deporte de aventura, puesto que no escoges vivir estas experiencias.















El tramo de Chuquicara hasta Yuracmarca es interesante, puesto que cruzas una serie de túneles que, en cierta manera, son parte del complejo Cañón del Pato. Si hubiéramos tomado la ruta hacia Huallanca, los túneles se hubieran incrementado e hubieran sido más extensos. Llegamos a una encrucijada siendo un puente una de las vías alternativas; cruzamos  el mismo para nuestro camino a Sihuas. En realidad uno debe ser conocedor de estas rutas para no perderse, ya que hay poca señalización y, de repente, te topas con una bifurcación que no se halla en el mapa que llevaba a mano. Una odisea. Así, pues, con este cruce de puente dejábamos la vertiente del Pacífico y comenzamos a remontar nuestro primer cruce cordillerano. El ascenso es bastante interesante, cada vez más se acentuaba la profundidad abismal y el río Santa se volvía una hilacha plateada. El entorno era árido hasta llegar a una zona  que se encuentra literalmente “en las nubes”. Lo que sucedía es que existe una gran condensación de humedad, hay una frondosa vegetación y también una tupida (y peligrosa) niebla todo el año. La vía era lo suficientemente ancha para el paso de dos vehículos en ambas direcciones, pero hubo tramos en los cuales peligrosamente se estrecha. Y en algunos tramos hallamos camiones estacionados que hacían la vía peligrosamente estrecha, con una suerte de pista enlodada por las lluvias y por la llegada de otros vehículos en la dirección contraria. Pese a ser temporadas de lluvias, la voluntad de la gente no se detiene y está en permanente movimiento; vimos varios camiones transportando madera, así como varios buses de diversas empresas. Un desafío al equilibrio.

Después de cruzar esta zona de nieblas y despejado ya el paisaje, comenzamos a ascender un poco más para llegar a ciertas zonas mineras. Antes de llegar a Sihuas, el camino está trazado como una gran serpentina. Ya era casi mediodía y aún no se vislumbraba algún gran pueblo. El descenso fue rápido y a lo lejos contemplamos Sihuas. Luego de varias acentuadas curvas, llegamos a esta capital de provincia y no veremos otro gran poblado sino cuando ingresemos al Dpto. de La Libertad. Y para eso faltaban muchas horas más. En Sihuas almorzamos algo contundente para el resto del tramo. Sihuas tiene todos los servicios necesarios y además arreglamos mejor las maletas que iban en la tolva de la camioneta y eran mojadas por las persistentes lluvias. Y en verdad que actuamos rápidamente, puesto que una vez que salimos de Sihuas, se desató una fuerte lluvia. Ahora nos dirigíamos hacia la Serpiente de Oro de Ciro Alegría: el río Marañón. Es la frontera natural entre Áncash, La Libertad y algo de Huánuco. El camino ya muestra algunos derrumbes, deslizamientos y también, para suerte nuestra, un permanente mantenimiento. Corriendo paralelamente al río Sihuas, llegamos al Marañón. Las aguas bajaban cargadas y en el resto del tramo que nos faltaba íbamos ver un par de afluentes más. Recorrimos un breve tramo en el margen occidental y, luego, atravesamos un puente para ir al tramo oriental, el cual nos llevaría a nuestro destino. Pronto llegaríamos a Mamaguaje, punto de bifurcación  para ingresar a Huánuco, a la ciudad de Huacrachuco. De ahí, hicimos un ascenso de casi dos horas y media hasta el primer gran pueblo de La Libertad: Huancaspata. La lluvia era persistente y el tramo recorrido, que ya es la región La Libertad, estaba mal tenido en comparación de los tramos de Ancash. De Huancaspata a Tayabamba, el tramo duró casi tres horas y lo hicimos cayendo la noche. La carretera está plagada de agujeros y, por las precipitaciones pluviales, se hacían pozas peligrosas llenas de agua enlodada que no nos permitían conocer su profundidad.  La llegada fue a las 9 de la noche. Ya no llovía, pero las calles estaban enlodadas y sentías la presión de la altura. La ciudad está ubicada un poco más de los 3,200 metros y eso ya pesa en nuestras actividades físicas. Una breve cena y luego instalarse a dormir para que el cuerpo se adapte.
 El miércoles 06 fue el día central: por la mañana tuvimos una reunión en la UGEL Pataz. Las autoridades han puesto mucho interés y energía en el éxito del proyecto de BECA 18 y les preocupa, con justa razón, el futuro de esta juventud que, una vez concluidos sus estudios, puedan retornar a su Región para poder aportar a su desarrollo y resolución de problemas (que son muchos). A las 10:15 am. Fernando, el consejero de admisión y encargado de la logística del viaje, tuvo la oportunidad de presentar la Universidad tanto a alumnos como padres de familia. Esta reunión matutina fue bastante interesante, puesto que oíamos las dudas y temores de ambas partes. Estas regiones tienen todo el derecho de dudar de este tipo de proyectos, debido a que han sido (y son) víctimas de permanentes engaños electorales, pues han oído y oyen promesas y no reciben nada posteriormente. Los jóvenes candidatos postulaban a carreras de ingeniería para poder solucionar el problema infraestructural de esa rica Región, pero con graves carencias. La ciudad queda a merced del capricho pluvial, puesto que, en las temporadas de lluvias, Tayabamba quedaba aislada por días. La ciudad, también, tiene problemas con el abastecimiento de agua potable (zona de estrés hídrico) y sus calles están en un estado lamentable que se acentúa con la lluvia, como pudimos constatar personalmente. Como la historia es fascinante, recurrimos a ella para saber un poco más de esta zona y el profesor Orlando Peña, y luego corroborado por Iván La Riva, nos dijo que fue en esta Región que el investigador Antonio Raimondi acuñó la frase “El Perú es un mendigo sentado en un banco de oro”.

