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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 26 de enero de 2014

B E L L E Z A

B E L L E Z A Extrema belleza e inquietante.

jueves, 9 de enero de 2014

CONQUES, CRÓNICA DE UN BREVE PEREGRINAJE

Julio 2013. Luego de tres intensos días calurosos en París para festejar los 130 años de la Alianza Francesa, partí hacia el sur francés por tren. Con Isabelle habíamos estado coordinando mi visita al sur, un curso que se llevaría a cabo en la pequeña ciudad de Jaca (bella) y una posterior visita a Zaragoza en Aragón, España. Viajar en tren es una verdadera delicia en verano, ya que ves la bella campiña francesa, totalmente soleada y verde como lo puede estar un verano europeo. Lastimosamente, el viaje estuvo rodeado de algunos tristes incidentes que rodearon todo mi viaje por tierra por Francia y España.  La ruta que había tomado París-Brive La Gaillard- Rodez; en el primer tramo se cruzaba una estación en la cual hubo un lamentable descarrilamiento: Brétigny-sur-Orge. Hubo siete muertes y la vía fue cerrada hasta nuevo aviso. El accidente había sido el 13 de julio y yo salía hacia el sur el 18. Fui, un día antes, a la estación de Austerlitz a ver qué pasaba. Ya en ventanilla, la señora que me atendió muy amablemente me dijo que podía viajar sin problemas y, es más, me pidió las reseñas y procedió a imprimir tanto el boleto como el de retorno a París. Ya con el alma al cuerpo, avisé a Isabelle de tan buena noticia e hice mi viaje normal por la calurosa campiña gala. Llegué a Rodez sin contratiempos y fui recibido por Isabelle. Estaba otra vez en el Midi-Pyrénées, zona rica en historia y culinaria, zona de cátaros y templarios, zona de bellos parajes naturales y de entrañables amigos. Una cena generosamente rociada de vino, acompañada de fragantes y deliciosos quesos, marcó mi breve permanencia en esta ciudad. Ya el 19 hice una ruta que ya había visitado en 2010.



























Aquella vez habíamos hecho una extensa visita por zonas ricas de historia y una de estas fue a este tesoro histórico: Conques. Isabelle había hablado con una amiga suya, profesora de historia, quien gustosa nos llevó a visitar el lugar. Tomó un atajo para ir directamente al lugar. Por los pequeños senderos que existen por siglos, fuimos con su auto y llegamos a nuestro objetivo temprano. Había estado en Conques hacía tres años en el invierno del 2010. Pero ahora con este esplendoroso sol, caminábamos por las estrechas calles de esta pequeña ciudad (¿villa?) que vive en verano y “descansa” en invierno. Aquel enero del 2010 llegamos cerca del mediodía, razón por la cual no logramos visitar uno de los lugares más interesantes, el famoso Trésor (Tesoro). Dejamos el auto aparcado en una zona llamada la Salasse e hicimos una breve caminata. La pequeña ciudad ahora estaba llena de vida, los lugares de recuerdos abiertos, los restaurantes rebosantes, mientras veías las torres de abadía de Sainte-Foy brillar esperando nuestra visita. Nos dirigimos hacia el tímpano de la entrada principal para ver su trabajo tallado impresionante. La descripción medieval del cielo y el infierno, con 134 personajes que ascienden a la gloria o que son devorados por seres monstruosos que los capturan con sus fauces. Por ahí, una pareja de lujuriosos, un avaro, la gula en todo su esplendor (¡cómo no pecar de gula en una zona tan rica en platillos, quesos y embutidos! En fin). Pero gracias a nuestra guía docente, vimos un detalle pícaro en pleno tímpano: un rostro que emerge juguetonamente entre tanta tragedia en la zona del infierno. Suponen, ya esta es una iglesia que fue construida y financiada por los campesinos de la zona, que era una forma de burlarse de los curas que los cobraban impuestos, predicaban la pobreza y vivían en la riqueza. Pero el miedo al más allá es evidente por lo mostrado en ese bello trabajo. Llenos de detalles, ingresamos  a la iglesia. En realidad, en su interior ya puedes sentir la frescura, luego de un galopante calor que ya bordeaba los 34 grados. Ahora, con el sol esplendoroso, puedes apreciar el trabajo realizado por el artista Pierre Soulages, quien procedió a restaurar las vidrieras (vitraux) de la iglesia, tratando de mantener esa atmósfera que sobrecogía a los peregrinos que iban en ruta hacia Santiago de Compostela. Conques es parte de la ruta llamada Vía Podensis, que parte desde Le Puy, antes llega a Espalion y recalas en Conques. Parece ser que el mismo nombre de Conques viene de concha (o venera) con la que los peregrinos viajaban llevada colgada en la cabeza y que la utilizaban 
tanto para recoger agua, como cubierto para las comidas. Recalaron diversos peregrinos, entre ricos y pobres, quienes dejaron ofrendas al lugar. Muchas valiosas que visitaríamos luego en su museo. El interior de la iglesia presenta una galería de columna que marca la división entre la nave central y las alas laterales.  Es una bella muestra de arte románico y está hecha totalmente en piedra y en la edificación colaboró todo el pueblo. Algunos murales de la antigua iglesia del siglo XII se mantienen, aunque tenues. El tiempo no pasa en vano. Luego de caminar bajo sus altos frescos techos y con la tenue iluminación del lugar, salimos con rumbo al museo donde se halla el Trésor y muchas cosas más. La primera vez (2010) llegamos tarde, pero esta vez paseamos el lugar a nuestras anchas. No te permiten fotos, pena. Pero el lugar reúne piezas de diversos periodos históricos de Francia, arte merovingio, carolingio, datos que me hacían recordar mis clases de historia del colegio; nombres como Carlomagno o Pepino, el Breve, aparecen entre los donantes de los tesoros. Presenta diversas vitrinas que contienen tesoros dejado por reyes peregrinos y enviado por papas para enaltecer este lugar de peregrinaje. El papado le confería ese valor y, al título, lo acompañaba con una ofrenda, como un relicario del papa Pascual II del 1100. Pero
hay una impresionante reliquia, la majestad de Santa Fe (Saint Foy), a quien se dedica el claustro, convento y todo el lugar. La estatuilla en oro y piedras preciosas ha tenido una evolución del siglo V en adelante, concluida en el siglo XVI, cuando le agregaron los brazos y las manos. Hay cuatro vitrinas en las que se muestran las piezas de acuerdo al tiempo en que llegaron a la abadía. Uno de los detalles que hacen bello el conjunto es que en torno a la iglesia, el claustro y la bella capilla del Rosario del siglo XV, se fue construyendo una bella villa medieval. Esta fue declarada entre las más bellas de Francia, un concepto que ha permitido mantener el lugar sin modificarlo en su esencia. Uno recorre sus estrechas calles y retorna al medioevo. Ahora, en el cálido invierno, la estrechez de las mismas permitía canalizar corrientes de aire fresco, aunque en invierno no es tan benévolo. El concepto de “Les plus beaux villages de France” es un concepto que podría utilizarse en la restauración y preservación de tan bellos pueblitos de la sierra y costa peruanas que son destruidos con cemento y concreto bajo equivocado criterio de modernidad. La visita fue todo un placer para seguir hallando las raíces de la vieja Francia.
La belleza de la Abadía

