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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 2 de julio de 2017

PREVENCIÓN A LA PERUANA (ARTÍCULO PARCIALMENTE REPRODUCIDO EN DIARIO LA INDUSTRIA TRUJILLO DOMINGO 02 DE JULIO)

El incendio que estalló en instalaciones informales en Lima la semana pasada es el corolario de esa cultura que se vive el día a día entre la informalidad y la inseguridad. El incendio, además de haber desnudado una de las conocidas y frecuentes formas de esclavitud moderna en nuestro país, nos ha confirmado nuestra informalidad en cuanto a medidas de seguridad se refiere, a la que no escapa ningún estamento socioeconómico de la sociedad peruana. Es la cultura del vivazo o pendejo empresario que actúa sin ningún tipo de escrúpulos que atenta abiertamente contra cualquiera de nosotros; pero también en la actitud discutiblemente justificada de muchos ciudadanos que emplean herramientas de trabajo que son unas verdaderas armas mortales. Salvando distancias, la actitud de un dueño de microbús de casi treinta años, contaminante y deteriorado, se asemeja a la de un dueño de un local en el que hay muchos problemas técnicos de seguridad: les importa un bledo la vida de los demás, incluso la suya misma. Cada uno tiene sus justificaciones, las cuales servirán poco cuando tengan uno o más muertos entre sus manos.
La cultura de la prevención y seguridad es tan poco desarrollada en nuestro país por diversas razones: educativas, económicas, culturales. Por ejemplo, la gente gusta reventar pirotécnicos en fiestas religiosas; fuera de ser molesto a los oídos de todo ser viviente, es un gran riesgo y puede ser causales de incendios. Pero se justifica, por costumbre. Por otro lado, muchas de las acciones que diversas instituciones hacen como medida de prevención son cuestionadas o rechazadas sin comprender que se hacen las mismas con el fin de velar por su seguridad y sus vidas. Fui testigo del malestar manifestado por diversas personas al querer entrar a un lugar cuyo aforo no era más de 70 personas. Lejos de entender razones válidas, las personas cuestionaban la decisión de no permitir el ingreso a pesar de saber que se exponían a una situación de riesgo tanto para él como para los demás.
Pero, lo criminal en todo esto es la negativa de tomar medidas de seguridad por cuestión de “ahorro”. Para muchas empresas, la seguridad se sigue pensando como un  gasto y prefieren invertir en la coima a funcionarios inescrupulosos y corruptos, otros criminales en esta situación, antes que en sistemas para prevención de alto nivel. Y esto sí cruza todos los niveles sociales: las discotecas son una muestra y aún queda el recuerdo de Utopía, cuyos dueños prácticamente salieron indemnes de una sanción mayor. No está lejos el siniestro de los cines UVK en el exclusivo Larco Mar que mató a cuatro personas y ahora queda en el olvido colectivo. Quizá en un par de meses este grave incidente quede, como siempre, en el rincón de la amnesia colectiva que los peruanos sufrimos.






domingo, 18 de junio de 2017

DROGAS Y LA POBLACIÓN VULNERABLE (ARTÍCULO PARCIALMENTE REPRODUCIDO EN LA INDUSTRIA TRUJILLO 18 DE JUNIO)

La población infantil y juvenil es un segmento social y demográfico muy extenso y bastante vulnerable. Es un campo atractivo para los estrategas de marketing y esto nos hace entender por qué la publicidad y los segmentos comerciales juveniles e infantiles pueblan las pantallas y los parlantes de cualquier medio de comunicación; incluso su presencia va más allá de los horarios anteriormente identificados como adultos, pues se filtran con cierta facilidad al haber un público adolescente que “pulula” libremente en esas franjas horarias. Y son potenciales consumidores. Estamos hablando de una gran masa de consumidores natos, cuyos filtros de realidad no son del todo estables y diversos objetos y servicios han ocupado los roles tradicionales conferidos a los padres de familia.a
Este gran peligro es lo que permite entender por qué la droga, como cualquier otro agente de atracción sucedánea, es interesante para esta población vulnerable, la cual ha desarrollado escasos o débiles controles de censura o de auto represión. El mundo infantil y el juvenil se encuentran libres de alcanzar el mundo del adulto sea por permisividad o por debilidad del mundo adulto, el cual es aprovechado por los inescrupulosos. Cualquier comerciante sin reparos lo sabe y encuentra las fórmulas fáciles para que un padre de familia, agobiado por diversos problemas o remordimientos por su escaso rol, acepte comprarle a su pequeño hijo el Ipad de última generación, la ropa de marca, los primeros cigarrillos; luego, en el descontrol, el joven crece en espacios sin límites que le permiten acceder a todo tipo de sustancias que incrementen esa necesidad de un consumo desbocado; entre ellas, las drogas.
También hay una débil educación de salud, cada vez es más sorprendente la libertad como los padres tratan las enfermedades de sus hijos: los medican de acuerdo a su experiencia. Cada vez más jóvenes toman pastillas para tratar cualquier síntoma sin que medie consulta médica alguna. El ingerir medicinas en nuestra sociedad no está mal visto. Los jóvenes pueden tomar ansiolíticos o tranquilizantes de una manera alarmante. Esta es una forma frecuente de consumo irregular de sustancias a la cual debemos de llamarla por su forma básica: adicción. Ni qué decir del alcohol, el cual es fomentado sutilmente por medios publicitarios que ha identificado claramente al segmento de “´patas”.
También está la cultura del dinero fácil que ofrece este mundo. Muchos jóvenes vieron en Gerald Oropeza, un personaje de éxito, palabra clave que tiene una peculiar acepción en el mundo actual del facilismo y del dinero rápido. No se mide riesgos; se aspira a ser un joven de éxito inmediato, de autos lujosos, chicas de la TV estilo Esto es guerra. La frontera entre el bien y el mal se diluye y la balanza se inclina por el ejemplo.

Un mundo de presas fáciles a disposición de los comerciantes de drogas.

domingo, 23 de abril de 2017

LEER, COMPLICADA AVENTURA (POR EL DÍA DE IDIOMA Y LA LECTURA, ARTÍCULO DE REFLEXIONES PERSONALES PARCIALMENTE REPRODUCIDO EN DIARIO LA INDUSTRIA DOMINGO 23 DE ABRIL)

La actividad lectora está en crisis. Las estrategias que hemos empleado por décadas con la actividad lectora han ido colapsando en los últimos tiempos, sea porque la educación se ha deteriorado por una serie de factores externos o internos a ella, o porque los consumidores tienen otros gustos y otras formas de cómo consumir esos gustos. Esto está más ligado a todo lo que llamaríamos una lectura denotativa, pues la connotativa sí es más compleja en su elaboración y en su consumo, así como sus consumidores. Quisiera concentrarme en la connotativa, en la que la Literatura está inmersa. Pasamos a detallar:

Deterioro de la educación:
1)  Desde el punto de vista interno se centra en los siguientes ítems:
a.    Calidad docente, pues muchos docentes no son lectores activos. Se ha dado caso de que incluso se ha identificado docentes que han leído un solo libro de literatura en su formación para docente, limitándose en formas metodológicas y no aspirando más allá de los contenidos curriculares.
b.    Formas evaluativas que castran a los estudiantes con criterios rígidos y que convierten el placer de leer en una pesadilla.
c.    Malas elecciones de textos. El hecho de tener que leer clásicos no debe de convertirse en una obligatoriedad a jóvenes que no tienen el hábito desarrollado.

2)    Desde el punto de visto externo, tenemos:
a.    Criterios que someten al libro como un artículo suntuoso.
b.    Percepción de muchas personas, incluidas PPFF, que ven como no necesario comprar un libro (no confundir con texto) y prefieren derivar sus inversiones en otros artículos como celulares que lo ven como artículos más “polifacéticos”.
c.    Elementos de la sociedad que invita a las formas de adquisición de cultura de manera más “light” y supuestamente divertida.
d.    Gran brecha cultural que aleja a un lector de cierto tipo de literatura.
e.    Encubrimiento de ciertos libros ligeros como literatura. Esto se ve en todas las artes.

