Datos personales

Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
Mostrando entradas con la etiqueta tumbes. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta tumbes. Mostrar todas las entradas

martes, 15 de octubre de 2019

PUERTO PIZARRO, POTENCIAL TUMBESINO





Sábado 11 de mayo. Retorno a Trujillo por la noche. Puerto Pizarro para repasar luego de tantos años. La última vez que estuve ahí fue en 1998. Entre Jean Pierre, Maria y yo decidimos ir en taxi con un familiar del señor que nos alquiló el auto, días previos. Fue una buena decisión, pero no calculamos bien los tiempos. Isabelle había tomado la decisión de descansar y aprovechar lectura pendiente. César estaba con las responsabilidades de su trabajo que era arduo en esos días. Habíamos quedado con él en salir a almorzar a uno de esos rincones o huariques donde se come bien. Nos basamos en la información que nos dieron muchas personas, pero no era tanto el tiempo que nos tomó para recorrer todos los lugares de interés con calma Puerto Pizarro y sus atractivos. En realidad, aquí se ve algo de manglares, puesto que los mejores están en el Santuario Nacional Manglares de Tumbes, el cual está ubicado en la provincia de Zarumilla y su zona se comparte con Ecuador. Aquí la visita nos hubiera tomado mucho más tiempo. Una visita obligada en el futuro. Aquí tenemos un video interesante: https://www.youtube.com/watch?v=hTkssWjvDlw. Hay una fuerte campaña para cuidar estas zonas naturales, escasas en el Perú y abundantes en Ecuador. Aquí hay un documental más extenso, pero más antiguo de los 90: https://www.youtube.com/watch?v=R2y8UcurTiM. Aquí las indicaciones por las cuales los manglares deben de ser cuidados y preservados: https://andina.pe/agencia/noticia-manglares-cinco-razones-para-promover-su-conservacion-y-mitigar-cambio-climatico-745377.aspx. Perú tiene pocos manglares, ubicándose el último hacia el sur en la región Piura cerca de la playa San Pedro: los manglares de Vice. Desde ahí aparece el desierto hasta Chile hasta la zona central de ese país. Salimos a las 10 am. Luego de haber arreglado todas las cosas pendientes del hotel y pagar nuestras habitaciones y haber coordinado para que empleemos una sola (la nuestra) para poder ducharnos antes de viajar. Llegamos en poco tiempo, fuimos por la Panamericana en dirección a Ecuador; antes de Zarumilla está el desvío para ingresar al lugar. Ahora hay una suerte de portada dando la bienvenida a los visitantes. En el trayecto hay agricultura y criaderos de mariscos. A sugerencia de los lugareños, tomamos un servicio para nosotros tres de tal manera que nos podíamos desplazar a nuestras anchas y parar donde deseábamos. La primera vez que fui era un poblado pequeño, cuyo único atractivo era visitar los manglares y la Isla del Amor. Ahora es un poblado mayor con varios servicios, sobre todo restaurantes, llenos de música y buena comida marina. Es un pecado ir a la zona y pedir pollo o carne de res.  La actividad del lugar depende de las mareas por lo que a esta hora sí se podía visitar la zona, ya que con la marea baja toda actividad se detiene. Fuimos hacia el embarcadero para subir a nuestra lancha. Comenzamos a navegar por los manglares y nos fuimos a nuestro primer destino: el criadero de cocodrilos.  Accedimos al criadero a través de un canal estrecho rodeado de manglares. Este lugar es un proyecto hecho realidad en el cual podemos ver a este gran reptil que está en situación de riesgo por su caza indiscriminada, pero con este espacio se ha logrado rescatarlo de la indiferencia y se ha convertido en una atracción turística no solo para el turismo interno, sino internacional. El día de nuestra visita había una buena cantidad de gente que estaba recorriendo las instalaciones que cuenta con todo lo necesario. Pero necesita de nuestro apoyo para la sostenibilidad y educar a la gente para que no lancen objetos o alimentos inadecuados para estos animales. Tan importante es este proyecto que el Estado peruano ha emitido una moneda indicándolo como una de las riquezas de nuestro país. Aquí más datos: http://blog.pucp.edu.pe/blog/identidadperuana/2018/02/25/el-cocodrilo-del-rio-tumbes-a-pesar-de-todo-sobrevive/. El diario El Comercio le dedicó un especial a raíz de la emisión de la moneda: https://elcomercio.pe/peru/tumbes/cocodrilo-tumbes-cara-moneda-noticia-478580-noticia/?foto=6. Han separado a estos animales de acuerdo con sus edades, pues hay posibilidades de canibalismo. Hay una sección que acoge a muchos especímenes que tienen algún defecto físico (patas más cortas, hocico torcido) que no podrían sobrevivir con los otros. Una vez terminado el recorrido y haber contribuido con el lugar, nos fuimos a un lugar donde venden recuerdos del lugar: ahí compré un simpático polo del lugar, así como un libro de los manglares del autor Alberto Huamán Guimaray. Esta zona es todo un potencial. 




