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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

viernes, 6 de enero de 2012

EL BANQUETE DE LA IMAGEN

(Este artículo ha salido publicado, más breve, en la revista CÍRCULO SOCIAL, No 2)

Que el cine es un libre espacio de ideas, nadie lo puede dudar. Que muchas de estas ideas se sinteticen en este espacio audiovisual, también nos queda bastante claro. Y que el cine tome algunas de estas ideas para hacerlas su leit motiv, es un punto que no se puede discutir.

El cine ha tomado muchas de las actividades cotidianas y las ha convertido en una temática que focaliza toda la acción de los personajes e incluso condiciona las escenas, guiones, fotografía y hasta la banda sonora. Un objeto puede ser el hilo de una historia, como, por ejemplo en la ópera Otello de Verdi, un pañuelo, el cual puede ser un mensaje de amor o la marca de una fatalidad por venir. Así hemos tenido autos bondadosos o asesinos, cartas fatales o de amor tardío; el repertorio es amplio.
Ahora bien, la conjugación de artes, sean mayores o menores, pueden traer felices consecuciones para el séptimo arte. La danza ha hecho su aporte con obras que se tornaron hitos para el cine como Amor sin Barreras (West Side Story), puesto que lo que no se podía expresar por los parlamentos o imágenes lo hacía el canto y la danza, complementando un mensaje real y estético bastante maduro. La pintura nos impresionó en el film Andrei Rubliev de Tarkovski, cuyas escenas finales con los acercamientos (close-up) de los iconos rusos que él pintó no pueden ser borradas de nuestras retinas. En las otras artes han aportado grandes obras para el cine. Le ha pasado también a la Tira Cómica (para muchos la octava arte) que incluso ha cuestionado un poco algunas esencias del cine.
 ¿Y la gastronomía? ¿Puede esta efímera arte aportar algo significativo al arte cinematográfica? Difícil pregunta y mucho más difícil poder dar una respuesta contundente que incluya a la gastronomía dentro de la pléyade compartida de todas sus hermanas. Todas las películas tienen en su desarrollo escenas de comer sea de manera individual o grupal, como se convierte en una acción cotidiana o accidental como parte de la narración; es como respirar, beber agua. Otras tomaron el acto de comer como el marco en el que se realiza un acto gravitante para la trama; así tenemos el asesinato cometido por Al Capone contra uno de sus compinches en uno de los banquetes ofrecidos por él en Chicago en el film Los Intocables de Brian de Palma, cuando Capone (Robert de Niro) propina a su secuaz un soberano batazo que le revienta la tapa de los sesos y, con una vista aérea, vemos cómo la sangre del delincuente va tiñendo de rojo el pulcro mantel blanco del banquete. O las dos masacres infringidas, siempre en banquetes, a varios delincuentes en algunos restaurantes de Tokio en el film Kill Bill 1 de Quentin Tarrantino; la primera O-Ren (Lucy Liu) realiza una masacre alrededor de una mesa para un banquete ofrecido a todo el mundillo del hampa japonés, sobre todo para matar al asesino de sus padres; la segunda es la revancha de La Novia (Umma Thurman) contra O-Ren en una masacre gore en el restaurante La Casa de las Hojas Azules. Las escenas son brutales, todas plenas de sangre, cuerpos despezados y filudas espadas manejadas diestramente. Cortes finos.
