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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

martes, 31 de agosto de 2010

MEXICO EN CANNES

Que el Festival de Cannes es el más democrático del mundo, nadie lo duda; que ha logrado mostrar las mejores cinematografías del orbe en su momento, todo el mundo lo certifica. Cannes ha sido el espacio más abierto a todas las propuestas del séptimo arte de todos los tiempos. América Latina estuvo presente desde un principio, sobre todo las grandes cinematografías como la argentina, brasileña y la mexicana. Ésta, desde un principio, estuvo presente en las primeras Palmas (llamada entonces GRAND PRIX) con el film MARÍA CANDELARIA de Emilio “El Indio” Fernández; éste recibió otro premio en 1949 en la categoría de composición musical por PUEBLERINA. En 1951, sube al podio de ganadores Luis Buñuel como Mejor Director con su obra LOS OLVIDADOS. Aunque hecha por capitales norteamericanos y con actores y directores de esa nacionalidad, VIVA ZAPATA recibe el premio por la mejor interpretación masculina, la cual recae en Marlon Brando (1952). Nuevamente Emilio Fernández recibe un galardón por su mejor narración en imágenes por el film LA RED en 1953. Buñuel gana el Premio Internacional con NAZARIN en 1959 así como el Premio de la Crítica Internacional con EL ÁNGEL EXTERMINADOR en 1962. Ya el 1961, había recibido la Palma de Oro por su film VIRIDIANA. Prácticamente el cine mexicano “desaparece” de los podios de este festival, pero su presencia era permanente. El ascenso de Carlos Reygadas como ganador del Gran Premio del Jurado en 2007 con su obra LUZ SILENCIOSA hizo que México vuelva a la palestra del celuloide. El año anterior, otro “enfant terrible” había recibido el Premio a la Mejor Dirección: Alejandro González Iñárritu por su film BABEL. Otro premio fue para el guionista Guillermo Arriaga por el film LOS TRES ENTIERROS DE MELQUIADES ESTRADA.
De la calidad de la actual producción mexicana, se estima que habrá más premios en ciernes como así lo demuestra el reciente film ganador en la modalidad de Cámara de Oro, AÑO BISIESTO de Michael Rowe. Pero hay que destacar la gran competencia con cinematografías que hasta una década pasada eran poco pensables de ser difundidas y vistas en estas latitudes como el cine rumano, uzbeko, chino, coreano y el reciente boom del cine tailandés. Pero en el espíritu de la grandeza del cine como arte, que Cannes sea siempre una fiesta.


VIRIDIANA LUIS BUÑUEL 1961 Quizá uno de los filmes más irreverentes de Buñuel, muy censurado por la curia romana y que disgustó a todas las autoridades eclesiásticas de los países en los que se proyectó esta polémica película, hace escarnio de la actitud pacata e hipócrita de las personas que dicen ser religiosas, pero en sus vidas actúan de otra manera; hay una escena que toma como marco de referencia la Última Cena y están protagonizada por un grupo de desalmados mendigos, delincuentes y prostitutas; esta es precisamente la escena que irritó a Roma y por la que nuestro director se enfrentó a la iglesia. Pero Cannes también desafió a la iglesia en 1961, puesto que el año anterior había entregado las Palmas a otra desafiante película como lo fue La Dolce Vita de Federico Fellini. Pero por esos años se venía venir un aggiornamento de la iglesia que tuvo su más alta manifestación en el Concilio Vaticano convocado por Juan XXIII. Eran otros tiempos.

SANGRE AMAT ESCALANTE 2008 Fue la ganadora del premio principal en la categoría UN CERTAIN REGARD (Una cierta mirada o perspectiva), premio que fue otorgado a los directores del film peruano OCTUBRE, los hermanos Vega. Esta categoría se introdujo en 1998 con el fin de promover la producción de jóvenes talentos y que, además, tienen un apoyo económico para iniciar su distribución en Francia y en varios países europeos. Algunas buenas películas sudamericanas han recibido el premio como la genial WHISKY de Uruguay. Este film es una historia oscura de pasión y crimen, odios y amores filiales truncos. Una pareja anodina, pero de intensa pasión carnal, se ve de pronto perturbada por la visita de la hija de él de su primer matrimonio. Los celos saltan y el desenlace es trágico. ¿La sangre llama a la sangre? Cuestión de perspectivas.