La prueba fue tomada por la tarde, exactamente a las 4 pm. Se presentaron 77 candidatos, algunos de los cuales les tomó casi dos días para llegar a Tayabamba, ya que se desplazan a pie u otros medios. La realidad es tremenda. Pero el espíritu de estudio es envidiable, es una ola de energía que uno puede percibir cuando habla con cada uno de ellos, chicos y chicas con ansias de poder seguir una carrera universitaria y ven en este proyecto la oportunidad de sus vidas. Quizá no todos estén en la capacidad de poder seguir estudios universitarios, quizá sea mejor para varios de ellos seguir estudios técnicos (están participando otras dos instituciones técnicas de buen nivel). Y espero que todos estos jóvenes ansiosos de estudiar tengan una buena oportunidad para seguir los estudios correctos para su bienestar y el de todos aquellos que apuestan por estos jóvenes. Reto tremendo.

Una vez concluidos los exámenes, nos fuimos a dar una vuelta por la bonita plaza de armas. La pausa entre la charla y el examen la habíamos aprovechado para hacer algunas compras como panes serranos, y dar una vuelta por la ciudad, la cual tiene sus diversos atractivos. Tayabamba es una ciudad minera, agrícola y comercial. De mejorar sus pistas, la ciudad no se vería tan sucia por los lodazales. La lluvia limpia si es que encuentra la forma de hacerlo. Pero no nos preparamos para ello. Y las pendientes de esta pequeña ciudad ayudarían a dejar la ciudad bastante despejada. Ya sin el compromiso del examen, me fui a tomar fotos en el interior de la iglesia, de techo alto, altísimo. Luego cenamos relativamente temprano, puesto que el plan era salir a las 5 de la mañana hacia Trujillo.
Pero el clima nos iba a jugar una mala pasada: no bien nos acostamos, se desató un fuerte aguacero que ya nos iba a dar una idea de los que iba a pasar a nuestro retorno. Incluso habíamos quedado con un joven parte del proyecto que iba a retornar con nosotros en la camioneta. A la hora pactada y ya con todos nuestros bultos preparados, nos decidimos partir, pero el joven no se apareció; se las olía. Como queríamos llegar temprano a Trujillo, salimos raudos de la ciudad, aún con lluvia. Ya en el camino nos íbamos a encontrar con ciertos vestigios un poco alarmantes. Una camioneta estaba mal parqueada en la ruta; los ocupantes se quedaron en ella, ya que la camioneta no podía prender a causa del agua que había ingresado al distribuidor, agua acumulada en los charcos de la ruta. Felizmente nuestra camioneta era alta, pero ese indicio nos estaba alertando de lo que se nos venía. El paisaje era impresionante, pese a lo persistente de la lluvia y el frío que iba penetrando en la camioneta. Seguimos avanzando hasta llegar a Huancaspata. En el camino vimos pequeños derrumbes y en algunos tramos el paso era un poco difícil. En ese descenso nos topamos con una camioneta que nos dio la primera advertencia: un derrumbe había interrumpido el paso ya cerca del Marañón. Seguimos descendiendo, puesto que teníamos la esperanza que esta situación fuese pronto resuelta. Nos encontramos con dos jóvenes en motocicleta y nos dijeron que sí había paso, eso nos dio optimismo. Pero luego nos hallamos una camioneta que llevaba policías y delincuentes. Retornaban puesto que la carretera sí estaba obstruida. Llegamos