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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 16 de febrero de 2020

LA CIUDAD QUE QUEREMOS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 16 DE FEBRERO)


En recientes declaraciones de Hermes Escalante, presidente de la Cámara de Turismo de La Libertad, destacó la importancia del turismo como un motor vital del desarrollo económico de la Región, y como un factor integrador y articulador de otras actividades productivas y de servicios de Trujillo y sus alrededores. Es la actividad que moviliza a varios sectores vinculados directamente a este, pero a su vez repercute sobre otros de manera indirecta, pero efectiva. Un turista requiere de servicios básicos como alojamiento y alimentación, pero los vinculados a la cultura y al hedonismo son las atracciones de un lugar por el cual el turista se ha movilizado cientos o miles de kilómetros. Trujillo, como cualquier ciudad turística, atrae a una persona no solo por su gastronomía o sus espacios agradables para el bienestar, sino por su cultura, su historia y las facilidades para que uno pueda acceder a estas. Al crear estas condiciones y facilidades, muchas otras actividades se benefician indirectamente, como la educación, vital eje de desarrollo de cualquier sociedad. Buenos museos, una intensa investigación de nuestro pasado físico y social, y la adecuación de zonas naturales (bosques, cataratas, montañas) alimentan el desarrollo de una niñez que conoce su espacio físico e histórico.
Pero ¿qué cosas tenemos que mejorar? Varias. Se necesita un plan macro el que involucre y en el que participen muchos actores de la ciudad y Región. Ver planes educativos y de comunicación para sensibilizar a una población que conoce poco a su ciudad y sus alrededores. Comenzar a ocupar espacios culturales formales con propuestas que acerquen a los niños y los jóvenes que se sienten excluidos y no identificados con su entorno. Incorporar el lenguaje artístico de una juventud que tiene propuestas que los mayores no escuchamos y marcamos distancia en vez de tender puentes para sumar esfuerzos de un bien común. Necesitamos una marca que vele la calidad de todos los actores directos de la industria sin chimeneas. Hubo una que se ha quedado en la congeladora durmiendo el sueño de los justos. Velar por el ornato de la ciudad y su sistema vial. Estos dos puntos son álgidos, pues Trujillo se está volviendo en un gran basurero en el que encuentras autos abandonados y basura en calles y parques, lugar preferido por algunas constructoras para dejar sus desechos; o el lastimoso estado de sus calles plagadas de huecos y rompemuelles colapsados. Cuando redacto este texto, leo con escepticismo la noticia de que los transportistas privados del servicio público aceptan cambiar sus unidades; pero no solo eso es necesario, lo es también la necesidad de mejorar el trato hacia los pasajeros. Los transportistas los llaman clientes; creo que ninguna empresa trata a los mismos como ganado y son expuestos a tanto riesgo como la carrera de dos choferes energúmenos para captar más pasajeros. Cumplir reglas es vital. Educación cívica, eso falta.

domingo, 19 de enero de 2020

AISLADOS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DOMINGO 19 DE ENERO TRUJILLO)


