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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 2 de octubre de 2016

LA VEJEZ Y LA SOCIEDAD MODERNA

La Humanidad es muy vieja, Colás, y más sabe el diablo por viejo que por diablo» (Ramón Pérez de Ayala, El curandero de su honra).  Este viejo refrán ha sintetizado la visión que da la edad con la experiencia de las cosas prácticas. Es una visión que implica respeto y admiración hacia las personas que con la edad suelen sortear con más herramientas los problemas habituales o fortuitos. En antiguas culturas, la persona anciana era una fuente del saber, de la experiencia y la de toma de decisiones agudas y reflexivas frente a una crisis u otra situación álgida que comprometía a una familia, un clan, una sociedad. El gobierno de los ancianos o gerontocracia no era mal vista, aunque con el tiempo podía devenir en una oligarquía. Esto se daba en un mundo en que el conocimiento no era tan cambiante, las formas de aprendizaje eran más lentas y evoluciones sociales lentas.
Pero, desde el inicio de la segunda revolución industrial, muchas cosas se trastocaron. Los núcleos familiares cambiaron y las fuerzas laborales frente a una máquina no eran tan diferenciadas, puesto que la fuerza bruta se reemplazó por destrezas manuales y con rapidez de aprendizaje. Esto se va a ir acentuando cada vez más en los siglos venideros. La industrialización va a exigir a la humanidad aprendizajes y adecuaciones rápidos. Esta va a ser la primera gran brecha que se va a generar entre los adultos y los jóvenes. La exacerbación de la misma es la que estamos viviendo con el desarrollo de internet que ha creado un sutil concepto de “viejo” y “nuevo”: migrante y nativo digitales.
Las sociedades ricas, además, van a estar muy ligadas a los núcleos familiares pequeños que incluso van a ver reducidas sus tasas de natalidad y que van a tener una fuerte influencia negativa en la generación de recursos para las pensiones de retiro laboral: la jubilación. Las sociedades latinas tienden a ser más, dizque, protectoras de sus ancianos, pero como sociedad es incapaz de dar una buena calidad de vida a sus millones de adultos mayores. En las sociedades ricas, esta satisfacción sí se ve de manera más mayoritaria, pese a que se puedan mostrar, a nuestros ojos, como más frías e “inhumanas”. Sin embargo, son las sociedades ricas que la van mostrando una fuerte tendencia hacia el envejecimiento social, ya que cada vez hay menos jóvenes que aporten a los seguros sociales de sus países y generen crisis en dicho sistema. Alguna vez un ministro japonés de finanzas, Taro Aso, en 2013 pidió a los ancianos de su país que “se den prisa en morir” por el gasto que ocasionaba al Estado sus tratamientos (http://www.elmundo.es/elmundo/2013/01/22/internacional/1358870209.html). En países como el nuestro, ante la mediocridad de nuestro sistema social, se creó una propuesta para asegurar nuestro futuro individual. Se desarrolló la codicia, aunque todo apunta a que está haciendo agua por todos lados.
En un mundo con estas características, ser viejo ha ampliado su “radio de acción”: ante un modelo económico bastante salvaje, la madurez ya puede entrar en esta categoría. Una persona entre 40 y 50 años tiene escasas probabilidades de hallar un trabajo dependiente por diversas razones, las mayorías económicas. Conozco a varias personas de manera personal cuyas perspectivas laborales son sombrías y que lo condenan al rincón de los “descartables”. Así como los objetos perecibles y desechables, se está convirtiendo una gran porción de la humanidad.
Esa visión es aprendida directa e indirectamente por una nueva sociedad que ya va viendo a sus adultos como lastras, cargas pesadas. Hay una comedia negra argentina llamada Esperando la carroza la que nos retrata de cuerpo entero.

