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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

viernes, 18 de marzo de 2011

OZU, MIZOGUCHI, GRANDES MAESTROS

Ironías tristes de la vida. Los terremotos han marcado permanentemente la vida de los japoneses. El gran sismo del primer día de setiembre de 1923 que destruyó a la ciudad de Tokio y que provocó la muerte de más de ciento veinte mil personas, originó grandes cambios en la vida social y cultural. Uno de estos cambios concierne directamente al cine, puesto que van a potenciar grandes estudios fuera de la ciudad de Tokio, estudios en los cuales se van a producir filmes de diversa calidad y género a tal nivel que harán del Japón el país de mayor producción cinematográfica por esos años.


Pero debemos remontarnos un poco más, a los años finales del siglo XIX. La violenta apertura del gobierno y sociedad japoneses va a tener como respuesta una activa campaña de “asimilación” de la cultura y tecnología occidentales, momento decisivo que ha sido retratado en sus artes y que marcaron definitivamente al Japón de hoy. La desaparición de los endogámicos shogunatos dan inicio a la era Meiji, una era acorde con el expansionismo occidental. Japón asumió el embate y comenzó a recibir todos los aparatos que iban poblando la vida cotidiana de los europeos y norteamericanos. Uno de ellos fue el cinematógrafo. Uno de nuestros maestros, Mizoguchi, fue un intenso productor de cine mudo y que, gracias a su genialidad, va a aportar algunos cambios al cine japonés como iremos viendo. La creación de grandes estudios va a ser promovida luego del gran sismo del 23, descentralizando la producción en otras ciudades como Kioto u Osaka. Ese periodo va a generar dos vertientes marcadas, una social, ligada a la expansión de las ideas izquierdistas del momento; otra ligada al crecimiento de un movimiento nacionalista militarista que va a concluir tristemente en una aventura expansionista truncada como pináculo con dos bombas atómicas en dos de sus ciudades industriales. Luego, la ocupación norteamericana va a replantear el cine nipón y va a ingresar por la puerta grande cuando una obra maestra de Akira Kurosawa fue premiada en el Festival de Venecia de 1956: Rashomon.

Este es el marco histórico que envuelve a nuestros maestros.

En el caso de Mizoguchi, un autor de vida marcada por estos drásticos momentos, más los intensos y dolorosos conflictos familiares y personales, lo van a hacer un cineasta que se va a preocupar por retratar los drásticos cambios que vive sociedad japonesa, así como la delicada situación que viven las mujeres en dicha sociedad. Desde muy joven tuvo una marcada inclinación artística y tuvo que lidiar con un padre intolerante que rechazaba cualquier intención de su hijo en sus opciones de vida. En el antiguo Japón había ciertos trabajos que se consideraban deshonrosos, sobre todo los ligados al mundo moderno. El interés de Mizoguchi por querer trabajar en el cine era una acción deshonrosa tanto para él como para la familia. La crisis familiar había obligado a su padre a vender a su hija al mundo de la Geisha. La hermana mayor de Mizoguchi, con siete años de diferencia, va a marcar definitivamente en su vida, y va a ser uno de sus más marcados leit motiv de su cinematografía. Muchas de sus ochenta y cinco películas (de las cuales sólo le sobreviven treinta y una) tratan de ese tema, e incluso una de sus obras maestras nos muestra el mundo dolorosa de la mujer marcada. Tuvo una vida bastante azarosa viéndose, incluso, envuelto en un escándalo con una amante que casi termina en una muerte prematura. No sólo las heridas físicas en la espalda de las cuchilladas lo van a marcar, sino que su carácter va a verse transformado en un nuevo director. Todo esto sucede en 1925, Mizoguchi se convierte en el director que vamos a conocer como maestro, exigente, detallista, muchas veces caprichoso, pero que supo captar de su personal lo mejor que éste le pudo ofrecer en los rodajes en los cuales se involucraron. Cuidadoso de la reconstrucción de una época, pidió a todos los integrantes de su equipo conocer los detalles de la coyuntura que se representaba. Antonio Santos, en su obra biográfica, nos comenta sobre la “volatilidad” de compromiso que nuestro director tuvo en cuanto a su compromiso con su arte; en cierta manera, fue adecuándose a las circunstancias sociales, culturales y políticas que le toco vivir; y, pese a que colaboró e incluso filmó una película que exaltaba el carácter belicista del gobierno japonés durante su periodo de trabajo con la Compañía Nikkatsu, los vencedores norteamericanos lo nombraron presidente de la empresa Shochiku. Este último periodo de su vida, va a crear obras maestras hasta su muerte acaecida el 24 de agosto de 1956, vencido por la leucemia.