En un reciente artículo informativo difundido por las redes este último 13 de enero, da cuenta del buen número de turistas que visitaron el museo Tumbas Reales de Lambayeque. Datos varios que se dan en esta noticia deben llamarnos poderosamente a la reflexión.
Comencemos por la información de que dicho museo se considera entre los diez mejores del mundo; imagino en el ámbito de su especialidad, la arqueología. Veamos números: el Museo Egipcio de El Cairo recibió cinco millones; Museo de Antropología de México, un poco más de un millón; el Museo del Oro de Colombia, un poco más de setecientos mil. Museo Tumbas Reales, 176,337. Otro dato que preocupa es el hecho de que los siguientes museos que captaron buen número de visitantes no son de la zona ni de las regiones colindantes como La Libertad. Por ejemplo, los museos importantes de nuestra zona (Museo Cao, Museo de Sitio de Chan Chan y Museo Huacas de Moche) no figuran en la lista. Otro dato: del número de turistas visitantes a dicho museo, solo el 6 % son foráneos.
De los datos anteriores, podemos inferir muchas cosas. Primero, la necesidad de trabajar con los datos para partir de principios correctos y verídicos; la exaltación es buena por un momento, pero puede terminar por tergiversar los proyectos de un país que debe de apostar por el turismo. El segundo sí es grave, pues denota una falta de coordinación de todos los actores que trabajan en la aún incipiente industria sin chimeneas de la Región Norte. Las empresas y organismos estatales y regionales deben focalizar su trabajo en la coordinación y comunicación para poder hacer de esta una industria cuyos efectos se expandan por nuestras regiones. El último punto. Tomemos la cifra del museo, ancla para otros sitios turísticos: según los datos, solo 10,580 turistas foráneos llegaron al Museo citado. Si en agosto del año pasado, se daba la noticia de que Perú había recibido 2´177,142 (se recibió más de 4 millones); los datos del museo no representan ni el 1% de la cifra captada a nivel internacional.
La situación puede revertirse con un trabajo en equipo. La remodelación del aeropuerto de Chiclayo es una gran ventaja para no desperdiciarse. Kuelap, pese a sus limitaciones, es otra estrella que generará cada vez más valor a nuestras regiones. Por eso, la reparación de la infraestructura de nuestras ciudades es vital para no dar la imagen de ciudad arruinada que tiene Trujillo (por ejemplo) por el estado lamentable de sus calles. O la culminación de vías rápidas que permitan a viajeros terrestres ir a nuestras ciudades; pero la insufrible Autopista del Sol, plagada de desvíos y accidentes, aleja a los que gustan conocer al país de esa manera. Y la coordinación de todos los que trabajan directa e indirectamente en esta industria es necesario. Sector público y privado (hoteles, restaurantes, servicios, transporte) deben de articularse para un real trabajo en equipo. Sino esos magros porcentajes permanecerán.

domingo, 16 de abril de 2017

UNA VENTANA DE POSIBILIDADES: TURISMO EN TRUJILLO

El marte 07 de marzo tuve una primera reunión con el Comité Cívico por la Revitalización del Centro Histórico de Trujillo a invitación de Mario Falero, quien lo preside. El motivo de la reunión fue para retomar el trabajo que se hizo el año pasado con sus logros y bemoles, y la necesidad de un compromiso mayor para lograr el objetivo principal que es revitalizar el Centro Histórico de la ciudad. Durante la conversación se comentó, en ese entonces, que estábamos cerca de la fecha en la que el Niño del 25 se manifestó con tres días lluviosos que abatieron a la ciudad el mismo mes a pocos días. Y el 14 cayó la primera plaga a la ciudad. Durante seis días, la ciudad en su totalidad sufrió fuertes lluvias y, sobre todo, siete huaicos que paralizaron la ciudad. Los ciudadanos nos preocupamos de cómo guarecernos y cómo defender nuestros bienes. Una vez pasada estas riadas, la ciudad comenzó a restañar sus heridas, que tomarán buen tiempo, y la espera de un plan coherente para que de una vez por todas Trujillo cuente con un programa de prevención más coherente y que haya una decisión política más sostenible, así se tomen medidas impopulares.
La reunión se centró, sin conocer aún lo que se nos venía, en ofrecer un programa atractivo para la ciudadanía y turistas para la Semana Santa, de la cual nos separaba casi un mes.  Nos cayó la noche; sin embargo, se siguió trabajando en base a unas ideas intercambiadas por correo antes del desastre. La gestión de Miriam Gayoso alcanzó una propuesta de tres circuitos religiosos, para lo cual se había preparado ya un bosquejo de tríptico. Dos de los circuitos eran en el Centro Histórico y tenía a la Catedral como eje principal. Y un tercero que se focalizaba en cuatro iglesias de la periferia que son “iglesias de indios”.  Debido a la situación se trabajó a cierta velocidad con el fin de tener esta propuesta lista para los días jueves 13 y viernes 14, que corresponde a la fecha de Semana Santa. Con el fin de promocionar estas rutas se hizo una conferencia de prensa el viernes 07 para difusión a la comunidad. Ese día, quizá por no haber alcanzado información sobre mi CV, me “nombraron” historiador, profesión que me hubiera gustado seguir, fuera de la de lingüística; pero usurpé ese título. Mil disculpas a los agraviados.
Con el fin de monitorear este nuevo “producto”,  el día 05 se hizo un primer simulacro con la visita del primer circuito. Esta no fue del todo satisfactoria, pues hubo una serie de descoordinaciones que sucedieron, felizmente, en este espacio. Nos encontramos todos en el atrio de la Catedral con el grueso de guías de turismo gracias a la gestión de Yvette Cayetano, quien había convocado al mayor número de ellos para poder convencerlos sobre este proyecto. Hubo más responsabilidades, pero la premura y la situación generada por el estado de la ciudad hicieron que varias actividades sean suspendidas. A las 9 de la mañana, ya reunidos, nos dirigimos a la iglesia de Santa Ana. El templo se encuentra en la esquina de los jirones Orbegoso y Zepita, sin conocerse la fecha de construcción; es una iglesia de Indios, de allí que este mantiene una semejanza con compositiva con los templos análogos, como son los de Mansiche y Huamán; por eso su ubicación no se halla tan distante de una de las puertas de la antigua muralla de la ciudad (obra planificada por el ingeniero italiano Joseph Fomento): la portada de Mansiche. Está dedicada a Santa Ana, madre de María, por lo que es interesante ver una talla moderna de Santa Ana niña con sus padres, los abuelos de María.

