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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

domingo, 30 de octubre de 2016

NUESTRO PRIMER AMOR (ARTÍCULO DE OPINIÓN PARCIALMENTE REPRODUCIDO EN LA INDUSTRIA DOMINGO 30 DE OCTUBRE)

Quienes ya pasamos de los 50 y evocamos nuestras épocas adolescentes escolares, nuestros primeros pininos de amor tenían como referentes algunos filmes emblemáticos de la época: Melody del director Waris Hussein y Friends (Amigos) de Lewis Giberth, ambas británicas y con unas bandas musicales que aún resuenan en nuestras memorias que inmortalizaron a ambas películas. Para los cincuentones y sesentones actuales, oír a los Bee Gees o Elton John cantando las melodías principales de ambas historias de amor inocente nos hacen recordar nuestros primeros efluvios y escarceos amorosos de adolescente medio extraviado que buscaba “su lugar bajo el sol”. Nuestro acercamiento hacia la chica o chico que gustaba estaba enmarcado en interesantes cambios que influyeron en nuestra psique y anatomía, y que se ya veían reflejados en esos inocentes filmes: las primeras manifestaciones de la identidad sexual, el descubrir al otro u otra por quien se sentía una nueva a rara sensación que “alborotaba las hormonas”. Son los primeros ensayos de nuestro cotejo a la pareja, con todo lo torpe que puede ser en el aprendizaje complejo que significa enamorarse.
Pero también estaban enmarcados en perspectivas sociales que removerán los 60 y 70: la libertad sexual, el Mayo del 68, el movimiento hippie y la revolución de las flores, la minifalda, el consumo de drogas, el rock y la píldora, la posición contestataria y la crisis de autoridad. Los colegios tienden a convertirse en mixtos y los jóvenes comienzan a tener un acercamiento menos prejuicios hacia personas del otro sexo. Sin embargo, el sistema educativo no era capaz de dar respuestas a todo ese gran grupo de adolescentes que pululaban por sus aulas. Los colegios religiosos estaban en proceso de reacomodar a un Jesús más cerca de Puebla por la Teología de la Liberación que el de los altares lujosos de grandes catedrales. Y trataban de comprender a un mundo que estaba un poco “patas arriba”; en nuestra nación se daban propuestas de una reforma educativa más acorde a los nuevos tiempos; pero, como suele suceder, hubo buenas intenciones, pero no las personas capaces para aceptar el reto. Ya se hablaba de una educación sexual más abierta, pero diversas instituciones, sobre todo religiosas, pusieron el grito al cielo.
La sociedad peruana demoraría mucho más tiempo para poder asumir con mejores herramientas este problema humano que es único y común, que todos hemos pasado, pasamos y pasaremos. Y que es un quebradero de cabeza para padres de familia, instituciones educativas y profesores.  Esa persona que adolece de muchas pautas y puntos de equilibrio emocionales tiene nuevos referentes, tanto culturales como sexuales. Sus descubrimientos sociocorporales ya no se dan en las fiestas rock de los 60 o 70. Ahora hay nuevos conceptos que asumen con más desenfado el encuentro con el otro, como son las fiestas semáforo o fiestas arcoíris, o un acceso totalmente a internet con todos los riesgos que esto conlleva; los jóvenes llegan las más de las veces con mucha información recabada, pero con pocas habilidades personales para guardar cierto equilibrio emocional frente a estas situaciones. El incremento de hogares disfuncionales, no importando la razón por la que se genera esta situación, abre también un gran abanico de jóvenes que no tienen muchos referentes en sus hogares y que vienen con esos vacíos a las aulas a buscar respuestas y una suerte de alivio a este verdadero periodo doloroso de cualquier ser humano.
 