Formas y gustos para el consumo:

1)    La forma virtual ha invadido todos los campos. Es un desafío para los escritores atraer a lectores novatos a un mundo que les extraño. Textos literarios con hipervínculos se hacen cada vez más frecuentes, así como la conversión de textos clásicos para ser consumidos por niños o jóvenes.
2)    La imagen en movimiento sonorizada ha ganado gran terreno frente a otras formas de “lectura”. Por eso es importante que los docentes sean muy polifacéticos con sus alumnos: actores, músicos, creativos, casi todo combinado en el momento de leer en voz alta delante de sus niños o jóvenes.
3)    Reforzamiento del conocimiento a través de las ventanas abiertas en una pantalla. Un joven consume tres o cuatro ventanas en simultáneo a la vez, interesante diacronía que la lectura puede explotar; reclama de varias personas de diversas áreas para ir creando nuevas clases del futuro. Lecturas sincrónicas y diacrónicas es lo que joven ahora consume.

4)    Uso de aplicaciones e incorporación de medios y aparatos virtuales en el aula ya no es ajeno. Falta crear una noósfera virtual educativa que permita el desarrollo del conocimiento en una persona cada vez más habituada a ello.

domingo, 2 de abril de 2017

PREVENCIÓN A LA PERUANA (ARTÍCULO PARCIALMENTE REPRODUCIDO EN EL DIARIO LA INDUSTRIA DOMINGO 02 DE ABRIL)

Estamos viviendo una nueva catástrofe natural con las consabidas consecuencias sociales. Una raya más al tigre. Desde que tengo uso de razón, nuestro país ha ido acumulando una serie de medidas para atenuar la desgracia que genera cualquiera de estas catástrofes. Terremotos, aluviones, inundaciones, epidemias han desnudado nuestra informalidad, la cual puede obedecer a la ignorancia, a la desidia o, la más grave, a la corrupción.
Los antiguos habitantes del actual territorio peruano usaron diversas estrategias para poder convivir con estos desastres. Era una forma de supervivencia, pues está demostrado en la historia que grandes catástrofes fueron la causa de la desaparición parcial o total de algún pueblo, ciudad e, incluso, cultura. Es regla universal: grandes sequías derrumbaron al Imperio Egipcio. La hambruna hizo que grandes pueblos nómadas rebalsaran el Imperio Romano. La peste bubónica devastó un tercio de la población europea y significó el debilitamiento de ciudades, reinos o familias reales; con solo indicar que es uno de los factores importantes del fin de una edad, la Edad Media. Cautos de esto, muchos estadistas planificaron sus ciudades, vías de comunicación, zonas de producción agrícola con el fin de prevenir cualquier desastre. La naturaleza es poderosa, pero enseña a todos cómo saber llevarla. Un animal, sufrida una primera experiencia con un elemento natural, no acomete el mismo error. Pareciera que el hombre carece de este don. Sin embargo, tenemos ejemplos notables del antiguo Perú que trataron de domeñar el territorio: los tambos cumplían esas funciones, grandes almacenes de alimentos no perecibles que podían soportar heladas, sequías o riadas. Hay que destacar la función de la andenería, que no era un capricho estético, sino un uso racional de tierra y agua. Las ubicaciones de palacios, templos e, incluso, ciudades obedecen a una serie de medidas de prevención que, en su conjunto, no se presentan en la actual sociedad peruana. Es de destacar que Chan Chan, vista del aire, no se halla ubicada en lecho de ríos secos alimentados por diversas quebradas que rodean a la ciudad, a diferencia de Trujillo que ha sufrido hasta siete riadas de lodo y basura. Y, además, el reservorio natural llamado Mampuesto ha sido una muestra de cómo la planificación de la sociedad actual ha sido pobre y desorganizada.
La prevención evita pérdidas económicas y de vidas. Es un cambio de actitud que la sociedad trujillana, en particular, y la peruana, en general, debe de tomar. Parte de la educación y de la percepción que se tiene por los demás. Son las bases desde las cuales se debe de atacar el problema: mucha gente siente que las medidas de prevención significan un gasto no justificado, pues no hay retorno (así fue la respuesta que el Ministerio de Economía dio para las medidas de contención del río Piura que hubieran sido de utilidad en la actualidad). Esa es la justificación que demuestra que los demás son irrelevantes en su dinámica económica. Solo basta ver cuántos incendios ya se han dado en los famosos malls peruanos, paradigmas de la construcción segura moderna, para tener una idea de la forma de pensar de los responsables de crear los espacios, las medidas, las estrategias y los protocolos de seguridad. En esto subyace la corrupción, pues distraer recursos para beneficio propio significa deteriorar la calidad de materiales a usar, autorizar el uso de otros materiales riesgosos (recordar el incendio de Utopía y otras discotecas), construir aberraciones o en lugares no apropiados, usurpar zonas que tienen un fin de seguridad (por ejemplo, áreas verdes que hubieran amortiguado las recientes inundaciones), dejar de construir medios de seguridad (los famosos drenes que Chavimochic no hizo a lo largo del proyecto). Tanto lo económico como lo político, si vemos el actual panorama, son grandes escollos de un buen plan de prevención global de cualquier ciudad del país. Y por lo todo sucedido, Trujillo ha sido una víctima más de ello.
Ahora ya hablan de prevención, pues ya hay bastante presión ciudadana, la cual espero que no se disperse o se relaje una vez pasada esta situación de catástrofe. Los ciudadanos deben de tener el poder para exigir a las personas responsables para llamar a los expertos y personas competentes a trabajar en eso: planificación holística. Para eso los elegimos.
En la antigüedad, los moche sacrificaron a varios jóvenes para aplacar la ira de un Mega Niño. En otras circunstancias, la zona era arrasada como Túcume, pues sus dioses no “funcionaron” o la ciudad era abandonada como fue el caso de Zaña, pese a que las iglesias se plagaron de feligreses para pedir perdón. Ambas son medidas extremas, pero el hecho de pedir destitución de tal o cual autoridad no deja de tener un tufillo histórico. Ahora tenemos la palabra y la oportunidad para una verdadera cultura de la prevención

viernes, 17 de marzo de 2017

¿PREPARADOS PARA LA ADVERSIDAD? (ARTÍCULO PUBLICADO EN LA REVISTA CONSTRUYENDO 13 DE NOVIEMBRE 1998, HACE 19 AÑOS). SIGUE VIGENTE.

Artículo publicado el 13 de noviembre 1998, Revista Construyendo Diario La industria

