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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 23 de noviembre de 2025

HUANCHACO OTRA VEZ (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 23 DE NOVIEMBRE)

 


Las malas noticias suelen acaparar las portadas de diarios y noticieros. Pareciera que es una regla de oro y, de novedades negativas, nuestra sociedad está plagada de ellas, tanto en lo político como en lo social; por ejemplo, el crimen organizado. Pero hay también buenos, muy buenos sucesos y eventos que vale rescatar, difundir y cuidarlos, pues dan una imagen positiva para muchos miembros de la sociedad peruana, sobre todo jóvenes y niños. Huanchaco ha estado sufriendo situaciones críticas generadas por la incapacidad o desidia intencional de sus autoridades y algunas empresas que han actuado en contra de la sociedad huanchaquera. Sin embargo, muchos de sus ciudadanos han sido celosos de preservar el rico patrimonio cultural, histórico y geográfico que encierra en sus antiguas calles; ellos han propuesto diversos proyectos que han puesto en valor la riqueza que este pequeño balneario ofrece. Diversas investigaciones arqueológicas e históricas muestran el vasto patrimonio que encierra esta tierra como lo sintetiza, hasta ahora, el interesante libro Huanchaco, 3500 años entre olas y totora de Gabriel Prieto del 2024. El balneario acoge a una serie de instituciones y organismos que se unen para sensibilizar y proteger ese vasto patrimonio que muchas veces se ve amenazado por inescrupulosos o por ignorancia. Otro gran recurso de bienestar es su mar, el cual no sólo es fuente de alimentación y trabajo para cientos de sus ciudadanos, sino que sus olas son espacio de diversión e identidad del balneario. Así lo exhiben los huacos que muestran los ancestrales caballitos de totora y que fueron objeto de investigación por parte del sociólogo e historiador Enrique Amayo en su libro Mar y Olas, Rito y Deporte. Del Tup o Caballito de Totora a la Tabla o Surf moderno. Su origen en el antiguo Perú (1500 A.C.-1533). Y este tópico es motivo de lo que se hará durante toda la próxima semana en Huanchaco en la que el tema principal es el surf, uno de los deportes que va creciendo en popularidad y el que ofrece una serie de oportunidades sanas para una población infantil y juvenil que necesita propuestas positivas de crecimiento y de mejora de calidad de vida. Gracias a una iniciativa en las que muchas instituciones y organizaciones, Huanchaco fue declarada una Reserva Mundial de Surf en 2013. Y mucho se ha recorrido en interés del público por este deporte hasta alcanzar el logro de ser declarado deporte olímpico. Pero, esta actividad también ofrece una forma de mejorar la vida de jóvenes en riesgo de caer en el mundo de las drogas o la violencia. Esta semana, con visitas destacadas, entre ellas la embajadora de Australia; Huanchaco debe exhibir al mundo el valor como patrimonio vivo al cual debemos proteger, pues muchas personas y entidades no terminan de comprender su magnitud, no sólo para la comunidad liberteña, sino nacional y mundial. Todo gracias al apoyo de Save The Wave, Surf Cerrito y Otra Cosa Network.


domingo, 24 de febrero de 2019

CUARTO MUNDO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DE TRUJILLO DOMINGO 24 DE FEBRERO) TRUJILLO, UNA CIUDAD DEL CUARTO MUNDO