 La iglesia es regentada por una orden colombiana de padres, a los cuales se les reconoce por el uso de larga sotana marrón. Cuenta con una plazoleta, antiguamente abierta al público, hoy luce cercada por rejas de fierro que limitan su acceso, acondicionada con bancas, acompañadas de árboles, jardines, farolas y luminarias; cuando uno accede a la plazoleta hacia la mano izquierda y hacia el fondo hay una placa interesante colocada en 1935 que rememora el cuarto centenario de la fundación de Trujillo y el compromiso que asumió la pequeña comunidad judía residente en nuestra ciudad en esos años que se comprometió a reconstruir la iglesia que quedó muy dañada por el Niño de 1925. 

Ese fenómeno fue catastrófico para todo el Norte peruano. Recuerdo la visita de una amiga que venía a investigar el primer caso de posesión demoniaca de dos monjas del Convento de Santa Clara; ella fue recibida amablemente por las madres; poco después se enteró que todos esos archivos fueron destruidos por las lluvias y huaicos de ese entonces. Recuerdo haber visto una foto ampliada de la Plaza de Armas de esos años que mostraba una alfombra negra en el piso de la misma: era una ingente cantidad de insectos que cubrían la plaza. Nos tocaba San Francisco (conocida como “El Sagrario”), pero estaban en plena limpieza. Me hubiera gustado ver las joyas que tiene este convento, diversas tallas e, incluso, se habla de una pequeña escultura de Juan de Legarda, famoso tallador y escultor quiteño de la colonia.  Lástima. 



Así que nos dirigimos a la Catedral. La información de la misma dice así: “Desde la fundación de la ciudad de Trujillo, se planifico y estableció el terreno para la construcción de la iglesia matriz, la que se edificó de manera muy reservada. Sin embargo la primera construcción fue muy simple y con la creación del Obispado de Trujillo mediante bula papal emitida por el papa Gregorio XIII en año 1577, esta iglesia se transformó en catedral, mejorando y ampliado su construcción para que esté acorde a su estatus. Esta primera iglesia fue destruida por el violento terremoto del 14 de febrero  de 1619 siendo reconstruido entre los años de 1647 al 1666. El 23 de agosto de 1967, el Papa Paulo VI elevó a esta catedral a la categoría de Basílica Menor, cuando el arzobispo de Trujillo era el padre Carlos María Jürgen. Esta es la distribución arquitectónica básica que ha llegado hasta nuestros días. El sistema constructivo en que se basa la estructura de esta iglesia es el arco, arcos ciegos, bóvedas, cúpulas, y muros portantes, el establecer el comportamiento de la estructura ante movimientos sísmicos y determinar los puntos de falla, permitirá establecer su estado de conservación. El primer ambiente es el sistema de naves dispuestas en cruz, y que están destinadas al uso público en la se desarrollan las actividades religiosas públicas.” La iglesia ha sido pintada en su interior. Tuvimos la oportunidad de ver dos cuadros: el de Santo Toribio de Mogrovejo otorgando el Sacramento de la Confirmación a Santa Rosa de Lima y el del Misterio de la Santísima Eucaristía, dividida en tres escenas (cielo, tierra e infierno), el cual generó una polémica por las diversas interpretaciones que focalizaban la atención sobre la Virgen María, cuando en realidad el punto de referencia es la eucaristía; la distribución es simétrica y marca claramente la división de los tres niveles; interesante es el trabajo de la luz en el mismo cuadro. Desconozco el autor y buceo en los libros de historia. Alguien debe de tener ese dato. Aquí terminamos el primer periplo, con diversas observaciones a corregir.




