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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

domingo, 24 de febrero de 2019

CUARTO MUNDO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DE TRUJILLO DOMINGO 24 DE FEBRERO) TRUJILLO, UNA CIUDAD DEL CUARTO MUNDO


Trujillo. Febrero, 2019.  Los encabezados de las noticias de estos últimos veranos, por estos meses, ya mantienen el mismo tenor: amenazas de lluvia, riesgo de huayco, la ciudad no está preparada para enfrentar un Niño. Pasan las temporadas de lluvias y se va la ola de calor, y retornamos a nuestras rutinas. Nada nuevo bajo el sol. Basta cambiar la fecha de una noticia para “actualizarla”.
Cuando me instalé en Trujillo en 1992, muchos cambios ya venían sucediendo de manera acelerada. La presencia de CHAVIMOCHIC en la geografía física y social de la Región marcaba fuertes cambios de los que muchos investigadores alertaban, pero que, bajo el designio del boom económico de entonces, prefirieron obviarlas o silenciarlas. Los veranos son cada vez más tórridos e inviernos cada vez más gélidos bajo un manto de humedad cada vez más creciente. Las autoridades de la ciudad de la eterna primavera no vieron la necesidad de tomar precauciones para lluvias que se han ido incrementando, fuera del hecho que tengamos o no un fenómeno del Niño u otro acontecimiento parecido. Alguna vez oí que la ciudad contaba con un sencillo sistema de alcantarillado, pero que este fue desmantelado puesto que la ciudad no iba a experimentar periodos pluviosos intensos, pese a que la ciudad y Región fueron afectadas por diversos Niños. Ya no hay persona viva que nos narre el terrible fenómeno de 1925, pero crónicas periodísticas y estudios históricos describen con detalles los desastres vividos por la ciudad. Para los que vivimos el Niño del 82-83, la ciudad se vio afectada no solo por las lluvias, sino por diversos desbordes como el de la acequia Mochica, cargada de maleza, basura y restos de construcción. La naturaleza y los errores humanos te dan ingratas sorpresas.
La Historia es una ciencia humana a la cual es necesario recurrir frecuentemente para conocer a detalle las amenazas del espacio que habitas con el fin de tomar medidas y proyectar tu crecimiento ordenadamente. En diversas crónicas se habla del peligro que es Mampuesto, por ejemplo; basta leer la de Miguel de Feijóo de ¡1728! en la que narra con detalles la tromba de agua que casi se tira abajo la muralla que defendía a nuestra ciudad. Pero el escaso manejo de las autoridades competentes y el divorcio marcado entre la academia y el mundo político o el que toma decisiones pasan la cuenta socioeconómica de los errores que vivimos, ahora, con mayor frecuencia.  
Así llegamos al 2019, desprotegidos, con incertidumbre de lo que vaya a pasar con nuestros bienes y vida. Cada verano se evidencia más de la pesadilla llamada Cambio Climático; esto, empeorado por las escasas e incorrectas medidas para enfrentar el fenómeno. Y cada vez nos va a salir más caro, tendremos reconstrucciones insulsas e inútiles: reparación de casas, edificios, calles y avenidas; colapso de desagües; epidemias que debemos de tratar; reconstrucción de viviendas en zonas prohibidas; sistema de agua potable destruido.
¿Para el Bicentenario, se podrá sacar a Trujillo del cuarto mundo?

domingo, 17 de febrero de 2019

CIUDAD A LA DERIVA (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 17 DE FEBRERO)