JAPÓN CARLOS REYGADAS 2002 Mención especial en la categoría Cámara de Oro (CAMÉRA D´OR) el 2002, es la ópera prima de este genial director (también autor de la polémica BATALLA EN EL CIELO y la bella LUZ SILENCIOSA). Un hombre que se prepara para morir decide dejar la gran ciudad (México) e irse a la vastedad de un lugar solitario y árido de un cañón. Se aloja en la casa humilde de una viuda y es a través de esta experiencia que el hombre va descubriendo cosas íntimas de sus sentimientos y necesidades, de sus odios y frustraciones hasta su posibilidad de amar y querer vivir. El paisaje juega un papel importante y, como en LUZ SILENCIOSA, da un toque envolvente y transformador de todo aquel o aquella que se encuentra ahí, en su seno.

EL VIOLÍN FRANCISCO VARGAS 2007 un film grabado como si fuese un documental en blanco y negro nos muestra una triste y violenta historia de marginados y desterrados. Trata sobre un viejo que se encuentra entre militares y guerrilleros en una sociedad marcada por la pobreza y la violencia represiva de las fuerzas “del orden”. Podría ser Chiapas, pero puede ser cualquier sociedad andina de nuestros países o en las que haya demasiada y marcadas diferencias sociales. En momentos como estos, en los que comunidades selváticas en nuestra selva se levantan, este film adquiere cierta dimensión en la contextualización respectiva. Muchos critican su clara alusión política, pero en filmes como éstos es bastante difícil asumir un rol neutral. Este film también recibió el premio UN CERTAIN REGARD.

viernes, 20 de agosto de 2010

MÉXICO ACTUAL: DIVERSAS PERSPECTIVAS EN SU CINE

Indudablemente las cinematografías latinoamericanas han tenido un crecimiento bastante dispar a lo largo de su carrera. Durante el periodo mudo, Latinoamericana tenía una producción más o menos regular, casi todos los países tenían una producción regular. En el caso peruano, no sólo Lima hacía largos y cortos, sino que muchas partes del país como Cuzco, zona que vivía en auge del indigenismo vieron un significativo desarrollo del cine como una nueva búsqueda comunicativa y artística de los peruanos de entonces. Producciones significativas se desarrollaron en otras partes de nuestro vasto continente, algunas de las cuales fueron extinguiéndose por diversas razones, siendo la económica en la mayoría de casos. En Perú, Bolivia, Chile, Colombia, en casi todas las naciones sudamericanas se estaba gestando una serie de cinematografías, cuyos temas principales son los de amor, aventuras e históricas. El surgimiento del sonoro, el desarrollo técnico y las guerras mundiales fueron causando estragos en estas industrias incipientes, algunas de las cuales eran bastante artesanales.


El recientemente fallecido Carlos Monsiváis, agudo crítico de la sociedad mexicana, había escrito diversos ensayos sobre los arquetipos cinematográficos de la Edad de Oro mexicana, los años 50. Personajes como Cantinflas, Jorge Negrete, Miguel Aceves Mejía, María Félix y Dolores del Río habían estandarizado en cierta manera el mundo de personajes para ser llevados a la pantalla. En realidad, cada uno de los personajes, salvo algunas direcciones y filmes notables, obedecía a variables de los prototipos como bien los había descrito Monsiváis en su ensayo NO TE MUEVAS, PAISAJE.

Indudablemente que los años 60 y 70, sobre todo, le pasaron factura a esta cinematografía. Graves problemas sociales que estallaron en los 60 eclosionaron en la famosa matanza de Tlatelolco que empañaron el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz y las famosas Olimpiadas de las alturas (ya que por primera vez se hacía en una ciudad más allá de los 2 mil metros s.n.m.). La violencia desatada desnudó una serie de problemas que yacían ocultos en una ciudad que sintetizaba el país entero. México ha sido un país que tuvo una sui-géneris continuidad gubernamental que llevó a grados altos de corrupción de violencia, caso Salinas de Gortari, o asesinatos de candidatos que querían una renovación del aparato estatal anquilosado (como el caso de Luis Donaldo Colosio).