Y para entrar en mayor contradicción de la situación, gracias al desarrollo de la medicina y otros factores, la gente tiende a ser más longeva. La pregunta está en identificar dónde se halla el error: ¿en la persona o en el sistema? 

martes, 27 de diciembre de 2011

CAMBIOS DE PARADIGMAS: GRUPO BRIC

En este último viaje a Brasil he constatado que para uno es difícil destruir los “nuevos” patrones (llamamos a ellos, paradigmas) que se nos han estado imponiendo en los últimos 20 años a raíz de los cambios generados en nuestras sociedades desde el punto económico (es ahí donde más se han gestado), social y cultural (todo lo estructural). La liberalización de mercado, la globalización, el desarrollo de la individualización, la estandarización de patrones humanos como la cultura, la lengua, la educación; todo esto ha conllevado a que la sociedad actual tenga nuevos patrones aceptados a pie juntillas en reemplazo a los criticados paradigmas de los años 80. Recuerdo toda una campaña agresiva que hablaba de cambios de paradigmas y hasta la misma palabra de uso lingüístico (en sus orígenes) adquirió un valor peyorativo, puesto que todo aquello que era encasillado como paradigmático era visto como antiguo, inútil y hasta nocivo contra los intereses de una sociedad. Así teníamos economistas que asumían un cuestionado rol filosófico y aparecieron en torno a ellos, una serie de personas llamadas a crear justificaciones y paliativos a los nuevos modelos que llegaron para quedarse: nuevas relaciones laborales, nuevas exigencias y patrones de conductas, nuevos modelos productivos, nuevos modelos de aprendizaje; con ellos surgen nuevas necesidades, crisis y diversos problemas, por lo que todo esto viene acompañado por pseudo escritores y charlatanes llamados a calmar los nuevos estrés de nuestra sociedad: la angustia, la presión laboral, la alta movilidad social, la fuerte rotación laboral. Un largo etcétera al cual se le buscaba las justificaciones más variadas a través de charlatanes motivadores como Miguel Ángel Cornejo hasta escritores que te dan ciertas pastillas para relajar la tensión emocional como Paulo Coelho o el caso fusión de Deepak Chopra, quien gana millones dando recetas de cómo no atosigarse con tantas medicinas modernas y crea un raro vínculo entre la meditación oriental (¿sabrá lo que es un yogui?) y el duro avatar de la vida moderna. Y a todo esto ha ayudado el desarrollo de la tecnología, sobre todo internet, y la interesante globalización que ha comenzado a mostrar hondas rajaduras debido a los problemas generados por la crisis del 2008. Cabe notar que este último tema ha desaparecido de las discusiones y puntos críticos culturales desde entonces, quizá (quiero ensayar una respuesta)  por la aparición de naciones emergentes que son el tema de esta breve reflexión.

