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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 30 de diciembre de 2018

FIN DE AÑO CULTURAL (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 30 DE DICIEMBRE)


Se va el 2018. Año accidentado en muchos aspectos, acentuados estos últimos días de fiestas. Pareciera que nuestra ciudad es el espacio emblemático de violencia, suciedad y ambulantes por doquier. Esa es la imagen que compartimos todos. Quizá esa sea nuestra percepción final de este año que se va. Sin embargo, prontos ya a recibir el 2019, es bueno hacer un recuento positivo de lo que va quedando para empezar un año nuevo con cosas claras y edificantes.
2018 fue un año fructífero para casi todas las artes. Hubo presentaciones, exposiciones, conferencias, ferias y festivales que mantuvieron activo el mundo académico y artístico trujillanos. Las propuestas vinieron de diversas instituciones culturales civiles, empresas y organizaciones públicas (sobre todo, ediles). Un activo Fondo Editorial Municipal fue uno de ellos. Las pocas galerías que quedan en nuestra ciudad han montado exposiciones que han sido una extraordinaria vitrina para artistas, estudiantes y público en general. Nombraremos algunas de las más notables de las numerosas que han sido expuestas en el BBVA, Alianza Francesa, El Cultural, Casa de la Identidad Regional y en la Fundación del Banco de la Nación, así como el Club Central, Colegio de Arquitectos y la pequeña galería de El patio rojo: las fotografías de la artista germano-argentina Annemarie Heinrich; la extraordinaria colección de Tola con importantes obras de Tapiès, Picasso, Tamayo, Lam, Banksy, entre otros; la exposición fotográfica del XV Concurso de Fotografía Documental “Espacio-Tiempo 2018”, que expone también trabajos de proyectos fotográficos ganadores de versiones anteriores; el Segundo Encuentro Nacional de Artes Visuales en el mes de setiembre y octubre, que le dio una movida interesante al Centro Histórico, pues se intervino en nuevos espacios, como la Casa Francia, y trajo a una serie de ponentes expertos en artes visuales y creadores de proyectos culturales que podrían generar un impacto muy significativo para las propuestas culturales de nuestra ciudad. Por otro lado, el Teatro Víctor Raúl Lozano Ibáñez, más conocido como UPAO, ha dado un vuelco a las artes escénicas del Norte del país; este exige a nuestros artistas locales mejorar su producción y adecuarse a un desarrollo tecnológico que enriquece su producción artística. La llegada de diversos espectáculos teatrales o musicales ha reavivado nuestro mundo cultural. Hubo Feria del Libro, pese a la reticencia de usar un espacio alternativo que no sea la Plaza de Armas. Hubo conferencias de muy alto nivel académico. Festivales de cine, uno de ellos, el Festival de Cine Peruano, único en todo el país. El Festival de Canto Lírico, sólido a pesar de los años, y renació el Festival Internacional de Ballet de la AFIT, luego de 15 años.
Todo esto debe de merecer el apoyo municipal o regional. Es necesaria una política clara de las nuevas gestiones para mantener estas actividades que hacen de Trujillo, una ciudad.

sábado, 9 de abril de 2016

LA SOLEDAD DEL ELECTOR PUBLICADO EN CORREO DOMINGO 03 DE ABRIL

Cuando salga este artículo, estaremos a una semana de una de las elecciones más perturbadoras e irregulares que los peruanos hemos vivido en los últimos años en nuestro país. Esta anómala situación me hace evocar el film inglés, La soledad del corredor de fondo de Tony Richardson, en el que un joven marginal, descubre que es un buen fondista y comienza a especializarse. En su entrenamiento en solitario, recuerda su vida dura familiar, pero, sobre todo, lo cruel de un sistema que hizo todo lo posible por aislarlo y frustrarlo. Extrapolando este film con lo que se viene el próximo 10, cuando se esté en el cuarto secreto y delante de las urnas el dubitativo elector peruano tendrá que escoger entre 10 candidatos sobrevivientes de este proceso electoral, los cuales casi todos ofrecen lo mismo con escasa diferencia o matiz, y casi todos presentan un pasado escandaloso ligado a la corrupción. Son candidatos que se han transformado para bailar para nosotros, beber cerveza en vasos que en otras ocasiones no lo harían, comer potajes en platos que en su vida lo volverán a hacer. Para hacer el ridículo para nosotros. Incluso algunos han pasado a mostrar casos de abuso como el desembarco de todos los pasajeros de un vuelo interno para facilitar el desplazamiento de una candidata. Hemos sido testigos de gestos ligados al populismo del momento, cuya única intención es que demos nuestra fuerza, nuestro voto a personajes que nos ven como un número más o como parte del porcentaje por el cual están perdiendo la cabeza.
Además, estaremos con nuestra duda recordando lo anómalo que ha sido este periodo electoral. El votante ha sido remecido por acontecimientos que han enturbiado esta campaña y, peor aún, tanto el JNE como JEE han colaborado en ello tomando decisiones que han generado malestar en la sociedad peruana por un escandaloso favoritismo. Son situaciones que han mostrado poco respeto por reglas y personas.