Trujillo es una ciudad que se acerca al millón de habitantes. Durante los días laborales, esta población se incrementa por el número de personas residentes en áreas cercanas a la ciudad y que laboran en diversas empresas e instituciones localizadas en nuestro cono urbano. Nuestra ciudad tiene grandes potenciales que se han ido posesionando en el imaginario de los peruanos y de muchos turistas internacionales que nos han visitado. Es una ciudad con riqueza arqueológica, cultural, social, educativa y productiva. Una urbe ubicada cerca de un río y vecina al mar que le da ciertas ventajas geopolíticas que nos convertirían en una urbe rica y que podría trazar el destino de nuestra nación. Tiene pujanza productiva todavía primaria, salvo excepciones. Una ciudad multiétnica, variada.
Sin embargo, diversos factores humanos han mellado y continúan afectando la organicidad trujillana. La carencia de una educación cívica, el escaso sentido de autoridad y la débil capacidad de trabajar en equipo han sido los factores que han hecho que todo ese potencial se ponga en riesgo permanente con la consiguiente pérdida de oportunidades sociales. Evidencias saltan a la vista sin mucho esfuerzo. Tomemos dos ejemplos: transporte urbano y manejo de residuos sólidos.
Para nadie es un secreto que nuestro transporte es un caos. Tierra de nadie. Fuera de la escasa educación vial de públicos y privados, así como el lamentable estado de calles y avenidas de la ciudad; Trujillo posee un sistema ineficiente, riesgoso e, incluso, contaminante. El estado de vehículos de transporte público, que es privado, es un permanente atentado contra los usuarios de este y los demás ciudadanos, puesto que la antigüedad de muchos buses, combis y taxis presentan una amenaza latente contra cualquier ciudadano y el medioambiente. La concesión de rutas es otra pesadilla, puesto que hay zonas sobresaturadas de líneas de transporte cuya ganancia está en el número de pasajeros que estas lleven; por tal motivo no respetan ni horarios, ni espacios rígidos, ni la cantidad reglamentada de usuarios. Pedir calidad de servicio raya con el ridículo. Una buena línea municipal de grandes buses, tranvías y desde ya pensar en un subterráneo son soluciones obligadas si queremos salir del caos cotidiano. Las soluciones van a ser impopulares, pero atacarán el cáncer en el que se ha convertido todo este tema.
El segundo ya es problema arrastrado por varias gestiones ediles. Por su tiempo se ha hablado de crear una solución global al problema del manejo de la basura. Hubo conversaciones para creación de plantas de tratamiento de residuos, quedando en el tintero. Hay fuertes mafias que se mueven tras el reciclaje y el manejo del relleno sanitario. Absurdo es fomentar una cultura de manejo entre la población (separación de vidrios, papel o plástico) si es que casi todos los desechos van a terminar en el mismo botadero.
Estamos a tiempo de tomar decisiones correctas.

domingo, 10 de febrero de 2019

GOLPE DE PERUANIDAD (ARTICULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO 10 DE FEBRERO 2019)


Alejarse de la patria por un buen tiempo es, frecuentemente, bastante saludable, aunque también puede convertir el retorno al país en un momento frustrante y hasta decepcionante. El distanciamiento te permite apreciar las cosas positivas que nuestra sociedad tiene, pero también observar que muchos detalles cotidianos que te rodean deben de ser considerar como grandes defectos y fallas de nuestro orden social, tanto por quienes regentan el poder, así como lo integrantes del tejido humano peruano.
La alegría de nuestra sociedad se ve muchas veces opacada por una serie de acciones y actitudes que deberían ser evaluadas por la ciudadanía, por cada uno de nosotros, con el fin de alcanzar una estabilidad social, tan venida a menos en las últimas décadas. El famoso boom económico de inicios de este siglo no ha logrado mejorar otros planos de manera equilibrada e integradora; y los logros que se habían alcanzado en servicios generales comienzan a evidenciarse cierto deterioro. Nuestra posición es tercermundista. Podemos focalizarnos en dos puntos evidentes: servicios de interconectividad y comunicaciones, y el imperio de la ley en todos sus niveles.
A llegar a Lima, centralista ciudad de todos los medios de comunicación, uno ve su aeropuerto saturado por cientos de pasajeros aburridos del colapso de diversos servicios por el número de usuarios. No sorprende ver largas colas para cumplir con los controles de rigor. Turistas consternados y nacionales resignados son los que conforman estas colas que contradicen el apelativo del mejor aeropuerto de esta parte del continente. De Trujillo, su interconectividad es bastante pobre y alarmante, no solo vía aérea (toda una contradicción para una ciudad de casi un millón de habitantes), sino vía terrestre. Conectarnos con las ciudades del sur se limita a un solo puente, cuya infraestructura aún no ha sido cambiada luego de su colapso durante el fenómeno del Niño costero del 2017. Evidencias de una posible situación crítica en los meses siguientes se vislumbran y nadie ha dicho nada al respecto.
El segundo punto es objeto de observación por muchas personas foráneas. La lucha contra la corrupción es un punto no del todo claro para muchas visitantes o lectores sobre nuestro país. Nos ven como un país corrupto y trasgresor de normas. Un simple ejemplo: se pone como noticia la aplicación de sanciones para aquellos que quebranten leyes simples de tráfico. Informar en diversos medios sobre la aplicación de multas para los conductores que estacionen en zonas rígidas es como una radiografía de nuestro comportamiento social. La ley no se aplica por desconocimiento o por simple omisión de su espíritu coercitivo. Simplemente no se respeta. “Las leyes están hechas para no respetarlas”. “Letra muerta”. Así entendemos que vehículos oficiales o policiales estacionen en zonas rígidas o para discapacitados. O la proliferación indiscriminada de mototaxis por el Centro Histórico.