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Trujillo, La Libertad, Peru
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sábado, 7 de octubre de 2023

BAMBAMARCA, CHOTA Y EL MUNDO MINERO (CRÓNICA DE VIAJE)

 




04 de agosto. Nos toca ahora hacer un periplo hacia el norte, hacia Chota. Un viaje que tenía pendiente a esta parte de la Región Cajamarca. He ido con mucha frecuencia a esta Región desde que la visité por primera vez en 1984 en mi viaje Cajabamba y Cajamarca. Luego he ido con cierta regularidad sobre todo a la ciudad de Cajamarca, cuando trabajaba para una universidad trujillana que tiene una sede allí. Y muchas vacaciones las tomaba en esta ciudad y eso me permitió conocer más allá del entorno citadino y sus joyitas. Chota ha adquirido mucha fama, buena o mala, en los últimos tiempos por diversos personajes políticos que actúan en nuestra realidad. Además, algunos dichos populares como el de “al chotano, ni la mano”, son parte de refrenaría popular. Este dicho surge (no lo sabía) durante la Guerra con Chile (https://todosloshechos.es/que-significa-al-chotano-ni-la-mano). Además, la Región Cajamarca ha tenido estrechos vínculos con Chiclayo y toda su región, una zona de la cual vienen ambos padres míos y, por lo tanto, hay mucha sangre cajamarquina que recorre por todos sus habitantes; basta ver en Chiclayo el número de vehículos (buses, camiones, camionetas) que sale hacia esta región (Jaén, San Ignacio, Chota, Cajamarca, Cutervo) para ver la fuerte migración que ha habido recíprocamente. También lo mismo con Pacasmayo. Recuerdo en la propuesta de regionalización que hubo en el primer gobierno aprista, Pacasmayo se identificaba más con Cajamarca que con Trujillo. Lazos comerciales unen a estas ciudades y la migración ha reforzado esos vínculos. Con todos estos antecedentes salimos, pues, en dirección a Chota, nuestra meta final de ese día. Tomamos nuestro buen desayuno para irnos a esta nueva ruta. César se iba esa noche hacia Tembladera y luego a Trujillo, donde nos encontraríamos el domingo para almorzar en casa. Tomamos el camino hacia Porcón. La granja Porcón la he visitado numerosas veces, por lo que en este viaje no la incluimos. Pero la ruta era esa. Es más, teníamos que pasar por el desvío del lugar hasta llegar a Porcón alto y de ahí hacia la ruta que lleva a Hualgayoc. Al día siguiente tomaríamos la misma ruta para ir a San Pablo y Kuntur Wasi. En el camino vimos la intervención en una gran porción del bosque de pinos que ha sido removido por la empresa minera Yanacocha. Ahora hay grandes montículos de relaves donde hubo bosques extensos de coníferas. Porcón, pese a todos los problemas de liderazgo, es un modelo de cooperativa, sistema socioeconómico que podría ser exitoso en algunas comunidades (https://turismoalperu.com/granja-porcon-el-paraiso-de-cajamarca/). Precisamente fue este extenso bosque de pinos que generaron todo un movimiento turístico que generó (y genera) buenos ingresos a esta cooperativa. El pino es un árbol que genera una serie de actividades (https://agrotendencia.tv/agropedia/forestales/cultivo-de-pino/) y es mucho mejor que el eucalipto, árbol muy bueno para lo medicinal, pero  que genera más deterioro al campo y problemas con la solidez y los recursos hídricos de la tierra (https://ecocosas.com/plantas-medicinales/eucalipto/). Aquí una interesante lectura al respecto, que habla de sus bondades y leyendas negras de su existencia: https://ecoinventos.com/eucalipto-los-mitos-de-un-arbol-maldito/. Por lo contrario, este video tiene un contenido nada positivo para el eucalipto: https://www.youtube.com/watch?v=o5_8oHE3ZJU. Pasamos, como ya indiqué, por la entrada de la Cooperativa y seguimos la ruta a Hualgayoc. Pasada la bifurcación de la ruta hacia San Pablo, entramos a la zona en la que actúa la minera Yanacocha. La carretera está en muy buen estado, pero fuimos testigos de grandes cerros de relaves donde antes hubo una extensión del bosque de pinos. No sé si esto se recuperará, pues este espacio lo pasamos en el 2018 y vemos un crecimiento de la zona intervenida. Son cerros muertos, tal como lo podíamos distinguir. Esta zona tiene muchas empresas mineras, algunas de las cuales (creo que todas) han tenido conflictos con las comunidades campesinas de la región. Hay un tramo de unos cuatro kilómetros que está sin pavimentar, pues hay un conflicto que raya con lo absurdo. Cajamarca y toda la región ha vivido fuertes conflictos entre el mundo campesino y compañías mineras (https://conflictosmineros.org.pe/noticias/) (https://conflictosmineros.org.pe/wp-content/uploads/2021/12/Revista-Informe-de-Conflictos-Mineros-29-3-1.pdf) (https://www.revistamineria.com.pe/actualidad/diseccionando-los-conflictos-mineros-en-el-peru:-breve-analisis,-deficiencias,-problemas-de-gestion,-propuestas-de-mejora). Esta ruta hacia Chota conecta algunas mineras grandes. 