La vida de Ozu fue también bastante agitada. Luchó en la China (en la zona de Manchuria entre 1937 y 1939 antes la segunda guerra mundial) y fue capturado en Singapur, lugar al cual había sido destinado para colaborar con el departamento de propaganda de su ejército. Pasó seis meses en prisión y tras su liberación retornó plenamente al mundo del cine en 1947. Es considerado el director “más japonés” (frente a Kurosawa, quien era considerado el más occidental de todos los directores nipones) y en su obra se preocupó por ese choque que significó el mundo occidental con el Japón tradicional. Sus filmes nos hablan de esos duros encuentros que significó sobre todo para los adultos. Su técnica en el trabajo de cámara fue lo que más impactó en su cinematografía, pues filmaba sus personajes y escenas a la altura de una persona sentada la usanza japonesa, casi en el suelo; el uso tendía a ser discreto con planos medios y generales, y las perspectivas podrían partir de un muro, una columna o una mesa, total discreción para no perturbar el desarrollo del drama que “corría” delante de nosotros. La obra de Ozu es tardíamente conocida, puesto que muchas personas veían su producción fílmica poco alcanzable al gusto occidental, por tal motivo su obra fue poco o nada difundida en Occidente y sólo en los 70, una década después de su muerte (murió de cáncer en 1963) Ozu fue descubierto por los ojos europeos y norteamericanos. Ambos directores, con Kurosawa, dominaron el panorama del cine nipón en los años 50 hasta los 60. Pero hubo otros directores que dieron una vitalidad especial a esta escuela oriental que no deja de sorprender hasta nuestro día con maestros como Kitano o Imamura, o el gran Hayao Miyazaki.

LA VIDA DE OHARU (SAIKAKU ICHIDAI ONNA) KENJI MIZOGUCHI JAPÓN 1952 Contundente y sorprendente película sobre el estudio de una geisha y su sufrida vida durante el siglo XVII, en un Japón aún medieval y en el que la estratificación social era prácticamente inamovible; en una sociedad tan rígida y machista, la mujer tenía escasos o nulos derechos en las decisiones que ella tomase para su vida. La costumbre de vender a las hijas ha estado tan extendida en nuestras sociedades que es así cómo podemos entender el sentido de las razones por las cuales el padre de la novia daba al novio no solo la virginidad intacta de su hija (a través del vestido blanco), sino que además pagaba los gastos de la fiesta de la boda, más una dote que le permitiera en un principio mantener a la nueva unión, sobre todo a la novia. Los matrimonios arreglados, las ventas de hijos e hijas, eran muy frecuentes. Siendo muy joven, nuestro director fue un testigo impotente de la venta de su hermana mayor, Suzu, para convertirse en geisha; esto nos permite entender esta franca y dolorosa película de una mujer, hija de un mercader, que intentó ser libre en el amor y caer en lo más bajo de estratificación social, solo apreciada por su cuerpo.

TOKIO MONOGATARI (CUENTOS DE TOKIO) YASUJIRO OZU JAPÓN 1953 Este es uno de los mejores filmes de Ozu, una narración sencilla de una pareja de ancianos, que decide ir de visita a Tokio para ver a su hija mayor. Una serie de acontecimientos desagradables los impulsa a regresar, pero en el trayecto la esposa muere. El anciano tiene que enfrentar la soledad y surgen diversas propuestas. Este sencillo film es un extraordinario ejemplo de simplicidad y observación, involucrando a nosotros, los espectadores, como participantes de las historias al poner las cámaras a la altura de una persona sentada a la mesa, técnica muy recurrente de nuestro maestro, donde se desarrollan los diálogos o encuentros. Un film que muestra no sólo los choques generacionales, sino los culturales que agobiarán a Japón por muchas décadas. Estos choques han de originar algunos movimientos conservadores que proponían un retorno a las viejas tradiciones. Uno de estos fue el famoso escritor Yukio Mishima.