El famoso NAFTA de América del Norte trajo duras consecuencias en la economía mexicana que tuvo sus terribles secuelas en los famosos “efectos” de los años 90, como cerrando el siglo XX. Como el efecto SAMBA, VODKA, DRAGÓN, cayó sobre México el nefasto efecto TEQUILA, que arrasó con los ahorros de la gente de clase media; era 1993. Al año siguiente estalla Chiapas, y el Comandante Marcos y sus rebeldes son temas del arte mexicano de entonces. Con la subida de Vicente Fox y la derechización de la sociedad mexicana surgieron nuevos problemas, tan graves como la violencia estructural que se vive actualmente, producto del narcotráfico, debido a la desgracia de tener vecino a México al mercado de la droga más grande del mundo: EEUU. La violencia se ha enraizado lamentablemente en zonas limítrofes y en las grandes ciudades del país.

Así pues, el actual presidente de México, Felipe Calderón, ha subido al gobierno rodeado de violencia y con algunos visos de fraude en contra de su rival de la izquierda, Manuel López Obrador. La sociedad mexicana dista mucho de la sociedad de los 50. Una de las ciudades más grandes del mundo (DF.), un país que sufrió una fuerte debacle con el gran fraude del 2008, y los conflictos de droga que carcome las ciudades fronterizas han hecho de México una nación de extremos. Su arte lo refleja. Su cinematografía lo grafica permanentemente.

En un interesante artículo llamado Roads to the South de Alex Cox en la revista Film Comment (diciembre 1995), él comenta que la visión de México había sido (para él) a través de directores norteamericanos (como Sam Peckinpah o John Huston) o directores extranjeros que residían en México, caso Buñuel. Cox hace un recuento de las que serían las diez mejores películas de esta cinematografía hasta los 90, con una sesuda reflexión y análisis de las mismas. En los 40 el eximio fotógrafo Gabriel Figueroa hizo un genial trabajo sobre todo en los trabajos de Emilio el Indio Fernández. El cine mexicano se vio bastante amenazado por el tratado NAFTA, ya que dicho tratado se oponía a cualquier tipo de ayuda gubernamental. La ambición de Hollywood fue opuesta por un puñado de directores y gente de cine creativos. Algunos cineastas como Arturo Ripstein aparecieron con cierta frecuencia en las pantallas mexicanas ampliamente dominadas por el cine gringo. Los filmes como EL CASTILLO DE LA PUREZA, LA REINA DE LA NOCHE y PRINCIPIO Y FIN estuvieron sólidamente en cartelera. En los 80 y los 90 surgen otros como Luis Alcoriza, Jaime Humberto Hermosillo, Nicolás Echevarría y directoras como María Novaro y Marcela Fernández. No se puede dejar de nombrar a Paul Leduc, quien hizo un verdadero retrato de Frida Kahlo y no el bodrio hollywoodense que vimos hace unos años. Hollywood siempre ha encontrado alguna que otra oportunidad como bien lo comentó Jaime Costa en la revista Cinemateca de julio 1982. En su interesante artículo hace un recuento de los tres grandes países que son “retocados” por Hollywood: Brasil. Argentina y, sobre todo, México.

En la actualidad hay grandes directores, muchos ligados a la cinematografía mundial como Alejandro González Iñárruti y su éxito Amores Perros; Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón y el sorprendente Carlos Reygadas (Luz Silenciosa y Batalla en el Cielo, la primera una obra maestra). Esta internacionalización y la conversión de muchos actores y gente de cine en gente del mundillo y del jet-set, ha hecho que distraigamos nuestra atención por la cinematografía que, como la argentina, está permanentemente creando.

