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Trujillo, La Libertad, Peru
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domingo, 3 de abril de 2022

¿ADAPTÁNDONOS A GOLPES? (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 03 DE ABRIL)

 



En medio de la latente amenaza del COVID que está enviando al encierro a millones de personas en otras latitudes y de los tambores de guerra cuyas consecuencias nos está pasando una dura factura que son parte del grave problema de una huelga de transporte que tiende a agravarse; el retorno a aulas sigue siendo un reto en el que todos debemos de hilar fino. La naturaleza de las clases virtuales del mundo escolar de estos dos últimos años ha generado cambios actitudinales que aparecen como una suerte de fractura insospechada que se está manifestando en las nuevas relaciones. El “restablecimiento” de estas relaciones de niños y adolescentes en sus salones de clases ha provocado ciertos comportamientos que hay que observar atentamente. El ansiado momento presencial está generando algo de desencanto y un complicado reacomodo entre todos los actores de la tríada educativa: alumnos, profesores y padres de familia. Siendo una de las pocas sociedades sin clases presenciales por dos años, los peruanos estamos en un lento proceso de aprendizaje en el que vemos muchos bemoles por los cuales debemos de estar alerta. Tanto la educación pública como privada están, pues, aprendiendo en el camino y con pautas que iremos entiendo, pues no existen referentes en otras sociedades.

Durante la primera semana en la que empezaron las clases presenciales en muchos colegios públicos, una niña declaró, muy sincera ella, a un entrevistador televisivo su desasosiego por retornar a aulas: el hecho de tener que lidiar con compañeros de clases que no “le caen bien” o estar en una clase aburrida se volvían momentos desagradables para esta alumna que añora la virtualidad. Me contaban diversos amigos que trabajan o tienen hijos en educación inicial ese duro proceso de socialización para niños que habían vivido prácticamente aislados o con escaso contacto con otros niños de su edad, pese a haber estado regularmente en sus momentos virtuales. Compartir un juguete u otro objeto para estos niños no es de su agrado y estos reaccionan negativamente a la socialización; esto exige a muchos docentes creatividad y perseverancia para crear en el niño la necesidad de compartir y aprender a convivir con los demás. Interesante panorama que para muchas personas ha pasado desapercibido. Y esta evolución no está exenta de varios momentos reactivos que generan malestar y frustración no sólo a los niños, sino a los profesores y a muchos padres desconcertados. Los colegios están viviendo toda una ebullición social en la que se ven muchas reglas quebrantadas, conflictos de convivencia y cuestionamientos ante el nuevo contexto. El retorno es para muchos también un espacio de expresión de tensiones vividas en sus hogares y en el mundo familiar, algunos incluso arrastrando duelos de personas queridas que partieron a la distancia. Es, pues, una realidad que exige la colaboración de todos para restañar las brechas emocionales, mentales y sociales.

domingo, 24 de enero de 2021

RESPONSABILIDADES ABRUMADORAS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 24 DE ENERO)

A uno le gustaría empezar una actividad, como el redactar un texto, con buena predisposición. Sin embargo, la presencia de tantos incidentes, cifras y noticias ligados a la pandemia lo hacen a uno cambiar de opinión en el camino. Por ejemplo, el mundo político con su campaña electoral daría tanto que hablar que uno podría escribir muchos artículos al respecto, entre alarmantes y jocosos, irónicos y reflexivos. O el Poder Judicial y sus sorprendentes liberaciones de personajes peligrosos. Pero no.

Círculos cercanos de amigos y experiencias personales me han llevado nuevamente a este asunto, que ya parece monotemático, único. La semana comenzó a fragmentárseme al leer los textos de diversos grupos de amigos y colegas de trabajo que informaban sobre el contagio de amigas y amigos que habían sido muy cautelosos en su quehacer. A estas alturas, puedo afirmar que no hay ningún chat colectivo en los que participo en el que no haya habido personas contaminadas, enfermas o fallecidas desde el inicio de la pandemia. En junio y julio del año pasado leía textos desesperanzados de familiares cuyos padres, hermanos o tíos habían caído enfermos y necesitaban urgente apoyo. O saber que algunos de ellos fallecieron. Y, de pronto, en estas últimas semanas se repite ese duro panorama. Dos buenos amigos están infectados y guardan su aislamiento de rigor. Un excolega de trabajo y su familia están en el hospital bajo observación. Mi madre que sigue un tratamiento por una dolencia tuvo que ser desplazada a un piso superior por la demanda de espacio para personas infectadas. Mi esposa me comenta que Portugal vive lo mismo y en los hospitales hay hileras de ambulancias esperando colocar a los enfermos. Ahora los jóvenes conforman el nuevo grupo de riesgo; cada día hay más infectados. Acabo de hablar con un exalumno mío que sale de su convalecencia. Estos datos no son de noticias elaboradas, son los que recibo de manera directa.

