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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

domingo, 27 de octubre de 2019

ADVERTENCIA (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO 27 OCTUBRE DIARIO CORREO TRUJILLO)


Una vez una profesora alemana nos comentaba su dificultad para entender situaciones extremas (alimentación, salud, educación, seguridad, vivienda) en las que muchos peruanos vivían diariamente. Una señora ponderada que le sorprendía la capacidad de “resistencia” que muchas personas tenían ante estas, impensables en otros contextos. Pero, es necesario dar una referencia temporal de esta conversación: 1984. 
Décadas después, tras el terrible primer gobierno de AGP, la subversión de Sendero Luminoso y el Fujimorato, nuestro país tiene un rostro diferente; solo el rostro. Las situaciones básicas, muchas veces maquilladas para fingir bonanza o bienestar, no han sido del todo satisfechas. Esto se ha ido agravando más en los últimos años, alimentado por desencanto de un mundo político falaz, demagógico y cínico en el que se ha convertido el mundo político peruano. Los escándalos que involucran a excongresistas, por ejemplo, recién están estallando y no sería nada raro que los haya más, por lo que la desazón y desconfianza de la población seguirán en aumento. Muchas personas hablan de que una posible eclosión social no se dé en nuestro país, pues mucha de nuestra economía es informal, lo que “atenúa” cualquier situación de riesgo colectivo; pero no creo que sea un argumento contumaz de la posible olla de presión en la que se estén cocinando muchas frustraciones y desengaños. Pareciera que esta situación encontró una suerte de válvula de escape al clausurar el mediocre Congreso de la República.
A las reacciones de Ecuador y Chile, más lo sucedido en Bolivia, se les trata de hallar justificaciones externas a estas respuestas ciudadanas, ubicando culpables en la izquierda o en la derecha; pero, valgan verdades, ambas están siendo superadas por la realidad. Estas justificaciones son una forma de invalidar el gran malestar social generado en grupos de clase media en Chile o la mayoría en Ecuador; o en Bolivia, en un electorado cansado de la manipulación grosera como la acometida por Evo Morales para continuar en el gobierno del país del altiplano. Es también simplificar esta realidad tachando a miles de ciudadanos hartos de la situación de simples delincuentes. Lastimosamente, grupos de criminales aprovechan estas disrupciones para hacer sus fechorías. No olvidemos los grupos sediciosos “plantados” en la Marcha de los 4 Suyos, los que provocaron el incendio del edificio del Banco de la Nación causando la muerte de 6 personas. Estas sucias estrategias son empleadas por cualquiera de los grupos que están en el poder deslegitimados, sea de izquierda o derecha, con el fin de debilitar los justos reclamos de una población hastiada.
Al ver el documental La revolución y la tierra quizá uno pueda comprender la actitud pasiva y casi servil que se vivieron décadas pasadas. Quizá esa podría haber sido la respuesta adecuada a mi profesora de alemán de hace cuatro décadas. Pero, ahora esto ya no es posible. ¿Una advertencia?