De ahí nos fuimos a la Isla de los Pájaros, que en realidad no es una isla sino un conjunto de manglares rodeados de agua que aísla a las aves de cualquier posible depredador; es por esa razón que las aves hacen sus nidos en esta por la seguridad de no tener ninguna serpiente (macanche) que merodee sus nidos o un zorro que robe los huevos o las crías que están empollando. Cuando íbamos en camino de la isla vimos a un señor que parecía que caminaba sobre las aguas, al estilo de Jesús en el mar de Galilea; lo que pasa que esa zona es de aguas poco profundas. 





Las aguas en estos lugares ya se mezclan las saladas del océano y las del río Tumbes, pues esta zona conforma en cierta manera su delta. De ahí nos fuimos a la Isla del Amor y el trayecto pasamos cerca a un restaurante llamado Peña Restaurante Turístico. Nos dijeron si queríamos almorzar, pero no era ese el plan. Creo que hay más cosas que se pueden explotar en este lugar. Le pedimos a nuestro barquero que nos retorne a la ciudad y nos llevó al embarcadero. Aquí contemplamos un espectáculo nada agradable: la pesca indiscriminada que arrasa con peces y moluscos que, al poder consumirse, los botan: o peor aún, un tipo de pez (parecía palometa) que solo utiliza parte del pescado y el resto es botado generando gran basura en la costa. Es pesca artesanal que no sabe cuidar sus recursos. Ahora las vedas ya son más estrictas (espero), pues debido a la explotación excesiva, casi desaparecieron las conchas negras y los grandes cangrejos rojos y las jaivas. Antes de retornar a Tumbes (era casi las 13 horas), fuimos a un pequeño restaurante a tomar unas cervezas (hacía calor) y probar el cebiche de conchas negras. Felizmente y gracias a nuestros bloqueadores – protectores, sufrimos pocas picaduras en una zona llena de mosquitos. Jean Pierre y Maria probaron el sabor fuerte de un cebiche de conchas negras. Un cebiche para abrir el apetito. El calor ya estaba arreciando en Tumbes. 


Llamamos a nuestro taxi para que nos recoja y vino casi puntual. Nos comunicamos con César para encontrarnos con César en el hotel y salir a almorzar. Nuestro destino: Los esteros. Para esto, tomamos dos mototaxis: Isabel y César iban en uno; Jean Pierre, Maria y yo en otro. Para Jean Pierre era la alucinación total: subirse a un mototaxi. Le dimos la dirección al chofer que era chico que nos indicó que la zona no era segura. Pero la llegar al lugar y por la afluencia de comensales, no íbamos a tener problemas. El almuerzo fue opíparo. Todas las delicias de un mar benigno en pescados y mariscos. 



Retornamos a nuestro hotel para caminar un poco por el malecón antes de ir a preparar nuestras cosas, ya que salíamos a las 7.30 pm. Nos fuimos a recorrer este lugar para luego ir a hacer nuestras últimas mudanzas. Al retornar a nuestro hotel, nos duchamos ya para estar listos y partir a la agencia.
Fin de nuestra estancia tumbesina.