Pero, volviendo al film, el solitario corredor se da cuenta paulatinamente del poder que tiene para cambiar su vida. Siguiendo con la extrapolación, el elector en su soledad debe de ser consciente que estará tomando una trascendental decisión para un país que necesita propuestas concretas, despojadas de prejuicios y que apunten a defender los derechos de los peruanos sin excepción. Estará delegando su fuerza, como lo dijo Rousseau en su Contrato Social, a una persona que recibe ese encargo del elector. Luego de las elecciones, gane quien gane, el elector debe de continuar con su actitud crítica hacia los personajes que vayan a gobernarlo a partir de julio del 2016. Es hora de organizar la sociedad civil para evitar que aquellos que reciben la designación popular no se olviden rápidamente de la gente que le otorgó su voto. Esa es la democracia y eso es lo que pregonan los candidatos a todos los poderes.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

CRÓNICA PIURANAS V: CON HEMINGWAY

Domingo 27 de julio. El trío viajero durmió como se debe. Nos levantamos a tomar un buen desayuno y ya el sol reventaba por todas partes. Queríamos salir temprano para evitar un pesado tráfico, ya que nos íbamos hacia el norte soleado. Hora de pagar nuestro hotel. Por una mala lectura de nuestra parte, no nos percatamos de la cantidad total, lo que generó una demora y una molestia. Un mal momento producto de nuestra terquedad. Sin embargo, hacer transacciones por internet puede ser un poco engañoso. De todas maneras, procedimos a enmendar nuestro error y evitar que el empleado vaya a pagar una deuda que no le correspondía. Con las mismas salimos de Talara para dirigirnos nuevamente a Máncora como destino final de ascenso,
En la ruta a Máncora se podía percibir el gran número de torres de extracción de gas y el abundante tráfico que se dirigía hacia ese destino. No hay que olvidar que estábamos en fiestas patrias, detalle que nos iba a pesar a nuestra llegada a ese balneario. La carretera-calle estaba totalmente abarrotada, cientos de vehículos pasaban lentamente con el fin de hallar un espacio para parquear. Un destello divino nos dio un regalito. Dejamos el auto y fuimos a caminar un poco. El lugar más parecía un calle comercial de una ciudad con la diferencia que la vestimenta era la ropa de baño. Flujos de peatones iban y venían. Tomamos un café antes de iniciar el retorno hacia alguna playa menos bulliciosa. Entramos a Los Órganos y vimos con mucha pena que, al igual que Puerto Eten en Lambayeque, han hecho un malecón de poco uso y en permanente deterioro por la erosión marina y eólica. Muchas partes ya están cubiertas de arena. Así que decidimos dejar el lugar e irnos al pueblo El Alto para de ahí descender a un lugar de leyenda: Cabo Blanco.

El descenso hacia Cabo Blanco es alucinante. En el pueblo El Alto pedimos señas de cómo llegar, no es complicado. Hay zonas bastante empinadas y puedes ver un paisaje alucinante, una lástima que se esté “poblando” el lugar con torres de extracción de gas. La carretera es muy buena, bien tenida; sin embargo, hay que ser muy cuidadosos con el descenso. No habrá más de uno que quiera meter “fierro a fondo” con el riesgo de que termine hecho chatarra en el fondo de uno de los abismos. Cabo Blanco no tiene grandes hoteles, ni lujosos restaurantes; pero sí tiene tranquilidad, silencio. Espacio no tocado por el tráfago de gente que quiere venir a emborracharse y traer todas sus malas costumbres a esta suerte de santuario. Hay un equilibrio entre los que viven en este balneario-caleta y su espacio. Pescadores y bañistas conviven en relativa paz. No había (no sé si será eso en verano) estridencias de equipos de sonidos de autos o de hoteles que ofrecen servicios de comida a los transeúntes. La moda peruana de llamar la atención a su posible cliente es reventarnos el tímpano.

Con las chicas quedamos en almorzar aquí. Extrajimos nuestra humilde cesta para hacer unos frugales emparedados de salame húngaro, quesos franceses, pan integral, algunas cervezas ligeras, jugos y mucha fruta como mango, uva, coco. Muy sencillo. Sentados a la sombra de una sombrilla fija, procedimos a nuestro ritual mientras veíamos las olas, los bañistas, las lanchas con sus pescadores. Pese a ser área de pesca, las arenas están bastante limpias. Cabo Blanco es un lugar que tuvo su fama internacional. Gente como Hemingway, Marilyn Monroe, James Stewart, Cantinflas, entre otros, estuvieron en este ex balneario exclusivo. Ver más datos en esta página: http://www.puntafarallon.com/caboblanco/index.html.

Dejamos Cabo Blanco en dirección a Sullana otra vez. Ya regresábamos con nuestras maletas para quedarnos en Piura que iba a ser nuestro lugar de operaciones. Llegamos a nuestro destino alrededor de las 6 pm. Instalados en nuestro hotel nos fuimos a cenar y celebrar nuestra mitad de viaje. Al día siguiente nos íbamos a internar hacia Chulucanas.