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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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sábado, 13 de marzo de 2010

PINTURA EN EL LOUVRE: VIAJE A LA EXQUISITEZ (3)



Dejando atrás a la Victoria de Samotracia, ingresamos a la primera planta del ala DENON, para poder ver algo de pintura francesa, a los grandes maestros italianos del Renacimiento y algo del Barroco español. Al entrar a las  salas de grandes pinturas, vemos inmensos formatos de Géricault (impresionante LA BALSA DE LA MEDUSA), Antoine- Jean Gros (BONAPARTE Y LOS APESTADOS DE JAFFA)y el inmenso Delacroix (miré extasiado con muchos visitantes LA MUERTE DE SARDANÁPALO y la revolucionaria LA LIBERTAD GUIANDO AL PUEBLO). Los cuadros te van rodeando y fuera de la belleza, también te van hablando de historia, como las obras de Jacques- Louis David; o el gran maestro de la figura humana que es Jean-Auguste Ingres; ver su ODALISCA, la que vi por primera vez en una estampilla rumana en mi niñez, me hizo recordar cómo contemplaba esta mujer voluptuosa, generosa en carnes, que te lanza una mirada dubitativa entre sensual, atrevida y cándida; o los bellos paisajes de Camille Corot.
Pero el plato fuerte iba a venir con los maestros italianos; pero hay tantos y tantas obras en un sólo lugar que sientes una intoxicación de belleza. Por ahí sale un Cimabue y sus bellos retablos prerrenacentistas y ver la marcada influencia de escuelas de Cremona o el poder de la iglesia de Oriente en la estética de entonces. De pronto estás frente LA CORONACIÓN DE LA VIRGEN de Fra Angélico y mudo contemplas el trabajo de la perspectiva en estos hombres de fe que quisieron rendir su obra a su creencia. Pero perspectiva pura la hallas en Uccello y su BATALLA DE SAN ROMANO, en la que las lanzas de los guerreros trazan las perspectivas que guían nuestros sobre este cuadro. Los platos fuertes estaban por venir: el primero lo ves con el SAN SEBASTIÁN de Mantegna, gran estudioso del cuerpo humano (algún  día iré a Brera en Milán para ver su CRISTO MUERTO); EL RETRATO DE UN ANCIANO Y UN JOVEN de Ghilandaio; LA VIRGEN DE LA ROCA y LA VIRGEN, EL NIÑO JESÚS Y SANTA ANA de Leonardo. Estaba rodeado de maestros que mostraban toda la visión del mundo de la Europa de entonces, la nueva visión de un mundo tras el descubrimiento de América y que iniciaba el viaje hacia sí mismo. Creo que el día que llegue a UFIZZI en Florencia habré colmado mis más grandes sueños del arte. Una sensación especial fue ver a LA GIOCONDA  en la sala en la cual estaban las otras obras de Leonardo; felizmente no me hallé ante un tumulto de gente como suele pasar con las obras vedette de un museo (como me pasó con la RONDA NOCTURNA en Amsterdam), pero no colmé las expectativas que había generado en mí al momento de hallarme con este famoso cuadro. Quizá ya estaba saturado, quizá no estuve preparado o quizá sobrestimé la obra. No lo sé.
Mucha más atractiva fue la pintura LA MUJER DE LOS ESPEJOS de Tiziano, obra equilibrada, con un dominio de luz magistral y esos volúmenes tan bien distribuidos. Y para cerrar esta visita a los italianos me extasié con el genio de Arcimboldo, del Veronés y del Tièpolo. No quiero olvidar de mencionar esos inmensos cuadros detallistas de Francesco Guardi, casi un fotógrafo de los eventos sociales masivos de su época. Sus cuadros retratan la vida fastuosa  de la Venecia rica y burguesa que le tocó vivir.
Tenía que cerrar con los españoles, tenía aún fresca la visita al Prado, por lo que tenía que ver en esta colección tenía que llenar mi retina con "novedades" impactantes. Con las obras de El Greco y las de Ribera, el Españoleto, me doy por satisfecho. Otras buenas piezas de Zurbarán y Goya completan la breve colección de pintura española del Louvre. La pintura de EL TULLIDO de Ribera siempre me ha parecido, salvo por el pie enjuto, el retrato del Lazarillo de Tormes; la cara pícara y su pobreza digna las hacen obras gemelas. Cumplí con un sueño más. 
El tiempo nos iba venciendo, Olivier me dijo que el museo ya estaba por cerrar; 5 horas de viaje por él no han sido suficientes para mi curiosidad, pero suficientes para mi físico. Ya regresaré por más.