domingo, 13 de octubre de 2019

MACHALA A VISTA DE PÁJARO





Viernes 10 de mayo. Ecuador. Este viaje lo planificamos gracias a los datos de César Alva. El día previo había logrado obtener todos los documentos necesarios para poder pasar con el auto a territorio ecuatoriano. Salimos a las 8:30 am con destino a Machala. La distancia entre ambas ciudades no es mucha; además por el lado ecuatoriano, cuentan con una red de autopistas que son la envidia de cualquier peruano que ve solo eso en Lima debido al excesivo centralismo de nuestro país. La distancia entre ambas ciudades es de un poco menos de 95 kilómetros. De haber estado en el mismo país, lo hubiéramos hecho en casi una hora; pero el problema estaba en los trámites de frontera. Años pasados la ruta obligaba la entrada a Zarumilla, pero ahora se ha hecho un espacio denominado Centro Binacional en el cual se concentra todo lo necesario para los trámites; ahora ya no ingresas a Huaquillas o Aguas Verdes.  Hay un espacio entre fronteras que es una situación de limbo. Previamente, en el camino, hacia la frontera fuimos testigos del gran drama de la migración venezolana: gran cantidad de personas de todas las edades, hombres y mujeres, caminan desde el puesto fronterizo hasta Tumbes e, incluso más allá, como lo habíamos constatado el primer día que nos íbamos a Punta Sal.  En el lado peruano, uno se encuentra con muchos emigrantes venezolanos que colmaban las instalaciones. En las oficinas tenemos que dejar la documentación del auto en ambas sedes nacionales y sellar nuestros pasaportes, proceso más rápido que ir con DNI. Nos advirtieron por el horario de atención para el retorno, lo que tuvimos que tomar en cuenta para no tener problemas con el vehículo. Hay ventanillas diferentes con el fin de dar prioridad a los demás viajeros y atender a los cientos de migrantes venezolanos que estaban ese día en las instalaciones. La ONU ha ayudado instalando tiendas para que la gente, sobre todo los más vulnerables como niños, mujeres y ancianos, tengan un lugar donde dormir y algo de comer. El drama es grande.
Una vez culminados todos los trámites salimos a la carretera e ingresamos a territorio ecuatoriano. Hay varios controles que han aparecido por el problema de los migrantes, a los cuales facilita para que se dirijan rápidamente a la frontera peruana. Los días que estuvimos eran previos al cambio de régimen migratorio que estaba poniendo ahora Perú; por eso, la gran cantidad de personas que apuraban su paso para ingresar a nuestro país, puesto que Ecuador no les permite su permanencia. Ecuador, para ellos, es un corredor. La primera vez que estuve en Machala fue en 1975. Iba a esta ciudad luego de 44 años. Muchos cambios desde entonces. Ecuador cuenta con un sistema vial de primera. Una amplia autopista une la ciudad de Machala con la frontera peruana. Aunque el lado peruano cuenta con un tramo de buena carretera, no se puede decir lo mismo con el tramo entre Zarumilla y Tumbes, el cual deja mucho que desear, habida cuenta que en ambos lugares tuvimos lluvias del Niño costero en el 2017. Calles y carreteras están en un estado estupendo. Mientras que Tumbes, Piura, Chiclayo o Trujillo… Ecuador es mucho más formal en muchos aspectos que nosotros. La conducción es de lejos más respetuosa de la ley vial que aquí. Tampoco tienen cosas impensadas como mototaxis o ticos, aberraciones del populismo fujimorista que se permitió estos errores para que los miles de despedidos durante las privatizaciones de empresas públicas y la reducción del Estado lanzaron a la calle a muchos desempleados. En la ruta cruzamos algunos poblados como Arenillas o Santa Rosa, a los cuales no ingresas por ser este sistema una autopista. Mientras que el drama que vivimos con la inacabable Autopista del Sol cruza ciudades sin tener otros accesos. Una pesadilla. Conducir en Ecuador es un placer. Casi ya a mediodía llegamos a Machala. La ciudad está mucho más organizada que Tumbes, calles asfaltadas, buena señalización, amplias avenidas y un tránsito bastante fluido en el que no ves combis ni mototaxis imprudentes. La ciudad incluso está mejor urbanizada que Chiclayo o Piura, pese a ser una ciudad más pequeña en cuanto a número de habitantes, casi unos 250 mil. Se la conoce como la Capital del Banano, aunque confieso que no vi muchos. Aquí más datos de la ciudad y región (que llaman cantón): https://www.ecured.cu/Machala_(Ecuador). Nuestro objetivo era al centro de la ciudad a la plaza principal y hallar un estacionamiento para el auto. La idea era caminar un poco e ir a una agencia de información turística para aprovechar nuestro tiempo. Dejamos nuestro auto en una cochera que hace esquina entre las calles Ayacucho y Rocafuerte a una cuadra de nuestro objetivo. Llegamos a la plaza y decidimos visitar la catedral, llamada Nuestra Señora de la Merced ( https://ec.viajandox.com/machala/iglesia-catedral-A656). Una vez concluida nuestra rápida visita, nos fuimos al parque a ver la exposición de artesanía. Para los peruanos, la vida cotidiana es cara por la dolarización. Un día antes habíamos sacado varios dólares para no tener problemas con los pagos; vi un nacimiento de madera de origen otávalo y lo compré. Fue lo único que hice. Luego nos fuimos a una oficia de turismo para que nos dé la prioridad de visitas: Puerto Bolívar para visitar la isla Jambelí (https://ec.viajandox.com/machala/puerto-bolivar-A651). Lo interesante de la realidad geográfica de esta parte que pertenece al Golfo de Guayaquil es que está llena de manglares y tienen pocas playas de arena. Una de estas se encuentra en esta isla que es el balneario de los residentes. Antes de sacar el auto para ir al atractivo señalado, fuimos a dar una vuelta: quise comprar un polo (que llaman camisetas) y el precio en soles era exorbitante. Ni modo.