hasta Mamaguaje para curiosear. Era una realidad; desde ese momento las conjeturas comenzaron a crearse como que eso se arreglaba en un par de horas o que teníamos que regresar a Trujillo por Huamachuco con huelga de mineros y la posibilidad de más y peores derrumbes o huaycos. En Mamaguaje comimos algo (la idea era tomar un buen desayuno en Sihuas) y, viendo que la cosa tenía para largo, decidimos regresar a Huancaspata para pernoctar. Habíamos conversado con la gente de la zona, en el lugar del único teléfono del pueblo para saber las noticias. Tuvimos que subir nuevamente hasta Huancaspata y buscar un hotel. Hallamos uno para pasar la noche y salir temprano al día siguiente. Pero ya tratando de instalarnos en dicho pueblo, comenzó el rumor de que ya carretera ya se había abierto. Llamamos por teléfono al lugar y nos confirmaron. Eso significaba que íbamos a viajar toda la noche. Coordinamos con otra camioneta para poder ir juntos y poder ayudarnos. Llegamos al tramo abierto a eso de las 10 de la noche. Antes pasó un camión y pensé que nuevamente  nos íbamos a quedar en la zona. Además no teníamos mucho combustible. Logramos pasar este tramo no sin un buen susto. El camino hacia el Marañón estaba despejado, pero uno nunca sabe lo que puede ocurrir. Felizmente y con los cinco sentidos totalmente atentos, nos fuimos desplazando a buena velocidad hacia Sihuas. Llegamos a esta ciudad a la 1 pm. Desde ahí comenzamos otro ascenso. La carretera era iluminada solo por los faros de la camioneta. Pocas zonas eran reconocibles debido a la tenue neblina. Pronto pasamos la zona de la espesa niebla y desde ahí comenzó el descenso hacia el río Santa. Pero hubo tramos en los que veías ramales de carretera y no tenían señalización, ¿estábamos yendo por buen camino? Dos veces tuvimos que retornar por el camino andado. Los nervios te traicionan y ves solo un laberinto de caminos sin paneles. Todo en una noche cerrada. De pronto vimos el puente que conectaba con la carretera a Huallanca y respiramos tranquilos. Aquí hicimos una pascana. En el lugar vimos varios camiones y camionetas que hacen un alto para descansar un poco. La ruta es dura. Ya era casi 4 de la mañana. Ya nos quedaba el tramo de los túneles y de ahí a Chuquicara. Seguimos en nuestro camino y entramos a la Panamericana a las 6 pm. Llegamos a Trujillo a las 8 de la mañana. Me esperaba una buena siesta. Fin de viaje.

lunes, 12 de enero de 2009

RESPONSABILIDAD SOCIAL, CHAVIMOCHIC, SARTRE Y OTROS MENESTERES


La definición de la responsabilidad social de la empresa admite varias acepciones, pero todas coinciden en que se trata de un enfoque que se basa en un conjunto integral de políticas, prácticas y programas centrados en el respeto por la ética, las personas, las comunidades y el medio ambiente. Se emplea para describir una amplia variedad de iniciativas de orden económico, social y medioambiental tomadas por empresas, que no se fundan exclusivamente en requisitos jurídicos y son, en su mayoría, de naturaleza voluntaria (tomado del CINTERFOR, centro creado por la OIT) Quiero usar literalmente esta descripción bastante rica y exacta de los conceptos generados por estas dos palabras (RESPONSABILIDAD SOCIAL). Me gusta mucho ver que el tema central se enfoca en el respeto por el entorno.