Los últimos acontecimientos que abatieron a nuestro país deben de invitarnos a una reflexión sobre nuestra actitud y planificación de todas las actividades que desarrollamos, empezando por una de las más básicas y prioritarias: la educación.
Hemos sido testigos de un cambio de actitud general hacia muchos cursos escolares, desplazados unos por otros, los últimos magnificados por una serie de cambios que han venido sucediendo en los últimos años. Esta actitud, sin embargo, no solo es ajena a los PPFF o estudiantes, sino a los mismos docentes de los cursos en cuestión, lo que agrava esa dejadez traslucida en poca innovación, escasa motivación y débil capacitación que se da los docentes de esas áreas. Me estoy refiriendo a los cursos de Geografía, Historia y Educación Cívica.
Vamos paso por paso. El reciente fenómeno del Niño (1998) es un acontecimiento evidentemente geográfico, cuya repercusión se hará sentir por varios años, en un principio, negativos; y, de ser bien canalizados, en positivos. Este acontecimiento ha sido estudiado por mucho tiempo por los científicos especializados en geografía física y climatología. Los instrumentos cada vez más sofisticados permiten obtener datos más exactos, corroborando o corrigiendo observaciones hechas hace varios años e incluso siglos.
Es, también, un  fenómeno histórico, de marcada preocupación por todos aquellos que han sido, son y serán afectados por este acontecimiento de envergadura que causó, incluso, la desaparición o casi extinción de culturas ancestrales. Por lo tanto, las preocupaciones centradas en la visión real de que dicho fenómeno es inevitable han desarrollado, a lo largo de la historia, respuesta para poder sobrellevarlo. En algunos casos, los antiguos peruanos lograron armonizar y sobrevivir al fenómeno; en otros, significó la extinción de esa civilización.
El desarrollo silencioso de la Historia y Geografía permite entender mucho mejor por qué muchas culturas se hubieron extinguido sin que haya mediado participación externa humana (invasión, guerra). Algunos misterios comienzan a ser comprendidos en su real magnitud gracias a la necesaria interrelación disciplinaria, acción aún no del todo planteada en aulas escolares o universitarias, más por prejuicio o celos desarrollados en las últimas generaciones. Este conocimiento es necesario para cualquier sociedad, pues le permite buscar medidas preventivas y a desarrollar estrategias que nos permitan continuar existiendo evitando el colapso. Y este conocimiento, básico o profundo, se accede por la educación de toda la población involucrada.
La población, de pronto, se encontró sorprendida por aquello que ya estaba previamente anunciado. El diario La Industria publicó mapas donde figuraban datos ya observados ¡hace siglos!, datos que la arrogancia moderna jamás los tomó en cuenta. Calles céntricas del viejo Trujillo son en realidad cauces secos. Se construyeron edificaciones –hasta de material noble-en lechos de ríos secos, los cuales se colmataron (no hay que ser un genio de ingeniería o de historia para saberlo, ¿o sí?) y volvieron a su esencia natural. ¿Qué pasó con todos los sofisticados conocimientos de ciencia y tecnología frente a lo de Mampuesto? ¿Se consultó a los anales de la historia que fue un RESERVORIO creado para aprovechar las aguas de las quebradas? Otros datos, desde el aire se ve cómo estuvieron afectados, Huanchaco, Huanchaquito, Trujillo y sus numerosos barrios, el cauce del río Moche, todos anegados; pero Chan Chan no muestra amenazas de este desembalse.
¿Qué pasó con Defensa Civil, la cual TODOS integramos? ¿Qué pasó con nuestro sentido de colaboración, solidaridad y orden durante el desastre? ¿Por qué la gente se dedicaba a crear sus propias protecciones sin orden y coordinación alguna para crear una suerte de canal para canalizar las aguas que venían? ¿Dónde aprendemos esto? ¿Hay cursos destinado para esto? ¿Matemáticas, Química, IT? De aquí vienen más preguntas: ¿cuántas horas gastan nuestros estudiantes en marchar por las calles de Trujillo, las cuales no saben proteger en caso de desastre? De haber capacitado mejor a nuestros jóvenes, ¿hubiesen sido más efectivos en hallar respuestas a padres desesperados ante una casa inundada? ¿Qué les estamos negando, pues, a nuestros estudiantes en nuestros centros educativos?
De ahí vienen más dudas sobre las universidades, ¿estas instituciones que forman a los futuros dirigentes (creo) de su región, ciudad y barrio incluyen en sus estudios de la realidad, si es que los hay, la presencia de este Fenómeno? Ingenieros civiles, arquitectos, economistas, comunicadores, ¿saben lo que es el Niño y lo que debe de hacerse para atenuar sus consecuencias? Entonces, ¿es el Fenómeno del Niño un acontecimiento importante a tomar en cuenta o nos lo pasamos por alto?

En nosotros, como docentes, están las respuestas.

domingo, 11 de diciembre de 2016

LA CONSTRUCCIÓN DE UN PSICOSOCIAL (ARTÍCULO PARCIALMENTE REPRODUCIDO EN LA INDUSTRIA TRUJILLO DICIEMBRE 11)

Los lamentables sucesos luctuosos de Huaycán muestran algunas condiciones de un equilibrio social muy frágil y que es fácilmente explotado por gente sin ningún tipo de escrúpulos y que son bastante hábiles para crear los famosos psicosociales. Tomemos como referencia a la psicología social para comprender lo que es esta manifestación que toma como factor importante a la cultura. Siguiendo las explicaciones que da la fuente http://definicion.mx/psicosocial/, “existen acciones que tienen un significado concreto en una cultura determinada y en caso de interpretar esos gestos fuera de esa cultura, entonces, tienen un valor distinto”. La creación de un psicosocial malintencionado parte de la cultura de una población, en la cual también se hallan las formas de interpretación del mundo, sus valores y sus temores; así pues, como agrega esta fuente, el psicosocial “muestra cómo el hecho de formar parte de una cultura determinada […] influye en el modo de pensar y de sentir de un individuo en particular que no puede abstraerse del entorno en el que le toca vivir”. Los patrones individuales de comportamiento son dirigidos, pues, por la coerción social, algunos de estos son tan decisivos en una persona como el famoso “qué dirán”, puesto que “las normas culturales que son respetadas por un pueblo tienen un valor muy importante para los individuos que de esta forma, se ven condicionados por algo externos a sí mismos”. Las creencias sociales son decisivas para cada individuo e, incluso, muchas personas no pueden actuar sin ellas.
En la historia, Goebbels era un genio en hacerlo; creo campañas sistemáticas para crear un odio vesánico contra judíos, gitanos y eslavos. En la campaña contra la comunidad judía hizo un film El judío Süss que exploró y explotó todos los temores y fobias de la sociedad alemana que venía de una fuerte depresión económica con hiperinflación y desempleo galopante. Crearon a un culpable que justificaría todo el aparato legal, social, cultural y político de la Alemania nazi con criterio racista.
Pero, para que prospere la creación de un psicosocial en actuales condiciones hay también otro factor a tomar en cuenta: la persuasión y apariencia de credibilidad de los medios. Este factor fue muy bien empleado por el fujimorato con los famosos diarios chichas y ciertos programas de televisión. En la actualidad, ya con casi dos décadas de diferencia, los medios masivos de comunicación han cambiado y son las redes sociales (Facebook, Watsapp, entre otros) los que canalizan los comportamientos y los miedos de la gente. La inducen a reaccionar influida por el miedo y a la zozobra de un temor selectivamente explotado por estos inescrupulosos de la comunicación. Ejemplos varios tenemos: durante las últimas campañas electivas, la mayoría del electorado era sometido a diversas estrategias del miedo a través de entrevistas y de insidiosas noticias. Debemos de agregar, además, que la débil educación recibida, la poca capacidad de análisis del grueso de la población ante una noticia como esta (se la creen a pie juntillas y no se preocupan de la veracidad de la noticia) y la sensación de inseguridad que trae grandes réditos políticos a muchos delincuentes sociales, son el caldo de cultivo de cualquier creencia construida para apuntalar sus temores.

Algunos analistas políticos han visto, con justa preocupación, que el reciente incidente de Huaycán ha tenido una organización mucho más compleja que solo la reacción espontánea y ha buscado mostrar un Estado débil y golpeado por diversos frentes. No hay que olvidar que esa debilidad fue creada precisamente por el turbio gobierno de Fujimori, sumiéndolo en la  corrupción en casi todas sus entidades que lo conforman y anulando la presencia del Estado hasta volverla prácticamente nula en muchas partes de la Nación y en diversos sectores de nuestra estructura social. 

domingo, 27 de noviembre de 2016

FUEGOS QUE MATAN. ARTÍCULO PARCIALMENTE PUBLICADO EN EL DIARIO LA INDUSTRIA DE TRUJLLO 20 DE NOVIEMBRE

Hace tres semanas escribí en un diario local un artículo de opinión sobre el valor de la vida en el Perú. En ese entonces, me motivó escribir el mismo por la triste muerte de tres bomberos en un misterioso incendio en Lima aún no del todo esclarecido. Pocos días antes se había difundido por las redes un estudio realizado por William Chopik de la Universidad Estatal de Michigan (https://www.indy100.com/article/psychopaths-countries-map-world-empathy-least-seven-lowest-7363926), en el cual se ubica a la sociedad peruana como la tercera más empática a nivel mundial. El informe resulta de lo más irónico por la forma en que nosotros concebimos la seguridad y la prevención, medidas precisamente para velar la integridad de los demás y de uno mismo. De mantener ese criterio, la sociedad peruana debería de estar entre las más protectoras de la vida humana. Sin embargo un nuevo incendio este último miércoles nos salta en la cara. Así pues, todo lo que ha sucedido y viene sucediendo en nuestro país es una muestra que desmiente la posición de una sociedad altamente empática.
A lo largo de la historia peruana han sucedido diversas tragedias y desastres, muchos naturales, otros provocados por la mano del hombre, sea por intención o por descuido. Los desastres naturales son por ahora inevitables, pero la falta de previsión y el relajo en las medidas de seguridad en diversos procesos y protocolos hacen que un desastre sea altamente mortífero no por acción natural, sino humana. Los siniestros o incendios en construcciones no son de origen natural o, como aducen algunos, divino; son producto las más de las veces de la irresponsabilidad, la corrupción, la mala fe o la ignorancia de personas encargadas de dichas medidas. El uso de ciertos materiales, el otorgamiento de licencias de manera oscura, el robo sistemático de ingredientes o el uso excesivo de ciertos materiales que deberían estar de baja son algunos de los factores nada naturales que han sido grandes causantes de tragedias que comienzan con un cortocircuito, el desgaste de cables, la acumulación de material inflamable, etc. La negligencia humana está, además y hay que resaltarla, en la actitud de conmiseración que se tiene ante ciertas situaciones que sabemos son altamente riesgosas: un ejemplo de ello es el comercio ambulatorio que es permitido y hasta justificado para permitir que diversas personas puedan llevar un pan a sus hogares, cuando en realidad pueden llevar la muerte a otros. El caso de Mesa Redonda aún resuena para muchas personas, pero para otras no pasa de ser una anécdota hasta que esperemos otro gran incendio que cause la muerte de 277 víctimas. Entonces se volverá con eterna letanía y la búsqueda de culpables. Pero más irresponsable es el caso de diversas empresas que con el fin de reducir costos no titubean en “sacarle la vuelta a las normas” con el fin de incrementar sus ganancias adosando su irresponsabilidad a la vida de sus empleados, obreros o clientes. Basta darse una vuelta para ver las condiciones con las que ciertos locales de expendio masivo, centros comerciales, tiendas de departamentos en las que fueron inaugurados y en las que se encuentran ahora. Veremos puertas selladas, escasez de grifos o extintores, material inflamable que reemplaza a uno más seguro pero caro, un largo etcétera que valdría pena revisar, cuestionar y actuar antes de convertirse en un nuevo crematorio de inocentes.

