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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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lunes, 12 de febrero de 2024

RUINDAD HUMANA (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 11 DE FEBRERO)

 



Los terribles incendios ocurridos en la zona central de Chile han dejado anonadados a todos quienes veíamos por la televisión u otros medios el avance apabullante del fuego, la desesperación de la gente por sus familiares y sus bienes, y el incremento del número de víctimas muertas por asfixia o carbonizadas. Pero, un anuncio por parte de Rodrigo Mundaca, gobernador de Valparaíso, puede convertir el dolor en ira de confirmarse que estos fuegos han sido provocados por la forma cómo se han originado y expandido. Ahora están en proceso de investigación para tener todas las certezas del caso e identificar a los responsables. Por el desarrollo de estos siniestros, se involucra a un grupo de personas. Se habla de piromaníacos, pero también de organizaciones políticas que tratan de desestabilizar al gobierno chileno, como alguna vez le sucedió a Salvador Allende con las huelgas de transportistas, ahora todo documentado gracias a la liberación de los archivos de la CIA sobre este tema. Hay otra posibilidad, promovida por la codicia: el tráfico de terrenos. La noticia de la muerte del expresidente Piñera y otras han relegado la importancia de lo sucedido en Chile y que tiene muchas formas de réplicas en nuestros países.

Esta angurria se convierte en una pesadilla en donde aparece, pues este tráfico se ha incrementado exponencialmente en las últimas décadas de manera virulenta y es una de las principales causas de corrupción en nuestras sociedades, incluso como móvil de crímenes como de los que hemos sido testigos en las últimas semanas: el asesinato de dos ancianos en su auto por problemas de posesión de unos terrenos contra una banda de crimen organizado. Antes se promovía invasiones; ahora se logran adquisiciones ilícitas dentro de “la legalidad” (jueces y abogados corruptos), o por las malas.  Por la vía legal, tenemos incluso una propuesta de modificaciones a la ley 29763, promovida por este nefasto congreso que atenta contra la Amazonía, sus pueblos oriundos y todo el ecosistema, en favor de tala indiscriminada para favorecer grandes negocios del ramo. La terrible sequía que azota a muchas zonas del Amazonas brasileño está no sólo vinculada al Niño, sino al cambio climático agresivo por la excesiva deforestación incrementada en las últimas décadas (https://www.youtube.com/watch?v=rnDyuOS_8mw). Recordemos que durante el gobierno de Bolsonaro se intensificó esta para tener más pastos para el ganado y fomentar el cultivo de soya. ¿Y por nuestros lares? Vemos cómo diversas autoridades otorgan títulos de propiedad en zonas intangibles, autorizan construcciones sobre áreas destinadas a parques. O se quedan con propiedades. ¿Hay conciencia sobre el manejo responsable y equilibrado de estas áreas en una ciudad con tantas carencias y tantos codiciosos? ¿Cuántos piromaníacos caminan por nuestras calles? Una suerte de soledad de los ciudadanos. De paso, ¿No hay postores para la licitación para la erosión costera que nos causa tanto dolor de cabeza? ¿Dinero o imposibilidad?


domingo, 25 de agosto de 2019

INCENDIO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 25 DE AGOSTO)


