Datos personales

Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
Mostrando entradas con la etiqueta Rio de Janeiro. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Rio de Janeiro. Mostrar todas las entradas

sábado, 31 de diciembre de 2011

TERÇA FEIRA CARIOCA


Martes 29 de noviembre. Luego de haber presenciado una buena final el día anterior y haber buscado desesperadamente algún restaurante abierto a las 11 de la noche, nos fuimos a descansar para estar despejados para el primer día de actividades de la Alianza. Las actividades empezaron en punto a las 9 de la mañana con una presentación colectiva y en la que hubo ciertos equilibrios y desequilibrios que iban a surgir a lo largo de este evento. Brasil, de por sí, ya es un país continente y tiene algunas decisiones que le son particular. Pero como era el día de mi cumpleaños, me hice un pequeño regalo: visitar el Concorvado.

A las 11 de la mañana había acordado con Marcela Pardón y la chica cubana que había participado el día anterior en el espectáculo musical, encontrarnos todos en la recepción de nuestro hotel: puntualmente llegaron todos y las chicas ya se habían organizado. Bastante prácticas ellas, ya se habían averiguado las diversas formas para llegar al lugar. Como el lugar se ha vuelto más famoso a raíz de la denominación de maravilla del mundo, las formas para llegar al mismo se han multiplicado y tienen una buena difusión entre los turistas. Las chicas ya habían hecho el periplo por metro (¡qué práctico y rápido es un metro! ¿Trujillo estará pensando en uno?), ya se sabía dónde descender. Esto generó una pequeña confusión (descendimos erradamente una estación después) y acudimos a un policía; con nuestro portuñol, nos hicimos entender y éste nos ayudó facilitándonos el retorno hacia una estación anterior; al salir ya del metro, fácilmente accedimos al pequeño bus que nos llevaría hasta la estación del tren que nos subiría hasta otra estación (se sube con pequeños buses) para ascenso final. Ya en el lugar, se acercó un señor ofreciendo sus servicios de ascenso. El precio era el mismo, sólo que no subíamos en el tren. El otro problema del tren es que tenía horarios rígidos y teníamos por uno cada tres cuatros de hora. Así que tomamos entre los tres el servicio de estos taxis que nos hizo una breve escala desde un mirador desde el cual vimos ya un paisaje mejor, despejado, con un sol brillante como nunca. El último tramo fue mucho mejor, rodeado por la verdura y con un tráfico fluido. Este ascenso hacer recordar el tramo de Aguas Calientes a Machu Picchu. Una vez en la última estación, nuestro chofer nos dio las instrucciones para el retorno. Tomamos un bus pequeño e hicimos el último tramo. La llegada al lugar fue un poco accidentada por la cantidad de vehículos que llegaban. Pero aún no podíamos contemplar al detalle el inmenso Cristo, ya que nos faltaba ascender un poco más. Tomamos un ascensor para agilizar la visita. En ese sentido, las instalaciones han sido preparadas para soportar un gran flujo de visitantes. Pero, así como Machu Picchu, el hecho de haber sido nombrada maravilla trae un gran flujo de viajeros y algunas veces el número sobrepasa lo planificado. Ya en el lugar, la multitud era agobiante, tenías que pelearte algún puesto para tener una visión de las playas como Ipanema o el Maracanã. Todo estaba ocupado y tomarte una foto con el Cristo era imposible. Luego de varios intentos infructuosos, cada uno salió retratado con varios turistas más. De hecho, sobre todo nuestra amiga cubana que se plantó en medio de una foto masiva y salió retratada en todas esas cámaras. Fue gracioso, aunque las caras desconcertadas la miraban con un tufillo de odio. Luego de haber permanecido casi una hora y bastante exhaustos y con mucha hambre procedimos a descender. Tomamos otro pequeño bus y paramos en la estación para tomar el vehículo que nos iba a devolver. Nos habían colocado una distinción con la que podíamos tomar otro auto y en el trayecto para tomarlo, se acercó uno: iba a ser la experiencia más terrible del viaje. El chofer estaba viendo en una pequeña pantalla un famoso film brasileño ÚLTIMA PARADA 174, film muy violento que, creo, alteró la adrenalina de nuestro conductor y él alteró la nuestra. Comenzó a descender a toda velocidad y en una curva peligrosa, cerrada, hizo una barbaridad: adelantó a dos vehículos, nosotros sólo contuvimos la respiración. De habernos encontrado con otro auto, indudablemente lo mínimo hubiera sido quedar heridos de gravedad, sobre todo yo que iba de copiloto. La impresión nos dejó mudos a todos, mas nuestro chofer seguía impávido; llegamos cinco minutos después con el fin de buscar con quién hablar para denunciar el caso. Pero no hubo a quién hacerlo (raro). En realidad, tal como Lima o Trujillo, los pilotos de cierto transporte público son bastante irresponsables. Lo vivimos en los taxis (se pasaban la luz roja) y en este caso, lugar al que llegan muchos turistas. Así como están logrando trabajar en mejorar la calidad de vida de las favelas (ya se van viendo mejorías y se exponen los planes y proyectos), hay que trabajar en la conciencia cívica. Y eso lo veo también en lo que Trujillo quiere hacer con sus Bolivarianos del 2013. Si se mantiene esa cultura de informalidad y saturación vehicular que nuestra ciudad vive, la imagen que se van a llevar de Trujillo no va a ser nada positiva. Una cosa interesante: Rio de Janeiro es una ciudad muy poblada y extensa con un buen número de autos, pero no es tan bulliciosa como nuestra ciudad. Además para ser un país con muchos más recursos, veía que en el tránsito había mucho menos camionetas 4x4, vehículos que dan comodidad a sus dueños, pero incomodidad a los demás ciudadanos (siempre y cuando la use para viajar o campo). Hay mucho menos presencia de los mismos, pese a que las calles son mucho más anchas (salvo en el casco antiguo) y un poder adquisitivo más alto.






















