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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 26 de enero de 2020

DEMOCRACIA ENFERMA (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 26 DE ENERO)


Jueves 23 de enero, 7 de la mañana. Villa El Salvador. Un terrible accidente, uno solo, hace una radiografía violenta y cruda de la sociedad peruana. Un camión cisterna de la empresa Transgas hace explosión, luego de una imprudente maniobra que provoca la fuga de GLP (Gas Licuado de Petróleo), el cual se esparció por la zona. Este va a generar una dantesca llamarada que causó la muerte de 10 personas (hasta la fecha de redacción de este artículo) y más de cincuenta heridos, muchos de ellos con graves quemaduras. El accidente es la suma de todos los errores humanos posibles: la mala calidad de las calles de la zona; la circulación de un camión no autorizado que ya había tenido un accidente en 2018 y había sido observado técnicamente; el chofer de la empresa tenía en su haber ¡83 papeletas!; la empresa no tenía licencia de funcionamiento, ni permiso de Defensa Civil; la escasa educación cívica para casos como estos que, aunque no frecuentes. Es, pues, la suma de la informalidad de la cultura peruana en todos sus niveles: empresarial, laboral, político, educativo; y una que nos engloba: cultural. Es esa predisposición a la mediocridad, facilismo y falta de respeto por todo (incluido, por uno mismo) la que ha salido a relucir ese día en este lamentable siniestro. Algunos destellos en nuestra oscura situación: un niño tratando de salvar a su mascota y una respuesta masiva de la población para donar sangre para las víctimas. Notable.
Viernes 24. Se realiza la captura de Juan Sotomayor, líder del partido Vamos Perú, nos muestra el grado de informalidad que cunde en todos los estratos de la ciudadanía peruana. Este político de cuestionado pasado intentó la Presidencia de su Región, Callao, pero fue denegado, tal vez una forma para seguir evadiendo la justicia; pero, esta vez ella ya llegó para ponerlo en vereda. Su gestión como burgomaestre ha estado plagada de muchos escándalos de corrupción y se lo identifica, nada más y nada menos, como cabecilla de una organización dedicada al cobro de trabajadores fantasmas.
Domingo 26. Hoy es una fecha crucial para dar pasos hacia adelante o retroceder a la misma situación del Congreso anterior. Construir o destruir. Crear fe en el futuro o ensombrecer más el panorama de un país que ha ido caminando estos últimos años a trompicones. La informalidad ha permitido que las listas estén plagadas de personas reñidas con ley. Buscan la impunidad que otorga la inmunidad parlamentaria. Quieren evadir la ley. Hay muchos que apuestan a esa cultura que ha permitido que diez personas hayan muerto en Villa El Salvador. Nos quieren convertir en sus cómplices. Y eso que no se ha tocado otro tema espinoso: el narcotráfico que ha sembrado sus aliados en todas las capas de la sociedad peruana.
Hay que ser conscientes que estas elecciones están marcadas por la incertidumbre. Como nunca, los electores hemos estado viendo las hojas de vida de los candidatos. Duro aprendizaje para no olvidar de ahora en adelante.

domingo, 6 de octubre de 2019

SEGUIR ADELANTE (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 06 DE OCTUBRE)

