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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

martes, 1 de mayo de 2012

PIER PAOLO PASOLINI, REVOLUCIONARIO


Yo, ahora, tengo poco tiempo: por culpa de la muerte

Que se viene encima, en el ocaso de la juventud.

Pero por culpa también de este nuestro mundo humano

Que quita el pan a los pobres, y a los poetas la paz.



“AL PRÍNCIPE” – POEMAS -  PIER PAOLO PASOLINI


Pier Paolo Pasolini (1922-1975) fue uno de los más grandes cineastas italianos del siglo XX; polémico y comprometido, comunista y homosexual confeso, persona que tuvo a Jesús, Freud y Marx como sus modelos o paradigmas; creó desequilibrios vitales tanto en la sociedad italiana como en el mundo artístico en general. Fue un poeta en la palabra y en la imagen a pesar de que algunos críticos piensan más que sacrificó al cineasta por el poeta interesado en mostrar un discurso de ideas. En su provocación, utilizó diversos medios textuales o visuales para transgredir, subvertir el orden y no dejar a nadie conforme. Muchos han de ver su cine acartonado o rudimentario, pero su rigor sobre una  lectura cinematográfica se acomodaba a sus intenciones comunicativas como el hecho de emplear al filme propiamente dicho en tanto el medio para expresar sus ideas.

Pasolini llega tarde al cine; su primer trabajo cinematográfico fue en el año 1961, luego de su intenso recorrido en el mundo de la literatura, sea en poesía, dramas o ensayos. Comprometido con la causa marxista, se dedicó a la recolección y difusión de la poesía popular italiana, dedicándose incluso a hacer una antología para hacerla conocida al mundo intelectual y artístico oficial. Por sus posturas críticas, se alejó del Partido Comunista por discrepancias en cuanto al tratamiento del pensamiento de Antonio Gramsci y la postura del partido de alejarse del pueblo a quien se debía. Dicha actitud le fue granjeando enemistades; muchas veces parecía un personaje díscolo difícil de controlar, gestor de ácidas reflexiones sobre dirigentes de instituciones varias, incluidos sus amigos intelectuales. Ya en el cine, su obra tiende a seguir la escuela Neorrealista, a la cual admiró mucho. Su formación de cineasta no fue académica, es por eso que muchas de sus películas han de presentar deficiencias o conceptos técnicos cinematográficos muy rudimentarios; pero, pese a todo, supo trabajar con directores como de la talla de Federico Fellini, con actores como Silvana Mangano o Terence Stamp o con artistas como María Callas.

En el ensayo que escribió José Carlos Huayhuaca (La Pasión de la Muerte según Pasolini, HABLEMOS DE CINE, No 75-76), en una aguda reflexión revisa la obra de nuestro Director; pero es drástico en hacer ver que su obra se fundaba en una intención tanática exacerbada, en la que lo sexual pasa a un plano meramente provocativo y se centra en un trabajo detallista, casi morboso, de buscar elementos de corte necrófilos: toda una antitesis a la propuesta de compromiso de lucha y liberación de PPP. El concepto que engloba este Círculo de la Vida  lo acercaría a Buñuel como continuador de espacios vitales para el ser humano, como el reciente ciclo que acabamos de ver.

Se inspiró en los entornos campesinos u obreros y de estas canteras sacó a muchos de sus actores aficionados, así como a sus amantes, algunos de los cuales (Ninetto Davoli) fueron llevados a la pantalla grande como actores principales. Pero esta vida privada, para muchos licenciosa, también estuvo acompañada por un espíritu político ácido y crítico, situación verdaderamente incómoda para el régimen de entonces. El 2 de noviembre de 1975 nuestro director fue asesinado por un delincuente, Pino Pelosi, de 17 años a quien, dice, le había propuesto tener relaciones sexuales. Cuando se hizo público el asesinato, la intelectualidad y los artistas italianos dudaron sobre los móviles de este crimen, que tenía un tufillo a complot o crimen político. Un poco más de 30 años después, algunas pistas nuevas han surgido, que apuntan a que todo lo dicho esa noche de noviembre no es del todo cierto y que hay muchas cosas más oscuras por descubrir. Según Andrés Caicedo, el cine italiano perdió en menos de tres años dos pilares de su cinematografía: de los restos que quedaban de ese cine sencillo, heredero del Neorrealismo, sólo Pasolini fue honesto con sus propuestas, nunca sometió su cine – pese a no ser neorrealista - como sí lo hicieron Visconti (quien lo siguió dos años después)