jueves, 9 de agosto de 2012

ROBERT BRESSON, UN MAÎTRE EXTRAORDINAIRE

La sensibilidad de Bresson es antirromántica y solemne,


Doblegada al abandono de fáciles deleites de la belleza y artificios físicos,

Por un deleite más permanente, más edificante, más sinceros.

Estilo Espiritual en las películas de Robert Bresson, Contra la Interpretación, Susan Sontag




Hay ciertos directores y artistas cuyas obras exigen del receptor un fuerte ejercicio espiritual para su comprensión. Varios de estos han utilizado su arte para poder expresar ese sentimiento íntimo, muy lejos de los cánones institucionalizados de un dogma religioso, para pasar a ser una muestra de sus ejercicios personales con el fin de conocer esa intimidad que yace en cada uno de nosotros. Bresson se circunscribe en este conjunto de autores y artistas que usan al arte, según Susan Sontag, de manera reflectiva y distanciada para poder entender la esencia del ser humano en su materia y su espíritu, despojado este último de todo elemento o maquillaje que se interponga con la espiritualidad en su manifestación básica. Nace en 1901 y es testigo de dos guerras mundiales en las que se ve involucrado su país de origen, Francia. Durante la segunda guerra mundial, va a ser capturado y, tras dieciocho meses de prisión, es liberado. Su libertad la va a aprovechar para comenzar a realizar con más empeño lo que ya había iniciado en 1934: cine. Quizá ese negro periodo carcelario haya influido de sobremanera en algunas líneas de trabajo que irá a adoptar cuando incursione de manera más sostenida en la cinematografía. Tal vez esa cicatriz vaya a ser una constante sobre la discusión permanente sobre la libertad, la liberación, la libre elección (que ha de influir a muchos intelectuales contemporáneos, como Sartre y su obra El Muro). Nuestro director va a hacer de su cine un verdadero ejercicio de la búsqueda de la esencia del espíritu, ligado a la materia, la cual busca su sendero hacia la libertad. Pareciera influido por los místicos españoles (Santa Teresa y San Juan de la Cruz) o de la visión reflexiva de ese genio que fue el danés Carl Dreyer. Pero el rigor elegido para su obra va por el camino de un proyecto de vida que uno se trace y cumpla como meta (tal como lo expone Sontag). Emilio Bustamante, en su ensayo Hacedor de Milagros, comenta la teoría (compartida por muchos críticos de cine y de arte) que Bresson se preocupa no por detalles superfluos, sino por hacer conocer ese interesante campo de las acciones humanas que permitan reconocer, a través de éstas, lo que es el hombre; por esta razón, sus obras no exponen argumentos complejos narrativos, sino los momentos en los que los humanos tomamos decisiones que impliquen un sistema moral que manifieste nuestra esencia espiritual. Por tal razón, su cine más va a parecer un conjunto de “documentales” (si cabe el término) que muestran a diversas personas, hombres y mujeres, actuando casi mecánicamente para conocer no el final sino el proceso para llegar a ese final. Sontag lo relaciona mucho con el concepto actoral de Brecht en cuanto al uso de los personajes: los despoja de todo sentimiento que “perturbe” la esencia de lo que trataremos de ver a través de las acciones. Apunta a casi un mecanicismo de tal manera que el actor, como Brecht, sólo muestre la idea, despojado de todo sentimiento que distraiga la esencia de lo que se quiere mostrar. Por eso, Bustamante dice que Bresson trata de mostrarnos (gracias a este rigor mecánico, frío, repetitivo) el espíritu en su manifestación inicial; Bresson trabajaba con sus actores (casi todos desconocidos, sobre todo en sus últimos films) con el fin de “transmitir una idea”, más que “ser un carácter”. Por esa razón, no duda en ir eliminando cualquier distractor narrativo que pueda tener el público en cuanto a lo que ha de venirle a un personaje de una de sus películas. E, incluso, prefiere obras cuyos finales son totalmente conocidos, caso Juana de Arco, con el fin de no tener tantas “impertinencias” (Sontag dixit) para ir descubriendo el espíritu que subyace en la acción. De ahí la sencillez de sus escenarios, la escasa música diegética o extradiegética empleada, la simplicidad de su fotografía, el uso permanente de planos fijos, la reiteración de ciertas escenas, el uso del silencio.