Hechos consumados. Lunes 30 de setiembre, Salvador del Solar se dirige al Congreso a solicitar la Cuestión de Confianza para evitar la elección irregular de diversos candidatos cuestionado para el TC. Su accidentada presentación, en medio de actos de lumpen proceder por parte de algunos congresistas, obliga al presidente Vizcarra a cerrar uno de los congresos más cuestionados, impopulares y gestor de muchos actos contra la fe pública. Tras su obligada y necesaria decisión (en realidad, no quedaba otra), muchos personajes pusieron el grito al cielo entre políticos, comunicadores y empresarios (un ejemplo, la CONFIEP); pero el sentir de muchos peruanos es otro, sobre todo entre los jóvenes hastiados del triste y ridículo espectáculo que han presenciado en los últimos años entre ambos poderes del Estado (Legislativo y Ejecutivo) y las escandalosas evidencias de corrupción en el tercer Poder, el Judicial. No debemos de olvidar que toda esta lamentable situación que estamos viviendo surge por la obligada lucha contra la corrupción que ha hecho que tengamos a un expresidente prófugo, otro decidió suicidarse y los otros han pasado por la cárcel o tienen arresto domiciliario. La lideresa de otro partido político está en prisión preventiva y es bastante posible que los nuevos informes de los Codinomes pongan contra las cuerdas a muchos excongresistas (a estas alturas) por diversas razones. Este es el panorama de la política en nuestro país.
Esta realidad es la que ven millones de jóvenes y niños todos los días, la que se comenta en los medios de comunicación, en los lugares públicos e incluso en los hogares de toda condición social. Esta está alimentando en ellos su escepticismo o, en el peor de los casos, un cinismo nocivo entre las nuevas capas sociales del tejido ciudadano peruano. Es por esta razón que, si lo vemos desde esta perspectiva, lo que se está viviendo es un momento delicado para la psique social peruana: la impunidad o la ley. Si somos una sociedad que aspira a que sus hijos puedan crecer socialmente saludables, este es el punto de quiebre. De no dar los pasos correctos, hacemos que nuestro tejido social se resienta mucho más creando las condiciones para que jóvenes, hartos de la situación, no quieran participar en la necesaria política que toda sociedad debe de tener. Hay que quitarnos el prejuicio de pensar que el mundo político está diseñado solo para gente inescrupulosa que legitima sus actos delincuenciales a través de leyes y excepciones.  Nuestros errores y tirrias se los estamos transmitiendo a nuestros herederos.
Vienen grandes retos que son todo un desafío: mejorar obligatoriamente una educación cívica que comprometa más activamente a toda la ciudadanía; gracias a esta, muchas acciones impropias no prosperaron; y, por otro lado, sanear de una vez por todas, los partidos políticos para crear verdaderos cuadros efectivos con el fin de realizar actividad política partidaria en pro de la sociedad

domingo, 6 de mayo de 2018

ESCEPTICISMO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DOMINGO 06 DE MAYO) POBLACIÓN ELECTORAL UN POCO ENFERMA


Nuestro país no es un espacio para el aburrimiento. Todos los días, en el mundo político ocurren situaciones que pueden generar perturbación, molestia, hilaridad y, como ya va sucediendo en los últimos lustros, escepticismo. Esta actitud escéptica comenzó con la complacencia y complicidad aceptando a personajes cuestionados convertirse en dirigentes de nuestro país o de ciudades importantes. El lema “roba, pero hace obra” se volvió una suerte de eslogan que tipificaba nuestra complacencia con políticos de dudosa reputación, pero que recibían la anuencia popular a través de los votos. Un poco a lo “ya, pues, qué importa”. Esta complicidad pasiva de la población ha permitido que la corrupción crezca en desmedro de nosotros mismos. Sabido es que cualquier acto de corrupción tiene una repercusión negativa, mínima o de magnitud, que se evidencia en la lentitud de procesos en favor de un grupo o población, así como una escuela o un hospital menos. Quizá nuestro sentido de culpabilidad por haber otorgado un voto más a estos personajes hace que la sociedad calle en todos los sentidos.
Estamos presenciando un momento clave para la alicaída política peruana. El único líder importante que estaba en prisión preventiva, Ollanta Humala y su esposa, ha salido para seguir su proceso en libertad. La Justicia peruana se halla en la encrucijada de acelerar una imputación de lavado de activos que, por extensión, obligará a, de ser correcto, encerrar a otros líderes de la política peruana o regional, entre ellos, varios expresidentes. Sin embargo, Perú es el país de la magia y podría convertir sorpresivamente, de la noche a la mañana, un delito, en algo correcto, propio, saneado: de ser así, todos los personajes, incluso nuestro renunciante expresidente podría respirar tranquilo y solo tener “remordimiento de conciencia” el haber liberado a un criticado personaje como lo es Alberto Fujimori. De todo esto, los votantes somos testigos. De ser coherentes las observaciones hechas tipificadas como delitos, todos esos cuestionados personajes: Alan García (dos veces elegido), Alejandro Toledo, PPK, Ollanta Humala y la dos veces candidata Keiko Fujimori (todos fueron llevados o acercados al sillón presidencial, por nuestro voto); todos deberían de ir a prisión. Pero, Perú es país de posibilidades.
El Congreso, plagado de personajes altamente cuestionables, vinculados –muchos de ellos- con redes turbias de corrupción, ha sido “construido” por nuestros votos preferenciales. Estos han aprendido, por la indiferencia nuestra, a vivir a expensas de nosotros como avaladores de sus inconductas. Esta indiferencia viene de un socavamiento contundente desarrollado por la dupla Montesinos-Fujimori desde su primer gobierno. Destruyeron la vida política y creó una sociedad inerme, indiferente, banal (con ayuda de los medios) y hasta infantil, preocupada más por su álbum Panini o un mundial de fútbol, que por la realidad de su entorno social. Un mal que no se extingue; por el contrario, crece desmesuradamente.