En los últimos años, luego de haber negado por mucho tiempo la implicancia que cualquier empresa genera (o inflinge) en su entorno social y físico, la toma de conciencia ha ido paulatinamente ganando terreno en el empresariado y los gobiernos, ya que los cambios que se han ido gestando en el tejido social y el medio ambiente han ido pasando la factura a los gestores de dichos cambios y a la sociedad en su conjunto. Así pues, cualquier hecho que el ser humano realice ha de provocar algún tipo de cambio, desde el más pequeño hasta el más grande y dramático.
Quiero ahora tomar a un filósofo, Jean Paul Sartre, para poder explicar, aunque no se crea, de manera más sencilla lo que es RESPONSABILIDAD. Tomemos un sencillo ejemplo: cuando uno come una cáscara de plátano y la lanza al piso e inmediatamente no ve a nadie caerse, resbalar o algo por el estilo, el causante del hecho no percibe cambio alguno y se va con la conciencia de no haber hecho nada que lamentar; pero, 3 ó 4 días después, por desgracia una persona resbala. Generé esta pregunta a varios alumnos míos y la mayoría respondió, tal como lo sospechaba, que el que había lanzado la cáscara no era culpable por el tiempo transcurrido; esta ha sido la forma de pensar de muchas personas, entre ellas las del mundo empresarial; en el mundo de la minería, industria, pesquería, agricultura, etc. hemos visto siempre el lado creativo y ejecutivo de las personas, pero poco nos hemos detenido para ver las consecuencias de sus accionares; peor aún cuando dichas consecuencias no se manifestaban en el tiempo de la conciencia inmediata; tendemos a olvidarlas. Sin embargo, el avance de la ciencia en los últimos dos siglos nos ha permitido identificar con más certeza y coherencia los efectos causados por los hombres sobre su entorno. Esto ahora no lo podemos negar. Frente a esto, he leído algunos textos necios que quieren rechazar esto aduciendo que es una suerte de propaganda de personas que estaban en contra del progreso. De todas maneras, quisiera preguntarles qué es lo que ellos entienden por progreso.
Hace muchos años, cuando el proyecto CHAVIMOCHIC aún no era una realidad, una persona me alcanzó un texto sobre este proyecto soñado por la colectividad liberteña. Al leerlo, recordé que en Arequipa se había llevado a cabo un proyecto bastante caro y descomunal, el MAJES, que implicaba desvío de ríos para irrigar un gran valle desértico. Era el año 1971. Este proyecto generó varios cambios sociales en la región, una fuerte migración de la cual mucha gente se quejaba; pero, como se hallaba relativamente lejos de la ciudad (accidentes orógraficos la separan), no fui testigo de cambios climatológicos notables. Ahora bien, quizá sería interesante ver si las recientes y secuenciales sequías de las zonas aledañas tengan alguna relación con este megaproyecto. El equilibrio climatológico nos puede dar tremendas sorpresas insospechadas.
Desde la construcción de las etapas I y II del proyecto CHAVIMOCHIC en los años 80 en adelante, nuestros pequeños y raquíticos valles comenzaron a cambiar; ahora uno puede ver un nuevo color, el verde, a lo largo de la Panamericana sur hasta Chao. Nuestra Región se volvió en una zona agroexportadora (ahora en crisis a causa de nuestras marcadas dependencias con el mercado exterior). La Región comenzó a recibir ingentes cantidades de migrantes, cambiando la fisonomía social de nuestros valles; no en vano se van a construir casi 3000 viviendas entre los valles de Chao (con el megaproyecto habitacional Ciudad del Valle del Sol) y Virú. Mas, algunas zonas urbanas de Virú se vieron afectadas por el crecimiento desmedido de la napa freática, causando el colapso de varias construcciones de material noble, inclusive; o generando una elevada salinización de algunos suelos, volviéndolos estériles. La construcción del gran canal colector que transvasa las aguas del Santa a nuestros ríos ha cambiado profundamente el contexto físico de nuestros valles. En varias oportunidades, hablé con gente ligada a Chavimochic y me comentaron la necesidad de trabajar en drenajes a lo largo de dichos valles con el fin de descolmatar sus napas, algunas