Vuelvo al tema de mi viaje; tomé una de las revistas institucionales de la línea aérea, la cual estaba dedicada especialmente a ofertar México como destino turístico. Uno de los breves artículos que leí y que provoca esta reflexión es de Sonia Racy, llamado Diferentes Prioridades. En éste la autora comenta algunas razones por las cuales México y su economía  que figuraba a los inicios de los 90 entre las 8 economías más grande del planeta ha caído a un puesto 11 (y con posibilidades de caer más, puesto que serán ocupados por las economías europeas que desciendan por el marcado ascenso de las del grupo BRIC). Las razones son por todos sabidos: la marcada y fatídica dependencia de su economía con la de USA. México recibió dos estocadas mortales: la primera en el 95 con la famosa y traumática devaluación de su peso (el famoso Efecto Tequila) y la peor fue el 2008 cuando la economía gringa entró en receso (del cual va a demorar mucho tiempo en salir). México destina el 80 % de su economía a Norteamérica, atada por ese raro convenio llamado NAFTA, que acarreó graves problemas sociales y de producción a la sociedad mexicana como es el caso del maíz. La articulista (TAM Nas Nuvens, año 4, No 47, noviembre 2011) hace, además, un comentario interesante sobre el ingreso per cápita, el cual sigue siendo aún mayor en México que en Brasil, pero que es una meta a superar en los años venideros. Brasil tiene claras sus metas e incluso sus tiempos; los próximos Juegos Olímpicos así como el Campeonato de Fútbol son las grandes pruebas de fuego que tiene este país para mostrarlo, como lo ha hecho China en las recientes Olimpiadas de Beijing.
Brasil, como los países integrantes del BRIC (Brasil, Rusia, India y China), ven sus economías apuntaladas por una serie de condiciones y perspectivas que no tienen marcha atrás, salvo una catástrofe natural sin precedentes. Países con inmenso mercado interno, ricos en materia prima y con fuerte inversión en la educación. Además, países, sobre todo China y Brasil, que tienen clara su desventaja cultural (llámese lingüística) frente a las paradigmáticas lenguas europeas, sobre todo el inglés. Pero el caso chino ya es toda una ráfaga que ha originado que varias naciones de Europa hayan reflexionado con  el futuro de nuestras lenguas, incluidas el inglés y el español que son lenguas de expansión, frente al avance del mandarín. Leí una vez un artículo en que se hablaba de generar una suerte de frente de nuestras lenguas (español, inglés, francés) para hacer frente al embate de las lenguas asiáticas. Nuestro paradigma nos ha hecho creer que el inglés es una lengua que nunca va a ser desplazada. Es más, se nos repite que la información se difunde en inglés. Por ahora. La historia de las lenguas no demuestra que las mismas tienen ciertos ciclos de esplendor y que va acompañada de situaciones especiales socioeconómicas, las cuales están experimentando China y Brasil. Y Brasil es un caso especial, sobre todo para nosotros, los latinoamericanos. Los economistas prevén que este país será la cuarta economía del mundo en dos décadas (quizá menos). China será la primera; segunda, la norteamericana; tercera, la hindú; y cuarta la brasileña. Nuestros paradigmas han fijado a la lengua inglesa como prioridad de nuestro aprendizaje y lo interesante e insólito es que para poder tener posibilidades de viajar a hacer un estudio superior a un país de habla inglesa los impedimentos migratorios son engorrosos y muchas veces indignantes. Lo veo con alumnos que quisieron seguir estudios en algunos de los países con los cuales nuestra Universidad tiene contactos, y muchos de ellos no fueron aceptados por problemas de visas. Pero el vínculo que se ha abierto con universidades brasileñas es interesante, comienza a ser fluido. El inconveniente es que los candidatos no saben portugués, puesto que no se les ha ofrecido la oportunidad. Nuestros paradigmas educativos no han pensado en esa posibilidad. Ese concepto de intercambio estudiantil, por ejemplo, refleja la concepción modélica de los patrones culturales globalizadores de los 80 y 90, y los países grandes saben que ese modelo no va mucho con sus intereses. Sí, por ahora estudio inglés como una suerte de lingua franca, pero además debo ver las otras posibilidades que no se circunscriben al inglés. Eso lo tienen claro las demás lenguas como el francés y el alemán.