EL EVANGELIO SEGÚN MATEO (IL VANGELO SECONDO MATTEO) (1964) Es una visión hermosa de la vida de Jesús vista por un comunista como lo fue Pasolini. Su visión es la de un hombre que acerca a este Jesús al hombre, tal como también lo hizo muchos años después José Saramago en su libro “El Evangelio según Jesucristo”. Sus imágenes son sencillas, casi rudimentarias, con algunos errores de encuadre; pero  son poderosas, sinceras, sin maquillajes;  y respetan el contexto histórico desmitificando los casi dos mil años que nos separa con este hecho histórico- religioso. Es un Jesús más humano, pero duro, drástico, con palabras que serían el terror de mucha gente en la actualidad. De sus enunciados, uno puede inferir lo lejos que está el mundo actual, sus instituciones de sus prédicas. En la actualidad pasaría ser un terrorista. Todo esto acompañado con la música de J. S. Bach (La Pasión según San Mateo) y otras obras corales étnicas. La obra la dedicó a la memoria de Juan XXIII, el Papa bueno.


EL DECAMERÓN (DECAMERONE) (1971) Basada en la obra de Boccacio, es una libre interpretación de este notable libro que reúne los cuentos de 10 jóvenes refugiados en un palacete, huyendo de la peste. Los cuentos son todo un mosaico de la Italia prerrenacentista, que cuenta historias muy divertidas de gente de toda condición social que se mueven por diversos intereses. La película trata de mostrar cómo eran los personajes en realidad, alejándolos del ideal de Hollywood. Vemos mujeres y hombres desdentados y descuidados físicamente. No hay que olvidar que la belleza y los cuidados de ese entonces distan de lo que se vive actualmente. Los cuentos elegidos por PPP sacaron de las casillas a las autoridades religiosas de muchos países, como el nuestro. La historia del robo sacrílego a la tumba de un obispo o la de la que acontece en un claustro de monjas son ambas muy graciosas, pero bastante intencionadas (ya lo hemos dicho en la introducción de esta presentación, PPP criticó la Curia romana). Por la acción (y sanción) del Cardenal Juan Landázuri, este filme fue censurado en el Perú, aunque ya se estaba proyectando el mismo en el famoso Cine Roma en Lima. El escándalo suscitado (con cierre momentáneo de cine incluido) hizo que mucha gente fuera hasta a Chile a verla. En realidad, hay varias escenas en las que la iglesia no sale bien parada.


LAS MIL Y UNA NOCHES (I FIORI DELLE MILLE E UNA NOTTE) (1974) ¿Quién no ha leído u oído algunos cuentos que salieron de la boca de la legendaria Sherezade?  PPP toma algunos de ellos y hace un viaje a la Arabia feliz, el Yemen, para ofrecernos periplos eróticos en una cultura sensual y todos rodeados de parajes míticos y ensoñadores de este lugar del planeta. Gusta el desenfado como aborda los temas del erotismo, el cual ha de ser posteriormente castrado por las religiones monoteístas inspiradas en el judaísmo (el cristianismo y el islamismo).   En muchos parajes de la película, hay grandes saltos que dificultan la secuencia narrativa del mismo. Pero en la globalidad, cumple el cometido de lo que es un filme que reinterpreta las técnicas del lenguaje hablado cuando narra cuentos. Con este filme, cierra el ciclo que él denominó de la vida y se embarca en el que sería su última película: SALÒ, filme que contrasta marcadamente con lo que uno ve en los tres del círculo de la vida: Decamerón, Mil y una noches y los Cuentos de Canterbury, este último basado en los cuentos de Chaucer.

