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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

domingo, 24 de abril de 2016

¿PARA QUÉ CUATRICENTENARIOS? (ARTÍCULO PUBLICADO EN EL DIARIO CORREO DOMINGO 23 DE ABRIL)

Abril ha sido un mes generoso en celebraciones relevantes para las artes y cultura locales, nacionales y mundiales. Abril es mes de las letras y obituario perenne de César Vallejo. Pero este año, las letras recuerdan los cuatrocientos años de la muerte, asombrosamente coincidente, de tres grandes escritores: William Shakespeare, Don Miguel de Cervantes y Saavedra, y el Inca Garcilaso de la Vega. A pesar de que en nuestra sociedad hemos ido perdiendo el respeto por los elementos culturales constructores de la identidad y las personas que forjaron las simientes de lo que somos, es necesario rescatar del olvido general a personajes que elevaron, en este caso el idioma, las herramientas humanas para dignificarlas y hacerlas vehículo de cultura y desarrollo. Shakespeare y Cervantes son para sus respectivos idiomas el momento cumbre de su expansión y empoderamiento. Volvieron cultas sendas lenguas en ese camino que fue el Renacimiento para los idiomas modernos que se hablan en casi todo el planeta. Los consolidaron y, además, los convirtieron en inagotable y esplendorosa fuente artística y de identidad. Sus países natales han preparado diversas celebraciones, puesto que son conscientes de la relevancia de estos escritores que retrataron la psique humana. Y sus personajes se convirtieron parte de la cotidianidad de los hombres e ingresaron a nuestro vocabulario; por eso tenemos actos quijotescos o dudas hamletianas.

Para los peruanos y americanos, en general, surge la figura de Garcilaso, el primer mestizo cultural, el primer hombre que, a decir del músico francés Manú Chao, comenzó una era de la que no hay marcha atrás: el mestizaje. Garcilaso condesó los primeros demonios que arrastraron a todos los hombres y mujeres que no se adecuaban a modelos sociales, religiosos, culturales; esa suerte de parias que andaban por las colonias sin poder ubicarse en el inconsciente de la época. Se desarrollaron complejos que, 400 años después, cargamos sobre nuestras espaldas e impiden que palabras como “inclusión” y “derechos humanos” sean difíciles de aplicar en una nación que cada cierto tiempo saca esos lastres oscuros para prejuzgar al otro, a los demás, para aplastarlos. Garcilaso tendió puentes y le fue difícil. Sin embargo, dio el primer paso para unir dos realidades tan distintas, pero que convivían en él. Idealizó su pasado, sí. Pero en el contexto de su época, frente a las humillaciones que eran objeto sus medio hermanos, tuvo el valor de rescatar todo aquello que fue vilipendiado y visto como salvaje y atrasado. Así muchos continúan pensando; solo basta ver los comentarios de muchos en las redes sociales para ver qué poco hemos cambiado desde aquel encuentro de dos mundos un doce de octubre de 1492. Quisiera retomar las opiniones de Manú Chao; en una entrevista hecha en un diario limeño, dijo que estaba maravillado de Latinoamérica puesto que llevábamos muchos años de ventaja con lo del mestizaje. Espero que algún día sea cierto plenamente.

TERREMOTO PARA DESNUDAR NUESTRA SOCIEDAD (ARTÍCULO PARCIALMENTE PUBLICADO LA INDUSTRIA DOMINGO 24 DE ABRIL)

