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Trujillo, La Libertad, Peru
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martes, 26 de septiembre de 2023

CAJAMARCA, CAJABAMBA, NAMORA... DULZURA E HISTORIA (CRÓNICA DE VIAJE)

 



03 de agosto. Nos íbamos de periplo hacia el sur, hacia Cajabamba. He estado en esta ciudad dos veces. La primera vez fue en 1983, luego de El Niño del 82-83. En ese entonces el viaje desde Trujillo a Cajabamba era complicado. Salías en un pequeño ómnibus para 40 personas y terminaron viajando casi 100 ¡Hasta en el techo! Una real locura, con peripecias peligrosas como los retrocesos ante la presencia de camiones u otras unidades más grandes que el bus en el que íbamos. De locura. Aquí comparto mis impresiones de ese viaje más el que hice en el 2010 (https://elrincondeschultz.blogspot.com/2010/08/reencuentro-con-cajabamba-1.html). Salimos temprano de Cajamarca. César había ido a tomar desayuno con nosotros para agilizar la salida. Hay una carretera asfaltada hasta el lugar, por lo que el viaje no iba a ser tan tedioso (aunque después nos daríamos cuenta de que sí, en cierta manera). Antes de salir de la ciudad, echamos un poco más de diésel. Por si acaso. La camioneta alquilada era una Toyota Hilux totalmente nueva (2023). El dueño ofrece servicio a las compañías mineras del lugar. Una camioneta prácticamente estrenada por nosotros y que con la que íbamos a pasar una peripecia al día siguiente. Este trayecto lo hice, de manera inversa, en 1984. El viaje fue largo, la carretera era de trocha y terminamos la ruta llenos de polvo de toda la tierra levantada en el trayecto de entonces. Ahora hacíamos la ruta en sentido contrario. En la segunda visita sólo la hicimos desde Trujillo a Cajabamba. Era, pues, toda una ruta nueva para mí. César me iba indicando la ruta. Fui conduciendo todo el trayecto y parábamos en ciertos lugares. Veíamos cómo se iban construyendo conjuntos habitacionales o nuevas urbanizaciones en terrenos fértiles; esta errada situación va a pasarle factura con el tiempo a la sostenibilidad alimenticia de la zona. Además, César nos contaba todo el problema que hubo y hay con el manejo de comunidades campesinas con las tierras y zonas agrícolas que generan todo un tráfico de corrupción. Sin ir muy lejos, lo vemos también con ciertas comunidades campesinas como las de Huanchaco que se acogen a una ley otorgada durante el Fujimorato y ha desembocado en el caos que vivimos tanto en la ciudad como los procesos de urbanización que no están bien regulados. Basta ver lo que sucedió en Piura con las recientes lluvias e inundaciones, las cuales terminaron dañando e inundando tierras que se vendían como seguras. Sin embargo, hay algunas interesantes propuestas de zonas urbanizadas a modo de retiro de la ciudad y su caos; recuerdo que, en Israel, ya en los 80 mucha gente no vivía en las ciudades; iban a pequeñas aldeas (no en el sentido infraestructural de servicios, pues tienen todo) con buenas de comunicación que permite a la gente vivir cómodamente e ir rápidamente a sus zonas de trabajo por buenas autopistas o buen sistema de transporte masivo, cosa de las que nuestro país adolece. Miguel, en Buenos Aires, no vive en la ciudad, sino lejos de ella. Se pensaba que con lo del COVID 19 iba a generar esa tendencia, pero la costumbre gregaria al extremo y el mal diseño de nuestro país con el terrible centralismo limeño hace que esa tendencia no prospere en nuestra sociedad. Veamos un caso colombiano (https://www.semana.com/hablan-las-marcas/articulo/migracion-por-la-pandemia-en-que-tipo-de-ciudades-prefiere-vivir-la-gente-y-que-espacios-quiere-habitar/202100/). Otro caso:  https://blogs.iadb.org/ciudades-sostenibles/es/mudarse-a-los-suburbios-una-tendencia-transitoria-generada-por-la-pandemia/. El centralismo y la gran concentración económica son otros de los males que nos tomarán mucho tiempo de erradicar en la sociedad y su imaginario (https://www.wikiwand.com/es/Centralismo_en_Per%C3%BA) (https://www.youtube.com/watch?v=KNkgWcsnDEs).




