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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

jueves, 24 de diciembre de 2015

CRÓNICAS DE LAMBAYEQUE 2


Luego de Mórrope, nos dirigimos hacia Ventarrón. La primera vez, en el 2008, recuerdo que el espacio investigado era pequeño. En ese entonces también fui a la huaca Cullup. Ahora Ventarrón dispone de mejores instalaciones, hay señalética y ha crecido el espacio investigado. Ya se acerca a las pequeñas colinas de alrededores. Para hacer una buena visita, un medio día sería ideal. Lo de Ventarrón sí es interesante y, de prosperar, la historia arqueológica peruana tendrá que cambiar nuevamente. Desde el hallazgo de la tumba del Señor de Sipán hasta Caral, nuestra historia prehispánica ha estado dando tumbos positivos. La presencia de murales de más de 4 mil quinientos años en Ventarrón obliga a plantearse nuevas hipótesis. Además, desde la Dama de Cao, la presencia de la mujer en el mundo del poder ha cambiado igualmente; y parece que este lugar también demostró esa tendencia (http://larepublica.pe/07-06-2014/ventarron-el-peso-de-la-mujer-en-el-antiguo-peru). De prosperar el proyecto, el cual ha cambiado la vida de todos los pobladores de la zona, pronto estarán construyendo otro museo de sitio más, fuera de los cinco grandes que existen en la actualidad: Túcume, Tumbas Reales, Sicán, Brüning y Huaca Rajada. Hay en Huaca Chotuna, pero está esperando aprobación para tener un museo más digno para el sitio arqueológico que tiene. Nuestra guía en Ventarrón fue una joven del lugar, con buena información.  En el poblado vimos a varios estudiantes de turismo haciendo limpieza de la plaza principal.






Luego nos dirigimos a Huaca Rajada, el verdadero hogar del Señor de Sipán; bueno, uno de los tantos. En esta huaca-cementerio vemos las otras tumbas en réplicas para hacernos una idea de cómo fueron enterrados. El guía del monumento estuvo un poco exaltado con sus observaciones, menospreciando otras culturas tan o más viejas que Sipán. En este campo, del guía turístico, se necesita gente que sea más preparada, menos chauvinista y más lógica en su exposición. Decir que la era del bronce empezó en Sipán es una exageración y una falta de respeto a otros visitantes. Recuerdo cuando en 1988 hubo el revuelo del descubrimiento. También todos los problemas que se generaron con la población. Incluso hubo un huaquero asesinado. Hay muchas piezas saqueadas que circulan por el mundo impunemente, rematadas en galerías de arte o expuestas en museos a los que llegaron de manera muy oscura. Algunos gobiernos han cumplido con el gesto de devolver algunas piezas, pero faltan muchas. El robo y comercio de piezas arqueológicas o de arte es, después del narcotráfico, el movimiento de dinero ilícito más desarrollado y poderoso. Incluso hay pedidos a catálogo el patrimonio arqueológico y artístico de nuestro país es bastante codiciado. Pinturas, huacos, textiles, esculturas religiosas, estatuas mortuorias, libros incunables; todos han sido objeto de saqueos a iglesias, cementerios, huacas, casas antiguas o museos. Y las leyes son benévolas o no pueden alcanzar a gente poderosa que acuña dinero gracias a este oscuro negocio que hasta asesinatos o líos diplomáticos han causado. Se habla de una tumba anterior un poco antes hallada del joven Señor de Sipán, la cual fue saqueada y algunas piezas han sido encontradas. Se comenta que el tesoro hallado era más impresionante que las tumbas posteriormente descubiertas. Hay todo un velo de misterio que ha generado un fuerte rencor en la población. Si el río suena..






