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Trujillo, La Libertad, Peru
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domingo, 27 de junio de 2021

PIENSA MAL.. (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 27 DE JUNIO)


Siempre repito esta frase que dicen varios amigos extranjeros que viven o han vivido en nuestro país: “en el Perú nunca te aburres, siempre hay alguna sorpresa”. Y otra frase que la escuché hace un buen tiempo de la cual tomo parcialmente las palabras iniciales para encabezar este artículo: “Piensa mal y acertarás”. Bueno, las evidencias vividas esta semana que termina nos dan toda la razón.

Las palabras Fraude y Golpe, en sus variantes “lento” y “expeditivo” han ido tomando un matiz interesante y, tras unos audios expuestos a la opinión pública este último jueves, han tomado otros rumbos. Viene a la memoria Iván Degregori quien, al hacer un análisis de la década fujimorista con su caída por el famoso fraude electoral y los vladivideos, nos da una radiografía que parece repetirse dos décadas después solo que desde la otra orilla. Hay hechos evidentes: audios y videos, cuyos protagonistas han aceptado su existencia. Hay acciones que han sido comprobadas como las conversaciones realizadas por Montesinos desde su cárcel dorada, acción que compromete severamente a la Marina; y la conversación sostenida entre Pedro Rejas y Guillermo Sedón para “comprar” a tres integrantes del JNE, cada uno por un millón de dólares. La bomba se dio cuando la ciudadanía trataba de asimilar la maniobra hecha por Luis Arce en el mismo JNE. Las evidencias fueron presentadas a periodistas que aceptaron la invitación de Fernando “Popy” Olivera. En medio de su alucinante presentación, con gato incluido, tal era el contenido del material expuesto que los demás medios se vieron forzados a hablar sobre los mismos. Cuando escribo este artículo, la principal protagonista indirecta, Keiko Fujimori, no ha hecho comentario alguno. Imagino que está haciendo un reporte de los graves daños que esto le va a causar a su aspiración de seguir con sus cantaletas. Solo basta ver el historial de los audios para ver que uno de ellos ocurre un poco antes de iniciar el proceso de impugnación de actas de electores de la sierra peruana. De pronto, todos esos momentos que los peruanos pasamos en el 2000 vienen a nuestras memorias; así como mucha gente recuerda lo terrible que fueron los años del terrorismo; también nos debe venir a la memoria toda esa podredumbre que terminó minando, jodiendo a nuestra sociedad: la hizo trizas en sus instituciones, pulverizó la decencia cívica para prostituir todo lo que la dupla Fujimori Montesinos tocaba con sus tentáculos: entre Laura Bozzo, Rosy War, sus pseudo partidos políticos de pantalla, sus diarios chichas y sus geishas periodistas, la sociedad peruana tocó fondo. Ahora, queda analizar los alcances de este material. Las preguntas caen por su peso: ¿Cuánto están comprometidos Keiko y los líderes fujimoristas? ¿Arce con su decisión de patear el tablero? ¿La Marina? ¿Montoya y su séquito siguen leales al acta de sujeción del 13 de marzo de 1999? ¿Qué ganan Sedón y Rejas? ¿Qué gana Popy? “Piensa mal y acertarás.”


jueves, 24 de marzo de 2016

EL PODER DE LA NEGACIÓN (ARTÍCULO PUBLICADO EN DIARIO CORREO DOMINGO 20)

