Datos personales

Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
Mostrando entradas con la etiqueta Polloc. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Polloc. Mostrar todas las entradas

martes, 19 de septiembre de 2023

CAJAMARCA, UNA NUEVA VISITA (CRÓNICA DE VIAJE)

 





01 de agosto. Todavía me quedaba una semana de vacaciones. Carmen Ortega, una buena amiga española, estaba de visita por Perú y con María habíamos coordinado para ir a Cajamarca por unos cuantos días. César Alva, otro buen amigo, ya había hecho todas las reservaciones necesarias (hotel) para ir con tranquilidad, pues estas semanas son temporada alta y el hotel estaba lleno. Además, gracias a un sobrino de César, nos habíamos contactado con un señor para que nos alquilase una camioneta por esos días: íbamos a estar cuatro días en la ciudad y sus alrededores. Este viaje era descubrir varias cosas de manera personal; gracias a la guía de César pudimos llegar a nuestros destinos fuera de Cajamarca. Las últimas visitas han estado signadas por trechos como Celendín y Balsas, o San Pablo. Ahora queríamos ir a Cajabamba por el sur y Chota por el norte. Íbamos a salir el martes 01 por la noche por Línea. Habíamos almorzado con Carmen y María en el Club Central, y María pidió una sopa criolla que no le iba a caer nada bien y que iba a marcar nuestra visita. En el viaje terrestre a Cajamarca, Maria estuvo bastante mal. Quizás hubiera esperado tomar un desayuno ligero, pues por la tarde no iba a estar bien.





02 de agosto. Llegamos a Cajamarca muy temprano, ya nos estaban esperando en el Hotel El Cabildo, no lejos de la Plaza de Armas. Nos instalamos provisionalmente en un cuarto hasta que nos cambiaron a otro más amplio y cómodo. Tomamos un buen desayuno con el delicioso “pan de piso” que hay en esta ciudad. César vino a vernos y se coordinó el recojo de la camioneta, la que nos entregaron casi a las 10 de la mañana. Ya con vehículo decidimos ir primero a Polloc, una zona que tiene un proyecto con los salesianos que han permitido la construcción de una bella iglesia y la instalación de talleres para una comunidad con una artesanía y creatividad tan ricas. Tomamos la ruta para los Baños del Inca y con ayuda de César fuimos yendo por ciertos lugares para evitar el tránsito. Además, nos premunimos de protector solar, pues el sol sí quema. El trayecto mostraba un tráfico considerable para llegar al lugar, cuyo acceso ha sido cambiado al que yo recordaba. A nuestra llegada, llegaron otros vehículos más. La primera vez que lo visitamos no había mucha gente, ahora hay más fluidez de turistas. Llegamos a la entrada. Son los mismos pobladores los que están a cargo del lugar que va creciendo cada vez más. La primera vez que fui a este lugar fue en el 2015, durante los carnavales y la visita fue genial. Aquí la crónica de esta primera visita (https://elrincondeschultz.blogspot.com/2015/02/polloc-y-los-carnavales-cajamarquinos.html). Hicimos una segunda visita también con María y su hija en ese mismo año en octubre (https://elrincondeschultz.blogspot.com/2015/12/cronicas-arequipenas-y-cajachas.html). Esta era nuestra tercera oportunidad. Cabe recordar que en la segunda visita hubo cosas que no fueron del todo simpáticas, pero en esta tercera, como se dice, va la vencida. Todos salimos satisfechos y mucho más Carmen, pues para ella era la primera vez que iba. De esa visita, hace ya 8 años, hay varios cambios. Por ejemplo, el altar tenía una puerta lateral de salida al patio, ahora ya no existe tal, han arreglado la plazuela de entrada, y el espacio intervenido con las piedras incrustadas es cada vez mayor, por lo que es mayor el cuidado y, como veremos luego, la influencia de este estilo se ha comenzado a expandir por otras pequeñas ciudades (https://turismoalperu.com/iglesia-polloc-hermoso-santuario-escondido-cajamarca/) (https://www.youtube.com/watch?v=pIvYmcFCjiI). En el lugar presenciamos una acción que muchos turistas suelen hacer, sea por ignorancia o por poco respeto del lugar: treparse a lugares para tomarse fotos poniendo en riesgo a las personas y al lugar. Hace poco vi en redes cómo un turista borracho irlandés rompió el brazo de una estatua. Aún recuerdo a unos estudiantes limeños que llegaron a la Huaca del Dragón y unos infelices (no cabe otro término, aunque pueden ser de mayor calibre) comenzaron a jugar con los muros de los restos arqueológicos Anteriormente habíamos estado en el lugar y habían instalado un espacio pabellón para poder vender sus trabajos artesanales, pero era pequeño; ahora es más grande y la oferta de trabajos es más variado y con mejores acabados; había cosas muy bellas y Carmen se puso a meditar qué llevar. Había trabajos primorosos en piedra de colores, pequeños trabajos de madera, unas interesantes lámparas estilo art-déco (ese mobiliario que ves en muchos museos europeos) (https://www.ifema.es/noticias/arte/que-es-el-art-deco-artistas-obras-mas-importantes) y también de Art Nouveau (https://htdeco.fr/es/blog/Mueble/muebles-art-nouveau). Imagino que los padres italianos y los voluntarios que llegan al lugar han influido en desarrollar esta interesante estética entre los artesanos. Hay que darse una vuelta para ver las lámparas y algunos muebles de madera y otros utensilios decorativos que están haciendo. María se estaba sintiendo mal por lo que estuvo sentada un buen rato fuera del local. Ya era más o menos las dos de la tarde y nos fuimos a almorzar. César sugirió ir a almorzar a Encañada o La Encañada que no se halla lejos de Polloc (unos 43 km). Llegamos a la Plaza de Armas del lugar y dejamos la camioneta estacionada en la plaza en un sector cerrado al tránsito, la calle que daba a la puerta principal de la iglesia principal. Almorzamos lo que abunda en la zona: trucha. Encañada es un distrito creado por Ramón Castilla (https://munilaencanada.gob.pe/index.php/turismo/resena-historica). Como muchas regiones mineras, disfruta de canon minero y esperemos que se esté dando buen uso de este, pues se han visto tantos casos de corrupción de todas las partes involucradas. Ya hemos visto cómo autoridades incapaces han hecho gastos en construcciones inútiles como cosos de toros o monumentos a la ojota, por ejemplo. Este poblado pudo contar recién con un hospital equipado tras haber tenido la construcción paralizada por más de 8 años. Lo que sí pudimos constatar fue que la iglesia principal está siendo intervenida por los mismos artesanos de Polloc, dándole un aire medio bizantino. Al culminar la iglesia, esta va a ser un atractivo turístico; pero, personalmente, espero que haya la voluntad de tener servicios de salud y educación de calidad, tan necesarios para salir de la pobreza y la crisis en las que periódicamente vivimos.