La carretera, aunque asfaltada, está plagada de curvas (muchas) y rompemuelles que ralentizan demasiado el viaje. Como la carretera ha sido hecha vinculando las poblaciones, generalmente los nuevos pobladores tienen la mala costumbre de construir, de instalarse al lado de la carretera. Esa es la pesadilla de la Autopista del Sol que tiene ¡Rompemuelles! Una autopista con rompemuelles. Alucinante. Entre curvas y rompemuelles, llega a ser una tediosa visita. Sé que hay viajeros locos y lo ves en las combis que cruzan intempestivamente; pero a estos locos del volante los rompemuelles no les hacen la menor mella. Así llegamos a Namora, lugar que visitaremos con más calma al retorno. En el trayecto de Namora a San Marcos, María se sintió mal; llegamos a San Marcos y nos detuvimos temporalmente en un grifo en las afueras de la ciudad. Como teníamos que ir a una farmacia, nos fuimos a la plaza principal de la ciudad. Ahí estuvimos un poco más de una hora y nos dio tiempo de visitar su iglesia principal, pequeña y en proceso de restauración. Aquí su historia: https://munisanmarcos.gob.pe/web/index.php/provincia/historia-de-la-provincia. A la salida cruzamos un puente sobre el río Cascasen donde empieza un tramo de trocha. Este río, como muchos de nuestro país, se había convertido en un verdadero botadero de todo tipo de residuos. El año pasado lo limpiaron (https://www.regioncajamarca.gob.pe/portal/noticias/det/5130). ¿Cuánto durará? Hicimos un alto, pues César quería recoger tara, la cual es muy buena para la garganta, fuera de ser empleado antiguamente como tinte (https://www.amazon-andes.com/es/tara-usos-beneficios-propiedades/). Nos falta mucho por aprender de la medicina natural, esa que fue parte del folklore y que muchos investigadores extranjeros han sabido robar para ser patentados y luego limitar su uso libre como ha pasado con la Uña de Gato, por ejemplo. Leamos este artículo, por ejemplo: https://www.aldia.unah.edu.pe/la-tara-una-planta-de-importancia-economica-en-el-peru/. Un mendigo sentado en un banco de oro, Raimondi dixit. Seguimos nuestra ruta. Llegamos a Aguas Calientes, sobre el río Crisnejas (https://www.asiescajabamba.com/2009/10/rio-crisnejas-limite-entre-cajabamba-y.html). Este lugar fue de grata recordación de ese primer viaje, pues nos quedamos “varados”, luego de una visita a La Grama. Un señor conocido de mi padre nos invitó a ir a recoger zanahoria y otros vegetales para llevar a Cajamarca. Como no podíamos regresar a Cajamarca tan tarde por ser los tiempos de Sendero Luminoso y el toque de queda, nos fuimos hasta Aguas Calientes. En el trayecto vimos el cielo estrellado más limpio que uno pueda imaginar. Nos alquilaron un cuarto con colchón de paja: experiencia de viajeros. Al día siguiente, queríamos lavarnos y la señora nos dijo que fuéramos al río para tener agua caliente, pues es zona de aguas termales. En ese entonces, no estaba ordenado; ahora es otro paisaje. Y para poner la cereza a la crema de la experiencia, aquel julio de 1983, la zona estaba en emergencia por epidemia de paludismo. Ahora es otra cosa: https://consultasenlinea.mincetur.gob.pe/fichaInventario/index.aspx?cod_Ficha=672. (https://rpp.pe/peru/actualidad/cajamarca-aguas-calientes-destino-turistico-de-san-marcos-noticia-593787). 40 años no han pasado en vano. En la ruta habíamos captado una buena emisora de radio con música de rock del recuerdo. Este encuentro también me traería un grato momento. Comenzamos el ascenso a Cajabamba. Un poco antes de llegar hay un serpenteo que hay que ir con cuidado. Hay, además, muchos locos de volante que hacen colectivo Cajamarca – Cajabamba diario. De pensarlo. Así llegamos a Cajabamba, la “Gloriabamba” de Simón Bolívar. 






