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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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sábado, 8 de julio de 2023

ENTRE LA OSCURIDAD Y LA LUZ: CAMPOS DE CONCENTRACIÓN

 




12 de mayo. Viernes. Nuestros últimos días en Alemania. Íbamos a sumergirnos en los momentos más oscuros de la humanidad: el Holocausto.




Tomamos un buen desayuno, pues íbamos a un lugar distante y la visita iba a ser agotadora, tanto por las distancias como las emociones que teníamos que vivir con este sitio que resume lo más oscuro que puede ser una persona en la maldad y odio. Lo peor, el uso del ingenio para poder humillar al enemigo, uno con muchos espectros como el racial, religioso, político u opción sexual. Una maquinaria para destruir al ser humano en su esencia. El nazismo se basó en el odio y la frustración que acumuló uno de los soldados que vio cómo el Imperio alemán se rindió hacia finales de la IGM. Adolf Hitler escribió su libro Mi lucha (Mein Kampf) movido por ideas populistas, revanchistas y nacionalistas hasta el chauvinismo. Las argumentaba con ideas racistas que cruzaban con mucha frecuencia en las sociedades europeas de entonces. El antisemitismo, el racismo y las ideas de las razas superiores circulaban en diversos círculos sociales, económicos e, incluso, culturales de los grandes imperios como el francés, inglés, austrohúngaro, alemán y ruso. Diversos intelectuales justificaban las colonizaciones bárbaras a la que sometieron vastos territorios de África, América y Asia como la idea de la supremacía blanca y el concepto de razas inferiores que han acompañado campañas de expansión comercial, política, cultural, lingüística y religiosa. Desde J´accuse de Zola hasta las novelas de Rice, Conrad o Salgari, los aborígenes eran “civilizados” por las buenas o por las malas. Custer, en la expansión norteamericana del siglo XIX por territorios amerindios decía que el indio bueno era el indio muerto. Hitler es la consecución de todas esas ideas. No es un fenómeno aislado; en cierta manera, este personaje realizó lo que muchos piensan que sería una solución para el mundo. Y no ha desaparecido. Terrible. Volvamos a nuestra visita. Era bastante distante nuestra visita. Tuvimos que ir en un tren que va a los suburbios hasta la estación de Oranienburg. En la época de la IIGM, hubo una estación de tren en Berlín que conectaba directamente a este lugar y era usado como estación de embarque de los prisioneros que iban a este lugar; esta estación berlinesa fue bastante afectada durante el asedio a la ciudad; por razones obvias, esta estación ha quedado tal como quedó, en ruinas. Llegamos a la estación cercana de nuestro objetivo y de ahí una caminata hasta el mismo campo de concentración. Antes conversamos con los chicos para reflexionar sobre lo que íbamos a ver. En Israel fui al Yad Vashem de Jerusalén, espacio de memoria muy doloroso. Hay un recorrido en el que ingresas caminando por unas paredes repletas de fotos de niños que fueron asesinados en diversos campos de concentración y se va diciendo en off los nombres de estos niños de manera aleatoria en inglés, francés, hebreo y alemán. Es impactante. No sé cómo estará este espacio, pero las dos oportunidades en las que estuve recorrimos estos sitios de recordación de manera contrita. Era necesario hablar al respecto. Alemania se cuida mucho de rescatar la memoria de estos tristes sucesos dolorosos para su historia y ciudadanía. Es un acto de valor, pues es un reconocimiento de muchos errores que otros pueblos tratan de negar. Veía en una revista portuguesa de historia cómo Portugal está reconociendo el trato y daños causados en sus antiguas colonias africanas como Mozambique o Angola; en la primera hubo masacres que fueron silenciadas y que ahora se abordan abiertamente. Alemania apoya a muchas naciones a construir estos museos o espacios de recordación para no olvidar; es un pasado duro; por eso, el gobierno alemán apoyó la construcción del Lugar de la Memoria (LUM) en Lima, espacio e institución que han sido maltratados por muchas personas y autoridades que no tienen la menor idea de lo que es. La ignorancia es atrevida, no importando de dónde venga. Al llegar al espacio, ingresamos a una sala de recepción en el que recibimos información y hay una pequeña muestra de objetos que pertenecieron a los miles de prisioneros que estuvieron aquí. Este lugar estuvo ocupado no sólo por judíos, sino por prisioneros políticos, homosexuales y gitanos. También durante la guerra, hubo muchos prisioneros soviéticos que fueron masacrados (1941), razón por la cual durante la época de la RDA se hizo un monumento resaltando ese hecho. Pero este campo tuvo prisioneros de casi toda Europa que estaba bajo el dominio nazi: checos, polacos, franceses, belgas, etc... Antes de entrar al espacio central, había una gran sala iluminada por grandes vitrales y algunas exposiciones de artistas de nacionales, cuyos connacionales estuvieron entre las víctimas de este campo de exterminio. Caminar por las barracas, la zona del comedor o ver los documentales que se proyectan en un pabellón central en el que hay una exposición permanente termina por perturbar al visitante (https://www.sachsenhausen-sbg.de/en/) (https://www.youtube.com/watch?v=WoHOmR0ACac). Lastimosamente no tuvimos un guía que nos llevara a los lugares especiales como las cámaras de gas. No fue un campo que tuvo la horrorosa fama como Auschwitz o Dachau; pero terrible experiencia para todos. Salimos para recoger nuestras cosas y en la librería me encontré con el libro Si esto es un hombre de Primo Levi, escritor judío italiano quien vivió las penurias de estos campos de exterminio. Es un texto que debería ser leído ( https://aboutholocaust.org/es/facts/quien-fue-primo-levi/) (https://www.youtube.com/watch?v=KltR6tBd1ME). Salimos de este lugar para irnos al centro de Berlín, al Checkpoint Charlie. Pero tenía que recoger un disco de la casa de Michaela, por lo que bajé antes para ir a su casa; estaba contra el tiempo. En ese lugar se iba a almorzar por lo que tenía que hacer mis gestiones rápidamente. Les di el alcance, pues nos íbamos a un museo fascinante, el Museo Judío de Berlín (Jüdisches Museum Berlin). 





