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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 24 de mayo de 2020

¿VOLVER A LO MISMO? (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO 24 DE MAYO TRUJILLO)


Diciembre 2019. Más 250 mil vehículos circulan por las mal tenidas calles trujillanas; de estos, casi un 30 % son de servicio público. Un dato interesante es que, por antigüedad, anualmente unos seis mil vehículos, tanto públicos como privados, deberían estar fuera de circulación; por una u otra razón, la más de las veces política, estos aún circulan poniendo en riesgo a la población y haciendo de Trujillo una de las ciudades peruanas más contaminadas. Ticos, combis, microbuses, colectivos que han pasado de los 20 años de antigüedad siguen ofreciendo servicio con todo el peligro que esto significa, adosado actualmente al hecho de ser grandes focos contaminantes en las últimas semanas. Las horas punta trujillanas están pobladas de choferes irresponsables, tanto particulares como públicos. Pese a la restricción se ha visto a una buena cantidad de salvajes al timón de una 4X4.
Mercados, comercio ambulatorio, basura. La pesadilla trujillana que rebasó el control municipal en las recientes fiestas de fin de año ha sido otro de los factores que han hecho de nuestra ciudad un centro de contagio y caos. Infructuosos proyectos de formalización, estropeados por el populismo y afán electorero, y carencia de autoridad han hecho que esta anomia socioeconómica haya prosperado en las últimas décadas. La informalidad campea impunemente; ante esta situación, incluso negocios formales afectados por esta comenzaron a realizar sus actividades económicas orientadas hacia esta modalidad. Esta incrementó con la migración venezolana que vio una forma de subsistencia gracias al descontrol que les permitía ganar ciertos derechos sobre los sitios ocupados a vista y paciencia de la pintada autoridad. Ahora, es bastante posible que el segmento microempresarial, modalidad resaltada como forma de espíritu emprendedor, engrose el número de personas dedicadas al comercio ambulatorio. Y de este último se desprende otra gran preocupación: la basura. Su incremento en las últimas semanas se ha dado por la cantidad de guantes, táper, envases de gaseosas, mascarillas desechados en cualquier lugar. De volver los mercados, más todo lo anterior nombrado, ¿volverá Trujillo a generar 300 toneladas diarias de desechos?
¿La normalidad significará, entonces, que se abra nuevamente La Hermelinda, el lugar indicado como uno de los de mayor contagio en el Perú? ¿Los otros mercados desordenados y caóticos? Ya hay mucha gente que ve con esperanza su retorno para lo cual surgen todos los argumentos posibles. Estos espacios son una demostración de una de las famosas frases del presidente Prado: “En el Perú hay dos tipos de problemas: los que nunca se arreglan y los que se arreglan solos”. Ante la posición de muchas personas, no será nada raro que este espacio vuelva a ser lo mismo.
Con la poca capacidad que han tenido muchas autoridades en nuestra ciudad y Región, y el escaso sentido cívico de la población; la normalidad promete una pesadilla peor.

miércoles, 24 de julio de 2019

MONSTRUOS TRUJILLANOS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 21 DE JULIO)



La venida de amigos de otras latitudes nos permite refrescar situaciones comunes entre nosotros, pero que no serían toleradas en otras partes, incluidos nuestros vecinos del Norte o del Sur. Incluso en algunas ciudades del Perú. Los errores de gestiones y gobiernos anteriores; más el sentido de impunidad, escaso o nulo respeto por el otro y la deficiente educación cívica han hecho que muchas ciudades peruanas se hayan convirtiendo en lugares insufribles e, incluso, con pocas esperanzas de mejora. Lentamente, Trujillo va convirtiéndose en una ciudad dentro de este rango.
Tanto sus habitantes como autoridades elegidas por nuestros votos en democracia formal hemos generado situaciones de deterioro que nos hacen ver con pesimismo la disposición de la ciudad para las próximas fiestas de independencia tanto de Trujillo como la del país. En un pasado artículo mío publicado en este medio hablaba del deterioro de la calidad de vida del trujillano, en el caso concreto del manejo del ruido en nuestra ciudad. Ha cesado un poco el escándalo generado por diversas empresas de ventas de artículos eléctricos en diversos puntos de la ciudad, pero bandas escolares, polladas y discotecas son los nuevos elementos perturbadores. Pero se yerguen otros monstruos que deterioran la ciudad: la violencia, comercio informal, el tráfico y la manipulación de la basura son verdaderas pesadillas. De la violencia y la informalidad se ha vertido mucha tinta y están estrechamente vinculados con los otros dos.
El incremento exponencial del tráfico privado y público se da por la significativa presencia de vehículos nuevos, pero también por el nulo control para retirar vehículos en estado lamentable y de alto riesgo para la población. La crisis se acentuó con el populismo del fujimorismo que permitió el ingreso de autos usados o no aptos para circulación urbana, menos para uso público. Así aparecen los ticos, los colectivos y los mototaxis. Lo que en un momento fue una rápida solución para los miles de desempleados públicos, se convirtió ahora en una franca pesadilla compleja de solucionar. Un solo gran bus acoplado sustituiría a varios micros y combis, gran parte del gran problema. Pero generaría el desempleo de muchas personas (varios informales) que viven de esto. El retiro masivo de estos vehículos menores significaría una solución con dos rostros.
El problema de la basura tiene un amplio espectro: desde el económico (negocio redondo y mafias) hasta la escasa educación cívica. Se habla de un nuevo relleno sanitario, pero no hay plan global para la solución integral, incluido lo educativo, que pueda generar muchas oportunidades como energía, por ejemplo. El cobro de bolsas plásticas es algo. El sueño de una planta de residuos sólidos se aleja más de una ciudad que bota 330 toneladas diarias y es benevolente con sus agentes que ensucian más, tipo La Hermelinda o las compañías constructoras.
¿Quién le pone el cascabel al gato?