En el camino llegamos a las Lagunas del Alto Perú, una zona interesante, pero en riesgo de que estos ojos de agua sean explotados por una empresa minera que está instalada muy cerca de estas. Este espacio tiene casi 300 lagunas, pequeñas y grandes, y bofedales. La visión es impresionante (https://siar.regioncajamarca.gob.pe/sites/default/files/archivos/public/docs/alto_peru_.pdf) (https://www.youtube.com/watch?v=kbkuj8SvnR8). A pesar de ser aún temprano (no era ni mediodía), corría un viento helado (estamos casi a 4 mil metros). Estamos en plena zona Jalca o Suni (http://infoandina.org/infoandina/sites/default/files/publication/files/La_Jalca_Peruana.pdf). De ahí seguimos nuestro camino primero hacia Bambamarca. El camino es bastante sinuoso hasta llegar cerca de Hualgayoc, ciudad minera por excelencia. La carretera es penosa por este espacio. Se estrecha peligrosamente y está demasiado deteriorada. Había autos pequeños que iban por esta vía; imagino que estos vehículos acaban destrozados muy pronto. Y es una zona por la que pasan muchos camiones de diversas empresas que laboran en la zona. No ingresamos la ciudad, pues queríamos ir rápido a Bambamarca y Chota. Pasamos por una suerte de vía de evitamiento espeluznante, tan estrecha que sólo podía pasar un vehículo. La carretera estaba bajo reparación y había que parar cada tanto para permitir el paso de vehículos en doble dirección. 




Así llegamos a Bambamarca, que está en las faldas de cerros por lo que sus calles tenían buenas inclinaciones. Estacionamos en la plaza de armas para averiguar más sobre el lugar y nos dimos con la triste realidad que la bella plaza antigua ha sido prácticamente destrozada con moles de varios pisos llenas de vidrios de colores y las paredes laterales de esos edificios sin enlucir. Como habíamos visto la plaza de Cajabamba el día anterior, comenzamos a comentar el peligro que esta ciudad pueda terminar como Bambamarca o, peor, como Chota como lo comprobaríamos luego. Estuvimos no más de una hora; fuimos a la municipalidad para tener información turística y hacer uso de los baños. En una oficina municipal nos comentaron de una necrópolis como Otuzco o Combayo: Ventanillas de Bellavista. Estas las visitaríamos al retorno. 