Para todos era una primera visita; y en realidad, nos quedamos cortos de tiempo. Es una combinación de un espacio antiguo con una construcción nueva que maneja el concepto de luz y oscuridad, de descenso y ascenso. La construcción de este edificio es bastante interesante por el manejo de los conceptos. Hay lugares memorables como el espacio de un jardín con cierta inclinación, el Jardín del Exilio, o el espacio, Shalekhet (Hojas Caídas), en el que vemos muchos rostros de metal que son pisados por los visitantes. La vida judía en Alemania, como en muchas partes de Europa, era muy rica en muchos campos del quehacer: educación, cultura, artes, ciencias, comercio. Cuando España expulsó a su gran población sefaradí, lanzó a un gran potencial que iba a costarle a los españoles. Los mismos judíos reconocen a este momento como la segunda gran diáspora (https://historia.nationalgeographic.com.es/a/expulsion-judios-1492-fecha-historica-olvidada_16663). Aquí vemos un video que replantea este hecho histórico (https://www.youtube.com/watch?v=b7kHRyATI_A). El museo recoge todo ese momento tan terrible como fue el Holocausto, pero también se ve cómo el mundo berlinés era influido por la cultura judía, incluso con una lengua especial: el yiddish. En Israel pude ver un espectáculo de una cantante polaca que interpretaba canciones en esta lengua y mucha de la gente en el teatro cantaba las canciones de su pasada experiencia en Berlín o Varsovia. El museo tiene una extraordinaria colección de pinturas y objetos que formaron parte de diversos hogares judíos alemanes. Aquí varias cosas interesantes como ver el edificio: https://www.archdaily.pe/pe/772830/clasicos-de-arquitectura-museo-judio-berlin-daniel-libenskind. Es un museo que hay que visitar con calma y permanecer en él por lo menos un par de horas: https://www.jmberlin.de/es. Para una próxima vez. Nos fuimos rápidamente pues nos íbamos a la ópera, nos íbamos a la Staatsoper Unter den Linden (Ópera estatal Unter den Linden). 