EL CORRUPTO NUESTRO DE CADA DÍA (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO A PROPÓSITO DE CASTAÑEDA, RAMÍREZ, CHLIMPER Y OTRAS JOYITAS DE LA POLÍTICA PERUANA)

A fines de abril de este año, escribí un artículo sobre la corrupción y las repercusiones de esta sobre una sociedad. Fue durante los días en los que estalló el escándalo de los Panamá Papers, que involucraron a casi todas las personalidades políticas, incluido PPK, y que fueron pasadas por agua tibia mediáticamente hablando. Días previos a la segunda vuelta electoral, en las filas del partido naranja iban a estallar dos gruesos escándalos de corrupción (narcotráfico y tráfico de influencias) cuyos protagonistas se borraron del mapa (Joaquín Ramírez y José Chlimper, ahora en el BCR). La frágil memoria de los peruanos ha permitido que estos dos sucesos hayan pasado al olvido mediático. Y desde el ascenso del actual Gobierno, han estallado varios escándalos vinculados a tráfico de influencias y uno bastante grave que involucra a la actual gestión edil limeña con el escándalo Lava Jato.
 Para entender más este fenómeno vamos a tomar prestadas las ideas sobre este tema, presentadas en un artículo en la revista Filosofía Hoy No 21; describe el perfil de un corrupto: 1) Cree que lo suyo es más valioso (“sobrevaloración psicótica de lo propio”) frente a una subvaloración de lo ajeno, y lo hace sin remordimiento. 2) Genera un clima de credibilidad de tal manera que las personas que son víctimas de sus actos colaboran con ellos con toda pasividad; por eso detestan la violencia para no generar inestabilidad en su juego. 3) Es hábil y crea mecanismos que aseguran una cierta estabilidad para mantener la actividad corruptiva. 4) Se convierte paulatimente en una persona admirada por dotes intelectuales y capacidad de “emprendimiento”. 5) Desprecia a las demás personas que, pudiendo hacer lo mismo, no son arrojados a realizar dichos actos. 6) Y por último, ya cayendo en los límites de la insania social, tiene una escasa percepción del riesgo y desarrolla una confianza amparada en la impunidad.
El hombre ha demostrado  un instinto permanente a obtener cosas de manera ilícita y desenfrenada; se puso límites a esta ambición individual, pero las sanciones y descrédito no son bastante fuertes; por eso, los corruptos siguen actuando como si no fueran a ser descubiertos. El corrupto daña a la sociedad, le genera atrasos en todos los niveles del quehacer humano: tergiversa las relaciones humanas y pasamos a ser meras fichas de personas e instituciones que no tienen escrúpulo alguno.
Bertrand De Speville, abogado inglés y especialista en lucha contra la corrupción, plantea tres elementos muy importantes para contrarrestarla en una sociedad: la represión (penas duras sin capacidad de negociación), la prevención y la educación, eje importante y de los más descuidados en países pobres como los nuestros. Todo esto enmarcado en voluntad política.
Una sociedad como la peruana, plagada de personajes corruptos a todo nivel, se debería autoformularse la pregunta de si existe la voluntad para enfrentar a estos que corroen nuestros tejidos sociales.

domingo, 23 de octubre de 2016

EL VALOR DE LA VIDA EN EL PERÚ (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 23 DE OCTUBRE)