UGETSU MONOGATARI (CUENTOS DE LA LUNA PÁLIDA) KENJI MIZOGUCHI 1953 Una de las obras maestras que abrieron el occidente para el cine nipón. Está basada en una leyenda homónima del siglo XVI, obra de Akenari Ueda. La obra se centra en dos parejas de las cuales los varones deciden buscar el amor, la fortuna y el poder. Las mujeres abandonadas corre cada una de ellas una triste suerte entre la prostitución y la muerte, suerte que es desconocida por los díscolos maridos que se vieron de pronto arrastrados por la locura de las guerras civiles que asolaban la zona. La obra de por sí es redonda, bella, poética; un film con fantasmas que acompañan a los vivos, con lagos brumosos; pero hubo una propuesta que quizá hubiera ensombrecido esta obra maestra: el fin tiene una suerte de redención para ambos hombres, pero habían sugerido que ésta termine con un final más real, mostrando las miserias del hombre en su lujuria, ambición y podredumbre moral. Quizá hubiera tenido más éxito, tal como el mundo es.

SANMA NO AJI (EL SABOR DEL SAKÉ) YASUJIRO OZU 1962 Otro bello film de Ozu, que nos muestra la triste realidad de la vejez que tiene que enfrentarse a la soledad y el abandono. Un hombre viudo ve a su hija en edad casamentera y le propone que se case sabiendo que esta situación conllevará al abandono. Ozu es un maestro que desnuda las emociones más profundas, pero cotidianas de los hombres. Sus filmes no son complicados, son sencillos. Esa sencillez termina por demolernos; en este caso, es lo que puede suceder en nuestros hogares: el hombre viejo viendo que se le acerca la soledad se refugia en el alcohol.




Bibliografía:

JAPANESE CINEMA. Galbraith, Stuart; Duncan, Paul. Taschen, 2009

LAS 100 MEJORES PELÍCULAS. Kobal, John. Alianza Editorial. 1995.

MIZOGUCHI, KENJI. Santos, Antonio. Cátedra.1993.

sábado, 12 de marzo de 2011

LA BEAUTÉ DE TOULOUSE

























Si alguna ciudad siempre me llamó la atención por los elementos que la vinculaban era Toulouse. La evocaba mucho por el gran pintor que la lleva en su apellido, Henri de Toulouse - Lautrec, de origen noble y vinculado a esta zona, a Midi-Pyrénées (aunque el museo más bello de su obra se halla en Albi, sobre todo la exposición de sus notables afiches), luego, ya en el mundo de la música, siempre había escuchado de la orquesta del Capitolio de Toulouse, famoso por hacer interesantes representaciones operísticas, con un buen director como Michel Plasson, y es con la Ópera de París, los principales cultores de la cultura musical francesa (aunque también está el nuevo y bello local de la Ópera de Lyon).