Dejamos la camioneta en la plaza de armas, la cual está bien conservada y no tiene feas construcciones como veríamos en Chota o Bambamarca. Cajabamba sigue siendo una ciudad atractiva (https://rpp.pe/peru/actualidad/conozca-la-siempre-fiel-ciudad-de-cajabamba-noticia-595883). Tomamos el Jirón Grau, ahora peatonal, para tener información de la zona y ver otros atractivos; en mi anterior visita fui a las cataratas de Cochecorral, una visita muy accidentada que cuento en esta crónica: https://elrincondeschultz.blogspot.com/2010/08/cajabamba-hasta-una-proxima-vez.html. También fuimos a Cauday, como narro en esta otra crónica (https://elrincondeschultz.blogspot.com/2010/08/cajabamba-hasta-una-proxima-vez.html). En realidad, íbamos a estar un par de horas en la ciudad, por lo que fuimos a caminar un buen rato y de ahí a almorzar al restaurante Sabor Cajabambino. María sólo podía tomar una buena dieta de pollo y le agregó arroz. Nosotros atacamos otras truchas fritas. Al salir nos fuimos hacia el Mercado Municipal por el Jr. Grau. Allí me encontré con la farmacia que me curó las llagas que me hice en la visita accidentada a las cataratas de Cochecorral. Recuerdos. En la misma calle procedí a comprarme una gorra con visera y unas sandalias para baño, las que había dejado en uno de los viajes. Teníamos intenciones de ir a los Baños del Inca el último día de nuestra estancia en Cajamarca. Llegamos al Mercado, no encontramos nada atractivo, así que les sugerí visitar las calles aledañas a la plaza para ver con tristeza que muchas casonas antiguas estaban a la venta y con la certeza de que muchas iban a ser demolidas para ser horrorosos edificios como los que vemos ahora por todas partes como símbolo de poder económico y mal gusto. Antes de retornar a Cajamarca, fuimos a ver la casa de José Sabogal, la que espera alguna vez ser restaurada. Es lo mínimo que puede hacer la ciudad a un hombre que dio fama a la ciudad y se convocaba un concurso nacional e internacional a su nombre (como lo vi en el 2010). La casa está parcialmente intacta, pero falta mucho más para un hombre clave para la pintura nacional y promotor del movimiento indigenista (https://noticia.educacionenred.pe/2014/03/biografia-quien-fue-jose-sabogal-jose-arnaldo-sabogal-dieguez-wikipedia-org-050652.html) (https://hal.science/hal-01846780/document). La historia en cuanto a la relación entre Bolívar y Cajabamba es bastante complicada, aquí tenemos una interesante versión de este complicado periodo histórico: https://www.youtube.com/watch?v=T-vZn-ytR4k. Hay algunas explicaciones que merecen mayor investigación; también está la observación sobre una lucha de independencia incruenta, ¿sería posible o no? Sobre todo, en una sociedad tan acostumbrada al sistema del cual sacaban mucho provecho. Complicada la situación.