Una vez pasado nuestro buen susto, nos fuimos a almorzar. El susto nos abrió repentinamente el apetito. Comimos en un restaurante simpático y tras ello, un buen helado. Las chicas querían ir al Atlántico, a Ipanema, a mojarse los pies. Por mi cuenta decidí regresar y, como en el camino desde la bajada del metro al hotel estaba la Biblioteca Nacional, hice un alto allí para ver la maravillosa exposición de Giorgio Vasari. La Biblioteca es un bello edificio, en la Avenida Rio Branco. Ahí también conseguí una buena cantidad de revistas de Historia que edita la Biblioteca. Tras esta saludable visita, me fui a pie hasta nuestro hotel para descansar un poco. Por la noche teníamos una buena recepción en la restaurada Casa de Correos, en pleno corazón del viejo Rio. Había una inauguración, el de las fotografías de Brassaï, un fotógrafo de origen húngaro que tomó fotos nocturnas de París y también de sus seres noctámbulos. La exposición era parte de la invitación que nos hacía el Embajador de Francia en Brasil. Luego hubo un cóctel con un espectáculo que fue apreciado en toda su magnitud: un grupo de mimos franceses hizo un espectáculo genial, pero la estrategia informativa no fue la adecuada o poco comprendida por lo que el público y se desperdició todo el show. Una lástima. Salimos a comer algo y nos fuimos al hotel Novotel a comer, Iván Dibós nos invitó la cena, gracias también a su esposa. Fue una velada simpática. Así cerraba mi día, mi terça-feira.