domingo, 20 de octubre de 2019

KUÉLAP, NUEVAMENTE





Sábado 20 de julio. Tras un viaje largo desde Trujillo con escala en Chiclayo durante toda la noche llegamos a Chachapoyas con Eduardo Maruri, dispuestos a conocer lugares nuevos en este inagotable lugar de secretos naturales, arqueológicos e históricos que encierra la ciudad de Chachapoyas y la Región en general. Salimos de Trujillo a las 3 pm vía Movil Tour a las 4:30 de la tarde. Luego de casi tres horas llegamos a Chiclayo donde hacemos un alto de casi media hora. Cerca de la estación de buses hay un pequeño restaurante que posee un señor uruguayo (Snack El Uruguayo), quien prepara unos deliciosos sánguches para el camino. Tiene el chimichurri que acompaña a la carne. Es una visita clásica de nuestra parte. Seguimos nuestro camino a Chacha. Estaba viajando con una gripe galopante encima. Pero no iba a rendirme.
Llegamos temprano para irnos a nuestro hotel, el Hostal del Arriero, hotel en el cual ya había estado antes. El lugar es simpático y está mucho mejor que cuando estuvimos la primera vez con María y Soraia. Como no estaba nuestro desayuno, nos fuimos a uno cercano pues ya había pagado el tour para ir a Kuélap, al que iba por quinta vez. Pero ahora había una novedad: el teleférico. En realidad, había separado este tour, puesto que ahora es un poco difícil ir por su cuenta por los boletos para el teleférico. Así que compré este servicio y los demás los íbamos a ver ya en la ciudad. La empresa que íbamos a emplear es Turismo Explorer. Como nuestro primer día no incluye el desayuno, nos fuimos al Café Vivari, en plena plaza de armas con el céntrico jirón Amazonas. Luego de nuestro rápido, pero rico desayuno, nos fuimos al hotel a la espera de los operadores del tour. Como ahora el teleférico acorta la distancia desde Nuevo Tingo, donde está la estación de partida, hasta el paradero turístico del complejo Kuélap, los paquetes turísticos pueden salir más tarde. Pero una solución trae otras consecuencias: años pasados, gracias al flujo turísticos, muchos pequeños poblados que estaban en el camino de trocha entre Tingo y Kuélap comenzaron a florecer gracias a sus restaurantes, recuerdos e, incluso, hoteles o albergues. Pese a todo la distancia media entre Chachapoyas y Nuevo Tingo es casi de dos horas. Además, había que recoger algunos pasajeros más. Tuvimos un percance al casi atropellar a una joven en motocicleta. Felizmente no pasó a mayores, pero la chica sufrió algunas contusiones. En el camino, hay un hotel hacienda que era administrado por Casa Andina. Perdieron una mina de oro, pues ahora Chachapoyas recibe pasajeros a través del aeropuerto de Jaén. Sin embargo, todo apunta que pronto restablezcan el aeropuerto de Chachapoyas, cerrado por un accidente producto, quizás, de la imprudencia del piloto (https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/error-humano-habria-causado-accidente-en-chachapoyas-nid732520). Este artículo es más detallado: http://www.takeoffperu.com/2016/01/09/el-accidente-del-f-28-de-tans-peru/. En el camino, recogimos a dos norteamericanos de la universidad de Harvard. Estaban escapando a Perú por unas cortas y locas vacaciones. El bus iba con personas de todas las nacionalidades. Es ya un foco turístico que tiene mucho qué ofrecer, pese a carencias que son necesarias de abordar, como la accesibilidad, por ejemplo. Tras casi dos horas, llegamos al pueblo de Nuevo Tingo, donde hicimos una escala para comprar algunas habituallas y un poncho de plástico en caso de lluvia (teníamos en casa, pero nos habíamos olvidado). Este poncho lo iba a usar dos días después. Además, hicimos la reservación de los platos que íbamos a almorzar al retorno. Luego nos fuimos a la estación de embarque del Teleférico Kuélap. Con la asesoría y tecnologías francesas, se ha hecho este medio de transporte que pende entre la parte baja de Nuevo Tingo y la estación de embarque-desembarque del sitio arqueológico. 



