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lunes, 3 de enero de 2011

HOWARD HAWKS, EL VIEJO ZORRO PLATEADO

Rodar unas cuantas buenas escenas y no aburrir al espectador

HOWARD HAWKS


Uno de los más versátiles autores del cine norteamericano, Hawks ha ido del clásico cine de gánster a la comedia, del musical al western. Fue un verdadero artesano cinematográfico que acometió los géneros del cine con sólidas propuestas, con algunos filmes que son clásicos y sentaron las bases del género en cuestión. Sus películas son veladas críticas a costumbres y valores de la sociedad norteamericana de su época, tratando de derrumbar falsos mitos sobre el éxito económico y el ascenso socioeconómico de los años 20, años dorados del hampa.

Este multifacético director (también fue aviador, diseñador aeronáutico, entre otras cosas más) nació un 30 de mayo en 1896 en Goshen, Indiana (EE.UU.) Realizó estudios de ingeniería mecánica en Cornell, pero en sus tiempos de vacaciones hizo sus primeras incursiones en el cine en Hollywood. Según Tod McCarthy, su biógrafo, su experiencia de estudios en la ingeniería, así como su paso por el ejército de los Estados Unidos fue, en cierta manera, decisiva para su posterior carrera cinematográfica. Realizó obras tanto en el periodo mudo (8 filmes en total) como en el sonoro, espacio en el que ha de realizar sus obras maestras. Hawks fue un director con su propio estilo, gustaba un cine sobrio, con una buena dirección actoral y sobre todo el manejo de la cámara para poder lograr de cada uno de sus actores todo un para lenguaje que enriquecía el texto cinematográfico en cuanto a la construcción de caracteres. Se codeó de buenos guionistas para hacer textos directos, breves, pero brillantes. Además, pese a trabajar para diversos estudios, mantuvo cierta independencia con su trabajo fílmico. Muchas veces reescribía, él mismo, algunos guiones y no pasaban por la supervisión y censura de las instituciones para las que trabajaba, y pasaban las más de las veces con cierta holgura, privilegio que sólo tenía, también Alfred Hitchcock.

Augusto Torres divide su obra en “cuatro apartados”: las obras centradas en un hombre en peligro; las comedias centradas en la lucha de sexos; los westerns y las inclasificables, que podemos colocarlas dentro del cinema noir (como lo hace Antonio Santamarina). Fue un hombre rodeado de gente inteligente que en cierta manera trabajó para él como es el caso de William Faulkner o Henry Hemingway. Aunque no tuvo una actitud muy proclive hacia las mujeres (por ejemplo, decía que las mujeres “entorpecían la acción en un western), muchos de los prototipos femeninos van a ser pauta para la descripción de algunos caracteres femeninos sea en la sociedad como en la construcción de personajes en el cine. Estudiosos del cine como Mark Cousins explica que las mujeres presentadas por nuestro Director suelen ser duras y, por el contrario, los hombres aparecen humillados; incluso comenta que tenía cierta predilección para trabajar con personajes masculinos llevados por actores impasibles y contenidos, caso John Wayne y Humphrey Bogart. Todo género que tocó le supo imprimir su toque, el toque que, según comenta David Boxwell, está más cerca de la irreverencia, trasgresión. Y una de esas características está en la nominalización de sus personajes, con el uso de motes o apodos que sacaban de cuadro la convencionalidad tradicional de la familia y las relaciones interpersonales.

Hawks se fue un 26 de diciembre de 1977, dos años después de que la Academia lo reconoció, por fin (como le pasó a Chaplin) con un Oscar honorífico. Pero queda como el más grande romántico realista del siglo XX, según palabras de Cousins.


SCARFACE (CICATRIZ) (1932) Una obra maestra de la construcción de una figura tan popular como lo era el gánster, personaje idealizado y que en cierta forma se convierte en el paradigma de la idiosincrasia norteamericana y el sueño americano: el famoso self made man, el que triunfa por sí mismo y se convierte en un hombre de éxito social y económico (muy parecido a lo que pasa ahora con la concepción del éxito y su estrecho vínculo con el dinero). La crítica de la sociedad de entonces es dura por la forma contradictoria como se trata a esos entonces hombres ricos y poderosos (como sucede con el narcotráfico en nuestros países). Ante la forma como se presentó este film sufrió censura, recortes y modificaciones en la narración del mismo. A lo largo del film, vemos escenas de violencias, fiel reflejo del mundo del hampa de cualquier parte del mundo y cualquier momento histórico (ver en la actualidad en caso de los sicarios, que ya comienzan a tener presencia en nuestra sociedad). El manejo de códigos, signos, iconos, que los identifican como una suerte de grupo social se volvió un modelo para otros filmes de gánster, en general de la serie llamada cinema noir.