Pero repasemos algunos films que hicieron de la culinaria su motor de inspiración, su leit motiv. Y que son ciertos hitos en el cine, mostrándonos todo un interesante filón para trabajar. Son dos en las que centraremos nuestra atención: El Festín de Babette, del danés Gabriel Axel (1987) y La Gran Comilona de Marco Ferreri (1973). Ambos filmes tienen en la comida su motor narrativo y todo se centra en ello. Hay otros films que tienen la misma temática, pero no llegan a la calidad de estos. Festín es un film franco-danés, basado en una narración corta de Isak Dinesen y situado en 1871 en un pequeño pueblo de pescadores de la península de Jutlandia; este nos cuenta la historia de una mujer francesa que huye de la Revolución de la Comuna de París y busca refugio en casa de dos hermanas solteras, hijas de un pastor protestante que las educó rígidamente. La refugiada era una notable chef de alta cocina francesa y decide hacer un banquete para celebrar el centenario de su padre fallecido. Así nuestra principal cocinera (Stéphane Audran), habiendo ganado una importante suma en la lotería, decide hacer un festín para sus receptoras y sus amigos; según la tradición religiosa, el reconocimiento de estas delicias incurría a cada uno de los comensales caer en el pecado de la lujuria y gula. Vemos a lo largo del delicioso festín cómo cada uno de los invitados va cediendo ante la majestuosidad culinaria que tenían delante de ellos; pero ¿en qué consistía este banquete? La obra literaria no dice nada al respecto, pero cuando fue llevada al teatro por el grupo Oobleck, los artistas crearon su propio menú. Para este grupo, dar mayor realismo es hacer la cena en pleno escenario y luego invitarlo al público. ¿Cuál es este menú? Blinis a la Demidoff, una suerte de panqueques con gallina, cubierto de una pasta de caviar; luego un plato especial Codornices en su sarcófago, puesto que la carne de esta ave queda envuelta en una pasta a base de trufas, todo adornado con vegetales puestos como un ramo de flores, los decorados de un funeral; y una contundente sopa de tortuga  a la Lousiana para completar el festín. Al final de este, todos los comensales caen rendidos antes la maravilla que acababan de disfrutar y, con o sin pecado, habían estado en el séptimo cielo por cerca de una hora. Lastimosamente en la pantalla no puede llegar a nosotros los olores que sí podemos tener en el teatro, pero las magníficas actuaciones de todos los comensales y el amor con el que iba trabajando la cocinera cada uno de sus platos quedaron eternamente perennizados en el celuloide. Terminada la cena, como Adán y Eva en el Paraíso después de comer la fruta prohibida, los comensales se retiran tratando de borrar de sus mentes y conversaciones el sublime momento que les había tocado vivir.
El film de Ferrara es bastante interesante y fue bastante rechazado en su estreno por proponer cosas hedonistas ligadas a lo necrofilia: un suicidio gastronómico. Comer hasta literalmente reventar. Pero comer cosas delicadas, carnes, pastas, dulces, todo un placer de cualquier paladar, pero hasta la exageración. Así cuatro amigos, dos italianos y dos franceses, deciden suicidarse en una orgía de comida y sexo. Los cuatro actores conservan sus mismos nombres de la vida real: Phillipe Noiret, Michel Piccoli, Ugo Tognazzi y Marcello Mastroianni; todos ellos de diversas profesiones y exquisitos en sus detalles, se reúnen en la casa de los abuelos del primero y para tal motivo traen todos los mejores productos para hacer un gran banquete; vemos ingresar a la casa camiones con carga de lo más variada, carnes de cerdo y venado, aves como codornices o faisanes; todo tipo de pastas, frutas, vegetales y hortalizas. Las mesas de la cocina se van llenando pescados y legumbres (como en las amplias cocinas en el film Lo que queda del Día), y luego todo eso convertido en deliciosos platillos que van llenando la gran mesa (escena que fue evocada en La Edad de la Inocencia  de Martin Scorsese), todo para un solo propósito: suicidio. Uno a uno los comensales van perdiendo la vida rodeados de comida y acompañados en un principio por prostitutas y luego por una de ellas que los acompaña en su empresa, la voluminosa Andrea Ferrol.