La gente pide no parar las actividades económicas. Nos tratamos de recuperar. Pero nuestros errores como sociedad nos han puesto en esta encrucijada. El debilitamiento del sistema de salud pública es uno de ellos y estamos pagando las consecuencias. Hay gente que pide que el sector privado asuma la entrega de vacunas. Si algún candidato ofrece esto, ese es el promotor de una estrategia terrible: genocidio. Vemos que no hay una receta social eficaz que contenga el avance de la pandemia hasta la fecha. Algunos datos preocupantes latinoamericanos:  Panamá, un país modelo de economía pujante: población 4´711 mil habitantes y 4,980 muertos por COVID. En otras palabras, un poco más de un muerto por cada 1000 habitantes; al igual que nuestro país en relación con el número de habitantes. Colombia y Argentina se dispararon. Ni hablar de Brasil o México. Y cada vez rodeados de irresponsables antivacunas o antimascarillas (hasta un candidato sale así en las entrevistas). La verdad, ¿la hay?

domingo, 6 de septiembre de 2020

PESADA HERENCIA JUVENIL (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 06 SETIEMBRE)

Durante la semana fui invitado a conversar telefónicamente con un periodista conocido para comentar sobre la actitud de la juventud frente al retorno de la cuarentena y su respuesta indiferente e, incluso, díscola frente a toda normativa que se ha dado a medida que la pandemia y la emergencia económica se han ido desarrollando en nuestra sociedad. La estrategia del programa radial es narrar experiencias personales de todos aquellos que, por la edad, han pasado momentos sociales tensos como toques de queda en conatos de conflictos armados externos (simulacros de bombardeo nocturno en 1981) o la terrible época de los movimientos sediciosos que asolaban ciudades del país. Es una forma de invitar a la reflexión a jóvenes que no están conscientes del peligro que esta situación sanitaria significa. Se pide educar con el ejemplo.

Pero tres situaciones tiran por tierra toda buena intención de llamar al sentido común a jóvenes individualistas, escépticos y formados en una burbuja de una realidad económica que se ha venido abajo. El primer caso se suscita con la lamentable falta de la autoridad, la PNP, al haber mentido sobre el manejo de los acontecimientos de la discoteca de Los Olivos. El ocultamiento de una verdad sobre las causas de la mortal estampida humana deteriora más su credibilidad, pese a que todos los demás elementos son una clara demostración de la irresponsabilidad social: desde el funcionamiento de este inaparente local para una fiesta y los organizadores hasta las absurdas justificaciones que algunos padres dan sobre el comportamiento de sus hijos.

El segundo es sobre las condiciones dadas en diversos espacios laborales, ahora graves focos de infección. Un amigo me comentaba cómo el crecimiento de contagio de personal en zonas agroindustriales, compañías mineras o pesqueras se ha vuelto incontrolable. Los contagios en un inicio eran de 30 por ciento; ahora llega a casi 85 por ciento; uno de los infectados fue este amigo, quien a su vez contagió a su esposa e hijos. Comentaba que, en una campaña de reclutamiento para cosecha, el 100 % reclutado para el primer día retornaba solo el 12% al día siguiente. Esta información es alarmante, pues no solo afecta la productividad en general (hablando en frío), sino la cantidad de personas que se la expone al contagio, muchos de ellos jóvenes necesitados de trabajo.

Y la tercera vino de la boca de una congresista, Martha Chávez. Las opiniones vertidas, tendenciosamente racistas, sobre Vicente Zeballos dejaron atónita a la opinión pública. Tal fue el calibre de sus insidias que hasta su partido político marcó distancia. Pero la posterior respuesta a su partido ha sido peor, pues muestra una actitud de soberbia no solo con sus correligionarios, sino contra todos esos jóvenes que emitieron su voto por ella. Su desprecio nos dice lo que piensa de ellos: simple ganado que debe de seguir sus consignas.

Transparencia y respeto con ellos. Empecemos por ahí

domingo, 3 de noviembre de 2019

LOS JÓVENES Y LA ANHELADA JUSTICIA (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 03 DE NOVIEMBRE)