Nos fuimos a ver La Traviata de Verdi. La Violeta era caracterizado por la soprano búlgara Sonya Yoncheva ( https://sonyayoncheva.com/)  (genial), el tenor marroquí Abdellah Lasri (https://www.medici.tv/es/artists/abdellah-lasri) y el extraordinario barítono italiano Simone Piazzola (https://crescendiartists.com/portfolio/simone-piazzola/). La noche fue extraordinaria. Al salir nos fuimos a comer algo en la estación Unter den Linden y tomamos el metro para nuestro hotel. Tal como había comentado Tatjana, Berlín no duerme: eran casi la medianoche y el metro estaba casi tan lleno como en la mañana. Quizás por ser viernes. Previamente al descenso al metro estuvimos en el lugar donde se hizo la primera quema de libros que marcaron el inicio de la brutalidad nazi contra la cultura. El sábado era nuestro último día en Berlín y Alemania.

 




13 de mayo. Sábado. Último día. Nos íbamos a ciertos lugares interesantes para la historia y la diversión. Desde la primera vez que cursé mis estudios de alemán, en los libros con los que el Goethe Institut impartía clases, había fotos de Berlín de entonces, fotos de los años 60 y 70. En una de las fotos sobre Berlín, vi por primera vez una iglesia que era conservada tal como quedó tras la IIGM. Esta es la Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm (Kaiser-Wilhelm-Gedächtnis-Kirche). Las dos veces anteriores que estuve en Berlín tuve intención de visitarlas, pero quedaron siempre en la intención. La iglesia está en una de las avenidas principales de Berlín, la Kurfürstendamm, también llamada Ku´Damm, avenida que era la vitrina de la Berlín Occidental en tiempos del Muro (https://www.visitberlin.de/en/kurfurstendamm). Cuando uno leía libros o diarios que contaban el mundo de Berlín del Oeste, esta avenida se había convertido lo que ofrecía Occidente en contraste con el Bloque Oriental: vitrinas llenas de artículos diversos de consumo, varios de estos suntuosos. Aún no había el concepto de casa de moda como Dior, Givenchy o Lagerfeld, pero de haber existido esta idea, estas casas hubieran tenido tiendas fastuosas en esta avenida, a no dudarlo. En las anteriores oportunidades había estado en invierno y esto quizás daba un cierto aspecto al lugar; pero en esta oportunidad, tal como lo había coordinado Tatjana, nos fuimos en primavera. Como nuestro objetivo estaba muy cerca al hotel, nos fuimos caminando. Y verla desde lejos con su gran torre dañada por los bombardeos llama la atención y conmueve. Esta iglesia es, en cierta forma, la muestra de un nuevo imperio poderoso que buscaba su sitio entre las potencias europeas: Prusia. Y, como las demás potencias, el poder debería mostrarse de manera esplendorosa; bajo este concepto fue hecha esta bella iglesia. Los detalles demuestran el sentido imperial y, pese a estar arruinado el edificio, su torre dañada y los interiores deslumbran al visitante. Al costado de esta iglesia se halla una nueva edificación. Como muchos edificios dañados por los bombardeos fueron demolidos y se perdieron para siempre. Por ejemplo, la anterior plaza, Auguste-Viktoria Platz, y los edificios que estaban en el entorno ya no existen más. Igual suerte iba a pasar con las ruinas de esta iglesia que fue dañada en el bombardeo del 23 de noviembre de 1943. Felizmente decidieron hacer una breve restauración (otra parte fue totalmente demolida) y se construyó un edificio nuevo, una iglesia, que armoniza con las ruinas. El anterior de la nueva iglesia está cargada de elementos simbólicos que evocan la paz y el perdón (https://www.berlin.de/en/museums/3110106-3104050-kaiser-wilhelm-gedaechtnis-kirche.en.html). Personalmente, fue como sacarme un clavo que tenía en mi memoria por décadas.




