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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

domingo, 28 de junio de 2020

DESANGRADO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 28 DE JUNIO)


Una semana para reflexionar. Cuando ya estábamos cumpliendo cien días de nuestro aislamiento, varios sucesos perturban la “normalidad” atroz a la que muchos nos hemos estado acostumbrando. En lo económico, en lo político y en lo social, eventos varios han roto esa suerte de monotonía mortal en la que estábamos cayendo los peruanos. La reapertura de una serie de actividades comerciales formales se ha dado en el marco de acontecimientos que han tirado contra la cuerda nuestros diversos hábitos de consumo, la calidad de los materiales que compramos y que tienen un periodo de vida programado, y los escandalosos costos draconianos de algunos servicios, sobre todo los ligados a la salud; estos últimos han levantado una polvareda que, espero en lo personal, se tomen en cuenta para acciones futuras postpandemia.
En clínicas privadas, los costos exorbitantes para el tratamiento de pacientes de COVID-19 se han vuelto una verdadera pesadilla para familiares y posibles deudos que se ven en la obligación de desembolsar cantidades de dinero que compromete no solo la salud del paciente, sino la integridad de su familia. Conozco personas que han quedado con una deuda pesada que arrastrarán y que irán cubriendo con sus sueldos o la venta (lamentable) de propiedades diversas. En las leyes del mercado, el costo es el producto de la oferta y la demanda en la que la vida no es más que una mercancía más. La lógica fría de muchas personas seguidoras de este modelo ahora se está topando con la cruda afrenta de tener un familiar enfermo y no tener los medios para acceder al sistema privado en una sociedad en la que su sistema público ya está totalmente colapsado. El Gobierno ha hecho una serie de gestiones con estas empresas de salud para lograr tratos en un momento en que entramos en las peores fases de la pandemia, sobre todo en el Norte, región en la que se ve un incremento notable de infectados y de fallecidos. Los argumentos de muchas personas e instituciones al modelo han mostrado el verdadero rostro de la humanidad más vil y oscura. Se han dado reglas de juego muy benevolentes y opcionales. Mala señal. Otros advierten la posibilidad de que algunos funcionarios y trabajadores de clínicas privadas hagan reglas sucias como crear listas de falsos pacientes supuestamente infectados para de esa manera cobrar los 55 mil soles de subsidio por enfermedad. La corrupción no solo se da en el sector público, pues ya hemos visto muchos casos de personas y empresas que han actuado y actúan con deshonestidad. Hay oscuros intereses por que no haya protocolos claros y rígidos para que, en situaciones como estas, inescrupulosos obtengan ganancias y réditos a costa de una población desesperada por su integridad.
Una vez concluida esta terrible situación, tenemos que replantear los principios de diversos sectores de la sociedad peruana que, por estúpidos prejuicios, hemos ido postergando hasta llegar a la situación en la que nos hallamos.

domingo, 21 de junio de 2020

DESINFORMACIONES PERNICIOSAS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 21 DE JUNIO)