En 1994, gracias a una beca otorgada por la organización AFS Dinamarca, estuve trabajando en un colegio durante una breve temporada en una pequeña isla al sur de Suecia llamada Bornholm. Visitando el lugar con mis amigos, me enseñaron un pequeño bosque que era lo único original que quedaba de una otrora zona boscosa que fue paulatinamente arrasado desde el medioevo. Ese bosque es en la actualidad una zona intangible. Los avances de la civilización europea arrasaron con bosques y otras áreas, sea para ganar espacios agrícolas, expansión de ciudades, la explotación minera indiscriminada o por las terribles guerras mundiales que destruyeron muchos en diversos países del viejo continente; todo esto ha hecho que los europeos sean bastantes sensibles con este tema. Los incendios de sus bosques en los cada vez más cálidos veranos en países tan distantes como Rusia, Portugal o España son un gran motivo de preocupación. Sus bosques tienen otros enemigos: traficantes de tierras y piromaniáticos. Los dantescos incendios recientes de Gran Canaria en España y la Siberia en Rusia tienen aparente origen provocado por manos criminales; estos fuegos se expanden gracias a las sequías y las altas temperaturas de cada verano. Esto afecta también a EE.UU. y Canadá. Sus leyes tienden a ser cada vez más drásticas ante estos hechos, pues muchos incendios no solo destruyen áreas naturales, sino propiedades públicas y privadas, e incluso causan daños y perjuicios a muchos ciudadanos. Los más extremos son las pérdidas de vidas humanas, como el terrible caso en Pedragão en el que una lengua de fuego calcinó varios autos con sus ocupantes en cuestión de minutos. Criminales puros.
Perú y toda Latinoamérica han sido muchas veces pasto de llamas no solo por los foráneos, sino por sus mismos habitantes. Muchas áreas naturales han sido arrasadas no solo por la ignorancia de pequeños agricultores, sino por mucha gente inescrupulosa, sean mineros legales e ilegales, ganaderos, agricultores, traficantes de terrenos, entre otras personas a las cuales la preocupación por lo social los tiene sin cuidado. Tratan al patrimonio natural como al cultural de la misma manera: una zona protegida es un gran estorbo para sus apetitos económicos, como lo puede ser un área arqueológica intangible. En una oportunidad oí un comentario que Chan Chan era terreno desperdiciado y que era más rentable demolerlo para hacer un mall (ahora en decadencia, ver caso Walmart) o lotizar el terreno para viviendas. Pero no nos asombremos de lo sucedido, pues basta ver que mucha gente simpatiza con estas ideas e, incluso, niegan que estos hechos causen algún daño social o ecológico. La ignorancia es atrevida y avanza inexorable. Por eso, no se entendería que muchos hayan puesto en el Congreso a lobistas contrarios a propuestas socioecológicas, o que grandes países del orbe, como USA y Brasil, hayan colocado en sus respectivas casas de gobiernos hombres hechos a la exacta medida.

domingo, 8 de julio de 2018

A MERCED DEL FUEGO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DOMINGO 08 DE JULIO) DOS GRANDES INCENDIOS EN LO QUE VA DEL AÑO


Trujillo sufrió un nuevo siniestro realmente dantesco. En enero de este año, tuvimos un incendio en la urbanización Palermo en una zona densamente comercial en la que la informalidad y la temeridad actuaron juntas para que diez tiendas se calcinaran por completo. Ahora fueron pasto de las llamas varios restaurantes, un hotel, farmacias y ópticas, y la bella casa republicana que los acogía.
En otras latitudes, los incendios pueden tener un origen natural: sin ir muy lejos, hace dos años, diversas zonas de bosques en la sierra peruana (como Laquipampa en Lambayeque) se vieron afectadas por fuegos forestales debido al intenso calor y una leve sequía que permitieron que los fuegos se extendiesen sin control rápidamente. Estos fenómenos catastróficos se tornan fácilmente en mortales como sucede con los devastadores incendios en California (prácticamente cada año) o el acaecido en Portugal el año pasado cuando ráfagas de viento caliente y llamas (tormenta ígnea) “envolvieron” una carretera (Nacional-236) calcinando muchos vehículos con sus ocupantes. La cifra de muertos ascendió a 69. En los países que sufren estos fenómenos climáticos tienen una alta cultura de la prevención, pues un incendio forestal se vuelve generalmente incontrolable. Sin embargo, se ha visto que muchos de estos incendios son provocados por agricultores (como sucedió en los alrededores de Machu Picchu); por traficantes de tierras (Pomac u otros bosques secos); lastimosamente, por pirómanos; o por turistas descuidados que hacen fogatas que se tornan en la destrucción de bellas zonas como acaeció en Torres del Paine del lado chileno. El factor humano se vuelve decisivo.
Y es el factor humano el que ha causado los siniestros que los trujillanos hemos tenido en lo que va del año. Instalaciones deficientes, construcciones inadecuadas, uso incorrecto de material inflamable, robo de elementos de seguridad (cables u otros utensilios); e, incluso, basura acumulada. Todos estos factores pueden propiciar un incendio. Basta ver las tomas que emitía un dron durante el incendio en las que se podía ver los techos aledaños, algunos con todo tipo de basura de naturaleza inflamable (cartones, madera, plástico). El incendio desatado en Palermo se originó en un espacio que no tenía medida alguna de seguridad. A raíz de este incidente, se procedió a aplicar medidas drásticas con ciertos locales y edificaciones de alto riesgo. Pero por nuestra actitud populachera y por la contemplación impropia que nos tenemos como sociedad, reaccionamos inadecuadamente ante las acciones correctivas necesarias. Pensamos que son draconianas; luego, durante y después del desastre solo nos queda la lamentación de los porqués de nuestra mala suerte. Una mala suerte propiciada por nuestra falsa ignorancia o nuestra dejadez intencional. Un incendio que nos está desnudando como sociedad. Una sociedad que prepara más incendios por venir.