Así que sacamos nuestro auto y nos dirigimos a este puerto, donde íbamos a almorzar, además. Las autopistas te llevan rápido al destino. Nos dirigimos al puerto de embarque a Jambelí. Hay una serie de restaurantes y bares en los cuales puedes comer o refrescarte, pese a que no era un día muy caluroso. Escogimos uno no muy lejos del embarcadero. Hubo problemas para entender algunos platos; por ejemplo, pedí uno de camarones, pero aquí son los langostinos. Luego de haber culminado nuestro almuerzo y con ligera caminata nos fuimos al embarque. El precio era de 4 dólares ida y vuelta (no hay que perder el par de boletos que recibes) y esperamos unos 15 minutos para embarcar. Subimos a una lancha que nos llevaría a nuestro destino. La isla Jambelí es bastante larga y corre paralela a la costa sur ecuatoriana. El puerto es el segundo en importancia en Ecuador por lo que ves una flota interesante de barcos cargueros a la espera de descargar o cargar sus conteiner. La travesía no es muy larga, un poco menos de una hora. Vas rodeando la parte noreste de la isla hasta que ingresas en una zona de manglares hasta llegar al balneario de Jambelí. Es la playa que tiene arena. Aquí hay muchos restaurantes. Tras una hora disfrutando de la brisa marina y viendo el atardecer, retornamos al embarcadero. Hicimos el mismo trayecto y fuimos a buscar el auto para retornar a Tumbes.
El camino de retorno ya fue anocheciendo. Decidimos llenar el tanque de gasolina, puesto que aquí sí era barata (ahora están en plena turbulencia por las medidas tomadas por su presidente). Los ciudadanos y comerciantes ecuatorianos ahora viajan a Perú a comprar cientos de cosas, puesto con el cambio a ellos Tumbes y Perú les es muy barato. Comida, ropa y electrodomésticos son la atracción. Por esa razón, Tumbes está viendo ahora este auge de malls para atraer a los ecuatorianos a consumir. Lo mismo que Tacna con Chile. Por eso se entiende que en los últimos años se haya incrementado la presencia de muchos turistas ecuatorianos que van hasta Piura por los costos. He aquí esta noticia de hace 3 años: https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/septimo/1/el-turismo-hacia-el-peru-aumenta-por-la-depreciacion-del-sol. Aquí vemos una centrada en el problema comercial, también de hace tres años:  https://www.elcomercio.com/actualidad/comerciantes-huaquillas-peru-ventas.html.