En lo que va de esta semana una serie de acontecimientos ha permitido ver cuánto valor otorga nuestra sociedad a la vida humana en general. Hechos luctuosos como la muerte de un comunero en Las Bambas o la de tres bomberos en un misterioso incendio en Lima; así como la letanía de la pena de muerte como solución a la violencia en nuestro país o la posible presencia de escuadrones de la muerte en varias ciudades del mismo, incluida Trujillo; o el tratamiento de un posible brote de una epidemia infantil en nuestra Región; cada una de estas situaciones nos pone en jaque y es interesante ver cómo reaccionamos ante ellas, ya que es una radiografía de nuestra psique social de cuánto valoramos la vida humana en situaciones de riesgo. Y más contradictorio aún es el informe emitido por un estudio realizado por William Chopik de la Universidad Estatal de Michigan (https://www.indy100.com/article/psychopaths-countries-map-world-empathy-least-seven-lowest-7363926), estudio en el cual ubica a la sociedad peruana como la tercera más empática a nivel mundial. La reflexión sobre este estudio es pensar en qué criterio de empatía se está tomando (cognitivo o afectivo) como lo plantea un interesante  artículo de Irene Fernández-Pinto, Belén López-Pérez y María Márquez de la Universidad Autónoma de Madrid (http://www.um.es/analesps/v24/v24_2/12-24_2.pdf) sobre la perspectiva de la empatía, el “ponerse en los talones del otro”.
Las situaciones presentadas al inicio de este artículo han provocado respuestas diversas y contradictorias a lo largo del país, sobre todo en las redes sociales. Las cargas emotivas descargadas son actos solidarios, pero con tintes políticos, raciales, económicos, entre otros tamices. El asesinato de un joven travesti en mayo de este año en La Esperanza no es igual a la muerte de los tres bomberos caídos este último miércoles, pero quizá tenga más en común con el comunero muerto el viernes 14 en Las Bambas. Ambos se asemejan más por su marginalidad y escaso interés para el grueso de nuestra sociedad. Estas personas muertas en los Andes lejanos o en una cantina de un populoso distrito son semejantes a los miles de peatones anónimos que intentan cruzar una transitada avenida poblada de combis o microbuses, o un usuario que pide cualquier prestación de una entidad pública (Seguro Social, por ejemplo); o una fuerza laboral juvenil barata disponible a aceptar cualquier trabajo hasta límites humillantes. Así también podemos entender los “negociazos” en la salud y otros rubros sociales, la sobreexplotación laboral, el crecimiento del sicariato, la aplicación de la pena de muerte; en todas estas acciones reales o potenciales vemos respuestas en la que la condición de vida no es relevante para el que las ejerce o las desea como solución. Hemos tomado una marcada distancia entre mi persona y aquel que es “medido” con ese barómetro.

Tenemos un camino largo a discutir al respecto. Pero algo se ha andado.

domingo, 16 de octubre de 2016

ARTE Y CENSURA: AGUDO DILEMA (ARTÍCULO PARCIALMENTE REPRODUCIDO EN EL DIARIO LA INDUSTRIA DE TRUJILLO)