La noticia corrió como pólvora. En una sociedad sitiada por el COVID-19, las personas buscan desesperadamente una solución ya no solo para retornar a su vida cotidiana, sino una para evitar caer enfermo y con altas posibilidades de morir. En un mundo en que las noticias falsas como el de las antenas 5G, hallar una cura a la pandemia es una pera endulzada para los voluntariosos que tratan de quedar bien con su entorno o con los sediciosos de la información. La Ivermectina acaparó los titulares de diversos medios de comunicación como una medicina contra la pandemia; este medicamento antiparasitario ha sido empleada con éxito en enfermedades tropicales como la malaria y fue usado en un principio como una posibilidad para contraatacar al virus. Los resultados son diversos y muchas fuentes recomiendan su uso con muchas restricciones y advertencias como se alcanza a leer en esta página que habla de la necesidad de ahondar en la investigación y de su posible e inadecuado uso por parte de la población (https://www.isglobal.org/healthisglobal/-/custom-blog-portlet/ivermectin-and-covid-19-how-a-flawed-database-shaped-the-covid-19-response-of-several-latin-american-countries/2877257/0). El gesto hecho por algunos gobiernos regionales, incluido el de La Libertad, puede tener consecuencias no esperadas, habida cuenta que no habido una adecuada información a una población asustada y que, por desesperación, actúa de manera intrépida poniéndose en riesgo y su entorno familiar. Ya habiendo visto el comportamiento de nuestra sociedad al inicio de la pandemia, es necesario tener buenas estrategias de comunicación social para evitar situaciones en las que el remedio sea peor que la enfermedad.
El tema de los octógonos es otro asunto sensible que involucra el manejo de la información de manera apropiada o no. La resolución de la Comisión de Eliminación de Barreras Burocráticas del INDECOPI a un reclamo hecho por un ciudadano el año pasado considera que el criterio del Ministerio de Salud (MINSA) para la exigencia de los octógonos de la Ley de Alimentación Saludable en la publicidad sí es una barrera burocrática para la gestión comercial y empresarial. Esta ley, promulgada finalmente en octubre del año pasado, había sido permanentemente cuestionada por diversos grupos de poder económico ligados a las industrias alimentarias, tras haber sido manipulada y tergiversada por diversos congresistas que velaban el interés de poderes económicos más que por la ciudadanía. Nuestro derecho de información sobre alimentos poco saludables puede verse obstaculizado al considerar que la ley es una barrera burocrática ilegal al exigir que las advertencias publicitarias tengan octógonos en un área de hasta 15% del tamaño de un anuncio y otras consideraciones que atentan contra el conocimiento al cual todos los ciudadanos tenemos derecho.
La verdad torcida, en tiempos como estos, puede ser más dañina que la ignorancia.

domingo, 14 de junio de 2020

HÉROES Y CAÍDOS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 14 DE JUNIO)


Las dos últimas semanas han sido luctuosas para La Libertad, epicentro peruano del COVID-19, compartido con Lambayeque, Piura, Lima y Loreto. Hombres y mujeres, profesionales y aspirantes han ido cayendo en esta lucha sin cuartel contra esta pandemia. Personas que, lastimosamente a pesar de su sacrificio, pronto van a pasar al olvido en una epidemia en la que, como la guerra, la muerte pierde todo ese rito de recordación y homenaje que solemos respetar en tiempos relativamente normales. Así vamos viendo, cada día, caer policías, militares, brigadistas, enfermeras, voluntarios. Personas valiosas y valerosas que han enfrentado con pocas herramientas y muchas carencias una de las más grandes catástrofes de estas últimas décadas que aún estamos sufriendo. No solo han tenido que pelear contra la escasez de recursos y la premura de la situación, sino contra la indolencia de personas irrespetuosas, díscolas e, incluso, agresivas que atentan contra su labor e integridad; la ignorancia perniciosa que cunde cada vez más en espacios caóticos; la corrupción hasta de las mismas autoridades que presiden tal o cual institución (como los sonados casos de la policía); el acaparamiento de material indispensable por parte de personas inescrupulosas e insensibles (incluso médicos) para poder hacer su riesgosa labor. Y todo para que al final se conviertan en cifras más o cifras menos en medio de esta locura. No habrá tiempo para el luto, pues las exigencias y la competencia serán los nuevos faros de la vida que queremos restablecer a la normalidad.
La muerte de César Flórez Corbera, subgerente de Defensa Civil, el reciente 11 de junio, ha puesto un rostro visible a las víctimas de la pandemia. Hombre comprometido con su labor, le tocó atacar uno de los mayores focos de contagio: los mercados. Se enfrentó a esos espacios en los cuales la desgracia va desnudando más ese sueño inconsistente que los peruanos hemos vivido por casi tres décadas. Sueño en el que se permitió que la brecha entre un país idealizado se alejaba del país real. El rostro de Flórez Corbera, como el de otros cientos de peruanos, debe de quedar en el inconsciente colectivo para cuestionarse y replantear nuestra sociedad una vez culminada esta pesadilla. Pero me temo que esos héroes anónimos y conocidos se les olvidará para seguir con la rutina de un estilo de vida, ese que nos exige trabajar por metas prescindiendo lentamente de todo el entorno social que nos rodea y mantener una suerte de burbuja para negar lo demás; ese que ha venido siendo desnudado por críticos nacionales y extranjeros, por periodistas de opinión que han cortado fino la burbuja peruana.
Crónica de un suicidio anunciado. Así es como quería llamar a este artículo de opinión. Hubiera sido más justo para la triste realidad de la que somos asombrados y atemorizados testigos. Y, quizás, como cómplices, nos olvidemos de ellos. Espero que no.