Llegamos con Isabel un sábado lluvioso por una visita de horas a Toulouse, dejamos el auto en el estacionamiento de un súper mercado y de allí tomamos el metro, cómodo y rápido (algún día lo tendremos). Lo interesante es que las estaciones eran nombradas en occitano y francés. El occitano se escuchaba tan cerca al castellano, como al catalán. Históricamente esta zona rica en agricultura y en lo social y cultural, fue codiciada por muchos; en su espacio geográfico se desarrollaron los cátaros, los cuales fueron tratados como herejes y prácticamente destruidos durante la campaña de la cruzada albigense (por lo de la ciudad de Albi, donde está una bella iglesia que tiene murales que muestran esa triste masacre). Inocencio III y los reyes Capetos ambicionaron sus riquezas y tierras. Según la historia, (y depende cómo se la vea), fue la oportunidad de Francia de anexionarse estas tierras "eternamente". Y por todo el territorio ve trazos de los "Perfectos", "les parfaits". Una de mis metas es ir a Carcassone y Montségur, los monumentos cátaros por excelencia. El Conde de Toulouse, Raymond VI,  jugó un papel importante y su ciudad fue asediada entre 1217 al 19. Hace mucho tiempo ya.
En la ciudad hay mucha historia, llegamos por el capitolio hacia la plaza principal y de ahí, siempre guiado por Isabel, nos fuimos a Nuestra Señora de Taur, en homenaje a San Saturnino, cuya tumba estuvo en este lugar y después trasladado a la otra inmensa y bella iglesia: Saint Sernin. Taur viene de toro, animal que fue empleado para matar a Saturnino, uno de los primeros obispo de la ciudad, quien fue sentenciado a muerte por no haber hecho los sacrificios a los dioses. Saturnino fue atado al toro, quien fue picado y corrió con el cuerpo del santo hasta destrozarlo. Según dice la historia popular, la calle que une San Sernin y la plaza (Rue de Taur) fue la que transitó el toro. La iglesia es del siglo XIV, construcción posterior a una obra paleocristiana. La iglesia tiene detalles por todas partes de toros, recordando la muerte del santo. Lo malo es la penumbra en la que se les ve ahora. En realidad, lo hacen para que la luz artificial no dañe las pinturas o murales. Pero también está en el hecho de que los inviernos son oscuros y, pese a los vitrales colocados posteriormente, la luz es insuficiente. Peor en un  día lluvioso.
Sin embargo, pronto vería una recompensa. Antes de ir a un bello lugar, Isabel me dijo para ir a almorzar a un sitio simpático; en la parte superior del mercado principal se encuentran muchos restaurantes de pescado y otras delicatessen. Nos indicaron uno de los mejores, gracias a los datos de la nuera de Isabel, quien le indicó por teléfono. Y era cierto, comida extraordinaria, buen vino, langostinos, sopas de pescado y queso al estilo fondu, un plato fuerte a base de pescado en hierbas, mucho pan y quesos; luego un mousse de chocolate y un café para seguir adelante. En el trayecto a Saint Sernin, entramos a una pequeña librería y hallé una joya: Astérix en occitano. Lugar que voy de lengua variada, trato de hallar la versión de este cómic en lengua vernacular: ya lo tengo, fuera del francés y castellano obviamente, en alemán, hebreo, catalán, portugués, holandés, sueco, danés, húngaro, griego, inglés y hasta en latín, que lo conseguí en Alemania. Pero seguiré en mi búsqueda por más. Desde la librería hasta a Saint Sernin eran unos pasos, y me hallé con esta impresionante iglesia. Lo que uno ve de primera impresión es la torre campanario octogonal de 65 metros, en ladrillo. Ingresas a la iglesia y su distribución es como la de una cruz románica. Alta, amplia e iluminada por luz natural. Y luego quedaba visitar la cripta, en la que esta iglesia encierra sus tesoros. Tiene una interesante galería que tiene unos pequeños altares de "todos los santos" y que rodean posteriormente al altar mayor de la iglesia. Después de la visita a la cripta, decidimos salir por la "puerta principal", la cual no tiene torres principales y su portada es relativamente humilde en comparación con lo que uno halla en el interior. Allí me sucedió un percance: por ir con la cobertura abierta de mi cámara, una de las memorias de mi cámara se cayó descuidadamente. Felizmente uno de los encargados la había guardado y la pude recuperar cuando ya había dado todo por perdido.

























La visita breve a Toulouse iba a terminar con una "cerecita": el convento de los Jacobinos, de creación dominica. Santo Domingo estuvo y predicó en esta ciudad, donde fundará su congregación. Esta congregación ayudará a crear la universidad regida por ellos. Esta iglesia tiene unos bellos vitrales que dan una sensación  de paz y tranquilidad; en muchos aspectos, salvando tiempo y estilos me hizo recordar a los vitrales de Chagall en Zúrich o la Iglesia de la Dormición de la Virgen en Jerusalén, lugares en los que la luz filtrada por los vitrales te dan una sensación especial. Un poco, aunque bastante descuido, lo viví en una iglesia de Paita en Piura, que tiene unos bellos vitrales de Winthernitz.