domingo, 25 de junio de 2017

TROGLODITAS PERUANOS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DOMINGO 25 DE JUNIO) A PROPÓSITO DE INCENDIO LAS MALVINAS, BUTTERS, ALARCÓN, CASTAÑEDA

La semana que culmina ha sido el escenario de eventos que nos han desnudado como una sociedad con grandes carencias. Diversas acciones hechas por variados actores han mostrado el lado más vil que el ser humano puede mostrar diariamente. Día a día cientos de miles de peruanos sufren barbaries diversas por parte de otros compatriotas que no ven en ellos a personas sino rivales primitivos, piezas de un engranaje de intereses personales o incluso pedazos vivientes de carne a los cuales hay que sacarles el máximo provecho.
Un incendio desastroso o un comentario sobre un jugador de fútbol del equipo rival han sido leves desencadenantes de la vergüenza social que soportamos permanentemente. Comentarios humillantes forman parte de nuestra interrelación social y tratamos al otro como un objeto carente de respeto. Lo sucedido con cuatro trabajadores en el lamentable incendio en las galerías Nicolini en la zona comercial Las Malvinas es una muestra del trato que damos y recibimos cotidianamente. La situación ha desnudado una verdad por todos conocidas: la explotación laboral. Miles de personas reciben trato vejatorio, aprovechado por la necesidad de tener un empleo. Diversas modalidades laborales avalan situaciones denigrantes (recorte de derechos, por ejemplo), las cuales son aceptadas por diversos trabajadores que prefieren callar a perder el puesto obtenido. Un local clausurado por las condiciones de seguridad, el encierro de trabajadores bajo llave, las horas extras no remuneradas, un largo etcétera de una verdad sabida pero no oficialmente aceptada. 
El incidente desatado la semana pasada por un dizque periodista deportivo, Philipp Butters, encendió el llano de las comunicaciones. Muchos rieron ante sus destempladas declaraciones. El susodicho, lejos de corregirse ante sus declaraciones, arremetió incluso contra el Ministro de Cultura insultándolo como lo puede hacer un patán. Este personaje ha tenido desafortunados comentarios con otros compatriotas como las comunidades selváticas que tuvieron que desplazarse forzosamente a vivir a Lima y perdieron sus propiedades en otro lamentable incendio. Tildados como ciudadanos de segunda (recordemos a AGP), según expresiones de este inefable periodista, fueron insultados prácticamente por su condición de provincianos, habiendo olvidado que él mismo era uno más en la capital. Como escupir al cielo.

La sofisticación de estos hechos se condensaría en la libertad de Alberto Fujimori. Una mayoría congresal conformada con tanto personaje mediocre y arribista, y de comportamiento casi cavernícola obtendría su objetivo, luego de haber humillado a diversas autoridades políticas; mientras un personaje controversial como el Contralor Alarcón sigue impávido en su puesto. Estaríamos, pues, ante la legitimación de la sociedad troglodita peruana. Hora de hacer rectificaciones.