SALÓ O LOS 120 DÍAS DE SODOMA (SALÒ O LE 120 GIORNATE DI SODOMA) 1975 ¿Cómo calificar esta obra de PPP?  Es un film vilipendiado, aborrecido por muchos; aclamado por otros. Huayhuaca, duro crítico de la obra cinematográfica de nuestro director, la reconoce como su trabajo más elaborado, frío y reflexivo de todo lo hecho por él. La historia se centra en los últimos días del fascismo en Italia, un grupo de autoridades se reúne para llevar a cabo una orgía, secuestrando a muchachas y muchachos de un pequeño pueblo: Salò. Este grupo estaba conformado por notables del lugar: un obispo, un duque, magistrados, todos aquellos que representaban al poder de una sociedad cualquiera. Los jóvenes son sometidos a diversas sevicias sexuales, incluidas la tortura y las mutilaciones, bajo una visión sadomasoquista sin igual. Por esta temática, el film fue presentado como pornográfico cuando llegó al Perú; en Lima se lo podía ver sólo en funciones de trasnoche, como las otras películas pornográficas. En provincia, por lo menos en Trujillo, se pudo ver en proyección regular. Creo que no sabían lo que tenían entre manos.


Bibliografía:


Diccionaire des Films – Bérnand Rapp, Jean-Claude Lamy, LAROUSSE, 1995.

Historia del Cine Mundial, Georges Sadoul. SIGLO XXI EDITORES. 5ta edición, 1980.

La pasión de la muerte según Pasolini, José Carlos Huayhuaca, HABLEMOS DE CINE, No 75-76, 1980

Ojo al Cine,  Andrés Caicedo, Editorial Norma, 1999.