El retorno lo hicimos por una vía alternativa lo que nos causó un poco de temor, pues no sabíamos hacia dónde íbamos. Por eso preguntábamos con cierta frecuencia sobre nuestro destino. Tomamos la vía Balosa-Machala, que era estrecha, pero estaba en buen estado. Tomamos la autopista nuevamente a la búsqueda de un grifo para llenar de gasolina. Nos confundimos a la altura de Santa Rosa e ingresamos un breve tramo regresando nuevamente a la autopista. El tiempo nos estaba quedando corto para cruzar la frontera previa entrega de papeles y certificados en ambos lados. Un poco antes de llegar a la frontera vimos una estación que estaba a la otra orilla, así que tuvimos que dar una vuelta en la zona indicada. Llenamos el tanque (ahora con la tensa situación esto cambiará) y comenzó el retorno. La salida de Ecuador tomó más tiempo, pues se había caído el sistema fuera del hecho que algunos funcionarios eran para ahorcarlos por su actitud. Quizá estaban fastidiados por todo este problema de la migración masiva, aunque nuestras ventanillas eran en otra zona de atención. En fin.
Ya en territorio peruano llamamos al dueño del auto para indicarle que ya estábamos prestos para llegar a Tumbes y devolver el auto. Llegamos casi a las 9 pm. Fuimos a cenar en nuestro restaurante para tomar unos cuantos tragos y comer rico.
Una jornada apasionante.






domingo, 1 de septiembre de 2019

TURISMO NORTEÑO: RIESGOS Y OPORTUNIDADES (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 01 DE SETIEMBRE)


Este año con un grupo de amigos y familiares, he tenido la oportunidad de ir a diversos lugares del Norte peruano. Tumbes, Lambayeque y Amazonas fueron las regiones elegidas por mis amigos para poder buscar descanso y conocer más maravillas naturales y arqueológicas que tiene nuestro país. Durante los fascinantes y, a la vez, frustrantes viajes uno puede constatar cuáles son las fortalezas de nuestro Norte y cuáles son las debilidades y riesgos que aquejan a nuestras ciudades y entornos por las cuales nos estamos quedando rezagados en el circuito mundial de un turismo selectivo como el arqueológico, gastronómico, ecológico y paisajista.
Me quiero focalizar en dos debilidades: sistema vial en su conjunto y servicios. Lo relacionado a servicios, hay notables avances que puedes percibir tanto en hoteles como restaurantes, este último con un buen camino por recorrer aún. Es frustrante llegar a diversos establecimientos y ver las condiciones higiénicas del mismo. En ese sentido, el núcleo de Chachapoyas y sus alrededores han dado un salto cualitativo significativo: cada vez hay más restaurantes con condiciones de salubridad satisfactorias. Lo mismo se ve en Tumbes al visitar algunos hoteles y restaurantes. La ola de turistas ecuatorianos en esa zona ha permitido el incremento de la oferta gastronómica. Y Chiclayo sí tiene una interesante variedad que resulta atractiva para los viajeros extranjeros. Pero hay que avanzar más.
En cuanto al sistema vial hay todavía una gran brecha urgente de solucionar; no solo para el turismo, sino para el bienestar de todos nosotros. Además, es necesario incluir en este punto la cultura vial tan venida a menos en el Norte peruano. El estado de las carreteras y calles de las ciudades norteñas ahuyenta a los conductores que viajan por placer; además está la avezada forma cómo se conduce por todas las vías costeñas norteñas. Accidentes pequeños y mortales son frecuentes, no solo por choques y arriesgadas maniobras que hacen vehículos públicos como privados; sino por accidentes causados por peatones que no tienen conciencia del espacio en que se desplazan. Manejar en Perú es un acto que linda con el heroísmo y el riesgo mortal. La inacabada Autopista del Sol es una gran frustración. La red vial es insuficiente. En la Región Amazonas hay zonas bellas, valles sorprendentes y restos arqueológicos interesantes; pero las rutas de acceso son lamentables. Por otro lado, conducir en nuestras ciudades plagadas de mototaxis y ticos, duchos en hacer maniobras irresponsables, termina por hacer colapsar los nervios de cualquier templado conductor. Las reglas de tránsito son letra muerta y un ejemplo de ello es Trujillo. Una diferencia que experimentamos con las autopistas y calles ecuatorianas en nuestra visita en mayo. Envidia total.
El turismo es un motor que involucra muchas empresas, instituciones y ciudadanos. Cuidemos nuestra gallina de los huevos de oro.