Nuestro último destino fue Zaña o Saña, la ciudad española derruida por un fenómeno del niño de 1720. Esta ciudad fue poderosa y rica. Acogió a muchas familias ricas que huían de Trujillo, luego del devastador terremoto de 1616. Ligada a la agricultura, tuvo una gran población negra por la esclavitud. Y fueron ellos los que se quedaron luego del abandono “oficial” de esta ciudad “maldita”. Esta ciudad acogió muchas iglesias y conventos, los cuales quedaron totalmente arruinados por el desborde del río del mismo nombre. De algunas queda la fachada como La Merced. De otras, la estructura como la Iglesia Matriz; de San Francisco quedan arcos; pero la que tiene mejores restos es el convento de San Agustín, una verdadera joya. Al llegar una señora nos declamó una décima sobre Zaña. Ahora hay una preocupación por preservar el monumento y trabajar por la identidad negra de la ciudad. Visitamos las instalaciones, ya hay más protección a los restos y ahora han recuperado algunos espacios que no había visto en mis anteriores. El claustro es siempre un lugar digno de ver y reflexionar. Luego de esta visita (la primera vez fue en 1984), nos dirigimos al Museo Afroperuano. Abierto en 2005, tiene una valiosa colección de la presencia negra en el Perú y en el mundo (http://www.lambayeque.info/pueblos/el-museo-afroperuano-de-zana/). Casi tuvimos la oportunidad de conversar con Luis Rocca Torres, autor de varios libros sobre la negritud peruana. En verdad, la herencia negra en nuestro país no sido profundamente estudiada y ha sido una minoría despreciada y maltratada. Por parte de mis raíces maternas descendemos de negros, pero no sabemos cuál es la herencia real. Fueron traídos desde diversos lugares de África para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar y suplantar a la mano indígena que fue bastante diezmada por las epidemias que trajeron los conquistadores. En las salas y la exposición de carretas uno puede ver cómo vivieron y cómo fueron tratados la mayoría (hay un libro interesante de José Ramón Jouve sobre el trato que se hacía con ciertos esclavos que se volvieron letrados y trabajaron en diversos oficios: Esclavos de la ciudad letrada del IEP-2005). Pero la suerte no sonreía mucho a los demás. Fue en los 70, bajo el gobierno de Velasco que comenzaron a hacerse las investigaciones históricas y sociales de esta antigua emigración.  (https://www.facebook.com/jesusgerardo.caillomanavarrete/media_set?set=a.1229411173755568.1073742051.100000600914417&type=3). Por esa época surgen personas como los hermanos Santa Cruz y grupos como Perú Negro, que comenzaron a abrir un espacio para esta minoría, de gran presencia cultural en nuestra nación: gastronomía, ritmos musicales, cantos, tradiciones religiosas y presencia en el deporte de masas como el fútbol o vóley. Pero falta mucho. Tan solo hay que oír a Victoria Santa Cruz y su poema “Me gritaron negra” para entenderlo todo (https://www.youtube.com/watch?v=lN5M0jehU7s). 









Un viaje a la historia como siempre debe ser un viaje. 