Estos dos films sintetizan que la gastronomía también puede acompañar bien al cine. Creo haber dado una respuesta satisfactoria a la pregunta. Creo.

jueves, 5 de enero de 2012

LAS VÍCTIMAS DE LA LISTA NEGRA: CINE POLÍTICO

“Víctimas de la Lista Negra”



José María Latorre







Es una permanente discusión el definir las funcionalidades del arte. Es por todos sabido que el arte es el reflejo de una coyuntura en el campo de la superestructura social, con otras manifestaciones del intelecto humano; como la filosofía, la ciencia, la religión, etc. Bajo esa perspectiva, el arte (incluido el cine) es el reflejo de su época (una función descriptivo-didáctica); una denuncia de su época (función de compromiso); una alegoría de la misma o una evasión (funciones de elisión o lúdica). El cine ha sido siempre una arte masiva (de eso era consciente Lenin) y el poder de la imagen arrastra al espectador a una rápida lectura del mensaje. Sus orígenes estaban ligados a la diversión de vaudeville, actividad de la cual se origina el reconocido padre de la cinematografía: George Méliès. Pero, aun así, Méliès no dejó de trazar muchos rasgos ideológicos en algunas de sus grandes obras. Por ejemplo, en EL VIAJE A LA LUNA, inspirada en Julio Verne, Méliès ensalza la gloria de Francia y al desarrollo industrial. Otro caso es el del director norteamericano D. W. Griffith, quien a través de su film EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN, hace una apología racista y a favor del Ku Klux Klan. Debido a este relativamente fácil recurso es que muchas veces el cine ha sido sacrificado en pro de un mensaje ramplón y panfletario de ambos bandos, desde las izquierdas y de las derechas. Hay muchas películas en las que la lectura es tan denotativa y chata, que es para ser entendida fácilmente por una masa analfabeta de códigos visuales. Así pues tenemos un cine propaganda que identifica a los héroes y los villanos de manera tan simplona que son un verdadero ejemplo de mal gusto y deterioro de lo que es buen cine. El maniqueísmo latente en los cuentos infantiles es trasladado abiertamente en la construcción de caracteres o en la interpretación histórica de eventos, incluso documentados, para darles un abierto sesgo ideológico.

Por lo mismo que esta arte tiene en su haber un carácter fuertemente didáctico, pocas veces puede escapar a las garras del control de un sistema. La intencionalidad debe ser clara y sin tantos ambages. A lo largo de la historia del siglo XX, países de gobiernos autoritarios usaron al cine como una abierta difusión de su ideología. El Japón belicista del periodo entre guerras utilizó una maquinaria cinematográfica para justificar la invasión de Manchuria y su espíritu expansionista. La Alemania nazi también produjo algunas obras impecables e ideológicamente peligrosas. Igualmente el mundo soviético de Stalin tuvo algunos genios a su favor como Eisenstein, aunque escapó de sus famosas iras que terminaban en deportaciones o asesinatos. El periodo de la guerra fría generó toda una producción alucinante (de ambos bandos) de un cine propagandístico para justificar acciones que se iban desarrollando en el contexto. Los artistas pocas veces han logrado trascender ese control; así el tristemente célebre McCarthy casi arrasa con la intelectualidad norteamericana. Ya en otras partes del mundo, los ejemplos son diversos y alarmante: Pinochet oscureció Chile y las juntas militares argentinas, desde Videla hasta Galtieri, mandaron al exilio a cientos de sus ciudadanos o varios engrosaron las listas de “desaparecidos” por no comulgar con sus ideas; el Khmer Rouge mató a tanto intelectual en Camboya que ya parecía una sociedad de la Edad de Piedra. Es que el arte y la educación son un peligro, y son los primeros que sufren embates directos o sutiles como esa simpática explicación que “con el fin de priorizar necesidades, hay que hacer reajustes”.