En 1972 estalla el famoso escándalo Watergate en los Estados Unidos. Una interesante campaña desinformativa se comenzó a desarrollar a través de los diversos canales manejados por las personas cercanas al entonces Presidente de esa nación, Richard Nixon. Esta campaña de la negación fue desmentida paulatinamente a lo largo de dos años, hasta que las evidencias mostradas por los periodistas Woodward y Bernstein del Washington Post derrumbaron toda la maraña legal y comunicativa que había desarrollado la administración Nixon. Ante tal insostenibilidad, Nixon tuvo que renunciar el 8 de agosto de 1974 para evitar ir a juicio y tener un final más penoso del que tuvo. Ahora todo esto es historia; sin embargo, estos hechos pasados nos permiten entender gestos y acciones actuales en diversas contiendas políticas como la que estamos viviendo.
En las democracias formales, como la que trata de mantener nuestra nación, muchas estrategias son retomadas de experiencias y ensayos hechos en diversos procesos electorales en esta y otras latitudes. El poder de la negación es una estrategia frecuentemente usada por candidatos de toda talla y talante que quieren ocultar algún dolo para aparentar que todo está dentro “del marco de la ley”. En la época Nixon, las presentaciones del entonces Presidente ante radio y televisión era una retahíla de negaciones ante las preguntas o dudas formuladas por los periodistas. Se acuñó esta frase cliché: “No se ha robado. Repito: no se ha robado”. Fue casi como la frase oficial que resonaba en los medios.
En los últimos años nuestra nación ha sido remecida por una serie de acontecimientos que afectan directamente a casi todos los actuales candidatos a la Presidencia o al Congreso. Estos hechos impedirían, en otras latitudes, el retorno o el ascenso en el mundo electoral de tal o cual candidato. Oscuros negociados, evidencias contundentes de corrupción, compra de jueces y autoridades, indultos escandalosos, visitas y convivencia con personajes corruptos; son algunos de los ejemplos que han originado que las estrategias de comunicación de muchos de los partidos en la actual contienda se aboquen a una intensa campaña de negación. Frases como “pesada mochila” o “se robó menos” encierran un mensaje ambiguo que ayuda a esta desinformación. Peor aún en un país cuyos medios de comunicación masivos no son del todo independientes y marcan un sesgo por tal o cual candidato al cual ayudan a destilar o borrar “su pasado”. Sin embargo, hay periodistas y personas que trabajan en el mundo de la información que mantienen fresca la memoria para una población que carga sobre sus espaldas haber sido gobernados por el sétimo presidente más corrupto de la historia mundial. Esa sí es una pesada mochila.


domingo, 13 de marzo de 2016

EL PAÍS DE LA INCERTIDUMBRE

En los últimos días, el ambiente electoral ha pasado a ser una verdadera incógnita en la que el electorado peruano se encuentra sumido en el aturdimiento. A casi un mes de las elecciones presidenciales y congresales, la lista de 18 candidatos que iniciaron la carrera electoral ha quedado reducida a 14; uno por retiro voluntario, otro por decisiones gubernamentales, y otros dos por tachas a sus candidaturas. La primera es una sana ocurrencia que se da cuando un candidato pulsa la realidad y ve que sus oportunidades son bastante magras. En versiones anteriores, algunos candidatos han hecho lo mismo y lo más coherente es retirarse de unas justas en la que ya no vale la pena hacer una inversión de energías y dinero tanto para el candidato como para sus seguidores y partido. La de Urresti es una acción de sacrificio del candidato hecha para salvar la existencia del partido. Las otras tienen otra razón. Las tachas, salvo caso de gravedad evidenciada como puede ser esta coyuntura, suelen darse al inicio de cualquier periodo electoral para que esta situación no enturbie la transparencia institucional de un proceso bastante sensible en una sociedad que muestra bastante escepticismo con organismos públicos, como es el caso del Jurado Nacional de Elecciones. Ya esta entidad se ha visto involucrada en situaciones bastante escandalosas como las famosas reelecciones de Alberto Fujimori, la última bastante cuestionada por los organismos inspectores internacionales que supervisaron todo el proceso.
Estos acontecimientos están acentuando en nuestra sociedad una suerte de caos social y político heredado en las últimas décadas, generados por una “desorganización moral”. Las marchas y contramarchas de JNE y el JEE han dado la sensación de improvisación, de parcialización y dubitación que no hacen nada bien al periodo electoral. Nuestra madurez política es una utopía, estamos bastante lejanos a ello. Por lo contrario, nuestra sociedad manifiesta rasgos peligrosos desarrollados en las últimas décadas. La sensación de desorden está calando todos los niveles del tejido político hacia una anomia. Tomando como fuente al analista chileno Rodolfo Leiva, quien hace un estudio sobre la anomia política, esta se produce en condiciones de debilitamiento del aparato institucional y el alejamiento de la ciudadanía en la participación política originando “una escasa cohesión de la sociedad con baja integración de los individuos, sumado a la ilegitimidad, la corrupción y la escasa justicia. Lo que genera la llamada crisis de participación, de representación, la desafección política, la escasa ciudadanía y la consolidación del poder en  base a minorías. Es decir, una apatía política”. La coyuntura actual está alimentando esta situación tan generalizada en el electorado, inmaduro, volátil y manipulable por una serie de personajes que, lejos de consolidar principios políticos necesarios para cualquier sociedad, hacen de la masa votante un grupo de incondicionales nada leales e irresponsables de las decisiones que tomen (o no) una vez hayan sido elegidos. Los lamentables ejemplos de congresistas improvisados y tránsfugas validan.
Futuro nada auspicio para nuestra política nacional.

