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domingo, 21 de agosto de 2016

EXPLOTACIÓN LABORAL INFANTIL (A RAÍZ DEL DÍA DEL NIÑO, ARTÍCULO PARCIALMENTE REPRODUCIDO EN EL DIARIO LA INDUSTRIA DE TRUJILLO)

El flagelo de la esclavitud no ha desaparecido. La explotación laboral de muchos niños de pobre condición envuelve una actitud esclavista en la actualidad. Se la empleó en épocas pasadas y actualmente tenemos formas cada vez más sofisticadas y justificadas de estas veleidades humanas. La esclavitud es la forma más barata de conseguir un recurso de trabajo casi gratuito y para eso se debe de degradar al ser humano a la condición de una bestia de carga o de una máquina, pues es una fuente de energía laboral que debe de generar muchos réditos y poco gasto. En otras palabras, una forma de alta rentabilidad.
En la antigüedad, la esclavitud logró sus formas de sofisticación durante el Imperio Romano, en el que se estableció un complejo sistema para comercialización y categorización de diversos grupos humanos (hombres, mujeres y niños), incluso con un intrincado aparato legal que permitía a una persona convertirse en un ciudadano libre o, por el contrario, en un esclavo. Los famosos gladiadores fueron, en muchos casos, esclavos que podían ganar su libertad; o, sino, una derrota de un ciudadano metido de gladiador significaba convertirse en un esclavo más. El cristianismo cuestionó este sistema y esta posición le permitió ser acogido masivamente por miles de personas en esa condición. Pero la cristianización no va a ser un impedimento de su difusión; las conquistas europeas desde el siglo XIV en adelante va a encontrar “carne fresca” en diversos continentes, sobre todo África. En América, las discusiones si los aborígenes contaban con alma o no, pese a las discrepancias o justificaciones por parte de hombres religiosos como Bartolomé de las Casas, solo van a generar atenuaciones en el trato duro y salvaje que tuvieron los conquistadores con los diversos pueblos sometidos. El nuevo sistema de esclavitud va a tener diversos nombres como obraje, encomienda u otras formas de usurpación sobre diversas etnias y culturas de la América precolombina. Lo interesante es que no solo trabajaban gratis, sino que además debían de pagar impuestos por su condición de avasallados sin importar la edad o sexo.
La expansión de los DDHH después de la Revolución Francesa ha sido un proceso largo de concientización. Y no acabará. Los últimos dos siglos han sido turbulentos con independencias violentas en antiguas colonias africanas (como Congo Belga o Argelia) o la macabra maquinaria del nazismo que clasificaba a muchas etnias como infrahumanos.  En realidad, los DD.HH. van en contra de la lógica de una obtención escandalosa de ganancias, que incluso tienen hasta legitimación (se crea un cuerpo legal para su justificación).  Las condiciones laborales de muchas empresas en el extranjero, como las famosas maquilas, no es sino una forma de explotación tan frecuente en la que se emplea a mano de obra más barata como lo son las mujeres y los niños. Y muchas empresas hacen la vista gorda ante esta cruda realidad. Es que es una ganancia redonda. Y los estratos más vulnerables, débiles e invisibles de la sociedad como lo es el niño es carne fácil de una pirámide de explotación que nace, en muchos casos, en hombres de corbata hasta padres Inescrupulosos que los emplean para obtener ganancias indebidas. Tapar el sol con un dedo.