domingo, 10 de abril de 2016

DÍA D (ARTÍCULO PUBLICADO EN EL DIARIO CORREO DOMINGO 10 DE ABRIL)

El día decisivo llegó. Casi veintitrés millones de peruanos, y entre ellos casi tres millones de nuevos votantes jóvenes, iremos a las urnas para escoger entre los diez candidatos que postulan a la Presidencia a aquel que nos gobernará por los siguientes cinco años, acompañado de sus vicepresidentes; y, además, a los 130 congresistas que conformarán el nuevo Congreso que legislará durante un lustro a la sociedad peruana. En este acto electoral, los peruanos delegaremos a 138 personas que nos representen, legislen, protejan, eduquen, cuiden nuestra salud, actúen racionalmente, defiendan nuestros intereses y el bien común, culturicen, protejan nuestro medio ambiente, respeten nuestras ideas, faciliten nuestros proyectos; todo bajo la perspectiva de lograr una sociedad más justa, integrada, inclusiva y dirigida hacia la felicidad.  Esas son las promesas que los cientos de candidatos han estado difundiendo en diferentes medios a una sociedad bastante vapuleada y desencantada de mensajes positivos que se lanzan al aire y que vienen de personas cargadas de un pesado pasado que debe de ser tomado en cuenta.
Desde el inicio de la democracia formal en nuestro país, hemos tenido diversos presidentes electos y de facto que han intentado propuestas y modelos para poder desarrollar nuestra sociedad. Hubo 59 presidentes (algunos interinos y de transición) desde que nuestro país se declaró independiente de España. Todos ellos ascendieron al poder, de manera legal o subrepticia, con la responsabilidad de gobernar a una sociedad que tiene grandes carencias y profundas diferencias. Una sociedad en la cual muchas formas de escepticismo e indiferencia han ido ganando terreno gracias a que las grandes necesidades básicas no han sido satisfechas o son de mala calidad; necesidades convertidas en  promesas de diversos gobernantes de turno, los cuales las olvidaron o postergaron una vez ya en el poder. Una sociedad que ha visto a sus instituciones políticas debilitarse por el carácter caudillista de sus líderes, la escasa educación cívica de la ciudadanía y la carencia mortificante de una ideología tras un partido político. Y estas elecciones se han visto agravadas por haber tenido poco espacio para discutir planes concretos de gobierno y sí para defenestrar al oponente y crear un clima de zozobra y pánico que nada bien le hace a nuestra sociedad.
Quien suba al sillón presidencial este 28 de julio tiene la obligada misión de trabajar para la sociedad, que apunte hacia el desarrollo y no solo el crecimiento, el cual ha deslumbrado a un grupo de peruanos por haber contemplado solo lo económico sin ver los demás rubros importantes como salud, educación, integridad y bienestar, y que alcance a la mayoría de peruanos. Sino, todo esto, como de costumbre, volverá a ser promesa electoral en cinco años.  La pobreza e ignorancia son fuentes inagotables de réditos políticos.


