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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

domingo, 27 de diciembre de 2020

2021 (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 27 DE DICIEMBRE)

Hace un año despedíamos el 2019 con incertidumbres políticas y sociales, pero con la voluntad de que podíamos aspirar a un avenir positivo. Rumores de una enfermedad nos llegaban desde el Asia, pero nos eran lejanos en ese entonces. Nadie presagiaba que nuestro mundo, tal como lo conocíamos hasta esos momentos, iba a dar un giro sorprendente. Y a lo largo de este año hemos ido descubriendo, para bien o para mal, las capacidades e incapacidades que como humanos tenemos y que es una dura lección por enfrentar, y que es la herencia con la que entramos al 2021.

Desde los meses iniciales, cuando la pandemia azotaba ya varios países, comenzaron voces de alerta, así como las de negación y escepticismo que un evento de esta magnitud acarrea. Hemos visto líderes de opinión, políticos y personalidades de toda índole convirtiéndose de la noche a la mañana en una suerte de exégetas en una materia tan complicada y novísima como lo fue este virus. Grandes errores se fueron acumulando al haber permitido que personas que no tenían nada que ver con el tema médico aseverasen opiniones que generaban grandes desconciertos. Líderes como Bolsonaro o Trump, muy interesados en salvar otras cosas que vidas, llevaron a desastres sanitarios a sus países. En nuestro país, periodistas de diversos medios mostraban su incredulidad ante este evento y, peor aún, se mofaban del mismo. Cuando dos de ellos cayeron contagiados, su sonsonete paró. Los medios han jugado un papel tan ambiguo en las campañas realizadas por todo el mundo como en nuestro país. Y hemos visto que incluso no han sido transparente en informar todo el problema sanitario en nuestro país. Focos grandes de contagio como zonas industriales, agrarias o mineras, tanto formales como informales, no fueron difundidas del todo o lo hicieron de manera parcial más por intereses económicos que por el manejo de la verdad. Por otro lado, las marchas de noviembre eran difundidas con la advertencia de ser un caldo de cultivo para la pandemia; pero parece ser que esto no ha sucedido al no haber el temido rebrote pandémico a fines de noviembre. Más que la opinión de políticos u otros personajes, esperamos que la ciencia dé más explicaciones al respecto para poder actuar con propiedad y salvar vidas.

Pero las sociedades, como la peruana, han buscado soluciones ante esta situación. Se vio una interesante capacidad de organización y respuesta que nos queda como aprendizaje con la cual debemos de trabajar para futuro. Muchas personas han salido adelante tanto por ingenio, resiliencia; pero también de trabajo colaborativo. Son fortalezas que deben primar, de ahora en adelante, en nuestras planificaciones.  

2021 puede ser un año de reconstrucción en todos los ámbitos. Hemos sido golpeados por muchas pandemias: COVID 19, corrupción política, informalidad en todos los campos y deficiencias de un modelo incapaz de haber satisfecho pilares de nuestra sociedad: salud, educación y seguridad. ¿Seguiremos en lo mismo?

domingo, 20 de diciembre de 2020

NAVIDAD ESPECIAL (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 20 DICIEMBRE)

Estamos próximos a una de las fiestas centrales del mundo cristiano. Una de las celebraciones que tiene un gran significado centrado en el amor hacia los demás, cuya síntesis la viene a dar la familia y que tiene más universalidad de todas conmemoraciones cristianas. Como otras grandes fiestas de origen religioso, moviliza a millones de fieles con el fin de preservar el sentido de esta o el de continuar una tradición cuyas raíces se pierden en las honduras de los tiempos. Una tradición que se adhirió a esta es la del obsequio, ahora inherentemente asociada a esta festividad; con el tiempo se “empapó” de un sentido comercial que ha estropeado el sentido inicial de amor en sus diversas formas coactando a este con la necesidad de un regalo.