El boleto ya era comprado por las agencias de viaje y hay que esperar el turno respectivo para que podamos usar el servicio. El trayecto demora solo 20 minutos, lo que antes te tomaba dos horas por el camino de trocha. Una vez vine por estas fechas y había llovido un día previo a nuestra visita; el sendero estaba muy lodoso. Aquí dejo esta página oficial de la empresa: http://www.telecabinaskuelap.com/es/. La travesía es simpática, solo pueden ir 6 personas por cabina. Esta observación la hizo destacar un turista alemán que estaba un poco fastidiado, pues comentaba que podía haber sido empleado cabinas más grandes para desplazar más gente. El turista estaba fastidiado, pues el centro de interpretación ubicado en el complejo Kuélap que recibe al visitante carecía de información en inglés o, peor, en otras lenguas. Además, la señora que estaba custodiando el lugar no estaba de buen humor. Una lástima. El hombre me explicaba en alemán su fastidio; por sus gestos, la señora se sintió aludida. Un impase. Me llamaron, pues ya teníamos que ir al sitio arqueológico. En realidad, ya lo he visitado cuatro veces; pero en cada oportunidad veo más espacios de acceso restringido. Kuélap necesita mucha inversión para su restauración y mantenimiento; la mente estrecha de muchas autoridades ve un gasto, más que una verdadera inversión. Kuélap es la joya que puede convertir, con los otros atractivos de la zona, en el Cuzco del Norte, con todas las ventajas y los riesgos que esto signifique. El acceso al lugar por la puerta Sur o 1 está en reparación desde hace un buen tiempo, pero hay otros accesos que han sido limitados para ciertas funciones (https://www.pinterest.es/pin/163396292701112370/?autologin=true&nic=1). Cuando vine aquí la primera vez en 1999, el lugar estaba solitario, éramos solo 10 personas; ahora ha cambiado, pues ves un buen número de turistas que llegan al lugar. Me comentaban que para las fiestas patrias todo ya estaba lleno. Los servicios colapsan, tal como pasó el año 2008 que vine con varios amigos. Aquí hay más datos de este siempre interesante lugar a visitar: https://www.arqueologiadelperu.com.ar/kuelap.htm. Una vez concluido nuestra visita al lugar, nos reunimos todos para retornar e ir a almorzar al lugar donde estuvimos más temprano. El servicio de teleférico cierra a las 4 pm. Recoge a los últimos visitantes de Kuélap, que también cierra a esa hora. El almuerzo fue sólido, tanto así que por la noche cenamos poco. La caminata cansó a más de uno. Muchos cayeron rendidos por lo que el retorno era muy silencioso. Dejamos a los dos turistas alojados en el hotel Casa Hacienda Achamaqui. Luego nos fuimos hacia la terminal de los buses donde bajamos todos. Habíamos preguntado sobre algún lugar donde poder ir a tomar algunos tragos y nos comentaron de a La Reyna. Al llegar al hotel, los demás se fueron a duchar; decidí ir a ver el paseo del día siguiente: nos íbamos a Pueblo de los Muertos y Huaylla Belén.




Salimos a cenar al Chacha, restaurante donde habíamos cenado el último día cuando estuvimos con Soraia y donde se tomó el caldo a la minuta más rico que haya probado. Como habíamos almorzado tarde, solo tomamos una cosa ligera. Pero sí teníamos ganas de ir a conocer el bar que se llamaba Licores La Reina. Una noche simpática iba a empezar, pues nos habían recomendado el famoso Arco Iris. Esta es una combinación de diversos tragos de la región con diversas bebidas, incluida leche. La señora Charito Reina nos iba mostrando las combinaciones posibles y escogíamos la de nuestra preferencia. Así llegamos a quedarnos hasta un poco más de la medianoche. Nos fuimos a nuestro hotel para ir a nuestra excursión del día siguiente.






¿NI INGA NI MANDINGA? (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 20 OCTUBRE)