Los recientes sucesos acaecidos en nuestra ciudad ponen sobre el tapete sobre la censura y la actividad artística de una sociedad. La censura es, según la RAE, “la intervención que practica el censor en el contenido o en la forma de una obra, atendiendo a razones ideológicas, morales o políticas”. Esta definición debe de ir acompañada de criterios que te permitan establecer qué es censurable, puesto que la ideología, la política e incluso los criterios morales van cambiando. Un desnudo puede ser objeto de censura en el siglo XIII medieval o en una sociedad religiosa extrema. El arte, la expresión más compleja del ser humano, le otorga diversas oportunidades para su acercamiento: por placer estético y lúdico, por hallar evasión, para conocer su realidad y coyuntura; y para “leer” la abierta denuncia sobre algo injusto que atenta contra la esencia del ser humano. Es muy difícil que la obra artística, de por sí polisémica, postergue una u otra de estas funciones que suele tener el arte en una sociedad. El Quijote, por ejemplo, es una obra que produce placer estético, que me permite conocer la España retratada en la misma, que la puedo utilizar como distracción, pero que también denuncia una serie de injusticias e irregularidades que pasaban en ese entonces en la boca de los personajes creados. Tanto así que la censura le había puesto el ojo por las observaciones que se emitían en dicha novela; se salvó del Santo Oficio al haberse entendido que el personaje era un hombre “que se le había secado el seso” por muchas lecturas inadecuadas. A lo largo de la historia el arte ha sido un tema bastante complejo de cómo tratarlo. Aunque muchos artistas usaron su ingenio para sobrevivir ante el poder político, religioso o económico de su época; varios de ellos o su obra terminaron siendo pasto de llamas o enviados al exilio e incluso ostracismo. La Italia renacentista conoció a un personaje oscuro como lo fue Savonarola, quien no solo persiguió a artistas, sino que quemó sus obras de arte. La Alemania de Hitler vio grandes piras conformadas por libros de autores y escritores judíos, comunistas o socialistas; así como condenó a la oscuridad a músicos judíos, demócratas o comunistas como Kurt Weill, Thomas Mann o Bertold Brecht. Stalin avasalló a músicos como Shostakovitch o cineastas como Serguei Eisenstein. La Argentina de los militares y su ala secreta, la triple A, condenó al exilio a personas como Mercedes Sosa o Quino con su Mafalda, la niña inconformista que molestaba mucho a los militares. El Chile de Pinochet mató a Víctor Jara y mandó al exilio a muchos artistas, algunos de los cuales continuaron su obra en otros países como el nuestro; así tenemos a la famosa bailarina y coreógrafa Hilda Riveros, quien elevó la calidad del grupo de danza moderna de Lima; o el maestro Mario Baeza quien elevó el nivel musical del Conservatorio Regional de Trujillo.
La censura económica y la política en una democracia formal son las más discretas: la decisión de poner una exposición o no publicar un libro de calidad puede tener algunos argumentos descabellados. Pero es una censura real y que impide que el arte y sus diversas propuestas no prosperen o se borren, como lo que hizo Castañeda con varios murales en Lima. Y todo apunta a que lo sucedido en Trujillo con la exposición de Álvaro Portales está en este nivel, pues raros argumentos han surgido para evitar armar una exposición de arte gráfico, cuyo contenido ya había sido difundido y socializado. A veces el desconocimiento de la obra global hace que algunas decisiones sean bastante burdas y que desdibujan a las personas que la ejercen. Esto pasó con diversas exposiciones como “20 años de historia en el Perú” o el documental sueco Tempestad en los Andes, absurdamente censurado al pensar que era una apología de Sendero, cuando en realidad era un documento que desnudaba la crueldad y falsedad de los principales líderes de este nefasto movimiento. La ignorancia es supina. 
Sin embargo, muchas veces también se han presentado ciertas irregularidades que se convierten en un abuso por parte de autores que presentan obras de menor calidad, irregulares o inconclusas, y que por razones obvias no son recibidas. A veces las reacciones son inadecuadas, pues culpan de proceder de manera unilateral (censura) por parte de los organizadores cuando quieren mantener un trabajo serio y respetuoso al público en general. Este problema se ha presentado en galerías, editoriales o salas de arte, teatro y música. Esto obedece también a la poca profesionalización, preparación y compromiso personal hacia su obra que cunde entre personas que se dedican a este complejo quehacer. 

AMÉRICA, TRUMP, MIGRACIÓN (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 16 OCTUBRE)