domingo, 27 de noviembre de 2016

FUEGOS QUE MATAN. ARTÍCULO PARCIALMENTE PUBLICADO EN EL DIARIO LA INDUSTRIA DE TRUJLLO 20 DE NOVIEMBRE

Hace tres semanas escribí en un diario local un artículo de opinión sobre el valor de la vida en el Perú. En ese entonces, me motivó escribir el mismo por la triste muerte de tres bomberos en un misterioso incendio en Lima aún no del todo esclarecido. Pocos días antes se había difundido por las redes un estudio realizado por William Chopik de la Universidad Estatal de Michigan (https://www.indy100.com/article/psychopaths-countries-map-world-empathy-least-seven-lowest-7363926), en el cual se ubica a la sociedad peruana como la tercera más empática a nivel mundial. El informe resulta de lo más irónico por la forma en que nosotros concebimos la seguridad y la prevención, medidas precisamente para velar la integridad de los demás y de uno mismo. De mantener ese criterio, la sociedad peruana debería de estar entre las más protectoras de la vida humana. Sin embargo un nuevo incendio este último miércoles nos salta en la cara. Así pues, todo lo que ha sucedido y viene sucediendo en nuestro país es una muestra que desmiente la posición de una sociedad altamente empática.
A lo largo de la historia peruana han sucedido diversas tragedias y desastres, muchos naturales, otros provocados por la mano del hombre, sea por intención o por descuido. Los desastres naturales son por ahora inevitables, pero la falta de previsión y el relajo en las medidas de seguridad en diversos procesos y protocolos hacen que un desastre sea altamente mortífero no por acción natural, sino humana. Los siniestros o incendios en construcciones no son de origen natural o, como aducen algunos, divino; son producto las más de las veces de la irresponsabilidad, la corrupción, la mala fe o la ignorancia de personas encargadas de dichas medidas. El uso de ciertos materiales, el otorgamiento de licencias de manera oscura, el robo sistemático de ingredientes o el uso excesivo de ciertos materiales que deberían estar de baja son algunos de los factores nada naturales que han sido grandes causantes de tragedias que comienzan con un cortocircuito, el desgaste de cables, la acumulación de material inflamable, etc. La negligencia humana está, además y hay que resaltarla, en la actitud de conmiseración que se tiene ante ciertas situaciones que sabemos son altamente riesgosas: un ejemplo de ello es el comercio ambulatorio que es permitido y hasta justificado para permitir que diversas personas puedan llevar un pan a sus hogares, cuando en realidad pueden llevar la muerte a otros. El caso de Mesa Redonda aún resuena para muchas personas, pero para otras no pasa de ser una anécdota hasta que esperemos otro gran incendio que cause la muerte de 277 víctimas. Entonces se volverá con eterna letanía y la búsqueda de culpables. Pero más irresponsable es el caso de diversas empresas que con el fin de reducir costos no titubean en “sacarle la vuelta a las normas” con el fin de incrementar sus ganancias adosando su irresponsabilidad a la vida de sus empleados, obreros o clientes. Basta darse una vuelta para ver las condiciones con las que ciertos locales de expendio masivo, centros comerciales, tiendas de departamentos en las que fueron inaugurados y en las que se encuentran ahora. Veremos puertas selladas, escasez de grifos o extintores, material inflamable que reemplaza a uno más seguro pero caro, un largo etcétera que valdría pena revisar, cuestionar y actuar antes de convertirse en un nuevo crematorio de inocentes.

Así ya podremos decir que somos una sociedad altamente empática.

APAGANDO Y AVIVANDO INCENDIOS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 20 DE NOVIEMBRE)

En las últimas semanas, en nuestro país y en el mundo hemos visto surgir incendios naturales así como incendios figurados de corte social, político o económico. Estos acontecimientos han hecho que nuestras sociedades  (no solo la peruana) hayan experimentado diversos tumbos que vale la pena hacer un alto para reflexionar.
Los incendios son un reto permanente para la humanidad. Las causas naturales no son tan  diversas, pues están más relacionadas casi siempre con la sequía. En este fenómeno, hemos compartido y compartimos tristes experiencias con Bolivia, Portugal, España, Israel, Italia, Australia, EEUU, entre otros países. Pero, las provocadas por los hombres son más variadas: sequía por sobreexplotación de recursos, mal uso de cultivos, contaminación, ignorancia y, en muchos casos, angurria humana para convertir un rico suelo natural en uno eriazo para ocupación habitacional. La relación entre bosques y el grueso de la humanidad en los últimos siglos no ha sido nada grata para los primeros. La palabra “deforestación” ya es un vocablo importante en las situaciones de riesgo y que atentan contra nuestra seguridad en general. Y esta situación provoca los otros incendios: los económicos, políticos y sobre todo los sociales. La deforestación por fuego (que suele volverse incontrolable) es un recurso rápido no solo empleado por campesinos sino por traficantes de tierras.  Aún quedan en el recuerdo los incendios forestales que amenazaron Machu Picchu en octubre del año pasado. O el lamentable suceso de octubre del 2009  en que varios inescrupulosos traficantes de terreno intentaron ocupar varias hectáreas del famoso bosque de Pómac (Lambayeque) para luego quemar los algarrobos. El desalojo de esos desalmados le costó la vida a tres policías.
Hace dos semanas estuve en Laquipampa, un refugio de vida silvestre, ubicado también en Lambayeque, que mantiene un delicado equilibrio entre la agricultura y los bosques naturales. Estuve conversando con el promotor de esta ruta turística; comentó sobre las estrategias aplicadas con la población rural con el fin de generar una serie de cambios en las costumbres de los pobladores y visitantes de esta zona ubicada en la interesante sierra lambayecana. La propuesta es bastante simple y compleja a la vez: convertir un recurso natural en el eje económico de toda una población. Este lento proceso debe de culminar en una toma de conciencia local de cuidar su patrimonio. El poblador se vuelve en un celoso guardián de su recurso. Muchas comunidades ya han ido asumiendo estas posturas generándoles confrontaciones con diversos poderes económicos o políticos. Pero les faltan otros recursos más para la prevención.
Recientemente he leído con pena que Laquipampa estuvo luchado contra diversos incendios forestales, algunos incontrolables. Y me viene a la mente los bellos parajes que visité y a la gente amable que conocí. Espero que, como el ave Fénix, resurjan de sus cenizas.