Otro de los grandes significados que encierra esta fiesta es la de la Paz. Los humanos aspiran permanentemente a la búsqueda de la paz, pese a que su entorno no ha sido precisamente el que asegure esta. Hemos visto, incluso, a lo largo de la historia que bajo símbolos religiosos diversos se ha tergiversado la esencia de diversas religiones que pueblan nuestro planeta haciendo uso de la fuerza, del autoritarismo y el fanatismo para hacer proselitismo, conquistar e, incluso, desaparecer al contrincante o al “otro”. Uno es testigo frecuente de actos realizados por personas que dicen llamarse cristianas y en sus acciones distan kilómetros de la esencia de lo que predican. Me tocó la suerte de estar en Belén dos veces el siglo pasado y ambas oportunidades hubo actos de violencia que empañaron dichas visitas, actos que nos obligaron a escondernos en algunos lugares públicos no lejos de la iglesia construida en el lugar donde supuestamente había nacido Jesús, el enviado de Dios.

Ahora, enfrentamos una pandemia. Una que ha afectado todos los rincones del planeta, pues es una enfermedad que se moviliza con el humano. Estamos viviendo una plaga que goza de las facilidades de la modernidad; pues, con los hombres, recorre en menos tiempo más kilómetros y con grandes masas de portadores. Llevamos la enfermedad (cualquiera) con nosotros al lugar que vayamos; y viceversa, la traemos de los lugares que anduvimos. Somos, pues, una amenaza potencial, más aún aquellos que no son conscientes del peligro latente que nos rodea. Diversas medidas se han tomado alrededor del mundo y poco se ha logrado para conseguir el avance de esta pandemia, pues vemos que algunas sociedades que fueron exitosas en un principio ahora se ven envueltas en dramas sanitarios y sociales. Queremos volver a la normalidad y esta navidad ha sido la prueba para muchos. Pero, muchos hogares lamentarán las pérdidas de familiares o pasarán en vela por salud de uno de los suyos. El dramático mensaje enviado por Angela Merkel a sus connacionales es un llamado de atención para todos nosotros. En nuestras manos está el hecho de que el año entrante podamos estar con todos los nuestros sin haber sido cómplices de la muerte de uno de ellos.

domingo, 13 de diciembre de 2020

NEUROSIS BICENTENARIA (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 13 DICIEMBRE)

Calles y avenidas cerradas, tráfico sin rutas alternativas. Choques entre ambulantes y la policía municipal. Vecindarios con pistas destrozadas. Hospitales que colapsan. Radiografía diaria de una ciudad neurótica.

Este es el retrato de una urbe que, de pronto, se ha visto sometida a situaciones caóticas que atormentan a los preocupados y sufridos trujillanos. En medio de la crisis sanitaria y económica que muchos estamos pasando, hemos sido testigos de fuertes reacciones como lo fueron las protestas sociales contra la asonada provocada por congresistas de móviles oscuros y, por otro lado, el problema agrario que causó zozobra en la ciudadanía al haber mucha población laboral involucrada en esta modalidad. Cada vez es más frecuente ver negocios que se ven forzados a cerrar sus puertas o ver por muchas partes carteles que alquilan o venden inmuebles. Los intentos de retornar a una suerte de resurgimiento económico chocan con otras veleidades del mundo político que genera desconfianza e incertidumbre. Las acciones populistas y ramplonas, y el doble lenguaje empleado por parlamentarios y líderes de partidos políticos han generado un fuerte resentimiento en la población que va a ser difícil de ser olvidado; y esperemos que así sea, pues hay tristes evidencias de amnesia colectiva política como lo podemos ver a lo largo de nuestra historia electoral. En cuanto al panorama sanitario, no deja de causar grandes temores. Se habla de una segunda ola, mientras muchos ciudadanos se vuelcan a las calles para satisfacer sus ansias de consumo o para disipar las tensiones vividas en nuestro forzado encierro. Mucha gente clama por libertades individuales y exigen libre circulación. Tras la amarga experiencia que vivimos entre los meses de junio a septiembre nos debería invitar a la reflexión y no convertirnos en portadores de la desgracia para sus familiares o para uno mismo.