peligrosamente cerca de la superficie. Sé que algunas ya se acercan a los cimientos de casas y edificiones, no sólo en zonas urbanos marginales sino en zonas residenciales como el Golf con los consiguientes daños que esto puede provocar en las construcciones. Además, el afloramiento de ciertas aguas subterráneas en zonas que fueron pantanos son una velada amenaza no sólo contra las construcciones, sino por la salubridad de nuestra ciudad; la presencia de pantanos hace generar un riesgo sin precedentes a nuestra sociedad, condenada a algunos males endémicos, como el paludismo (el cual incrementa alarmantemente de manera silenciosa).
Ahora estamos viviendo un fenómeno que se irá recrudeciendo según pasen los años: las lluvias regulares de cierta intensidad. Recuerdo cuando llegué a vivir a Trujillo mi primera vez (1973) la ciudad tenía un clima seco, bastante benigno, lo que permitía la presencia acentuada del adobe en sus construcciones. Cuando me instalé en 1992, la ciudad ya mostraba ciertos cambios; humedad, lluvias esporádicas casi monzónicas (pero breves, felizmente). La ciudad ha crecido de manera violenta y, en muchos casos, sin un orden. Se han ocupado zonas de alto riesgo (quebradas, por ejemplo) así como se han hecho obras de servicio vial sin contemplar las condiciones en las que estamos viviendo. Cualquier persona que conoce geografía y con sentido común sabe que la situación de humedad nos ha convertido en más "tropicalizados". Ahora se está hablando con cierta ligereza y vehemencia de una tercera etapa de este megaproyecto, sin haber arreglado lo causado por las dos primeras etapas.
Toda esta extensa introducción y explicación nos permitirá entender la razón por la cual escribí esta opinión basada en la Responsabilidad Social y su vinculación a Chavimochic; este proyecto ha generado grandes cambios que amerita la participación directa de sus directores y ejecutores en los planes de prevención en la expansión de la ciudad. Esto, sin embargo, nos permite discutir de un concepto más, la prevención. Mucha gente se va a comenzar a reunir para dar medidas de prevención. A estas alturas, eso es ya una equivocada idea. Lo que se va a hacer es tratar de dar alguna solución a los problemas críticos que se nos vienen: algunos ya son inevitables e irreversibles. Pero deben ser enfrentados con inteligencia y no con criterio político o meramente económico mezquino.
Es una crisis que nos va a enseñar (y espero que de una vez por todas). ¿Por qué estamos frente a una crisis? Creo que la mayoría de casas no están preparadas para soportar un mes intermitente de lluvias; personalmente, esto me va a implicar un fuerte gasto en la construcción. Algunos dirán que será un gran motor de la alicaída economía; esto lo será para la gente ligada al ramo; pero los demás no lo vemos así: creo que nadie había previsto hacer un fuerte gasto en la casa de uno para reparar techos, abrir zanjas de desfogue, calafatear ciertas partes de la casa, etc.. Por otro lado, la Municipalidad y su plan vial deben ir tomando medidas en pro de la ciudadanía; no sólo el agua de la lluvia embalsada es una molestia para el ornato de la ciudad; es también foco de infecciones, así como un causal directo y grave del daño del ya venido a menos parque automotor de nuestra ciudad; hay que replantear el uso de rompemuelles y la urgente necesidad de crear una efectiva red de alcantarillado. Veámoslo así, el entorno físico de la ciudad ha cambiado y esto lo debemos asumir.
Queda pues trabajar duro en la preparación de nuestra ciudad con los agentes que han promovido dicho cambio, entre ellos el Proyecto Chavimochic. Reunirse a ver planes efectivos de contingencia y hacer las inversiones necesarias sin mezquindades. Nuestra ciudad está en juego, y es la ciudad en la que no sólo viven los empresarios que han rentado de dicho proyecto sino gran parte de sus trabajadores que les permiten acumular sus riquezas. Y una de las grandes metas en la Responsabilidad Social es la calidad de vida de los trabajadores de cualquier empresa. Y Chavimochic lo es.
He aquí una gran oportunidad, el momento está dado; espero que lo sepamos aprovechar.