O BEIJO DA MULHER ARANHA (EL BESO DE LA MUJER ARAÑA) HECTOR BABENCO 1985 Esta quizá sea una de las mejores películas de este director brasileño. Está basada en la obra del polémico escritor argentino de Manuel Puig del mismo nombre. Un preso político (como los muchos que ha tenido América Latina) comparte una celda con un homosexual. Este último se vuelve en un informante, pero la situación va cambiando y lentamente abraza la causa del militante, sea por amor o por convicción. La película tiene trazos de memoria que nos reconstruye cómo es que Valentín (el preso político) y Molina (el homosexual) recalaron en la prisión. Además nos muestra el duro trato que ejerce la policía política que la civil (variantes de la famosa SS nazi) y también los diversos métodos persuasivos empleados para conseguir información por parte de los prisioneros.

ÉTAT DE SIÈGE (ESTADO DE SITIO) COSTA GAVRAS 1972 Este director francés de origen griego se ha caracterizado por haber dado filmes de marcado tinte político. Y este es uno de sus clásicos. El enviado especial del gobierno norteamericano, Dan Mitrione (Yves Montand) llega a Uruguay para “aportar” con ideas en el problema tupamaro, movimiento guerrillero que golpeaba a los diversos gobiernos de turno. La ascensión de José María Bordaberry y su famosa “dictablanda” (dictadura civil) permitió recurrir a fuerzas policiales externas como la brasileña, muy desarrollada en la lucha contra las guerrillas urbanas. Este famoso asesor llegó a Uruguay como asesor agrícola (me hizo recordar los enviados israelíes para asesorar las fuerzas de seguridad peruanas), pero ya los tupamaros estaban advertidos. Su secuestro causó revuelo en el parlamento y, luego, fue enjuiciado y ejecutado. Su cuerpo se envió de retorno a USA, se le declaró héroe de la democracia e incluso calles y parques (incluso una estampilla alusiva) llevan su nombre. Imagino que el actual gobierno (Tabaré Vásquez fue un antiguo tupamaro) habrá enmendado el error. El film fue realizado en el Chile de Allende.

MEMORIAS DEL SUBDESARROLLO TOMÁS GUTIÉRREZ ALEA 1968 Una década después Gutiérrez Alea se embarca en esta inmensa película que es tratada como si fuese un documental. Con extensos y breves flash-backs recreados, nos cuenta cómo fue el éxodo post Batista y los lentos y peligrosos cambios de la nueva sociedad que aspiraban los cubanos. El contexto histórico es el famoso caso de los misiles y la posible invasión norteamericana en la época de Kennedy (1962). Mientras vamos viendo el juicio contra los contrarrevolucionarios de Bahía de Cochinos, Sergio va haciendo su vida. Este había decido quedarse en Cuba, mientras que su familia salió para Miami. Como un relato personal, reconstruye su pasado con el de Cuba. Y el proceso es doloroso, adecuarse a una nueva vida, nuevas leyes, nuevas reglas sociales combinadas con los prejuicios que todos y cada uno arrastramos en nuestras vidas sociales. El film culmina con la preparación casi paranoica (aunque justificada con el advenimiento de una tercera guerra mundial) para evitar una invasión norteamericana muy voceada.

IN THE NAME OF THE FATHER (EN EL NOMBRE DEL PADRE) JIM SHERIDAN 1992 Primera parte, Guilford en Londres, 1974; una bomba destruye un bar frecuentado por soldados británicos. Segunda gran escena; calles de Belfast, todo un volcán de problemas entre católicos irlandeses, el IRA y las fuerzas armadas inglesas. Esta es la historia de Gerry Conlon (Daniel Day-Lewis), sus amigos y su padre, Giuseppe, quienes estuvieron injustamente prisioneros en cárceles inglesas por un crimen que no cometieron. Es un hecho de la vida real que movilizó a todo el sistema legal y judicial ingleses por una decisión que fue todo un escándalo, ya que los mantuvieron en prisión más de una década y media por un error de haberlos considerado militantes del IRA. Con música de Bono y otros músicos de origen irlandés se volvió un clásico en la lucha de los derechos del ciudadano, habida cuenta que en todas nuestras sociedades, sobre toda la peruana, hay aún cientos de personas inocentes encarceladas que claman por justicia. Así como personas que hicieron de su causa, justificaciones de crímenes de lesa humanidad.