Así ya podremos decir que somos una sociedad altamente empática.

domingo, 30 de octubre de 2016

NUESTRO PRIMER AMOR (ARTÍCULO DE OPINIÓN PARCIALMENTE REPRODUCIDO EN LA INDUSTRIA DOMINGO 30 DE OCTUBRE)

Quienes ya pasamos de los 50 y evocamos nuestras épocas adolescentes escolares, nuestros primeros pininos de amor tenían como referentes algunos filmes emblemáticos de la época: Melody del director Waris Hussein y Friends (Amigos) de Lewis Giberth, ambas británicas y con unas bandas musicales que aún resuenan en nuestras memorias que inmortalizaron a ambas películas. Para los cincuentones y sesentones actuales, oír a los Bee Gees o Elton John cantando las melodías principales de ambas historias de amor inocente nos hacen recordar nuestros primeros efluvios y escarceos amorosos de adolescente medio extraviado que buscaba “su lugar bajo el sol”. Nuestro acercamiento hacia la chica o chico que gustaba estaba enmarcado en interesantes cambios que influyeron en nuestra psique y anatomía, y que se ya veían reflejados en esos inocentes filmes: las primeras manifestaciones de la identidad sexual, el descubrir al otro u otra por quien se sentía una nueva a rara sensación que “alborotaba las hormonas”. Son los primeros ensayos de nuestro cotejo a la pareja, con todo lo torpe que puede ser en el aprendizaje complejo que significa enamorarse.
Pero también estaban enmarcados en perspectivas sociales que removerán los 60 y 70: la libertad sexual, el Mayo del 68, el movimiento hippie y la revolución de las flores, la minifalda, el consumo de drogas, el rock y la píldora, la posición contestataria y la crisis de autoridad. Los colegios tienden a convertirse en mixtos y los jóvenes comienzan a tener un acercamiento menos prejuicios hacia personas del otro sexo. Sin embargo, el sistema educativo no era capaz de dar respuestas a todo ese gran grupo de adolescentes que pululaban por sus aulas. Los colegios religiosos estaban en proceso de reacomodar a un Jesús más cerca de Puebla por la Teología de la Liberación que el de los altares lujosos de grandes catedrales. Y trataban de comprender a un mundo que estaba un poco “patas arriba”; en nuestra nación se daban propuestas de una reforma educativa más acorde a los nuevos tiempos; pero, como suele suceder, hubo buenas intenciones, pero no las personas capaces para aceptar el reto. Ya se hablaba de una educación sexual más abierta, pero diversas instituciones, sobre todo religiosas, pusieron el grito al cielo.
La sociedad peruana demoraría mucho más tiempo para poder asumir con mejores herramientas este problema humano que es único y común, que todos hemos pasado, pasamos y pasaremos. Y que es un quebradero de cabeza para padres de familia, instituciones educativas y profesores.  Esa persona que adolece de muchas pautas y puntos de equilibrio emocionales tiene nuevos referentes, tanto culturales como sexuales. Sus descubrimientos sociocorporales ya no se dan en las fiestas rock de los 60 o 70. Ahora hay nuevos conceptos que asumen con más desenfado el encuentro con el otro, como son las fiestas semáforo o fiestas arcoíris, o un acceso totalmente a internet con todos los riesgos que esto conlleva; los jóvenes llegan las más de las veces con mucha información recabada, pero con pocas habilidades personales para guardar cierto equilibrio emocional frente a estas situaciones. El incremento de hogares disfuncionales, no importando la razón por la que se genera esta situación, abre también un gran abanico de jóvenes que no tienen muchos referentes en sus hogares y que vienen con esos vacíos a las aulas a buscar respuestas y una suerte de alivio a este verdadero periodo doloroso de cualquier ser humano.
 

domingo, 16 de octubre de 2016

ARTE Y CENSURA: AGUDO DILEMA (ARTÍCULO PARCIALMENTE REPRODUCIDO EN EL DIARIO LA INDUSTRIA DE TRUJILLO)

Los recientes sucesos acaecidos en nuestra ciudad ponen sobre el tapete sobre la censura y la actividad artística de una sociedad. La censura es, según la RAE, “la intervención que practica el censor en el contenido o en la forma de una obra, atendiendo a razones ideológicas, morales o políticas”. Esta definición debe de ir acompañada de criterios que te permitan establecer qué es censurable, puesto que la ideología, la política e incluso los criterios morales van cambiando. Un desnudo puede ser objeto de censura en el siglo XIII medieval o en una sociedad religiosa extrema. El arte, la expresión más compleja del ser humano, le otorga diversas oportunidades para su acercamiento: por placer estético y lúdico, por hallar evasión, para conocer su realidad y coyuntura; y para “leer” la abierta denuncia sobre algo injusto que atenta contra la esencia del ser humano. Es muy difícil que la obra artística, de por sí polisémica, postergue una u otra de estas funciones que suele tener el arte en una sociedad. El Quijote, por ejemplo, es una obra que produce placer estético, que me permite conocer la España retratada en la misma, que la puedo utilizar como distracción, pero que también denuncia una serie de injusticias e irregularidades que pasaban en ese entonces en la boca de los personajes creados. Tanto así que la censura le había puesto el ojo por las observaciones que se emitían en dicha novela; se salvó del Santo Oficio al haberse entendido que el personaje era un hombre “que se le había secado el seso” por muchas lecturas inadecuadas. A lo largo de la historia el arte ha sido un tema bastante complejo de cómo tratarlo. Aunque muchos artistas usaron su ingenio para sobrevivir ante el poder político, religioso o económico de su época; varios de ellos o su obra terminaron siendo pasto de llamas o enviados al exilio e incluso ostracismo. La Italia renacentista conoció a un personaje oscuro como lo fue Savonarola, quien no solo persiguió a artistas, sino que quemó sus obras de arte. La Alemania de Hitler vio grandes piras conformadas por libros de autores y escritores judíos, comunistas o socialistas; así como condenó a la oscuridad a músicos judíos, demócratas o comunistas como Kurt Weill, Thomas Mann o Bertold Brecht. Stalin avasalló a músicos como Shostakovitch o cineastas como Serguei Eisenstein. La Argentina de los militares y su ala secreta, la triple A, condenó al exilio a personas como Mercedes Sosa o Quino con su Mafalda, la niña inconformista que molestaba mucho a los militares. El Chile de Pinochet mató a Víctor Jara y mandó al exilio a muchos artistas, algunos de los cuales continuaron su obra en otros países como el nuestro; así tenemos a la famosa bailarina y coreógrafa Hilda Riveros, quien elevó la calidad del grupo de danza moderna de Lima; o el maestro Mario Baeza quien elevó el nivel musical del Conservatorio Regional de Trujillo.
La censura económica y la política en una democracia formal son las más discretas: la decisión de poner una exposición o no publicar un libro de calidad puede tener algunos argumentos descabellados. Pero es una censura real y que impide que el arte y sus diversas propuestas no prosperen o se borren, como lo que hizo Castañeda con varios murales en Lima. Y todo apunta a que lo sucedido en Trujillo con la exposición de Álvaro Portales está en este nivel, pues raros argumentos han surgido para evitar armar una exposición de arte gráfico, cuyo contenido ya había sido difundido y socializado. A veces el desconocimiento de la obra global hace que algunas decisiones sean bastante burdas y que desdibujan a las personas que la ejercen. Esto pasó con diversas exposiciones como “20 años de historia en el Perú” o el documental sueco Tempestad en los Andes, absurdamente censurado al pensar que era una apología de Sendero, cuando en realidad era un documento que desnudaba la crueldad y falsedad de los principales líderes de este nefasto movimiento. La ignorancia es supina. 
Sin embargo, muchas veces también se han presentado ciertas irregularidades que se convierten en un abuso por parte de autores que presentan obras de menor calidad, irregulares o inconclusas, y que por razones obvias no son recibidas. A veces las reacciones son inadecuadas, pues culpan de proceder de manera unilateral (censura) por parte de los organizadores cuando quieren mantener un trabajo serio y respetuoso al público en general. Este problema se ha presentado en galerías, editoriales o salas de arte, teatro y música. Esto obedece también a la poca profesionalización, preparación y compromiso personal hacia su obra que cunde entre personas que se dedican a este complejo quehacer. 