CRÓNICAS DE LAMBAYEQUE 1

Sábado 21 y domingo 22 de noviembre. La visita de Isabel a Trujillo propició otra salida a la Región Lambayeque. Un par de días antes, el miércoles 18 había ido de visita a dos museos de la Región: Sicán y Tumbas Reales de Sipán. Esta visita de un día fue demoledora, ya que era una jornada intensa que, pese a todo, no logró concretarse la visita al Museo de Sitio de Túcume, que era otro de los museos a visitar. Siempre es bueno volver a estos museos, pues muchas veces en las anteriores visitas realizadas vas perdiendo detalles por diversas razones o apuros. Un detalle: en el Museo Nacional de Sicán, ubicado en Ferreñafe, uno visita la reconstrucción de las tumbas de dos grandes soberanos de esta cultura (http://www.go2peru.com/spa/guia_viajes/chiclayo/chiclayo_sican.htm).  Desde el 2001, año de su inauguración, se muestra una tumba (la occidental) que tiene, desde su origen, una hipótesis errada. Pareciera que este señor hubiese sido enterrado de tal forma que replicase el acto del nacimiento. Pero, según me han comentado varios arqueólogos, esta tumba sufrió antaño un deslizamiento y por tal motivo quedó en una posición que hizo suponer un entierro bastante peculiar y nunca visto en el mundo, cuando todo indica que estuvo enterrado como el otro gran señor cuyo entierro visitamos en la sala contigua. (https://www.facebook.com/photo.php?fbid=1226909850672367&set=pb.100000600914417.-2207520000.1450963229.&type=3&theater). Ojalá se corrija esto, puesto que, como se indica, los mismos guías destacan esta modalidad supuesta. Este viaje sí te permite descubrir situaciones de nuestra educación. Muchos de los chicos no conocían estos lugares, pese a que ya habían estado en otros lugares del Perú e, incluso, de América, pese a ser casi vecinos.
Volvamos a nuestro viaje de dos días. En realidad, nuestra meta era Laquipampa, un refugio de silvestre que queda cerca de Íllimo, en la ruta entre Chiclayo y Olmos (http://www.rutasdelperu.org/rvs-laquipampa/).  Habíamos hecho todas las coordinaciones previas para quedarnos una noche y un par de días en el albergue de este refugio. Viajamos el sábado por la mañana. La expedición estaba conformada por Isabel, María, Lorena y yo. El paquete incluía el recojo, el hospedaje, un desayuno, almuerzo el domingo, pago de entradas y la visita a todo el santuario (lo accesible). Llegamos casi a mediodía, pero hubo un incidente con los lentes de Isabel por lo que al llegar tuvimos que buscar un lugar para poder repararlos. Una vez concluida la misión y haber cancelado lo que faltaba para pagar los servicios de los cuatro viajeros, salimos con destino a Lambayeque para almorzar ahí. Como el miércoles estuve en el lugar y había sugerido un restaurante al cual fuimos hace un par de años, nos dirigimos ahí por la variedad de precios y diversas alternativas. No hay pierde. Se llama El Pacífico (https://www.tripadvisor.com.pe/Restaurant_Review-g1926372-d6966971-Reviews-El_Pacifico_Lambayeque-Lambayeque_Lambayeque_Region.html) y tiene precios imbatibles para la calidad y cantidad de los platos ofrecidos en la carta. Una vez concluido nuestro opíparo almuerzo nos fuimos a Íllimo. La carretera es fatal, es bastante estrecha y en los pequeños pueblos de la ruta, el tránsito se hace pesado y peligroso. Esta carretera a Olmos se ve cargada de vehículos pesados (ómnibus, camiones de todo tipo de carga y dimensiones) y he visto a varios turistas aterrados, no solo por ello, sino por la velocidad en la que van los mismos transportes turísticos. El nuevo museo de Túcume atrae un interesante tráfico de turistas, pero si no mejorar la infraestructura vial, estos se van a pasar la voz sobre los riesgos que esto conlleva. Ya en el 2014, en otra visita, la ciudad de Ferreñafe era una polvareda. Y la carretera a Olmos debe ser ensanchada, señalizada y con permanente conservación. Llegamos con cierta comodidad a nuestro albergue, donde ya nos estaban esperando. Atravesamos un cementerio abandonado de la ciudad. Ha caído en el olvido luego del último Niño de 1998 y el saqueo hecho por los brujos de la zona.



Como habíamos disfrutado un par de cervezas, decidimos descansar un poco y luego ir a la piscina del lugar. En el local había un chileno que estaba por negocios ahí. Se hospedaba desde hacía un mes. Iba por la agricultura de Olmos. Salimos a la pequeña alberca; las chicas decidieron no bañarse, así que entré solo. El agua tibia y rodeados de árboles y aves. Cenamos algo ligero y nos preparamos, ya que salíamos temprano a la reserva y nos llevábamos nuestro equipaje. Las historias que nos contaba el señor que cuidaba el albergue eran interesantes. Él fue un sobreviviente del terrible Niño que tuvimos en 1982-83. Estuvo aislado por casi tres meses sobre una colina con su hermano menor por el desborde del río La Leche. Pensaba que sus padres se habían ahogado, pero sobrevivieron. Esta zona vive el trauma de un posible nuevo mega Niño.