OSWALDO REYNOSO EN LA UPN TRUJILLO


El día viernes 27 de abril tuvimos como invitado de lujo en nuestra Universidad al escritor Oswaldo Reynoso gracias a la gestión de Mauricio Málaga y la Editorial San Marcos, empresa representada por Mauricio en nuestra ciudad. Esta visita está dentro de un marco del plan lector que nuestro Dpto. en el área de Lengua ha desarrollado por varios años. Para este año académico tenemos como proyecto trabajar dos autores urbanos. Oswaldo Reynoso es el primero. Nuestros jóvenes deben leer un texto de este autor dependiendo el curso que lleven (se escogió LOS INOCENTES y EN OCTUBRE NO HAY MILAGROS); el texto LOS INOCENTE fue acompañada por un puesta en escena de la misma obra con un inusitado éxito, tanto por la propuesta en sí, como la calidad de los actores y la polémica generada entre los alumnos que fueron a verla (casi mil quinientos alumnos). http://www.youtube.com/watch?v=_mOjWezM3g8&feature=g-upl&context=G2700a14AUAAAAAAAAAA
Y para redondear, una conversación amena, franca y directa con el autor mismo, tanto sobre su vida como su obra en sí.
La presentación de Reynoso se realizó en dos turnos. Lastimosamente nuestra Sala de Conferencias no reúne las condiciones para poder alojar a más de mil ochocientos estudiantes que han leído uno de los dos textos (algunos ya han leído los dos, motivados por la obra de teatro). Así que se procedió a seleccionar a algunos alumnos para que “representen” a sus demás compañeros en dichos conversatorios. La organización y las instalaciones estuvieron correctas, y los eventos se realizaron sin contratiempos.
El primero se realizó por la mañana. Oswaldo es una fuente de anécdotas y experiencias que hicieron muy divertida y dinámica el conversatorio. Primero habló de él como persona y luego como creador. Fue muy puntual al diferenciar las palabras “escritor” con creador”. El artista no es escritor, palabra que está ligada a toda aquella persona que escribe, sea su obra arte o no. Él se reconoce como artista, como “creador”. La palabra “escritor” limita al artista a hacer una producción que no necesariamente esté ligada al arte como el ensayista o periodista. Narró sus experiencias como conferencista y contó una que arrancó muchos aplausos espontáneos de los alumnos: cuenta que una vez fue a un colegio para hablar sobre LOS INOCENTES; todo transcurría en la normalidad hasta que una alumna le hizo pedido extraordinario: un regalo para Colorete, uno de los personajes de la obra. Los chicos compañeros de la alumna hicieron chacota y el mismo autor la quiso desalentar en su empresa. Le dijo que el personaje era una ficción literaria; ella replicó si este personaje no había surgido de uno de sus amigos; Reynoso replicó que sí hubo una inspiración, pero que dicho personaje ya peinaba posiblemente canas como él, sino estaba muerto. Insistió ella en darle el regalo y él le respondió que le dé un plazo de una semana para buscarlo y darle el regalo; si no lo hallaba, lo tomaría él. Reynoso respetó sus palabras comprometidas y esperó la semana, sabiendo el final. Al finalizar el plazo, abrió el regalo y en él había un bombón. Nunca en su vida había comido un bombón más delicioso que ese. También tuvo algunos tristes desencuentros con autoridades escolares, sobre todo en colegios religiosos o en aquellos en que la educación es excesivamente vertical. Hubo casos anecdóticos como el hecho de haber sido invitado por las autoridades de un colegio y, en el transcurso del diálogo con los alumnos, las autoridades le iban dando la espalda y salía con “olor en santidad” vitoreado por los alumnos. Ahora, luego de 50 años de publicada su pequeña novela escandalosa, colegios religiosos lo invitan e, incluso, en una genial anécdota, lo hacen partícipe de eventos religiosos, como el que le sucedió en Huancayo durante una procesión del Señor de los Milagros. Las autoridades educativas del colegio lo invitan, a pesar de saber que es ateo, a que presencie el paso de la imagen en la suerte de estrado oficial que se había hecho para la ocasión. Y no sólo eso, sino que tenía que permanecer al lado del altar que se había colocado ex profeso. Me hizo recordar al personaje suyo, Don Manuel de En octubre no hay milagros,  que miraba el paso de la procesión desde un balcón privilegiado de las antiguas familias oligarcas de nuestro país de los 50. Y más anecdótico aún saber que su mismo libro, así como le sucedió a MVLL con La ciudad y los perros, lo iban a condenar a la hoguera en plenas festividades moradas. Ironías de la vida.