Lo único que faltaba era ver esa bello claustro románico que esta iglesia tiene en su haber. Una belleza.
Lleno de arquitectura e historia, teníamos que irnos de Toulouse, pues teníamos un buen trecho hasta Graulhet para ir a ver los hermanos de Isabel y. luego, ir al concierto de Paco Ibáñez.
Un día redondo.






domingo, 6 de marzo de 2011

ADIÓS A CATALUNYA Y A EUROPA

Viernes 04 de febrero, prácticamente mis últimos días de visita a Europa. Me levanté relativamente temprano y tomé un buen desayuno con Quique; conversamos sobre lo que iba sucediendo en Perú y en nuestras vidas, pero ya se iba haciendo hora de ir a casa de Chicho a preparar mis maletas, a hacer las reservas de vuelos desde París y mi chequeo desde Lima a Trujillo. Ya estaba despidiéndome de todos. De pronto las casi dos semanas que había pasado entre Francia y España se habían ido, pero había tenido la oportunidad de ver a varios amigos para volver a restablecer nuestros puentes de la memoria.
Con un fuerte abrazo, nos despedimos con la firme promesa de volver a vernos. Es bueno tener fe en tus sueños. Me acompañó con su gran perro Pisco hasta cerca de la estación del metro y lo dejé. A seguir adelante. Llegué a mi estación  y me enrumbé a casa de Chicho; todos habían salido, me dediqué a preparar maletas, a tomarme una buena ducha, revisar los correos del trabajo y personales, y hacerme la idea que en dos días iba a estar en Perú. Chicho me llamó para confirmarme que íbamos a salir 































con Jéssica, la dueña de casa y él, me invitaban a mi último almuerzo. Tanto Jéssica como Chicho habían decidido llevarme a un restaurante a comer tapas y otras cosas deliciosas (que eran la maravilla para mi colesterol y mis triglicéridos, pero no todos los días va uno a Barcelona). Un almuerzo de despedida delicioso, con buena conversación, diciéndome cada uno de los diversos platos a base de mariscos que se iban pidiendo, rociado con cervezas y vino. Barcelona es una ciudad marítima. Para ser viernes, el restaurante estaba repleto y se veía una febril actividad. Lo que sí me sorprendió es el problema del espacio para los autos, tal como lo viví desde el primer día que pisé Barcelona. Terminado el almuerzo, nos fuimos a casa a recoger mis cosas, ya que antes de ir al aeropuerto íbamos a ir a ver a Wilber, acción que se frustró por estar muy ocupado. Chicho entonces a Montjuïc para despedirme de la ciudad con una vista panorámica de ella. Desde ahí pude ver la Barceloneta, el Mirador de Colom, Barri Gòtic; para la próxima vez, y lo tengo prometido, debo de ir a uno de los museos más interesantes de España: Museu Nacional d´Art de Catalunya, en el Palau Nacional de Montjuïc.
Ya la hora nos decía que teníamos que irnos, el aeropuerto Castelldefels está a unos 20 kilómetros y era casi hora punta de un viernes. Mejor no arriesgar.
Chicho había hallado un vuelo bastante barato desde Barcelona a París (casi 70 euros) y llegas a Orly. Ideal. El vuelo dura casi dos horas y vas muy cómodo. Viajar en tren (sobre todo el TGV) es una buena experiencia, pero resulta ser más caro. A veces el tren tiene sus ventajas, puesto que las estaciones terminales quedan en la misma ciudad; pero en mi caso, tenía que ir de una aeropuerto a otro.
Llegué a Orly cerca de las 10 de la noche. Premunido de dos libros y mucha paciencia, esperé en la sala de esperas (vale la redundancia) hasta las 5 am. del sábado 06 para embarcarme en Iberia a Madrid y de ahí a Lima. El avión salió puntual desde Orly, pero en el chequeo retuvieron mis jabón líquido y mi enjuague bucal. Estaban sicoseados con todo lo que había sucedido en el aeropuerto de Moscú y además Osama Bin Laden había amenazado a Francia. Fui una pseudo víctima de la coyuntura.
Llegué a Madrid dos horas después. Mi vuelo a Lima salía en cuestión de un par de horas; para tal ocasión me compré una buena batería de revistas de historia y cómics; las iba a necesitar, puesto que en la parte del avión que viajé había casi un niño por adulto. Toda una odisea.
Lima me recibió a las 7 de la noche del mismo sábado, aunque yo estaba ya en domingo. Esas son las emociones de los viajes largos. Bienvenido al verano.