sábado, 24 de diciembre de 2011

SEGUNDO DÍA CARIOCA: JARDIM BOTÂNICO



Lunes 28 de noviembre. Las actividades de la Alianza empezaban recién esa noche. Iba a ser la final del Concurso de la Canción Francesa entre todas las sedes de las Alianzas de Brasil y prometía ser una noche memorable. Por la mañana, luego de nuestro suculento desayuno, fuimos al local central y de ahí nos fuimos a caminar un poco. Caminamos para cambiar dinero, ya que aún no tenía la moneda local (el día anterior una persona nos había prestado) y necesitábamos hacer cambio urgente. Además, el dólar no circula tan libremente y muchas tiendas rechazan los billetes, por lo que era urgente hacer el cambio. Había intentado sacar dinero con tarjeta, pero parecía que la cuota diaria había sido ya cubierta con los pagos que había hecho el día anterior. Y casas de cambio no había tan disponibles por lo que hallar dinero se volvió casi un suplicio para varios de nosotros. Nos dijeron ir a la Avenida Rio Branco y eso es lo que hicimos. Hallamos una y, ya con más comodidad, comenzamos a hacer planes para la tarde. Almorzamos en un restaurante que había sido el punto de reunión de muchos creadores del movimiento que creó el Bossa Nôva, y muchas fotos del local lo demostraban. El Bossa Nova fue un movimiento no solamente musical, pues hubo toda una movida política alrededor . Aquí más datos: file:///D:/ARTE/Dialnet-RioDeJaneiroCuerpoYLatidoDeUnaCiudad-3626077.pdf.  Un buen almuerzo rociado con una buena cerveza para ir de visita al famoso Jardín Botánico de esta ciudad. De la misma Rio Branco, cerca de la Biblioteca Nacional tomamos un taxi las cuatro personas que tuvimos el tiempo y la voluntad de hacerlo. El trayecto nos mostraba una ciudad con un tráfico intenso, con autovías por todas partes y nuevos túneles para poder comunicar diversas partes de la ciudad a las cuales se llegaba por un largo periplo. Pese a todo, tomamos un buen tiempo y tuvimos que rodear la laguna Rodrigo de Freitas (la llaman Lagoa) para poder llegar a nuestro destino. Vimos que en medio del lago estaban armando un inmenso árbol que, a estas alturas, debe estar en todo su esplendor. Es uno de lo más grandes de Rio. Llegamos a este bello Jardín, el cual tiene más de 200 años y fue creado por D. João. Ocupa 137 hectáreas, por lo que recorrerlo toma su buen tiempo. Tiene zonas que muestran densa vegetación que se pierden con el paisaje natural que rodea a la ciudad. Además hay cientos de aves que anidan en sus numerosos árboles; así pudimos ver una bandada de tucanes que se movían libremente. Accedimos por la entrada principal y nos recibe una avenida de bellas palmeras, alineadas y majestuosas (Aléia Barbosa Rodrigues) y nos dirigimos hasta la Fuente de las Musas (Chafariz das Musas), que representa muchas alegorías. El lugar es utilizado también para sesiones fotográficas y vimos una pareja vestidos de novios tomándose fotos, quizá, para una revista de la ciudad. Luego nos dirigimos a un pequeño lago artificial construido por la acción de uno de sus directores, Fray Leandro, cuyo busto se encuentra cerca del mismo. El lugar es un verdadero remanso y caminas con toda tranquilidad. A pesar de estar parcialmente nublado, la lluvia no llegó a caer por lo que hicimos una buena caminata por los diversos lugares que nos permitió el tiempo: vimos plantas insectívoras, el árbol de la canela, diversos tipos de bambú. Llegamos a un museo muy interesante: la casa de pilões, lugar que fue utilizado como depósito de pólvora (antes, desde sus orígenes en el siglo XVI, había sido un molino) durante el periodo en que Rio de Janeiro se había convertido en la capital del Imperio Portugués. La información es profusa y con buena museografía. Tras esta interesante visita, y ya un poco apretados de tiempo, fuimos a ver los lugares que nos interesaban: un gran centro de orquídeas, un centro de bromelias y un interesante lugar de cactus. En verdad, para nosotros, los peruanos, que compartimos una selva prodigiosa (espero que no la arrasen como lo está haciendo un poco Brasil) y la riqueza de nuestra sierra, nos permite ver mucha flora que nuestros ojos no lo suelen prestar atención debida. Aquí en Trujillo, gracias a la visión de un buen hombre como el desaparecido Dr. Hernán Miranda, se creó un jardín botánico, pequeño, sencillo y con muchos problemas de rechazo de constructoras (¡cuándo no!) y vecinos. Pero un jardín botánico es un patrimonio tangible que toda gran ciudad debe tener. Y este gran pulmón está protegido por la UNESCO como Reserva de Biósfera.  Aquí hay más datos de tan interesante lugar: http://www.jbrj.gov.br/. Otro más para obtener detalles diversos para los amantes de parques, de fauna, flora y ecología: https://imaginariodejaneiro.com/que-visitar-en-rio-de-janeiro/areas-verdes/jardin-botanico/. Viéndolo bien, después de estas intensas discusiones que nuestra sociedad ha vivido en las últimas semanas a raíz de la minería como la salvación de nuestra economía, no se ha visto las posibilidades en el mundo agrícola como en el mundo del turismo que puede atraer bellos lugares naturales que amenazan ser destruidos por la angurria de los hombres y su fácil solución. Durante los días de nuestra visita a Brasil se había abierto la fuerte discusión sobre la ley de la Amazonía, la cual había movilizado a mucha gente por algunas polémicas decisiones de no incluir ciertos territorios para beneficiar a otras grandes empresas, así como los criterios empleados para la reforestación. Lo interesante es que la televisión brasileña tenía las “puertas” abiertas a todas las posiciones y las discusiones eran serias, todas televisadas, en las que se exponían los riesgos de las propuestas alcanzadas por el Parlamento. Como siempre, había gente que quería las sabidas soluciones rápidas. Pero, grandes soluciones de ahora, inmensos problemas del mañana. Rio de Janeiro está apostando por su vida natural y le saca provecho a eso. La ciudad se ha vuelto un importante centro de convenciones y ofrece al visitante su mejor esplendor: su naturaleza. Un ejemplo lo vimos con un compañero, los días que estuvimos era temporada baja y los hoteles estaban llenos por las semana siguiente, nuestro compañero pasó aprietos para conseguir hospedaje por ese par de días.