PICKPOCKET (CARTERISTA) 1959 Un film que nos muestra la desesperación humana de un joven, Michel, que se presionado a volverse carterista. Y vemos el proceso de redención del mismo a través del amor. Pareciera inspirarse en los grandes escritores rusos del XIX, profundos estudiosos del alma humana en sus conflictos. Aquí tenemos Raskolnikov en busca de la cura de sus crisis espirituales. Es un film sencillo en recursos, con amplio dominio de sonido que permite, de manera elíptica, entender las escenas y, con ello, la narración. Es una verdadera obra maestra en la creación de elementos (objetos y ruidos) que, a manera de sinécdoques o metonimias, mantienen el ritmo de la narración. El personaje se muestra frío y sujeto, en cierta manera, por el destino. El actor principal, Martin Lassale, uruguayo de nacimiento, realizó este único film y luego se refugió en México. Esta obra se muestra justo a inicios de la famosa Nouvelle Vague y muchos de los artistas de ese movimiento la tomaron como referencia para sus obras futuras.


LE PROCÈS DE JEANNE D´ARC (EL PROCESO DE JUANA DE ARCO) 1962 Como plantea Sontag, esta obra la hizo de manera muy consciente de acuerdo a sus propias intenciones de uso del cine. Para Bresson, el cine es una narración con un propio lenguaje que busca no ser distraído por algún otro elemento que haya antes usado la cinematografía, como es el caso de la pintura o el teatro. Bresson quería crear un lenguaje propio, despojado de todo lo pictórico o teatral. No quería nada que lo acercase a la máscara, a lo encubierto. Cada imagen era como una palabra que tenía que estar en una sintaxis mayor para exponer una idea. Por eso evitaba deícticos visuales que perturbasen su proyecto. No quería un actor para la cual la película estaba hecha; por eso los actores eran usados casi como piezas de un “ente mayor”. Si comparásemos esta obra con la de Dreyer, con una Renée Falconetti extraordinaria, aquí Florence Carrez pasa a tener un rol simple, pero no sencillo. Su personaje no debe mostrar histrionismos, pero debe mostrar a través de sus actos reflexivos, cómo es ese proceso hacia la liberación de su espíritu, con sus dudas, temores. Según Bustamante, Bresson supo hacer evidente, lo inefable, lo inasible, y esto se lograba gracias a la materia que se mueve para mostrarnos es espíritu que la moviliza. Ese es el punto que esta actriz tenía que lograr. En una entrevista, ella narra lo riguroso que era trabajar con este director, que le exigía despojarse de su identidad, de su yo para convertirse en una portadora de un concepto.

L´ARGENT (EL DINERO) 1983 Último film de nuestro director (él fallecería 16 años después en 1999), un testamento casi negro, inspirado en un relato de otro gran ruso, León Tolstoi. El film tuvo muchos problemas para su financiamiento. Bresson era famoso, pero sus películas no eran tan populares, desde el punto de vista económico (historia conocida para las obras de autores). La historia es muy sencilla, pero conmovedora y desesperanzada. Yvon es un sencillo trabajador de una empresa de reparto de combustible que es objeto de un engaño por la entrega de un billete falso (historia frecuente en nuestra sociedad); él, de buena fe, procede a reclamar a la persona que se lo dio, pero rechaza dicho reclamo a sabiendas que era falso, pues este había sido timado previamente por un par de mozalbetes ricachones irresponsables. Todo esto va desencadenando una serie de eventos que arrastran a este buen hombre, que pierde todo: deja su empleo, muere su hija y su mujer lo abandona. Y termina sus circunstancias con un terrible asesinato. De toda esta terrible situación, es este simple hombre quien sale dignificado frente a los “correctos comportamientos” que hacen los demás personajes, acomodados hipócritas que tratan de mantener lo suyo. Esto evita que nuestro director, ya desencantado por la edad (y lo que lo rodea) no caiga del todo en un profundo nihilismo. Pese a parecernos una tragedia griega, es una terrible muestra del mundo actual, más preocupado por formas creadas por los hombres para su degradación. Valioso testamento para nosotros, quienes somos protagonistas diarios de sucesos como estos.


FUENTES

Hacedor de Milagros: Robert Bresson, “lo inefable” y el estilo. Emilio Bustamante. LA GRAN ILUSIÓN, Lima No 11, 1999-2.