Los desastres naturales son un reto permanente para la humanidad. Los hombres los han estado estudiando por siglos para aprender a convivir con ellos y, en situaciones extremas, reducir la mortandad en los lugares que sufriere uno de ellos. La geografía física del planeta no es estable y el hombre busca las formas y métodos para atenuar las consecuencias cuando los cambios geográficos se tornan violentos y sorpresivos. Erupciones volcánicas, terremotos, maremotos, inundaciones; diversos fenómenos naturales que han exigido al hombre aprendizajes forzosos y dolorosos. Y uno de esos aprendizajes se ha convertido en la seguridad.
La seguridad es la ausencia de peligro o la sensación de confianza que tenemos por algo o alguien. La seguridad la vamos obteniendo a través de la educación, así como, las acciones que hacemos y que se convierten en medidas y sistemas de seguridad. La población de lugares de alto riesgo termina por desarrollar una cultura preventiva con el fin de minimizar las consecuencias de un siniestro. Esto sería lo ideal.
Hay desastres naturales más allá de toda prevención y cuyas consecuencias son desastrosas y mortales. Como los históricos terremotos de Lima de 1746 o el de Lisboa en 1755,  o el caso más reciente de Japón de 2011. Sin embargo, la naturaleza humana suele perniciosa contra sus mismos congéneres y el afán de lucro está por encima y sus efectos mortales son más efectivos que los desastres en sí. Los ejemplos son de los más diversos y están muy ligados a la corrupción. Veamos dos casos: construcción en zonas riesgosas, zonas que han sido designadas como inhabitables por ubicarse peligrosamente en cauces de ríos secos o ex pantanos desecados irregularmente son ofertados como espacios urbanizados. No es raro que ante la proximidad de un nuevo fenómeno de El Niño, los medios informativos eleven reportajes advirtiendo del inmenso peligro que corren poblaciones en zonas altamente vulnerables y que no se toman medidas drásticas, sino a la espera de una desgracia mayor para recién actuar. Muchas de estas situaciones se han generado a vista y paciencia de autoridades coludidas con inescrupulosos traficantes de tierras, cubiertos con el manto de “empresarios”; la sociedad ante esta situación calla y culpa a las fuerzas de la naturalezas o divinas.

La otra está dada en el boom de la construcción que no ha sido puesto a prueba a la fecha. Es una situación bastante temeraria. Hagamos un poco de historia: en el terremoto de 1746, Lima se vino prácticamente abajo. El virrey José Antonio Manso de Velasco, Conde Superunda (sobre las olas por el terrible tsunami post terremoto) tuvo la triste misión de reconstruir Lima y Callao; pero el poder de los ricos y de la iglesia impidieron que Lima tuviese un plan coherente de reconstrucción. Diferente fue Lisboa quien tuvo a Sebastião José de Carvalho,  Marqués de Pombal, la misión de reconstruir la derruida ciudad; y este actuó con criterio científico por encima de poderosos y clérigos. E hizo una Lisboa planificada y reconstruida con un concepto de equilibrio y seguridad. En el terremoto de 1974 en Lima, nuevos edificios de concreto colapsaron pese a tener el sello de antisísmico. Queda la pregunta generada por la triste experiencia vivida por nuestro vecino Ecuador: ¿sobreviviría nuestra ciudad a un sismo de tal magnitud? Cierto es que cada sismo tiene su “identidad”; pero las fuerzas destructoras se pueden confabular con la corrupción humana. En los terremotos de Taiwán, las caídas frecuentes de edificios familiares muestran la cruda perversión de constructores: las bases de los edificios estaban rellenas de tapas de gaseosas. En un país en que los criterios de calidad se han relajado tanto para permitir el boom económico y sobrevivir a la informalidad, salta la pregunta: ¿cómo estarán las bases de los numerosos edificios familiares? Quizá, y espero equivocarme, pueda ser un temor infundado. Pero el día que Trujillo pase la dura prueba, de pasarnos algo, esperemos que no sea la acción humana la que nos cause daño.  

domingo, 17 de abril de 2016

RESACA ELECTORAL (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO 17 DE ABRIL)