Cuatro escenarios para entender esta pregunta.
Primer escenario: Roland Forgues, en la buena conferencia que dictó ante una rala audiencia en la reciente Feria Internacional del Libro de Trujillo, habló de tener una nueva perspectiva del tradicionista Ricardo Palma en una visión más hermenéutica de su obra situándola en una Lima blanca, conservadora y racista. Incluso un escritor tan conservador como Riva Agüero lo “rescató” de su condición de mulato para poder ascender al Olimpo de los escritores peruanos de entonces. Forgues se valió de muchas tradiciones, cuya temática era el mundo negro (sobre todo El rey del monte y La emplazada); así como su intercambio epistolar con el fin de comenzar a “desblanquear” a Palma en el centenario de su muerte.
Segundo escenario: el polémico Jaime Bayly dio unas declaraciones de lo más racistas y clasistas sobre el comportamiento de la comunidad indígena ecuatoriana en los últimos acontecimientos que obligaron al gobierno de Lenín Moreno a dar marcha atrás con unas draconianas medidas económicas para la sociedad ecuatoriana en su conjunto. Los comentarios de Bayly nos muestran una perspectiva que muchas personas, aún, comparten. Son las que nos hacen entender la frase desafortunada como “ciudadanos de segunda” u otras expresiones humillantes que circularon y circulan en nuestro mundo político y cultural.
Tercer escenario: el periodista deportivo Erick Osores, siguiendo la estela del escenario dos, lanza unos comentarios contra las ligas departamentales de fútbol; fuera de sus observaciones de corrupción, estas iban acompañadas de frases racistas muy despectivas contra esos dirigentes que, a su vez, destilan un menosprecio contra lo provinciano que, según él, actúan en desmedro de la actividad deportiva debido a la visión estrecha, pobre y carente de mundo de estos (coloca a todos en esa categoría) . Lo único rescatable de este lamentable caso es que el mencionado periodista ha pedido las disculpas del caso y anuncia su retiro temporal de las pantallas, contrario a Bayly, quien reside en Miami, lejos de los problemas de un país aquejado por la corrupción de políticos, periodistas, empresarios y otras personalidades, algunas de los cuales recibieron su abierto apoyo.
Cuarto escenario: sobrinos del ex Cardenal Cipriani, recién comprometidos, pasaron una noche en la comisaría tras un incidente provocado por el padre del futuro novio quien se resistió a pasar la prueba de alcoholemia. Se lanzaron frases ofensivas contra la autoridad, incluso una de las jovencitas gritó a voz en cuello que no le importaba la ley, entre otras frases hirientes.
Son cuatro escenarios que nos permiten responder cuánto ha cambiado nuestro país en el trato a sus ciudadanos.
Pd. Alicia Alonso ha muerto. Una mujer que popularizó el arte culto entre el pueblo respetando la esencia de la danza amadrinó los famosos festivales de Ballet de Trujillo. Partió para bailar en otros lares. Gloria mundi.