SEGUNDO DÍA BARÇA

El segundo día en Barcelona fue un día para pasar con Quique y conversar largo y tendido sobre nuestras vidas y la ciudad que lo acoge casi 20 años. Tomé el metro desde Bac de Roda, cercano a la casa de mis amigos y fui a su encuentro como el día anterior, cerca de la estación Universitat. El punto de encuentro FNAC de Plaza de Catalunya. Quique me iba a llevar a  ver "su" Barcelona, nos enrumbamos a ver el buen trabajo que se ha hecho con las bibliotecas públicas en la comuna catalana; para tal motivo nos fuimos caminando por las calles de Barcelona bajo un tenue sol hasta la Biblioteca de Catalunya parte de un complejo conformado con el Antic Hospital de la Sta. Creu. Visitamos los interiores y es todo un placer ver una biblioteca donde el usuario llega a sacar el material que quiera en diversas lenguas y religiones. Vi a muchos jóvenes pululando sea por la tarea, sea por el placer de ir a buscar cómics, que hay varios en castellano y catalán. Luego de esta visita, nos fuimos al Museu d´Art Contemporani de Barcelona (MACBA), todo un culto a lo audiovisual; es un bello edificio que complementa con la Casa de la Caritat, la cual ahora como el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) en una construcción de cierta antigüedad que ha sido acondicionada para las propuestas de las nuevas formas de comunicación y sus manifestaciones artísticas. La premura no nos permitió ni ver la exposición  permanente, ni la itinerante; lo malo es que ir a verla te implica horas de ver material audiovisual sobre diversas propuestas. La que se ofrecía ese día (que terminaba el 27 de febrero) era una reflexión sobre la construcción de la imagen política de nuestros días: la exposición se llamaba El D_Efecte Barroc, Polítiques de la Imatge Hispana.Y el folleto tiene un interesante juego de palabras: "lo hispano está embarrocado, ¿quién lo desembarrocará? El desembarrocador que lo desembarroque, buen deshispanizador será" Un estudio de las imágenes creadas "en común" a lo largo de las historias de España, esa esencia hispánica muy ligado a lo barroco, retorcido, revejido por nuestros hilos históricos y que seguimos usando como un distintivo. En la exposición hay ejemplos de España, México, Chile y Perú. El afiche tiene una imagen que reúne a varios líderes latinoamericanos bajo un altar barroco que puede ser de cualquier iglesia del siglo XVII o XVIII. Genial el concepto y lo interesante es escudriñar este transfondo en nuestra alucinante campaña presidencial (como para una segunda exposición). Ambos lugares son para verlos con mucho tiempo y con los ojos puestos a nuevas propuestas a asimilar. Queda pendiente en mi agenda.
Salimos del museo hacia el Barrio Gòtic y llegamos momentáneamente a ver la fachada de una iglesia que me impresionó mucho: St. Felip Neri. Quizá la iglesia no sea tan impresionante, pero sí lo que sucedió allí: fusilamientos masivos durante la guerra civil. Barcelona fue una de las ciudades (y en general toda la Cataluña y el País Vasco) que abrazó la causa republica; y los franquistas se vengaron de ella. La rivalidad entre Madrid y Barcelona fue aprovechada y acentuada durante los años oscuros del franquismo. Contaban algunas personas que llegaron antes a Barcelona que ésta era una ciudad descuidada, postergada. Durante el franquismo, la cultura catalana fue sometida; recuerdo a un cura vasco y a varios hermanos de La Salle que eran catalanes, lo que el régimen les imponía para que no hablasen sus lenguas y se olvidasen de sus autonomías que habían sido logradas durante la República. Y las huellas en la portada de esa iglesia nos cuentan cómo la pasaron los catalanes que rechazaban al régimen. Les recomiendo leer dos libros que explicarán, en cierta manera, cómo la paso la España de Franco: la primera parte de Opus Dei, el Totalitarismo Católico de Emilio Corbière, y La Guerra Civil Española de Paul Preston. Dura vida la que vivieron en esos años.