Una semana pasada las accidentadas elecciones presidenciales y congresales, ya tenemos un panorama político de interesante lectura. Elecciones en las que hubo “heridos” de muerte que ya se cuentan como cadáveres políticos, así como ganadores insospechados que han cambiado el contexto social de nuestro país.
Para los muertos de esta contienda, estas elecciones han significado, para varios de ellos, su definitivo retiro de la política peruana; pero también ha significado, para desgracia de sus correligionarios, la casi o total extinción de otrora partidos poderosos que animaban las campañas electorales pasadas. El gran favor del JNE de mantener la valla mínima salvó a dos partidos que habían acuñado laureles políticos: APRA y PPC. La alianza formada para estas elecciones fue el clarinazo que pasó dura factura a sus ambos líderes. Tanto Alan García como Lourdes Flores Nano ya están dando pasos al costado para que sendos partidos traten de salvar lo que se pueda en la debacle. Sin embargo, la peor parte la llevó el PPC, puesto que ha perdido a buenos congresistas que tenían una buena carrera política para permitir que asuman escaños otros de dudosa capacidad del partido acompañante. Los militantes del partido limeño no se lo perdonarán a su lideresa. En el caso de AGP, su ego no le permitió ver el antivoto que carga históricamente y que tiñe a todo su partido. El hecho de que en enero la cúpula partidaria no le haya permitido su renuncia a esta contienda ha sido una interesante forma de desembarazarse definitivamente de este personaje. Otro dato interesante es el hecho de que el partido de Castañeda no va más allá de su cuestionado líder y, para Nano Guerra, fue el momento para darse cuenta de que ya es momento de que baje del bus y siga otro camino. El caso de Toledo ya linda con la lástima. Su obcecada actitud lo ha dejado en maltrecha posición y el poder judicial estará determinando su suerte.
En saldos positivos tendríamos a Acuña que, aunque separado por medidas que no se aplicaron por igual a los demás candidatos, vio que era posible “oler a popularidad”. Sus estrategias son las que han empleado descaradamente los otros contendientes. Si la sociedad acepta fácilmente este tipo de acciones ilícitas, Acuña puede tentar para la próxima contienda. El populismo asistencialista es una buena arma. Keiko y Acuña lo comparten. Barnechea trajo a un partido que lo rescató de los últimos rincones: ACCIÓN POPULAR. Sus últimos errados desplantes lo hicieron trastabillar, pero estuvo presente en la contienda. El otro es Verónika Mendoza (FRENTE AM, quien subió de un casi 2 % en diciembre a 18 %. El contendor a quien pisaba los talones, PPK, no dormía en calma. Y si la campaña demoraba un par de semanas más, quizá los resultados hubieran sido otros.
En realidad, los dos candidatos de segunda vuelta casi se mantuvieron iguales. Ahora comienza el segundo tiempo.

domingo, 10 de abril de 2016

CORRUPCIÓN NUESTRA DE CADA DÍA

Aunque la noticia no es tan nueva (un diario capitalino, La República, ya hablaba sobre el caso de los Panamá Papers), la corrupción cuyos hilos llegan a todos los segmentos de la sociedad ha vuelto a la boca de todos. Es un tema recurrente en todas las sociedades del planeta y, pese a ser nociva contra el bien social, se incrementa en países de acentuada pobreza o en las que las brechas económicas, como el nuestro, son bastante marcadas y escandalosas.
Para entender más este fenómeno vamos a tomar prestadas las ideas presentadas en la revista Filosofía Hoy No 21 con fecha de agosto del 2013 en dossier dedicado a la corrupción que azota a España y otros países (pág. 21-31). La crisis originada en los Estados Unidos en 2008 causó una serie de destapes (Maddock, uno de ellos) que por afán de lucro y una sed insaciable de bienes y dinero arrastraron a muchos ciudadanos a una seria debacle económica evitada por los gobiernos de turno de entonces: salvando bancos, por ejemplo. La revista dirigida por Amalia Mosquera habla de la naturaleza de la corrupción. Los seis puntos son claros y aplicables a cualquier caso, sea en entidad privada o pública (siendo esta última más grave ya que afecta la estabilidad de una sociedad y se instala como un cáncer o metástasis social. Todo parte de un agente corruptor que pervierte su entorno: 
1) este cree que lo suyo es más valioso (“sobrevaloración psicótica de lo propio”) frente a una subvaloración de lo ajeno, y lo hace sin remordimiento. 
2) Genera un clima de credibilidad de tal manera que las personas que sean víctimas de sus actos colaboren con ellos con toda pasividad; por eso detestan la violencia para no generar inestabilidad en su juego. 
3) Son hábiles y crean mecanismos que aseguran una cierta estabilidad para mantener la actividad corruptiva.  
4) El corrupto se convierte paulatimente en una persona admirada por dotes intelectuales y capacidad de “emprendimiento”.
5) El corrupto desprecia a las demás personas que, pudiendo hacer lo mismo, no son arrojados a realizar dichos actos. 
 6) Y por último, ya cayendo en los límites de la insania social, tiene una escasa percepción del riesgo y desarrolla una confianza amparada en la impunidad. 