miércoles, 23 de febrero de 2011

ANGURRIA DE UNOS POCOS FRENTE AL BIEN COMÚN

Estamos siendo testigos de un evento que puede cambiar la imagen de una sociedad permanentemente golpeada por los caprichos de unos pocos a la de una sociedad cuyo bienestar general sea respetado por cada una de las personas que la integren. Lo que sucede en Lima es clave para que el ciudadano de a pie se sienta respaldado por sus autoridades frente a la prepotencia que suelen imprimir los grupos de poder sea éste económico, político, religioso o de cualquier índole.
La correcta decisión de sacar todo tipo de panel publicitario que entorpezca el normal fluir de una ciudad debe ser aplaudido por todos, ya que obedece a un principio no sólo de estética o de bienestar, sino a un principio de orden el cual todos los ciudadanos debemos respetar para poder convivir en armonía. Sabido es que este principio cívico no es respetado frecuentemente puesto que no ha sido aprendido por cada uno de nosotros a lo largo de nuestras vidas: lo que no se aprendió de niño, no se lo aprenderá de grande, parafraseando el refrán alemán. Es cierto, en un país caracterizado por hacer lo que uno con poder hace sin importarle a los demás ha sido nuestro ambiente educativo, y la historia en su forma oficial y/o popular nos lo demuestra. Lastimosamente los últimos representantes oficiales de los peruanos (llámese gobiernos) no han hecho nada más que corroborar esta suerte de ley tácita en nuestra sociedad. Montesinos y su gavilla. Toledo y su familia. Alan García y su clan. Cada uno con sus más que terribles muestras ante la sociedad de "el que puede, puede y hace lo que le da la gana". Desde la "hora Cabana" hasta Bagua y la corrupción del Poder Judicial, son diferentes grados de esa impunidad que hace de nuestro país una verdadera jungla en la que sobrevive el más fuerte, el que golpea más, el que suelta más billete, el que compra más periodistas, el que acapara más terrenos, el que hace lobbys más jugosos; en fin, la muestra es vasta e interesante, y nos dice mucho de nosotros como sociedad.
Pero, de pronto, una mujer quiere poner un poco de orden en su casa, en su Municipio. Y su decisión ha causado escozor a todos los políticos que veían nerviosos cómo sus líderes eran golpeados directa o indirectamente con el fenómeno Wikileaks. De pronto, les llegó la oportunidad para poder retomar la imagen ante el electorado para aparecer como luchadores de los intereses del pueblo, en este caso, "la libertad de expresarse". Eso dicen.
Los políticos que tenemos son personas que saben que su estabilidad económica personal depende del hecho de ganar un curul; eso les permite vivir cómodamente por otros 4 años, tener su casa en Lima, hacer sus negocios particulares (¿habrá alguno que no haya sacado provecho de su posición como congresistas, sea no pagando impuestos, reflotando sus empresas, beneficiándose de la compra barata de terrenos declarados como eriazos, creando universidades o sucursales de ellas, logrando prebendas, o un largo etcétera?). Esto es lo que está en juego en realidad. Un cartel menos es un puñado de votos menos en las ánforas. Quizá. En la memoria leve de los electores peruanos, quizá sea necesaria una recordación en una esquina de un parque, en el techo de una casa, en una avenida saturada de carteles. Quizá pueda recaudar tres o cuatro votos más, quizá.
Pero Susana Villarán ha actuado con sentido común. Si mi espacio está saturado, lleno de tantas cosas, procedo a limpiar y a arreglar. Y en el caso de la comuna, para eso existen marcos legales que defiendan a todos los que habitan ese espacio. Las leyes se hacen para velar el bien común (salvo las que a veces nos han sorprendido nuestros gobiernos, algunas con nombre propio). Si mal no recuerdo, durante el gobierno municipal anterior, hubo una idéntica acción que se procedió a limpiar una avenida de varios carteles publicitarios e incluso se desmanteló un cartel electrónico. No sé en qué quedó toda esta acción, puesto que fue noticia de una semana, luego hubo otras prioridades noticiosas. Sería bueno saber si se respetó o no lo decidido. Y espero que la Alcaldía de Lima haga prevalecer su autoridad para que marque una pauta de la cual todos los ciudadanos de todas las demás ciudades del país nos debemos ceñir. Aquí en Trujillo tenemos la mala suerte de tener a dos personajes ligados al Municipio que están postulando al Congreso; ergo, las posibilidades de ver a nuestra ciudad bajo las reglas del ornato y respeto están muy lejos de que se cumplan, habida cuenta que el alcalde nuestro maneja la institucionalidad con un sentido de gamonal (no están extintos).
Personalmente apoyo la decisión de la Alcaldía en la persona de su alcaldesa; que los prepotentes que han salido ayer en TV amenazando de enjuiciarla por su recta decisión entre en razón y que éstos entiendan que no es un capricho personal, sino el poder de una ciudad que debe ser respetado. Mas, si siguen en su decisión, que nos sirva de medida para ir conociendo el talante de los personajes que quieren representarnos. Por sus actos los conoceremos.