El estilo espiritual en las películas de Robert Bresson. CONTRA LA INTERPRETACIÓN. Susan Sontag. Editorial Seix Barral. Barcelona. 1967

Diccionaire des films. Bernand Rapp y Jean – Claude Lamy. Larousse. 1995.

sábado, 12 de marzo de 2011

LA BEAUTÉ DE TOULOUSE

























Si alguna ciudad siempre me llamó la atención por los elementos que la vinculaban era Toulouse. La evocaba mucho por el gran pintor que la lleva en su apellido, Henri de Toulouse - Lautrec, de origen noble y vinculado a esta zona, a Midi-Pyrénées (aunque el museo más bello de su obra se halla en Albi, sobre todo la exposición de sus notables afiches), luego, ya en el mundo de la música, siempre había escuchado de la orquesta del Capitolio de Toulouse, famoso por hacer interesantes representaciones operísticas, con un buen director como Michel Plasson, y es con la Ópera de París, los principales cultores de la cultura musical francesa (aunque también está el nuevo y bello local de la Ópera de Lyon).

Llegamos con Isabel un sábado lluvioso por una visita de horas a Toulouse, dejamos el auto en el estacionamiento de un súper mercado y de allí tomamos el metro, cómodo y rápido (algún día lo tendremos). Lo interesante es que las estaciones eran nombradas en occitano y francés. El occitano se escuchaba tan cerca al castellano, como al catalán. Históricamente esta zona rica en agricultura y en lo social y cultural, fue codiciada por muchos; en su espacio geográfico se desarrollaron los cátaros, los cuales fueron tratados como herejes y prácticamente destruidos durante la campaña de la cruzada albigense (por lo de la ciudad de Albi, donde está una bella iglesia que tiene murales que muestran esa triste masacre). Inocencio III y los reyes Capetos ambicionaron sus riquezas y tierras. Según la historia, (y depende cómo se la vea), fue la oportunidad de Francia de anexionarse estas tierras "eternamente". Y por todo el territorio ve trazos de los "Perfectos", "les parfaits". Una de mis metas es ir a Carcassone y Montségur, los monumentos cátaros por excelencia. El Conde de Toulouse, Raymond VI,  jugó un papel importante y su ciudad fue asediada entre 1217 al 19. Hace mucho tiempo ya.
En la ciudad hay mucha historia, llegamos por el capitolio hacia la plaza principal y de ahí, siempre guiado por Isabel, nos fuimos a Nuestra Señora de Taur, en homenaje a San Saturnino, cuya tumba estuvo en este lugar y después trasladado a la otra inmensa y bella iglesia: Saint Sernin. Taur viene de toro, animal que fue empleado para matar a Saturnino, uno de los primeros obispo de la ciudad, quien fue sentenciado a muerte por no haber hecho los sacrificios a los dioses. Saturnino fue atado al toro, quien fue picado y corrió con el cuerpo del santo hasta destrozarlo. Según dice la historia popular, la calle que une San Sernin y la plaza (Rue de Taur) fue la que transitó el toro. La iglesia es del siglo XIV, construcción posterior a una obra paleocristiana. La iglesia tiene detalles por todas partes de toros, recordando la muerte del santo. Lo malo es la penumbra en la que se les ve ahora. En realidad, lo hacen para que la luz artificial no dañe las pinturas o murales. Pero también está en el hecho de que los inviernos son oscuros y, pese a los vitrales colocados posteriormente, la luz es insuficiente. Peor en un  día lluvioso.
Sin embargo, pronto vería una recompensa. Antes de ir a un bello lugar, Isabel me dijo para ir a almorzar a un sitio simpático; en la parte superior del mercado principal se encuentran muchos restaurantes de pescado y otras delicatessen. Nos indicaron uno de los mejores, gracias a los datos de la nuera de Isabel, quien le indicó por teléfono. Y era cierto, comida extraordinaria, buen vino, langostinos, sopas de pescado y queso al estilo fondu, un plato fuerte a base de pescado en hierbas, mucho pan y quesos; luego un mousse de chocolate y un café para seguir adelante. En el trayecto a Saint Sernin, entramos a una pequeña librería y hallé una joya: Astérix en occitano. Lugar que voy de lengua variada, trato de hallar la versión de este cómic en lengua vernacular: ya lo tengo, fuera del francés y castellano obviamente, en alemán, hebreo, catalán, portugués, holandés, sueco, danés, húngaro, griego, inglés y hasta en latín, que lo conseguí en Alemania. Pero seguiré en mi búsqueda por más. Desde la librería hasta a Saint Sernin eran unos pasos, y me hallé con esta impresionante iglesia. Lo que uno ve de primera impresión es la torre campanario octogonal de 65 metros, en ladrillo. Ingresas a la iglesia y su distribución es como la de una cruz románica. Alta, amplia e iluminada por luz natural. Y luego quedaba visitar la cripta, en la que esta iglesia encierra sus tesoros. Tiene una interesante galería que tiene unos pequeños altares de "todos los santos" y que rodean posteriormente al altar mayor de la iglesia. Después de la visita a la cripta, decidimos salir por la "puerta principal", la cual no tiene torres principales y su portada es relativamente humilde en comparación con lo que uno halla en el interior. Allí me sucedió un percance: por ir con la cobertura abierta de mi cámara, una de las memorias de mi cámara se cayó descuidadamente. Felizmente uno de los encargados la había guardado y la pude recuperar cuando ya había dado todo por perdido.

