lunes, 29 de diciembre de 2008

GUAÑAPE, ISLAS ALUCINANTES



El mar siempre es una atracción fascinante. Su inmensidad te apabulla, pero el sonido te arrulla y permanentemente te evoca que descendemos de su seno y que (¡qué duda cabe!) somos gran parte de nuestro cuerpo, líquido. Pero en nuestra evolución, nos hemos convertido en seres terrestres y, por esa voluntad de la naturaleza, tendemos buscar pedazos de tierra en el inmenso mar. La figura de la isla adquiere muchas dimensiones en la vida del ser humano, tanto como aislamiento así como salvación.
En mi vida he tenido oportunidad de estar en algunas islas tanto en Perú como en otras latitudes; estuve en Tequile en el Titicaca, en Isla Blanca en Chimbote; en algunas islas griegas como Egina, Poros e Hidra. Viví dos meses en la isla de Borholm en el Báltico. La sensación de estar rodeado de mar es muy ambigua. Personalmente, amo tierra firme y estar rodeado de esa gran masa de agua me genera un poco de inseguridad y una suerte de aislamiento. Pero ver los contornos de la isla, sus costas son siempre una grata visión y una sensación de acaricia, ese encuentro entre agua y tierra.
Había escuchado de estas islas, pocas para el vasto mar que tiene nuestro país. Me habían comentado de Macabí. Tenía unas fuertes ganas de ir a conocer estas islas guaneras. De repente surgió una excelente oportunidad. En enero del 2006, Christian, el entonces director de la Alianza Francesa de Trujillo, hizo contactos para hacer este inesperado viaje a las islas nombradas. Nos fuimos un sábado a Puerto Morín, nuestro punto de partida; en realidad no sé por qué le dicen "puerto", puesto que no hay ningún muelle o algo por el estilo, por lo que uno debe suponer que la partida la hicimos con un bote que estaba en la orilla; ahí empezó la locura; subimos al bote y el pescador empujó el mismo mar adentro, una vez más internados, prendió el motor para ir avanzando hacia nuestro objetivo; estábamos adentrándonos en el ensenada y a lo lejos veíamos Cerro Negro. Grandes y numerosas bandadas de pájaros surcaban el aire, algunas tan cerca de nosotros que podíamos tocarlas: gaviotas, zarcillos, pelícanos (¡qué elegante vuelo!), nos íbamos dando una idea de lo que íbamos a ver; no nos olvidemos que estas islas son guaneras, plagadas de aves por doquier. Llegamos a la primera pequeña isla (en realidad un gran peñasco) y nos encontramos rodeados de lobos marinos, todos juguetones. Nos contaba nuestro guía que ciertas temporadas llegaban las orcas para darse un festín con ellos o los pingüinos de Humboldt. Quise lanzar un pedazo de galletas pero me detuvieron, iba a romper el ciclo de acciones que los animales hacen en su búsqueda de alimentos, los iba a malcriar. Me puse en mi sitio, tienen toda la razón.
Llegamos a la mayor de las islas a una suerte de atracadero; había dos formas de subir, Vania y yo optamos por subir por la escalera de nudos; Melissa, Orietta, Christian, su chofer y su cocinero esperaron atracar el bote para poder descender. Una vez en tierra firme comenzamos a recorrer las instalaciones de la compañía guanera. Vimos comedores, sillas salitrosas, reposteros y en su interior vajilla inglesa bella pero deteriorada. Además vimos algunos archivos en cajas, algunos de los cuales son de 1963.
Salimos de las instalaciones (que son usadas cada dos años cuando se ha acumulado cierta cantidad de guano) y fuimos a ver la isla en sí: es grande. Vimos cantidades de aves y nos dirigimos a una cueva grande, en la entrada veías restos de aves muertas y varias agonizantes y con defectos físicos o accidentadas (alas o patas rotas). Era una suerte de cementerio de aves.
Seguimos caminando, bastante cubiertos nuestros pies e incluso la boca de los pantalones bajo las medias para evitar que ingresen bichos. Al acercarnos a la zona de los nidos de las gaviotas, estas se pusieron bastante alteradas. Por un momento recordé LOS PÁJAROS de Hitchcock y temí que estas lindas avecillas se pusieran agresivas. Había miles de aves, fuimos por un sendero muy estrecho y llegamos a una suerte de precipicio. Esta caminata nos hizo descubrir pequeños recodos que funcionaban como playitas secretas, escondidas. Bacán.
Regresamos a comer algo ligero y vimos que algunos bichos estaban adheridos a nuestras ropas.
El retorno fue también alucinante; parecía que las aves que habían ido con nosotros hacia las islas también hayan optado por regresar. El cielo estaba cubierto de ellas.
Al llegar a la orilla se nos complicó un poco la cosa. Una frenada en seco e irnos un poco con el oleaje en la orilla nos mareó un poco. Melissa casi cayó, pero su agilidad de gata no le hizo perder el equilibrio. Nos sacamos los zapatos para poder saltar al agua y empujar el bote.
Una vez en la orilla buscamos algo para comer. Mala suerte. Tuvimos que irnos a Trujillo. Pero el sabor y olor de mar nos persiguió una semana.