He aquí esta breve muestra de cuatro filmes de diversas décadas que tienen mucho qué decir de su sociedad a su manera, sea la comedia, el drama o la tragedia (pero no “a la mexicana”, mismo melodramón de los años 40)


EL APANDO FELIPE CAZALS 1976 Un film bastante violento centrado en tres personajes, adictos a las drogas; un par de ellos induce a su tercer compañero para que su madre sea la que introduzca dichas drogas en el penal y para eso lo hace en sus genitales. Hay escenas muy violentas y de intensa carga erótica, de relaciones lésbicas, que aún hoy causan repulsión. Pero esta triste historia es el retrato del submundo en el cual muchas personas se sumergen y que terminan por denigrarse para lograr sus objetivos.

TEMPORADA DE PATOS FERNANDO EIMBCKE 2005 Esta es una ligera comedia de adolescentes capaces de enredarse en líos cuando están libres de todo control. Un par de amigos de la infancia se quedan solos y deciden hacer de las suyas; piden comida chatarra y se encierran a jugar los juegos virtuales y de pronto se quedan sin luz: pero de ahí surgen nuevos problemas para un chiquillo del mundo moderno.

MORIRSE EN DOMINGO DANIEL GRUENER 2006 Esta es una ácida comedia que muestra todas las aristas de la sociedad a través de un sobrino tonto e incapaz que cae en las garras de un embalsamador corrupto metido en una serie de líos legales; la hija del embalsamador se enamora del mequetrefe mientras el cadáver del tío va rodando de un lado para otro en las situaciones más absurdas como puede presentarse una comedia de humor bastante negro.

UN MUNDO RARO ARMANDO CASAS 2001 ¿Raptos? Hay muchos y nuestra sociedad no escapa de eso. Pero raptar a un famoso personaje de la televisión genera toda una situación hilarante en la que se mezcla el famoso síndrome de Estocolmo con el afán de querer convertirse uno en estrella de TV. Las situaciones tensas como ridículas se suceden a lo largo del film, sea por el afán de obtener la mayor ganancia de la víctima como la gran oportunidad de que este personaje te abra las puertas al estrellato. Para la sociedad peruana, hay muchísimos parecidos.

UNA PREGUNTITA, a propósito de Lori Berenson

Muchos peruanos están felices por el retorno a prisión de Lori Berenson, ¿habrá muchos más cuando Químper, León Alegría, Crousillat y otros muchos de la farándula delincuencial estén en prisión?
Es extraño que aún no se haya hallado a los gruesos delincuentes o que la efectiva justicia no envíe a la cárcel a los archiconocidos estafadores. Espero que AGP, así como mostró su indignación por la liberación del tipejo que quemó la cara y parte del cuerpo a su conviviente, ojalá salga en los medios nuevamente indignado por la ineficiencia (?) de las fuerzas de orden para capturar a tan cínico personaje como lo es el mediático Crousillat. Pero...me estaba olvidando de los personajes del APRA Omar Quezada y Del Castillo, de quienes ya nos hemos olvidado.
Hace un par de semanas mucha gente hacía burlas, mofas y escarnios sobre la elección de Hilaria Supa a la Presidencia de la Comisión de Educación del Congreso. León Trahtenberg escribió un artículo en Perú 21 que destempló a todos aquellos congresistas que reaccionaron de la manera más indigna cuando todos sabemos el talante de muchos ellos y que tienen la caradura de no sonrojarse para conformar las comisiones gordas (hasta la de Ética, la más vapuleada de las palabras humanísticas en esa cueva de buitres). Otorongo no come otorongo. 
Con una memoria así y una indiferencia de la sociedad civil apabullada por una economía de mercado que nos vende la ilusión de desarrollo (para algunos), AGP sale ganador de nuestra risible democracia en 2015. Tenemos lo que merecemos.