domingo, 18 de agosto de 2019

NUEVAMENTE AMOTAPE: HACIA EL BOSQUE SECO




Jueves 09 de mayo. Nos íbamos al Parque Nacional de Amotape. El día anterior habíamos hecho todas las coordinaciones con la agencia de la empresa de turismo Mayté Tours que queda en plena Plaza de Armas. Este iba a ser nuestro punto de partida. El bus partía desde la misma plaza. En este tour nos fuimos Isabelle, Jean-Pierre, Maria y yo. Mientras estuvimos en la plaza, aprovechamos para hacer unas cobranzas y compras en los bancos que se hallan en la calle principal (que es peatonal), calle Bolívar. Además, aprovechamos para entrar en la catedral. En la esquina de la plaza que da hacia la misma catedral, se reúnen numerosos venezolanos, hombres y mujeres, viejos y niños, que tratan de pasar el día vendiendo cosas o esperando un trabajo. La tragedia de la migración venezolana se ve con más impacto aquí por estar cerca de la frontera y por ser una ciudad más pequeña. Algunos de ellos tienen algunos trabajos e incluso dan trabajo a otros compatriotas; pero algunos peruanos están molestos con ellos, pues han generado un desborde de servicios en la ciudad. Además, esta situación ha llamado la atención a muchas instituciones internacionales para tratar de mitigar esta terrible situación de los miles de migrantes. Ingresamos a ver la pequeña catedral o la iglesia matriz San Nicolás de Tolentino; la vez pasada que estuve no pude visitarla en su interior. Pero lo que sí es lamentable es la situación del edificio del antiguo Cabildo de Tumbes. Es un interesante edificio de madera y adobe que está en estado calamitoso. Espero que no sea una víctima más del errado concepto de modernidad que se dedica a demoler todo para construir cosas de mal gusto. La última vez que estuve antes de esta visita ya el edificio mostraba visos de un marcado deterioro, pese a que se lo usaba como local de la Biblioteca Municipal. Hay propuestas de reconstrucción, pues está considerado como Monumento Patrimonial desde 2003. Esperemos que haya voluntad, sobre todo, política. Aquí una información técnica para su reconstrucción hecha por unos arquitectos e ingenieros civiles (http://www.revistas.uni.edu.pe/index.php/devenir/article/view/635/950). Luego, haciendo un poco de tiempo, fuimos a ver el monumento que se yergue en la Plaza en recordación de la Batalla de los Manglares de 1532, la cual duró 15 días. Esta batalla fue contra Pizarro y dirigida por el curaca Chilimasa de quien se tiene pocos datos. Históricamente, es el primer caso de resistencia en lo que correspondería al actual territorio peruano. El encuentro se dio en lo que es Corrales, no muy lejos de la actual Tumbes. Por tal acción, la Municipalidad de Tumbes, lo declaró Señor de Tumbes en el 2000. El Ejército Peruano hizo su oficial reconocimiento de este primer héroe nacional en el 2010.  Así nació nuestra nación, un parto doloroso. El rostro de este personaje descuella sobre la concha acústica que domina la Plaza; además, hay otros elementos que evocan este suceso tan poco conocido por el resto de los peruanos.