No asistí al día siguiente, que era el segundo circuito ni el lunes 10 que se iba a realizar el tercer circuito. Pero sí lo hice de manera oficial el viernes santo, el 14.  Íbamos a visitar las iglesias de las reducciones de indios. Salimos varias personas en un ómnibus en dirección a Huamán, siempre bella. La iglesia Señor de Huamán tiene una de las portadas más impresionantes del arte barroco indígena del Norte peruano. Hay toda una simbología  tan locuaz en sus hornacinas, detalles de las dos sirenas que representan la lujuria, el pecado, caso raro en el barroco peruano. La plaza debe de ser rescatada y cuidar la fachada, pues muchas palomas la están deteriorando con sus heces. En el interior hay varios lienzos coloniales que hay que restaurar urgentemente.





Luego nos fuimos a la iglesia Mansiche, llamada Divino Salvador, que, como Huamán, se construyó sobre zona pantanosa. Las lluvias del 14 de marzo la han afectado un poco. Esta iglesia tiene un bello altar y ha mantenido dos bellos retablos laterales de cedro de Nicaragua.




La siguiente iglesia fue San José que se halla en la carretera a Huanchaco, vecina a Chan Chan. El origen de la misma se pierde en el tiempo pues creen que fue una pascana obligatoria en los peregrinajes de la Virgen del Perpetuo Socorro a Trujillo. Oficialmente fue fundada en 1876. Ironías de la vida: esta iglesia fue la primera que visitó el papa Juan Pablo II en su visita a la ciudad. Todos pensaban que iba a ser Mansiche, se engalanó la plaza de esa iglesia, se hizo un parque de bustos papales e incluso un arco (ahora demolido). Aquí hay leyendas como el de la gringa (que aparece a medianoche a los conductores en la carretera) o del cura sin cabeza. El escritor Camino Calderón habla de otro origen. La iglesia está totalmente pintada en el interior. Parece ser que cada cófrade ha puesto en cada hornacina su gusto particular. Hay una pequeña talla de Cristo de la colonia.




Nuestro último objetivo fue Huanchaco, la iglesia de Nuestra Señora del Socorro. La vista sería impresionante si se pintaran todas las paredes laterales de la casi ciudad. La mirada de ladrillos sin enlucido desmerece mucho una vista panorámica atractiva con el muelle y el mar como fondo. La iglesia tiene varias tumbas en las paredes y lo interesante es obviamente la virgen cuyo rostro es nada menos que la famosa Juana la loca, esposa de Felipe el hermoso de Flandes, y de cuya dinastía vendrían los Habsburgo. Era usual usar los rostros de reinas para imaginar a una talla de vírgenes. En España se usó, por ejemplo, el de Isabel la católica, madre de Juana la loca. Otro detalle es que se halla la tumba del benefactor Dean Saavedra. Además hay un interesante exposición de un amplio y lujoso vestuario para la virgen y el niño que lleva en sus brazos. Hay además una colección permanente de cuadros del pintor Pío Ángel, quien ha hecho la representación de la vía crucis con todos los detalles huanchaqueros que podemos distinguir: la usanza de vestir, los arenales, el mar y el inconfundible cerro Campana, lugar sagrado que esperamos haya la voluntad de preservarlo e incluirlo dentro de la oferta turística de este balneario y la ciudad.