jueves, 5 de agosto de 2010

CAJABAMBA, HASTA UNA PRÓXIMA VEZ

Al día siguiente de tan extenuante jornada, nos levantamos con muchos bríos y mucha hambre. Nuestros músculos aún sufrían los embates del día anterior y una sed de caballo nos movilizó temprano de nuestras camas. Aunque estábamos en la sierra, a unos 2,850 metros de altura, Gloriabamba (así dicen que la nombró Bolívar en su estancia en esta pequeña pero linda ciudad) tiene un clima benigno y una geografía no tan tortuosa como muchas de las ciudades de la sierra tienen. Con el sol radiante serrano, salimos a tomar desayuno. La principal falencia de la ciudad está en los servicios de cualquier tipo. Fuimos a un restaurante cercano y estuvo cerrado. Nos fuimos al que el día anterior habíamos tomado desayuno, cerrado; preguntamos a varias personas por jugos, todos indicaban al mercado. Nosotros teníamos nuestras objeciones y prejuicios. De pronto pasamos por una farmacia y pedí ser curado de mis ampollas, la ceremonia se hizo y procedieron a limpiarlas. Gajes del oficio. Mientras me curaban, afuera en la vía peatonal se llevaba a cabo el concurso de pintura para niños. Este concurso, que va en su segunda versión, tiene jugoso premios y ha hecho que diversos pintores del país hayan llegado desde lugares como Cuzco, Arequipa, Puno y otros más. Vi algunas caras conocidas, todos cargando sus caballetes para ir buscando los mejores ángulos de la ciudad. En cierta manera, Cajabamba es una ciudad fotogénica y pictóricamente "retratable". Lo que sí me dio pena fue el hecho que este concurso es un velado homenaje a José Sabogal y su casa que se encuentra no lejos de la plaza de armas está muy mal tenida.
Luego de la cura, fuimos al mercado. Habíamos descubierto una tienda de quesos y una ricas y vigorizantes barritas de ajonjolí. A pelo. Compramos buena fruta en el mercado, a un precio increíble (manzanas, limas, mandarinas). Es una pena que nuestro país tenga un índice tan pobre de consumo de frutas, sobre todo en la sierra, siendo una zona tan rica y variada de producción de la misma.
Nos habíamos encontrado con Claudia Morales, una ex alumna mía en las calles (ya habíamos hablado por teléfono) y le preguntamos por un restaurante "decente". Por fin hallamos uno, Mixturas, creado por una pareja de jóvenes que habían vivido en diversos lugares y que han querido hacer un lugar simpático. Y lo han logrado. Pedimos otros jugos más y algo para reponer las fuerzas perdidas el día anterior. Íbamos de caminata otra vez.
Claudia había hecho contacto con una simpática señora, Cila, con la cual hicimos un arreglo de ir a Ponte (lago y cascadas) y Cauday. Además íbamos a parar en un mirador en el camino.  La caminata fue menos complicada que la del día anterior. El lugar es muy bonito y es el lugar de esparcimiento de los cajabambinos (que por cierto recibía varias visitas). Las cataratas son pequeñas y en esta parte del año no son tan impresionantes como lo suelen ser en temporadas de lluvia. Pero el problema en esos meses es la accesibilidad. Trepamos la catarata, como gatos o reptiles, le sacamos "garras" a nuestros zapatos. Genial.
Al momento de retirarnos, iba llegando más gente, entre ella ya había un pequeño grupo de personas que parecían chamanes. En nuestra ruta a Cauday vimos, desde un parador, la belleza de este valle, el de Condebamba, el que deslumbró a Bolívar. Se ven varios pisos ecológicos y es la razón por la cual había decidido regresar años después.

























Cauday es una pequeña ciudad ya cerca de Cajabamba. Ganadera y agrícola, concentra un puñado de casas silenciosas en torno a una amplia plaza de armas con gallardetes (como el de Huamachuco, es usanza de la zona), portando una inmensa bandera con franjas horizontales (no verticales) en algunas de las cuales tiene como escudo a una virgen patrona de la ciudad o región. En realidad, esta zona tiene una fuerte identidad que muy pocas veces nos hemos acercado para entenderla. La conexión con Huamachuco es clara, ya que eran pueblos prehispánicos de una misma etnia, pero guerreros entre sí. Cajabamba tiene más ricos valles por ser más baja que Huamachuco, lo que le permite mayor diversidad agrícola.