Para sacarle más el jugo a la visita nos fuimos a La Sagrada Familia; tomamos el metro (sueño un día Trujillo con metro o tranvía rápido). La iglesia está en permanente refacción; me desalentó ingresar el gentío que estaba en la puerta y los precios excesivos que ahora cobran. Me comentaban que la industria del turismo en España se vio afectada por la crisis del 2008 y con la actual crisis (acompañada con lo de Grecia e Irlanda), y veo que muchas empresas buscan cómo recuperar sus inversiones. Pero pagar 15 euros (casi 45 soles) te hace pensar sobre lo que a veces el turismo termina por distorsionar. Tal como pasó en la Catedral, y como sucede en muchas ciudades (como Cuzco, por ejemplo), el copamiento de ciertos lugares públicos para volverlos privados y lucrar con ellos es bastante cuestionable. Y España busca capitales de donde y a quien sea se lo saca. Me hizo recordar la visita al Partenón, en Atenas. Toda mi expectativa de tener un buen encuentro con la historia, con el arte se desvanece por el mar humano que te arrastra y la presión del tiempo que te exigen. Las dos veces que me encontré con Tut-ank-amon en el Museo Egipcio fue de no más de 1 minuto cada vez.
Para "cicatrizar" mi pena, Quique me enseñó otra alternativa: Hospital de la Sta. Creu i Sant Pau. "Subimos" a pie por la Av. de Gaudí hasta el complejo hospitalario, el cual se halla en refacción, pero se puede visitar libremente. El arquitecto de este bello complejo no fue Gaudí, sino Lluís Domènech i Montaner. El lugar es bello y es también un centro académico para las ciencias médicas.  Bello.
Luego de la visita, nos fuimos cerca de la casa de Quique a almorzar, puesto que de ahí se iba a sus clases. Me invitó a cenar con  su amigo en su casa, entonces me enrumbé a casa de Chicho.
Una hora después recibo una llamada indicándome que los planes habían cambiado un poco, que íbamos a participar en una exhibición de un documental sobre mujeres peruanas emigrantes en Barcelona. Quique es muy amigo de personas que constituyen asociaciones que ayudan a emigrantes latinoamericanos. El documental se llama "Peruanas en Barcelona 1985-2010, Ciudadanas de aquí y de allá", y nos muestra el proceso que muchas mujeres emigrantes compatriotas nuestras han vivido para adaptarse a la sociedad que las recibe. Algunas se adaptaron bien, para otras fue doloroso. Una cosa que he podido experimentar es el proceso de asimilación lingüística de muchos peruanos. Quique, en muchos aspectos, pese a todos los años que tiene viviendo en España, sigue hablando como limeño. En el documental, muchas peruanas habían desterrado su forma de hablar. Quizá, como dijo alguna vez Jorge Yika, es una forma de mutación hacia la supervivencia. En el aeropuerto de retorno a Lima, oía muchas hablas en las salas de espera; oía a colombianos que preservaban su acento, los inconfundibles rioplatenses; pero en el avión que iba a Lima, muchos compatriotas ya hablaban como españoles. Jorge Yika contó el caso de una chica que sólo tenía seis meses en Madrid y había sepultado su trujillana forma de hablar. Es todo caso para estudiar, si la presión de los miles de emigrantes latinoamericanos a España ejercen algunos cambios en los diferentes niveles de la lengua; debe de haberlos. En todo caso, esos testimonios vertidos por las casi 20 mujeres entrevistadas para el documental son respuestas a un futuro que se labraron cada una de ellas. Valioso. Otro dato más que me impactó es el hecho que esta institución, Plataforma Q´atary Perú, ha logrado sistematizar el trabajo para la ayuda de los emigrantes, sobre todo mujeres; fueron ellos, los de Plataforma, los que avanzaron para conservar derechos de los emigrantes y una asistencia (protección) en caso de abusos. Y estos modelos se están aplicando a las demás migrantes sudamericanas, sobre todo ecuatorianas; y ahora lo van a comenzar a trabajar con otro gran grupo numeroso: las filipinas.
No nos quedamos al cocktail; partimos rápido, puesto que el amigo de Quique nos esperaba para la cena. Fue una buena velada, con recuerdos, risas, nostalgias, buen vino.
Como ya no había metro a esa hora, quedé en casa a dormir.