La visita breve a Toulouse iba a terminar con una "cerecita": el convento de los Jacobinos, de creación dominica. Santo Domingo estuvo y predicó en esta ciudad, donde fundará su congregación. Esta congregación ayudará a crear la universidad regida por ellos. Esta iglesia tiene unos bellos vitrales que dan una sensación  de paz y tranquilidad; en muchos aspectos, salvando tiempo y estilos me hizo recordar a los vitrales de Chagall en Zúrich o la Iglesia de la Dormición de la Virgen en Jerusalén, lugares en los que la luz filtrada por los vitrales te dan una sensación especial. Un poco, aunque bastante descuido, lo viví en una iglesia de Paita en Piura, que tiene unos bellos vitrales de Winthernitz.

Lo único que faltaba era ver esa bello claustro románico que esta iglesia tiene en su haber. Una belleza.
Lleno de arquitectura e historia, teníamos que irnos de Toulouse, pues teníamos un buen trecho hasta Graulhet para ir a ver los hermanos de Isabel y. luego, ir al concierto de Paco Ibáñez.
Un día redondo.






martes, 15 de febrero de 2011

PARÍS, OTRA VEZ

Una nueva visita a la ciudad luz. Enero 2011. En el marco del encuentro de las Alianzas Francesas del mundo entero, fuimos a París la directora Laetitia Mathieu, la coordinadora cultural Nadège Picod y mi persona en calidad de presidente. La reunión se realiza en la sede central y congrega a más de 500 personas venidas desde África, Asia, América y Oceanía, así como un gran número de representantes de esta Institución en varios países europeos. En esta oportunidad el viaje fue casi directo con una corta escala en Madrid para llegar luego a Orly, uno de los grandes aeropuertos parisinos (justo en esos días había problemas con los vecinos por el intenso ruido que producen algunos aviones al despegar o aterrizar). Nuestro hotel se hallaba cerca de la plaza de la República y el fabuloso sistema del metro te simplifica las largas distancias que existen en esta ciudad; en realidad, un parisino pasa muchas horas de su vida diaria en el subterráneo parisino; arriba, la ciudad se mueve entre autos; en el inframundo físico, ríos humanos se mueven entre sus corredores para llegar a sus destinos. La hora punta es una de las más fascinantes muestras de seres trashumantes que se mueven de un lado a otro, absortos en sus ideas y preocupaciones. Hay una estandarización en el aislamiento humano: los celulares, los cuales utilizan a cada momento para estar más alejados de lo que los rodea. Esa suerte de homogenización de la estupidez ya no es característica de una comunidad, es generacional. La gente, los jóvenes sobre todo, van absortos oyendo su música, conversando a través de sus pantallas o simplemente jugando con sus maquinitas. En cierta manera, fue una suerte de bendición no haber llevado un celular ahí, puesto que te da más tiempo para observar todo al detalle. Esta realidad la vi un poco menos en el metro de Toulouse y en el de Barcelona también.

El primer día activo en París se convirtió en una suerte de búsquedas personales tanto para Laetitia como para mí: arreglos de cámara, compra de calzado por problemas, compra de paraguas por las lluvias. Esto me permitió ver un mundo que usualmente no visito como atracción turística, pero resultan también siendo sorprendentes: el mundo de los grandes almacenes de compra. Para esto nos dirigimos a uno de los barrios más bellos del viejo París, el Quartier Haussmann, del arquitecto que hizo el París de los bulevares y de los edificios homogéneos en altura y bellos en imagen. Así con Laetitia nos metimos a husmear en algunas tiendas. Como casi toda Europa, la crisis de los últimos tiempos ha afectado al bolsillo de los consumidores así como las ventas de los grandes almacenes, entonces se dedican a hacer permanentes remates, los cuales ves a lo largo de Francia y en Barcelona lo es mucho más, ya que la crisis es más acentuada en esta última ciudad. Pese a esto, las tiendas parisinas no dejan de ser un regalo al ojo por la exquisita decoración que tienen, la edificación de estos bellos edificios expresamente hechos para estos objetivos y la libertad en la que se mueve un comprador a lo largo de las mismas tiendas, en las que tocas los productos, escoges, comparas, discriminas o simplemente lo dejas. Todo un interesante rito del consumo en un bello entorno. Luego de haber hecho algunas compras puntuales, pasamos por la Ópera, edificio que se encuentra en el vecindario