En este texto aparece una explicación etológica al respecto: a lo largo de la historia el hombre ha demostrado: 
 a) un instinto permanente a obtener cosas de manera ilícita y desenfrenada; 
 b) ante el crecimiento social, apareció el bien común que trató de poner límites a la exagerada ambición al hombre de manera individual; 
 c) sin embargo, las sanciones y descrédito no son bastante fuertes, pese a ser un conjunto de acciones que atentan contra el bien común; y 
 d) los corruptos siguen actuando como si no fueran a ser descubiertos. Este es un vivo retrato de una persona y una sociedad corrupta. 
Para el destacado etólogo Konrad Lorenz, en su estudio de la adaptabilidad humana a lo largo de la historia se han ido acentuando algunas alteraciones que han distorsionado principios de supervivencia que respondían a la pregunta para qué. Así se ha llegado a casos casi enfermizos como la desmedida reproducción, el ansia competitiva, armamentismos, visto por el famoso etólogo austríaco como trastornos de nuestros mecanismos de comportamiento, que tuvieron una finalidad para preservar a la especie y en la actualidad son “mecanismos patológicos”,
Pero para todos es ya una verdad que la corrupción daña a la sociedad. Genera atrasos en todos los niveles del quehacer humano: tergiversa las relaciones humanas y pasamos a ser meras fichas de personas e instituciones que no tienen escrúpulo alguno.

Cerrando el informe sobre corrupción, se habla de Bertrand De Speville, abogado inglés y especialista en lucha contra la corrupción, quien plantea tres elementos muy importantes para la lucha contra la corrupción en una sociedad: la represión (penas duras sin capacidad de negociación), la prevención y la educación, eje importante y de los más descuidados en países pobres como los nuestros. Todo esto enmarcado en voluntad política. La pregunta es: ¿existió o existe voluntad política en nuestros entes gubernamentales frente a este hecho?

Publicado en La Industria de 10 de abril, suplemento Enfoque

DÍA D (ARTÍCULO PUBLICADO EN EL DIARIO CORREO DOMINGO 10 DE ABRIL)

El día decisivo llegó. Casi veintitrés millones de peruanos, y entre ellos casi tres millones de nuevos votantes jóvenes, iremos a las urnas para escoger entre los diez candidatos que postulan a la Presidencia a aquel que nos gobernará por los siguientes cinco años, acompañado de sus vicepresidentes; y, además, a los 130 congresistas que conformarán el nuevo Congreso que legislará durante un lustro a la sociedad peruana. En este acto electoral, los peruanos delegaremos a 138 personas que nos representen, legislen, protejan, eduquen, cuiden nuestra salud, actúen racionalmente, defiendan nuestros intereses y el bien común, culturicen, protejan nuestro medio ambiente, respeten nuestras ideas, faciliten nuestros proyectos; todo bajo la perspectiva de lograr una sociedad más justa, integrada, inclusiva y dirigida hacia la felicidad.  Esas son las promesas que los cientos de candidatos han estado difundiendo en diferentes medios a una sociedad bastante vapuleada y desencantada de mensajes positivos que se lanzan al aire y que vienen de personas cargadas de un pesado pasado que debe de ser tomado en cuenta.
Desde el inicio de la democracia formal en nuestro país, hemos tenido diversos presidentes electos y de facto que han intentado propuestas y modelos para poder desarrollar nuestra sociedad. Hubo 59 presidentes (algunos interinos y de transición) desde que nuestro país se declaró independiente de España. Todos ellos ascendieron al poder, de manera legal o subrepticia, con la responsabilidad de gobernar a una sociedad que tiene grandes carencias y profundas diferencias. Una sociedad en la cual muchas formas de escepticismo e indiferencia han ido ganando terreno gracias a que las grandes necesidades básicas no han sido satisfechas o son de mala calidad; necesidades convertidas en  promesas de diversos gobernantes de turno, los cuales las olvidaron o postergaron una vez ya en el poder. Una sociedad que ha visto a sus instituciones políticas debilitarse por el carácter caudillista de sus líderes, la escasa educación cívica de la ciudadanía y la carencia mortificante de una ideología tras un partido político. Y estas elecciones se han visto agravadas por haber tenido poco espacio para discutir planes concretos de gobierno y sí para defenestrar al oponente y crear un clima de zozobra y pánico que nada bien le hace a nuestra sociedad.
Quien suba al sillón presidencial este 28 de julio tiene la obligada misión de trabajar para la sociedad, que apunte hacia el desarrollo y no solo el crecimiento, el cual ha deslumbrado a un grupo de peruanos por haber contemplado solo lo económico sin ver los demás rubros importantes como salud, educación, integridad y bienestar, y que alcance a la mayoría de peruanos. Sino, todo esto, como de costumbre, volverá a ser promesa electoral en cinco años.  La pobreza e ignorancia son fuentes inagotables de réditos políticos.


