6 meses de pandemia declarada en nuestro país. Crisis sanitaria y caos económico a consecuencia de las medidas de aislamiento obligatorio para la mayoría de la población peruana. Medidas estrictas que afectaron a todos los sectores de nuestra sociedad que comenzó a buscar formas de cómo salir adelante. Ayudas más, ayudas menos del aparato estatal no ha sido suficiente para paliar la crisis de muchos hogares que súbitamente vieron sus ingresos recortados o sus trabajos cancelados. Como en todo el mundo, hombres y mujeres comenzaron a buscar nuevas propuestas para poder paliar en algo esta hecatombe.
En medio de esta desgracia
surgen algunas respuestas que, obviamente, no deben de ser pasajeras. La
informalidad y el trabajo individual han sido los primeros estilos laborales
que han entrado en total crisis. El surgimiento del espíritu gremial y la
efectividad de este han sido casi una respuesta automática no solo en el mundo
artístico, sino en otros campos laborales. Estos sistemas, de pronto, se han
visto como un modo efectivo tanto de protección, seguridad y proyección que
puede permitir a artistas, artesanos y otras profesiones poder plantear
respuestas y suplir carencias que no se hallan en otros sistemas, el estatal
incluido. Las asociaciones y gremios existentes han sido expuestos de manera
activa y están funcionando como puentes entre entidades de apoyo y sus
asociados. Además, la necesidad de trabajar de manera sinérgica y colaborativa
es otra modalidad que debe de ir incorporándose en las estrategias que queramos
desarrollar en el futuro. Es por eso por lo que, mientras el mundo político
vive lamentables realidades circenses absurdas que ofenden a la sociedad
peruana (lo que hemos visto esta semana es una muestra de ello), artistas y
gestores culturales se han movilizado para dar respuestas no solo para ellos
mismos, sino a la sociedad en su conjunto. Se espera que los puentes tendidos
con el MINCUL sean efectivos para las personas involucradas; pero estas últimas
han seguido en la búsqueda de más opciones con otros sectores para generar más
oportunidades. Alianzas y nuevos espacios han comenzado a surgir que puedan
idear proyectos que involucren al mayor número de artistas. Pero, también es
necesario que todo esto se difunda con el fin de que esas propuestas múltiples
se conviertan en potenciales servicios de sectores vitales de nuestra sociedad
como lo son la Educación y la Salud por el momento. El arte es potente paliativo
para miles de peruanos que viven bajo un estrés sin igual. Algunas empresas
privadas se suman tímidamente a estas causas que, son a la larga, soluciones
que estarán en la recordación de muchas personas. Se las identificará como
solidarias en momentos tensos que nos tocó vivir.
Festivales, conciertos y
performances llenan las pantallas y escenarios nuevos surgen. Contra todo
pronóstico, la cultura sigue viva y hay que apoyar toda iniciativa por el
bienestar común.
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