Iniciamos nuestro retorno. Al salir de Cajabamba en dirección a Cajamarca hay un mirador interesante que nos da una vista del valle: el Mirador Virgen del Rosario. En el camino pasamos por Ichocán, la tierra de la cantante Yma Súmac (https://andina.pe/agencia/noticia-yma-sumac-quien-fue-esta-prodigiosa-artista-peruana-y-como-logro-conquistar-mundo-909261.aspx). Esta cantante fue todo un prodigio (https://www.youtube.com/watch?v=7JWxNqyIRtk) (https://andina.pe/agencia/noticia-yma-sumac-quien-fue-esta-prodigiosa-artista-peruana-y-como-logro-conquistar-mundo-909261.aspx). Nuevamente pasamos por Aguas Calientes y en el trayecto, de pronto, en la radio comenzó a difundirse la canción Wish you were here de Pink Floyd (https://www.youtube.com/watch?v=IXdNnw99-Ic). Esa canción la escuchaba en mi primera visita en 1983: la escuchaba cuarenta años después. Una ola de recuerdos me vino a la memoria y las compartí con todos mis compañeros de viaje. Pasamos de largo San Marcos para irnos a Namora. Nos estaba esperando. Namora es un pueblo simpático, de postres y músicos. Luthier de guitarras y deliciosos alfajores de gran variedad y otros bocaditos (https://andina.pe/agencia/noticia-cajamarca-conoce-namora-ciudad-las-guitarras-hermosos-paisajes-y-deliciosa-comida-860087.aspx). Dejamos la camioneta en la pequeña plaza y nos fuimos a ver la iglesia que estaba siendo refaccionada. Al salir nos dirigimos a una tienda a ver guitarras, pero decidimos ir por alfajores; así nos dirigimos a La Casa del Alfajor Namorino. Entramos al lugar y nos dieron a degustar diversos tipos de alfajores (de maicena, de yema, etc.…) (https://www.youtube.com/watch?v=jDQ4Iq77v2w). El alfajor es siempre una delicia. En Argentina compré y me regalaron varios de estos; aquí también los hay deliciosos (https://www.directoalpaladar.com/cultura-gastronomica/que-alfajores-cual-su-origen-que-se-diferencian-cada-pais). Al salir de Namora nos fuimos a una formación de rocas en las que se distinguen formas de animales ayudados, obviamente, por la imaginación (https://seturismo.pe/cajamarca-bosque-de-piedra-los-sapitos/). En el lugar había algunos niños que vieron el lente zoom de mi cámara y se acercaron a ver con más detalles. Los chicos estaban fascinados. Ya se hacía tarde y queríamos regresar a una buena hora a Cajamarca. 





En la ruta, César nos sugiere regresar por Llacanora y de ahí a Baños del Inca. En Llacanora estuvimos en el 2018. Aquí la crónica de ese viaje: https://elrincondeschultz.blogspot.com/2018/06/san-nicolas-y-llacanora-cajamarca-vieja.html. Al llegar, nos fuimos al Real Plaza, pues María estaba buscando unos pantalones que había comprado en la visita que tuvimos en el 2015. En ese centro comercial hay varias tiendas que venden ropa especial para viajes. Ella no pudo encontrar lo suyo, pero yo compré unos calzados silenciosos. Nos fuimos a dejar las cosas y busqué un espacio para estacionar la camioneta. Eso nos dio tiempo para poder ir al Querubín. Una buena cena para cerrar el día.

Al día siguiente nos íbamos a Chota.







martes, 19 de septiembre de 2023

CAJAMARCA, UNA NUEVA VISITA (CRÓNICA DE VIAJE)

 