Decidimos retornar a Cajamarca para buscar un lugar dónde dejar la camioneta, pues el estacionamiento que dispone el hotel estaba lleno. En el retorno decidimos ir por las Ventanillas de Otuzco. Cuando fui aquí la primera vez en 1986, este sitio arqueológico estaba lejos de la ciudad; ahora ya es una amenaza para el lugar; ya está muy poblada y muestra lo que es la pesadilla de todas nuestras ciudades: el caos urbano y las construcciones sin ninguna medida de seguridad. Volviendo a lo del sitio arqueológico, lo he visitado muchas veces (https://cajamarcaperu.org/lugares-turisticos/ventanillas-de-otuzco/). Pero Cajamarca tiene muchas de estas necrópolis, algunas mucho más grande, pero que no son visitadas por no tener servicios para atender al viajero, como es el caso de Combayo, impresionante lugar que he visitado en dos oportunidades. Aquí la crónica de mi última visita a este interesante lugar: https://elrincondeschultz.blogspot.com/2015/12/cronicas-arequipenas-y-cajachas.html. (https://cajamarcaperu.org/lugares-turisticos/ventanillas-combayo/). Pero en este viaje iba a descubrir otras ventanillas grandiosas, las de Apan, cerca de Bambamarca, las que visitaría dos días después. Bordeamos el aeropuerto y entramos a la pesadilla que se ha vuelto el tráfico de esta ciudad, llena de mototaxis que invaden todas las calles. Logramos dejar la camioneta cerca del hotel y dejamos a María en el hotel para que descanse. Fuimos a caminar la ciudad y nos dirigimos al siempre interesante Complejo Belén. Gracias a César por sus conocidos, nos permitieron ver el interior del templo y luego visitamos una interesante exposición sobre Kuntur Wasi, exposición que nos animó vivamente a visitar San Pablo, el museo de sitio y el sitio arqueológico el último día de nuestra estancia. La iglesia de Belén es siempre una maravilla y es una visita obligada para ver una gran manifestación del barroco en nuestro país (https://issuu.com/saldivar2003/docs/portafolio_iglesia_belen_cajamarca_-_saldivar_gera) (https://elperuano.pe/noticia/95581-arte-historia-y-cultura-de-cajamarca-con-un-click). En las salas de exposiciones está una dedicada a un gran pintor indigenista regional Andrés Zevallos, quien falleciera en abril del 2017 (http://www.cajamarca-sucesos.com/cajamarca/promocion_1965/biografias_de_profesores_promo_1965/zevallos%20de%20la%20puente%20andres.pdf) (https://www.cronicaviva.com.pe/columna/andres-zevallos-de-la-puente-el-pintor-de-cajamarca/). Fue una extraordinaria visita.