Trujillo. Febrero, 2019.  Los encabezados de las noticias de estos últimos veranos, por estos meses, ya mantienen el mismo tenor: amenazas de lluvia, riesgo de huayco, la ciudad no está preparada para enfrentar un Niño. Pasan las temporadas de lluvias y se va la ola de calor, y retornamos a nuestras rutinas. Nada nuevo bajo el sol. Basta cambiar la fecha de una noticia para “actualizarla”.
Cuando me instalé en Trujillo en 1992, muchos cambios ya venían sucediendo de manera acelerada. La presencia de CHAVIMOCHIC en la geografía física y social de la Región marcaba fuertes cambios de los que muchos investigadores alertaban, pero que, bajo el designio del boom económico de entonces, prefirieron obviarlas o silenciarlas. Los veranos son cada vez más tórridos e inviernos cada vez más gélidos bajo un manto de humedad cada vez más creciente. Las autoridades de la ciudad de la eterna primavera no vieron la necesidad de tomar precauciones para lluvias que se han ido incrementando, fuera del hecho que tengamos o no un fenómeno del Niño u otro acontecimiento parecido. Alguna vez oí que la ciudad contaba con un sencillo sistema de alcantarillado, pero que este fue desmantelado puesto que la ciudad no iba a experimentar periodos pluviosos intensos, pese a que la ciudad y Región fueron afectadas por diversos Niños. Ya no hay persona viva que nos narre el terrible fenómeno de 1925, pero crónicas periodísticas y estudios históricos describen con detalles los desastres vividos por la ciudad. Para los que vivimos el Niño del 82-83, la ciudad se vio afectada no solo por las lluvias, sino por diversos desbordes como el de la acequia Mochica, cargada de maleza, basura y restos de construcción. La naturaleza y los errores humanos te dan ingratas sorpresas.
La Historia es una ciencia humana a la cual es necesario recurrir frecuentemente para conocer a detalle las amenazas del espacio que habitas con el fin de tomar medidas y proyectar tu crecimiento ordenadamente. En diversas crónicas se habla del peligro que es Mampuesto, por ejemplo; basta leer la de Miguel de Feijóo de ¡1728! en la que narra con detalles la tromba de agua que casi se tira abajo la muralla que defendía a nuestra ciudad. Pero el escaso manejo de las autoridades competentes y el divorcio marcado entre la academia y el mundo político o el que toma decisiones pasan la cuenta socioeconómica de los errores que vivimos, ahora, con mayor frecuencia.  
Así llegamos al 2019, desprotegidos, con incertidumbre de lo que vaya a pasar con nuestros bienes y vida. Cada verano se evidencia más de la pesadilla llamada Cambio Climático; esto, empeorado por las escasas e incorrectas medidas para enfrentar el fenómeno. Y cada vez nos va a salir más caro, tendremos reconstrucciones insulsas e inútiles: reparación de casas, edificios, calles y avenidas; colapso de desagües; epidemias que debemos de tratar; reconstrucción de viviendas en zonas prohibidas; sistema de agua potable destruido.
¿Para el Bicentenario, se podrá sacar a Trujillo del cuarto mundo?

