Paolo va al Mundial ¡Yupiii! Eyvi
Ágreda ha muerto ¿Quién es esa? Contrastes que retratan la sociedad enferma y
casi estúpida en la que hemos convertido.
La población, gracias a sus
absurdos medios masivos de comunicación, ha seguido la telenovela Paolo vuelve
hasta el hartazgo. Han llorado, se han declarado en luto; hasta las ventas de
televisores y cerveza bajaron. Mucha gente que aún pugnaba una entrada para los
partidos de Perú en Rusia se sintieron desilusionados y desesperanzados por que
la Selección se hallase desvalida, coja, sin aliento. Nulos. Ahora, gracias a
la magia de declarar apto a una persona que, a todas luces infringió reglas de
ese negocio que es el fútbol, el país vuelve a latir, vuelve a ver las arcas de
algunos comerciantes inflarse, vuelve a sentir orgullo de pertenencia. Vuelve a
sentirse peruano. La terquedad para lograr ser validado como apto y poder
pelotear con sus compañeros se parece a las acciones que realizan muchos
alumnos de diversas universidades que lloran por sus notas para ser aprobados y
te lloran para que les regales medio punto y aprobar el curso, a pesar de su
mediocridad; incluso amenazan con ir a INDECOPI (¿o Suiza?) para lograr de
manera irregular lo que se sabe se hizo a través de subterfugios, más que por
méritos propios. La novela Paolo se parece tanto a esa mediocridad cotidiana
que aspiran llegar a un fin no importando los medios. Y la sociedad acrítica en
la que nos hemos convertido acepta la condición de pobre hombre a un tipo que
ha ganado millones para él y su familia, la que ha sacado provecho de su
talento deportivo. Tanto así que pedían la acción masiva de la gente que se soliviante
contra las sanciones impuestas; felizmente la poca cordura que nos queda como
sociedad actuó para no apoyar esta absurda medida, pero hubo muchas personas
que lo pedían a través de las redes sociales. Mientras la novela seguía su
curso, la sociedad peruana era testigo de acciones insólitas por parte de su
Congreso con sus inexplicables compras justificadas bajo amenazas a quienes
veían en estas adquisiciones un insulto a los ciudadanos afectados por las
alzas gracias a la modificación tributaria. El gobierno, lejos de actuar con
decisión, se hizo de la vista gorda a acciones que contradicen su plan de
austeridad. Las protestas, para los padres de la patria o diversos de
comunicación, han sido vistas como actos terroristas aislados. Percepción pobre
y confabulada que los aísla de la aceptación ciudadana.
En la algarabía no tan
gratuita del final ¿feliz? de la telenovela, un rumor inquietante empaña el
happy end. La muerte (feminicidio total) de Eyvi Ágreda, la chica que fue
atacada dentro de un bus, perturba la alegría del placebo Paolo. Los medios no
pueden ocultar esta realidad, incómoda para una sociedad que estaba en la
cúspide de un éxtasis ligado a la mística con imágenes de la selección de
fútbol casi canonizada. ¿Nos afectará? Lo dudo, tenemos Paolo hasta el hartazgo.
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