martes, 21 de octubre de 2008

REFLEXIONES DEL EDÉN, VIAJE A HUAMACHUCO





Los días 20, 21 y 22 de julio del 2007 fuimos invitados a participar en una actividad promocional del proyecto NEGOCIOS TURÍSTICOS EN EL MICRO CORREDOR ANDINO HUAMACHUCO –YANASARA. El grupo estaba conformado por periodistas (en su mayoría), promotores turísticos y docentes ligados a la difusión de los recursos turísticos y culturales en sus centros educativos. Esos tres días fueron muy interesantes, pese al trajín vivido por todos los participantes, más nuestro pago a la altura (Huamachuco está más allá de los 3,200 metros s. n. m.). Nuestro primer día (viernes 20) (o mejor dicho, noche) tuvimos una presentación a cargo de los líderes del proyecto, jóvenes emprendedores (como Maryta Malca) e Iván La Riva, quien asesora a este dinámico grupo. Demás está decir que fueron exposiciones puntuales y esclarecedoras de lo que íbamos a vivir los siguientes dos días. La sesión se cerró con danzas típicas del lugar. Los danzantes nos invitaron a intentar algunos pasos, pero la altura me había pasado factura. Mejor descansar.

El sábado empezó la actividad a primera hora; el clima, el aire y el sol de la sierra son ingredientes impostergables para una buena vida y la sierra es benévola en darnos estos dones con creces; ya en pie a las 6 de la mañana procedí a hacer una visita por la Plaza de Armas, una de las más grandes del Perú. Los casi 20 integrantes del grupo desayunamos y luego hicimos una visita obligada a la ciudad. Iván La Riva nos ilustró con una detallada información del lugar, importante no sólo en el mundo preinca e inca, sino colonial y republicano, y nos pasó a detallar diversos momentos de la historia de la ciudad; así como hay pisos ecológicos, también hay pisos históricos que nos muestran una concepción del espacio de acuerdo a la época. Interesante es ver esa superposición arquitectónica que se ve en la pequeña iglesia de San José, construida por Doña FLORENCIA DE MORA, célebre mujer a la cual pude conocer en toda su dimensión cuando contemplaba parte de su empresa; luego me enteré que Trujillo se vio beneficiada por su espíritu emprendedor al haber contribuido con las edificaciones de las iglesias de San Agustín y Santo Domingo. Pero mucho más interesante es saber que ella cedió a sus trabajadores indígenas las haciendas y obrajes que poseía con el fin de evitarles los onerosos tributos de la corona a la originaria población.

Así como falta un reconocimiento por lo prehispánico, también un reconocimiento urgente por el patrimonio colonial y republicano es necesario. La bella casa del quien fuera JOSÉ FAUSTINO SÁNCHEZ CARRIÓN, plagada por diversos negocios, no hace sino avergonzarnos de cómo tratamos nuestro pasado. Sintomático saber que eliminamos cursos de historia de nuestros currículos escolares, discretamente eliminamos nuestro patrimonio histórico. Discreta forma de borrar nuestro pasado. De igual manera podemos hacer este comentario para esa bella construcción La Casa de Los Arcos, plagada de camiones y comercios.

La visita al pequeño museo fue muy sustanciosa. Pese a la poca colección con la que aún cuenta este museo, la muestra de piedras labradas me hizo cambiar mucho la imagen que tenía de los huamachuco. Impresionante. Acostumbrados a la construcción megalítica inca, no vemos la delicadeza y control de la piedra que esta cultura tuvo para poder lograr de ella esas maravilladas ignoradas. El tallado lítico de sus dioses nos muestra una alta sofisticación. Y es extraño que esta gran habilidad no sea motivo de un trabajo constante entre sus artesanos actuales.


La visita a WIRAKOCHAPAMPA fue interesante, lugar donde podemos ver una pequeña porción del QAPAC ÑAN. Este lugar es empleado para la representación del WAMANRAYMI. Lo interesante y lo que despertó mucho mi curiosidad fue la representación de danzas. Quizá pocos trujillanos sepamos que el patrimonio de danzas de nuestra región no se limita a la marinera (demasiada hispánica), sino que esta región tiene casi un centenar de ellas, algunas de ellas han comenzado a ser difundidas por algunos centros de investigación folclórica. En el C.E.O. TAKAYNAMO la investigación de estas danzas está en proceso, y algunas de estas ya se han ofrecido al público; pero hay que hacer vínculos y difusión para ir mostrando esa riqueza cultural, acompañada con su culinaria y otras usanzas.