El paseo concluyó con un almuerzo en el Mixtura y luego para "asentar" el almuerzo nos fuimos a conocer el rincón de los suicidas o algo así, que es una suerte de peñón del cual se tiene una bella vista de quebradas y a lo lejos el valle de Condebamba. Estábamos cansados, así que fuimos a hacer una larga siesta hasta la noche. Nos perdimos charlas sobre la pintura, pero preferí oír a mi almohada.
La última noche decidimos comer rico y brindar con vino. Fue una amena charla y en cierta manera un resumen de lo vivido en las dos jornadas.
El último día, viernes 30, salíamos a Trujillo a la 1 p.m. Un buen desayuno - almuerzo. Gustavo se fue a una cabina internet a solucionar un problema de trabajo; por mi parte fui a tomar fotos a la ciudad, a sus calles, sus casas (algunas bellas), a la ciudad de clases que se ven bastante marcadas; de la plaza "hacia arriba", se ve una ciudad con casas grandes, de escudos. Hacia abajo, un barrio más pobre. En la actualidad esto ha ido cambiando y hay un poco más de dinamismo. Pero algo queda.
Fue un grato descubrimiento, pese a las vicisitudes pasadas, a los problemas que sus servicios generan, a los respetos por los tiempos pactados, a una serie de detalles que quedan por mejorar; pese a todo, la visita fue toda una rica experiencia, un buen baño de aventura y un recargue emocional para continuar con el trabajo y zambullirte en la fría ciudad de Trujillo.

miércoles, 4 de agosto de 2010

CAJABAMBA (2)

Una vez terminado nuestro almuerzo en el Fonseca cajabambino, y premunidos por la extensa información que el dueño del lugar nos dio de su ciudad y región, nos fuimos a un terminal cercano al restaurante a negociar con taxista para que nos lleve a algunos de los sitios propuestos. Al final de la negociación, quedamos en ir a las cascadas de Cochecorral. Partimos hacia el lugar que no muy cercano que digamos, no por la distancia, sino por la subida que tuvo que emprender el taxi. Habíamos llegado a las 5 de la mañana y a las 3 y media de la tarde estábamos ascendiendo hasta una altura de 3,300 metros. El paisaje es una belleza y hay un bosque, el cual atravesamos. Pero el bosque sufre una tala permanente, espero que haya una permanente reforestación. Llegamos a una suerte de recodo en la ruta y el taxista decidió no acompañarnos aduciendo cuidar su auto. Desde ahí empezaron los problemas. Atravesamos el ralo bosque y un par de carteles nos indicaba la ruta (?) a las cascadas. El descenso fue un poco penoso, ya que era una trocha cubierta con vegetación y más de una vez nos extraviamos y teníamos que regresar por el camino andado para ver otro sendero. Así, un poco errantes, llegamos al camino real, camino que habíamos divisado desde la altura y por el cual habíamos visto a varios campesinos caminando. Ya por el camino real comenzó una penosa escalada para llegar a dichas cascadas; el tiempo discurría y yo sentía mi corazón batir cada vez más intensamente a causa de la altura. Casi una hora y cuarto después llegamos al sitio con un agotamiento infinito. Allí hicimos una buena pausa de un cuarto de hora para iniciar el retorno. Sugerí ir por el Camino Real para tener una ruta más llana y menos accidentada. Caía la noche. El Camino Real seguía su propia ruta y ésta no se topaba con la carretera. Perdimos a nuestro taxi y entramos en un poco de ansiedad, puesto que la noche caía rápidamente. Pronto vimos luciérnagas en la penumbra y éstas surgían de todas partes. Algunos perros aullaban y divisábamos a lo lejos a la ciudad de Cajabamba. Pero la ruta se tornó tortuosa, empedrada de guijarros de todo tamaño que comenzaron a molestar a mis pies. La soledad era nuestra compañera, ya que no divisábamos a nadie en la ruta; algunas chozas parecían abandonadas, llamábamos a sus ocupantes para tener información y el silencio o un perro nos respondían. De pronto, nos encontramos con un campesino a quien le preguntamos sobre la carretera, él nos dijo que se hallaba muy cerca; cierto era, veinte pasos más y ahí estaba. Como había luna llena se podía distinguir algo. de repente un grito en la oscuridad: otro campesino borracho salía de una casa con su esposa cargándolo y sus pequeños hijos; al ver Gustavo a los niños, éste pensó en duendes; a esas alturas del camino, nuestro pensamiento mágico brotaba por doquier. Ya casi llegando a la ciudad, en los suburbios ya algunos postes de alumbrado nos indicaban algo el camino. Pero aún faltaba llegar a la ciudad en sí y varios tramos aún permanecían oscuros. 
En realidad, más temor sentía yo de las cercanías de la ciudad que del bosque en sí: los vivos son peores que los muertos a no dudar. Y así lentamente nos fuimos acercando más a la ciudad. Si antes no nos habíamos percatado de nuestro cansancio, ya en Cajabamba las caminata de cuatro horas y media nos pasó la factura: yo tenía dos grandes ampollas en la planta de mis pies y ambos estábamos tan cansados que cuando llegamos a nuestro hotel (Premier) sólo decidimos dormir y postegar la cena para el día siguiente.
La irresponsabilidad de todos (nosotros y el taxista) pudo haber llegado a situaciones mayores; felizmente no fue así y llegamos a buen recaudo.
Cajabamba siempre tiene sus riesgos, pese a los años transcurridos.