La semana pasada tuve la oportunidad de acompañar a uno de los premios Nobel de la Paz de 2015, el tunecino Ahmed Galai, quien vino de visita para participar en la Décimo Segunda Feria del Libro de Nuevo Chimbote. Fuera de haber hecho la traducción de su conferencia principal sobre el rol de los jóvenes en las transformaciones sociales y algunas rondas de prensa, tuvimos la oportunidad de conversar sobre muchas cosas de nuestros países, nuestras semejanzas (las más) y diferencias (las menos) entre nuestras sociedades; ambas habían pasado y pasan por algunos problemas en sus respectivos mundos políticos que afectan todos nuestros tejidos sociales, económicos y culturales; así como las interesantes respuestas que se generan en cada una de las realidades, distantes geográficamente, pero cercanas en los problemas cotidianos que nos aquejan y las propuestas imaginativas surgidas en el seno de cada una de ellas.
Galai vino a contar las experiencias vividas en la sociedad tunecina que estuvo al borde una turbulencia ciudadana (hubo más de 200 muertos) que pudo devenir en una cruenta guerra civil (como las que aquejaron a Libia o Siria) en el marco del gran movimiento social llamado la Primavera Árabe. Túnez salió a las calles para buscar más respeto por los DD.HH. de todos los grupos; la mejora de la economía para todos sus ciudadanos y no solo el grupo privilegiado que dominaba el país; e incrementar las expectativas de una vida decente para su juventud afectada por las secuelas del gran crac capitalista del 2008. Tras la inmolación a lo bonzo de un joven, Mohamed Bouazizi, Túnez empieza su Revolución de los Jazmines. Un grupo de ciudadanos de diversas tendencias políticas se ve en la necesidad de asumir el control social para evitar el caos definitivo. La estrategia de este grupo es escuchar y conciliar, estar atento a las propuestas integradoras e inclusivas basadas en los derechos esenciales de cada persona en tanto ser humano y ciudadano. Es por eso por lo que la sociedad tunecina se preocupa más por su educación; tiene una gran presencia de mujeres en todos los campos económicos, laborales, intelectuales y culturales; y, un punto importante, se basa en el laicismo en todos los niveles. Estuvieron atentos a todo lo que la juventud tunecina proponía o les inquietaba, quienes actuaban rápidamente y demostraron una increíble capacidad organizativa, gracias a las redes sociales que jugaron un papel importante. El diálogo directo con los jóvenes y otras fuerzas sociales permitió construir una nueva Constitución que vele realmente los derechos de todos y no proteja los privilegios de pocos.
Las exposiciones de Ahmed Galai fueron un dardo para las clases políticas peruanas y latinoamericanas. Basta ver los resultados de los partidos tradicionales, tan casquivanos y lejos de los reclamos de la sociedad peruana actual. Le pregunté a Galai si estamos frente a una Primavera Latinoamericana; su sonrisa fue una buena respuesta.

domingo, 27 de octubre de 2019

ADVERTENCIA (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO 27 OCTUBRE DIARIO CORREO TRUJILLO)


Una vez una profesora alemana nos comentaba su dificultad para entender situaciones extremas (alimentación, salud, educación, seguridad, vivienda) en las que muchos peruanos vivían diariamente. Una señora ponderada que le sorprendía la capacidad de “resistencia” que muchas personas tenían ante estas, impensables en otros contextos. Pero, es necesario dar una referencia temporal de esta conversación: 1984. 
Décadas después, tras el terrible primer gobierno de AGP, la subversión de Sendero Luminoso y el Fujimorato, nuestro país tiene un rostro diferente; solo el rostro. Las situaciones básicas, muchas veces maquilladas para fingir bonanza o bienestar, no han sido del todo satisfechas. Esto se ha ido agravando más en los últimos años, alimentado por desencanto de un mundo político falaz, demagógico y cínico en el que se ha convertido el mundo político peruano. Los escándalos que involucran a excongresistas, por ejemplo, recién están estallando y no sería nada raro que los haya más, por lo que la desazón y desconfianza de la población seguirán en aumento. Muchas personas hablan de que una posible eclosión social no se dé en nuestro país, pues mucha de nuestra economía es informal, lo que “atenúa” cualquier situación de riesgo colectivo; pero no creo que sea un argumento contumaz de la posible olla de presión en la que se estén cocinando muchas frustraciones y desengaños. Pareciera que esta situación encontró una suerte de válvula de escape al clausurar el mediocre Congreso de la República.
A las reacciones de Ecuador y Chile, más lo sucedido en Bolivia, se les trata de hallar justificaciones externas a estas respuestas ciudadanas, ubicando culpables en la izquierda o en la derecha; pero, valgan verdades, ambas están siendo superadas por la realidad. Estas justificaciones son una forma de invalidar el gran malestar social generado en grupos de clase media en Chile o la mayoría en Ecuador; o en Bolivia, en un electorado cansado de la manipulación grosera como la acometida por Evo Morales para continuar en el gobierno del país del altiplano. Es también simplificar esta realidad tachando a miles de ciudadanos hartos de la situación de simples delincuentes. Lastimosamente, grupos de criminales aprovechan estas disrupciones para hacer sus fechorías. No olvidemos los grupos sediciosos “plantados” en la Marcha de los 4 Suyos, los que provocaron el incendio del edificio del Banco de la Nación causando la muerte de 6 personas. Estas sucias estrategias son empleadas por cualquiera de los grupos que están en el poder deslegitimados, sea de izquierda o derecha, con el fin de debilitar los justos reclamos de una población hastiada.
Al ver el documental La revolución y la tierra quizá uno pueda comprender la actitud pasiva y casi servil que se vivieron décadas pasadas. Quizá esa podría haber sido la respuesta adecuada a mi profesora de alemán de hace cuatro décadas. Pero, ahora esto ya no es posible. ¿Una advertencia?