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Trujillo, La Libertad, Peru
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domingo, 29 de octubre de 2017

CAÍDA LIBRE (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DE TRUJILLO DOMINGO 29 DE OCTUBRE) PABLO DE LA FLOR, VIOLACIONES, CENSO...CAÍDA LIBRE

La semana que acaba estuvo plagada de hechos lamentables en el marco de una serie de inacciones políticas que han generado rechazo y protestas en el tejido social.
Todo empezó con la cuestionada efectividad del censo nacional, cuyo principal objetivo era recoger una base de datos más actualizada de un país que está experimentando fuertes cambios sociales. Esta serviría para planificar, pues se contaría con una información actualizada que intente dar una mejor radiografía de la sociedad peruana. Un censo es un proceso complejo y extenso, pero que permite a una institución (en este caso, el Estado peruano) tener un panorama más claro del tejido socioeconómico y cultural del país. Un censo, de ser bien estructurado y planificado en su extensión, levanta información valiosa para el que lo organiza. En su planificación la batería de preguntas es crucial, ya que se obtienen datos precisos para los sectores que conforman, en este caso, el sistema estatal. El de este domingo 22 presentó problemas previos; peor aún en su desarrollo, al evidenciarse las fallas del proceso (la planificación fue, en algunas zonas, desastrosa) y la presencia de una universidad cuyo líder se ve envuelto en frecuentes escándalos de corrupción y tienta el sillón presidencial. La tormenta mediática causó, dos días después, la renuncia de Aníbal Sánchez, jefe interino del INEI.
Fuera de las irregularidades, hubo un incidente que está mostrando esa cara de nuestra sociedad que oculta sus vergüenzas: la presunta violación de una censista en Villa El Salvador. El potencial acusado está en prisión preventiva. Sin embargo, la reacción de diversos sectores ha sido interesante y cuestionable. Cierto es que hasta no se compruebe el hecho, no existe culpable; pero nuestra tendencia es hallar más evidencias de culpabilidad en la víctima que en el autor del hecho. Basta recordar los inauditos argumentos de algunos congresistas que votaron en contra (16) o se abstuvieron (8) para ajustar más la ley para combatir la violencia familiar y de género. O la posición expuesta por el periodista Christian Bayro, merecedor de críticas de sus mismos colegas. O las desencajadas declaraciones de Maritza García, quien renunció a la Presidencia de la Comisión de la Mujer del Congreso. Las razones esgrimidas en esa lamentable sesión del 04 de octubre que presentan a la mujer con visos inherentes de culpabilidad sintetizan la lógica de mucha gente en nuestro país. Quizá bajo esta sugerente perspectiva podamos atenuar el triste ranking de violadores que sitúa al Perú en un puesto privilegiado.
Cerrando la semana, la renuncia de Pablo de la Flor a la entidad responsable de la reconstrucción. Cabe recordar que hasta la fecha no se dan evidencias del millonario gasto preventivo del supuesto Niño del 2016 otorgado por el gobierno de Ollanta Humala a los actuales gobiernos regionales, ni se ha saneado legalmente la situación de zonas de riesgo (siguen ocupando las zonas declaradas de alto riesgo); quieren reconstruir sin propuestas coherentes y coercitivas. Después tendremos los consabidos lamentos de siempre y los bolsillos llenos de algunos.

  

domingo, 19 de junio de 2016

LAS RAÍCES DEL ODIO (PARCIALMENTE REPRODUCIDO EN EL DIARIO LA INDUSTRIA TRUJILLO DOMINGO 19 DE JUNIO)

El reciente y lamentable suceso acaecido en la ciudad de Orlando, EEUU, o lo sucedido con el asesinato de un joven travesti  de 15 años en La Esperanza, Trujillo, son muestras de las diversas manifestaciones de los sentimientos más oscuros que movilizan el comportamiento humano. En el caso norteamericano, todo apunta a que el móvil no ha sido una acción terrorista de carácter político, sino que sus raíces se funden en el odio al otro. Este sentimiento, definido por la RAE como la antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea, genera una profunda repulsión hacia una persona, cosa, idea, fenómeno; e incluso provoca en la persona que odia un deseo vesánico e irracional de destruir a su objetivo. El odio se origina, generalmente, en el miedo a lo que rechaza. Para entender más el hecho que segó la vida de 50 personas tomo prestado el siguiente párrafo del ensayo Odio y racismo en la institución imaginaria de la sociedad globalizada del Dr. en Filosofía Harold Valencia López de Colombia: “El odio al otro […] se instala a través de dos canales. Un canal se dirige al otro (objeto) real, como revés de la imagen positiva de sí mismo. El otro canal refracta en odio a sí mismo, porque el YO como fabricación social es uno de los primeros extranjeros en uno mismo. Es el extranjero que habita en mí y que el proceso de socialización me ha forzado a alojar, […]. Este odio de sí mismo tiene como característica su universalidad, y el sujeto necesita desplazarlo hacia objetos exteriores para poder sobrevivir. Desde esta óptica, hay una tendencia profunda de la psique humana de encerrarse, de rechazar, odiar, de sentir con hostilidad todo lo que no es ella misma, lo otro, lo distinto lo que representa una amenaza, un peligro. Esta tendencia […] es generalmente reforzada […] al conjugarse con la otra tendencia profunda de las sociedades […] a su clausura. […], la tendencia al cierre de toda sociedad, a hacer imposibles ciertas preguntas, su rechazo y hostilidad frente a lo extraño, al extranjero. […] la podremos denominar la raíz social del odio.” (pág. 4, subrayado es mío http://www.ub.edu/demoment/jornadasfp2009/comunicaciones/3_miercoles/valencia-harold-odioracismo.pdf)
Así podemos entender que las denominadas minorías alojan el odio de los demás en los miedos colectivos, manipulados por diversos intereses como los económicos, políticos, religiosos que toman esas características de la universalidad de las minorías; estas pueden ser de toda índole: racial, lingüísticas, generacional, geográficas, de clase, de género. Simplificamos en las minorías nuestros miedos-odios fortalecidos por las construcciones sociales. Y así crecen los miedos sociales como la homofobia o la xenofobia. Da pseudo fundamentos al racismo y la intolerancia religiosa, a la discriminación laboral y a la generalización ramplona de un grupo humano. La sociedad peruana, en cierta manera, resultó siendo violenta por su pasividad ante la terrible masacre con los peruanos que reunían ciertas características: pobre, quechua hablante, indígena. NN para la mayoría de la sociedad urbana costeña.
Estos miedos y odios son aprehendidos por diversos medios: el hogar, el grupo social, los medios de comunicación e, incluso, políticas de Estado, como lo fue el Nazismo como modelo más sofisticado de exterminio. Incluso todos los niveles estructurales de esa sociedad funcionaron para justificar exterminios: desde la filosofía hasta la forma de producción (llámese campos de concentración). Los odios están latentes y esperan una coyuntura para “exorcizar sus demonios” y están presentes en nuestra sociedad: así entendemos las barras bravas o la muerte de dos policías en la sierra liberteña.

Pero es la Educación la verdadera herramienta que puede contrarrestar esos desbordes. Por eso debe de ser prioridad en una nación que quiere cerrar heridas y tender puentes a las minorías con las mayorías. Proceso lento, pero urgente.