Nos fuimos a nuestra reunión inaugural. Ésta fue por Frédéric Mitterrand, Ministro de Cultura y Comunicación, y Abdou Diouf, Secretario General de la Organización Internacional de la Francofonía. Más de 500 personas abarrotaban el lugar, venidos de todo el mundo. Tras haber concluido la jornada fuimos todos invitados al palacio Quai d´Orsay, el ministerio de Relaciones Exteriores, para ser recibidos por la ministra de dicho portafolio, Michelle Alliot-Marie, quien nos ofreció un discurso sobre las decisiones que el estado francés piensa tomar en su política exterior, en ella incluida directa o indirectamente la Alianza Francesa. Nuestra Institución es importante para afirmar la presencia de Francia en nuestra comunidad. Luego fuimos a cenar en uno de los restaurantes que había en Place de la République; en sus restaurantes uno puede constatar por qué la culinaria francesa ha sido nombrada patrimonio intangible y espiritual de la humanidad. No sólo de pan vive el hombre; también están los suflés, los embutidos, los quesos, los mariscos, los consomés, etc. Tantas palabras para nombrar platos o procesos culinarios creados en el mundo culinario francés. El segundo día tuvimos una nueva gestión por realizar y en la sesión tuvimos como un invitado a un comediante genial; lastimosamente parte de su discurso se centraba en las políticas del actual gobierno, el cual fue desmenuzado por sus agudas reflexiones, pero gran parte de las bromas tomaban como punto de partida una realidad que nos era bastante desconocida por varios de los presentes, eran asuntos muy cotidianos (algo así como conocer nuestros congresistas lava pies, mataperros u otras originales variaciones de nuestro circo político). Ese día, la Alianza Francesa de Lima hizo su presentación. Es, para asombro de todos, la Alianza Francesa más grande del mundo y se presentó a toda la comunidad internacional. Para cerrar nuestro plan de actividades, se realizó un magnífico coctel en el maravilloso museo Guimet, que contiene una impresionante colección de arte del Lejano Oriente.


El miércoles concluyeron las actividades de la Alianza, para lo cual se organizó un viaje al palacio de Versalles. Lluvia. Ese miércoles fue un día lluvioso. Pese a eso y algunos problemas de movilidad, logramos irnos a Versalles. Visita genial, como nunca. Versalles es grande, muy grande. Había visto algunas películas en las que se mostraban sus instalaciones. Pero sus dimensiones son colosales. Y era EL palacio en torno al cual vivía una población de cortesanos, nobles y otros que rendían pleitesía a la familia imperial. Hubo casi 10 mil personas que se ocupaban de cientos de detalles y protocolos para poder “sobrevivir” a la vida cortesana. Ese día sólo pudimos ver la Corte de Honor, la Corte de Mármol, el Ala Norte de los Ministros y el Ala Norte, donde vimos la impresionante capilla real con una semiótica real interesante. La vida de palacio estaba regida por varias reglas que permitía a cada uno ubicarse en la escala social en torno al rey; la cercanía significaba favores y privilegios; estos personajes cuidaban de sus reyes y reinas en todo lo que se necesita en la vida diaria desde el levantarse hasta dormir, además de comer, ir al baño, divertirse entre otras cosas de nuestro diario discurrir. El rey no tenía vida íntima alguna y eran personajes que estaban expuestos permanentemente a su gente; las ubicaciones que hallaba en palacio era para poder ser observado y todo esto iba acompañado de una interesante semiología del poder que se ve por doquier en el palacio. En la mayoría de lugares que se hallaba, se trataba de colocar los símbolos de manera estratégica de tal modo que se reconociese su autoridad de carácter divino y omnipresente. Nuestra guía resultó ser una experta en estos temas y nos dio precisas explicaciones sobre la historia y los enredos que atravesaban el palacio. Además le pregunté sobre el film María Antonieta de Sophie Coppola y nos comentó sobre las varias irregularidades que esta película muestra de la Francia cortesana del siglo XVIII. Esta visita tuvo la suerte de coincidir, eso sí, con una impresionante exposición sobre el desarrollo de las ciencias fomentadas en palacio. Como la primera potencia militar y económica en el siglo XVIII y en pleno desarrollo del Siglo de las Luces, Versalles era el escenario y el lugar propicio no sólo para el apoyo de las artes, sino para la ciencia y la tecnología. Toda potencia económica y militar lo sabe: invierte en educación e investigación para asegurar su posición política y en eso eran conscientes los reyes franceses, sobre todo Luis XV. Y la exposición que tuvimos la oportunidad de ver fue bien puesta y asombra ver el avance de la hidráulica, astronomía, óptica y otros campos de la física. Lastimosamente la visita la hicimos a toda prisa, puesto que nos quedaba poco tiempo para verla, ya que habíamos almorzado con parsimonia, buena comida y buena conversación en los jardines cercanos (tapices verdes como les llaman en francés) a las fuentes de Latona. El retorno fue tranquilo, llegué a la sede central, tomé el metro (una maravilla de transporte que todas las ciudades deberían ir pensando en instalarlo) y me fui al hotel a descansar un poco. Había sido una jornada fatigante y el cuerpo quería descanso. Pero me sirvió para ponerme al día sobre los acontecimientos mundiales: lo de Túnez, lo que estaba pasando en Egipto (impresionante). Además lo interesante que es el mundo de la culinaria en París y la presencia de grandes almacenes mercado en los cuales los cocineros se van “de cacería” a nuevos sabores y texturas. Uno de los productos que fue presentado por algunos maîtres era el olluco peruano. Interesante.