Salimos con dirección a nuestro siguiente objetivo: el Zoológico de Berlín o Berlin Zoo. Genial. Un solo bus y ya estábamos en el lugar. La entrada fue rápida; con nuestros boletos también podíamos ingresar a otro lugar alucinante: el Acuario. Este lugar tiene dos entradas. Ingresamos por la Puerta de los Leones (Löwentor) y de ahí decidimos que cada chico haga su propia ruta. El zoo es grande y, obviamente, no pudimos visitar todo: vimos los elefantes, los antílopes, a los pandas (https://www.youtube.com/watch?v=EcGUVTrhgE8) (una verdadera atracción del lugar, protegidos por vidrios antibalas), los leones (no vimos muchos), el mundo de la oscuridad (genial) y el acuario. La visita del Acuario es en el sótano y primera planta; pero en las plantas superiores se ubican los batracios, reptiles y los inquietantes insectos, cuya vista nos mueven muchas sensaciones. Imaginar una clase de Ciencias Biológicas en el lugar. No logramos ver las zonas de pingüinos, aves, hipopótamos, rinocerontes u otros animales. Mucho por ver (https://www.youtube.com/watch?v=NgnTdtqaPfw). Días antes habíamos visto el Museo de Historia Natural y varios animales disecados. Ahora los veíamos vivos (https://www.zoo-berlin.de/en). Almorzamos en el lugar en la zona de restaurantes. Escogí comida típica: las salchichas (https://www.youtube.com/watch?v=QHsiuDsRuCA).





Estábamos cortos de tiempo, pues teníamos una cita con el último lugar que visitaríamos en Alemania: el Reichstag. Se había separado la cita con mucha antelación. Tomamos un bus para ir al lugar; ya habíamos estado cerca, pues cuando visitas la Puerta de Brandemburgo, ya estás muy cerca al Reichstag. Esperamos un poco, pues había bastantes visitantes en el lugar. Pasamos las estrictas medidas de seguridad para ingresar. Es la segunda vez que visito este sitio. En 2010, no eran tan estrictas las medidas; los tiempos cambian. Ingresamos al lugar, subimos en un ascensor grande para llegar a la base de la cúpula. Ahí nos dieron las audioguías para que visitemos la cúpula. Muy didáctico (https://www.visitberlin.de/es/parlamento-reichstag) (https://www.youtube.com/watch?v=yZ866HxCyHo). Dejamos pendientes un lugar que hubiera querido visitar nuevamente: la Siegessäule. Este monumento lo visité en 1994. Fue el espacio que inspiró a Wim Wenders para su filme El cielo sobre Berlín (Himmel über Berlin) (https://www.youtube.com/watch?v=_Zih4o6NLCc). En esa oportunidad caminé mucho por la zona viendo este monumento, el Monumento del Soldado Soviético y la Puerta de Brandemburgo que recién estaba siendo limpiando tras la reunificación. Luego de terminar nuestra visita, cada chico fue a comprar los últimos recuerdos para llevar a Trujillo. Tuvimos un percance con una alumna que tenía que tomar una medicina; a diferencia de Perú, en Alemania visitar una farmacia a comprar medicamentos es ir con la receta. Felizmente el jarabe que teníamos que comprar no necesitaba receta. Además, pude comprar en otra farmacia unas pulseras que impiden que los mosquitos se acercasen a uno; pero algunos medios no los reconocen como útiles (https://www.ocu.org/salud/cuidado-piel/informe/pulseras-antimosquitos). Fui a comprar también varios chocolates en Rewe. Preparamos las maletas y fuimos a cenar comida hindú. Al día siguiente nos teníamos que levantar temprano para ir al aeropuerto.