Nuestra visita la terminamos tomando una buena infusión acompañando una deliciosa torta de manzana. Nos quedaba poco tiempo para prepararnos para la noche de gala, así que nos enrumbamos en un taxi hacia nuestro hotel. Y logramos ver lo terrible que puede ser el tráfico en la famosa hora punta. Una experiencia para no repetir.     

jueves, 22 de diciembre de 2011

UNA CIUDAD MARAVILLOSA, RIO DE JANEIRO


Hay algunos viajes que no habías previsto en tus planes y que, de pronto, aparecen delante de ti, inesperadamente, y que son toda una verdadera aventura a tu imaginación. Así un poco podría calificar el viaje que realicé a Rio de Janeiro entre los días 27 de noviembre al 01 de diciembre de este año.
El viaje ya estaba organizado desde el mes de agosto, cuando se acordó que un grupo de representantes de las Alianzas Francesas de diversas ciudades de nuestro país iba a estar presente en el primer encuentro de Alianzas de Latinoamérica y el Caribe en esta ciudad, el primer encuentro de los Estados Generales, reunión en la que se iba a discutir los nuevos rumbos de nuestra Institución en esta parte del continente. Casi 180 personas venidas desde México hasta Argentina y Chile iban a participar en talleres, conferencias y eventos culturales en esta bella,  grande y cara ciudad. Pero merece que hablemos sobre esta fascinante ciudad que fue capital, no sólo de Brasil, sino la primera y única capital europea durante el periodo de la ocupación del reino de Portugal por parte de las tropas napoleónicas en el siglo XIX. Este hecho permitió que la ciudad haya tenido un trato especial arquitectónico como no lo tuvieron otras ciudades del continente.
Salimos el día sábado 26 desde Lima en un vuelo de TAM con una escala de un par de horas en São Paulo. Con tres horas de adelanto, estas escalas nos iban a “robar” en cierta manera nuestros tiempos, puesto que llegamos casi ya para domingo, puesto que ya era medianoche en Rio de Janeiro. Con los traslados y las distancias en esta ciudad de más de diez millones de personas, llegamos casi a la una de la mañana y nos quedó nada más que comer unas hamburguesas para matar el hambre; la otra solución era ir a los restaurantes de las famosas playas de Copacabana, Leblón o Ipanema; pero veníamos con un cansancio que preferimos descansar. Tiempo después nos enteramos que el restaurante ubicado en el hotel vecino al nuestro (Novotel) atendía las 24 horas. Cosas que uno aprende en la vida.
Domingo 27 ya levantados a las 5 de la mañana, hora peruana (pero 8 de Brasil) decidimos aprovechar lo máximo del día, puesto que teníamos libre los días domingo y lunes, los restantes eran días de actividades. La decisión unánime: Pão de Açucar, el famoso Pan de Azúcar, una de los paisajes más emblemáticos de la ciudad. Ir al lugar del teleférico no era complicado, lo interesante es ver que la ciudad ha sido construida en torno a sus grandes accidentes naturales. Han respetado sus pequeñas montañas verdes, algunas de cuyas laderas han sido ocupadas por construcciones de todo tipo, desde edificios lujosos hasta las famosas y temidas favelas. Eso ha generado algunos problemas logísticos, ya que por cuestiones de transporte ir de un lugar a otro es una larga espera, sea por las distancias, sea por la interminable hilera de autos que tiene la ciudad. Aunque era domingo, no escapamos de la presencia de un fuerte tráfico e iba a ser peor en días corrientes. Fuimos en dos taxis hacia nuestro destino inicial. El ascenso se hace a través de modernos funiculares abiertos para poder ver el paisaje, el cual no pudimos ver en su esplendor por ser un día lluvioso. En la base hicimos nuestras primeras compras de recuerdos: por la lluvia, comprabas ponchos o paraguas; opté por este último. El ascenso es interesante y llegamos a la primera estación. Ya la lluvia arreciaba un poco y el paisaje estaba cubierto por nubes bajas. El lugar está rodeado de una cerrada vegetación y no es raro que algún incauto animal se acerque a algunos visitantes. En la primera estación hay una gran sala de proyección que muestra algunos fragmentos de filmes en los que este bello lugar natural se ha inmortalizado; uno de ellos fue un film del famoso agente 007. Pero no podíamos ver mucho del espectáculo natural que estaba bajo las nubes; percibíamos algunas playas y el Concorvado estaba totalmente cubierto. El lugar estaba lleno de turistas. Decidimos subir a la segunda y última estación. Ya allí se comenzó a despejar un poco el cielo y logramos ver un poco más del paisaje. La ciudad está construida rodeando a sus playas, a su lago (Lagoas) y sus montañas. Tras un par de horas, decidimos bajar para ver nuevos lugares.