REENCUENTRO CON CAJABAMBA (1)

Luego de 27 años, vuelvo a una de las zonas que más me impresionó en mi primera visita, no sólo por la belleza de lugar que hallamos Miguel Jaramillo y yo un julio de 1983, sino por la serie de peripecias que nos tocó vivir en ese entonces. Pensé que muchas cosas habían cambiado, pero cada viaje es siempre una caja de sorpresas que nunca dejan de estallarte en la cara para alegría muchas veces, para preocupación otras tantas.
El primer viaje fue hecho con nuestro gran espíritu aventurero y una gran dosis de flexibilidad, habida cuenta que los servicios a la sierra eran (y en la actualidad, en muchas ocasiones, sigue siendo) de pésima calidad. La atención es bastante mala y la vida de uno está permanentemente expuesta al peligro, fuera de la calidad de servicios, como los higiénicos, que te hacen abstenerte de usarlos: no comes, no bebes, no usas los baños; una larga implosión corporal hasta llegar a algún baño decente. Además, en 1983, para julio se habían calmado los duros embates de lo que fue ese terrible fenómeno del Niño que agarró a todos los peruanos desprevenidos, haciendo colapsar casi toda la infraestructura vial norteña, así como la economía de ciudades y hogares de miles de peruanos ante la incapacidad del gobierno de entonces. Sabíamos que la carretera estaba afectada; pero nuestra terquedad aventurera pudo más y salimos en un bus, cuyo terminal se hallaba en la calle Unión, cerca del negocio de mi padre. Premunidos de un maletín comenzamos este periplo que nos llevaría a Cajabamba y, luego, a Cajamarca.
























   Subidos al bus, empezó la aventura. Citados a las 2 de la tarde, el bus salió a las 3. El bus era para unas 30 personas. Cuando llegamos a Huamachuco, en el bus iban unas cien  aproximadamente. Había personas paradas en el pasadizo, apretujadas unas contra otras y esto les permitía dormir con confianza, ya que no iban a caer durante su sueño. Iban varias personas más en el techo y, a pesar del cerrado frío serrano, vi a por lo menos un par de señoras campesinas bajar con hijos en brazos de las alturas. En la ruta de retorno que hicimos esta vez por la tarde vi varios camiones cargando a personas y entre ellas a mujeres con bebes de pecho exponiéndose a todo riesgo. La vida en nuestra sociedad no vale nada; eres equiparable a una cabeza de ganado, o bultos de maíz o papas.