domingo, 2 de octubre de 2016

LA VEJEZ Y LA SOCIEDAD MODERNA

La Humanidad es muy vieja, Colás, y más sabe el diablo por viejo que por diablo» (Ramón Pérez de Ayala, El curandero de su honra).  Este viejo refrán ha sintetizado la visión que da la edad con la experiencia de las cosas prácticas. Es una visión que implica respeto y admiración hacia las personas que con la edad suelen sortear con más herramientas los problemas habituales o fortuitos. En antiguas culturas, la persona anciana era una fuente del saber, de la experiencia y la de toma de decisiones agudas y reflexivas frente a una crisis u otra situación álgida que comprometía a una familia, un clan, una sociedad. El gobierno de los ancianos o gerontocracia no era mal vista, aunque con el tiempo podía devenir en una oligarquía. Esto se daba en un mundo en que el conocimiento no era tan cambiante, las formas de aprendizaje eran más lentas y evoluciones sociales lentas.
Pero, desde el inicio de la segunda revolución industrial, muchas cosas se trastocaron. Los núcleos familiares cambiaron y las fuerzas laborales frente a una máquina no eran tan diferenciadas, puesto que la fuerza bruta se reemplazó por destrezas manuales y con rapidez de aprendizaje. Esto se va a ir acentuando cada vez más en los siglos venideros. La industrialización va a exigir a la humanidad aprendizajes y adecuaciones rápidos. Esta va a ser la primera gran brecha que se va a generar entre los adultos y los jóvenes. La exacerbación de la misma es la que estamos viviendo con el desarrollo de internet que ha creado un sutil concepto de “viejo” y “nuevo”: migrante y nativo digitales.
Las sociedades ricas, además, van a estar muy ligadas a los núcleos familiares pequeños que incluso van a ver reducidas sus tasas de natalidad y que van a tener una fuerte influencia negativa en la generación de recursos para las pensiones de retiro laboral: la jubilación. Las sociedades latinas tienden a ser más, dizque, protectoras de sus ancianos, pero como sociedad es incapaz de dar una buena calidad de vida a sus millones de adultos mayores. En las sociedades ricas, esta satisfacción sí se ve de manera más mayoritaria, pese a que se puedan mostrar, a nuestros ojos, como más frías e “inhumanas”. Sin embargo, son las sociedades ricas que la van mostrando una fuerte tendencia hacia el envejecimiento social, ya que cada vez hay menos jóvenes que aporten a los seguros sociales de sus países y generen crisis en dicho sistema. Alguna vez un ministro japonés de finanzas, Taro Aso, en 2013 pidió a los ancianos de su país que “se den prisa en morir” por el gasto que ocasionaba al Estado sus tratamientos (http://www.elmundo.es/elmundo/2013/01/22/internacional/1358870209.html). En países como el nuestro, ante la mediocridad de nuestro sistema social, se creó una propuesta para asegurar nuestro futuro individual. Se desarrolló la codicia, aunque todo apunta a que está haciendo agua por todos lados.
En un mundo con estas características, ser viejo ha ampliado su “radio de acción”: ante un modelo económico bastante salvaje, la madurez ya puede entrar en esta categoría. Una persona entre 40 y 50 años tiene escasas probabilidades de hallar un trabajo dependiente por diversas razones, las mayorías económicas. Conozco a varias personas de manera personal cuyas perspectivas laborales son sombrías y que lo condenan al rincón de los “descartables”. Así como los objetos perecibles y desechables, se está convirtiendo una gran porción de la humanidad.
Esa visión es aprendida directa e indirectamente por una nueva sociedad que ya va viendo a sus adultos como lastras, cargas pesadas. Hay una comedia negra argentina llamada Esperando la carroza la que nos retrata de cuerpo entero.

Y para entrar en mayor contradicción de la situación, gracias al desarrollo de la medicina y otros factores, la gente tiende a ser más longeva. La pregunta está en identificar dónde se halla el error: ¿en la persona o en el sistema? 

domingo, 21 de agosto de 2016

EXPLOTACIÓN LABORAL INFANTIL (A RAÍZ DEL DÍA DEL NIÑO, ARTÍCULO PARCIALMENTE REPRODUCIDO EN EL DIARIO LA INDUSTRIA DE TRUJILLO)

El flagelo de la esclavitud no ha desaparecido. La explotación laboral de muchos niños de pobre condición envuelve una actitud esclavista en la actualidad. Se la empleó en épocas pasadas y actualmente tenemos formas cada vez más sofisticadas y justificadas de estas veleidades humanas. La esclavitud es la forma más barata de conseguir un recurso de trabajo casi gratuito y para eso se debe de degradar al ser humano a la condición de una bestia de carga o de una máquina, pues es una fuente de energía laboral que debe de generar muchos réditos y poco gasto. En otras palabras, una forma de alta rentabilidad.
En la antigüedad, la esclavitud logró sus formas de sofisticación durante el Imperio Romano, en el que se estableció un complejo sistema para comercialización y categorización de diversos grupos humanos (hombres, mujeres y niños), incluso con un intrincado aparato legal que permitía a una persona convertirse en un ciudadano libre o, por el contrario, en un esclavo. Los famosos gladiadores fueron, en muchos casos, esclavos que podían ganar su libertad; o, sino, una derrota de un ciudadano metido de gladiador significaba convertirse en un esclavo más. El cristianismo cuestionó este sistema y esta posición le permitió ser acogido masivamente por miles de personas en esa condición. Pero la cristianización no va a ser un impedimento de su difusión; las conquistas europeas desde el siglo XIV en adelante va a encontrar “carne fresca” en diversos continentes, sobre todo África. En América, las discusiones si los aborígenes contaban con alma o no, pese a las discrepancias o justificaciones por parte de hombres religiosos como Bartolomé de las Casas, solo van a generar atenuaciones en el trato duro y salvaje que tuvieron los conquistadores con los diversos pueblos sometidos. El nuevo sistema de esclavitud va a tener diversos nombres como obraje, encomienda u otras formas de usurpación sobre diversas etnias y culturas de la América precolombina. Lo interesante es que no solo trabajaban gratis, sino que además debían de pagar impuestos por su condición de avasallados sin importar la edad o sexo.
La expansión de los DDHH después de la Revolución Francesa ha sido un proceso largo de concientización. Y no acabará. Los últimos dos siglos han sido turbulentos con independencias violentas en antiguas colonias africanas (como Congo Belga o Argelia) o la macabra maquinaria del nazismo que clasificaba a muchas etnias como infrahumanos.  En realidad, los DD.HH. van en contra de la lógica de una obtención escandalosa de ganancias, que incluso tienen hasta legitimación (se crea un cuerpo legal para su justificación).  Las condiciones laborales de muchas empresas en el extranjero, como las famosas maquilas, no es sino una forma de explotación tan frecuente en la que se emplea a mano de obra más barata como lo son las mujeres y los niños. Y muchas empresas hacen la vista gorda ante esta cruda realidad. Es que es una ganancia redonda. Y los estratos más vulnerables, débiles e invisibles de la sociedad como lo es el niño es carne fácil de una pirámide de explotación que nace, en muchos casos, en hombres de corbata hasta padres Inescrupulosos que los emplean para obtener ganancias indebidas. Tapar el sol con un dedo.