Hicimos una parada en la laguna de Sausacocha, un lugar que personalmente me decepcionó. Esta laguna ha sido literalmente invadida de manera desordenada por una serie de negocios que han roto la calma de este espacio. Sé que es una forma de trabajo, al cual todos tenemos derecho; pero bajo esta perspectiva los hombres hemos cometido una serie de atrocidades con diversos rincones naturales del planeta. Este aún tiene la oportunidad de salvarse, pero es un criterio de decisión política el hacerlo: sistemas de agua potable y desagüe, edificaciones que respeten la estética, control de sonido y evacuación de basura. Si no detenemos esta acción hasta cierto punto depredadora, esta laguna será una muestra más de nuestra desidia como sucedió con la laguna de Paca en Jauja.

De ahí nos dirigimos hacia un destino con mucha carga de adrenalina: YANASARA. La ruta es un camino que mantuvo nuestra alma en vilo: algunos cruces de puentes o curvas acentuadas doblegan hasta al más pintado. Algunos que íbamos durmiendo vimos nuestro sueño disipado hasta llegar a este paradisíaco lugar. Lo que hacía además penoso este viaje es la abundancia de transporte pesado que iba y venía de las numerosas minas que quedan en Pataz a través de esas estrechas y mal tenidas vías. Inaudito, este tráfico es para diversas minas de oro, que acumulan ganancias a discreción y no hacen nada por mejorar esta ruta, habida cuenta que el tráfico que discurre por esta es peligroso y frecuente. Camiones cargados con combustible atraviesan poblados y caminos con personas que desconocen esta situación. Además me dicen que en verano, esta ruta prácticamente desaparece a causa de las lluvias y que el viaje sí es una experiencia inefable.

YANASARA es un verdadero paraíso, aguas termales al lado de un pequeño pueblo que está comenzando a darse cuenta de su potencial como espacio de paz y tranquilidad, un espacio que esperamos no cambie con ese turismo mal dirigido que ha ido destruyendo lugares bellos de nuestro país para convertirse en lugares que decepcionan gente que quiere trasladar sus costumbres y malos hábitos a dichos lugares. He visto bellos lugares en la sierra de Lima, e incluso Piura (Canchaque) convertirse en lugares de vándalos que llegaban con licor, música estridente y jolgorio, perturbando toda la armonía de la zona. Eso espero que NO sea el futuro de este bello espacio. Sus aguas termales, su valle encerrado entre montañas, la cercanía al lecho de un río: un lugar ideal para descansar y hallarse con la naturaleza.

Al día siguiente, iniciamos el ascenso a MARCAHUAMACHUCO; el retorno tuvo una pequeña parada en la casa hacienda de YANASARA para ver cómo la población está involucrándose en este proyecto de desarrollo sostenible. Con una pequeña pascana en la ciudad de Huamachuco, iniciamos el ascenso a este interesante emplazamiento arqueológico. Estuve ahí el año pasado, pero mi visita fue un poco infructuosa, ya que no contaba con el apoyo de personas que te guíen por esa inmensa explanada que se ubica a 3.750 metros. Esta visita sí bien vale “una misa”: las inmensas construcciones, las paredes tutelares que protegen el complejo, el entorno geográfico. Maravilloso.

La carretera sí merece una observación aparte. Si queremos llevar a un turismo interno y externo permanente, la realidad vial es una situación que debe encararse desde ya. La idea no es una presencia masiva de personas en búsqueda del pasado de nuestra zona, pero condiciones mínimas de seguridad sí deben ser exigidas. Esperemos que haya respuestas positivas al respecto, ya que ante este proyecto que realiza este grupo de hombres y mujeres entusiastas, se espera una respuesta positiva y masiva de autoridades de la región, municipales, empresarios y población en general.


Recuerdo que lo que he expuesto aquí, lo he compartido con otras personas que habían visitado la zona hace varios años y no regresaron a ella por diversas razones. Ellas se han mostrado sorprendidas por todos los avances logrados desde aquella última vez que ellos la visitaron. Pero aún queda mucho más por hacer, trabajar para lograr un espacio más digno y con calidad de vida para todos. Y que todos los actores principales de la comunidad hagan como suyos proyectos que a la larga son rentables y perennes, el turismo es un recurso que no se agota y que involucra a más personas cada vez. En realidad, Huamachuco tiene mucho por ofrecer. Luego de tres días intensos, de haber participado en un taller de nuestro viaje y al subir al bus de retorno, quedé con la sensación de haber sido partícipe de un proyecto que abrirá mejoras a esta parte de nuestro vasto territorio. La piedra se ha echado a rodar.