Al descender, decidimos ir a almorzar algo, pero hallar un restaurante por los alrededores era algo difícil. Decidimos ir al centro de la ciudad, al centro viejo. Fuimos a un restaurante cercano a la antigua Casa de Correos, ahora restaurada y usada como Sala de Exposiciones (había una estupenda exposición de la India); aquí hallamos librerías en las cuales pude conseguir filmes, libros y cd de música brasileña. De rigor. Después salimos en dirección a la Catedral (estaba cerrada), y de ahí nos dirigimos a una joyita que estaba cerca del centro antiguo: el convento de São Bento (San Benito), una verdadera sorpresa oculta entre los edificios de esta zona. La iglesia es una belleza y está en buen estado de conservación. Aquí su página para que puedan ver lo que es: https://www.mosteirodesaobentorio.org.br/. Esto es lo que dice sobre la iglesia que es el espacio que visitamos: "La Iglesia Abacial es una de las iglesias más hermosas de Río de Janeiro, si no la más hermosa, y uno de los principales monumentos del barroco portugués-brasileño. La construcción de la iglesia comenzó en 1633 y duró más de cien años, y las obras se completaron en 1798; más tarde se produjeron cambios menores. La fachada de la iglesia es muy sencilla, contrastando con la riqueza del interior. El trabajo de la talla de madera dorada se llevó a cabo entre 1694 y 1734. La iglesia y el edificio del monasterio son obra de cuatro monjes del siglo XVII: fray Leandro de São Bento y fray Bernardo de São Bento Corrêa de Souza, arquitectos, fray Domingos da Conceição da Silva, escultor y fray Ricardo do Pilar, pintor. Cabe mencionar también al Mestre Inácio Ferreira Pinto, gran tallista y escultor del presbiterio de la segunda mitad del siglo XVIII. La Iglesia Abacial comprende especialmente una nave central, frente a la cual se encuentra la capilla mayor, integrada por el altar mayor, el coro (donde se encuentran los monjes en sus momentos de oración) y el trono donde, en el escalón superior, se encuentra el imagen de la patrona del Monasterio, Nossa Senhora de Monserrate." Interesante es ver que muchos edificios de los 50 o 60 estaban abandonados. No sé si esto obedece a un plan de rescate o es que las empresas, instituciones han abandonado el centro (como sucedió en Lima) para mudarse a lugares con mejores instalaciones. Daba cierta pena y nostalgia caminar entre grandes edificios vacíos, deteriorados, las ventanas con sus persianas colapsadas. Pero muestran el esplendor de lo que fue Rio en su periodo como capital del Brasil. Pese a todo, el país muestra una pujanza abierta, con la clara idea de ser pronto una mega potencia (ya de esto hablan todos los economistas, que la colocan como la cuarta economía del mundo después de China, USA e India).
Tal como uno se ha informado, Rio va a ser la sede de los Juegos Olímpicos del 2016 y una de las sedes del Campeonato de Fútbol. Y la ciudad se está remozando en muchas partes. Lo vimos en su aeropuerto, en muchas zonas de la ciudad y en los planes de recuperación de algunas zonas sociales deprimidas. El rescate de las favelas para la población está dentro de esos planes.
Pero hay problemas sociales latentes; como buenos turistas, nos metimos en algunas zonas vedadas. Atravesamos una avenida y, de pronto, nos topamos con una suerte de boulevard ocupado por gente de escasos recursos. Algunos de ellos nos miraban de reojo, éramos perfectos extraños. Caminábamos cuatro personas (otros partieron antes a descansar) y nos vimos en una situación bastante tensa; correr no era una buena solución, así que caminamos con el mayor de los aplomos y muy atentos a lo que se moviera alrededor de nosotros. La lluvia jugaba puntos a favor, puesto que nosotros caminábamos por la zona central del boulevard, sin alguna protección, mientras que las demás personas trataban de guarecerse del aguacero que nos caía. Cruzamos la avenida y llegamos a un lugar mucho más seguro. Pese a todo, la ciudad no dejaba de mostrar sus esplendores pasados y que ahora deben estar en los planes de rescate.

Por la noche teníamos una invitación a comer un rodizio, invitación que no íbamos a desdeñar, por lo que regresamos al hotel para descansar un poco prepararnos para ir a Ipanema a un buen restaurante y comer como Dios manda. Un buen día para empezar Rio de Janeiro.