Subimos nuevamente en la camioneta y nos enrumbamos hacia Chota. La ruta estaba mejor, pero plagada de rompemuelles. Llegamos a Chota pasado mediodía y nos fuimos a buscar un lugar para dejar la camioneta y ver el lugar. Al entrar al centro en sí, nos sorprendió el gran coso que tiene esta ciudad, el cual es visitado por diversos toreros de diversas partes del mundo a realizar faenas (https://www.portaltaurino.net/enciclopedia/doku.php/plaza_de_chota) (https://www.youtube.com/watch?v=pUliC42LhAE). Logramos dejar la camioneta cerca de la plaza principal para ir a ver la plaza y la iglesia mayor. Como ya habíamos advertido, la hermosa plaza que se veía en fotos antiguas, se ha plagado de verdaderas moles antiestéticas. Aquí una idea de cómo era el lugar: https://gentedechota.com/chota/historia-chota/. La iglesia se ve nueva y estaba en proceso de restauración (https://seve126.wordpress.com/2010/12/06/datos-sobre-la-iglesia-de-chota/). Ya estábamos hambrientos, así que preguntamos sobre algún restaurante simpático para ir a almorzar. Un chico nos dio el dato: Chicharronería El sabor chotano RZ. Fuimos al lugar y pedimos el plato de rigor. Fue un error para Maria, quien aún no estaba del todo recuperada del primer día. Una vez concluido nuestro almuerzo iniciamos el camino de retorno. Cuando salíamos de la ciudad de un más de cincuenta mil personas, de aire rural, vimos un restaurante que tenía muchos autos: ese, creo, era el lugar para almorzar. Chicharronería La Curva. El camino ya era más conocido y pudimos llegar con comodidad a Bambamarca. A la salida de este, nos fuimos a un mirador en el que había también un parque de diversiones: Cruz Verde y Juegos Extremos. Luego descubrí este video que nos da a conocer de más espacios atractivos del lugar: https://www.youtube.com/watch?v=MLd1hgJ6LIo.






De ahí seguimos nuestra ruta hacia las ventanillas de Bellavista. Hay una cantera de cal cerca y eso hace un poco riesgosa la entrada. Pero la vista es impresionante (https://www.bambamarca.pe/turismo/2022/11/06/ventanillas-apan-bajo-bellavista-arascorgue-chulipampa-maraypampa-y-llaucan/) (https://www.youtube.com/watch?v=74V-cRWJuZU). Indudablemente que Cajamarca tiene muchos tesoros prehispánicos por mostrar, pero que debe integrarlos a circuitos más extensos y crear instalaciones para facilitar su acceso y atraer a los turistas que aman espacios; fuera de Combayo y Otuzco, hay más sitios como Bellavista. No muy lejos de este sitio arqueológico, hay otro: Ventanillas de Arascorgue (https://www.youtube.com/watch?v=vpsCaRjPDkg). Una riqueza que espero pronto sea mejor difundida; pero hay que mejorar hoteles, infraestructura vial, servicios (restaurantes, posta médicas u hospitales, guías preparados, información simpática, sensibilización en la comunidad, un etcétera que hay que comenzar a trabajar ya. Por ejemplo, el acceso a las Ventanillas carece de señalización y sólo puedes llegar con una buena camioneta; ya identificamos dos falencias. Y luego la carretera, llena de rompemuelles, la única que se conoce aquí para controlar la velocidad. Y peor aún, grandes tramos donde el asfalto es aún un sueño y sectores, como el cercano a Hualgayoc, plagado de huecos en el que un pequeño auto puede desaparecer de la faz de la tierra. Tanto por hacer. Así llegamos a Hualgayoc, esquivando huecos. Decidimos entrar a la ciudad para evitar la carretera de evitamiento que es de terror. Hualgayoc es un pequeño pueblo minero que tuvo su esplendor tal como se ve en el libro Hualgayoc, riqueza y tradición de William Guillén y Pepe Chávez Tejada. En este vemos toda la historia de este lugar, desde tiempos prehispánicos hasta poco antes de su edición en 2019. En el texto, encuentro el nombre de ingenieros italianos apellidados Zas Friz, apellido de un amigo de mis tiempos universitarios. También leí este texto que da otra visión de este pueblo: https://cajamarcaaldia.com/hualgayoc-la-tragedia-de-un-pueblo-minero/. Pasamos rápidamente por el lugar, pues ya se estaba haciendo un poco tarde y queríamos regresar con la luz solar todavía. Los tramos cercanos a Hualgayoc son penosos y peligrosos con tramos asfaltados y de trocha. Ya la llegar a las Lagunas de Alto Perú hasta Porcón la ruta fue más tranquila. El descenso desde Porcón Alto sí puede ser lento, pues la ruta de entrada/ salida de Cajamarca y sólo hay un canal para cada dirección. Llegamos casi a las 7 pm. César iba a viajar ese día, fue a ver sus cosas. Fuimos a cenar al restaurante del hotel Costa del Sol en plena plaza de armas. César nos iba a dar el alcance. Primero fui a guardar la camioneta y luego nos encontraríamos con César para despedirlo yéndonos al Fri.to restaurante también en plena plaza (https://es.restaurantguru.com/Frito-restaurante-Cajamarca). 