El domingo 14 empezó el retorno. En dos taxis nos fuimos al aeropuerto. El vuelo fue rápido e hicimos una breve escala en Ámsterdam. En nuestro vuelo de retorno a Lima, no funcionó el sistema de internet. Llegamos a Trujillo, bastante agotados a las 8 PM. María y Karen me fueron a recoger en el auto y retorné manejando. Entré en contacto con los ticos, micros y huecos en la ruta de Huanchaco a Trujillo. Retorno duro a una realidad frustrante. Fin de nuestro viaje.






sábado, 17 de abril de 2010

LA ISLA DE LOS MUSEOS: BERLÍN

11 de febrero. Penúltimo día en Berlín. Había estado en la zona sur de Alemania y había arribado a Berlín el día anterior desde Halle. Un frío duro, calador. Simone tenía que ir a trabajar y, por mi parte, había decidido ir nuevamente al centro de la ciudad para ver la catedral y los museos que se hallan bastante cerca. La ventaja de Berlín es que es una ciudad de espacios manejables, accesibles, gracias a la red vial que tiene. Bajé en Alexanderplatz, cerca de la inmensa torre de televisión y me fui caminando hacia la catedral. Luego de visitar el panteón de los Hohenzollern, enrumbé hacia la Isla de los Museos, la cual se encuentra a unos 500 metros de la salida de la Catedral. Todo a la mano.
La primera vez que estuve en Berlín en el diciembre de 1994 la ciudad acusaba aún los problemas de la reunificación. En la actualidad muchos de esos rezagos quedan en la ciudad, sobre todo algunos conflictos sociales. Pero en el 94, la ciudad aún lucía divisiones. Una de ellas eran sus museos. Durante mi primera visita, tuve la oportunidad de ver la bella cabeza de la reina Nefertiti, que se hallaba en un pequeño edificio en la zona que correspondía al Berlín occidental, mientras lo más relevante de la colección egipcia se encontraba en la Isla, que se ubicaba en la zona oriental. Esta visita justificó mi estancia en esta fascinante ciudad. Había colmado mis expectativas. Pero quise ver más. Esa primera estancia me permitió también parte de dos de los museos de dicha Isla: el Pérgamo y algo del Bode.
Esta nueva visita me llevó, ahora sí, a conocer 3 de estos museos: Altes Museum (que da frente a la catedral), la bella Nationalgalerie y el Bodemuseum. Ir al  Pérgamo me iba a demandar mucho tiempo; además con las nuevas instalaciones que han permitido reubicar a Nefertiti lo han hecho muy atractivo y cada día recibe cientos de personas por lo que hay que registrarse un día antes. La locura.
El Altes Museum (Museo Antiguo) tiene una bella colección de piezas de la Grecia clásica, así como bellezas etruscas y romanas. Varias bellezas pueden hallarse en sus salas, posee una buena colección de estatuas griegas y romanas en las que se pueden distinguir los bustos de Pericles (reproducción romana) y la de Adriano, así como la estatua de cuerpo entero de su amado Antínoo. El museo posee una interesante colección de arte etrusco, cultura que fue opacada por los romanos (algo así como los moches o paracas con los inca). Además tiene un colección de estatuillas en terracota, traída por diversos arqueólogos que hicieron su trabajo, a veces no tan santo, en el siglo XIX en la península itálica. Italia también va a ver muchas de sus obras renacentistas en varios museos del mundo, por ejemplo, el Bode. No conozco otros grandes museos como los de Londres o Nueva York, pero este museo tiene una interesante colección de vasos, ánforas y estatuillas de origen griego, como sólo he visto en Louvre y sobre todo en el Museo Nacional de Atenas. Además tiene algunos kouros de buena talla y bastante preservados. Algunas ánforas preservan, gracias a la minuciosa restauración alemana, el brillo de sus colores e imágenes. En la parte central del edificio se construyó una suerte de vestíbulo circular el cual es empleado como una galería para mostrar diversas estatuas, sobre todo de origen romano, que muestran a deidades del panteón grecorromano; puedes distinguir a Demeter, Mercurio, Juno, al imponente Júpiter.
En este museo hice un alto, puesto que me iba a enrumbar a otros dos más, tal como lo había previsto. Comí ligeramente y luego me dirigí a la Galería Nacional.
En el nuevo orden de estos museos, esta galería se llama actualmente Alte Nationalgalerie (Antigua Galería Nacional) y reúne lo más relevante de la pintura y escultura del arte alemán del siglo XIX. Quizá para muchos Alemania era la tierra de los románticos (literatura y música) cediendo en algunas artes a otras culturas vecinas. Francia se lleva los honores en cuanto a la pintura y arquitectura. Pero no es así. Cierto es que las escuelas francesas del XIX apabullan a las otras (Realismo, Romanticismo, Impresionismo), pero Alemania también tuvo grandes maestros. Esta galería los reúne. Estos bellos edificios que fueron construidos durante el siglo XIX fueron hechos para albergar todo el arte posible. Es para agonizar de belleza, no sólo por las obras, sino, además, por el espacio que las acoge. Todo esto se lo debemos a un hombre que quiso hacer de Berlín una bella capital: Federico Guillermo IV. Empezó la obra, pero no le alcanzó la vida para verla finalizada en conjunto. Si volviera a la vida, se sentiría emocionado por ver su idea hecha realidad. Por lo menos su estatua ecuestre vigila la entrada.
El museo tiene colecciones de otras partes de Europa. Por ejemplo: tiene algunas obras de Delacroix y una impresionante pintura de Edouard Manet, En el Jardín de Invierno. Bella, simplemente bella.  Esta pintura está en una sala que reúne otras pinturas de él, de Degas, de Renoir, de Monet, de Cézanne y algunas esculturas de Rodin y de Maillol. En realidad, los maestros franceses dominaron todo el panorama europeo, pese a que en un principio varios críticos de arte los vapuleaban, hasta que un tonto de ellos les puso por sobrenombre "impresionistas" al ver un cuadro de Manet que denominó como "Impresiones", Cosas de la historia.


