sábado, 9 de abril de 2016

LA SOLEDAD DEL ELECTOR PUBLICADO EN CORREO DOMINGO 03 DE ABRIL

Cuando salga este artículo, estaremos a una semana de una de las elecciones más perturbadoras e irregulares que los peruanos hemos vivido en los últimos años en nuestro país. Esta anómala situación me hace evocar el film inglés, La soledad del corredor de fondo de Tony Richardson, en el que un joven marginal, descubre que es un buen fondista y comienza a especializarse. En su entrenamiento en solitario, recuerda su vida dura familiar, pero, sobre todo, lo cruel de un sistema que hizo todo lo posible por aislarlo y frustrarlo. Extrapolando este film con lo que se viene el próximo 10, cuando se esté en el cuarto secreto y delante de las urnas el dubitativo elector peruano tendrá que escoger entre 10 candidatos sobrevivientes de este proceso electoral, los cuales casi todos ofrecen lo mismo con escasa diferencia o matiz, y casi todos presentan un pasado escandaloso ligado a la corrupción. Son candidatos que se han transformado para bailar para nosotros, beber cerveza en vasos que en otras ocasiones no lo harían, comer potajes en platos que en su vida lo volverán a hacer. Para hacer el ridículo para nosotros. Incluso algunos han pasado a mostrar casos de abuso como el desembarco de todos los pasajeros de un vuelo interno para facilitar el desplazamiento de una candidata. Hemos sido testigos de gestos ligados al populismo del momento, cuya única intención es que demos nuestra fuerza, nuestro voto a personajes que nos ven como un número más o como parte del porcentaje por el cual están perdiendo la cabeza.
Además, estaremos con nuestra duda recordando lo anómalo que ha sido este periodo electoral. El votante ha sido remecido por acontecimientos que han enturbiado esta campaña y, peor aún, tanto el JNE como JEE han colaborado en ello tomando decisiones que han generado malestar en la sociedad peruana por un escandaloso favoritismo. Son situaciones que han mostrado poco respeto por reglas y personas.

Pero, volviendo al film, el solitario corredor se da cuenta paulatinamente del poder que tiene para cambiar su vida. Siguiendo con la extrapolación, el elector en su soledad debe de ser consciente que estará tomando una trascendental decisión para un país que necesita propuestas concretas, despojadas de prejuicios y que apunten a defender los derechos de los peruanos sin excepción. Estará delegando su fuerza, como lo dijo Rousseau en su Contrato Social, a una persona que recibe ese encargo del elector. Luego de las elecciones, gane quien gane, el elector debe de continuar con su actitud crítica hacia los personajes que vayan a gobernarlo a partir de julio del 2016. Es hora de organizar la sociedad civil para evitar que aquellos que reciben la designación popular no se olviden rápidamente de la gente que le otorgó su voto. Esa es la democracia y eso es lo que pregonan los candidatos a todos los poderes.