domingo, 19 de junio de 2016

LAS RAÍCES DEL ODIO (PARCIALMENTE REPRODUCIDO EN EL DIARIO LA INDUSTRIA TRUJILLO DOMINGO 19 DE JUNIO)

El reciente y lamentable suceso acaecido en la ciudad de Orlando, EEUU, o lo sucedido con el asesinato de un joven travesti  de 15 años en La Esperanza, Trujillo, son muestras de las diversas manifestaciones de los sentimientos más oscuros que movilizan el comportamiento humano. En el caso norteamericano, todo apunta a que el móvil no ha sido una acción terrorista de carácter político, sino que sus raíces se funden en el odio al otro. Este sentimiento, definido por la RAE como la antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea, genera una profunda repulsión hacia una persona, cosa, idea, fenómeno; e incluso provoca en la persona que odia un deseo vesánico e irracional de destruir a su objetivo. El odio se origina, generalmente, en el miedo a lo que rechaza. Para entender más el hecho que segó la vida de 50 personas tomo prestado el siguiente párrafo del ensayo Odio y racismo en la institución imaginaria de la sociedad globalizada del Dr. en Filosofía Harold Valencia López de Colombia: “El odio al otro […] se instala a través de dos canales. Un canal se dirige al otro (objeto) real, como revés de la imagen positiva de sí mismo. El otro canal refracta en odio a sí mismo, porque el YO como fabricación social es uno de los primeros extranjeros en uno mismo. Es el extranjero que habita en mí y que el proceso de socialización me ha forzado a alojar, […]. Este odio de sí mismo tiene como característica su universalidad, y el sujeto necesita desplazarlo hacia objetos exteriores para poder sobrevivir. Desde esta óptica, hay una tendencia profunda de la psique humana de encerrarse, de rechazar, odiar, de sentir con hostilidad todo lo que no es ella misma, lo otro, lo distinto lo que representa una amenaza, un peligro. Esta tendencia […] es generalmente reforzada […] al conjugarse con la otra tendencia profunda de las sociedades […] a su clausura. […], la tendencia al cierre de toda sociedad, a hacer imposibles ciertas preguntas, su rechazo y hostilidad frente a lo extraño, al extranjero. […] la podremos denominar la raíz social del odio.” (pág. 4, subrayado es mío http://www.ub.edu/demoment/jornadasfp2009/comunicaciones/3_miercoles/valencia-harold-odioracismo.pdf)
Así podemos entender que las denominadas minorías alojan el odio de los demás en los miedos colectivos, manipulados por diversos intereses como los económicos, políticos, religiosos que toman esas características de la universalidad de las minorías; estas pueden ser de toda índole: racial, lingüísticas, generacional, geográficas, de clase, de género. Simplificamos en las minorías nuestros miedos-odios fortalecidos por las construcciones sociales. Y así crecen los miedos sociales como la homofobia o la xenofobia. Da pseudo fundamentos al racismo y la intolerancia religiosa, a la discriminación laboral y a la generalización ramplona de un grupo humano. La sociedad peruana, en cierta manera, resultó siendo violenta por su pasividad ante la terrible masacre con los peruanos que reunían ciertas características: pobre, quechua hablante, indígena. NN para la mayoría de la sociedad urbana costeña.
Estos miedos y odios son aprehendidos por diversos medios: el hogar, el grupo social, los medios de comunicación e, incluso, políticas de Estado, como lo fue el Nazismo como modelo más sofisticado de exterminio. Incluso todos los niveles estructurales de esa sociedad funcionaron para justificar exterminios: desde la filosofía hasta la forma de producción (llámese campos de concentración). Los odios están latentes y esperan una coyuntura para “exorcizar sus demonios” y están presentes en nuestra sociedad: así entendemos las barras bravas o la muerte de dos policías en la sierra liberteña.

Pero es la Educación la verdadera herramienta que puede contrarrestar esos desbordes. Por eso debe de ser prioridad en una nación que quiere cerrar heridas y tender puentes a las minorías con las mayorías. Proceso lento, pero urgente. 

domingo, 15 de mayo de 2016

EDUCACIÓN SEXUAL (ARTÍCULO PARCIALMENTE REPRODUCIDO EN EL DIARIO LA INDUSTRIA DOMINGO 15 DE MAYO

La sexualidad es uno de los temas más controversiales en ser tratados en nuestra sociedad. Pese a ser un asunto que tiene sus bases en lo biológico, es una entidad compleja por ser ya de carácter cultural que ha devenido en el tiempo en un gran tabú. Los órganos sexuales no son tratados idénticamente como los órganos respiratorios o de la vista. Han sido valorados de manera distinta, puesto que se han vuelto referentes culturales fuertemente ligados al poder, sobre todo cuando nos referimos a una de sus funciones como lo es la reproducción. Tan solo la imagen de una persona emasculada (varón que pierde su pene) frente a una persona que haya perdido un ojo o lisiada de una pierna tiene un tratamiento cultural que va más allá de la carencia física. Además, el mundo de la cultura visual ha utilizado el desnudo humano, sea masculino o femenino, con otras intenciones más allá de lo que significa enseñar la piel. Es un gran constructo que ha ido creando capas invisibles para cubrir con un manto mental la sexualidad de cada una de las personas y que, por diversos medios, se ha buscado cinceles para romper esa pátina oscura que cubre nuestros cuerpos.
Ingresar la sexualidad dentro de la educación ha sido uno de los procesos más complejos, mucho más de lo que fue la teoría de la evolución en el siglo XIX. El tabú fue bastante fuerte en casi todas las comunidades que recibieron formación judeocristiana en sus criterios educativos. No hay que olvidar que los planes de educación obedecen a un acercamiento de un niño o joven a su realidad; y en este acercamiento ha habido muchos elementos que han intervenido para que dichos planes sean aplicados o no. Factores políticos, sociales, religiosos, entre otros, han sido decisivos para que ciertos contenidos sean aceptados o no. Muchos docentes vamos aprendiendo en el camino cuándo se enfrenta a cierta censura tácita o explícita a ciertos temas que quisiera abordar para enfrentar ciertas problemáticas que aquejan nuestras sociedades. Incluso la educación sexual ha sido un tema que ha “viajado” por diversos cursos para poder ser enseñada dentro de un plan. Es que en realidad, este problema es un fiel reflejo de la sociedad que inspira cualquier plan curricular. La sociedad peruana puede estar enfrentando un acercamiento violento a este denso tema de forma irregular, trasgresora y con tardíos mecanismos de respuesta. En los 60, bajo la revolución hippie, las canciones de protesta y la aparición de la píldora que cambiaron súbitamente arquetipos educativos comenzando a abordar temas más actuales como la sexualidad, hubo posterior a estos movimientos respuestas conservadoras que quebraron un posible diálogo franco entre los jóvenes de esa época y sus mayores. La literatura y el cine comenzaban a romper los esquemas rígidos de una realidad que impactaba con una nueva visión del mundo que se vio desde Concilio Vaticano II, el Mayo francés y la moda unisex.
En pleno siglo XXI, con el internet invadiendo cada rincón de miles de hogares urbanos, todavía se piensa que la sexualidad no debe de ser tratada en un centro escolar. Increíblemente, nuestros jóvenes son cada vez más activos sexualmente hablando a temprana edad. El impresionante dato que en 2014, el Perú tuvo un incremento del 14 % más de jóvenes adolescentes embarazadas es una cifra escalofriante que tiene hondas repercusiones personales, sociales y económicas. Es interesante que ante esta realidad, ya algunos colegios estén dando programas de inclusión a dichas niñas o adolescentes para que frustren su carrera escolar como lo era antes. Tuve oportunidad de ver un proyecto de inclusión para estas jóvenes en un pequeño colegio de la sierra liberteña; este proyecto lo estaban ejecutando con una compañera de colegio.
El sistema educativo intenta incorporar este tema, pero las reacciones vienen de todos los frentes, sobre todo, de padres de familia. Algunos argumentos son descabellados: alguna vez oí decir a un padre que era darles herramientas para que los chicos comiencen a tener vida sexual tempranamente. No se han puesto a pensar que la educación ayuda a la prevención y esto se logra conociendo. Conocer es prevenir. Hay mucha gente, incluso mayor que no conoce su cuerpo y menos el del otro. Sería bueno ya dar un vuelco al respecto.