01 de agosto. Todavía me quedaba una semana de vacaciones. Carmen Ortega, una buena amiga española, estaba de visita por Perú y con María habíamos coordinado para ir a Cajamarca por unos cuantos días. César Alva, otro buen amigo, ya había hecho todas las reservaciones necesarias (hotel) para ir con tranquilidad, pues estas semanas son temporada alta y el hotel estaba lleno. Además, gracias a un sobrino de César, nos habíamos contactado con un señor para que nos alquilase una camioneta por esos días: íbamos a estar cuatro días en la ciudad y sus alrededores. Este viaje era descubrir varias cosas de manera personal; gracias a la guía de César pudimos llegar a nuestros destinos fuera de Cajamarca. Las últimas visitas han estado signadas por trechos como Celendín y Balsas, o San Pablo. Ahora queríamos ir a Cajabamba por el sur y Chota por el norte. Íbamos a salir el martes 01 por la noche por Línea. Habíamos almorzado con Carmen y María en el Club Central, y María pidió una sopa criolla que no le iba a caer nada bien y que iba a marcar nuestra visita. En el viaje terrestre a Cajamarca, Maria estuvo bastante mal. Quizás hubiera esperado tomar un desayuno ligero, pues por la tarde no iba a estar bien.





02 de agosto. Llegamos a Cajamarca muy temprano, ya nos estaban esperando en el Hotel El Cabildo, no lejos de la Plaza de Armas. Nos instalamos provisionalmente en un cuarto hasta que nos cambiaron a otro más amplio y cómodo. Tomamos un buen desayuno con el delicioso “pan de piso” que hay en esta ciudad. César vino a vernos y se coordinó el recojo de la camioneta, la que nos entregaron casi a las 10 de la mañana. Ya con vehículo decidimos ir primero a Polloc, una zona que tiene un proyecto con los salesianos que han permitido la construcción de una bella iglesia y la instalación de talleres para una comunidad con una artesanía y creatividad tan ricas. Tomamos la ruta para los Baños del Inca y con ayuda de César fuimos yendo por ciertos lugares para evitar el tránsito. Además, nos premunimos de protector solar, pues el sol sí quema. El trayecto mostraba un tráfico considerable para llegar al lugar, cuyo acceso ha sido cambiado al que yo recordaba. A nuestra llegada, llegaron otros vehículos más. La primera vez que lo visitamos no había mucha gente, ahora hay más fluidez de turistas. Llegamos a la entrada. Son los mismos pobladores los que están a cargo del lugar que va creciendo cada vez más. La primera vez que fui a este lugar fue en el 2015, durante los carnavales y la visita fue genial. Aquí la crónica de esta primera visita (https://elrincondeschultz.blogspot.com/2015/02/polloc-y-los-carnavales-cajamarquinos.html). Hicimos una segunda visita también con María y su hija en ese mismo año en octubre (https://elrincondeschultz.blogspot.com/2015/12/cronicas-arequipenas-y-cajachas.html). Esta era nuestra tercera oportunidad. Cabe recordar que en la segunda visita hubo cosas que no fueron del todo simpáticas, pero en esta tercera, como se dice, va la vencida. Todos salimos satisfechos y mucho más Carmen, pues para ella era la primera vez que iba. De esa visita, hace ya 8 años, hay varios cambios. Por ejemplo, el altar tenía una puerta lateral de salida al patio, ahora ya no existe tal, han arreglado la plazuela de entrada, y el espacio intervenido con las piedras incrustadas es cada vez mayor, por lo que es mayor el cuidado y, como veremos luego, la influencia de este estilo se ha comenzado a expandir por otras pequeñas ciudades (https://turismoalperu.com/iglesia-polloc-hermoso-santuario-escondido-cajamarca/) (https://www.youtube.com/watch?v=pIvYmcFCjiI). En el lugar presenciamos una acción que muchos turistas suelen hacer, sea por ignorancia o por poco respeto del lugar: treparse a lugares para tomarse fotos poniendo en riesgo a las personas y al lugar. Hace poco vi en redes cómo un turista borracho irlandés rompió el brazo de una estatua. Aún recuerdo a unos estudiantes limeños que llegaron a la Huaca del Dragón y unos infelices (no cabe otro término, aunque pueden ser de mayor calibre) comenzaron a jugar con los muros de los restos arqueológicos Anteriormente habíamos estado en el lugar y habían instalado un espacio pabellón para poder vender sus trabajos artesanales, pero era pequeño; ahora es más grande y la oferta de trabajos es más variado y con mejores acabados; había cosas muy bellas y Carmen se puso a meditar qué llevar. Había trabajos primorosos en piedra de colores, pequeños trabajos de madera, unas interesantes lámparas estilo art-déco (ese mobiliario que ves en muchos museos europeos) (https://www.ifema.es/noticias/arte/que-es-el-art-deco-artistas-obras-mas-importantes) y también de Art Nouveau (https://htdeco.fr/es/blog/Mueble/muebles-art-nouveau). Imagino que los padres italianos y los voluntarios que llegan al lugar han influido en desarrollar esta interesante estética entre los artesanos. Hay que darse una vuelta para ver las lámparas y algunos muebles de madera y otros utensilios decorativos que están haciendo. María se estaba sintiendo mal por lo que estuvo sentada un buen rato fuera del local. Ya era más o menos las dos de la tarde y nos fuimos a almorzar. César sugirió ir a almorzar a Encañada o La Encañada que no se halla lejos de Polloc (unos 43 km). Llegamos a la Plaza de Armas del lugar y dejamos la camioneta estacionada en la plaza en un sector cerrado al tránsito, la calle que daba a la puerta principal de la iglesia principal. Almorzamos lo que abunda en la zona: trucha. Encañada es un distrito creado por Ramón Castilla (https://munilaencanada.gob.pe/index.php/turismo/resena-historica). Como muchas regiones mineras, disfruta de canon minero y esperemos que se esté dando buen uso de este, pues se han visto tantos casos de corrupción de todas las partes involucradas. Ya hemos visto cómo autoridades incapaces han hecho gastos en construcciones inútiles como cosos de toros o monumentos a la ojota, por ejemplo. Este poblado pudo contar recién con un hospital equipado tras haber tenido la construcción paralizada por más de 8 años. Lo que sí pudimos constatar fue que la iglesia principal está siendo intervenida por los mismos artesanos de Polloc, dándole un aire medio bizantino. Al culminar la iglesia, esta va a ser un atractivo turístico; pero, personalmente, espero que haya la voluntad de tener servicios de salud y educación de calidad, tan necesarios para salir de la pobreza y la crisis en las que periódicamente vivimos.