domingo, 16 de abril de 2017

UNA VENTANA DE POSIBILIDADES: TURISMO EN TRUJILLO

El marte 07 de marzo tuve una primera reunión con el Comité Cívico por la Revitalización del Centro Histórico de Trujillo a invitación de Mario Falero, quien lo preside. El motivo de la reunión fue para retomar el trabajo que se hizo el año pasado con sus logros y bemoles, y la necesidad de un compromiso mayor para lograr el objetivo principal que es revitalizar el Centro Histórico de la ciudad. Durante la conversación se comentó, en ese entonces, que estábamos cerca de la fecha en la que el Niño del 25 se manifestó con tres días lluviosos que abatieron a la ciudad el mismo mes a pocos días. Y el 14 cayó la primera plaga a la ciudad. Durante seis días, la ciudad en su totalidad sufrió fuertes lluvias y, sobre todo, siete huaicos que paralizaron la ciudad. Los ciudadanos nos preocupamos de cómo guarecernos y cómo defender nuestros bienes. Una vez pasada estas riadas, la ciudad comenzó a restañar sus heridas, que tomarán buen tiempo, y la espera de un plan coherente para que de una vez por todas Trujillo cuente con un programa de prevención más coherente y que haya una decisión política más sostenible, así se tomen medidas impopulares.
La reunión se centró, sin conocer aún lo que se nos venía, en ofrecer un programa atractivo para la ciudadanía y turistas para la Semana Santa, de la cual nos separaba casi un mes.  Nos cayó la noche; sin embargo, se siguió trabajando en base a unas ideas intercambiadas por correo antes del desastre. La gestión de Miriam Gayoso alcanzó una propuesta de tres circuitos religiosos, para lo cual se había preparado ya un bosquejo de tríptico. Dos de los circuitos eran en el Centro Histórico y tenía a la Catedral como eje principal. Y un tercero que se focalizaba en cuatro iglesias de la periferia que son “iglesias de indios”.  Debido a la situación se trabajó a cierta velocidad con el fin de tener esta propuesta lista para los días jueves 13 y viernes 14, que corresponde a la fecha de Semana Santa. Con el fin de promocionar estas rutas se hizo una conferencia de prensa el viernes 07 para difusión a la comunidad. Ese día, quizá por no haber alcanzado información sobre mi CV, me “nombraron” historiador, profesión que me hubiera gustado seguir, fuera de la de lingüística; pero usurpé ese título. Mil disculpas a los agraviados.
Con el fin de monitorear este nuevo “producto”,  el día 05 se hizo un primer simulacro con la visita del primer circuito. Esta no fue del todo satisfactoria, pues hubo una serie de descoordinaciones que sucedieron, felizmente, en este espacio. Nos encontramos todos en el atrio de la Catedral con el grueso de guías de turismo gracias a la gestión de Yvette Cayetano, quien había convocado al mayor número de ellos para poder convencerlos sobre este proyecto. Hubo más responsabilidades, pero la premura y la situación generada por el estado de la ciudad hicieron que varias actividades sean suspendidas. A las 9 de la mañana, ya reunidos, nos dirigimos a la iglesia de Santa Ana. El templo se encuentra en la esquina de los jirones Orbegoso y Zepita, sin conocerse la fecha de construcción; es una iglesia de Indios, de allí que este mantiene una semejanza con compositiva con los templos análogos, como son los de Mansiche y Huamán; por eso su ubicación no se halla tan distante de una de las puertas de la antigua muralla de la ciudad (obra planificada por el ingeniero italiano Joseph Fomento): la portada de Mansiche. Está dedicada a Santa Ana, madre de María, por lo que es interesante ver una talla moderna de Santa Ana niña con sus padres, los abuelos de María.

 La iglesia es regentada por una orden colombiana de padres, a los cuales se les reconoce por el uso de larga sotana marrón. Cuenta con una plazoleta, antiguamente abierta al público, hoy luce cercada por rejas de fierro que limitan su acceso, acondicionada con bancas, acompañadas de árboles, jardines, farolas y luminarias; cuando uno accede a la plazoleta hacia la mano izquierda y hacia el fondo hay una placa interesante colocada en 1935 que rememora el cuarto centenario de la fundación de Trujillo y el compromiso que asumió la pequeña comunidad judía residente en nuestra ciudad en esos años que se comprometió a reconstruir la iglesia que quedó muy dañada por el Niño de 1925. 

Ese fenómeno fue catastrófico para todo el Norte peruano. Recuerdo la visita de una amiga que venía a investigar el primer caso de posesión demoniaca de dos monjas del Convento de Santa Clara; ella fue recibida amablemente por las madres; poco después se enteró que todos esos archivos fueron destruidos por las lluvias y huaicos de ese entonces. Recuerdo haber visto una foto ampliada de la Plaza de Armas de esos años que mostraba una alfombra negra en el piso de la misma: era una ingente cantidad de insectos que cubrían la plaza. Nos tocaba San Francisco (conocida como “El Sagrario”), pero estaban en plena limpieza. Me hubiera gustado ver las joyas que tiene este convento, diversas tallas e, incluso, se habla de una pequeña escultura de Juan de Legarda, famoso tallador y escultor quiteño de la colonia.  Lástima. 