De ahí pasamos a la iglesia de San Francisco para visitar las catacumbas, pero era muy tarde. Con César y Carmen nos fuimos a ver qué cenábamos hasta llegar a una pizzería en el Pasaje San Martín. Comimos algo ligero, pues tenía urgencia de guardar la camioneta. Vimos un estacionamiento ubicado en la calle Amalia Puga, lugar en el que dejaríamos el auto los días siguientes. Así terminamos nuestra primera “jornada”. Al día siguiente iríamos a Cajabamba.





lunes, 14 de diciembre de 2015

CRÓNICAS AREQUIPEÑAS Y CAJACHAS

Miércoles 21 de octubre. El problema del agua en el hotel que nos quedamos a pernoctar cambió la cara de ese bonito viaje. Hice las coordinaciones para que nos devolvieran al hotel anterior para que nos podamos bañar. Arequipa, pese a estar soleada, tiene agua bastante fría. Felizmente, una vez ya todos duchados, emprendimos una última visita con la que cerraríamos el viaje a Arequipa: el mercado San Camilo. En Arequipa, durante mi niñez e inicios de mi juventud, vivía cerca de este mercado (calle Santo Domingo, cuarta cuadra). Recuerdo mis visitas con mi padre o solo para ir a comprar figuritas de mis álbumes. En realidad, poco recordaba de sus instalaciones interiores. La motivación era de ir a comprar todas las cosas que sueles llevar a casa de Arequipa: pan tres puntas, queso para hacer rocoto relleno, chichasara, guaguas de pan. Tomamos un taxi para ganar tiempo y poder aprovechar más el tiempo. Lo del incidente del agua nos había quitado tiempo y bajado un poco “las baterías”. Grande fue mi sorpresa de hallar un mercado ordenado, relativamente limpio y no tan bullicioso como suelen ser los mercados. Quizá la hora y el día hayan ayudado a evitar tumultos. El primer objetivo era los higos que María quería llevar. Merodeamos por hallarlos a buen precio y, luego de una marcha breve, quedamos en el puesto de una señora que los vendió baratos. Nos invitó más fruta y salimos a ver más cosas: el mercado era un paraíso para la curiosidad. Vimos diversos tipos de papa, de maíz, granos cocidos, quesos, más frutas. Cuando llegamos a la sección de granos, una señora prácticamente “posó” para la cámara de Soraia quien tomaba fotos a todo este mundo de cosas nuevas para ella. La dueña del puesto arreglaba primorosamente sus cosas para exhibirlas bonitas, bien puestas, para que sean llevadas a otro lado del mundo en la memoria de los viajeros que pasaron por ahí. Luego pasamos por la sección de sombreros y, posteriormente, a una sección de productos para magia y shamanería: fetos de vicuña o llama para pagos a la tierra que se usan para las construcciones, pócimas de amor y amarre, equecos para la buena suerte, plantas para ahuyentar los malos espíritus y curar el mal de ojo, vigorizantes en perfume (uno se llamaba Siete Machos y con fotos sugerentes). Luego fuimos por la sección de los panes para comprar los famosos tres puntas que no salieron tan buenos (nos dimos cuenta ya en Trujillo). Pero la sección que iba a ser la más simpática fue la de los jugos, sección en la que hicimos un alto para tomarnos un delicioso con papaya arequipeña y otras frutas de la región. La señora, también amable, nos mostraba cómo preparar jugos con estas frutas y nos dimos un atracón; estaba tan festivo nuestro ambiente que pronto llegaron más personas a curiosear la casi fiesta que estábamos disfrutando. Después de esta celebración a la conversación, a los buenos momentos, al pasarla bien, teníamos que regresar al hotel para empacar nuestras cosas e irnos al aeropuerto. Como no estábamos lejos de la iglesia de Santo Domingo, hicimos un alto antes de tomar un taxi. Patricia, una amiga de la infancia y cuyo hijo nos había organizado el viaje, se encargó de recogernos del hotel para llevarnos al aeropuerto. En nuestro camino de retorno, Patty me iba contando sobre los viejos amigos; además, Patty y María se habían conocido en mes de abril para la celebración de los 80 años de mi madre en Trujillo. Y así llegamos a nuestro punto de retorno. Ya antes en el hotel habíamos hecho nuestros chequeos de conexión Lima-Trujillo. Una vez ya chequeados subimos a las instalaciones de ingreso. El aeropuerto está bien implementado. Antes de ingresar a la sala de embarque, compré varias cosas de La Ibérica, inevitable si has visitado Arequipa. El vuelo salió casi en hora y llegamos puntualmente a Lima y en su aeropuerto estaríamos unas cuantas horas, en tránsito a Trujillo (¿algún día Trujillo tendrá interconexiones provinciales sin tocar Lima?).