En lo que va de esta semana pasada, hemos tenido varios momentos interesantes que son la fuente de inspiración de este artículo, siendo los más relevantes: la celebración del Descubrimiento de América o el Encuentro de Dos Mundos, de acuerdo a la perspectiva; y el debate presidencial norteamericano y algunos comentarios actualizados del candidato Donald Trump.  El elemento vinculante entre ambos es el delicado tema de la migración,  actividad humana realizada por diversas razones.
La migración en escala obedece más a factores externos que internos de una sociedad, un núcleo familiar o persona. Una guerra, una hambruna o debacle económica en escala, un deseo de expansión como plan estratégico estatal, han sido generalmente los principales móviles que han  hecho que grandes grupos humanos se hayan desplazado a lo largo de la historia y que cambian la fisonomía geográfica social de los lugares emisores y receptores. El 12 de octubre de 1492 se inició un proceso de poblamiento y despoblamiento en ambos lados del Atlántico.  En los inicios del siglo XX una gran masa de pobladores europeos y asiáticos hallaron en toda América, sobre todo en los Estados Unidos, un espacio de oportunidades para mejorar sus calidades de vida. Después de ambas guerras mundiales, fue sobretodo Europa la mayor aportante de una población deseosa de hallar un territorio libre, fértil y pleno de oportunidades. 
Pero la migración masiva tiene en el trasfondo orígenes y consecuencias traumáticas. Un desplazamiento masivo implica un fuerte choque cultural, económico y político, vivenciado por la sociedad receptora al tener nuevos miembros que no han crecido en el tejido social que los acoge. Hemos visto esta situación  internamente cuando una fuerte cantidad de compatriotas tuvo que desplazarse de la sierra o selva en los 50 y 60 por la promesa de una vida mejor en las ciudades costeras gracias a la industrialización incipiente de entonces y las carreteras de penetración; y en los 80, por la violencia terrorista o el desarrollo del narcotráfico. La “recepción” no era del nada positiva, puesto que la gran mayoría de estos emigrantes fue a conformar los cinturones informales de las grandes ciudades, Lima a la cabeza, creándose los Pueblos Jóvenes. Hay que leer los trabajos de José Matos Mar y Rolando Arellano para entender este doloroso proceso que deviene en el Perú actual. Las crisis vividas en los 80 y 90 también creó una gran masa desplazada: muchos peruanos migraban hacia el exterior para buscar a una vida mejor. En un dato del 2012 (OIM) hay casi dos millones quinientos mil peruanos en el exterior: un poco menos del 10 % de la población peruana actual; muchos de ellos en situación vulnerable frente a posiciones radicales en los países que migraron. Posturas xenófobas como las de Trump sintetizan lo que muchos de los pobladores piensan del emigrante, muchas veces forzado de serlo por tristes circunstancias de la vida. Una triste radiografía de una respuesta a este susceptible problema.
  

domingo, 9 de octubre de 2016

LAS GENERACIONES DEL VELASCATO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 09 DE OCTUBRE)

Este pasado 03 de octubre hubo por las redes sociales un interesante intercambio de ideas, opiniones y memes sobre lo sucedido hace 47 años: el golpe de Velasco Alvarado que sacó del poder al Presidente Belaunde Terry. Entre odios y amores, el periodo histórico llamado la primera Fase del Gobierno Revolucionario o Velascato marcó la sociedad peruana por sus cambios estructurales; todos los que éramos bastante jóvenes tuvimos una propia experiencia que hasta la fecha no ha podido ser del todo bien cotejada, ya que los estudios académicos aún carecen de una objetividad necesaria para ver el docenio militar de manera desapasionada. Las generaciones de académicos más jóvenes lo abordan con menos prejuicios para entender la etapa que transformó la estructura social peruana en crisis en los 60 y contuvo la violencia social y política que se nos vino encima en los 80, con Sendero y MRTA; estos estudios complementan los de Julio Cotler, Luis Pásara o de Henry Pease, además de las reflexiones de Matos Mar y Alberto Flores Galindo hechas en sendos libros publicados en los 80 también; las investigaciones del historiador y columnista Antonio Zapata, y el trabajo académico que realizan diversos profesores de Historia y Economía en el blog del PUCP (http://blog.pucp.edu.pe/blog/historiamaestros/2014/02/10/el-gobierno-revolucionario-de-la-fuerza-armada-1968-1980/) tienen que ser leídas con detenimiento.
Las condiciones dadas para el golpe nos traen a la memoria la ingobernabilidad propiciada por el inefable pacto APRA-UNO y el incumplimiento con la IPC, agravado con el famoso extravío de la famosa Página 11, situación por la cual Belaunde perdió el apoyo hasta de su propio partido. La nación le dio las espaldas; el ambiente social y político en muchas partes del Perú era violento; solo basta recordar los movimientos guerrilleros de Mesa Pelada y nos viene a la mente Luis de la Puente Uceda; o el sur y evocamos a Hugo Blanco. Un año antes del golpe el Sol sufrió una fuerte devaluación. Velasco, como todos los militares que lo acompañaron en su proyecto, era egresado del CAEM, centro de estudios militar, cuyas promociones idearon estrategias de prevención de conflictos y focos inestables en el país. El gobierno militar quitó el discurso de las izquierdas al nacionalizar Talara y aplicar diversas reformas, como la agraria; algunas con resultados económicos desastrosos. Sin embargo, bajo la política de compensación agraria va a surgir una de las familias más ricas del Perú: el clan Romero. Su nacionalismo lo llevó a intentar crear una industria nacional que no estuvo a la altura y muchos industriales se escudaron en el proteccionismo aprovechándose de la limitada importación que había en ese entonces. 
Quedan por verse temas como la extraña muerte de Banchero Rossi; la interesante y boicoteada Reforma Educativa liderada por Augusto Salazar Bondy; el mal manejo de la minería, aunque dos grandes proyectos se empezaron entonces (uno de ellos, Cuajone); la crisis dolorosa que devino en suicidio de José María Arguedas y la oficialización del mundo quechua y las minorías étnicas (Perú Negro, por ejemplo); el origen de una casta militar; el agresivo liderazgo diplomático de la época como nunca lo tuvimos con Mercado Jarrín a la cabeza de la Cancillería. Tras varios años, el Perú tuvo rostro diferente, para bien o para mal.