Nuestro actual bus era más grande (un bus-camión) con ciertas comodidades: un bus cama. Nuestros asientos daban a una ventana cuyo picaporte estaba roto: menudo problema. Decidimos cambiarnos de sitio a los asientos laterales. Una vez ahí, a la controladora le increpamos la calidad de bus en el que íbamos; esta reacción nos permitió ir en nuestros nuevos asientos. Atrás de nuestros asientos iba una señora con dos pequeños hijos, uno de ellos terminó defecando, puesto que no había baño alguno y el niño no exigió atención previa alguna. Bueno, nos fuimos con hedores hasta Cajabamba. Ni modo. Tras un par de horas, con nuestro olfato ya saturado, tenté dormir y lo logré. Desperté un par de horas más tarde, casi llegando a la ciudad de Huamachuco, donde el bus hace una de las paradas de rigor. Había una luna llena espledorosa y eso me permitía ver ciertas siluetas del paisaje.
Dejamos atrás Huamachuco y salimos rumbo a Cajabamba, iba con ciertas expectativas y no con algunos temores que a la larga se fueron convirtiendo en realidad. Días previos había buscado en internet información sobre Cajambamba y sus instalaciones hoteleras. Cuando hice la búsqueda, obtuve pocos datos y los que obtuve estaban totalmente desfasados. Recurrí a la Telefónica y fue peor, algunos datos telefónicos eran errados o no existían. Gracias al apoyo de amigos como Gilberth y César Alva, obtuvimos varios datos de hoteles, direcciones y teléfonos. Llamé a varios y los hoteles estaban llenos, había un evento del cual me iba a enterar después.

Llegamos allí a las 5 de la mañana y quedamos en la estación  del mercado; preguntamos por la plaza de armas y la gente, muy amable, nos indicó que quedaba a sólo 3 cuadras del lugar. Nuestro hotel escogido, La Posada, quedaba en plena plaza, así que nos pusimos en camino. Llevaba un morral que había comprado en Israel hace varios años (1988) y aún lo uso por práctico y resistente; puse sus asas entre los brazos y eso me da maniobrabilidad que no te la dan las maletas de mano y de ruedas. Así marchamos hacia la plaza, era 28 de julio, día patrio. La ciudad tenía varios cambios que la hicieron irreconocible de aquella que vi en mi primera visita. La plaza de armas tiene para mí un especial recuerdo: tras el largo de viaje que hicimos con Miguel Jaramillo en ese entonces (salimos a las 3 de la tarde y llegamos a las 11 de la mañana), decidimos comprar un par de botellas de vino para celebrar esa noche. Sentados en la plaza más o menos a las 9 de la noche, sin un alma, se nos acercó un policía y luego otro, nos pidieron nuestros documentos; luego de revisarlos, el primer policía nos indicó que como era zona roja, zona de Sendero Luminoso, lo que solían hacer era primero disparar y luego preguntar quién era o quiénes éramos. Decidimos irnos raudos a nuestro hotel. Ahora era diferente, había ya vivanderas de anticuchos y de desayunos al paso listas para el trajín del 28. Una de ellas nos indicó dónde estaba el hotel. Llegamos a él, tocamos la puerta y nos permitieron usar dos cuartos individuales hasta las 10 de la mañana que iban a desalojar nuestro cuarto doble. Cajabamba estaba celebrando el segundo Encuentro de Pintores en homenaje a José Sabogal, gran pintor indigenista y habían llegado más de 250 pintores de todo el país. Esa situación creó todo un desequilibrio que no habíamos previsto. Había llamado cuatro (4) veces a la administración del hotel dos días antes para asegurar nuestro cuarto y se nos dio una respuesta afirmativa. Una vez levantados, nos fuimos a tomar desayuno, una rica trucha rosada frita con papas sancochadas. Delicioso. Terminado este, nos fuimos a ver el asunto del hotel para ver qué íbamos a hacer, queríamos dejar nuestas cosas instaladas. Pero ¡Sorpresa!, como unos inquilinos previos no querían partir, nos dijeron que ya no teníamos cuarto. En el colmo de la desorganización, nos dijeron frescamente que teníamos que quedarnos en unos cuartos simples que costaban 15 soles a precio de 40 soles. Eso es lo que se llama el puro libre mercado. Felizmente hallamos otro hotel más amplio, con mejor vista, mejores instalaciones y nos mudamos ahí. 

Una vez instalados en el nuevo hotel, nos pegamos una ducha con agua caliente y nos fuimos a comer. El lugar era Fonseca, lugar en el que íbamos a hallar la información pertinente para empezar nuestras aventuras por la ciudad.
Estas aventuras sí que nos iban a traer algunos problemas que teníamos que resolver imaginativamente. Cajabamba, 27 años después.