Así que nos dirigimos a la Catedral. La información de la misma dice así: “Desde la fundación de la ciudad de Trujillo, se planifico y estableció el terreno para la construcción de la iglesia matriz, la que se edificó de manera muy reservada. Sin embargo la primera construcción fue muy simple y con la creación del Obispado de Trujillo mediante bula papal emitida por el papa Gregorio XIII en año 1577, esta iglesia se transformó en catedral, mejorando y ampliado su construcción para que esté acorde a su estatus. Esta primera iglesia fue destruida por el violento terremoto del 14 de febrero  de 1619 siendo reconstruido entre los años de 1647 al 1666. El 23 de agosto de 1967, el Papa Paulo VI elevó a esta catedral a la categoría de Basílica Menor, cuando el arzobispo de Trujillo era el padre Carlos María Jürgen. Esta es la distribución arquitectónica básica que ha llegado hasta nuestros días. El sistema constructivo en que se basa la estructura de esta iglesia es el arco, arcos ciegos, bóvedas, cúpulas, y muros portantes, el establecer el comportamiento de la estructura ante movimientos sísmicos y determinar los puntos de falla, permitirá establecer su estado de conservación. El primer ambiente es el sistema de naves dispuestas en cruz, y que están destinadas al uso público en la se desarrollan las actividades religiosas públicas.” La iglesia ha sido pintada en su interior. Tuvimos la oportunidad de ver dos cuadros: el de Santo Toribio de Mogrovejo otorgando el Sacramento de la Confirmación a Santa Rosa de Lima y el del Misterio de la Santísima Eucaristía, dividida en tres escenas (cielo, tierra e infierno), el cual generó una polémica por las diversas interpretaciones que focalizaban la atención sobre la Virgen María, cuando en realidad el punto de referencia es la eucaristía; la distribución es simétrica y marca claramente la división de los tres niveles; interesante es el trabajo de la luz en el mismo cuadro. Desconozco el autor y buceo en los libros de historia. Alguien debe de tener ese dato. Aquí terminamos el primer periplo, con diversas observaciones a corregir.




No asistí al día siguiente, que era el segundo circuito ni el lunes 10 que se iba a realizar el tercer circuito. Pero sí lo hice de manera oficial el viernes santo, el 14.  Íbamos a visitar las iglesias de las reducciones de indios. Salimos varias personas en un ómnibus en dirección a Huamán, siempre bella. La iglesia Señor de Huamán tiene una de las portadas más impresionantes del arte barroco indígena del Norte peruano. Hay toda una simbología  tan locuaz en sus hornacinas, detalles de las dos sirenas que representan la lujuria, el pecado, caso raro en el barroco peruano. La plaza debe de ser rescatada y cuidar la fachada, pues muchas palomas la están deteriorando con sus heces. En el interior hay varios lienzos coloniales que hay que restaurar urgentemente.





Luego nos fuimos a la iglesia Mansiche, llamada Divino Salvador, que, como Huamán, se construyó sobre zona pantanosa. Las lluvias del 14 de marzo la han afectado un poco. Esta iglesia tiene un bello altar y ha mantenido dos bellos retablos laterales de cedro de Nicaragua.




La siguiente iglesia fue San José que se halla en la carretera a Huanchaco, vecina a Chan Chan. El origen de la misma se pierde en el tiempo pues creen que fue una pascana obligatoria en los peregrinajes de la Virgen del Perpetuo Socorro a Trujillo. Oficialmente fue fundada en 1876. Ironías de la vida: esta iglesia fue la primera que visitó el papa Juan Pablo II en su visita a la ciudad. Todos pensaban que iba a ser Mansiche, se engalanó la plaza de esa iglesia, se hizo un parque de bustos papales e incluso un arco (ahora demolido). Aquí hay leyendas como el de la gringa (que aparece a medianoche a los conductores en la carretera) o del cura sin cabeza. El escritor Camino Calderón habla de otro origen. La iglesia está totalmente pintada en el interior. Parece ser que cada cófrade ha puesto en cada hornacina su gusto particular. Hay una pequeña talla de Cristo de la colonia.