domingo, 12 de mayo de 2019

¿SUEÑO IMPOSIBLE? (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DOMINGO 12 DE MAYO TRUJILLO)


Noticias van. Chismes vienen. Trujillo está dando algunos pasos adelante, otros atrás. La urbe en la que ha devenido nuestra ciudad ha desbordado servicios, controles y normas; ha convertido a muchos de sus habitantes en prisioneros y mudos testigos de un crecimiento desordenado, impune y agresivo en el cual miles de sufridos ciudadanos nos vemos involucrados directamente e indirectamente y, asidos de una inacción absurda, hemos permitido que la informalidad, la matonería y la misma delincuencia encubierta hayan ido creciendo con cierta anuencia encubierta y, a veces, abierta de autoridades corruptas de toda índole. Así Trujillo ha visto cómo un transporte público condicione a una ciudad a sus “exigencias”, mientras micros, combis, buses y ahora mototaxis circulen por las calles amedrentando a los usuarios, atropellando reglas de tráfico para una buena convivencia ciudadana, y contaminando a diestra y siniestra. Sabemos que muchos vehículos son armas ambulantes por la antigüedad que tienen encima; la carencia de brevetes profesionales o de al menos uno por parte de choferes que deben de tener licencia para conducir vehículos de transporte público (¿habrán hecho algún censo al respecto?); y la protección legal que tienen varios de estos conductores para seguir circulando pese a tener varias papeletas a cuesta. Ahora llegaron los mototaxis, muchos de ellos conducidos por imberbes que dudo tengan documento en regla para transportar pasajeros. Muchas veces ves a madres de familia con bebés en brazo siendo transportadas por estos medios. ¿Dios es grande?
Sin embargo, no todo puede ser malo. A veces aprendemos de nuestros errores. La Hermelinda, ese espacio que se inició (como diría Matos Mar) como respuesta popular a la carencia oficial de oportunidades laborales en los 80, será clausurado por haber tergiversado su original propósito. La actitud de conmiseración hacia muchos de estos comerciantes amparados en la informalidad ha sido nociva, pues no hubo intención alguna de mejorar; por lo contrario, acogidos a trampas legales y poses sensibleras, han estado generando grandes problemas sociales: gasto injustificable de los recursos que podrían tener otros destinos citadinos y centro de delincuencia de todo tipo. La suciedad, ese gran problema que mortifica a todos los estratos de la ciudad (ya hemos tenido varios conatos de epidemias), ha sido el gran detonante. La basura generada por estos comerciantes es equivalente a casi un 25 % de la producida por la ciudad diariamente. Y precisamente, estos ciudadanos no son un dechado de pago de impuestos. En otras palabras, los demás ciudadanos les pagamos su basura. No es correcto poner a todas las personas en el mismo saco, pero algunas medidas deben de pensar por el bien ciudadano, no de un grupo de ellos que extraen ilícitamente la riqueza de los otros.
De no implantar autoridad, el sonsonete imputado a la anterior gestión edil se va a replicar en esta.

domingo, 25 de noviembre de 2018

CIUDAD RELLENO SANITARIO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DE TRUJILLO DOMINGO 25 DE NOVIEMBRE)