domingo, 2 de octubre de 2016

LA VEJEZ Y LA SOCIEDAD MODERNA

La Humanidad es muy vieja, Colás, y más sabe el diablo por viejo que por diablo» (Ramón Pérez de Ayala, El curandero de su honra).  Este viejo refrán ha sintetizado la visión que da la edad con la experiencia de las cosas prácticas. Es una visión que implica respeto y admiración hacia las personas que con la edad suelen sortear con más herramientas los problemas habituales o fortuitos. En antiguas culturas, la persona anciana era una fuente del saber, de la experiencia y la de toma de decisiones agudas y reflexivas frente a una crisis u otra situación álgida que comprometía a una familia, un clan, una sociedad. El gobierno de los ancianos o gerontocracia no era mal vista, aunque con el tiempo podía devenir en una oligarquía. Esto se daba en un mundo en que el conocimiento no era tan cambiante, las formas de aprendizaje eran más lentas y evoluciones sociales lentas.
Pero, desde el inicio de la segunda revolución industrial, muchas cosas se trastocaron. Los núcleos familiares cambiaron y las fuerzas laborales frente a una máquina no eran tan diferenciadas, puesto que la fuerza bruta se reemplazó por destrezas manuales y con rapidez de aprendizaje. Esto se va a ir acentuando cada vez más en los siglos venideros. La industrialización va a exigir a la humanidad aprendizajes y adecuaciones rápidos. Esta va a ser la primera gran brecha que se va a generar entre los adultos y los jóvenes. La exacerbación de la misma es la que estamos viviendo con el desarrollo de internet que ha creado un sutil concepto de “viejo” y “nuevo”: migrante y nativo digitales.
Las sociedades ricas, además, van a estar muy ligadas a los núcleos familiares pequeños que incluso van a ver reducidas sus tasas de natalidad y que van a tener una fuerte influencia negativa en la generación de recursos para las pensiones de retiro laboral: la jubilación. Las sociedades latinas tienden a ser más, dizque, protectoras de sus ancianos, pero como sociedad es incapaz de dar una buena calidad de vida a sus millones de adultos mayores. En las sociedades ricas, esta satisfacción sí se ve de manera más mayoritaria, pese a que se puedan mostrar, a nuestros ojos, como más frías e “inhumanas”. Sin embargo, son las sociedades ricas que la van mostrando una fuerte tendencia hacia el envejecimiento social, ya que cada vez hay menos jóvenes que aporten a los seguros sociales de sus países y generen crisis en dicho sistema. Alguna vez un ministro japonés de finanzas, Taro Aso, en 2013 pidió a los ancianos de su país que “se den prisa en morir” por el gasto que ocasionaba al Estado sus tratamientos (http://www.elmundo.es/elmundo/2013/01/22/internacional/1358870209.html). En países como el nuestro, ante la mediocridad de nuestro sistema social, se creó una propuesta para asegurar nuestro futuro individual. Se desarrolló la codicia, aunque todo apunta a que está haciendo agua por todos lados.
En un mundo con estas características, ser viejo ha ampliado su “radio de acción”: ante un modelo económico bastante salvaje, la madurez ya puede entrar en esta categoría. Una persona entre 40 y 50 años tiene escasas probabilidades de hallar un trabajo dependiente por diversas razones, las mayorías económicas. Conozco a varias personas de manera personal cuyas perspectivas laborales son sombrías y que lo condenan al rincón de los “descartables”. Así como los objetos perecibles y desechables, se está convirtiendo una gran porción de la humanidad.
Esa visión es aprendida directa e indirectamente por una nueva sociedad que ya va viendo a sus adultos como lastras, cargas pesadas. Hay una comedia negra argentina llamada Esperando la carroza la que nos retrata de cuerpo entero.