Decidimos retornar a Cajamarca para buscar un lugar dónde dejar la camioneta, pues el estacionamiento que dispone el hotel estaba lleno. En el retorno decidimos ir por las Ventanillas de Otuzco. Cuando fui aquí la primera vez en 1986, este sitio arqueológico estaba lejos de la ciudad; ahora ya es una amenaza para el lugar; ya está muy poblada y muestra lo que es la pesadilla de todas nuestras ciudades: el caos urbano y las construcciones sin ninguna medida de seguridad. Volviendo a lo del sitio arqueológico, lo he visitado muchas veces (https://cajamarcaperu.org/lugares-turisticos/ventanillas-de-otuzco/). Pero Cajamarca tiene muchas de estas necrópolis, algunas mucho más grande, pero que no son visitadas por no tener servicios para atender al viajero, como es el caso de Combayo, impresionante lugar que he visitado en dos oportunidades. Aquí la crónica de mi última visita a este interesante lugar: https://elrincondeschultz.blogspot.com/2015/12/cronicas-arequipenas-y-cajachas.html. (https://cajamarcaperu.org/lugares-turisticos/ventanillas-combayo/). Pero en este viaje iba a descubrir otras ventanillas grandiosas, las de Apan, cerca de Bambamarca, las que visitaría dos días después. Bordeamos el aeropuerto y entramos a la pesadilla que se ha vuelto el tráfico de esta ciudad, llena de mototaxis que invaden todas las calles. Logramos dejar la camioneta cerca del hotel y dejamos a María en el hotel para que descanse. Fuimos a caminar la ciudad y nos dirigimos al siempre interesante Complejo Belén. Gracias a César por sus conocidos, nos permitieron ver el interior del templo y luego visitamos una interesante exposición sobre Kuntur Wasi, exposición que nos animó vivamente a visitar San Pablo, el museo de sitio y el sitio arqueológico el último día de nuestra estancia. La iglesia de Belén es siempre una maravilla y es una visita obligada para ver una gran manifestación del barroco en nuestro país (https://issuu.com/saldivar2003/docs/portafolio_iglesia_belen_cajamarca_-_saldivar_gera) (https://elperuano.pe/noticia/95581-arte-historia-y-cultura-de-cajamarca-con-un-click). En las salas de exposiciones está una dedicada a un gran pintor indigenista regional Andrés Zevallos, quien falleciera en abril del 2017 (http://www.cajamarca-sucesos.com/cajamarca/promocion_1965/biografias_de_profesores_promo_1965/zevallos%20de%20la%20puente%20andres.pdf) (https://www.cronicaviva.com.pe/columna/andres-zevallos-de-la-puente-el-pintor-de-cajamarca/). Fue una extraordinaria visita.