Sin embargo, los planes cambiaron. Toda la noche llovió y las carreteras de trocha que tiene la Reserva quedaron hechas un lodazal. Así pues, nuestro guía nos propuso dos opciones: devolvernos el dinero o hacer un plan alterno de lugares que no habíamos visitado. En general, había visitado todo lo posible de Lambayeque, pero las chicas no. Propuse Mórrope y su iglesia, Ventarrón, Huaca Rajada y el museo de sitio, y Saña. Iba a ser un bonito viaje. Comenzamos con San Pedro de Mórrope. Originalmente era una reducción indígena creada en el siglo XVI (1566-67). La iglesia se comenzó a construir por esos años, pero fue muy afectada, según  los datos del libro Templos virreinales de los valles de Lambayeque de Castañeda, Espinoza y Pimentel (edición 2015) (http://libros.fcctp.usmp.edu.pe/templos-virreinales-de-los-valles-de-lambayeque/).  Luego de diversos avatares, en 1751 se logró la bendición por parte de un arzobispo limeño que se hallaba en tránsito. Y se logró que el interior estuviese cubierto de una extensa pintura mural, de la cual quedan interesantes restos en diferentes muros de la iglesia. Esra la visitamos como última lugar, pero el párroco nos atendió de manera amable y muy honesto en sus observaciones sobre el trato de estos espacios históricos. Además, a la mano derecha hay una capilla doctrinal que fue utilizada como cementerio hasta entrada la República. Esta capilla, la de la Ramada, recibió una atención especial por parte del equipo de la revista National Geographic que sacó una edición especial para “presentar” las investigaciones hechas sobre el descubrimiento del Señor de Sipán y todo el entorno lambayecano (junio 1990, vol. 177, No 6). Lo que llama poderosamente la atención es el tramado del techo y las columnas que lo sostienen, hecho en troncos de algarrobo; según la revista, esta capilla se construyó siguiendo el estilo arquitectónico moche, como se puede ver en su cerámica. Para entrar nos acompañó un grupo numeroso de niños que iban al catecismo. Uno de ellos nos trajo la inmensa llave que aún se emplea para abrir las puertas de la capilla. En esta vimos una excavación que, de acuerdo al párroco que nos acogió en la visita a su iglesia, no estaba permitida. Cosas que se ven en nuestro país. La capilla también es el lugar para un pequeño centro de interpretación donde vimos cómo manufacturan flores de papel o trabajan con el algodón original de la zona y que casi fue extinto por la campaña que se hizo para difundir el de calidad Pima. En realidad, luego de visitar esta iglesia y haber visto las muchas que hay en los pequeños pueblos, una ruta interesante sería esta: tour eclesiástico. Incluso visitar aquellas que la desidia han dejado caer en el olvido y en el desastre (como Eten o los abandonados restos de varias iglesias de Saña). 







martes, 22 de diciembre de 2015

CRÓNICAS CAJACHAS

Domingo 25. Cajamarca se levantaba, luego de haber celebrado fiestas religiosas (como nos había tocado en Arequipa). El día anterior habíamos arreglado con un señor, quien nos llevaría a un paraíso: Porcón. Con la facilidad de movernos por nuestra cuenta, acordamos ir temprano a nuestro objetivo. Tomamos un buen desayuno y salimos casi a las 8 a.m. El trayecto a esa hora no es tan pesado, pues hay poco tráfico hacia esta cooperativa que contradice a todos aquellos que no gustan de este modelo de producción colectiva. La religión, con todo el sentido vertical que esta tiene, puede haber sido un factor positivo para este modelo de éxito (me “gusta” taaanto esta palabra) económico, que permite a toda esta comunidad vivir bien. La carretera está bien tenida por lo que el ascenso es fácil y seguro (relativamente, puesto que también aquí hay locos al volante). En casi 35 minutos llegamos al cruce para descender hacia las instalaciones de la cooperativa. Llegamos al lugar que se halla enclavado entre colinas de poca altura. Previamente en la ruta te encuentras rodeado por un bosque de pinos que se ubican en una buena extensión.  Este bosque no lo pudo apreciar Soraia, pues dormía profundamente por los diversos cambios de horarios y alturas. Es otro de los medios que usa esta granja para generar recursos sostenidos. Aparte de agricultura, carnes y lácteos, la gente de Porcón ha hallado en el turismo un recursos inagotable y permanente que genera buenos ingresos a la comunidad cooperativa (http://www.micajamarca.com/Default.aspx?tabid=56). Y para esto, comenzó instalando un pequeño albergue y en la actualidad, ya vemos que le ha dado réditos y van construyendo más instalaciones. Esta tranquilidad me hace recordar a esos albergues católicos en los que me hospedé en Israel, que eran muy baratos y tenían reglas muy estrictas (toque de queda a las 10 a.m., por ejemplo). No es un lugar para ir a emborracharse o escuchar música a todo volumen; es un espacio para estar tranquilo, caminar, leer, para estar contigo mismo, cosa muy complicada en estos días. Lástima que ya tiene internet.