domingo, 24 de abril de 2016

TERREMOTO PARA DESNUDAR NUESTRA SOCIEDAD (ARTÍCULO PARCIALMENTE PUBLICADO LA INDUSTRIA DOMINGO 24 DE ABRIL)

Los desastres naturales son un reto permanente para la humanidad. Los hombres los han estado estudiando por siglos para aprender a convivir con ellos y, en situaciones extremas, reducir la mortandad en los lugares que sufriere uno de ellos. La geografía física del planeta no es estable y el hombre busca las formas y métodos para atenuar las consecuencias cuando los cambios geográficos se tornan violentos y sorpresivos. Erupciones volcánicas, terremotos, maremotos, inundaciones; diversos fenómenos naturales que han exigido al hombre aprendizajes forzosos y dolorosos. Y uno de esos aprendizajes se ha convertido en la seguridad.
La seguridad es la ausencia de peligro o la sensación de confianza que tenemos por algo o alguien. La seguridad la vamos obteniendo a través de la educación, así como, las acciones que hacemos y que se convierten en medidas y sistemas de seguridad. La población de lugares de alto riesgo termina por desarrollar una cultura preventiva con el fin de minimizar las consecuencias de un siniestro. Esto sería lo ideal.
Hay desastres naturales más allá de toda prevención y cuyas consecuencias son desastrosas y mortales. Como los históricos terremotos de Lima de 1746 o el de Lisboa en 1755,  o el caso más reciente de Japón de 2011. Sin embargo, la naturaleza humana suele perniciosa contra sus mismos congéneres y el afán de lucro está por encima y sus efectos mortales son más efectivos que los desastres en sí. Los ejemplos son de los más diversos y están muy ligados a la corrupción. Veamos dos casos: construcción en zonas riesgosas, zonas que han sido designadas como inhabitables por ubicarse peligrosamente en cauces de ríos secos o ex pantanos desecados irregularmente son ofertados como espacios urbanizados. No es raro que ante la proximidad de un nuevo fenómeno de El Niño, los medios informativos eleven reportajes advirtiendo del inmenso peligro que corren poblaciones en zonas altamente vulnerables y que no se toman medidas drásticas, sino a la espera de una desgracia mayor para recién actuar. Muchas de estas situaciones se han generado a vista y paciencia de autoridades coludidas con inescrupulosos traficantes de tierras, cubiertos con el manto de “empresarios”; la sociedad ante esta situación calla y culpa a las fuerzas de la naturalezas o divinas.

La otra está dada en el boom de la construcción que no ha sido puesto a prueba a la fecha. Es una situación bastante temeraria. Hagamos un poco de historia: en el terremoto de 1746, Lima se vino prácticamente abajo. El virrey José Antonio Manso de Velasco, Conde Superunda (sobre las olas por el terrible tsunami post terremoto) tuvo la triste misión de reconstruir Lima y Callao; pero el poder de los ricos y de la iglesia impidieron que Lima tuviese un plan coherente de reconstrucción. Diferente fue Lisboa quien tuvo a Sebastião José de Carvalho,  Marqués de Pombal, la misión de reconstruir la derruida ciudad; y este actuó con criterio científico por encima de poderosos y clérigos. E hizo una Lisboa planificada y reconstruida con un concepto de equilibrio y seguridad. En el terremoto de 1974 en Lima, nuevos edificios de concreto colapsaron pese a tener el sello de antisísmico. Queda la pregunta generada por la triste experiencia vivida por nuestro vecino Ecuador: ¿sobreviviría nuestra ciudad a un sismo de tal magnitud? Cierto es que cada sismo tiene su “identidad”; pero las fuerzas destructoras se pueden confabular con la corrupción humana. En los terremotos de Taiwán, las caídas frecuentes de edificios familiares muestran la cruda perversión de constructores: las bases de los edificios estaban rellenas de tapas de gaseosas. En un país en que los criterios de calidad se han relajado tanto para permitir el boom económico y sobrevivir a la informalidad, salta la pregunta: ¿cómo estarán las bases de los numerosos edificios familiares? Quizá, y espero equivocarme, pueda ser un temor infundado. Pero el día que Trujillo pase la dura prueba, de pasarnos algo, esperemos que no sea la acción humana la que nos cause daño.  

domingo, 10 de abril de 2016

CORRUPCIÓN NUESTRA DE CADA DÍA

Aunque la noticia no es tan nueva (un diario capitalino, La República, ya hablaba sobre el caso de los Panamá Papers), la corrupción cuyos hilos llegan a todos los segmentos de la sociedad ha vuelto a la boca de todos. Es un tema recurrente en todas las sociedades del planeta y, pese a ser nociva contra el bien social, se incrementa en países de acentuada pobreza o en las que las brechas económicas, como el nuestro, son bastante marcadas y escandalosas.
Para entender más este fenómeno vamos a tomar prestadas las ideas presentadas en la revista Filosofía Hoy No 21 con fecha de agosto del 2013 en dossier dedicado a la corrupción que azota a España y otros países (pág. 21-31). La crisis originada en los Estados Unidos en 2008 causó una serie de destapes (Maddock, uno de ellos) que por afán de lucro y una sed insaciable de bienes y dinero arrastraron a muchos ciudadanos a una seria debacle económica evitada por los gobiernos de turno de entonces: salvando bancos, por ejemplo. La revista dirigida por Amalia Mosquera habla de la naturaleza de la corrupción. Los seis puntos son claros y aplicables a cualquier caso, sea en entidad privada o pública (siendo esta última más grave ya que afecta la estabilidad de una sociedad y se instala como un cáncer o metástasis social. Todo parte de un agente corruptor que pervierte su entorno: 
1) este cree que lo suyo es más valioso (“sobrevaloración psicótica de lo propio”) frente a una subvaloración de lo ajeno, y lo hace sin remordimiento. 
2) Genera un clima de credibilidad de tal manera que las personas que sean víctimas de sus actos colaboren con ellos con toda pasividad; por eso detestan la violencia para no generar inestabilidad en su juego. 
3) Son hábiles y crean mecanismos que aseguran una cierta estabilidad para mantener la actividad corruptiva.  
4) El corrupto se convierte paulatimente en una persona admirada por dotes intelectuales y capacidad de “emprendimiento”.
5) El corrupto desprecia a las demás personas que, pudiendo hacer lo mismo, no son arrojados a realizar dichos actos. 
 6) Y por último, ya cayendo en los límites de la insania social, tiene una escasa percepción del riesgo y desarrolla una confianza amparada en la impunidad. 

En este texto aparece una explicación etológica al respecto: a lo largo de la historia el hombre ha demostrado: 
 a) un instinto permanente a obtener cosas de manera ilícita y desenfrenada; 
 b) ante el crecimiento social, apareció el bien común que trató de poner límites a la exagerada ambición al hombre de manera individual; 
 c) sin embargo, las sanciones y descrédito no son bastante fuertes, pese a ser un conjunto de acciones que atentan contra el bien común; y 
 d) los corruptos siguen actuando como si no fueran a ser descubiertos. Este es un vivo retrato de una persona y una sociedad corrupta. 
Para el destacado etólogo Konrad Lorenz, en su estudio de la adaptabilidad humana a lo largo de la historia se han ido acentuando algunas alteraciones que han distorsionado principios de supervivencia que respondían a la pregunta para qué. Así se ha llegado a casos casi enfermizos como la desmedida reproducción, el ansia competitiva, armamentismos, visto por el famoso etólogo austríaco como trastornos de nuestros mecanismos de comportamiento, que tuvieron una finalidad para preservar a la especie y en la actualidad son “mecanismos patológicos”,
Pero para todos es ya una verdad que la corrupción daña a la sociedad. Genera atrasos en todos los niveles del quehacer humano: tergiversa las relaciones humanas y pasamos a ser meras fichas de personas e instituciones que no tienen escrúpulo alguno.