Pero nuestras actividades no concluían con este viaje, sino que se prologaban ese fin de semana. En una cena que tuvimos el jueves 22, y a iniciativa de César Alva, nos embarcamos el viernes 23 a Cajamarca. Gracias a César regresamos al hotel donde estuvimos en los carnavales de este año: el Cabildo. Hizo las reservas telefónicas y Lorena nos consiguió los boletos por bus. Así el viernes 23 salíamos por fin de semana a tierras cajamarquinas.
Llegamos bastante temprano el sábado 24, así que descansamos un poco. Cajamarca estaba muy distinta a la que vimos en febrero. Algunos negocios habían cerrado. César estaba con sus familiares por unas fiestas, así que quedamos con él para más tarde. La idea era visitar dos lugares este primer día: la necrópolis de Combayo (http://labrujuladelazar.blogspot.pe/2012/03/combayo.html)  y el santuario de Polloc, lugar que habíamos visitado en febrero. Hicimos arreglo con un taxista para que nos llevara a Combayo; pero el viaje iba a ser un poco decepcionante. Había estado aquí en el 2009 y pensé que algo había mejorado; sin embargo, la realidad iba a ser otra. El mismo taxista estaba medio perdido. Para llegar al lugar tomas la ruta a las ventanillas de Otuzco (parte en pequeño de lo que veríamos luego) y sigues la ruta que conecta con Celendín como ruta final. Hay un buen tramo asfaltado y el paisaje es espectacular; pero la señalética es pobre y, por eso, nos terminamos pasando de nuestro objetivo. Llegamos al poblado de Combayo, donde nos dieron las instrucciones indicadas. 











Combayo es un lugar espectacular, pero en abandono. Hay que trepar y no es aconsejable para acrofóbicos. Las tumbas pertenecen a la cultura Cajamarca que data entre 500 a 1200 d. C.  Están en un lugar alto y está un poco más de tres mil metros s. n. m. Es considerado el cementerio más antiguo del Perú. Aquí hay más datos (http://www.mincetur.gob.pe/TURISMO/OTROS/inventario%20turistico/Ficha.asp?cod_Ficha=2298).  Ojalá Cajamarca deje de lamentarse con el tenso asunto de la minería y apunte al rubro del turismo, el cual puede mover tanto dinero como la minería y dar más empleo y mejorar la oferta de servicios. Habría muchos turistas  de buenos recursos que aman la arqueología que se desvivirían por visitar un impresionante espacio como Combayo. Pero si ni los mismos cajamarquinos conocen esta atracción, será bastante difícil que se lo promocione y se lo ponga en valor como se debe. Después de la caminata con María y Soraia, y con el conato de lluvia, emprendimos el retorno a Cajamarca.

Almorzamos en el Cascanueces. El Querubino, un buen restaurante, había limitado su carta casi a pastas. Son síntomas de una ciudad que está perdiendo el atractivo de visitantes. Luego, tomamos otro taxi para ir a Polloc. Este santuario ya lo habíamos visitado en febrero y quedamos deslumbrados. El viaje fue simpático. Hubo momentos de cielo despejado. Polloc es una joyita ubicada en medio de la campiña en la carretera Cajamarca – Celendín (http://elrincondeschultz.blogspot.pe/2015/02/polloc-y-los-carnavales-cajamarquinos.html). En esta oportunidad tuvimos algunos cambios positivos y negativos (depende cómo los veamos). Ahora ya el lugar cuenta con un punto de venta y la plaza exterior tiene muchas zonas más acabadas. Las paredes están terminadas. Pero ya está prohibido tomar fotos en el interior de la iglesia. Luego de verla, nos fuimos al claustro. Estaban en limpieza, por lo que tuvimos que esperar un momento. Una vez culminada la limpieza, procedimos a visitarlo. Ahora los portales están mejor trabajados. Lastimosamente también puedes ver algunas zonas con algunas piedras caídas. Es una obra delicada y hay que tener mucho cuidado con ella. Sin embargo, el lugar se debe visitar. El punto de ventas de trabajos hechos en piedra tallada o madera es interesante. Vale la visita. El mismo taxista no conocía el lugar y prometió regresar a este lugar con su esposa. Retornamos a Cajamarca para coordinar con César para la cena. 











Por la noche, los topamos con la procesión del señor de los milagros, razón por la cual varios bares y pubs estaban cerrados. Para ser sábado, una noche un poco triste.