La población infantil y juvenil es un segmento social y
demográfico muy extenso y bastante vulnerable. Es un campo atractivo para los
estrategas de marketing y esto nos hace entender por qué la publicidad y los
segmentos comerciales juveniles e infantiles pueblan las pantallas y los
parlantes de cualquier medio de comunicación; incluso su presencia va más allá
de los horarios anteriormente identificados como adultos, pues se filtran con
cierta facilidad al haber un público adolescente que “pulula” libremente en
esas franjas horarias. Y son potenciales consumidores. Estamos hablando de una
gran masa de consumidores natos, cuyos filtros de realidad no son del todo
estables y diversos objetos y servicios han ocupado los roles tradicionales
conferidos a los padres de familia.a
Este gran peligro es lo que permite entender por qué la
droga, como cualquier otro agente de atracción sucedánea, es interesante para
esta población vulnerable, la cual ha desarrollado escasos o débiles controles
de censura o de auto represión. El mundo infantil y el juvenil se encuentran
libres de alcanzar el mundo del adulto sea por permisividad o por debilidad del
mundo adulto, el cual es aprovechado por los inescrupulosos. Cualquier
comerciante sin reparos lo sabe y encuentra las fórmulas fáciles para que un
padre de familia, agobiado por diversos problemas o remordimientos por su
escaso rol, acepte comprarle a su pequeño hijo el Ipad de última generación, la
ropa de marca, los primeros cigarrillos; luego, en el descontrol, el joven
crece en espacios sin límites que le permiten acceder a todo tipo de sustancias
que incrementen esa necesidad de un consumo desbocado; entre ellas, las drogas.
También hay una débil educación de salud, cada vez es más
sorprendente la libertad como los padres tratan las enfermedades de sus hijos:
los medican de acuerdo a su experiencia. Cada vez más jóvenes toman pastillas
para tratar cualquier síntoma sin que medie consulta médica alguna. El ingerir
medicinas en nuestra sociedad no está mal visto. Los jóvenes pueden tomar
ansiolíticos o tranquilizantes de una manera alarmante. Esta es una forma
frecuente de consumo irregular de sustancias a la cual debemos de llamarla por
su forma básica: adicción. Ni qué decir del alcohol, el cual es fomentado
sutilmente por medios publicitarios que ha identificado claramente al segmento
de “´patas”.
También está la cultura del dinero fácil que ofrece este
mundo. Muchos jóvenes vieron en Gerald Oropeza, un personaje de éxito, palabra
clave que tiene una peculiar acepción en el mundo actual del facilismo y del
dinero rápido. No se mide riesgos; se aspira a ser un joven de éxito inmediato,
de autos lujosos, chicas de la TV estilo Esto es guerra. La frontera entre el
bien y el mal se diluye y la balanza se inclina por el ejemplo.
Un mundo de presas fáciles a disposición de los comerciantes
de drogas.