Por la tarde, Reynoso se centró en hablar en, para mí, su obra cumbre: En octubre no hay milagros. La construcción de la historia en historias paralelas y distantes (realidades económicas de una ciudad emergente como lo era Lima en los 50 – cierta analogía con el Trujillo de inicios del XXI-); realidades aparentemente dislocadas, personajes que se van entrelazando en un campo gris como lo fue, es y será siempre Lima. Rememorando a Joyce y su Ulises, Reynoso cuenta las historias de un gran psique urbana en sólo 18 horas; se desnuda en realidades violentas, cargadas de frustraciones y oscuros manejos del poder. Y el hilo conductor lo es la ciudad, el mes, un evento religioso que estratifica en ese reducido espacio todas las realidades socioeconómicas del Perú de entonces. Aunque Reynoso rechaza encasillar su novela a ese espacio histórico que fueron los 50 en nuestro país, la novela rezuma mucho las características históricas de sus tiempos. Una oligarquía xenófoba, enemiga de los capitales foráneos, monopolizadores económicos y políticos que van a derrumbarse lentamente hasta la estocada de Velasco y su golpe militar. Vemos a una Lima emergente, arribista, inescrupulosa; violenta, frustrada pero sensual, con sexualidad explosiva que se manifiesta abiertamente en los lugares tumultuosos para sobarse sin enfado entre hombres y mujeres, la mañosería a la orden del día. Además, las propuestas políticas desinfladas por una ley o por un varazo policial. Los asesinatos políticos que aún quedan en retinas como las nuestras (los grupos Colinas están al acecho). Su técnica narrativa micro espacial fue trabajada posteriormente por MVLL en su gran obra La casa verde; en esta última los espacios no se circunscriben a una ciudad; ya hablamos de realidades geográficas más lejanas, Piura, la selva.  
Aunque las dos sesiones no se las puede llamar conversatorio, sino interrogatorio, las preguntas formuladas por los alumnos fueron bastante interesantes y que Reynoso respondió con anécdotas y datos personales. Hubo varias, pero las focalizaré en las del uso de lenguaje, la construcción del personaje y su actividad creadora: la primera fue la que marcó la revolución en la acartonada literatura peruana de esos años. Trasladar el lenguaje de la calle, el umgangsprache de la gente, lenguaje familiar, el creativo, el que va entornando las palabras, lo que lo hace rico, expresivo. Como decía Reynoso, no el lenguaje del diccionario que es el “cementerio de las palabras” sino el cotidiano; el habla es permanentemente poética, estamos creando todos los días. Cuando iba dando respuesta a estas preguntas, recordaba a Julio Hevia en su libro ¡Habla, jugador!, libro que reflexiona sobre la jerga peruana. Pero sí cuestionó la pobreza de los usos lingüísticos, no ligados a la creatividad; muy por el contrario, es la negación de la misma. Formas tan usuales como “o sea” y el famoso “y nada” tan frecuente en figuras públicas como futbolistas o vedettes han terminado por empobrecer las formas comunicativas de los jóvenes. La falsa crudeza con la que se expresan los jóvenes de Los inocentes sigue escandalizando a padres, educadores y otros tras cincuenta años de publicada. Creo que hay que abrir un poco más los oídos para oír a sus hijos, alumnos y jóvenes en general, está ahí. En cuanto a la construcción de sus personajes y su identificación con ellos, Reynoso no rechaza la idea de que algunos de sus personajes lleven mucho de él, es casi una ley literaria que el autor tome parte de su vida personal. Creo que ambos grupos de preguntas, las de focalizadas en el personaje y las de su actividad creativa, van juntas. Reynoso nos habló de la influencia personal, sus experiencias y anécdotas de vida, como la del autor reflejo de su momento histórico, de su coyuntura. Así tal como lo reflejo en su novela reflexiva Los eunucos inmortales, en las que va uniendo su experiencia china en el momento de estallar la revuelta y masacre de plaza Tian´anmen en Beijing y la masacre del colegio Independencia de su añorada Arequipa, ciudad de nacimiento. En el autor confluyen estas dos corrientes y el creador va en la búsqueda de nuevas formas para poder expresar lo que él quiere. Comentó sobre su libro El escarabajo y el hombre, obra en la que hace una interesante experiencia literaria a nivel del uso de palabra escrita,  de lo coloquial a lo estándar a lo literario. Ante una pregunta interesante de por qué no había mujeres en la obra Los inocentes, Reynoso se refirió a nuestra costumbre muy latina de reunirse con las personas del mismo género, costumbre por todos aplicada y que no ha dejado de hacerse hasta en nuestros días. Él mismo contó la anécdota de tres amigas suyas que iban con ellos, varones, a diversos sitios como bares; automáticamente todos los demás presentes inferían que ellas eran prostitutas. Esa costumbre es un fiel reflejo de su época, que aunque aún quedan rezagos en nuestros días, ciertamente están un poco en desuso, felizmente. Con esto explicó por qué los personajes femeninos son periféricos en esa obra, son secundarios y vistos y narrados por esos muchachos cuyas vidas eran el fiel reflejo de la crueldad urbana.

Una vez concluidas los conversatorios los chicos se acercaron para hacerles algunas preguntas, para los famosos autógrafos y las fotos de rigor. Conversar con él de manera personal es más divertido aún, pues es una fuente inagotable de datos y ocurrencias de un hombre con más de 80 años de viajes, experiencias, sinsabores, éxitos y chismes puede cargar consigo mismo.

Quedan pendientes otras reuniones.