BRINGING UP, BABY (LA FIERA DE MI NIÑA) (1938) Una simpática comedia que se circunscribe entre las películas centradas en la guerra de sexos entre Gary Grant, el paleontólogo David Huxley, y Katharine Hepburn (Susan). Un profesor eminente ve amenazada su obra por una joven heredera entrometida y voluntariosa. Las situaciones que se van sucediendo a lo largo de la historia son bastante hilarantes, como mascotas impertinentes, tías viejas cómplices, fieras equivocadas – dos leopardos-, gags de lo más recurrentes. Cada escena deriva en la siguiente empujada por las acciones, produciéndose situaciones cada más embarazosas y risibles. En un principio, Grant no estaba muy convencido de hacer este papel. Nos va pintando dos cosas: la liberalización de la mujer y su avance arrollador frente a los hombres, por un lado; y una velada crítica a la alta sociedad norteamericana, insolente, trasgresora, no escatimando nada ni a nadie para lograr sus objetivos. En cierta forma, este film nos presenta uno de los prototipos femeninos del universo de nuestro director. No tuvo un éxito inmediato, casi fue un fracaso de taquilla y, según el mismo Hawks, confiesa que sus personajes son excesivamente estrafalarios de los cuales el público no iba a encontrar un centro de referencia al cual “atarse”. Pero fue un gran comediante, Harold Lloyd, quien al verla dijo ser la mejor comedia construida que había visto en el cine.


THE BIG SLEEP (EL SUEÑO ETERNO) (1946) Un film extraordinario que cuenta con la ayuda de tres buenos guionistas (entre ellos, William Faulkner), basado en la novela de Raymond Chandler (uno de los grandes de la novela negra) y cuenta con la clásica dupla Bogart – Bacall, quienes venían de trabajar juntos en otra película de nuestro director: Tener o no Tener. La historia gira en torno al chantaje que sufre la hija de un ex militar retirado multimillonario. Aparece nuestro detective Phillipe Marlowe, quien se mueve en un terreno bastante gaseoso de doble moral, bastante marginal, pero en el que se encuentra la mayor parte de los personajes que van apareciendo a lo largo del film. Marlowe se mueve en un terreno minado por lo erótico, lo delincuencial y peligroso, puesto que a lo largo de la narración, el detective no termina por ubicar a las personas que están de su lado o los que no. Y, a través de la historia, vemos una sociedad decadente, de valores trastocados, signados por el poder y el dinero, un terreno en el que todo vale. Y esto la hace una de las cumbres del género negro.


RÍO BRAVO (1959) Un western clásico, una obra maestra del género. Se podría incluir esta obra en el grupo de filmes que incluyen historias de un hombre solo frente a grandes decisiones. En este caso, un alguacil que ha capturado a un hermano del delincuente más poderoso de la región. El alguacil halla el apoyo de un grupo de hombres que cuestionarían un resultado a su favor. Como el destino, ya se halla establecido dentro de la tragedia. Pero la misión de este viejo alguacil (John Wayne) es llevar adelante la justicia. Un rol interesante es de la mujer fatal (Angie Dickinson), “Feathers” (plumas), quien lejos de jugar un papel de traicionar o entorpecer la acción (como Andrés Caicedo), asume un rol más activo y decisivo en la trama. Es la mano del director que hace un manejo actoral y de escena que la hace un obra imperdible. Como dice Bedoya, es el trabajo de cámara que nos permite captar los detalles que hace a sus personajes humanos y grandes a la vez.


Fuentes:

Diccionaire des Films – Bérnand Rapp, Jean-Claude Lamy, LAROUSSE, 1995.

La Gran Ilusión – No 04, primer semestre, 1995.

El Cine Norteamericano en 120 Películas – Augusto M. Torres, Alianza Editorial, 1994.

El Cine Negro en 100 Películas – Antonio Santamarina, Alianza Editorial, 2006.

Las 120 Mejores Películas – John Kobal, Alianza Editorial, 1995.

Historia del Cine – Mark Cousins, Blume, 2005.

Ojo al Cine - Andrés Caicedo, Grupo NORMA, 1999.