De ahí pasamos a la iglesia de San Francisco para visitar las catacumbas, pero era muy tarde. Con César y Carmen nos fuimos a ver qué cenábamos hasta llegar a una pizzería en el Pasaje San Martín. Comimos algo ligero, pues tenía urgencia de guardar la camioneta. Vimos un estacionamiento ubicado en la calle Amalia Puga, lugar en el que dejaríamos el auto los días siguientes. Así terminamos nuestra primera “jornada”. Al día siguiente iríamos a Cajabamba.





domingo, 10 de septiembre de 2023

LA CAJAMARCA DE PEPE CHÁVEZ TEJADA (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 10 DE SEPTIEMBRE)

 


El sábado pasado tuve la oportunidad de asistir, parcialmente, a la presentación del libro de fotografías Cajamarca. Belleza, soledad y coraje del autor José Luis Chávez Tejada con quien tuve una conversación interesante sobre el origen y gestión de este libro que muestra a una ciudad de bellas construcciones que conforman un patrimonio monumental notable, que es la atracción e interés de arquitectos, historiadores, promotores culturales y operadores turísticos; y que genera una gran cadena de servicios de la que los peruanos y, sobre todo, sus autoridades no somos todavía conscientes del gran potencial que tenemos a mano. Pepe me comentó cómo logró obtener todo ese corpus fotográfico, logrados en la soledad y enclaustramiento de la pandemia, cuando las ciudades de casi todo el mundo parecían espacios fantasmales. Además, contó todo el tortuoso camino recorrido, entre burocracia e indiferencia de muchos actores decisivos, para tener el libro en sus manos. Hacer cultura en nuestro país es apasionante, pero también frustrante al no haber una respuesta efectiva no sólo por parte de las autoridades, sino de la población en general, sea por desinterés, desconocimiento y, las más de las veces, prejuicio. Hay todavía en el ambiente esa idea de que la cultura es aburrida o inaccesible al entendimiento. Tema para discutir en otros ámbitos. Este artículo se centra en la preocupación de Pepe y la de muchos ciudadanos que habitan en ciudades con rico patrimonio histórico cultural, pero que ven día a día su lenta desaparición. En agosto estuve de visita en su ciudad y muchas de la periferia; aunque Cajamarca y Cajabamba tratan de preservar su centro histórico evitando construcciones inapropiadas, no ocurre lo mismo con ciudades como Chota, Bambamarca, San Marcos, entre otras. Sus bellas plazas de armas dejaron de ser un espacio equilibrado para ser ahora un muestrario de edificios de mal gusto, sin enlucir, como una muestra equivocada del “crecimiento”. Esa desgracia es la que vemos en nuestra ciudad. Pese a todas las gestiones en Trujillo para convertir a Trujillo en Patrimonio Cultural de la Unesco convocando a vecinos, empresas e instituciones para ese objetivo; no se va a poder lograr, pues el espacio propuesto está tan deteriorado, tugurizado o derruido que se hace difícil lograrlo. Quizás una o dos calles. Actualmente Arequipa, una de las pocas ciudades que tiene ese estatus, se encuentra en riesgo de perderlo debido a la inadecuada intervención de constructoras en zonas intangibles. José Chávez se propone con este libro lograr convertir a Cajamarca en Patrimonio Cultural. Este objetivo debe interesar a todos, incluido el mundo empresarial. Los réditos serán beneficiosos para la ciudad y sus habitantes logrando una actividad alternativa y limpia que mejore su calidad de vida. Esperemos que los cajamarquinos asuman un rol más proactivo en el manejo de su ciudad evitando el mal ejemplo de nuestra indiferencia.