Trujillo, ciudad de la eterna primavera. En el imaginario de muchas personas que han visitado Trujillo es el de comprobar de manera directa si esa frase acuñada hace décadas que sintetizaban una bella ciudad limpia y un benigno clima para sus habitantes sigue teniendo vigencia. El momento político me hubiera, en cierta forma, obligado a escribir un artículo sobre AGP y su magistral movida evasiva de la justicia peruana (como siempre). Pero una conversación sostenida ayer con una ciudadana extranjera recién residente en nuestra ciudad dirigió mi interés sobre este tema que nos debe de alertar a todos los actuales residentes.
Según datos de entidades responsables sobre el recojo diario de basura, los trujillanos producimos más de 500 toneladas de esta, entre restos orgánicos e inorgánicos. Las campañas de concientización para la selección de basura por parte de la población es un franco saludo a la bandera, puesto que no existe un sistema adecuado de eliminación de estos restos que podrían ser utilizados en un real reciclaje en favor de la limpieza y salubridad trujillanas; por el contrario, terminan en manos de recicladores quienes se dedican a buscar restos entre la basura casera, en los contenedores o en el famoso “relleno sanitario”. Durante la visita de Laura Secada, Directora de Mitigación de Gases de Efecto Invernadero del Ministerio del Ambiente, en agosto último, ella sugirió que Trujillo debe de hacer un verdadero relleno sanitario para mitigar la polución que genera este no solo a su entorno inmediato, sino a la ciudad en general. Este clamor viene de décadas atrás y diversas gestiones edilicias y regionales la han pasado por alto. Sin embargo, hay toda una lucrativa maquinaria económica en la sombra que no le interesa que se tomen acciones para una ciudad que bordea el millón de habitantes.
Además, es costumbre depositar los enseres inservibles en la basura cotidiana: cada día es más frecuente ver no solo restos orgánicos, sino restos sólidos con colchones viejos, carcasas de computadoras, cables, muebles de todo tipo. Una vez vi en una esquina de la Urb. Primavera un inmenso sillón destartalado a la espera del ¡camión de la basura! Algunas instituciones de reciclaje, como Traperos de Emaús, aportan soluciones con los enseres en regular estado. Otra generadora de residuos sólidos es la actividad febril de la construcción: cada día es más frecuente ver estos tipos de restos por las calles, abandonados por las noches, sea por obreros informales, sea por empresas constructoras regulares; estas últimas suelen botar los restos por las carreteras, los que reciben, junto a miles de bolsas plásticas, a nuestros visitantes terrestres.
Y, por último, la gran cantidad de autos abandonados que se convierten en refugio de roedores, basura y gente de mal vivir. Un parque automotor que se descarta y no tiene lugar asignado. Por ejemplo, en Urb. Primavera, en 4 manzanas a la redonda, hay 5 autos abandonados.

Nos estamos convirtiendo paulatinamente en un gran relleno sanitario.

PD. He visto en otro medio que informa de más de 300 toneladas de basura diarias.

martes, 19 de enero de 2016

DECADENCIA SOCIAL

Vivir en Trujillo se viene haciendo cada vez más una experiencia más frustrante. Las fiestas, lejos de haber permitido manifestaciones de solidaridad y fraternidad (que es el mensaje que encierran estas festividades) entre todos los habitantes de esta ciudad, han sido el contexto y pretexto en los cuales hemos visto flagrantes evidencias de deterioro social que pasan desapercibidas a la mayoría. Es más alarmante cuando visitantes comienzan a describir a la ciudad con rasgos más negativos que positivos. En una reunión hablaba con una persona que regresaba luego de 6 años; a pocas horas de su llegada le pedí sus impresiones citadinas, estas se redujeron a tres adjetivos: ruidosa, caótica, sucia. Estas características no se manifiestan solo en estas conmemoraciones. Es parte de nuestro panorama urbano.
Extrapolando la teoría de la “ventana rota” sobre violencia y criminalidad, elaborada por J. Wilson y G. Kelling de la Universidad de Stanford, esta explica que un contexto de desorden, suciedad y bullicio transmite a cualquier ciudadano o un simple vecino,  “una idea de deterioro, desinterés, despreocupación, que va rompiendo códigos de convivencia”. (http://www.cel.edu.mx/servicios/La%20teoria%20de%20las%20ventanas%20rotas.pdf). En otras palabras, las situaciones permisivas generadas en las últimas décadas han sido el caldo de cultivo en el cual los trujillanos hemos ido generando una serie de inconductas que las toleramos gracias al incremento del egoísmo y mal espíritu de competencia en nuestra sociedad: todo vale.

Ejemplificando los tres adjetivos iniciales, no faltan a la verdad.  Lo ruidoso se da no solo en el tráfico, sino en el uso comercial (léase tiendas de electrodomésticos) o cualquier manifestación cívica o religiosa. El uso de pirotécnicos ruidosos que, además de estar prohibidos (trasgresión de la ley), ha sido una clara demostración que a varios les importa un bledo el llamado a la conciencia del uso de los mismos o la tranquilidad de sus vecinos. Lo caótico se da en el tráfico, en el abuso de particulares y transporte público-privado quienes compiten entre ellos sin importarles peatones, usuarios o los otros conductores; caótica en su construcción; caótico es el uso de espacios públicos para parrandear. Y lo sucio surge en la ineficiencia de autoridades municipales de cualquier distrito y, sobre todo, en nuestra capacidad para generar basura: fiestas populares, comercio ambulatorio, el simple peatón son generadores de basura. Los desechos en el piso no son problema de la autoridad, lo es de sus habitantes: calles, parques, jardines, entidades y lugares públicos, universidades, colegios; espacios en los que no faltan botellas de plástico, descartables u otros restos.


Parafraseando a Fethullah Gülen, para tener una mejor existencia en una sociedad, requiere que cada uno ajuste y limite su libertad de acuerdo de criterios de la vida social. ¿Habrá voluntad social de cambio?