Cerrando el informe sobre corrupción, se habla de Bertrand De Speville, abogado inglés y especialista en lucha contra la corrupción, quien plantea tres elementos muy importantes para la lucha contra la corrupción en una sociedad: la represión (penas duras sin capacidad de negociación), la prevención y la educación, eje importante y de los más descuidados en países pobres como los nuestros. Todo esto enmarcado en voluntad política. La pregunta es: ¿existió o existe voluntad política en nuestros entes gubernamentales frente a este hecho?

Publicado en La Industria de 10 de abril, suplemento Enfoque

martes, 29 de marzo de 2016

TEATRO Y SU FUNCIÓN EN NUESTRA SOCIEDAD (LA INDUSTRIA DOMINGO 27)

Teatro, una de las grandes artes clásicas de la humanidad, tiene entre sus funciones las de enseñar, sensibilizar y divertir a los hombres. Acompaña a la humanidad desde tiempos ancestrales y estuvo muy ligada a los ritos litúrgicos de los antiguos pueblos hasta las primeras manifestaciones en su propio lenguaje en la Grecia clásica con la que comienza a “caminar solo”.  El teatro ha sido además un instrumento poderoso de comunicación de grupos interesados que, como lo será el cine después, buscaban en este el medio para desarrollar una ideología, un mensaje, una enseñanza e, incluso, una amenaza. Por siglos, el teatro fue un arte masiva, capacidad que va a ser “asumida” por el cine como bien lo había vislumbrado Lenin y los grandes creadores de las escuelas del cine mudo (Chaplin, Eisenstein, Griffith). El teatro era popular, la gente conocía a los actores y asistían a diversas presentaciones en diversos escenarios o corrales de comedia. España tuvo un siglo esplendoroso con hombres de la talla de Lope de Vega o Calderón de la Barca. Inglaterra con Shakespeare o Marlowe; Francia, con Racine o Molière. Las cortes reales mantenían un séquito de artistas, entre ellos a los mejores dramaturgos. Las revoluciones posteriores cambiarán el sentido del teatro, pero no deja de ser masivo. Toda ciudad tiene su escenario oficial, como los tuvieron los griegos y romanos. En pleno era de la tecnología, los escenarios se han sofisticado, pero siguen vigentes y, en países de gran desarrollo cultural, sus carteleras son frondosas. Muchas ciudades del mundo, para llamarse tales, sostienen incluso compañías de teatro con las cuales miden sus estándares de calidad de vida. No necesariamente una ciudad con mucho dinero signifique una ciudad desarrollada, puesto que la cultura es un barómetro importante y, de eso, nuestro país aún tiene grandes carencias y deficiencias.

En el Perú, el teatro incluso ha abierto venas económicas que hasta una década antes no se pensaba que se podía dar. También se ha visto el rico vínculo entre la educación y el teatro, el cual encierra un enorme potencial para el desarrollo sinérgico de ambos. Se apostó por una extraordinaria experiencia lograda entre varios grupos trujillanos de teatro y una universidad local, con resultados insospechados. La jefatura de un Departamento de la misma coordinaba con promotores culturales para preparar una agenda anual de obras que estuvieran vinculadas a un tema que la universidad tomaba en sentido transversal para los cursos que incluía este departamento. Hubo temas centrados en violencia, género, inclusión, identidad, entre otros. Los estudiantes asistían a diversos escenarios de nuestra ciudad. El teatro se movía. Un año se puso en escena a 14 obras desde clásicos hasta adaptaciones modernas. Se llegó a un momento en que no había escenario disponible o había dos obras en simultáneo.
La experiencia permitió que se generase una disciplina teatral para respetar tiempos y compromisos. Además, permitió la aparición de nuevos grupos para incrementar las propuestas. Otros apostaron por traer actores y grupos desde Lima, Chiclayo y Cajamarca. E incluso de Brasil y Colombia. La ciudad se enriqueció con una variada cartelera, pero el problema fue que los mismos grupos no apostaron a crear una temporada. Hubo varias personas con las que comentaba estas actividades y se sorprendían que no se haya habido difusión alguna para que el público en general asistiese. Se limitaron a hacer la obra para los estudiantes. De haber apostado a una temporada, el público hubiera respondido. Faltó audacia.
Ahora la universidad en cuestión ya no ve relevante esta experiencia para la educación de los jóvenes. Es inaudito que las casas de estudios superiores no hayan incorporado al teatro como una estrategia de aprendizaje que volvería a Trujillo en la ciudad cultural a la que aspira retornar. Cuando la ciudad tenía menos de cien mil habitantes había compañía de zarzuela, un teatro activo, una orquesta sinfónica de buen nivel, una compañía de ballet activa, un movimiento cultural promovido por la Universidad Nacional y otros centros culturales. Ahora la ciudad tiene casi un millón de habitantes y se habla de un sorprendente boom económico; tiene más de cinco grandes universidades y muchos colegios que se jactan de promover la cultura. Comparativamente hablando, no somos ni siquiera un pálido reflejo de lo que fue el boom cultural de los 60 y 70. ¿Qué se puede hacer para achicar esa honda brecha cuando las mismas autoridades académicas y económicas no apuestan por la cultura? No solo basta tener escenarios fastuosos o remodelados, sino políticas claras que demuestren que hay una intención clara de aportar en ese proyecto de volver a hacer la ciudad de Trujillo un foco de cultura en el Norte peruano. ¿Hay alguno? 

domingo, 13 de marzo de 2016

EL PAÍS DE LA INCERTIDUMBRE

En los últimos días, el ambiente electoral ha pasado a ser una verdadera incógnita en la que el electorado peruano se encuentra sumido en el aturdimiento. A casi un mes de las elecciones presidenciales y congresales, la lista de 18 candidatos que iniciaron la carrera electoral ha quedado reducida a 14; uno por retiro voluntario, otro por decisiones gubernamentales, y otros dos por tachas a sus candidaturas. La primera es una sana ocurrencia que se da cuando un candidato pulsa la realidad y ve que sus oportunidades son bastante magras. En versiones anteriores, algunos candidatos han hecho lo mismo y lo más coherente es retirarse de unas justas en la que ya no vale la pena hacer una inversión de energías y dinero tanto para el candidato como para sus seguidores y partido. La de Urresti es una acción de sacrificio del candidato hecha para salvar la existencia del partido. Las otras tienen otra razón. Las tachas, salvo caso de gravedad evidenciada como puede ser esta coyuntura, suelen darse al inicio de cualquier periodo electoral para que esta situación no enturbie la transparencia institucional de un proceso bastante sensible en una sociedad que muestra bastante escepticismo con organismos públicos, como es el caso del Jurado Nacional de Elecciones. Ya esta entidad se ha visto involucrada en situaciones bastante escandalosas como las famosas reelecciones de Alberto Fujimori, la última bastante cuestionada por los organismos inspectores internacionales que supervisaron todo el proceso.
Estos acontecimientos están acentuando en nuestra sociedad una suerte de caos social y político heredado en las últimas décadas, generados por una “desorganización moral”. Las marchas y contramarchas de JNE y el JEE han dado la sensación de improvisación, de parcialización y dubitación que no hacen nada bien al periodo electoral. Nuestra madurez política es una utopía, estamos bastante lejanos a ello. Por lo contrario, nuestra sociedad manifiesta rasgos peligrosos desarrollados en las últimas décadas. La sensación de desorden está calando todos los niveles del tejido político hacia una anomia. Tomando como fuente al analista chileno Rodolfo Leiva, quien hace un estudio sobre la anomia política, esta se produce en condiciones de debilitamiento del aparato institucional y el alejamiento de la ciudadanía en la participación política originando “una escasa cohesión de la sociedad con baja integración de los individuos, sumado a la ilegitimidad, la corrupción y la escasa justicia. Lo que genera la llamada crisis de participación, de representación, la desafección política, la escasa ciudadanía y la consolidación del poder en  base a minorías. Es decir, una apatía política”. La coyuntura actual está alimentando esta situación tan generalizada en el electorado, inmaduro, volátil y manipulable por una serie de personajes que, lejos de consolidar principios políticos necesarios para cualquier sociedad, hacen de la masa votante un grupo de incondicionales nada leales e irresponsables de las decisiones que tomen (o no) una vez hayan sido elegidos. Los lamentables ejemplos de congresistas improvisados y tránsfugas validan.
Futuro nada auspicio para nuestra política nacional.

Gerardo Cailloma

(Publicado por extractos en el Diario La industria 13 de marzo)