domingo, 13 de agosto de 2023

DESTRUYENDO CIUDADES (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 13 DE AGOSTO)

 



Salir de la rutina para conocer nuevos lugares hace ver con criterios más amplios el lugar en el que se vive: la infraestructura, el tejido social y sus manifestaciones, la historia de sus habitantes y sus proyecciones hacia el futuro. Estas vacaciones me permitieron visitar varios lugares de la Región Cajamarca.

Esta visita fue una buena oportunidad de ver lo bueno y también los males que acogen a todas las ciudades peruanas, en unas más que en otras, incluida Trujillo. Viajar con amigos que saben de arquitectura y la historia de la región me dio más luces. El centro histórico de la ciudad de Cajamarca lo ha salvado la acción tanto de historiadores y arquitectos, como de operadores turísticos; sin embargo, se ve un acelerado deterioro de varias bellas casonas (como en Trujillo) que son carcomidas por el interior para convertirse en cocheras o tugurios comerciales. Los alrededores de la ciudad sí son clara evidencia del desorden y peligro de cientos de edificaciones que surgen sin ningún criterio técnico producto de invasiones, tráfico de terrenos y corrupción rampante que corroen nuestra sociedad. Ya no sólo es criterio estético, es la seguridad de cada uno de las personas que las habitan y el de la ciudadanía en general. Además, el boom de la construcción en zonas en las que hay poca regulación municipal y profesional hace permisible la construcción en zonas de alto riesgo (faldas de colinas y cerros), tala indiscriminada y ocupación de áreas verdes que son el sustento y, a la larga, la sostenibilidad de cualquier ciudad. Estuve, también, en Bambamarca, Chota (con un inmenso coso de toros), Hualgayoc, Cajabamba, Namora, San Marcos, entre otros lugares. Salvo excepciones como Cajabamba y Namora que tratan de cuidar su centro histórico a duras penas, las demás ciudades ven su antiguo centro sometido a un estrés de construcciones de cemento y ladrillo desafortunadas y riesgosas, cuyas medidas de seguridad deben ser dudosas. Algunas edificaciones con numerosos pisos y vidrios multicolores rompen la armonía de lo que solían ser las plazas cajamarquinas de antaño; y para acentuar la crisis estética, estos monstruos tienen sólo la fachada enlucida. Un mal hábito arraigado en todos los estamentos de la construcción. Comentábamos que, por suerte, no se generaban tantos incendios provocados como suele suceder en otros países; pero la explicación fue triste: como hay tanta permisividad en la invasión de tierras (veamos el ejemplo de Trujillo sin ir muy lejos) no es necesario recurrir a “medidas extremas”. La corrupción lo permite. La proliferación de nuevos barrios residenciales en zonas de cultivo es, como ya he resaltado, una cuestionable decisión que afecta la seguridad alimentaria de la zona, concepto que parece no ser muy relevante para muchas personas, fuera del hecho de que muchas áreas verdes son afectadas por la minería formal (lo vimos en el camino a San Pablo) y, peor aún, la informal.