Una vez pagada la entrada, compramos nuestros quesos y hongos previamente para dejarlos en el auto. Así nos íbamos a evitar el tumulto que íbamos a encontrar más tarde cuando llegasen los buses y otras movilidades con paquetes de turistas. Interesante, había algunos chicos que habían venido de la selva como parte de sus viajes de promoción. Tenía entendido que estaba prohibido el Norte peruano; creo que esta no comprendía a Cajamarca. El cielo estaba escampado, pero algunas nubes amenazaban con lanzarnos torrentes de agua. Pese a todo, aunque premunidos de casacas y cortavientos y un par de paraguas, comenzamos nuestra visita al simpático zoológico que hay en la granja. Además es una suerte de vivero por la inmensa variedad de flores que puedes ver. De estar uno solo en el lugar, es el paraíso total. Luego de cruzar un pequeño puente, comenzamos a ascender hacia el lugar donde pastan muchas vicuñas en libertad y en cierta vecindad con los humanos. Antes de llegar a ello,  cruzamos la zona donde se hallan los venados, los cuales se acercaban por comida. Este tema es muy sensible y es el momento de educar a la gente de lo que quiere y no puede hacer: muchos les llevan comida chatarra, pero con llevar alimentos naturales (granos como maíz) sería lo ideal. Además hay que evitar los plásticos y chicles que algunos llevan y lanzan sin el menor remordimiento; además están las benditas botellas de plástico de agua o gaseosa que plagan cualquier lugar del planeta, y este no era la excepción. En nuestro caminar vimos a una señora que se dedicaba a recoger esas botellas o bolsas de plástico lanzadas al piso, a pesar de haber basureros por diversos lugares. Oí varias veces a imbéciles (con buen nivel económico; no intelectual, por supuesto) que decían que no importasen que ensuciasen, puesto que había gente encargada de hacerlo. Razonamiento del más bruto que invade nuestra sociedad tan poco educada en estos menesteres. Y me he topado con gente que se llena la boca de haber vivido en el extranjero y una vez aquí se olvidan de esas sanas y correctas costumbres: la más imbécil de todas que oí era que en el extranjero no botaba papeles a la calle o no se cruzaba la luz roja, u otros detalles; pero como estaba aquí, podía hacer lo que le daba la regalada gana. Un perfecto idiota.
Dejemos cosas hepáticas y sigamos con nuestra visita a Porcón. En las vicuñas  nos detuvimos para hacer varias fotos. Soraia estaba contenta de ver estos animales tan cerca, y las fotos iban de un lado a otro. Ya el ascenso nos calentó un poco, por lo que decidimos sacarnos un poco de carga; como iba con mochila, ahí llevamos las chompas o casacas. Sin embargo, pronto nos amenazó un chapuzón. Cielo serrano, como dice la tradición, del cual no que confiar. Caminamos una trocha para ver los ñandúes y los emúes. Luego, al comenzar a bajar a las jaulas de aves y felinos, vimos los primeros grupos que llegaban gritando y corriendo, perturbando la calma del lugar. Bajaban los chicos de diversos colegios en su viaje de promoción. Da pena también ver a varios grandes animales que no tienen mucho espacio para desplazarse. Luego de las aves y felinos (una hembra estaba preñada y bastante irritada, dio un salto que asustó a varias personas), pasamos a una pequeña isla donde estaban los simios y una gran bandada de gansos (hacían más ruido que todos los grupos juntos). De ahí nos fuimos a ver los osos, desde donde divisamos al conductor; le hicimos señales para que nos recogiese en la salida, en un pasadizo donde veríamos más aves y algo que nos llenó la visita: el baile de cortejo de dos pavos reales machos con una hembra. El espectáculo nos cautivó, nos “ganamos” el momento. Así terminamos nuestra visita al lugar y nos enrumbamos a la ciudad, ahora sí más despabilados. La vista del descenso es una cosa impresionante. A lo lejos divisas el cerro Quilish que fue motivo de una fuerte disputa de diversos ciudadanos con la compañía minera de la zona.







Ya en la ciudad, nos fuimos a almorzar al Costa del Sol, un suculento almuerzo. Allí me encontré con una persona que no veía en años. En realidad, el almuerzo estuvo extraordinario por estas fusiones que algunos osados se atreven en preparar y también en comer, como nosotros. Fuimos a dejar algunas cosas al hotel y salir a ver la ciudad. Lastimosamente, ya habían cerrado todos los lugares de visita como el Cuarto del Rescate o el Museo del Complejo Belén; incluso el Museo de San Francisco estaba cerrado. Sin embargo, decidimos hacer una caminata por la ciudad. Cajamarca tiene bellos rincones, puertas, ventanas, pasajes, calles. Deben apostar por la ciudad como un producto turístico y explotar todo aquello por lo cual era famosa: su ganadería y mundo agrario. Cenamos con César en el Querubino para despedirnos de Cajamarca hasta una nueva oportunidad.