Z COSTA GAVRAS 1968 Este interesante filme narra los días previos al golpe militar en Grecia. El asesinato de un político muy popular necesita ser acallado por el aparato militar, que se ve acorralado por un juez honrado que hace cumplir la ley (¿será posible esto en nuestro país?). Con la participación de los actores franceses Yves Montand y Jean Louis Trintignant, la película es un juego semántico con la letra (que el título de este filme) que en griego tiene lexemas ligados a Libertad, palabra peligrosa para los extremistas de derecha que lo asesinan. La posibilidad de la implantación de la justicia desemboca en un golpe de estado militar en la cuna de democracia histórica. Varios artistas griegos que fueron forzados al exilio, también participaron en esta película como Miki Theodorakis o Irene Papas. Ganó Oscar a mejor película extrajera y Premio del Jurado del festival de Cannes.

MISSING (DESAPARECIDO) COSTA GAVRAS 1983 Este film está circunscrito dentro de las películas políticas, sobre todo viviendo de un director como Costa-Gavras. Pero si por muchos años, los concursos le eran esquivos a nuestro director por razones obvias, Cannes lo premió con esta extraordinaria historia de la vida real. Chile era el paraíso de muchos idealistas en la época de Allende; la junta del asesino Pinochet mató a muchos de estos, sin escatimar nacionalidades; así cayeron brasileños, peruanos – un compañero de colegio fue asesinado allí, en Santiago – mexicanos, y también norteamericanos. Tras muchos años, ya está totalmente demostrada la participación de la CIA en el golpe chileno; y esto, siendo política de estado, postergó y trasgredió cualquier derecho social o personal, incluso de sus compatriotas. Jack Lemmon hace una impecable actuación como el padre de Charles Horman, quien fue ejecutado por la junta militar.


SALT OF THE EARTH (LA SAL DE LA TIERRA) HEBERT BIBERMAN 1953 Este es la película más prohibida y maltratada del cine norteamericano y la primera de la lista negra de la era macartista. A modo de un sencillo documental, muestra el desarrollo de la huelga minera en Silver City, Nuevo México. Las demandas eran concretas: mejores condiciones laborales (seguridad laboral), mejores viviendas para las familias de los trabajadores latinos. Los actores fueron los trabajadores mismos, con su líder sindical a la cabeza, Juan Chacón, y el negociador de la empresa Empire, Clinton Jencks. Este último fue separado de la misma no por su capacidad de negociación, sino por haber caído en desgracia por la comisión McCarthy. El film recibió todas las censuras posibles y se hicieron todas las negociones pertinentes para no ser proyectada. Pero el diario New York Times lo declaró un film pro-humanista. En 1992, fue reconocido como patrimonio fílmico norteamericano. No hay marcha atrás.

EL CRIMEN DE CUENCA PILAR MIRÓ 1979 Esta es una de las películas que muestra el deshielo de la sociedad franquista española tras la muerte de Franco. Y lo hace esta magistral directora española, muerta muy joven, quien dirigió, posteriormente, desde la oficialidad cultural el renacer del cine de la península. Esta es su segunda obra y con ésta despercude a la pacata y conservadora sociedad con una verdadera denuncia histórica en la que cuestiona a una de las instituciones más inviolables de la era franquista: la policía. Y de refilón, a la iglesia y al poder judicial. La desaparición de un pastor se vuelve la obsesión de policías y jueces por hallar culpables; y esta culpabilidad se la imputan a dos amigos suyos. Son torturados, vejados e inducidos a auto culparse, por acciones crueles y sádicas de algunos policías, con el beneplácito de las autoridades religiosas y civiles. Incluso se les había condenado a muerte, pero se conmutó a prisión por varios años. Logran ser indultados y mal recibidos por su sociedad. Hasta que el supuesto occiso retornó a su pueblo. Interesante documento, tan incómodo que en muchas partes se evitó su proyección.