La pasamos muy bien, pues había una banda en vivo que se llamaba Los Banana. Buena música cover, tan buenos que me parece que pueden estar en la próxima Fiesta de la Música de la Alianza Francesa de Trujillo. Genial y el lugar es simpático.

Fin de nuestro tercer día. Al día siguiente nos íbamos a Kuntur Wasi.

martes, 22 de diciembre de 2015

CRÓNICAS CAJACHAS

Domingo 25. Cajamarca se levantaba, luego de haber celebrado fiestas religiosas (como nos había tocado en Arequipa). El día anterior habíamos arreglado con un señor, quien nos llevaría a un paraíso: Porcón. Con la facilidad de movernos por nuestra cuenta, acordamos ir temprano a nuestro objetivo. Tomamos un buen desayuno y salimos casi a las 8 a.m. El trayecto a esa hora no es tan pesado, pues hay poco tráfico hacia esta cooperativa que contradice a todos aquellos que no gustan de este modelo de producción colectiva. La religión, con todo el sentido vertical que esta tiene, puede haber sido un factor positivo para este modelo de éxito (me “gusta” taaanto esta palabra) económico, que permite a toda esta comunidad vivir bien. La carretera está bien tenida por lo que el ascenso es fácil y seguro (relativamente, puesto que también aquí hay locos al volante). En casi 35 minutos llegamos al cruce para descender hacia las instalaciones de la cooperativa. Llegamos al lugar que se halla enclavado entre colinas de poca altura. Previamente en la ruta te encuentras rodeado por un bosque de pinos que se ubican en una buena extensión.  Este bosque no lo pudo apreciar Soraia, pues dormía profundamente por los diversos cambios de horarios y alturas. Es otro de los medios que usa esta granja para generar recursos sostenidos. Aparte de agricultura, carnes y lácteos, la gente de Porcón ha hallado en el turismo un recursos inagotable y permanente que genera buenos ingresos a la comunidad cooperativa (http://www.micajamarca.com/Default.aspx?tabid=56). Y para esto, comenzó instalando un pequeño albergue y en la actualidad, ya vemos que le ha dado réditos y van construyendo más instalaciones. Esta tranquilidad me hace recordar a esos albergues católicos en los que me hospedé en Israel, que eran muy baratos y tenían reglas muy estrictas (toque de queda a las 10 a.m., por ejemplo). No es un lugar para ir a emborracharse o escuchar música a todo volumen; es un espacio para estar tranquilo, caminar, leer, para estar contigo mismo, cosa muy complicada en estos días. Lástima que ya tiene internet.