Estas nuevas y ejemplares situaciones nos han mostrado algunos procesos históricos lamentables. Hemos vivido a espaldas a nuestros vecinos, alimentada esta realidad con posiciones nacionalistas chauvinistas y alarmistas. Además, esto ha sido alimentado por los diversos gobiernos militares que ocuparon las diversas sillas presidenciales desde el siglo XIX hasta casi los 90 en el XX, ayudados por una carrera armamentista. Algunos liderazgos de los 70 u 80 fueron desarticulados con el fin de evitar posibles potencias económicas que disputen a las ya conocidas. Pero nada es duradero. Algunos estadistas nuestros desatendieron propuestas para discutir el manejo y precio de nuestras principales riquezas (las materias primas) para favorecer un modelo que se instituyó en los 80 con el fin de socorrer a la estrangulada economía chilena de Pinochet. Los famosos TLC surgieron para justificar un apoyo a una paria económica y que le dio sus resultados. Era para salvar una propuesta económica ideada por los famosos Chicago Boys. Pero a inicios del XXI, esta receta ya no iba a funcionar tanto. La proliferación de estos raros convenios (que trataron de boicotear y desarticular el grupo de los 20) ha hecho perder la efectividad de los mismos. Desde la gestión del presidente Toledo hasta la firma del TLC con USA durante el gobierno de García, se hizo una campaña informativa agresiva que nos contaba sobre los beneficios del mismo y las proyectivas económicas una vez firmado el mismo. Este se firmó en el 2007 y este nuevo año, 2012, se cumple el primer lustro. Creo que es válido que los promotores del mismo hagan público cuál ha sido el crecimiento proyectivo para nuestra economía y cuántos millones de peruanos nos hemos visto favorecidos por el mismo. Brasil no ha promovido ni le ha interesado hacer este tipo de convenios que son poco simétricos para las economías pequeñas (como la nuestra) y que dada la actual situación económica mundial han ido perdiendo su verdadero sentido. La idea de negociar en bloque fue promovido por los grandes países ricos en recursos naturales (nuestro país es mediano, pero los tiene)  y que tuvo su culminación en la Ronda de Doha con los marcados liderazgos de países como Brasil. Se identifica como una potencia y tiene todos los medios para lograr sus metas. Aunque aún tiene poca población para tan inmenso espacio, lo importante es que tenga una población con todas las condiciones de calidad de vida satisfechas. Y está en plena expansión. El crecimiento anunciado de un poco más del 4 % para el año entrante para un país como éste es inmenso y valioso. El crecimiento de los países del llamado primer mundo para el año entrante no pasa del 2 %. Ni qué decir de países como China o la India, cuyas economías ahora arrastran a las del primer mundo y éstos tiemblan para que, sobre todo China, no enfríen sus economías. Ya en el cambio total de paradigmas de nuestra mente todavía subdesarrollada nos parece aún una alucinación que este grupo haya discutido entre sí para ver cómo ayuda a la Comunidad Europea y al Euro con el caso de Grecia y otras economías del grupo; y más obtusa y subdesarrollada fue la de aquellos que censuraron al grupo por no haber acudido al rescate de dichas economías. Nuestra debilidad histórica mental ya se ha olvidado de las recetas que nos tuvimos que soplar del famoso Banco Mundial o las de FMI. La vida da vueltas, los paradigmas sí tardan en girar.

Me parece interesante que las políticas de los gobiernos latinoamericanos estén un poco más centradas en los vecinos. Para la paradoja de todos nuestros modelos los países que van a experimentar más crecimiento fuera de Perú, Chile y Brasil son Argentina y Venezuela, los nombrados como los parias de Latinoamérica. Y el Mercosur, cuya condición exige no tener ningún TLC se va a convertir en uno de los mercados más dinámicos del mundo. Perú es un país con una posición estratégica, la cual debemos aprovechar pero no es desmedro de nuestra sociedad. Un claro ejemplo de posiciones absurdas es la de buscar energía hidroeléctrica generada por la construcciones de represas en nuestras selvas amazónicas, afectando a varios compatriotas y dañando nuestros propios recursos. Esa no es una política adecuada. Pero debe verse muchos rubros en conjunto desde económicos hasta culturales: su arte, su educación y sus investigaciones. Conocemos tan poco a Brasil como ellos a nosotros. Cada uno de nuestros países no se reduce a fútbol, samba, chicha, Concorvado o Machu Picchu. Son sociedades que tienen que conocerse más, promover más el intercambio. Brasil estudia más español que nosotros el portugués. Y no hay que olvidar que la influencia brasileña ha modelado muchas zonas del Perú como nuestra Amazonía (la tradicional cadencia charapa parece mucho a la línea de entonación del portugués brasileño) e, incluso para vergüenza del centralismo limeño, asumió responsabilidades en zona de frontera con compatriotas nuestros necesitados de salud y educación.

Ya es momento de voltear los ojos al vecino, quizá allí hallemos muchas soluciones a nuestros problemas. Hora de cambiar paradigmas.