Nuestro último objetivo fue Huanchaco, la iglesia de Nuestra Señora del Socorro. La vista sería impresionante si se pintaran todas las paredes laterales de la casi ciudad. La mirada de ladrillos sin enlucido desmerece mucho una vista panorámica atractiva con el muelle y el mar como fondo. La iglesia tiene varias tumbas en las paredes y lo interesante es obviamente la virgen cuyo rostro es nada menos que la famosa Juana la loca, esposa de Felipe el hermoso de Flandes, y de cuya dinastía vendrían los Habsburgo. Era usual usar los rostros de reinas para imaginar a una talla de vírgenes. En España se usó, por ejemplo, el de Isabel la católica, madre de Juana la loca. Otro detalle es que se halla la tumba del benefactor Dean Saavedra. Además hay un interesante exposición de un amplio y lujoso vestuario para la virgen y el niño que lleva en sus brazos. Hay además una colección permanente de cuadros del pintor Pío Ángel, quien ha hecho la representación de la vía crucis con todos los detalles huanchaqueros que podemos distinguir: la usanza de vestir, los arenales, el mar y el inconfundible cerro Campana, lugar sagrado que esperamos haya la voluntad de preservarlo e incluirlo dentro de la oferta turística de este balneario y la ciudad.






Retornamos a Trujillo, tras casi tres horas de una visita interesante. Un nuevo filón se ha abierto. Ahora a hacerlo crecer y mejorarlo. Trujillo tiene lo suyo.  

miércoles, 22 de marzo de 2017

BREVE CRÓNICA DE UNA CIUDAD ABATIDA (TRUJILLO Y SUS HUAICOS NATURALES Y SOCIALES)

Miércoles 22 de marzo. Luego de una semana de lluvias y huaycos (riadas de lodo y piedra), salí a ver cómo estaban mis amigos y una parte de la ciudad: el centro histórico de Trujillo. Premunido de una máscara, gorro, agua y una cámara fotográfica me enfilé hacia la Av. América Norte, ubicada a dos cuadras de mi casa. Mi caminata fue un poco accidentada, pues se habían colocado bolsas de arena en lugares que entorpecían el paso o lo obstaculizaba del todo. Además se veían muchas calles con el acceso a ellas totalmente cerrado. Ojalá que alguno de sus residentes no vaya a pasar alguna urgencia, pues la posibilidad de llegar a cualquier domicilio en esa calle es nula. Agreguémosle la cantidad de tranqueras que se han colocado en varios barrios para que uno imagine el caos que hay en la ciudad. Y muchos vecinos han sacado sus bolsas de basura para depositarlas en las calles a las cuales, tal como están las cosas, dudo que llegue el camión de recojo. En varios aspectos, los ciudadanos, más que ser parte de la solución, somos parte del gran problema en situaciones como estas. En realidad, tenemos de nota en Civismo: 0.