Retornamos a Trujillo, tras casi tres horas de una visita interesante. Un nuevo filón se ha abierto. Ahora a hacerlo crecer y mejorarlo. Trujillo tiene lo suyo.  

domingo, 12 de marzo de 2017

PATRIMONIO, ESE DESCONOCIDO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DE TRUJILLO 12 DE MARZO)

En las últimas semanas he tenido la oportunidad de conversar y compartir ideas sobre el tema patrimonial, bastante interesante y harto desconocido por la población en general; recurso valioso y múltiple con el que cuentan los ciudadanos trujillanos y liberteños, pero que, lastimosamente, por desconocimiento u otros intereses, no ven en este el potencial múltiple que yace delante de nosotros.
El patrimonio, como palabra simple, es el “conjunto de bienes propios de una persona o de una institución, susceptibles de estimación económica”. La última frase, tan sensible al ciudadano en general, no ha sido comprendida en toda su dimensión. La Unesco identificó el “patrimonio cultural” definiéndolo como “la herencia cultural propia del pasado de una comunidad, mantenida hasta la actualidad y transmitida a las generaciones presentes y futuras”. Existe un celo que hace que ese patrimonio cultural tenga un vínculo accidentado con lo económico, sea por tristes experiencias vistas con ciertas manifestaciones artísticas que se convierten en formas de lucro personal más que de bienestar armónico con una sociedad; o por celos al convertir un inmueble o un sitio arqueológico en un lugar intocable, inaccesible y lejano para el común mortal.
Desde que los peruanos, en general, y trujillanos, en especial, han comenzado a descubrir su ingente patrimonio (no el oficial), se han aplicado diversas estrategias con el fin de acercarnos a estos recursos naturales o humanos que esperan nuestro interés, estudio y protección. Sin embargo, faltan elementos vinculantes atractivos entre el patrimonio material e inmaterial de una comunidad y los ciudadanos con este. El sistema educativo en general aún no incorpora asertivamente esta riqueza; otras ramas como los comunicadores, turismo y todos sus afines, así como profesionales de algunas artes y ciencias reunidos en colegios profesionales o universidades no han hallado espacios para reunirse con el fin de tratar este tema interdisciplinariamente y generar propuestas viables. Ejemplos positivos hay, pero la difusión de estos buenos ejemplos no han alcanzado a ojos y oídos de personas que podrían ayudar a lograr esta labor.

El patrimonio natural y monumental peruano está en constante riesgo, sea por la inclemencias naturales (las lluvias recientes son una clara demostración de ello); o por la más grave que es la acción del hombre, sea inconsciente o conscientemente. Este resulta ser más dañino que un sismo o una inundación. Varias casas del centro histórico se caen no por la inclemencia de las lluvias o los temblores, se caen por la acción desesperada de sus dueños por poseer “un inmueble inútil, un lastre”, pues no tienen alternativas claras de un uso positivo del mismo. Es el mismo problema con el Cerro Campana, aún gran desconocido.
Este gran recurso puede permitir a Trujillo y la Región convertirlos en un polo de atracción turístico, cultural y educativo que estamos desperdiciando.

domingo, 18 de septiembre de 2016

DAÑOS IRREPARABLES (A PROPÓSITO DE NUESTRO PATRIMONIO CULTURAL) ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 18 DE SEPTIEMBRE