martes, 15 de octubre de 2019

PUERTO PIZARRO, POTENCIAL TUMBESINO





Sábado 11 de mayo. Retorno a Trujillo por la noche. Puerto Pizarro para repasar luego de tantos años. La última vez que estuve ahí fue en 1998. Entre Jean Pierre, Maria y yo decidimos ir en taxi con un familiar del señor que nos alquiló el auto, días previos. Fue una buena decisión, pero no calculamos bien los tiempos. Isabelle había tomado la decisión de descansar y aprovechar lectura pendiente. César estaba con las responsabilidades de su trabajo que era arduo en esos días. Habíamos quedado con él en salir a almorzar a uno de esos rincones o huariques donde se come bien. Nos basamos en la información que nos dieron muchas personas, pero no era tanto el tiempo que nos tomó para recorrer todos los lugares de interés con calma Puerto Pizarro y sus atractivos. En realidad, aquí se ve algo de manglares, puesto que los mejores están en el Santuario Nacional Manglares de Tumbes, el cual está ubicado en la provincia de Zarumilla y su zona se comparte con Ecuador. Aquí la visita nos hubiera tomado mucho más tiempo. Una visita obligada en el futuro. Aquí tenemos un video interesante: https://www.youtube.com/watch?v=hTkssWjvDlw. Hay una fuerte campaña para cuidar estas zonas naturales, escasas en el Perú y abundantes en Ecuador. Aquí hay un documental más extenso, pero más antiguo de los 90: https://www.youtube.com/watch?v=R2y8UcurTiM. Aquí las indicaciones por las cuales los manglares deben de ser cuidados y preservados: https://andina.pe/agencia/noticia-manglares-cinco-razones-para-promover-su-conservacion-y-mitigar-cambio-climatico-745377.aspx. Perú tiene pocos manglares, ubicándose el último hacia el sur en la región Piura cerca de la playa San Pedro: los manglares de Vice. Desde ahí aparece el desierto hasta Chile hasta la zona central de ese país. Salimos a las 10 am. Luego de haber arreglado todas las cosas pendientes del hotel y pagar nuestras habitaciones y haber coordinado para que empleemos una sola (la nuestra) para poder ducharnos antes de viajar. Llegamos en poco tiempo, fuimos por la Panamericana en dirección a Ecuador; antes de Zarumilla está el desvío para ingresar al lugar. Ahora hay una suerte de portada dando la bienvenida a los visitantes. En el trayecto hay agricultura y criaderos de mariscos. A sugerencia de los lugareños, tomamos un servicio para nosotros tres de tal manera que nos podíamos desplazar a nuestras anchas y parar donde deseábamos. La primera vez que fui era un poblado pequeño, cuyo único atractivo era visitar los manglares y la Isla del Amor. Ahora es un poblado mayor con varios servicios, sobre todo restaurantes, llenos de música y buena comida marina. Es un pecado ir a la zona y pedir pollo o carne de res.  La actividad del lugar depende de las mareas por lo que a esta hora sí se podía visitar la zona, ya que con la marea baja toda actividad se detiene. Fuimos hacia el embarcadero para subir a nuestra lancha. Comenzamos a navegar por los manglares y nos fuimos a nuestro primer destino: el criadero de cocodrilos.  Accedimos al criadero a través de un canal estrecho rodeado de manglares. Este lugar es un proyecto hecho realidad en el cual podemos ver a este gran reptil que está en situación de riesgo por su caza indiscriminada, pero con este espacio se ha logrado rescatarlo de la indiferencia y se ha convertido en una atracción turística no solo para el turismo interno, sino internacional. El día de nuestra visita había una buena cantidad de gente que estaba recorriendo las instalaciones que cuenta con todo lo necesario. Pero necesita de nuestro apoyo para la sostenibilidad y educar a la gente para que no lancen objetos o alimentos inadecuados para estos animales. Tan importante es este proyecto que el Estado peruano ha emitido una moneda indicándolo como una de las riquezas de nuestro país. Aquí más datos: http://blog.pucp.edu.pe/blog/identidadperuana/2018/02/25/el-cocodrilo-del-rio-tumbes-a-pesar-de-todo-sobrevive/. El diario El Comercio le dedicó un especial a raíz de la emisión de la moneda: https://elcomercio.pe/peru/tumbes/cocodrilo-tumbes-cara-moneda-noticia-478580-noticia/?foto=6. Han separado a estos animales de acuerdo con sus edades, pues hay posibilidades de canibalismo. Hay una sección que acoge a muchos especímenes que tienen algún defecto físico (patas más cortas, hocico torcido) que no podrían sobrevivir con los otros. Una vez terminado el recorrido y haber contribuido con el lugar, nos fuimos a un lugar donde venden recuerdos del lugar: ahí compré un simpático polo del lugar, así como un libro de los manglares del autor Alberto Huamán Guimaray. Esta zona es todo un potencial. 




De ahí nos fuimos a la Isla de los Pájaros, que en realidad no es una isla sino un conjunto de manglares rodeados de agua que aísla a las aves de cualquier posible depredador; es por esa razón que las aves hacen sus nidos en esta por la seguridad de no tener ninguna serpiente (macanche) que merodee sus nidos o un zorro que robe los huevos o las crías que están empollando. Cuando íbamos en camino de la isla vimos a un señor que parecía que caminaba sobre las aguas, al estilo de Jesús en el mar de Galilea; lo que pasa que esa zona es de aguas poco profundas. 