domingo, 7 de marzo de 2010

EL LOUVRE, LA LUZ CORPÓREA DE LA BELLEZA (2)

Luego de haber dejado las salas del Egipto faraónico, nos dirigimos hacia la zona de Levante (Cercano Oriente) e Irán. Atrás dejamos a Sejmet, Horus, las bellas estatuas del escriba o la del enigmático Amenofis IV para dirigirnos hacia otro lo de los rincones del mundo donde se inició la civilización: la Mesopotamia, el Cercano Oriente e Irán. Al ver las diversas piezas en los gabinetes, recordaba a muchas de estas vistas en mis libros de historia: ¡todas delante de mí! Hubo muchas piezas que rebuscaban en mi memoria su total significado, no verla ahí aislada de su entorno. Era todo un trabajo kantiano de situar el inmenso valor del objeto que tenías delante de ti para darle la verdadera dimensión de su importancia. Así tuve cinco bellezas por las cuales quedé absorto, mudo por el peso de la cultura: la Estela de la Victoria del Rey Naram- Sin (casi 4100 años de antigüedad), el Código de Hammurabi (impresionante, además de ver ese increíble principio del hombre por querer determinar su convinencia con entelequias que aún no son aprehendidas por nosotros para vivir en armonía),  la pequeña estatuilla de la diosa Ishtar (la cual va a ir evolucionando en variantes en las culturas vecinas), los impresionantes Toros Alados del palacio de Sargon II (impresionantes y, como leí alguna vez, aterradores vigías de la fe de ese entonces) y los inmensos Capiteles del palacio de Darío, que adornaban una sala de audiencias (apadana) en un número de 36. Había visto majestuosidad de columnas en los palacios egipcios, sobre todo en Luxor y el inmenso "bosque" de columnas en el Templo de Amón en Karnak; pero los detalles de estos capiteles son mucho más impresionantes y estéticamente mejores.

En nuestro discurrir, nos dirigimos hacia las salas de las esculturas francesas, allí me iba a encontrar con todo un bello mundo visual. Reconozco que no hemos tenido una cultura en nuestra ciudad hacia la escultura, hacia el concepto de monumento tanto del punto de vista cívico-político, como el estético. Tenía una velada intención de ir al cementerio Père - Lachaise para poder ver todos esos mausoleos cargados de historia y belleza. En el Museo Nacional de Atenas había visto, en 1988, la estatua de bronce de Poseidon (la hallada en Sounion), así como la bella estela funeraria de Hégeso, hijo de Próxenos, un niño montado sobre un caballo, todo en movimiento. Desde ese entonces, mi interés por la escultura la veía estimulada en visitas a museos, parques públicos, cementerios. En Lima fui al Presbítero Maestro y tuve muchas satisfacciones. Pero Europa es mucho más de lo que pides, anhelas o puedes ver. Lo vi en los museos daneses de Roskilde, el medioevo escandinavo en su catedral, o Lousianna, con mi primer acercamiento a Giacometti. Pero el Louvre es el colmo. Este placer también lo viví en el Museo Bode de Berlín, del cual hablaré en otro texto.
¿Qué puedes priorizar en estas salas de escultura francesa (sólo francesa, faltan las otras)? Deja que tus ojos se deslicen hasta que lo más bello te detenga; a mí me detuvo la Tumba de Felipe Pot, el gisant y su cortejo de plañideras; todo ese conjunto condensa el Louvre escultórico. Simplemente bello. La imaginería religiosa es otro punto interesante. Nuestros altares barrocos, sobre todo en Cuzco, Arequipa, El Carmen de Trujillo y Lima vieja tienen bellas estatuas de santos y santas, obras de anónimos o de artistas de la talla como Martínez Montañés, Juan y Alonso de Mesa o el gran maestro ecuatoriano Bernando de Legarda, cuyas bellas tallas las ves en el Convento de San Francisco de Quito o su bello Museo de Arte Colonial (hay que ir a verlo). Volvamos al festín Louvre; aquí me topé con bellas imágenes religiosas: la Virgen de los Dolores de Germain Pilon, del siglo XVI, cuya presentación se hace en un espacio de fondo anaranjado que resalta la vivacidad de tan bella talla; o su impresionante Cristo Descendido, un anónimo que se remite al siglo XII, proveniente de la Borgoña.
Luego de una merecida pausa, con Olivier nos dirigimos a ver otras bellezas, nos fuimos a ver las esculturas italianas. Luego de haber almorzado en el subsuelo, bajo la pirámide, retomamos fuerzas para ver estas maravillas; aquí nos íbamos a topar con Dos Esclavos de Miguel Ángel, estatuas destinadas al mausoleo del papa Julio II o la bella obra de Canova, Psique y Amor.
Tomanos una galería que atravesaba la Grecia preclásica para ver una bella estatua de un guerrero (Guerrero Borghese), ver el busto de Homero y dirigirte por las escaleras para ir a la primera planta para ver algo de pintura.
En la escalera nos encontramos la Victoria de Samotracia, que pese a los siglos, estragos y daños, es y será siempre la victoria de la civilización sobre la barbarie. Así dejé, fascinado, el mundo de las esculturas para ir a las pinturas.