Pero el espacio otorgado a la escultura en este museo como el Bode, o varios europeos como el Louvre o la Glyptotek de Copenhague, como el Nacional de Atenas o el Narodny de Praga, te causan envidia puesto que los museos de América no muestran mucha escultura precolombina, salvo el de Arqueología de México. Europa tiene una vasta tradición arquitectónica, tanto religiosa, como militar o política-civil. Así pues, este museo también posee una interesante colección de arte escultórico del siglo XIX, el cual fue rescatado de iglesias o palacios que fueron sumidos en ruinas en los muchos conflictos bélicos que enfrentó el pueblo alemán. El más impresionante de los escultores alemanes es Johann Schadow. Sus obras son sólidas, pulcras y totalmente románticas. Fue un hombre de su época. Lo mejor, el conjunto funerario para el joven conde Alejandro von der Mark. Otro genial es Daniel Rauch y su bella escultura funeraria de la reina Luisa de Prusia. Es un placer caminar ante la piedra viva.
Pero la pintura también tuvo sus maestros alemanes. El maestro romántico Caspar Friedrich está muy bien representado. Pero lo mejor está en los realistas: para los arquitectos es todo un placer ver las obras de Eduard Gaetner y sobre todo el genial Adoph Menzel, del cual hay una inmensa colección de cuadros, ensayos, bosquejos; como pintor histórico tiene una interesante obra llamada El Concierto de Flauta de Federico El Grande en Sanssouci, un emblema del museo. Menzel retrató a la burguesía alemana como la industrialización de su país. Y se llega a la escuela naturalista con un gran maestro: Max Liebermann. Como un fotógrafo, retrató la clase proletaria del campo y la ciudad, en su sencillez y también en los problemas de injusticia.
Ya se iba haciendo un poco tarde, me dirigí al tercer museo que iba a visitar: Bode. Este museo está un poco aislado en relación a los otros y su entrada da hacia el río Spree. Estuve ahí en mi primera visita, pero como había priorizado el Pérgamo y el de Arte Oriental, el tiempo que me restaba era poco. Esta vez sí lo pude disfrutar. La ventaja es que ahora el museo tiene todas las esculturas que iban dispersas por Berlín en este museo que lleva el nombre de su primer director: Wilhem von Bode. Aquí te sumerges en la belleza de la escultura, los volúmenes del arte, su tridimensionalidad que te cubre y te acerca. Tiene, este museo, una vasta colección de estatuas religiosas de iglesias que se han perdido en el tiempo y en las guerras de la Alemania medieval. Varios santos y Cristos crucificados han sido rescatados; hay un conjunto impresionante del cual quedan pedazos como la virgen María, el mismo Cristo y otros elementos, procedente de Sajonia del siglo XIII. También posee una interesante colección de arte gótico francés, pero es Italia la que más se luce en este museo. Tiene una buena yesería de Donatello y trabajos buenos de Luca della Robbia. También posee una pequeña colección de Holanda, Portugal y una interesante, aunque pequeña, muestra de barroco español.
Completas tu visita con una bella muestra de arte bizantino, mosaicos, pinturas y esculturas traídas desde Italia, sobre todo Rávena. 
Una próxima vez debo reencontrarme con Nefertiti. Iré a verla.