El incendio de la iglesia de San Sebastián de Cuzco es una evidencia más de este largo muestrario de indiferencia y descuido hacia el patrimonio artístico, histórico, natural, geográfico y científico, que en su conjunto conforman el patrimonio cultural de nuestra nación encarnada en nosotros, sus habitantes. Es la actitud que muchos de nosotros tenemos ante tan vasta gama de potenciales, actitud en la que prima nuestra mediocridad e inmediatez antes que la proyección y el desarrollo planificado que puede generar más réditos que los vistos por personas de poco alcance y desmedida ambición. Es un fiel reflejo de lo que lentamente nos estamos convirtiendo: una sociedad desmemoriada, absurdamente práctica y con la visión de la inmediatez sucedánea que prima en todos, sobre todo en los jóvenes.
El patrimonio de una nación es “conjunto de bienes propios de [..] una institución, susceptibles de estimación económica” o ya en el plano individual, “conjunto de bienes que una persona adquiere por herencia familiar”. Para la UNESCO, el patrimonio cultural es “la herencia cultural propia del pasado de una comunidad con la que esta vive en la actualidad y que transmite a las generaciones presentes y futuras”. El tratamiento que los peruanos hemos dado a este material, tanto tangible como intangible, es por lo demás penoso, pese a los diversos intentos estatales o privados por querer desarrollar una conciencia en una población que muchas veces más ve un pilar de adobes antiguos e inútiles que el patrimonio que fortalece su identidad y su orgullo de pertenencia, o una posible gran fuente de ingreso económico permanente e inagotable. La escasa educación, la mezquindad y el afán de lucro desmedido de muchas personas e instituciones han jugado también un rol importante para permitir que el grueso de peruanos actúe con indiferencia frente a los cientos de atropellos contra nuestro patrimonio arqueológico o natural que ocurren a diario. No hay que ir muy lejos de nuestra ciudad para que veamos lo que pasa en Huanchaco y sus totorales, el complejo Cerro Campana o el complejo arqueológico Cerro La Virgen. Para muchas personas sería más atractivo demoler Chan Chan y convertirlo en un mall. El Centro Histórico está permanente amenazado no solo por la suciedad, sino por la galopante contaminación visual y sonora. Podemos dar más ejemplos de lo que sucede o sucedió con cientos de huacas o sitios arqueológicos como Mocollope o Marcahuamachuco.

La educación es la principal herramienta que permitirá desarrollar esa conciencia en la población: el fortalecimiento de los cursos de Humanidades y Arte serán los que guíen la formación de la misma. Complementarán los proyectos sostenibles que tanto necesita nuestra sociedad para hacerla más inclusiva, respetuosa de las diferencias y orgullosa de su pasado múltiple que conforman nuestra compleja identidad.   

lunes, 7 de diciembre de 2015

CRÓNICAS AREQUIPEÑAS 3

Lunes 19 de octubre. 8 a.m. Luego de nuestro sustancial desayuno y ya habiendo arreglado las maletas y cancelado algunas cuentas del hotel, nuestra guía vino a recogernos para partir a Chivay donde pasaríamos la noche y retornaríamos el martes 19. La idea era salir lo más temprano posible para evitar el tráfico pesado de la carretera a , Juliaca, Puno y Cuzco. Y el trayecto, aunque es una buena carretera, es riesgosa por la presencia de camiones, ómnibus y todo tipo de movilidad. Además la presencia de muchas cruces en el camino nos indica que la vida pende de un hilo aquí. Chivay está a 163 kilómetros y es la capital de la provincia que lleva por nombre mi apellido. En la ruta ves pequeños poblados que difícilmente prosperan por ser una zona muy agreste para la agricultura intensiva. El primer encuentro no muy lejos de salir de la ciudad es Yura y su inmensa fábrica que elabora cemento. En mis años escolares, venir aquí o a Socosani eran viajes largos; los tiempos han cambiado. Mis recuerdos de Socosani son bonitos. Ahora ha pasado a manos privadas y ya no hay acceso fácil, según me comentaron. El camino iba en ascenso y el tráfico, por algunos tramos, se hacía más denso. Íbamos, en varios sectores, paralelamente a las líneas del tren Arequipa-Juliaca. El Perú es uno de los países que ha permitido, asombrosamente, que sus ferrocarriles desaparezcan. Ahora el tren se ha vuelto una promesa electoral de varios candidatos vivarachos, pero primero tienen que desmantelar el fuerte lobby de las empresas terrestres. Tanto trenes como tranvías murieron a lo largo de dos décadas entre los 60 y 70. Este tren está dedicado, ahora, al transporte de mineral. En los años 70 era usado para uso de personas y carga. Nuestro viaje de promoción a Cuzco y Puno fue por vía ferroviaria; y en 1976, en otra visita a Cuzco, la volví a emplear. Ahora la antigua estación de tren en Arequipa se ha convertido en una zona de museos y parque (http://elbuho.pe/anteriores/web366/politica10M.htm). Volvamos a nuestro viaje; en el camino te encuentras con algunas estaciones de la época en el que el tren era de pasajeros. Así a la distancia pudimos distinguir Pampa de Arrieros, un virtual pueblo fantasma que perdió su razón de ser, puesto que solo se transporta minerales. Aquí más datos (http://elcomercio.pe/peru/arequipa/pampa-arrieros-pueblo-fantasma-arequipa-noticia-1720573). He leído en algunas fuentes que quieren incluirlo en circuitos ciclísticos; espero haya suerte. Vamos "vadeando" el Chachani, y llegamos a la bifurcación de la ruta: la carretera principal sigue a Juliaca, nosotros tomamos la desviación a Chivay. 