Mi último día en París lo pasé arreglando algunos documentos, deshaciéndome de papeles inútiles y preparándome para mis viajes continuos hacia el sur de Francia y Barcelona. Laetitia partió al aeropuerto para ir a ver a sus familiares. Yo partí por tren en la noche a Rodez, me quedaba la tarde para hacer algo más. Además no había visto a Vania Távara, nuestra ex miembro del Comité Directivo y actualmente estudiando en Francia con una beca, y le propuse ir a visitar uno de los lugares más tradicionales de París: el cementerio Père Lachaise. Tomamos el metro (sigo opinando que es una maravilla) y llegamos a nuestro destino. Entramos por la pequeña puerta Des Amandiers a la búsqueda de las tumbas y mausoleos de los famosos enterrados aquí. Como cementerio público, están enterrados miles de franceses y extranjeros sin distinción de razas o religiones. Ahora ya es frecuente ver tumbas de residentes vietnamitas o chinos enterrados a su usanza. Pero ves tumbas con estrellas de David, media luna musulmana o mausoleos que representan las antiguas iglesias ortodoxas. En el recorrido de casi tres horas vimos las tumbas de Honoré de Balzac, Miguel Ángel Asturias, Óscar Wilde, Federico Chopin y Jim Morrison. Pero en el cementerio están enterrados además grandes personajes como Apollinaire, Gilbert Beacaud, Sarah Bernhard, Bizet, Cherubini, Colette, Augusto Comte, Corot, Daumier, Delacroix, Éluard, Eloísa y Abelardo, Méliès, Merleau-Ponty, Modigliani, Molière, Edith Piaf, Pissaro, Proust, Seurat, entre otros. Quedan los columbarios de algunos cuerpos que han sido trasladados como Rossini y Bellini o las cenizas esparcidas como las de María Callas. Todo un pléyade de mujeres y hombres inmortales para el espíritu humano, pero que han hallado un descanso para sus cuerpos. De las tumbas visitadas, la que me impresionó fue la de Wilde, cuya inmensa lápida tiene los besos y firmas de cientos de admiradores que llegan aquí como peregrinaje. Otro de los rincones más conmovedores es la sencilla tumba de Morrison, incluso fea, pero siempre con flores. El árbol que está cerca a este cuartel de tumbas tiene varias hojas de papel con letras de sus canciones y poemas dedicados a su nombre; algunos los han tallado en su corteza. Cuando llegamos había una pareja y dos chicas, algunos de ellos con audífonos para ir escuchando la música de The Doors. A mí se me vino a la mente Raiders on the Storm. Pese a que uno podría ser identificado como casi un necrófilo, este lugar atrae y guarda respeto a sus cientos de visitantes que lo utilizan como peregrinaje, uno de los tantos lugares de cultura de esta ciudad maravillosa. París bien vale una misa.

Para cerrar mi visita a la ciudad, retornamos a l´Île de la Cité a ver el viejo París. El año pasado lo había visitado con Olivier, ahora iba con Vania y Patricia de la Vega, una ex alumna que ahora reside en París felizmente casada. Ellas me llevaron a ver sus viejas iglesias por el Quartier Latin, cerca de la Isla de la Ciudad, sobre todo para ver St. Michel.

Ya de regreso a mi hotel, fuimos a cenar por la zona con Vania para despedirnos, ya que mi tren a Rodez salía de la estación de Austerlitz. Así dejé París bajo un noche de frío y un poco de lluvia.