Las aguas en estos lugares ya se mezclan las saladas del océano y las del río Tumbes, pues esta zona conforma en cierta manera su delta. De ahí nos fuimos a la Isla del Amor y el trayecto pasamos cerca a un restaurante llamado Peña Restaurante Turístico. Nos dijeron si queríamos almorzar, pero no era ese el plan. Creo que hay más cosas que se pueden explotar en este lugar. Le pedimos a nuestro barquero que nos retorne a la ciudad y nos llevó al embarcadero. Aquí contemplamos un espectáculo nada agradable: la pesca indiscriminada que arrasa con peces y moluscos que, al poder consumirse, los botan: o peor aún, un tipo de pez (parecía palometa) que solo utiliza parte del pescado y el resto es botado generando gran basura en la costa. Es pesca artesanal que no sabe cuidar sus recursos. Ahora las vedas ya son más estrictas (espero), pues debido a la explotación excesiva, casi desaparecieron las conchas negras y los grandes cangrejos rojos y las jaivas. Antes de retornar a Tumbes (era casi las 13 horas), fuimos a un pequeño restaurante a tomar unas cervezas (hacía calor) y probar el cebiche de conchas negras. Felizmente y gracias a nuestros bloqueadores – protectores, sufrimos pocas picaduras en una zona llena de mosquitos. Jean Pierre y Maria probaron el sabor fuerte de un cebiche de conchas negras. Un cebiche para abrir el apetito. El calor ya estaba arreciando en Tumbes. 


Llamamos a nuestro taxi para que nos recoja y vino casi puntual. Nos comunicamos con César para encontrarnos con César en el hotel y salir a almorzar. Nuestro destino: Los esteros. Para esto, tomamos dos mototaxis: Isabel y César iban en uno; Jean Pierre, Maria y yo en otro. Para Jean Pierre era la alucinación total: subirse a un mototaxi. Le dimos la dirección al chofer que era chico que nos indicó que la zona no era segura. Pero la llegar al lugar y por la afluencia de comensales, no íbamos a tener problemas. El almuerzo fue opíparo. Todas las delicias de un mar benigno en pescados y mariscos. 



Retornamos a nuestro hotel para caminar un poco por el malecón antes de ir a preparar nuestras cosas, ya que salíamos a las 7.30 pm. Nos fuimos a recorrer este lugar para luego ir a hacer nuestras últimas mudanzas. Al retornar a nuestro hotel, nos duchamos ya para estar listos y partir a la agencia.
Fin de nuestra estancia tumbesina.