Nos habíamos cruzado con varias vicuñas en el camino y los turistas descendían de varios buses para tomar fotos. Poco más de un par de kilómetros de la asfaltada vía, llegamos a un pequeño poblado de pocas casas, una suerte de pascana, al cual llegan vendedoras de ropa de lana y otras cosas. Además hay un pequeño restaurante que vende choclo con queso y bebidas calientes para comenzar a subir hasta más allá de los 4000 metros. Comimos un par de choclos deliciosos, compramos hojas de coca y algunos chullos. Seguimos nuestro trayecto. En el camino vimos más vicuñas, algunas vizcachas, los lagos con varios patos hasta llegar a Patapampa (4,910 metros s.n.m.). Llovía un poco y vimos algunos pequeños copos de nieve. Es un mirador de volcanes (Misti, Chachani, Ampato, Sabancaya, Hualca Hualca, Chucura, Mismi y Ubinas). Aquí más datos sobre el lugar y volcanes (http://turismoinca.blogspot.pe/2014/10/el-mirador-de-los-volcanes-de-patapampa.html). No pudimos ver los volcanes, puesto que el cielo estaba cubierto. Además el frío nos tenía ateridos, fuera de que la altura nos estaba afectando. Algunos no tuvieron buena experiencia al parecer (http://www.dangerousroads.org/south-america/peru/3371-abra-patapampa.html). Lo que sí vimos fueron las apachetas que muchos viajeros dejan como recuerdo y la promesa de retornar (ya he ido cuatro veces). De ahí iniciamos el descenso hasta nuestro objetivo. 














El clima fue mejorando. Al llegar a Chivay, tuvimos que detenernos en la entrada para pagar el boleto de entrada: costo para  nacionales es de 20 soles; a los extranjeros: 40 si eres latinoamericano y 70 si vienes de otra parte del planeta. Soraia tuvo que pagar esa cantidad. En realidad, muchas personas esperan que con tal cantidad de dinero que ingresa (para ser no temporada alta, el Colca estaba rebosante de turistas) los servicios mejoraren y culminaren la carretera hasta Cruz del Cóndor. Líos que nunca faltan. Antes de almorzar, nos instalamos en nuestro hotel y pedimos prestadas toallas para  ir a los baños termales. El almuerzo fue consistente (han mejorado en servicios como hoteles y restaurantes) y nos dirigimos a Calera, como se llama el lugar. Un buen baño de agua tibia a cielo abierto fue el paraíso. Luego nos fuimos a reposar a nuestro hotel; Soraia no se sentía bien por todas las descompensaciones que estaba teniendo: cambio de horario, de comida, de altura, de temperaturas. Salimos a las 7 p.m. para cenar algo ligero; antes ingresamos a ver el templo principal, el Nuestra Señora de la Asunción. En visitas previas siempre la encontraba cerrada, pero esta vez no se me iba a “escapar”. La visita fue grata, se ve la simplicidad de los frescos que adornan sus paredes así como las imágenes que están en el altar, utilizadas para una evangelización simple y visual. Aquí más detalles (http://www.mincetur.gob.pe/TURISMO/OTROS/inventario%20turistico/Ficha.asp?cod_Ficha=3820). 










Dimos una pequeña vuelta, pero el cansancio nos derrotó. Además teníamos que salir con nuestras cosas al día siguiente martes para visitar el Cañón y visitar sus ciudades. Cerramos un lunes accidentado.