Y la bomba estalló ante la
sorpresa de millones de peruanos. Lo dicho a sotto voce salió a la luz; y de qué manera. Las declaraciones dadas por Dionisio Romero hijo el martes último
ha abierto toda una gran veta de investigaciones en el mundo de la corrupción
política peruana durante las campañas electorales de las últimas décadas y sus
consecuencias que han devenido, qué duda cabe, en leyes que tenían nombre
propio. La madeja Odebrecht nos está mostrando, paso a paso, todo un telar de
oscuras influencias que se han estado mostrando a lo largo del turbio accionar de
los gobiernos que ocuparon el sillón de Pizarro en los recientes años que se
podrían ampliar a tres lustros. Todo cabe en lo posible.
En los últimos años, grupos
empresariales han estado apostando, quizá bajo el paraguas de la megaempresa
Odebrecht, a colocar los candidatos fichas que se adecuen a mantener un statu
quo que los favorezca. En el juego de intereses y movidas de la fangosa
política nuestra, las pullas eran lanzadas contra ciertos rivales fastidiosos construyendo
temores y pánicos en torno a Ollanta Humala, por ejemplo, fomentados por la
media como el que se montó en la prensa, radio, televisión y media virtual
peruana. Las columnas de opinión y las entrevistas de ese entonces rayaban con
lo apocalíptico. Las contiendas con AGP en la primera intentona y con Keiko en
la segunda fueron interesantes. Mientras, la danza de los millones iba
corriendo de manera subterránea. Millones que iban con etiqueta de pagos a
futuro.
Muchas personas argumentan que
la participación de aportantes empresariales es válida en tiempos electorales;
pero muchos de estos fondos fueron sistemáticamente negados reiteradas veces
tanto por los candidatos como por los donantes. La actitud negacionista de
Keiko ha quedado invalidada por las declaraciones que diversos empresarios están
haciendo. Se construyó toda una argumentación en base a la mentira y a la
negación, puesto que este apoyo no era del todo desinteresado; este iba a
significar réditos para los “donantes”. Estaban dando puntadas con hilo. Los
octógonos es uno de esos hilos. Ahora cabe la sospecha de los gobiernos de AGP,
quien también recibió un generoso aporte para luchar contra la marea chavista
de Ollanta Humala; del mismo Humala, el cual ha sido más expuesto que los
demás; y los aportes para PPK en su efímero gobierno.
Los seguidores y candidatos de
Keiko deberán estar, supongo, cuestionando su lealtad a una persona que, parece
ser, ha hecho una forma de vida de esta modalidad. Su situación puede explicar ciertos
desbandes y sacrificios de su partido. Los retornos de alas duras para salvar
el rostro de una persona venida a menos encajan en el rompecabezas que ya tiene
sentido. Así se entiende lo que decía Martha Chávez en una entrevista: “con lo
que estamos viendo, quién se va a arriesgar a aportar en las campañas
electorales”.
Siembra vientos y cosecharás
tempestades.