miércoles, 31 de marzo de 2010

¿HAUPSTADT DEL WELT? BERLIN




























Berlín. Mi acercamiento a la cultura alemana, como la francesa, ha sido un proceso más ligado al asombro y a la admiración. Ambos han sido pueblos creativos, laboriosos y destacados en los campos que me apasionan: el arte y el intelecto.
Por mi afición a la música y al canto me aproximó a uno de los más grandes genios que haya dado la música: Johan Sebastian Bach. Luego vendrían los monstruos de Beethoven y Händel, algo de Haydn y Brahms. De habla alemana fue Mozart, y al estar en Viena y Praga en 1990, rendí un silencioso respeto a este genio. Pero Alemania me acercó a Juanito, como lo solíamos llamar en la época universitaria, cuando cantaba en el coro de la PUCP. Esos bellos años.
Al acercarme a su idioma, me fui maravillando en la increíble estructura que es el alemán. Lástima que la historia no le ha dado una buena percepción ante todos, debido a los terribles atropellos acaecidos en la segunda guerra mundial. Pero la belleza de un idioma y la cultura de un pueblo no puede ser satanizado por el momento que les tocó vivir. Ya se hablará en otro momento al respecto.

Al leer a Kant, las teorías de Adorno, de Reich, al leer a Thomas Mann, ver el teatro de Brecht, haber visto sus impresionantes películas del expresionismo (Murnau, genio), a Leibnizt y su teoría de las mónadas; es tan apabullante como cuando la Dietrich canta Ich bin von Kopf bis Fuss auf Liebe eingestellt (estoy hecha sólo para el amor) en el Ángel Azul.
Luego de mi permanencia de dos semanas fui una semana a Berlín; había coordinado la visita a esta ciudad gracias a Simone (tan linda y loca, como siempre) y el Sr. Rückert para visitar algunas universidades en torno a la ciudad de Halle, la ciudad de Händel. Iba a llegar un sábado a Tempel y de ahí me iba a casa de Simone. Tan ordenados los alemanes, ella lo tenía todo previsto; una amiga suya me recogió y llevó a su casa, me tenía preparada una gran comilona como recibimiento. Genial, comimos opíparamente degustando una de las maravillas alemanas: su pan.
Por la noche salimos a visitar algunos simpáticos bares y comer algo. Berlín es una ciudad silenciosa. Simone vive en un complejo de edificios con muchos residentes, incluso muchos niños (hay una suerte de babyboom en su edificio), pero la calma es inaudita: una paz de ciudad como nunca. El frío excesivo hace beber mucho a la gente, es un mal de la zona. Pero, a diferencia de nuestra ciudad, no ves botellas rotas por el piso o regadas por la calle; estas las dejan en los cenefas de las ventanas y no las lanzan al piso como muchos desadaptados que conozco por mi barrio.
Al día siguiente, domingo, celebración postrera del cumpleaños de Simone. Fuimos a comer un buffet muy simpático a un bar de amigos de Simone: comida espléndida, quesos, carnes, embutidos, suaves ensaladas y los geniales panes. Ya había estado antes en Berlín en 1995. Pero no recordaba esas maravillas. Memoria gastronómica débil.

