domingo, 7 de junio de 2020

CHOLEÁNDONOS, MAÑOSEANDO TANTO


“No puedo respirar”. La frase dicha por un agobiado George Floyd destapó una caja de Pandora que abrió heridas raciales en la sociedad norteamericana. La rodilla del policía Derek Chauvin se convirtió en un símbolo de opresión alrededor del mundo, incluido en nuestro país. Pero aquí, en cierta manera, el suceso se ha visto mermado por el avance implacable de la pandemia que arrasa con mayor virulencia a las clases populares. Sin embargo, es esa sensación de racismo, centralismo, xenofobia y clasismo la que está marcando el crecimiento pandémico en la sociedad peruana desde el tratamiento de la noticia hasta las acciones hechas en los lugares de asistencia médica a una población desesperada por sobrevivir y que tiene hambre. Un ejemplo: la noticia del sobrecosto de los balones de oxígeno es, en cierto modo, vieja en nuestro país. Iquitos ya lo venía sufriendo hace casi un mes, pero tenía que suceder en Lima para que recién se volviese en “impacto relevante” para la sociedad peruana en su conjunto. Presto las palabras idea del texto Nos habíamos choleado tanto de Jorge Bruce para enmarcar las acciones y reacciones sociales tan teñidas de discriminación entre nosotros. Son muchos los parámetros que empleamos para generar esas hondas divisiones nocivas acentuadas en momentos como estos. Tendemos a negar sucesos que nos desnudan visceralmente. Este último viernes, hace 11 años, Bagua vivió una masacre en la que policías y ciudadanos de segunda (como se expresó el presidente de entonces); una más como las que vivimos por la violencia de Sendero Luminoso, en la que se masacró a más de 70 mil peruanos, muchos de ellos, campesinos analfabetos indígenas. Son aquellos que la sociedad estereotipó en personajes como la chola Jacinta, o con frases tan despectivas como el Guanaco de Harvard (frase que hundió la candidatura de Lourdes Flores Nano).
Por otro lado, y siempre en el mismo concepto, Mabel Huertas denuncia un caso de acoso sexual y uso indebido de datos personales por parte de un trabajador. Muchas personas explican que las medidas tomadas son exageradas, pese a que el uso impropio de información confidencial está penado por la ley. El acoso existe en cuanto una de las partes no da el consentimiento para seguir con cualquier acción que involucre a ambas partes por mutuo acuerdo. Se irrogó el derecho de trasgredir la privacidad del otro poniendo “cara bonita”. Es como espiar a una persona en su desnudez. Los pasos siguientes a esta situación pueden terminar en diversos tipos de violencia, sea física o verbal. Tenemos una larga historia de feminicidios en nuestro haber social.
Pd. Esta última semana ha sido luctuosa. Amigos han perdido familiares y las artes liberteñas han visto perder a dos grandes artistas: Santiago Salazar y Demetrio Saldaña. Los artistas se han convertido en ese segmento altamente vulnerable, sin trabajo y sin derechos que los protejan. Que sus muertes no sean en vano.