jueves, 4 de marzo de 2010

UN OCÉANO DE BELLEZA: EL LOUVRE (1)

Para hablar del Louvre  es necesario pensar en medidas mayores.
Empecemos por decir que es el museo más grande del mundo y que contiene inmensas colecciones de arte muchas de las cuales aún no pueden ser expuestas. Que bajo el bello edificio que alberga las obras, hay casi toda una mini ciudad subterránea que alberga todos los servicios necesarios y sofisticados que discretamente se ocultan para que la belleza del lugar no se vea perturbada por algún elemento indiscreto que rompa nuestro embeleso contemplando las obras de arte del lugar. Que te debe tomar por lo menos un par de días para que la visita pueda abarcar todo el museo y hayas contemplado lo más relevante de su colección. En realidad, visitar el museo Louvre es algo abrumante, pero es El Museo.
El jueves 04 de febrero, luego de la visita a Notre Dame y buena caminata por el Quartier Latin, nos dirigimos, Olivier y yo, hacia el Louvre. El lunes 01 habíamos estado sólo para visitar la parte subterránea de los servicios y ver la pirámide diseñada por el arquitecto Ming Pei. Es una inteligente forma de solucionar el ingreso a este museo. Te internas en sus entrañas y en el mundo subterráneo ves tiendas, restaurantes, cafés, servicios, librerías y oficinas de información. Es un mundo aparte, pero que depende de la belleza que se halla en la parte superior.
Una vez adquiridos nuestros billetes, nos dirigimos desde la pirámide invertida por el acceso Sully a ver la historia del Louvre. La historia de este monumento arquitectónico es la historia de la ciudad. Su construcción medieval se ve  en los fosos y restos amurallados. El edificio tuvo muchas funciones, castillo, palacio, su origen noble fue, en cierta manera, su catástrofe, puesto que en la Revolución de 1789 sufrió terribles incendios y la parte que daba al Jardín de las Tullerías nunca fue reconstruido. Eso fue aprovechado por los arquitectos como Hausmann para hacer ampliaciones y desarrollos de perspectivas.
De el Louvre Medieval, nos dirigimos a las salas que albergan las antigüedades egipcias. Las piezas son bellas y tienen una interesante museografía, la distribución de las piezas y el trabajo de la luz es muy valioso. El interior del edificio presenta toda una estructura moderna y respeta lo esencial de lo que fue: un palacio. He visto buenas colecciones de arte egipcio en Viena, Berlín y, sobre todo, El Cairo.
Pero es impresionante ver la cantidad de piezas de todo tamaño que yacen en esta colección, creada por Champollion; el Egipto faraónico es impresionante: miniaturas, sarcófagos, joyería, estatuas, altorrelieves. Personalmente, el Museo Egipcio del Cairo tiene piezas más impresionantes; pero la museografía en el Louvre te hace aprovechar la máximo el pedazo de historia que tienes delante de ti. Creo que lo que tiene Berlín en sus museos de la Isla (como ahora los llaman) compite con lo que el Louvre te puede ofrecer. No he visto los museos de Londres ni el de Nueva York (menor en este aspecto).
Otra cosa que invita a reflexión es el sentido del pillaje legal que muchas expediciones tenían antaño (¿seguiremos así?). Aquí en el Perú, pugnamos por recuperar las piezas llevadas por la expedición Bingham luego del "descubrimiento" oficial de Machu Picchu y que están en las bóvedas de la Universidad de Yale. Cierto. Ya nuestro gobierno no gestiona el retorno; ¿será que así nos han calmado nombrando a Machu Picchu, maravilla moderna? El Gobierno Egipcio reclama a Berlín (¿lo hará con Francia?) varias cosas entre ellas el bello busto de Nefertiti..¿Qué pasará?