Una vez culminada la comida, nos fuimos a comprar mi boleto de tren para el día siguiente: me iba a Halle. En Berlín han construido la más grande estación ferroviaria, eso me impresionó de Alemania; la primera vez que estuve merodeando por el país quedé muy sorprendido por la estación de tren de Köln y lo cerca que estaba de su catedral, por supuesto que fui a verla.
La estación es inmensa y centraliza todas las anteriores. Recuerdo haber llegado la primera vez a Lichtenberg. Muchas de esta estaciones se hicieron famosas como Zoo Bahnhof (¿recuerdan Christina F?) Luego de manejarme en descomunal estación, con Simone nos fuimos a caminar a ver el Reichstag. La visita fue genial, pese a las paranoicas medidas de seguridad; en Europa viven al miedo, parte por su conciencia y parte por la media que crea un pánico diario. Es muy interesante la cúpula que han eregido para ver la construcción y la ciudad. Se ve el Spree totalmente congelado, grandes trozos de hielo discurren por la quebradiza capa que cubre al río. El frío es duro. Desde la parte superior distingo una imagen conocida desde la primera visita. la puerta de Brandemburgo. Al salir, nos dirigimos con Simone hacia la puerta: varios turistas de agolpaban para tomar las mejores fotos posibles. De ahí comenzamos a caminar por Unten den Linden y de pronto nos hallamos con la Academia de Artes (Akademie der Künste). Al ser domingo, el ingreso es libre y tenía la exposición de uno de los grandes pintores del expresionismo: George Grosz. Genial. Sus acuarelas, dibujos, fotografías. una exposición completa. En el hall compré varios libros, sobre todo de fotografía y la nueva arquitectura berlinesa. ¿Herencia del Bauhaus?
Estuve fuera de Berlín tres días, luego contaré al respecto.
Estuve un día y medio más en la ciudad. El último día me fui a ver nuevamente el centro. La primera vez estuve en la Siegessäule, la famosa columna de los ángeles del film Himmel über Berlin. Desde ahí había caminado hasta la puerta de Brandemburgo. Hacía poco se había llevado a cabo la reunificación y había muchas cosas derruidas. Ahora Berlin está pecando de convertirse en la estrella del consumismo, una suerte de ponerse al día; espero que no se apure mucho y preserve el bello viejo Berlín. Todo lo quieren hacer nuevo. En esta oportunidad me fui a ver dos grandes monumentos emblemáticos; su increíble catedral y los cercanos museos de la Isla. De los museos hablaré en otro texto.
La catedral es un inmenso edificio que descuella gracias a sus cinco cúpulas; esta vez sí logré ingresar. Visitar la cúpula mayor es una interesante experiencia. No tiene la vejez de Notre Dame, pero su construcción no escatimó ningún gasto de la dinastía de los reyes de los últimos años de la dinastía Hohenzollern. El monumento era el orgullo de esta agonizante dinastía cuya cripta se encuentra en los subterráneos de esta catedral. Esa cripta es impresionante: en ella se encuentran sarcófagos de todos los tamaños (hubo príncipes herederos que murieron al nacer) y formas, formas que muestran los cambios de estilos y modas a lo largo de los siglos. Las tumbas más interesantes (bueno, sarcófagos) son los de Federico, el Grande (el rey intelectual y justo), Otto Von Bismarck. Hay un pequeño sarcógafo blanco de una princesita que murió al nacer. Es quizá lo que más conmueve en todo este panteón y está en una sala especial.
Al salir de la cripta, fui a la librería para ver más detalles de esta inmensa iglesia que resultó bastante dañada en la segunda guerra mundial; en realidad, es poco raro que alguno de estos grandes edificios viejos no haya recibido el embate de la terrible guerra que fue para los berlineses. Berlín no fue destrozada como esa joya que es Dresden, pero sí hubo daños terribles y aún quedan huellas. Aunque dicen que el tiempo las cura..

Berlin es una ciudad ideal, ¿quiere ser la capital del mundo?
http://www.youtube.com/watch?v=WsbYGdCQsgk