Gerardo Cailloma

(Publicado por extractos en el Diario La industria 13 de marzo)

¿LA MISMA VARA? ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 13 DE MARZO

César Acuña y Julio Guzmán están fuera de la carrera a la Presidencia. La decisión tomada por el JEE el miércoles 9 cierra un capítulo más de esta contienda electoral. De más está decir que las repercusiones han comenzado para ambos, sobre todo para nuestro ex alcalde cuyas instituciones académicas han sufrido una remecida que está causando “muertos y heridos”.
Una de las razones esgrimidas para sacar a al ex candidato Acuña, fuera de las graves e irrefutables pruebas de plagio, es la de entrega de dádivas, acción prohibida durante cualquier proceso electoral.  Las gruesas evidencias de entrega de dinero en Piura y Chosica han sido la causa contundente de su exclusión. Lo realizado por los jefes de campaña del fallido candidato era práctica común de su partido, como lo mostraron antiguas campañas electorales para la Alcaldía o la Gubernatura regional; además de utilizar sus centros universitarios como cantera barata en la cual ejercía un proselitismo evidente bajo el cual sus estudiantes y profesores tienen que “alinearse”. Varias veces se han denunciado casos de docentes cuyos contratos eran condicionados por una velada lealtad exigida que trasgrede el concepto de universidad como tal. Todo esto ha sido siempre alimentado por un acentuado asistencialismo, el cual es justificado como la forma cómo ganar presencia (y votos) en diversos sectores sociales sensibles económicamente. Bolsas de arroz o azúcar equivalían a votos potenciales. Esta práctica viene desde los inicios del siglo XX desde Leguía hasta nuestros días.
La práctica asistencialista paternalista apunta precisamente a necesidades básicas descuidadas por el Estado o instituciones para las cuales fueron creadas.  Salud, alimentación o seguridad han sido cubiertas en diversas campañas electorales  por diversos candidatos (Acuña no es el único) que, en cierta forma, agradecen esta realidad, porque obedece a una costumbre fácil de captar votos. La pobreza es una extraordinaria oportunidad de negocios y genera una forma peculiar de seguridad colectiva o de “cubrirse las espaldas”, como bien lo saben la mafia y el narcotráfico. Son los nuevos héroes sociales. Esta práctica no la ha hecho solo Acuña y sus seguidores. Debemos recordar los famosos panetones de la Casa del Pueblo de antaño o los de Keiko durante la campaña navideña del 2015. Pero en los últimos días, la tentación de ser dadivoso coincide con la angustia de una posible segunda vuelta electoral y todo lo invertido en la presente campaña se vaya al agua.  Eso parece que ha pasado por la cabeza de Vladimir Huaroc en Satipo. Si humanitaria fue la justificación que esgrimió Acuña, la que costó su salida electoral, ergo, ¿qué se está esperando con el candidato a la segunda vicepresidencia de Fuerza Popular para sancionarlo como al ex alcalde trujillano? ¿O son medidos todos con diferentes varas? La salud política nacional espera que el JNE y JEE actúen prontamente con esta acción o la gente seguirá viendo en este proceso algo tan turbio que ya muchos hablan, irresponsablemente, de fraude.

Gerardo Cailloma