En este complicado escenario, surgen acciones desatinadas que obedecen a un prurito proselitista más que el bien cívico. De haber pensado en este último, no nos veríamos en la estresante situación que ahora estamos viviendo: mientras cientos de ciudadanos reclaman el asfaltado de calles que fueron abandonadas por la gestión edil (otro caos que raya con la hilaridad), se abocan a romper otras sin haber generado rutas alternativas y causando molestias en momentos como estos. El desatino cunde por la ciudad que pareciera ser golpeada por diversas plagas, muchas de ellas evitables si hubiera la coordinación correcta, el criterio técnico más que el político, una visión más global de la ciudad y una comunicación más efectiva; realidades bastante escasas por las evidencias que estamos sufriendo.

Si todo esto obedece como parte de una campaña electoral de un debilitado líder identificado como mendaz y traicionero, dudo que la población se sienta agradecida por esto. Salvo que el lema “Sufre, peruano, sufre” sea parte de nuestra compleja identidad.

domingo, 6 de diciembre de 2020

DESANGRÁNDONOS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 06 DICIEMBRE)

Bicentenario doloroso. Sangriento. Polarizado. Las marchas que salieron a las calles para protestar contra la intención golpista salen a las carreteras para reclamar saldos pendientes en diversas partes de nuestro vasto territorio. La falta de claros interlocutores para tratar los problemas, los más de índole agrario, es un necesario pendiente a resolver para evitar esta situación extremadamente grave por las fisuras que se están abriendo en nuestra sociedad. Los hechos de violencia no son una eclosión surgida de la nada. Es una suma de silencios, errores y ausencias que comienzan a estallar en momentos duros como los que estamos pasando en todo el país. Tras la dura pandemia que abatió a muchos peruanos, la crisis económica que trata de ser menguada por ciudadanos trabajadores; a todo esto, se suma la indiferencia de las elites de poder que no han sintonizado con los problemas que hay en todo el territorio. Se identifican más de doscientos conflictos latentes en los que encontramos los laborales, ecológicos o medioambientales, políticos. La Defensoría del Pueblo ofrece un mapa interactivo (https://www.defensoria.gob.pe/mapa-de-conflictos-sociales/) en el que se muestra una realidad latente que pueda estallar en cualquier. Pero, dicho documento virtual, actualizado a octubre de este año, debe de agregar estos nuevos escenarios.

Además de estos datos disponibles para todos y los que deberían de ser revisados permanentemente por las personas interesadas, la observación directa viene sobre los responsables políticos de cada región en las que hay estos conflictos. La falta de información por parte de los partidos políticos y sus representantes (gobiernos regionales o congresistas) es lamentable. En cuanto a los congresistas, es bueno recordar dos de sus funciones: “[..] se debe a todos los peruanos, por lo que debe escuchar sus demandas” y “A través del debate consigue acuerdos con el resto de sus colegas para proponer, revisar y aprobar leyes que beneficien a todos los peruanos”. Veamos si es válido en los 130 congresistas (7 por La Libertad) que representan a más de treinta millones de peruanos. Hemos visto su triste y decepcionante accionar en el anterior y actual Congreso, el cual reúne gente cuyo interés dista de las verdaderas funciones. La derogación de la Ley Agraria ha sido un acto más por la reacción social que por otra capacidad de encontrar soluciones consensuadas a los problemas álgidos dejándonos sin marcos legales. Su labor se ha centrado más en crear zozobra y protegerse entre ellos (hasta ahora siguen cubiertos Edgar Alarcón y Humberto Acuña) que en actuar por el bien de la sociedad. Muchos de ellos residentes en Lima por años, se lanzan a postular por regiones cuya realidad desconocen. En el caso de nuestros legisladores, ¿habrán percibido antes el malestar de los trabajadores agrarios o ahora se suben a la ola con el fin de quedar bien ante ellos? Estamos aprendiendo a golpes.