jueves, 30 de septiembre de 2010

LA FRANCIA DE JORGE CHÁVEZ

A morir Jorge Chávez un 27 de septiembre de 1910, Francia era una de las potencias gravitantes del mundo. Pese a que tenía la nacionalidad peruana, la visión del mundo de este héroe de la aviación peruana era la de la de un ciudadano francés más. Era de familia acomodada y muy ligado a la buena vida y a la práctica de deportes de aventura.
Pero, ¿cómo era Francia en ese entonces?. La Francia de inicios del XX es una potencia colonial que caminaba hacia la industrialización masiva, como todas las potencias europeas y la incipiente y agresiva potencia norteamericana. La industrialización había permitido que en los países más desarrollados de la época se haya generado toda nueva visión de las ciencias sociales con personajes como Saint Simon, Comte, Marx y Engels. Como una clara demostración de esta industrialización, y como pináculo de la misma, se realiza la famosa Exposición Universal de Paris, inaugurada el 14 de abril de 1900. En esta exposición vemos los avances de la tecnología de entonces, y como cúspide de este desarrollo, se lleva a cabo la iluminación eléctrica de casi todos los edificios de dicha feria, evento que hizo que a Paris se la conociera como la Ciudad Luz. La ciudad veía además un crecimiento urbano ligado a este desarrollo tecnológico en el transporte público, apareciendo nuevas formas arquitectónicas para acoger a estos nuevos medios de movilidad: el metro y su famosa estación diseñada por el arquitecto Héctor Guimard. Este patrón se veía ya en otros grandes contextos urbanos, como el caso de Londres, pero ahora el arte jugaba un rol decisivo como parte de esta identidad de nación poderosa, rica y dominante del tejido geopolítico de entonces. Sin embargo, el contexto mundial de dicha explosión tecnológica va a originar serias tensiones que han de desembocar, una década después, en la Gran Guerra o la Primera Guerra Mundial.
Paris era una de las ciudades más ricas y cultas del mundo, siendo sus únicas rivales, Londres y la naciente Nueva York. Francia veía el crecimiento de sus artes con las que había cerrado el siglo XIX, el impresionismo pictórico y musical, así como las letras en las herencias poéticas de los simbolistas y la herencia novelística de Víctor Hugo. Los pintores como Henri Matisse y André Derain sacudían el mundo artístico de entonces con el movimiento fauvista y las artes visuales así como el diseño de interiores se ve influido por un movimiento aparecido en la Europa central, pero re direccionado por el mundo francés: el art nouveau. Esta bella manifestación va a tener miles de adeptos y seguidores, y el afrancesamiento cultural se va a expandir por todo el orbe: aquí en el Perú tenemos varias manifestaciones de ello en Lima en el Paseo de la República, el entonces Boulevard (palabra francesa) de La Colmena y muchos cientos de edificaciones ya demolidas por la picota. El cine, ese gran invento francés de los hermanos Lumière y convertido en arte por Georges Méliès, también va a crear, así como el subterráneo, nuevas formas edificativas para estas nuevas formas de entretenimiento: las salas de cine. Varios artistas franceses dan la vuelta al mundo, como lo había hecho Gustave Eiffel en el siglo XIX, para dejar su arte en la arquitectura de los lugares que los acogieron. En caso de Lima, por ejemplo, los primeros edificios dedicados a la cinematografía fueron hechos por arquitectos franceses: Émile Robert para el Teatro Segura, y Claude Sahut para el bello Teatro Colón, actualmente venido a menos. Las formas francesas del art nouveau en Trujillo se encuentran, por ejemplo, en el bastante maltratado Edificio Jacobs de la cuadra cinco del Jirón Pizarro de nuestro casco antiguo. Volvamos a Francia: el país y, sobre todo, Paris vivían una época de rara bonanza e, incluso, indiferencia, la Belle Epoque. El crecimiento de una poderosa burguesía industrial y comercial habían permitido cierta calidad de vida para dedicarla al ocio, así surge el gusto por la moda, el teatro, la gastronomía (sí, la que ahora se ha vuelto una gran oportunidad para la sociedad peruana), los casinos, los cabarets y los hipódromos. Aparece el arte del afiche (palabra francesa) para la difusión comercial (uno de ellos fue el gran maestro Toulouse-Lautrec) de los cabarets (otra palabra francesa) y luego se va a hacer extensivo a todo producto comerciable. Surge, entonces, una cultura del ocio, cultura que luego va a ser explotada por la pragmática cultura gringa con la creación de Las Vegas. Paris acoge lentamente casi todo el mundo artístico del orbe, algo no logrado por otra ciudad, ni aun Nueva York en la actualidad. De pronto, las amplias calles parisinas construidas por el genial arquitecto Haussman durante el segundo imperio de Napoleón son ocupadas por automóviles y estos a su vez son retratados por genios como Einsenstaedt o Doisneau. Paris acogió, además, en el 1900 a los Segundos Juegos Olímpicos, los cuales van a tener un largo camino hasta nuestros días. Nadie presagiaba lo sangriento que iba a ser la Gran Guerra. Hacia la mitad de la primera década, un grupo de artistas de la pintura se ponen “al día” con los avances científicos planteados por el físico Einstein; me estoy refiriendo a los cubistas y la relatividad de la perspectiva. Cuando en 1907, Picasso expone “Las señoritas de Aviñón” con el consabido escándalo el arte iba tomando un nuevo camino, como le sucede a la música, a la literatura (en el genio de Marcel Proust), el teatro y la danza con la esplendorosa visita de los ballets rusos, dirigidos por Diaghilev (18 de mayo 1909). Su literatura es reconocida por la Academia Sueca y le otorga dos nobel a dos literatos: Sully Prudhomme (1901) y Frederic Mistral (1904) La industrialización va a generar un paulatino crecimiento de las ciudades europeas, como ya se había visto en el siglo XIX, y esto va a generar el crecimiento de un grupo social que a la larga van a aglutinarse en torno a partidos políticos de izquierda: el proletariado. Este proletariado va a llevar en la tercera década de este siglo a un líder del Frente Popular, Leon Blum.


Francia es una potencia colonialista, tiene una gran presencia en África (Argelia, África Occidental y Ecuatorial), Asia en Indochina, América (Guayana, Martinica, Guadalupe) y Oceanía (Nueva Caledonia, Nuevas Hebridas). Hasta antes de la Segunda Guerra Mundial, Francia tuvo un total de 12 millones 347 mil kilómetros cuadrados de territorio colonial, lo que hacía un total de 8,6 % de la superficie terrestre (incluido el territorio francés). El mundo de ese entonces es muy inestable, sobre todo Europa. La llegada tardía de Alemania a la repartición del mundo y la desintegración del imperio Otomano en el Cercano Oriente van a generar un clima de inseguridad y de guerra permanentemente. Esta situación va a originar una serie de pactos y tratados, con Gran Bretaña (1904) y validar la alianza firmada con Rusia, firmada en 1893. Es el momento de prepararse y no repetir la derrota sufrida en 1870 contra Prusia. La aparición de la tecnología sofisticada genera una nueva plaga que queda hasta nuestros días: el armamentismo y los comerciantes de armas. La demostración de nuevos vehículos sea navales, terrestres o los incipientes aéreos (como los aeroplanos) van acompañados de la idea de convertirlos en una nueva arma. El movimiento artístico llamado Futurismo creado por Marinetti, pronto cae en la deshonra ya que el objeto de su culto, la máquina, se va a convertir en un vehículo de asesinato masivo como se verá en la Gran Guerra.

Hacia 1910, año de nuestro héroe Jorge Chávez, este era el mundo que lo rodeaba.