Una vez pagada la entrada, compramos nuestros quesos y hongos previamente para dejarlos en el auto. Así nos íbamos a evitar el tumulto que íbamos a encontrar más tarde cuando llegasen los buses y otras movilidades con paquetes de turistas. Interesante, había algunos chicos que habían venido de la selva como parte de sus viajes de promoción. Tenía entendido que estaba prohibido el Norte peruano; creo que esta no comprendía a Cajamarca. El cielo estaba escampado, pero algunas nubes amenazaban con lanzarnos torrentes de agua. Pese a todo, aunque premunidos de casacas y cortavientos y un par de paraguas, comenzamos nuestra visita al simpático zoológico que hay en la granja. Además es una suerte de vivero por la inmensa variedad de flores que puedes ver. De estar uno solo en el lugar, es el paraíso total. Luego de cruzar un pequeño puente, comenzamos a ascender hacia el lugar donde pastan muchas vicuñas en libertad y en cierta vecindad con los humanos. Antes de llegar a ello,  cruzamos la zona donde se hallan los venados, los cuales se acercaban por comida. Este tema es muy sensible y es el momento de educar a la gente de lo que quiere y no puede hacer: muchos les llevan comida chatarra, pero con llevar alimentos naturales (granos como maíz) sería lo ideal. Además hay que evitar los plásticos y chicles que algunos llevan y lanzan sin el menor remordimiento; además están las benditas botellas de plástico de agua o gaseosa que plagan cualquier lugar del planeta, y este no era la excepción. En nuestro caminar vimos a una señora que se dedicaba a recoger esas botellas o bolsas de plástico lanzadas al piso, a pesar de haber basureros por diversos lugares. Oí varias veces a imbéciles (con buen nivel económico; no intelectual, por supuesto) que decían que no importasen que ensuciasen, puesto que había gente encargada de hacerlo. Razonamiento del más bruto que invade nuestra sociedad tan poco educada en estos menesteres. Y me he topado con gente que se llena la boca de haber vivido en el extranjero y una vez aquí se olvidan de esas sanas y correctas costumbres: la más imbécil de todas que oí era que en el extranjero no botaba papeles a la calle o no se cruzaba la luz roja, u otros detalles; pero como estaba aquí, podía hacer lo que le daba la regalada gana. Un perfecto idiota.
Dejemos cosas hepáticas y sigamos con nuestra visita a Porcón. En las vicuñas  nos detuvimos para hacer varias fotos. Soraia estaba contenta de ver estos animales tan cerca, y las fotos iban de un lado a otro. Ya el ascenso nos calentó un poco, por lo que decidimos sacarnos un poco de carga; como iba con mochila, ahí llevamos las chompas o casacas. Sin embargo, pronto nos amenazó un chapuzón. Cielo serrano, como dice la tradición, del cual no que confiar. Caminamos una trocha para ver los ñandúes y los emúes. Luego, al comenzar a bajar a las jaulas de aves y felinos, vimos los primeros grupos que llegaban gritando y corriendo, perturbando la calma del lugar. Bajaban los chicos de diversos colegios en su viaje de promoción. Da pena también ver a varios grandes animales que no tienen mucho espacio para desplazarse. Luego de las aves y felinos (una hembra estaba preñada y bastante irritada, dio un salto que asustó a varias personas), pasamos a una pequeña isla donde estaban los simios y una gran bandada de gansos (hacían más ruido que todos los grupos juntos). De ahí nos fuimos a ver los osos, desde donde divisamos al conductor; le hicimos señales para que nos recogiese en la salida, en un pasadizo donde veríamos más aves y algo que nos llenó la visita: el baile de cortejo de dos pavos reales machos con una hembra. El espectáculo nos cautivó, nos “ganamos” el momento. Así terminamos nuestra visita al lugar y nos enrumbamos a la ciudad, ahora sí más despabilados. La vista del descenso es una cosa impresionante. A lo lejos divisas el cerro Quilish que fue motivo de una fuerte disputa de diversos ciudadanos con la compañía minera de la zona.







Ya en la ciudad, nos fuimos a almorzar al Costa del Sol, un suculento almuerzo. Allí me encontré con una persona que no veía en años. En realidad, el almuerzo estuvo extraordinario por estas fusiones que algunos osados se atreven en preparar y también en comer, como nosotros. Fuimos a dejar algunas cosas al hotel y salir a ver la ciudad. Lastimosamente, ya habían cerrado todos los lugares de visita como el Cuarto del Rescate o el Museo del Complejo Belén; incluso el Museo de San Francisco estaba cerrado. Sin embargo, decidimos hacer una caminata por la ciudad. Cajamarca tiene bellos rincones, puertas, ventanas, pasajes, calles. Deben apostar por la ciudad como un producto turístico y explotar todo aquello por lo cual era famosa: su ganadería y mundo agrario. Cenamos con César en el Querubino para despedirnos de Cajamarca hasta una nueva oportunidad.







lunes, 2 de febrero de 2015

RECUENTO CAJAMARQUINO: EN DEFENSA DE SU PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO

Visita de dos días a Cajamarca. Gracias a una gestión que se hizo entre la Universidad Privada del Norte y la Alianza Francesa, tuve oportunidad de viajar a Cajamarca para participar activamente en las actividades promovidas por la Facultad de Arquitectura en las tres sedes y en las que la Alianza Francesa de Trujillo colaboró de manera activa con una exposición de arquitectura sostenible con obras de arquitectos europeos, sobre todo franceses, en la recuperación de edificios y espacios libres. En octubre 2013, durante los días 23 y 24 se iniciaron las actividades de la Semana de la Arquitectura y la inauguración de la muestra era el 23 por la noche. Salimos en el auto de Maxime, Director de la Alianza Francesa de Trujillo, temprano por la mañana, con Diana, su esposa, y el hijo de ambos, Lucien. El viaje fue confortable, puesto que hay una carretera asfaltada; además nos permite viajar de manera independiente y detenernos en diversos lugares; así pudimos tener vistas del río Jequetepeque, la represa de Gallito Ciego, los diversos pueblos como Tembladera, la tristemente famosa Choropampa y la impresionista vista de Cajamarca desde el cerro Gavilán. Es precisamente en este punto que la carretera se torna peligrosa no solo por el tráfico de vehículos pesados, sino por la cantidad de piedra extraída de las laderas de estos cerros que desmedra la consistencia de las mismas y permite que haya deslizamientos de tierra en periodo de lluvias afectando la carretera. Por eso se ha sugerido cambiar esta vía de acceso a una ciudad de densa población y de riqueza mineral a una que salga a las alturas de Cumbemayo, una joya ecológica e histórica que podría verse amenazada por un tráfico intenso, sobre todo de carga mineral. La empresa Yanacocha, dedicada a la extracción de oro en la zona, empresa que ha tenido diversos problemas con la población, construyó una carretera para su uso por la zona de San Pablo y que va hasta Cajamarca, saliendo por Porcón. Esta vía puede ser aprovechada, también,  para ir al bello museo de Kunturwasi, y cuya accesibilidad es precaria.

Llegamos a Cajamarca un poco más allá del mediodía. Nos fuimos a hospedar al hotel Costa del Sol en la plaza de armas, hotel que queda literalmente al costado de la catedral. Almorzamos algo ligero y coordinamos todas las actividades para la noche, puesto que el “plato de fondo” era la exposición virtual con la cual María Ramos y Maxime habían estado trabajando en los últimos meses. La actividad se realizó con bastante éxito por la noche y hubo un lleno total de estudiantes y docentes de la Universidad. Luego de ellos nos fuimos a cenar algo ligero. La idea era salir temprano al día siguiente para conocer Porcón y por la tarde recorrer algunos monumentos históricos del Cajamarca monumental con Eduardo Barrantes, quien fue un estudiante aquí y que en la actualidad se desempeña como docente de arquitectura en UPN de Cajamarca.



Por la mañana, lo que hicimos fue alquilar un servicio de auto privado para ir a Porcón. Así no nos preocupábamos del auto de Maxime y podíamos detenernos donde quisiésemos para aprovechar la visita. El camino desde Cajamarca es un ascenso interesante en el que vas atravesando pueblos pintorescos, cada uno con su propia tradición (tal es el caso del pueblo de Porcón, ubicado antes de nuestro lugar de visita, que celebra las fiestas de las cruces en semana santa). He visitado Granja Porcón muchas veces. Este lugar es un éxito de gestión cooperativista, el cual ha sido satanizado en las últimas décadas por haber identificado esta forma de organización social laboral con las formas estatistas; es como el modelo kibutz en Israel el cual coexiste con las otras formas y se comportan como una empresa más. Y así lo han entendido los habitantes de esta granja. Hace muchos años comenzaron con el cultivo de pinos, haciendo sus propios aserraderos, y al ganado del cual sacaron todos los productos que puedan obtenerse como queso (gran diversidad) y mantequilla. Crearon un mini zoológico (no tan pequeño) y es un lugar en el cual puedes caminar cerca de vicuñas (usualmente en estado salvaje) y ñandúes. Antes para llegar cruzabas un largo camino de trocha, rodeado de pinos, algunos de los cuales llevan colgado frases bíblicas; la disciplina de esta gente está en su evangelismo. No digo que sea una condición, pero explica la cantidad de referencias de la Biblia por todas partes: tiendas con letreros bíblicos, dichos colgados para identificar una planta de producción, cualquier actividad que se halle en esta granja tiene hasta las más graciosas referencias bíblicas. Accedimos al lugar por una nueva vía asfaltada construida por las empresas mineras. Lo que no indagué es cómo se relaciona esta institución con las empresas mineras, puesto que todos estos suelos son ricos en oro y son codiciados por estas empresas. Cajamarca vive una fuerte tensión desde hace meses por las rotas negociaciones en cuanto al oro y, sobre todo, el agua, recurso valioso para una zona en la que la mayoría de su población local es campesina. La visita fue rápida, puesto que ahora puedes ingresar con tu vehículo hasta muchas partes que solías recorrer a pie. En cierta manera, tuvimos que recurrir a esta estrategia tanto por tiempo como por la lluvia que nos recibió en cuanto llegamos. Fuimos a recorrer la parte del zoológico y ver las vicuñas, osos y los ñandúes que deambulan por los alrededores. La sección de aves es la más interesante. La gente del lugar está creando diversos servicios como hacer un hotel de reposo (no es lugar para juerga como algunos podrían especular). Es un lugar, además, que ha comenzado a ofertar paquetes de aventura, como, por ejemplo, visitar algunas ruinas incas cercanas (http://www.granjaporcon.org.pe/planea-tu-aventura.php?id=88&tit=Paquetes&ft=). Decidimos regresar temprano, puesto que Maxime, Diana y Lucien ya debían regresar a Trujillo. Yo viajaba por la noche con María en la empresa Línea. Regresamos para almorzar en el Cascanueces y despedirnos. Mudé mis cosas al cuarto de María en un hotel cercano al nuestro y llamamos a Eduardo Barrantes.