domingo, 13 de octubre de 2019

MACHALA A VISTA DE PÁJARO





Viernes 10 de mayo. Ecuador. Este viaje lo planificamos gracias a los datos de César Alva. El día previo había logrado obtener todos los documentos necesarios para poder pasar con el auto a territorio ecuatoriano. Salimos a las 8:30 am con destino a Machala. La distancia entre ambas ciudades no es mucha; además por el lado ecuatoriano, cuentan con una red de autopistas que son la envidia de cualquier peruano que ve solo eso en Lima debido al excesivo centralismo de nuestro país. La distancia entre ambas ciudades es de un poco menos de 95 kilómetros. De haber estado en el mismo país, lo hubiéramos hecho en casi una hora; pero el problema estaba en los trámites de frontera. Años pasados la ruta obligaba la entrada a Zarumilla, pero ahora se ha hecho un espacio denominado Centro Binacional en el cual se concentra todo lo necesario para los trámites; ahora ya no ingresas a Huaquillas o Aguas Verdes.  Hay un espacio entre fronteras que es una situación de limbo. Previamente, en el camino, hacia la frontera fuimos testigos del gran drama de la migración venezolana: gran cantidad de personas de todas las edades, hombres y mujeres, caminan desde el puesto fronterizo hasta Tumbes e, incluso más allá, como lo habíamos constatado el primer día que nos íbamos a Punta Sal.  En el lado peruano, uno se encuentra con muchos emigrantes venezolanos que colmaban las instalaciones. En las oficinas tenemos que dejar la documentación del auto en ambas sedes nacionales y sellar nuestros pasaportes, proceso más rápido que ir con DNI. Nos advirtieron por el horario de atención para el retorno, lo que tuvimos que tomar en cuenta para no tener problemas con el vehículo. Hay ventanillas diferentes con el fin de dar prioridad a los demás viajeros y atender a los cientos de migrantes venezolanos que estaban ese día en las instalaciones. La ONU ha ayudado instalando tiendas para que la gente, sobre todo los más vulnerables como niños, mujeres y ancianos, tengan un lugar donde dormir y algo de comer. El drama es grande.
Una vez culminados todos los trámites salimos a la carretera e ingresamos a territorio ecuatoriano. Hay varios controles que han aparecido por el problema de los migrantes, a los cuales facilita para que se dirijan rápidamente a la frontera peruana. Los días que estuvimos eran previos al cambio de régimen migratorio que estaba poniendo ahora Perú; por eso, la gran cantidad de personas que apuraban su paso para ingresar a nuestro país, puesto que Ecuador no les permite su permanencia. Ecuador, para ellos, es un corredor. La primera vez que estuve en Machala fue en 1975. Iba a esta ciudad luego de 44 años. Muchos cambios desde entonces. Ecuador cuenta con un sistema vial de primera. Una amplia autopista une la ciudad de Machala con la frontera peruana. Aunque el lado peruano cuenta con un tramo de buena carretera, no se puede decir lo mismo con el tramo entre Zarumilla y Tumbes, el cual deja mucho que desear, habida cuenta que en ambos lugares tuvimos lluvias del Niño costero en el 2017. Calles y carreteras están en un estado estupendo. Mientras que Tumbes, Piura, Chiclayo o Trujillo… Ecuador es mucho más formal en muchos aspectos que nosotros. La conducción es de lejos más respetuosa de la ley vial que aquí. Tampoco tienen cosas impensadas como mototaxis o ticos, aberraciones del populismo fujimorista que se permitió estos errores para que los miles de despedidos durante las privatizaciones de empresas públicas y la reducción del Estado lanzaron a la calle a muchos desempleados. En la ruta cruzamos algunos poblados como Arenillas o Santa Rosa, a los cuales no ingresas por ser este sistema una autopista. Mientras que el drama que vivimos con la inacabable Autopista del Sol cruza ciudades sin tener otros accesos. Una pesadilla. Conducir en Ecuador es un placer. Casi ya a mediodía llegamos a Machala. La ciudad está mucho más organizada que Tumbes, calles asfaltadas, buena señalización, amplias avenidas y un tránsito bastante fluido en el que no ves combis ni mototaxis imprudentes. La ciudad incluso está mejor urbanizada que Chiclayo o Piura, pese a ser una ciudad más pequeña en cuanto a número de habitantes, casi unos 250 mil. Se la conoce como la Capital del Banano, aunque confieso que no vi muchos. Aquí más datos de la ciudad y región (que llaman cantón): https://www.ecured.cu/Machala_(Ecuador). Nuestro objetivo era al centro de la ciudad a la plaza principal y hallar un estacionamiento para el auto. La idea era caminar un poco e ir a una agencia de información turística para aprovechar nuestro tiempo. Dejamos nuestro auto en una cochera que hace esquina entre las calles Ayacucho y Rocafuerte a una cuadra de nuestro objetivo. Llegamos a la plaza y decidimos visitar la catedral, llamada Nuestra Señora de la Merced ( https://ec.viajandox.com/machala/iglesia-catedral-A656). Una vez concluida nuestra rápida visita, nos fuimos al parque a ver la exposición de artesanía. Para los peruanos, la vida cotidiana es cara por la dolarización. Un día antes habíamos sacado varios dólares para no tener problemas con los pagos; vi un nacimiento de madera de origen otávalo y lo compré. Fue lo único que hice. Luego nos fuimos a una oficia de turismo para que nos dé la prioridad de visitas: Puerto Bolívar para visitar la isla Jambelí (https://ec.viajandox.com/machala/puerto-bolivar-A651). Lo interesante de la realidad geográfica de esta parte que pertenece al Golfo de Guayaquil es que está llena de manglares y tienen pocas playas de arena. Una de estas se encuentra en esta isla que es el balneario de los residentes. Antes de sacar el auto para ir al atractivo señalado, fuimos a dar una vuelta: quise comprar un polo (que llaman camisetas) y el precio en soles era exorbitante. Ni modo.