Y para entrar en mayor contradicción de la situación, gracias al desarrollo de la medicina y otros factores, la gente tiende a ser más longeva. La pregunta está en identificar dónde se halla el error: ¿en la persona o en el sistema? 

PAZ A LA COLOMBIANA (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DOMINGO 02 DE OCTUBRE)

Hoy, 02 de octubre, millones de colombianos pueden dar un paso transcendental en su historia: aceptar las condiciones de un cese al fuego definitivo entre el Gobierno colombiano y las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) iniciado este 26 de agosto al cesar las hostilidades de manera unilateral; y de manera global a partir del 29 del mismo mes. Aunque hay fuerte oposición, de ser aceptado, vía plebiscito, Colombia entraría en un proceso de paz bastante interesante y no carente de riesgos, ya que el movimiento guerrillero más antiguo de América entrará en los procesos civiles y democráticos de esa nación con ciertas y estrictas condiciones para su reincorporación.
Las diversas etapas históricas de la violencia sistemática de Colombia surgen desde los años 30 del siglo pasado. Es el 09 de abril de 1948 con el asesinato del líder Jorge Eliécer Gaytán que la situación recrudece los fuertes enfrentamientos entre los dos partidos principales: liberales y conservadores. El famoso Bogotazo inicia prácticamente una guerra civil que termina en 1957 con el acuerdo llamado Frente Nacional formando una coalición bipartidista para ocupar el sillón presidencial. Hubo una cierta estabilidad política, pero negar el acceso a las elecciones presidenciales a otros partidos y la acentuación de las brechas económicas serán el caldo de cultivo de diversos movimientos guerrilleros como ELN, EPL, M-19 y sobre todo las FARC durante los 60. Surgen movimientos conservadores que darán origen a los paramilitares. En los 70 entra un nuevo componente y del cual hay mucho de qué hablar: el narcotráfico. Como sucedió en el Perú, los movimientos sediciosos hallan su financiamiento en crímenes focalizados como el secuestro y posteriormente una lucha frontal con los narcotraficantes de las regiones amazónicas de nuestros países. Con el tiempo terminan por hacer arreglos y mantienen una buena convivencia postergando sus verdaderos ideales (tanto en Perú como Colombia la historia es similar).
Colombia ha realizado diversos procesos de paz como lo hizo el presidente Barco y el M-19; o las negociaciones bastante turbias hechas por Álvaro Uribe con los paramilitares (AUC).  Pero el contexto colombiano se volvió tan insostenible que en 1997 se ideó un plan norteamericano para invadir este país. Los EE.UU. esperaban el apoyo de las FFAA de Perú, Ecuador y Brasil. Interesante saber que esta tentativa fue dada a conocer por Vladimiro Montesinos a Genaro Delgado Parker en 1999.

De ganar el sí, hay puntos interesantes en sus casi 200 páginas que nos conciernen, todos vinculados al narcotráfico. Uno de ellos: el Gobierno de Colombia se compromete a apoyar a sus campesinos desplazados que retornen en reemplazar el cultivo de coca. ¿Adónde irán todos los narcotraficantes? Basta leer al periodista Jorge Colombo para entender ese raro futuro que nos puede esperar a todos los peruanos. (http://blogs.elespectador.com/ladrograycolombia/2011/01/17/historia-de-violencia/)