La noticia corrió como
pólvora. En una sociedad sitiada por el COVID-19, las personas buscan
desesperadamente una solución ya no solo para retornar a su vida cotidiana,
sino una para evitar caer enfermo y con altas posibilidades de morir. En un
mundo en que las noticias falsas como el de las antenas 5G, hallar una cura a
la pandemia es una pera endulzada para los voluntariosos que tratan de quedar
bien con su entorno o con los sediciosos de la información. La Ivermectina
acaparó los titulares de diversos medios de comunicación como una medicina
contra la pandemia; este medicamento antiparasitario ha sido empleada con éxito
en enfermedades tropicales como la malaria y fue usado en un principio como una
posibilidad para contraatacar al virus. Los resultados son diversos y muchas
fuentes recomiendan su uso con muchas restricciones y advertencias como se
alcanza a leer en esta página que habla de la necesidad de ahondar en la
investigación y de su posible e inadecuado uso por parte de la población (https://www.isglobal.org/healthisglobal/-/custom-blog-portlet/ivermectin-and-covid-19-how-a-flawed-database-shaped-the-covid-19-response-of-several-latin-american-countries/2877257/0). El
gesto hecho por algunos gobiernos regionales, incluido el de La Libertad, puede
tener consecuencias no esperadas, habida cuenta que no habido una adecuada
información a una población asustada y que, por desesperación, actúa de manera
intrépida poniéndose en riesgo y su entorno familiar. Ya habiendo visto el
comportamiento de nuestra sociedad al inicio de la pandemia, es necesario tener
buenas estrategias de comunicación social para evitar situaciones en las que el
remedio sea peor que la enfermedad.
El tema de los octógonos es
otro asunto sensible que involucra el manejo de la información de manera
apropiada o no. La resolución de la Comisión de Eliminación de Barreras
Burocráticas del INDECOPI a un reclamo hecho por un ciudadano el año pasado
considera que el criterio del Ministerio de Salud (MINSA) para la
exigencia de los octógonos de la Ley de Alimentación Saludable en la publicidad
sí es una barrera burocrática para la gestión comercial y empresarial. Esta ley,
promulgada finalmente en octubre del año pasado, había sido permanentemente
cuestionada por diversos grupos de poder económico ligados a las industrias
alimentarias, tras haber sido manipulada y tergiversada por diversos
congresistas que velaban el interés de poderes económicos más que por la
ciudadanía. Nuestro derecho de información sobre alimentos poco saludables puede
verse obstaculizado al considerar que la ley es una barrera burocrática ilegal al
exigir que las advertencias publicitarias tengan octógonos en un área de hasta
15% del tamaño de un anuncio y otras consideraciones que atentan contra el
conocimiento al cual todos los ciudadanos tenemos derecho.
La verdad torcida, en tiempos
como estos, puede ser más dañina que la ignorancia.
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