Eduardo está trabajando en Cajamarca desde hace un par de años y estuvo vinculado a proyectos de restauración en la ciudad. Con él nos fuimos a visitar el Complejo Belén, al cual accedimos sin problemas. El conjunto o complejo (lo suelen llamar así), alberga una monumental iglesia, bello monumento barroco tardío, un hospital para hombres, actualmente usado como museo de exposiciones permanentes o itinerantes; un hospital de mujeres que está separado por una estrecha calle. La iglesia tiene en su cúpula mayor unos angelitos tallados en altorrelieve y poli cromáticos.  La oportunidad que tuve de visitar este lugar en 1986 me permitió tomar fotos del lugar; ahora está prohibido. Los detalles más bellos son la primorosa portada labrada en piedra. El conjunto es del siglo XVIII, salvo el altar mayor. Hay algunos detalles de varios salones que muestran problemas de reconstrucción; por ejemplo, las instalaciones eléctricas, sobre todo en aquellos lugares que son utilizados para hacer diversas actividades artísticas como exposiciones o conciertos. El hospital de mujeres también una exposición permanente de arqueología cajamarquina, muy interesante. Las salas acondicionadas nos muestran, solo en algunas partes, las formas polícromas que era la usanza de la época. Actualmente la mayoría de iglesias ha pintado sus paredes con un solo color. Se han perdido bellas manifestaciones del imaginario de entonces. Había un interesante nacimiento que se halla al costado de una suerte de pared natural, una gran piedra sobre la cual han construido esta sección del conjunto arquitectónico.


El chapuzón que caía sobre la ciudad no nos impidió en nuestro siguiente objetivo: el convento y claustro de San Francisco.  La historia de este convento está muy ligada a su congregación y la ciudad.   El conjunto es mucho más impresionante que la iglesia catedral que se halla al frente de este monumento. La iglesia la he visitado con mucha frecuencia en viajes anteriores y había visitado este museo religioso una sola vez. La colección que se tiene es interesante, tiene varias pinturas (muchas en mal estado) de diversas escuelas barrocas, como Quito; además tiene pinturas del maestro Mario Urteaga. Antes de ingresar al claustro a ver la pinacoteca, se visita la cripta, la cual es una construcción muy usual en las iglesias coloniales. 



Eran los primeros cementerios de la ciudad y luego, ya totalmente lleno. Ya a finales del siglo XIX, se comenzaron  a construir los modernos cementerios que nos acompañan. Pero la cripta aún es usada por los padres de la congregación. Da mucha pena que el edificio necesita urgente una profunda restauración. Hubo salas en las que se ve que la construcción está colapsando. En una se veía las fuertes filtraciones de agua, que dejan unas oscuras marcas de humedad. Quería tomar fotos para mostrar estas marcas, pero tomar fotos está prohibido.


Como nos quedaba varias horas más por delante, fuimos a ver la catedral, la cual está muy bien iluminada. En las paredes y techos se ven los problemas de humedad.

Hay mucho por qué preocuparse del patrimonio arquitectónico de esta ciudad.