Nuestro guía nos esperaba en la agencia y nos invitó a ir al bus que no estaba lejos de la Plaza. En el camino nos detuvimos un rato a ver una casa hecha en caña de Guayaquil que se encuentra en plena esquina de las calles Grau y Los Andes. Una bella construcción que se usa para el comercio y que está en franco deterioro. Muchas de sus casas están dañadas por el último Niño del 2017; Tumbes debería apostar por un buen turismo, pues los ecuatorianos “bajan” a esta ciudad por sus restaurantes, sus costos de abarrotes, sus playas; de convertir Tumbes en una ciudad simpática, muchos ciudadanos (restaurantes, hoteles, transporte público y privado, guías, tiendas comerciales, mercados, un largo etcétera) se verían beneficiados. Ojalá que lo vean así. El bus estaba estacionado sobre la calle Los Andes y desde ahí empezamos nuestro recorrido: íbamos ir en paralelo por el río Tumbes por la orilla norte e íbamos a regresar por la otra orilla. Cruzamos varios poblados: Garbanzal, Tacural hasta llegar a Pampas de Hospital, punto al cual llegamos la oportunidad anterior en el año 2007 en un viaje a Zorritos y que lo extendimos a Tumbes por un solo día. (https://elrincondeschultz.blogspot.com/2008/12/amotape-mundo-por-ver.html). Desde Pampas un tramo del camino se volvió tortuoso. Pero luego retomamos la carretera asfaltada hasta ingresar a la zona Bocana Carrillo para luego entrar al bosque en sí ya en un camino de trocha para ir hasta el Cañón del Mango desde del cual veríamos un paisaje impresionante. Una vez que ingresamos al lugar, nuestro joven guía dio una instrucción al conductor que hizo que el vehículo se hundiera en un lecho de río seco. Luego de trabajar varios minutos, se apareció una camioneta salvadora del SERNAP. Luego de este incidente, nos dirigimos a un pequeño poblado en el cual ordenaríamos nuestro almuerzo, luego de visitar el bosque y tratar de bañarnos en las aguas del río Tumbes. Nos estábamos internado a un bosque seco ecuatorial. Llegamos al punto desde el cual haríamos la caminata. Isabelle decidió descansar, un poco agobiada por el calor. Aún recordaba la tortura de la caminata a las cataratas de Gocta. Comenzamos nuestra caminata, luego de dejar el mayor número de cosas para que no nos estorbe. Como era un bosque seco, no vimos muchos ceibos (en realidad, vimos solo uno), pero sí muchos algarrobos y otros árboles como el pasallo, charán y el famoso palo santo, especie que están considerada en peligro de extinción. El calor sí era fuerte, lo que hacía un poco difícil la caminata. La vista desde el mirador sí bien valía una misa con sermón incluido. Cerca del mirador había un punto geodésico. Al descender nos encontramos con una gran iguana de tierra (llamada Iguanón, otros pacazo) el cual estaba tranquilo contemplado a esos extraños que estaban por sus tierras. Aquí más datos de esta zona, todavía poco visitada por los peruanos: http://www.sernanp.gob.pe/cerros-de-amotape





De ahí nos llevaron a un lugar muy cercano para probar las diversas frutas de la región: carambola, mangos, pomarrosas, cocos. La visita llegó a su fin y nos fuimos a almorzar: un cabrito con frejoles. Se nos había ofrecido la oportunidad de bañarnos en un codo del río, pero no nos pareció muy limpia la zona. Con ese prejuicio, nos fuimos a almorzar temiendo problemas de higiene; pero no. Como tienen costumbre de recibir viajeros, las condiciones eran buenas y la comida sabrosa, tanto así que repetimos los frejoles que estaban ricos. Una vez concluido el opíparo almuerzo, comenzamos el retorno a Tumbes. Ya en el camino, nos detuvimos a ver un cementerio para ver las costumbres funerarias. 




Y quisimos visitar el complejo arqueológico Cabeza de Vaca, pero estaba cerrado. Esos detalles que no deben de suceder. Este se halla en el poblado de Corrales, del cual se habló al inicio de este texto. Parece ser que este lugar tuvo mucha importancia en la época prehispánica para muchas culturas, pues desde aquí se llevaba el famoso Spondyllus, cuya presencia se ve en muchísimas culturas de la costa y sierra, como Moche, Cajamarca e Inca. La zona cuenta con una gran huaca (Del Sol) y los talleres en los que se trabajaba este material que era considerado sagrado en tiempos antes de los españoles. La arqueología e historia se están abriendo paso para rescatar este sitio y lo han incluido dentro del camino inca. Para desgracia de la zona, el museo de sitio sufrió un robo de piezas y material. El tráfico de piezas de arte y objetos arqueológicos en nuestros países son fomentados por mafias poderosas que mueven mucho dinero ilegal y ocupa el segundo puesto, tras el narcotráfico; así de poderoso es. Es, pues, un sitio que hay que poner en valor para que los tumbesinos se involucren en cuidar más su riqueza histórica: https://qhapaqnan.cultura.pe/proyectosdesitio/proyecto-integral-cabeza-de-vaca. Este vínculo es para investigar más: https://qhapaqnan.cultura.pe/sites/default/files/mi/archivo/CdV.pdf
Llegamos a Tumbes a las 4 de la tarde para hacer las gestiones necesarias para ir a Machala al día siguiente. Tenía que sacar el permiso notarial con el fin de poder pasar a territorio ecuatoriano. Lo hice con comodidad. Quedamos para ir a cenar con César a un buen restaurante donde había langostas y otras delicias: Eduardo El Brujo. La variedad era buena, además que servían buenos tragos. Luego hicimos una caminata para buscar agua para el viaje. Hay un paseo interesante en la ciudad. Para despedir nuestro segundo día en Tumbes.