Luego de seis riadas, el Centro Histórico ha sido uno de los barrios más castigados de la urbe. El Porvenir y Buenos Aires, ambos equidistantes, son también los que más graves consecuencias han tenido. Estos barrios han sido construidos sobre varios lechos de ríos secos que se activan en temporadas pluviales como esta. Recuerdo una visita que hice por el sur de Israel, zona generalmente desértica, en la cual hay lluvias esporádicas pero violentas. Las autoridades habían planificado estos lugares llamados Wadi (un poco como los lechos de ríos secos) para que nada se construyese sobre ellos y que haya advertencias para cualquier visitante, fuera de refugios por su hubiera una furtiva riada de agua. Me tocó la experiencia de vivir una tormenta sorprendente con rayos que iluminaban la noche y que retumbaban sobre las cabañas en las que estábamos hospedados; al día siguiente, hubo una fuerte lluvia y vi cómo esos lechos secos se cargaban de agua que formaban una fuerte corriente y que arrastraba con todo. Buen susto, pero todo bien previsto. Aquí varios de estos lechos son zonas urbanizadas e incluso lotizadas “legalmente”, producto de invasiones, traficantes de tierras y de políticos inescrupulosos para obtener votos futuros. A mi parecer, hay zonas en las cuales la intervención de un proyecto de canalización de aguas significará forzosamente la expropiación de casas e incluso cuadras para construir un gran canal dren para la ciudad. Esperemos que haya ese líder que se faje esta impopular medida, pero necesaria si la ciudad en su conjunto quiere seguir existiendo. Las medidas hechas en Ecuador para su sistema de drenaje han sido extraordinarias, un verdadero ejemplo para el de nosotros, el país que lideraba la economía del continente y no ha sido capaz de crear verdaderos proyectos de impacto social como sí lo ha hecho Ecuador. 19 años perdidos desde el Fujimorato con el Niño del 98 y 34 años desde el Niño 82-83 desde el segundo gobierno de Belaunde. Tiempo perdido.
Sigamos con el lamentable periplo. Entré por la Avenida Manuel Vera Enríquez para encontrarme con un tráfico endemoniado y que levantaba un polvo bastante dañino. Esta tierra llegó del famoso camposanto de Mampuesto, un ex reservorio chimú ahora un cementerio. Huelgan las palabras para preguntar cómo es que este reservorio natural terminó de cementerio que colapsa por ¡segunda vez! Imagino que en la era Chimú, muchos canales se servían de estas aguas cuando había lluvias cuyas aguas alimentaban este reservorio natural. Ahora no existen esas fugas o las mismas se han convertido en calles, avenidas o manzanas de casas. Al llegar a la esquina entre la avenida mencionada y la 8 de Octubre me hallé con un microbús atascado en un hoyo abierto por la corrosión de la capa asfáltica. La presencia de varios policías de tránsito como algunos voluntarios controló el tráfico de gente desesperada de salir como sea de ese tráfago. La gente acataba las reglas, pero no faltaba algún abusivo en camionetas 4x4 que generaban desorden: increíble, no era el transporte público, sino energúmenos al volante que se creen con todo el derecho del mundo a avanzar sin respetar a los demás; incluso algunos parecían tener la intención de arrollar peatones. Subí un par de cuadras la avenida 8 de Octubre y la situación era caótica. Muchas calles estaban bloqueadas u otras llenas de lodo de la riada del domingo 19 (la que fue más fuerte). Me dirigí nuevamente a la Avenida Manuel Vera y tomé la dirección de Av. España. Era un caos total, los policías indicaban a los choferes de no tomar la Vera Enríquez por la cantidad de barro acumulado. Crucé hacia la calle Junín. Un triste panorama; sin embargo, ya había maquinaria removiendo el barro para que haya un tránsito fluido. Tres cuadras de Junín, cercanas a la calle San Martín, estaban llenas de lodo y basura. Y así sucedió con todas las transversales a San Martín, la que ha soportado todas las riadas y, quizá, las que vengan aún. Cuando escribo esto, ya están anunciando otra.