Así que sacamos nuestro auto y nos dirigimos a este puerto, donde íbamos a almorzar, además. Las autopistas te llevan rápido al destino. Nos dirigimos al puerto de embarque a Jambelí. Hay una serie de restaurantes y bares en los cuales puedes comer o refrescarte, pese a que no era un día muy caluroso. Escogimos uno no muy lejos del embarcadero. Hubo problemas para entender algunos platos; por ejemplo, pedí uno de camarones, pero aquí son los langostinos. Luego de haber culminado nuestro almuerzo y con ligera caminata nos fuimos al embarque. El precio era de 4 dólares ida y vuelta (no hay que perder el par de boletos que recibes) y esperamos unos 15 minutos para embarcar. Subimos a una lancha que nos llevaría a nuestro destino. La isla Jambelí es bastante larga y corre paralela a la costa sur ecuatoriana. El puerto es el segundo en importancia en Ecuador por lo que ves una flota interesante de barcos cargueros a la espera de descargar o cargar sus conteiner. La travesía no es muy larga, un poco menos de una hora. Vas rodeando la parte noreste de la isla hasta que ingresas en una zona de manglares hasta llegar al balneario de Jambelí. Es la playa que tiene arena. Aquí hay muchos restaurantes. Tras una hora disfrutando de la brisa marina y viendo el atardecer, retornamos al embarcadero. Hicimos el mismo trayecto y fuimos a buscar el auto para retornar a Tumbes.
El camino de retorno ya fue anocheciendo. Decidimos llenar el tanque de gasolina, puesto que aquí sí era barata (ahora están en plena turbulencia por las medidas tomadas por su presidente). Los ciudadanos y comerciantes ecuatorianos ahora viajan a Perú a comprar cientos de cosas, puesto con el cambio a ellos Tumbes y Perú les es muy barato. Comida, ropa y electrodomésticos son la atracción. Por esa razón, Tumbes está viendo ahora este auge de malls para atraer a los ecuatorianos a consumir. Lo mismo que Tacna con Chile. Por eso se entiende que en los últimos años se haya incrementado la presencia de muchos turistas ecuatorianos que van hasta Piura por los costos. He aquí esta noticia de hace 3 años: https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/septimo/1/el-turismo-hacia-el-peru-aumenta-por-la-depreciacion-del-sol. Aquí vemos una centrada en el problema comercial, también de hace tres años:  https://www.elcomercio.com/actualidad/comerciantes-huaquillas-peru-ventas.html.






El retorno lo hicimos por una vía alternativa lo que nos causó un poco de temor, pues no sabíamos hacia dónde íbamos. Por eso preguntábamos con cierta frecuencia sobre nuestro destino. Tomamos la vía Balosa-Machala, que era estrecha, pero estaba en buen estado. Tomamos la autopista nuevamente a la búsqueda de un grifo para llenar de gasolina. Nos confundimos a la altura de Santa Rosa e ingresamos un breve tramo regresando nuevamente a la autopista. El tiempo nos estaba quedando corto para cruzar la frontera previa entrega de papeles y certificados en ambos lados. Un poco antes de llegar a la frontera vimos una estación que estaba a la otra orilla, así que tuvimos que dar una vuelta en la zona indicada. Llenamos el tanque (ahora con la tensa situación esto cambiará) y comenzó el retorno. La salida de Ecuador tomó más tiempo, pues se había caído el sistema fuera del hecho que algunos funcionarios eran para ahorcarlos por su actitud. Quizá estaban fastidiados por todo este problema de la migración masiva, aunque nuestras ventanillas eran en otra zona de atención. En fin.
Ya en territorio peruano llamamos al dueño del auto para indicarle que ya estábamos prestos para llegar a Tumbes y devolver el auto. Llegamos casi a las 9 pm. Fuimos a cenar en nuestro restaurante para tomar unos cuantos tragos y comer rico.
Una jornada apasionante.