Entrar a San Martín es sentirse desolado. Imagino la pesadilla que habrán vivido residentes y comercios que se hallan en esta calle. Aún discurría agua cerca de las bermas. Me acerqué a la Alianza Francesa a ver el edificio. No había nadie, pero luego hablé con el Director y me comentó que habían previsto varias medidas: cubrir objetos y elevarlos, igual libros y otros materiales, asegurar ventanas y puertas. En el 98, el entonces Director vio pasar flotando un gran conteiner de basura desde la avenida Miraflores. No sé qué habrán visto esta vez. Me acerqué al restaurante de unos amigos, el Patio Rojo: daños considerables. Espero que los bancos tengan una política de préstamos blandos a muchos pequeños y medianos empresarios que han sufrido pérdidas parciales o totales de sus medios de trabajo: es lo mínimo que pueden hacer, ya que ahora te prestan dinero a por doquier. Solo espero que no sea una política de usura total que es la esencia, en cierta manera, de un banco.
Seguí caminando por San Martín y vi las tres casas que amenazan desplomarse. Creo que se haría una acción de emergencia, ya que la gente pasa al costado de ellas sin medir el peligro de la caída parcial o completa de una de estas casas. Lamentable. Esta vez me dirigí hacia el Club Libertad. Hablé con el Sr. Anticona, guardián del lugar; me contó aterrado cómo el agua y el lodo ingresaron en el local inundando parte de las canchas de básquet y la entrada. De ahí me dirigí hacia la calle Almagro. Antes di una mano a un señor gasfitero que iba a hacer unos arreglos a una casa, el señor es discapacitado físico y no podía subir los montículos creados con los sacos de arena. Vi otros casos más; si la ciudad en sí es poco amable con los discapacitados físicos, por estos días el panorama es peor. De Almagro fui hacia la Plaza de Armas que yacía aún con polvo, pero ya no como la vi fotografiada el domingo. Subí por Pizarro y en el camino te encuentras con vendedores improvisados de venta de mascarillas. Fui a una farmacia a comprar una medicina que sí había, aparte pregunté por mascarillas: agotadas. Todas estas están en las calles sobrevaloradas. Imagino que el índice de inflación por estos días debe de estar llegando más allá del 40 %. Seguí por Pizarro, quise tomar un jugo y no tenía vuelto: el billete de 10 o 20 soles era raro. Me abstuve y me dirigí hacia la Casa de Emancipación: cerrada. Luego Club Central: cerrado. Doblé por Junín para ver Santa Clara: cerrada. Tomé la calle Independencia hasta España en cruce con Av. Del Ejército. Crucé la avenida, ya no tan caótica para dirigirme hacia la Av. Miraflores. Aquí ya es otro el panorama y el caos volvía a cundir. 




La Av. Miraflores ha sido el cauce “natural” de estas riadas. El asfalto se ha hundido por muchas partes, pero no se ven dichos huecos por la presencia de agua. El caos se iba acentuando a medida que uno se acerca a la Av. Túpac Amaru. La calle está cerrada y a lo largo de la avenida en dirección hacia la Av. América Este las calles trasversales están todas cerradas con barreras de sacos o tranqueras. Es la locura total. En algunos casos, la gente ha hecho una suerte de fortines que a la llegada del agua la derivan hacia el vecino afectándolo. Los trujillanos se quejan del molón de Salaverry y ellos han hecho réplicas del mismo sin importarles a quiénes afectan. Nuevamente, 0 civismo.
Pasé frente al Cementerio de Miraflores. No vi mucho, pero creo que los vivos se han preocupado más por sus vidas que por los muertos. Seguí hasta llegar a Borgoño, doblé para ver cómo estaba la Universidad Privada del Norte, mi ex centro de trabajo, poco afectado. Luego me dirigí hasta Daniel Hoyle para visitar a María. Estaba tranquila felizmente. Pero problemas de agua y organización son los que carcomen la paciencia de la gente. En su casa hice una buena pascana. Como reflexión es la necesidad de organizarnos para exigir a las autoridades presentes y venideras en embarcarse en proyectos globales urbanos que consideren drenes, canales, parques, una urbanización ordenada de la ciudad.




Tomé el camino hacia 8 de Octubre, luego de mi pascana. También en un estado lamentable. Hay algunos sectores que han llegado a situaciones extremas: han construido un muro rápido de ladrillos y cemento.

Trujillo tiene que pensar que ya somos una ciudad tropical y que esta experiencia sea el punto de partida de una ciudad mejor. No queda otra. Porque Trujillo sigue siendo un  lugar bonito para vivir y lo haremos.